Cita en las aguas termales o una oportunidad para... [Priv- Reiji]

Eres tú el que no se entrega al 100%; conteste automáticamente en mi mente, ¡ah! que rápida era en estas situaciones. Cuando dijo lo segundo y ceso sus movimientos, en ese momento preciso, especule sobre mis acciones.

En mi privilegiadamente mente, sujeto su mano y la llevo de nuevo a ese lugar que antes gozo de sus caricias, para sugerirle que continúe, porque siendo sincero me deleite sintiéndolo de esa forma y es algo que no quiero que se detenga, por supuesto el Reiji de mi mente es mucho mas colaborador y por ello cumple mis deseos, llevando mi mano a su entrepierna para que ambos disfrutemos, conociéndonos de esta forma tan personal, en donde la realidad me ha discriminado.

La escena a continuación a describir ha sido censurada, porque mi mente a veces me sobrepasa y no quiero herir susceptibilidades.

Mis largos dedos, se aproximan a su entrepierna de a poco, mis yemas que se han tornado sutilmente frías por la humedad mezclada con el aire que nos recorre, rozan esa parte corrugada y delicada, separándose al sentirla y dibujándolo en el aire, imaginándola; después se apodera de ella como si fuera algo inevitable, atracción dirían unos y yo ¿cómo se los refuto?

Bajo delineando esas diminutas divisiones, con las que mi tacto da sin problemas, me demoro unos momentos acariciando aquellas líneas, magnificas líneas que dan paso a esas formas que me excitan. Mi tacto que parece ahora dirigirse solo. Le eleva hasta la punta, calculando el tamaño y luego lo acaricia con el pulgar, pues aquí mi pulgar es privilegiado, fricciona y luego presiona, estimulando esta parte suya y entonces…regreso a la maldita realidad, quedándome con estos pensamientos como alucinaciones y creo que estoy siendo amable, conmigo mismo.

— Está bien — le sonrío falsamente, ocultando mis iris bajo mis parpados que se tornan curvos y que hacen juego con mi sonrisa cheshiresca (por llamarla de alguna forma) sigo con mi mirada al frente y me entono por última vez para pedirle que: — adelántate, yo me tardo un poco todavía — no, no estoy molesto, estoy desilusionado, pero supongo que solo son mías estas ansias por sentirlo que me están devoran a bocanadas, sí, eso debe ser.

Tengo tantas cosas en la cabeza, tantas cosas que quisiera decirle y reprocharle y prometerle... No. Basta ya. Utilizando la fuerza de mi cuello agité levemente la cabeza y frunciendo el ceño, apretando los labios y la mandíbula le dí "reset" a mi autocontrol... Dejé mi mente en blanco aunada con mi cuerpo hormigueado, sintiendo como cada poro comienza a volver a la normalidad rápidamente por esa fuerza.

Guardé silencio. Estaba decepcionado de mi mismo. Y no había otra palabra que pudiera describirme mejor. Era una total decepción. Sonreí amargamente, quizá por fin se había dado cuenta de que yo no valía ni 10 centavos, y que por supuesto, yo no era merecedor de tal amabilidad, de tal cariño, de tal maldita atención que ahora me resultaba jodidamente necesaria. ¿Por qué? ¿Por qué es que nuestros corazones rotos, nuestras mentes desquiciadas siempre piden y ruegan por alguien que las consuele? Es raro... es sumamente extraño. No puedo describirlo aún mientras intento.

Pero en fin... hago caso a sus palabras, levantándome del pequeño banco, fijando completamente mi mirada en su espalda un tanto arqueada. Estudié en cuestión de segundos las formas de sus costillas y su espina dorsal, incluso aquella toalla ahora parecía tener cierto tipo de vida, y por supuesto que me las estaba jugando de malas, ¿o es que acaso los condenados tienen un lugar adónde ir? ¿Habrá un cuarto en donde habiten todos los que necesitan no una, ni dos, sino infinidad de oportunidades?

Vaya, qué imbécil soy ¿no es así? Lo sé. Lo sé de antemano. No necesito que alguien más me lo diga. Pero ya... no volveré a ser el Reiji de hace 5 minutos. Jamás se puede regresar al pasado. Y lo único que me queda es no arrepentirme o sufrir por ello toda la vida como hago con otras cosas. Sinceramente, prefiero lo primero.

Con ésta idea en la cabeza, y sólo con ésta, reacomodo la toalla sobre mi cintura, apretándola un poco para fijarla con mayor precisión; doy media vuelta y me encamino hasta donde el conjunto de agua sobre ese lugar es llamado "termal". Me introduzco en ella sin mueca de gusto o disgusto sobre la diferente temperatura (para mi el dolor físico no existe) y dejo que cubra la mayor parte de mi cuerpo, incluso la boca. Cierro los ojos y me aparto del mundo, de él, de mi alrededor. Necesito dejar de pensar.

Lo vi irse, sin deseos de detenerlo, tal vez, eso era lo mejor, tal vez era mejor que nos relajáramos y pensáramos con calma, aunque confieso que quería relajarme a su lado, es más lo hago.

Cuando me encuentro solo, pienso en enfriarme, por lo que vacio sobre mí, un par de cubos con agua, y así el liquido frio me ayude a devolver mi cuerpo a la normalidad, recordando el porque estamos aquí, realmente deseaba pasar mi tiempo con Reiji porque él se ha convertido en lo más importante y hay tantos detalles que desconozco de su personalidad, casi nunca lo he visto sonreír o estar maravillado con algo, quería que me enseñara eso, independientemente que tuviésemos algún contacto físico, era su alma a lo que quería acercarme. Pero parece que lo he echado a perder, mis bajos deseos me han ganado y…

Suspire, cuando ya estaba listo para ir a los termales, con mi cuerpo en orden y mi parte baja casi helada, adormecida, era mejor estar así, por ahora.

Afirme mi toalla y me dirigí para hacerle compañía, deteniéndome para contemplar el paisaje, donde el vapor parecía apropiarse de todo, ocultando los frondosos árboles que aunque eran pocos, parecían batallar para no salir de escena. Baje entonces mi mirada buscándole y su espalda me ayuda para localizarlo, me acerco y me inclino justo detrás suyo, después le hablo: — Es un hermoso lugar ¿no crees?— le sonreí a la par que estire mi cuello seguido por mi columna para tratar de verle el rostro, pero con mala suerte, por lo que me incorporo y doy 5 pasos exactamente, 5 pasos que ahora nos separan, examino el lugar rápidamente y entro al agua, acomodándome y resintiendo un poco en mi piel el calor del liquido, ante el cual minutos después me acostumbro, suspiro calmo y le hablo de nuevo: — por cierto... ¿quieres jugar?— le sonreí de nuevo, tratando de oxigenar la atmosfera, porque lo que menos quería es hacerlo sentir incomodo.

Privado de toda emoción, de todo sentir y de cualquier sonido presente me hago de fuerza, de poder, de tranquilidad y de cierto vacío, por su puesto, tan vívido para mí. Al menos, sé que ahora podré estar sereno, disfrutándo de ésta paz y ésta seguridad, aunque sea unos días, un momento... tan sólo un minuto quizá.

El tono de su voz resonando entre mi oído hace que me "despierte" por así decirlo, sin embargo, es una pregunta vaga, una que no quiero responder puesto que tiene muchísimo tiempo que no me dedico a mirar un paisaje apropiadamente, quizá he vivido con tanta prisa, tanta presión y alojamiento que jamás pude detenerme a repasar en los colores, en las texturas, en su composición y mucho menos en mi interpretación de éstas. Soy un maldito vago y no tengo ninguna expresión para el arte o la figuración de un lugar.

Pero oh... de nuevo vuelve a preguntarme, seguramente necesita que le preste atención y como no pienso negarsela (por completo) abro mis ojos sorprendiéndome de la luz antes cubierta por los parpados, ésta me lastimó ligeramente pero segundos después ya estaba bien; levanté el rostro y sin alegría o tristeza o algún otro "síntoma" en el rostro le dije: -Es un baño no un balneario. -me encuentro sentado sobre mis propias piernas, por lo que me acomodo un poco, poniendo mis manos sobre mi regazo, moviendo incontrolablemente el agua caliente que parece surtir efecto en mi cuerpo (es jodidamente relajante). ...No quiero decepcionarle, ni dejarle de hablar por lo que doy una cuestionante, cerrando los ojos de nuevo: -¿A qué jugaríamos, porque no me vas a dejar solo, no es así? -éstas palabras tienen doble filo, y de alguna u otra forma yo...

Reí por su primera respuesta: — Es cierto es un baño — levante mi rostro mirando al cielo y acomode mis hombros, recostando mi espalda sobre la piedra ígnea, extendí mis brazos fuera del agua y luego los flexione, acomodándolos en el borde, con las manos cayendo relajadamente dentro del termal.

Escucho su inquietud y le expreso mi idea, aun mirando al cielo — es de preguntas. Tú preguntas algo y si es verdad, me acerco y se es mentira me alejo, por supuesto a turnos intercalados y siendo lo más sincero posible— me gire y lo vi en las últimas palabras, esbozando una sonrisa, mientras seguía sintiendo el agua caliente, que calmaba mi piel y conseguía relajarme.
Decido entonces agregar un dato extra — todas las preguntas son validas, todas, claro si no te molesta — me sonreí más ampliamente, recordando que tenía un límite de tiempo en mi caso, ya que los termales después de un tiempo producen mareo por el calor, aunque Reiji parecía más que perfecto, lo cual me asombraba

Abrí sólo un ojo, sí, sólo uno y lo primero que percibí fue una sonrisa bastante amplia por su parte. ¿Qué era tan divertido? ¿Estar en esa posición? ¿Verme? ¿el agua? ¿Qué... qué cosa te parecía tan divertida Mikado?

En fin, no me pareció mala la idea pues me daría puerta abierta (totalmente) a su vida, a su pasado, a sus recuerdos. -Vaya, ahora que lo pienso o eres un masoquista, o no me tienes miedo, o me quieres demasiado. ¿Entiendes lo que eso significa no es así? -pregunté, haciéndole notar su amplia disposición. De mi parte no creo que tenga que agregar mucho puesto que me conoce, o al menos tiene idea de quién fui, quien soy... y qué me sucederá si no me cuido la espalda.

-Está bien. Si estás de acuerdo, empiezas tú. -recargué la cabeza con cuidado sobre la superficie hecha de piedra mientras esperaba ser cuestionado.

—¿Por qué pareces incomodo? — solté la pregunta casi inmediatamente que accedió a jugar.

Eso era algo que me tenía preocupado, tal vez hice algo que le incomodo y era lo que menos quería. Quería estar a su lado y si este tonto juego conseguía expresarse mejor que mis palabras y acciones de antes, no me importaba jugar y hacerla de payaso si era el caso.

Aún así, estaba en desventaja, mis conocimientos sobre Reiji Azuma eran escasos, por no decir nulos, conocía algo de su triste pasado pero por miedo a lastimarlo y hacerle revivir algo más me detuve quedándome en la sombra.

Solo tenía bajo mi control la primera pregunta por lo que tendría que improvisar después de esa, valiéndome de lo que me dejara notar en sus respuestas y como se darán cuenta, en la primera pregunta no hay nada de eso, así que de por sí ya he fallado, supongo que tendré que pagar, aunque pasado el tiempo me las arreglare para quedar a su lado, eso es algo seguro o eso me gustaría decir, porque mi mente me tortura recordándome que tengo un límite de tiempo para conseguir que Reiji regrese a ser como era cuando llegamos y eso me tuerce los planes.

Abrió el otro ojo, un tanto sorprendido por la velocidad de su pregunta. ¿Ya tenía planeado todo ésto, no? -¿Hmm? ¿Incómodo? ...No. No estoy incómodo, lo siento, mi rostro a veces no muestra expresión y quizá podría percibirse como inconformidad, pero no... Mikado, estoy relajado. -aseguró, mientras aligeraba sus pies y daba unos cuantos pasos, acercándose a él- ¿Así era el juego, no? -mencionó antes de que quisiera reclamarle, pues según él en eso consistía.

El agua caliente estaba surgiendo efecto en mí, calentando sutilmente la piel que me cubria el cuerpo. Levanté una mano y le quedé viendo, realmente me perdí en la forma de mi palma, y me pregunté instantáneamente qué formas tendrían las suyas. ¿Serían parecidas? -¿Qué parte de tu cuerpo te gusta más? -pregunté al aire, ya que yo, quería enterarme de eso. Quizá no era momento de entrar con cosas "personales" sino más bien superficiales, al menos hasta que él diera el primer paso pues sólo así estaríamos iguales, permaneceríamos en un equilibrio cosa que siendo una pareja así de explosiva, se necesita más que otra cosa.

Descanse por sus palabras, fue un suspiro que me quitaba la carga que llevaba, estaba aliviado y me relaje como prueba, mas en el termal.

Lo observe moverse y le sonreí, realmente solo era un paso...el chiste era contestar con la verdad y el premio era acercarse de a poco...calcule un total de 5 preguntas por cabeza, claro en el caso que todas dieran positivo, pero no dije nada cuando se movió y camino ¿por qué negarme a tenerlo más cerca antes de lo esperado?

Las hondas del agua que perturban la calma, producto de su movimiento y nueva posición, golpean contra mi piel, dándoles nueva forma, observo este fenómeno, cuando escucho su pregunta: ¿Qué parte de tu cuerpo te gusta más?

Me lo pensé un momento, pues no era de los chicos que tuviese algún tipo de gusto por alguna parte de mi cuerpo, por lo que conteste lo más sincero posible: — Realmente no tengo privilegio alguno, más bien soy agradecido, mis ojos funciona bien y lo hace igual mis otros sentidos, agradezco a mis pies que me lleven a cualquier parte y mis manos me dan de comer, el cabello evita que se me queme la cabeza y… — lo mire, como si hubiese hablado demás, por lo que reí torpemente, después tosí y por último acomode mi garganta para preguntar mientras me movía de lugar, impulsado por codos en donde me apoye para mover mi cuerpo: —¿Por qué te detuviste? — Joer, era ahora a nunca, si, debí dejarla para lo último, pero es que esta duda me estaba desgarrando, quería saber por qué dudo.

Oh, qué forma de reírse. Me provocó a mí también una ligera y corta risa, muy estúpido de mi parte si lo pienso en verdad. Reproché un poco, recalcándole algo: -Sí, hablaste de más, o mejor dicho me diste una respuesta de relleno. ¿Sabes que no soy un profesor para que me contestes un exámen, cierto? -bromeé. Estaba de buen humor de nuevo. ¿Sería a causa de su presencia, de su risa, o de que el agua tan caliente de verdad tenía efectos, que me gustaría llamar, milagrosos, en un cuerpo sin sentimientos? Quién sabe, lo daré por hecho otro misterio de la vida.

-Y... mi orgullo me impide responderte por lo que... -di un paso hacia atrás, alejándome poco de él. Qué distancia, oh, y es verdad, habías desaprovechado tu oportunidad. Así mismo, hablé de más, no para confortarle, no para que calmara su ansiedad, no, sólo lo hice para darle entendido (de antemano) que yo: -Para ser sincero, es un secreto que no pienso revelarte.

Miré hacia arriba, intentando formular alguna pregunta en mi mente, una en la que se tomase tiempo en responder pero no, estaba vacío, y como he dicho muchísimas veces anteriores, prefiero no pensar... me hace tanto daño el pensar. Sin pelos en la lengua, como dirían por allí, me aventuro a preguntarle: -¿Me dejarías hacerte el amor, aquí mismo? -joh, subidito de tono, ¿no es así? Lo siento, no puedo perder el tiempo si tú ya me lo has indicado, y no, no fue con palabras dichas por tu boca, pronunciadas con el tono de voz que tanto me embriaga y se apodera de mí.

Le miro fijamente, me pierdo momentáneamente en los ambares que tiene por ojos, en las hebras castañas que tiene como cabello, y en la forma de su mandíbula que me incita a besarle en esa zona sea o no sea erógena.

Soy un maldito ¿te olvidaste? Y además, no soy alguien a quien puedas poseer como humano pasivo. No. No soy así.

¡Sonrió! espera… ¡sonrió! No lo puedo creer, Reiji esta sonriendo.

Me quede embelesado con esa sonrisa, a pesar de lo pequeña que fue, no me importaba, era brillante, era encantadora, era perfecta.

Y yo había sido testigo único de ello, ha, ahora si se podía acabar el mundo, me importaba poco lo que pasara…o eso pensaba porque me dijo aquello del relleno en mi respuesta a lo que conteste: —de hecho fui sincero, es verdad que no tengo preferencia— le sonreí por que sentí que no necesitaba más, de cierta forma ya nos entendíamos así, sin palabras.
Entonces formulo la pregunta ansioso de su respuesta y cuando la escucho me deja más confuso aún, quería una aclaración, una explicación, pero solo se guardo las razones, un secreto, dijo, algo que no piensa revelarme. Algo se quebró en mi interior, mas respeto su decisión y así como bajo mi mirada y veo las hondas dibujarse de nuevo para alejarlo de mí, pues como habíamos quedado, debía moverse del lugar.

No tenía palabras para explicar lo que sentía, tal vez le estaba dando demasiada importancia, aun así, finjo que nada pasa y levanto mi rostro mirando al cielo de nuevo, esperando su pregunta y cuando la escuche me quede más que sorprendido.
Reaccione segundos después, llevando una de mis manos a mis labios y cubrí con esta mi sonrisa desdibujada por la presión de mi negación a reír ante lo que decía. Conteste seguido sin apartar mi mano: —Sí, lo haría—conteste sin dudas, sin miedos, sin nada, solo entregándome, más malaya mi ser, agrego un: —pero no creo que pase — gire mi rostro, a un lugar alejado de su vista.

...ah, la esperanza. Qué ilusión ¿no es así? Sí, tenía la esperanza de que me dijera que sí, que me permitiría hacerlo. Pero claro, eso sólo lo pensaba el "Reiji humano". Yo, sin en cambio sabía de antemano su respuesta.

Pero vamos, todos los humanos percibimos las cosas de diferente manera, y eso, en parte, nos hace únicos. ¿Y qué importaba si no me dejaba hacerlo? Todo estaba en la actitud en que lo tomaba ¿no es así? ...no... Probablemente habría algo más allá de todo ésto, algo más.... y yo, de terco, sí, porque eso soy, esperaba un porqué.

Me sentí estúpido, sumamente estúpido. Y como vil maldito que soy, decidí revelarle aquello, el porqué del haberme detenido de tal forma... :-Por eso me detuve. -cuidando que mi voz no se quebrase le mencioné el "secreto".... porque oh, por dentro sentía que me estaba llevando el carajo.

Volví a hacerme hacia atrás (retomando mi posición inicial), queriendo alejarme de él por un instante, qué inmune es el cuerpo, y qué dolorosos pueden ser los pensamientos. ¿Verdad? Mi error es pensar, esperar, ilusionarme... sí, ese siempre ha sido mi error. Aún cuando no he dudado al matar a cientos de personas, aún... aún espero a que mi alma pueda VIVIR aunque fuese un minuto.

Me rebelo que por ello se había detenido, y todas mis ideas se iluminaron, mi cerebro reacciono automáticamente, guiado por los impulsos eléctricos de escuchar esas palabras, encaminadas todas hacia mi dirección.

— ¡Espera un Momento Reiji…!— acerté a decir, cuando note que se alejaba, porque se me adelanto y no pude detenerle, giro mi rostro casi desesperadamente para volver a verle, debía explicarle claramente, pues no deseaba malos entendidos y señores, yo soy experto en que me malentiendan.

— Escucha, que mi barrera verbal no te confunda, por supuesto que deseo sentirte de esa forma, quiero ser poseído por ti y… — maldita sea… eso sonó tan vergonzoso, pero es amor ¿no? Y se lo estoy diciendo a quien debo, así que al diablo con todo.

Las palabas solo sabían brotar de mis labios —…no reí porque me estuviese burlando, fue felicidad inmensa, de sentirme querido de la forma en que tú me quieres, realmente es la primera vez que alguien me dice eso. — acaricie mi nuca con mi mano y mis pobres dedos con sus yemas deformadas ahora, culpa del agua. Estaba tratando de calmarme ante lo que le estaba diciendo, y mis caricias parecían conseguirlo, por supuesto no me detuve allí y ya que la situación se había puesto algo “subida de tono” decidí hacerle una confesión: — es más, esta noche pensaba tomarte sin piedad en tu habitación y hacerme de ti…pero tu pareces ir un paso a delante…— mi rostro cambio a uno serio —…y por cierto debes acercarte no alejarte, así que ven a mi lado.— lo mire con los ojos entrecerrados, y totalmente calmado por supuesto.

-No me veas de esa forma. -atiné a decir, sus gestos le hacían ver como lo que era: un joven. En cambio a mi me hacían lucir como un anciano, ¿sería que mi alma era la de un adulto mayor, amargado, dentro de un joven con una resistencia inigualable?

Ah, momentos como éste me tenía un odio profundo. Joder, ¿por qué me di toda esa explicación? Incluso su última oración me dejó indefenso, sin saber qué hacer, abrumado por la confusión más humana posible, todo con ese: "y por cierto debes acercarte no alejarte, así que ven a mi lado.".

Y sin embargo, no entendía. Estaba más claro que el agua, y yo no lo comprendía. Mi cerebro, mi mente se negaba a aceptar aquello. Yo no podía diluir la idea de que alguien tan amable como él me quisiera a su lado. ¿Quién demonios querría arriesgar su vida por el simple hecho de compartir un rato conmigo? Incluso me invitaba...

Qué demonios...

-Tu resistencia a la terma es casi tan nula como mi paciencia. -suspiré pesadamente, y al hacerlo me liberé de algo (no sólo de aire, claro). Volví a acercarme a él, hipnotizado de sus palabras, de su cuerpo, de la imagen que me daba porque oh, según mi vista, según mi jodida imaginación, él me estaba abriendo los brazos y con las manos estaba incitándome a unirme a él en un abrazo que su cálida piel me proporcionaría.

¿Estaba loco, verdad?

-¿Por qué me tienes a tu merced? ...soy una bomba cuando estoy contigo. Me enojo, me pongo feliz, me dan ganas de llorar, cosa que no puedo hacer; quiero gritar, ser libre, estabilizarme... ¿por qué me haces ser tan contrario de un instante al otro? -terminé extinguiendo la distancia entre nosotros y me abracé a su cuerpo esperando a que me correspondiera... me sentía perdido, y únicamente deseaba que me sostuviera porque sino yo iba a volar... iba a desaparecer de éste mundo si no lo hacía.

— ¿Por qué? temes ruborizarte si te miro de esta forma —

Lo siento Reiji, no pude evitar decirte eso, no pude evitar pensar que mi mirada estaba ejerciendo algún tipo de efecto en ti, fuera o no cierto.

Lo segundo que dijo fue como algo soltado por una pitonisa, acaso era tan obvia mi condición, si realmente el agua caliente me estaba afectando un poco y solo fingía “estar bien” porque no quiero alejarme de su lado, además que la escena que protagonizamos ahora mismo es más que soñada y que mis limites corporales me corten la inspiración no solo me producía espanto, sino también indignación.

Lo tercero me sorprendió un poco, y cuando lo escuche y analice, conteste calmo: — ¿es esa la pregunta? — estaba listo para contestarle más sus brazos me lo impiden, me abraza. Me abraza y yo le correspondo, deseoso de sentirlo, sin importarme el juego, sin importarme el agua, sin importarme nada, siendo egoísta con mi cuerpo, porque no me he preocupado por su dolor sino porque al estrecharlo entre mis brazos le llegue de a poco este sentimiento que rebosa en mi interior, es tu culpa que te ame tanto Reiji, después no te quejes.

¡¡Oh!! Bendito seas, Mikado. No me dejaste ir. No... Me detuviste aquí... no hiciste que yo me perdiera por completo. Sin darte cuenta (y es otro secreto de la vida, seguramente) has posicionado mi alma junto a la tuya, y todo por ese simple abrazo. No... no soy un romántico, sólo digo lo que siento en el momento en que me pasa. Añade más realismo ¿no lo creen?

En fin... sus palabras están de más por lo que atrevo a ordenar: -Guarda silencio, mocoso. -es un tanto hilarante, se me escapa otra risilla (casi insonora, pero aún presente), claro, porque él es si acaso meses más grande que yo, incluso de estatura... joder, porque ahora me pongo a pensar en mis deficits... (?).

-Deberías callarte, y amarme. -relamo mis labios mucho antes de separar un poco mi rostro de su cuerpo y alcanzar sus labios con los míos, de sellarlos para que deje de decir incoherencias, para que deje de jugar conmigo tan cruelmente (aún sin verdadera intención). Me dedico mi tiempo en besarlos, en succionarlos de tanto en tanto, de lamerlos para hidratarlos con mi saliva, incluso para probar mi esencia aunada a la suya en cual sutil acto.

Me aferro a su cuerpo, descubriendo la nueva textura de su piel ubicada en su cintura, sí, está demasiado caliente por el agua y mis yemas lo resienten, es una nueva experiencia... y por un corto instante, desearía que grabaras en tu memoria ésta imagen, desearía que el calor no te marease... desearía que tuvieras más resistencia ante tal cambio.

Me llama mocoso y no le contesto, me dice que guarde silencio y le obedezco, tapando mis labios con su hombro, ese que me ayuda a evitar que las palabras se pronuncien y por ende debo recompensarlo, por lo que lo beso, suavemente, gentilmente, sintiendo por momentos el vapor convertido en agua en su piel, deslizándose por esta, recorriéndole, deslizándose.

Entonces dice una gran verdad: “deberías callarte y amarme”

Fue como una regla escrita para mí, en lo más profundo. Solo debía callarme y amarlo, dios que forma tan simple, solo era eso, debía amarlo. Olvide entonces ese calor que me estaba ahogando, y llevándome al límite, lo olvide separándome de mi cuerpo para sentirlo en un extraño nivel que no conocía.

Pero entonces de nuevo se me adelanta y me besa, por algún motivo que no entiendo siempre está un paso a delante y no me mal interpreten, no me quejo de ello, es más me agrada.

Le sigo en ese beso, y cuando parece que toma la delantera ente sus lamidas y succiones, me abro paso, apoderándome de su cavidad sin remordimiento alguno por lo que piense de este contacto que he profanado por mi deseo de guiarle, pues he querido tenerlo así desde el principio, perdóname de nuevo, pero no me resisto, sencillamente, después de lo del baño, mi cuerpo te desea, este cuerpo que esta por alcanzar su límite de forma bochornosa aún entre tus brazos y caricias. Mi vista se nubla un poco.

No me dejo hacer por completo, no, le sigo el juego y de un momento a otro nuestro beso se convierte en una batalla de músculos, llámese lenguas a las protagonistas de la escena, sí, porque para mí es toda una escena en donde yo, como vil mocoso, y él como vil mocoso también, actuamos. Pero no señores, no es por un contrato de dinero, sino mas bien por uno donde los dos entregamos y recibimos amor mutuo. Para mi es eso, ¿qué otra cosa podría ser si no?

Por momentos dejo que me guíe, que me indique con sus movimientos lo que le gusta, lo que lo vuelve loco porque oh, de nuevo está encendiendo mi cuerpo y ésta vez seguramente sólo su resistencia va a ser lo que nos separe. Estoy harto de perder el tiempo en preguntas de las que tengo una idea, además, yo lo conozco... estuve muchísimo tiempo observándole, así que tengo idea de quién es y quién fue. De eso no cabe duda...

Así, pareciendo sanguijuela por mi posición (pegado a él) decido deshacer de nuevo el nudo que cubre su cintura. Joh... ésta vez estaba más firme, pero no es nada comparado con mi agilidad para deshacer y desabrochar y bajar zippers, ehem... cosa de la que no puedo hablar sobre el método de aprendizaje. En fin, libero esa toalla de su cuerpo con ambas manos y sin esperar un reproche, o mejor dicho, aventurándome al hacerlo, cubro sus glúteos con ellas.

Quizá no le guste, o quizá sí... no estoy seguro pero vamos, creo que el mejor aprendizaje está con base a la experimentación ¿no es así? ...pido que no mejuzguen, éste mocoso me enciende y me apaga con palabras. Qué débil soy.

Este beso se convirtió en una batalla por el control, uno que me debato de la forma que mejor se, aplicando todo lo que conozco, dejándome llevar por este instinto de poseerlo, de excitarlo en este punto erógeno, su lengua. Sensibilizo con el roce aún más tan sensibles glándulas que la recubren, estimulándole, deseándoosle. Después me debato entre cada parte de su cavidad, el paladar, mmm…su paladar, lo acaricio y a pesar que siento que deja que lo guie, no me importa y hago lo mío, saboreándolo a mis anchas.

¡Pero…Ho! y este es un gran “pero” entre caricia y beso, algo sucede y es que a pesar de tener mi boca y mis manos ocupadas, siento como mi toalla deja de hacer lo suyo (cubrirme) por obra y gracia de Reiji, el nudo que la mantenía atada a mi cintura se deshace y que sorpresa la mía, son sus manos las que ahora cubren mis glúteos.

No me quejo, por supuesto que no, pero debemos poner las cosas iguales, y ya en el baño, estaba más que deseoso de tocarlo, mas no lo hice y me reservo el por qué.

Siento su contacto en esa parte de mí, y con él en pegado a mí ¿no soy privilegiado? Tenerlo de esta forma, en esa posición, siendo consentido y amado así. Dios, si el agua no me estuviera debilitando de esta forma cedería a sus deseos y me dejaría poseer, porque lo anhelo más que nada, porque lo deseo, porque quiero sentirlo y él solo sabe negárseme.

Pongo mis manos en su pecho, acariciándolo torpemente, dividiendo mis pensamientos entre el beso y su piel, el beso…el sentirlo así, tan húmedo, tan tibio, y su piel…su piel, húmeda también, y ahora tibia…demonios…bajo mis manos dejándome llevar por el camino marcado en su torso, ese camino de texturas diferentes manejadas ahora por el paso de mi mano, que llega hasta el ombligo y después hasta el borde de la toalla, donde se detiene, por segundos, porque después busca la unión que la sostiene, y así liberarla de aquel agarre.

Seamos justos. Las toallas a estas altura estaban más que de sobra y aunque no veo nada me dispongo a sentir y que sea mi imaginación la que dibuje las formas que mi tacto palpan y sí, soy un atrevido, pero…pero, él me llevaba la ventaja en algo en lo que ambos debíamos estar iguales.

Joder... mi pecho comienza a subir y a bajar con un poco de rapidez, me empieza a hacer falta el aire a causa de sus besos y mis pulmones, como mocosos débiles lo resienten. Pero sencillamente no me voy a detener por eso, es decir, para eso inventaron los primeros auxilios, ¿no? Además, pregunto yo con toda la curiosidad (y posible ingenuidad) ¿quién de aquí se detendría de un beso de la persona que más quiere en éste mundo? ...si tan sólo los humanos fuéramos un poco más resistentes sería otro asunto.

Por otra parte, éste chico, sí, ese que me ha robado todo sentido común, toda tranquilidad y cualquier modo llamado "autocontrol". Qué risa me provoca el que quieras deshacerte de mi toalla, Mikado. Deberías de recordar que tú eres quien debería de preocuparse por su sanidad ya que estando junto a mí te vas a volver igual de loco, de insano, de desquiciado por no poderte tener entre mis brazos para siempre (si fuera así, te sofocaría).

Tengo unas ganas de tenerlo rodeando con sus piernas mi cintura, que joder, no puedo explicarlo, en serio, no hay palabras que puedan describir el hecho... Necesito tenerlo de alguna u otra manera. Y no, señores, no estoy hablando de manera pasional o sexual o como la quieran catalogar. Yo amo la personalidad, el alma y cuerpo de éste chico, y aunque suene irrelevante, aún su mente es la que me sorprende día con día.

¿Por qué, por qué me resultas tan fascinante? No lo comprendo aún... y sin embargo, te tengo entre mis manos. Me pregunto qué viste en mí, o que deseas que yo te dé, y es que conforme avanza el ritmo de su lengua moviéndose dentro de mi boca siento que allá abajo algo está creciendo. Me estás excitando... y con ello sólo puedo percibir a la toalla como algo estorboso (ahora te entiendo).

Debía separarme, no, no debía, eso era algo seguro. Aún si mi piel terminaba crujiente por la cocción lenta a la que me estaba sometiendo, aún si mi cerebro terminaba inactivo consecuencia del hervor, quería mantenerme unido de esa forma a él.

Me sorprendió que no hiciera nada ante mi movimiento “atrevido” aun cuando nuestros labios estaban acoplados de tal forma que no se podía diferenciar uno del otro, amoldándose al otro cual pieza de rompecabezas, encajando perfectamente y sus manos descansaban en mi parte trasera.

Entonces mi tacto divaga entre las hondas que se producen bajo el agua. No sé por qué escucho una melodía de piano de fondo, es algo extraño, tal vez el vapor está haciendo de las suyas en mi cabeza, igual me dejo llevar con mi mano sobre su entrepierna, por aquellas notas suaves y pausadas a un ritmo dulce y melancólico, sí, estoy acariciándolo, suavemente primero, con el agua y su gravedad más uno en mi contra, contemplo con mi palma, que si a mucho lo roza, y que nota como esta parte suya comienza a despertar, culpa de mis caricias y de mis besos (o eso quiero pensar) lastimosamente no puedo agregar palabras porque en muchas he fallado.

Le estimulo suavemente, ¿está es tu forma Reiji? ¿Por qué mis ojos no pueden verla? ¿Por qué mi mano es la única afortunada? Pregunto mentalmente, en un recoveco de pensamiento que está vacío, pues actualmente mi cabeza tiene mucho en que pensar y a la vez se ha puesto en blanco y es solo su culpa.

¡Demonios! Se me adelantó por completo.

Casi por instinto, me separé de su tan delicioso beso (ah, qué joder) porque tuve que ahogar un suspiro ¿o habría sido un gemido? Ahora que lo pienso no estoy seguro de eso. De cualquier forma... fue algo que mostró el placer que sentía cuando me tocaba. ¡Joder, joder, joder! Ya parecía yo una marioneta con los hilos colgando... estaba siendo guiado por él de un segundo al otro. Cómo me cambiaba la jugada. Pero muy dentro de mi me alegro de que lo haga... sólo él sabe cómo tocarme sin siquiera yo decirle algo. ¿Me habrá estudiado? ¿seré tan obvio? ¿quién te enseñó todo ésto, Mikado? ¿quién...?

No, deshago ese pensamiento de mi cabeza al instante. Y así mismo tomo una bocanada de aire, sorprendentemente más grande o larga de lo que pensé... ese contacto con nuestras cavidades había durado mucho tiempo y sí, sentí como mis pulmones me agradecieron al tomar el aire aunado al vaporsito causado por la terma.

Continúa acariciándome, estimulándome con supremacía... Y en un intento fallido por querer recuperar la voz sólo puedo susurrarle (apenas): -Espera... -lo digo sin verdadera intención, sin sonar suplicante. No, maldita sea, no deseo que se detenga, es más, deseo que continúe hasta que yo..

Pero esa maldita toalla es un estorbo entre él y yo por lo que decido dejar sus glúteos libres por un instante y, gracias a mi convicción y oportuna agilidad, con una mano desato el nudo que se sostiene con crueldad bajo mi cintura. Y sí, joder, una parte de mí se siente libre de ese estorbo, y al mismo tiempo aligerada por el agua caliente, ya no hay ninguna presión. Y el agua... ¡el agua! ¡Y Mikado! ¡Y todo a nuestro alrededor no hace más que excitarme más! Tanto en pensamiento, como físicamente.

Y con mi corazón bombeando la sangre a todo lo que puede, y mi mente siendo llevada por mis instintos así como mi cuerpo, tengo la necesidad de vomitar ese sentimiento con palabras: -Mikado... te amo. -mis tres palabritas apenas aparecieron ante él, ante mí, ante la terma como un susurro; sé que no fue un tono adecuado y ni siquiera pude sonreírle mientras lo hacía... yo sólo... necesitaba desahogarme, necesitaba decirle que era suyo en dos palabras, y que jamás... joder, que jamás me permitiría el hecho de abandonarle.

Separa sus labios de los míos, y observo esa diminuta demostración de ¿placer? Y me sentí dichoso si ese era el caso. Mantenía mis movimientos en su parte baja, esa que cubría el agua por completo y que solo mi tacto disfrutaba, mis ojos se negaban ahora, a apartar la mirada de su rostro y perderse de cualquier prueba de que; lo que estaba haciendo era de su agrado. Ha...Si tan solo se sonrojara un poco, si fuera más sincero consigo mismo y me dejara verle, me dejara escucharle, se dejara llevar, más…

Sus labios, esos que minutos atrás correspondían a mis besos y me besaban con igual intensidad, son transmisores de lo que considero una contradicción y es que, nunca en mi vida había odiado tanto una palabra como odiaba a: "espera"

Y es que la señorita (no creo que se casara nunca) “espera” se había entrometido bastante en mis deseos. Pronunciada por sus labios traidores, a los cuales castigare más tarde sin darles tiempo a que se defiendan.

Aún así tiene tanto poder esta palabra que detengo mis movimientos por segundos.
Y he dicho por segundos porque me encamino sin retorno a completar lo que en los baños quedo inconcluso. Ódiame si quieres Reiji, pero no pienso detenerme, no cuando has expresado ese pequeño sonido que mis oídos privilegiados junto con mi vista han interpretado como “gusto”, estaba listo para decírselo, estaba listo para susurrar contra su piel que quería verlo embriagado, enloquecido por el placer que podía brindarle, estaba preparado para afrontar las consecuencias de un rechazo, si ese era el caso.

Pero de nuevo me sorprende.
Justo cuando estaba listo, para transmitirle mis pensamientos, el mismo…espera (Oh, aparece de nuevo) ¿qué?
No solo retira sus manos de mi retaguardia sino que le suma ¿qué? Oye, oye...despacio, qué están viendo mis ojos que ahora bajaban con sorpresa por su cuerpo para detenerse donde detectan movimiento. En su cintura.

El mismo, desata el nudo de su toalla permitiéndome, permitiéndome…dios, necesito hidratar mi garganta seca. Reiji ¿me estás dando permiso para seguir? ¿Aún después de tu “espera”? o acaso, ¿ese espera tenía un significado diferente? sonreí ante su acción, sin perderme como desataba audazmente aquel nudo, y se libera, y me libera y me enamora, tanto así que no tiene piedad de este sentimiento que solo sabe crecer en mi pecho, hasta que siento que va a terminar destrozándolo, me dice:”Mikado… te amo” a mí, me ama a MI.

Lo beso de nuevo, inspirado por el todo en el que estamos, un beso lento, suave, delicado, aún cuando sus labios merecen otro trato, después de lo que me dijeron y del como me hicieron sentir con esa palabrilla malintencionada, pero lo olvido, solo lo tengo a él en mi mente.

Mi otra mano, deja aquella parte “central” de su cuerpo para dirigirse a sus piernas y acomodarlas, abriéndolas un poco si el sueño me lo permite, quiero estar en ese lugar, sentir mi cuerpo aprisionado por sus extremidades inferiores, quiero ser uno con él.

...Ah, si pudiese describir éste momento con una canción estoy segurísimo de que incluiría la voz de una mujer con belleza y voz inigualables, acompañada de un piano tocado por un experto en su tema; y ambos, crearían sonidos se contrastarían, harían una hermosa tonada, una hermosa canción con una letra que me llevaría a pensarle en todo el día, no, incluso la traería por semanas dentro de la cabeza; seguramente la tararearía, la cantaría en la ducha cuando nadie me viera... porque ésto, sí, ésto... lo grabaría en mi mente por el resto de mis días.

Son de esas situaciones en las que uno está al borde y es inevitable tener miedo al saltar; y sin embargo, uno salta... tomado de la mano de quien más ama. Qué sueños los nuestros ¿no es así? ...ah! pero si tan sólo pudieran entenderme, si tan sólo pudiesen ver y sentir lo que yo veo y siento.

Dicen que el amor duele cuando no es correspondido. Y puede que tengan razón. Pero oh (¿por qué no dejo de decirlo?) he sido privilegiado con éste ser, con ésta persona (y para mí es la única que necesito). A veces no le entiendo, a veces quiero escapar, huír de él... y otras veces sólo tengo la gran necesidad de abrazarle, de besarle, de vomitar palabras de amor porque triste o alegremente estoy perdidamente enamorado de él. Y no sólo eso... le amo. Le amo egoístamente porque no está en mi deseo que me corresponda (claro que no me niego a que lo haga), sólo que me permita amarle. Eso es lo único que necesito y que pido día con día...

Ahh... no sé qué decir, no sé que pensar... estoy expuesto. Y tengo miedo de salir herido. Me pregunto si de verdad merezco ser amado, si puedo realmente vivir con ese sentimiento... pero ¡joder! Ya no me importa pues lo esencial en mi vida ya lo tengo y pienso retenerlo cuesteme lo que me cueste.

Por lo que correspondo al beso tan tierno, a mi parecer, que me da. Lo hago con ganas, mostrándole mis sentimientos en el acto (todo sea bien intencionado). Sin embargo, él me "suelta" y se "cuela" entre mis piernas. Realmente estoy sumamente sorprendido de que se haga así con mi cuerpo, sumándole que yo le dejo, claro está. Pero estoy consciente, no tiene la misma resistencia al agua caliente de la terma como yo, así que le sugiero con una sonrisa de por medio: -¿Podemos continuar en la habitación? -no soy un buen amante, de eso estoy seguro pero deseo su comodidad ante todo. El agua ha hecho suficiente con el cuerpo que pronto tendrá mi nombre grabado (hasta saciarme).

Mantuve mis movimientos, mis caricias, mis mimos, y esta era una nueva palabra para mí, sencillamente no podía detenerme cuando lo tenía cerca, no de esta forma, no en este punto, no así.

Estaba listo de nuevo, dejándome llevar, quemándome por dentro y por fuera, aunque las razones fueran diferentes. Con mi concentración a punto de romperse, si mi sensei me viera, de seguro me regañaría por ser tan débil de cuerpo. Perdón, sensei, pero estoy en una batalla de razones y deseos… y voy perdiendo.

Entonces, algo sucede, algo que me hace pensar que… ¿es posible que se diera cuenta de mi deplorable condición?

Detengo mis caricias y lo miro fijamente, separándome por milímetros, para que nuestros perfiles no choquen y me permitan una perspectiva de sus ojos, que ahora me hipnotizan, no quiero apartarle la mirada, no cuando me ha dicho que: “podemos continuar en la habitación”

Reiji ¿realmente quieres volverme loco? Porque eso estas consiguiendo, y es que; de solo imaginar que la “continuación” fuera: nuestros cuerpos experimentando un acercamiento, en donde sin poder evitarlo, se funden cuando se tocan y se vuelven uno… el amarlo cada segundo, el sentirlo, el escucharlo, complementándonos, naciendo de nuevo, los dos.

Dios, sacudí mi cabeza y conteste seguro, retorciendo mis palabras que parecían querer vacilar, traicionarme: — está bien, continuemos en la habitación — me separe lentamente, dejando de tenerle, lo cual confieso fue un sacrificio, seguido salgo del agua caliente, salpicando, un poco fuera, el vapor hace lo suyo y parece salir de mi piel húmeda y roja totalmente, le extiendo mi mano, esperando que la tome, y así ayudarle a salir del agua, y ¿por qué no? observarlo en todo su esplendor. Agrego que con mi acto quería que durante nuestro corto, cortísimo trayecto a la habitación, esta aura romántica y de deseo, no se perdiera. Me pronuncio de nuevo —vamos, entonces. — le sonrió, pero en el fondo estoy ansioso, casi desesperado por hacerlo mío.

Éste mocoso no lo piensa dos veces como supuse que haría (sigue sorprendiéndome). Incluso deja de hacerse de mi cuerpo, y qué terrible me sentí al perderlo momentáneamente. En serio... ahora me enfurece haber estado así de débil ante él, no poderle haber reprochado algo (ni siquiera he pensado que podría haber sido), o haberle golpeado por tener esa sonrisa en el rostro, y esa mano tendida para ayudarme.

Ah. Lo que más me frustra es que ni siquiera pude verle detenidamente mientras se salía de la terma. Tenía prisa, y me dí cuenta. Además pude confirmar lo que pensaba: él estaba ya todo rojo, e incluso el vapor salía de su cuerpo... yo lo creía un master, un líder, un hombre que aguantaría todo... y sin embargo, seguía siendo humano. En éso nos diferenciábamos. Yo tenía más resistencia, él tenía un autocontrol más firme que el mío.

Pero a lo que vamos, señores. Tomé su mano y con cuidado salí de la terma, y resentí un poco el frío. Incluso me sorprendí por haberlo sentido sin ningún percance. Oh... ¿es que Mikado me estaba enseñando a sentir... a percibir todo de una nueva forma? ...no estoy seguro.

Pero ¿saben? ...me detuve un momento, le observé de arriba hacia abajo e instintivamente me relamí los labios, incluso los dientes. Nuestra próxima presentación (déjenme llamarle así) sería de locos. Ninguno de los dos era pasivo. -Hmm... ¿me mostrarás el camino, entonces? -pregunté apenas en un murmuro. No deseaba estropear el ambiente con el tono de mi voz. Entonces decidí abrazarle por detrás, sujetando su cadera contra... bueno... no podía ocultar que mi líbido había
despertado desde hacía unos instantes, sin embargo no me importó. Necesitaba tenerlo de cerca. Sí... me pegué a su cuerpo sin importarme que estuviera casi quemado, si se le quedaba una marca, deseaba que fuera mía y de nadie más.

Lo único injusto aquí es que yo tengo ya 3 cicatrices en el hombro izquierdo y parte del pecho. Ah... si en lugar de haber sido 3 marcas de intentos fallidos al querer matarme, hubiese sido una marca por cada vez que le necesito... joder, soy un maldito masoquista

Tomo mi mano la cual presiono, sutilmente, ¡Ah!...solo su mano tengo ahora, está bien, es más que perfecto, más mis ojos lo recorren sin poder evitarlo, porque mi mano solo sabia presumir de conocer esas formas que ahora mi visión capturaba y grababa en mi memoria, formas que ni la censura de las sombras delineándolo y el agua cayendo de su cuerpo, me ha impedido divisar. Me sonreí internamente, me deleite… era hermoso, su cuerpo, su piel húmeda, sus cicatrices.

Note que parecía sentir algo de frio, o esa idea me dio, discrepe mentalmente, me sentía a salvo fuera del termal, mi piel me lo agradeció, por decirlo de alguna forma.

Entonces se detuvo un momento, observándome para después relamerse los labios, que sexy es, quiero decir ¡que sexy es…! Lo vi de forma más apetitosa, si se podía. Me tomo mi tiempo envidiando sus labios recorridos de esa forma por su lengua… ¡Ah!…deseaba besarlo de nuevo, sentirlo, pero entonces me saca de mis cavilaciones, de mi trance.
Me dice que le muestre el camino, doy una mirada rápida, al lugar, inclusive me giro, haciendo un mapa mental, las habitaciones estaban en el pasillo y la de la derecha era la mía, estoy presto para contestarle, sugiriéndole ir a mi habitación si el gustaba, aunque realmente no me importaba en nada ir a la suya, cuando me interrumpe de la mejor de las maneras posibles, me abraza por detrás, aferrándose a mí.

Sentí… sí, me percate de su cuerpo, y me imagine la escena, Dios…que tortura, sencillamente de tenerlo así, me provocaba, tomarlo entre mis brazos y llevarlo a la habitación para consumarnos por fin, más me calmo y pongo mi mano en donde descansa la suya en mi cuerpo, me entono suavemente, dulcemente: —Vamos, no hagamos esperar más a tu cuerpo y al mío. — me separo poco a poco, dejando de sentirlo y maldiciéndome por ello, pero reconfortándome por saber que las próximas horas él y yo…

Lo atraigo hacia mí, girándome primero y llevándolo después, vamos, Reiji, quiero llegar ya, quiero tenerte bajo mis brazos y… estar bajo los tuyos.

Me dejé guiar por él intentando, en cada paso, no alejarme de él sino mas bien ser como su sombra, casi pegado a él. El agua caliente y su efecto se empezaban a alejar de mi cuerpo, además seguía deseoso de él, estaba casi en mi límite de cuánto puedo aguantar estando así, sin hacerle nada, sin brincar sobre él, sin besarle porque me es NECESARIO sentirlo.

Qué desesperación. El camino se me hacía larguísimo y eso que según mis cálculos no eran ni 50 metros. Joder, joder, joder. Estoy frustrado. Y sólo Mikado sabe calmar mi frustración con sus dulces, sensuales y adictivos besos y su tan maravilloso tacto sobre cualquier parte de mi piel.

No aguanto más. Vuelvo a abrazarle, terco de sus palabras, y casi resbalo por adelantármele. Pero él me ha servido de apoyo para no caer, y al mismo tiempo me aprovecho de éste movimiento. Igual terminé abrazándole. Regresando a ser un pequeño por estar aferrado de él y de su alma, de su todo... de mi todo. No sé qué decir y si pronuncio algo podré ser elocuente. Necesito... no, me urge saber que no me va a soltar, que vamos a continuar con ésto, que me tendrá paciencia porque yo... soy un completo caos.

Se deja guiar de forma curiosa, pues sigue tan junto a mí cuerpo, que mi pobre autocontrol esta apunto de resquebrajarse y partirse en mil pedazos. Demonios, Reiji, realmente corres peligro, o ¿soy yo quien lo corro?

En fin, que giro mi rostro hacia el fondo del lugar, mientras mi mano sigue sujetando la suya, notando como el calor escapa más rápido de lo normal, mas hace un movimiento, por el cual regreso mi atención a su persona, y he de decir que lo hice en el momento correcto, ya que casi resbala. Lo sujeto fuertemente, rodeándolo con mis brazos sin limitarme, tratando que la humedad de su piel no provoque un accidente y se lastime, mis pies me ayudan y se paran firmes sobre la superficie, le hablo preocupado: — ¡¿Estás bien?! — mi tono se escuchaba algo lastimero, desesperado realmente, pues no soportaba el hecho de verle herido.

Lo observo, realmente se ve más hermoso así, entre mis brazos, con su cabello liso cubriendo mi pecho, ocultando de a poco su rostro.

Salgo de mi trance, algo preocupado, pues parece que ya solo se divagar cuando él está a mi lado, maldigo de nuevo mentalmente, por estar pensando en “esas cosas” (y esto querido lector en un secreto entre tú y yo) cuando debería estar preocupándome por su bienestar y cuando me confieso algo extremista una idea me pasa por la cabeza.

Separa mis brazos de su cintura, por donde lo he tomado para abrazarlo, me hago un pequeño espacio entre los dos, me inclino y lo tomo entre mis brazos, cargándolo. Lo siento Reiji, puede que te moleste, pero así llegamos seguros o eso creo…

Camino con paso lento, cuidando de mi preciada “carga” sin verle de a mucho pues la posición con ropa que le cubra, es una cosa, pero sin esta, es otra. Lo llevo saliendo le la zona de los termales, atravesando los baños, llegando seguido al pasillo y después y por ser diestro a la primera habitación a mano derecha, en donde me valgo de mi pie para abrir la puerta corrediza. Sí, por fin llegamos.

Ah, maldita estupidez la mía. Sólo me hizo verme como un ESTÚPIDO que no podía ni consigo mismo. Joder, estaba molesto. Y más porque de un momento a otro ya me tenía en brazos, como si fuera una carga... una pesada pues he de admitir, estoy más pesado que él aunque diga que estoy flaco (y eso... no es tan bonito). Por lo que le digo, intentando no sonar patético: -Estoy bien, estoy bien... -moví un poco los brazos y fui persistente al querer bajarme, pero todo fue en vano. Además, así de pronto ya estábamos dentro de su habitación (lo supuse por el ruido de la puerta corrediza)... ¿si era suya, no? ¿era la mía? joder, no recuerdo.

Vuelvo a entonarme, fastidiado de estar así, tan débil y patético, era molesto ser visto de esa forma. -¿Podrías bajarme ya? No pasó nada... -oculté mi mal humor al experimentar eso, y lo cambié por algo más amable, después de todo él se había preocupado por mí y yo se lo tendría que agradecer con creces.

-Sólo fue un pequeño desliz -y una perfecta excusa para estar junto a tí sin que me creyeras sanguijuela.

Armándome de fuerza bajé de sus brazos y me coloqué al frente suyo. Ahora estaba dentro de la habitación (fuera de quien fuese). Alcé los brazos y con las manos atraje a Mikado por el cuello, directo hacia mí. No le besé pese a mis deseos. No le repetí las palabras que antes había mencionado... esas que no me respondió... no, sólo me dediqué a observar con detenimiento el color de sus ojos, su cabello castaño; de cierto modo me causaba cierta gracia verle todo mojado y escurriendo el agua que antes se había hecho de él... la piel se le pintaba de rojo y yo sólo podía pensar en una cosa: éste es el hombre al que le
quiero pertenecer por completo.