Paseando un poco {priv. Reiji}

Caminaba por el parque tranquilamente sin mucho que hacer, había salido a explorar un rato los alrededores para poder disfrutar del bello paisaje y del bello atardecer que pintaba el cielo de hermosos colores violáceos y naranjas cubriendo a la ciudad y dándole un aire sumamente encantador y casi mágico. Llevaba todo el día vagando sin rumbo fijo deteniéndome de vez en vez a observar alguna cosa que llamara mi atención y ahora mis pies habían comenzado a doler un poco, quizá lo mejor era regresar.

Me dispuse a tomar el camino de vuelta cuando un curioso sendero de arboles atrapó mi atención, los grandes troncos y las frondosas copas de los arboles se iban cerrando cada vez más como formando una especie de túnel natural que parecía no tener fin, me adentré entre los arboles sin pensármelo mucho, incitado por la aventura y lo desconocido, en el largo pasadizo se filtraban algunos rayos semi rojizos de luz, seguramente en cuanto el sol se escondiera por completo el sitio quedaría completamente oscuro y a juzgar por la luz que se filtraba seria en tan solo un par de minutos.

Aceleré el paso comenzando a creer que era un túnel sin salida hasta que finalmente vi a lo lejos un pequeño destello de luz, sonreí ampliamente y comencé a correr hacia aquel halo de luz tratando de no tropezar con las raíces que sobresalían del suelo y tras algunos segundos que me resultaron eternos salí a un claro en forma de media luna bordeando por un lago de hermoso color azul en el que reflejaba la luz del recién salido satélite. Me quedé sin aliento, era un escenario sumamente hermoso.

Caminé hasta la orilla del agua mirando mi reflejo en la superficie, mi par de ojos rubí devolviéndome una mirada brillante y agitada, mi cabello oscuro y rebelde levemente pegado a mi frente por un par de gotas de sudor debido al esfuerzo, me senté en unas rocas cercanas y me quite el calzado para enseguida meter mis pies al agua… deliciosa… estaba a una temperatura perfectamente refrescante, miré hacia a los costados, parecía que era el único en el lugar así que una idea se apodero de mi mente, me quite la camisa y el pantalón quedando solamente en bóxers y sin dudarlo ni un segundo entré al agua comenzando a nadar un poco hasta que fue suficiente para cubrir la mitad de mi torso.

-Esto era justo lo que necesitaba- murmuré relajándome sin preocuparme realmente en si alguien me veía o no.

El agua estaba simplemente deliciosa, todo el estrés que había tenido simplemente despareció como por arte de magia, la noche era perfecta despejada y tranquila, muy acorde al lugar en el que me encontraba. Nadé un par de veces desde donde el agua cubría la mitad de mi torso hasta la zona más profunda en donde a duras penas y alcanzaba a tocar el fondo con la punta de los dedos de mis pies.

Después de un rato, no sé cuanto exactamente, detuve mi nadar y me limité a mantenerme a flote, suspiré profundamente y aparté de mi rostro el cabello húmedo que no me permitía ver, reí divertido cuando un pensamiento de mi pasado (uno de los pocos agradables) llegó a mis recuerdos, habían intentado muchas veces cortarme el cabello y tratar de dejarlo medianamente decente pero todo era en vano, simplemente mi cabello parecía ser naturalmente desordenado y ahora que lo pensaba eso reflejaba un poco de mi personalidad.

Suspiré profundamente y miré hacia la luna, quizá era ya algo tarde, no lo sabía y sinceramente poco me importaba no tenía muchas ganas de regresar y suponía que nadie estaría en estos lugares en la noche, a menos que fuese alguien extraviado o un loco y en ambos casos sentía que podía cuidarme lo suficientemente bien solo. De pronto tuve la sensación de que no estaba solo, ese clásico cosquilleo de adrenalina, emoción y temor que de pronto te invade cuando te sientes levemente inseguro, observado por alguien o algo y como venía siendo desde hace algún rato, el escenario complementaba perfecto esa sensación con sus árboles altos, la oscuridad cortada solo por la luna, el silencio.

Respiré profundo calmando mi secreta emoción, estaba seguro de que alguien me estaba observando así que escruté con mi mirada los alrededores en búsqueda de la mirada que se posaba sobre mí. No tardé mucho en encontrarla, una mirada profunda, secreta, afilada y algo burlona que conocía a la perfección, me acerque un poco más a la orilla aun dejando que el agua me cubriera.-¿Sabes que es de mala educación espiar?- pregunté jugando un poco, con fingida indignación y con un muy leve sonrojo al sentirme descubierto.

–Hola Reiji- saludé finalmente tras algunos momentos de silencio en los que simplemente me limité a cruzar mi mirada con la suya.

Lo miré mal aunque aun sonrojado - ¿Miedo? claro que no- le dije completamente serio aunque sin dejar de abrazarme a mismo, ya que si bien no era miedo aun me apenaba la situación en la nos encontrábamos, a pesar de que éramos amigos, hombres y que ya era de noche, no me apetecía mostrar mi cuerpo. Solté un largo suspiro mientras me acercaba un poco más para escucharlo y verlo mejor–Además no estoy desnudo así que controla tu imaginación- agregué en broma salpicando hacia él algo de agua y riendo.

¿Qué venia a nadar conmigo? por un segundo lo creí y lo mire con algo de sorpresa pero eso cambio en cuanto me di cuenta que el otro mentía, vamos era imposible que él supiera que yo iba a estar precisamente aquí a esta hora cuando era algo que ni yo tenía planeado, estaba por reclamarme hasta sus palabras salieron de nuevo de sus labios -¿Leyenda? ¿Qué leyenda?- pregunté con bastante curiosidad ya que yo no había oído tal relato y ahora que él lo había sacado no quería saber de qué se trataba –Puedo defenderme a la perfecciona asi que cuenta ya- insistí con una creciente emoción, me encantaba aprender cosas nuevas y una leyenda me resultaba sumamente interesante, algo de misterio no estaria nada mal para pasar el rato, ademas no tenia porque asustarme de un simple relato ¿No?, miré a Reiji con una sonrisa en mis labios considerando ahora salir del agua para escuchar mejor el relato pero al final opté por esperar.

-¿Algo que no puedo ver?- cuestioné más para mi mismo que para mi recién llegado acompañante, lo miré ahora con más curiosidad que antes mientras se acomodaba con una lentitud a mi gusto bastante desesperante para poder contarme el dichoso relato del que él había oído hablar. Sonreí en cuanto las palabras fluidas y con una maravillosa entonación comenzaron a salir de sus labios, de inmediato las mil dudas surgieron en mi mente llegando como flechazos veloces y certeros, lo miré con algo de preocupación en cuanto dijo que aquel hombre tenía pinta de perturbado, sin embargo él como si leyera mis facciones me tranquilizó de inmediato y siguió contando el relato capturando mi completa atención.

Miré hacia mis costados, hacia atrás y también hacia los arboles dejando que la voz de Reiji y mi imaginación me llevaran poco a poco a recrear en mi mente el lugar, el muelle, los niños jugando, incluso el sonido del agua chapoteando por los jugueteos de estos, me sentí alterado por algunos instantes esperando que aquellos ruidos realmente estuvieran solo en mi imaginación y no que en verdad los estuviese escuchando, miré hacia el agua en poco más en lo profundo visualizando la imagen de los niños ahogando al pequeño Keiichi quizá en el mismo lugar donde yo había estado nadando algunos momentos nadando, justo al borde en que mi pies ya no alcanzaban el suelo. Lo vi todo, los pequeños jugando divertidos, después jalando al niño empujándolo bajo al agua hasta que le arrancaron el ultimo respiro de vida, incluso me pareció que podía ver en mi mente como si fuera una curiosa película, un deje de temor en los rostros de los niños al descubrir lo que habían hecho para después huir dejando el cuerpo inerte del pequeño hundirse en las profundidades. Un escalofrío recorrió mi espalda y encogí los dedos de mis pies como si de pronto sintiera que fuera a ser jalado hacia el fondo.

Aparté la mirada con velocidad dejando de imaginar cosas solo para ahogar un grito al encontrarme con la mirada de Reiji justo frente a mi ¿En qué me momento se había acercado tanto? -¡No hagas eso!- le reclamé con molestia aunque lo cierto era que él no había hecho nada pero ¿Cómo diablos podía estar así tan calmado después de oír una historia como esa? y vamos no es que estuviera asustado ¿verdad? no, no era miedo estaba seguro… bueno casi, más bien comenzaba a sentir una especie de… de inquietud respecto a estar en el agua, maldije en voz baja a mi brillante imaginación y le arrojé un poco de agua a Reiji –Tonto- me quejé con las mejillas sonrojadas aun tratando de ocultar mi sentir y calmarme un poco –Date la vuelta- le ordené pues ahora lo único que deseaba salir del agua lo más rápido posible.

Lo seguí mirando con completa molestia sabia que en el fondo el quería reírse de mí pero que por alguna razón de sumo peso no lo hacía, lo cual en el fondo me hizo sonreír aunque no por eso deje de estar algo enfadado con él en especial porque parecía que el chico no tenía ni más mínima intención de darse la vuelta, cerrar los ojos o mínimo alejarse un poco para que así yo pudiera liberarme de estar en el agua que justo ahora me tenia bastante intrigado.

A veces me costaba bastante entender ¿Cómo es que nunca podía molestarme con Reiji? al menos no gravemente, y no es que lo deseara pero estoy casi seguro que si fuera cualquier otra persona ya lo habría mandado directo al demonio, en fin curiosidades de la vida, quizá solo era que ambos estábamos acostumbrados al carácter del otro, nos entendíamos, el poder de una solida amistad era algo sumamente curioso.

-Me tiene sin cuidado el que me mires en ropa interior- le dije serio y cruzándome de brazos aun cubriendo mi torso, bueno no era del todo cierto pero no era una mentira, miré a mi alrededor considerando alguna manera de “escapar” pero aunque lo lograra iba a tener que correr semi desnudo para volver por mi ropa y la simple idea de eso me hacia sonrojar, ¿un chico en plena noche corriendo en ropa interior? definitivamente no era una opción viable, la imagen era con toda seguridad ridícula.

La voz cínica de Reiji capturo mi atención y me pregunté una vez más en qué momento se había acercado ahora estaba inclinado justo frente a mí, lo miré de pronto con una sonrisa traviesa –No realmente- le contesté y estiré uno de mis brazos para sujetarlo de la muñeca y jalarlo con fuerza para hacerlo caer dentro del lago aprovechando que no estaba completamente firme sobre el suelo. Una risa alegre, sincera y completamente despreocupada salió de mis labios sin que yo pudiera evitarlo al tiempo que me alejaba un poquito de él –Ahora que tú me haces compañía no me parece tan malo- agregué mirándolo y riendo, había sido un acto impulsivo e infantil y no estaba del todo seguro de si se molestaría o no pero en este preciso momento era lo que menos me interesaba.

Me mantuve quieto respirando con calma medio sumido en mis propios pensamientos, una parte de mí quería preguntarle ¿Qué había sucedido? pero al final pensé que no era necesario saberlo, el simple hecho de que él se mostrara ante mí de esta manera me bastaba, podía comprenderlo a la perfección por lo cual no requería de mas información ya si él quería contarme después o en algún momento la causa de sus heridas seria una cosa muy aparte en la que estaría como siempre dispuesto a escucharlo.

Una media sonrisa se formó en mi mente, no sabía porque sonreía pero lo hacía, recorrí el lugar con mi vista cuando de pronto recordé la leyenda, un escalofrío recorrió mi espalda y trata de obligarme a no pensar en aquel niño. Suspiré profundamente apartando la mirada del cuerpo de mi acompañante para observar ahora la luna que se alzaba iluminando el cielo con su frio resplandor, recorrí con mis ojos todo el lugar hasta regresar a los largos brazos de Reiji de nuevo, tuve un impulso de extender los míos para ver que tan pequeños eran a comparación de los suyos, reí un poquito internamente desechando esa idea, la diferencia iba a ser bastante.

Miré a Reiji a los ojos al tiempo que una vez más me dejaba cautivar por su voz, seria y segura pero al mismo tiempo suave y casi seductora ¿Era mi imaginación o el chico se veía un poco más cerca de mi? no me dio tiempo de razonarlo mucho, mis mejillas aun rojas y cubiertas con leves perlitas de agua que caían de cabello húmedo se encendieron aun más, si es que eso era posible, pasando incluso un poco de aquel color rojo a mis orejas que no tardaron en sonrosarse también, ¿La razón? él obviamente, o más bien sus palabras que demostraron que pudo percatarse a la perfección de mi inquietud respecto a la historia, encogí de nuevo los dedos de los pies y bajé un poquito la mirada –Gracias- fue lo único que atiné a decir notando ahora si claramente que el chico estaba justo frente a mí, mi instinto me incito a retroceder pero sentía que no iba a tener mucho caso hacer así que me quedé parado en sitio mirándolo con sorpresa tratando de entender como había dejado que se acercase tanto.

-¿Qué no te agradezca?- pregunté mirando su nueva expresión, mis sentidos adormilados y confiados me avisaron muy tarde del peligro, de que la expresión en su rostro llena de cinismo, seguridad y riesgo no significa más que una advertencia y tal como lo había previsto cuando mi cerebro por fin logró transmitir a mis piernas la orden de huir resultó demasiado tarde, sentí como aquel impulso nervioso se veía abruptamente cortado al tiempo que escuchaba la voz de Reiji ahora afilada y tosca mencionando algo sobre un castigo que mi mente no alcanzó a procesar ya que lo siguiente que aprecié fueron dos fuertes manos sujetando mis hombros y en empujando hacia abajo con una fuerza incontrastable, jadeé por la sorpresa sin tener tiempo para tomar cualquier mínima bocanada de aire que pudiera auxiliarme, demasiado aturdido por lo que estaba sucediendo como para responder de una manera más o menos plausible.

Cometí entonces el segundo el error, entré en pánico, me revolví bajo el agua con desesperación tratando a toda costa subir a la superficie, gastando energía a lo tonto y quizá gritando con angustia por alguna clase de auxilio, no estaba del todo seguro si las palabras en verdad salían de mis labios o solo eran los ecos de ellas en mi mente, lo inesperado de la situación, la sorpresa ante la persona que lo estaba causando, que en mi estado no estaba seguro si era Reiji o Keiichi, y el miedo, se apoderaron de mi mente, me perdí en una mezcla de imágenes incomprensibles por algunos segundos quizá dos o tres que se me hicieron eternos: el agua, las piernas de Reiji que alcanzaba a medio ver frente a mi e incluso las imágenes del pequeño siendo ahogado por sus compañeros ¿Se había sentido así? ¿Había sentido la misma impotencia, el mismo miedo?

En un alterado intento me obligué a mi mismo a calmarme, sintiendo como el corazón que me latía con desbocada fuerza estaba a unos pocos segundos de pasar a un ritmo demasiado lento, quizá en un par de latidos más, agua en los pulmones, paro respiratorio, ahogamiento, todo eso pasó por mi cabeza a la velocidad de la luz, con un poco de cordura recobrada mis manos se alzaron para sujetar cada una de las muñecas que presionaban con firmeza mis hombros y que me parecía se clavaban en mi piel, luché por quitármelas de encima pero la fuerza aplicada era demasiada, sin embargo me tomé de ellas y con un poco de la fuerza que lograba conseguir, alcé mis piernas impulsándome y le asesté a Reiji una fuerte patada con ambos pies en la entrepierna para enseguida soltar sus manos, cerrando los ojos y mordiéndome los labios en un último intento de evitar inhalar agua.

No sabía si el golpe había funcionado y si me hallaba libre de su presión o no, estaba consiente pero confundido y sin fuerzas para seguir tratando de salir a flote, con la sangre turbada por la falta de oxigeno me maldije por todo, por distraerme, por confiar, por entrar en pánico, maldije al lago, a Keiichi y a sus amigos, a Reiji y al señor que le contó la estúpida leyenda pero por sobre todas las cosas me maldije por permitirme sentir debilidad y peor aun mostrarla, no solo estaba molesto, lo que sentía era algo que estaba a un nivel mayor y estaba seguro de que cuando lograra conseguir algo de oxigeno, si es que no caía en la inconsciencia antes, toda esa ira iba a caer en lo primero que tuviese enfrente.

Un grito lejano, poco a poco mi mente se fue quedando en blanco ¿o debía decir en negro? sentía como una profunda obscuridad trataba de cernirse sobre mí arrastrándome a la nada, me sentí suave y ligero ¿Así se sentía ahogarse? no, no, debía ser algo más, no podía morir de una forma tan patética… ¿Verdad?, traté concentrarme pero solo podía pensar en que me sentía ligero… ¡demonios realmente me sentía ligero! abrí los ojos de golpe resistiéndome a caer entre las garras de la inconsciencia y miré hacia arriba notando un fuerte resplandor iluminando la superficie, con desespero hice acopio de mis fuerzas y nadé hacia arriba hasta que finalmente sentí el aire fresco golpear mi rostro.

Comencé a toser expulsando la poca agua que había tragado y con gran esfuerzo me contuve de inhalar rápido y en gran cantidad recordando que eso podía provocarme un desvanecimiento, cerré la boca aunque no por completo y comencé a tomar aire despacio intentando mantener la calma y no dejarme llevar de nuevo por el pánico y la completa irracionalidad, aunque esta ultima estaba ganando terreno con rapidez. Lentamente comencé a medio caminar medio nadar hacia la orilla la cual afortunadamente no estaba tan lejos, miré de reojo a Reiji que estaba inclinado hacia el frente probablemente a causa del dolor provocado por mi patada, admitía que había sido un acto impulsivo y desesperado de mi parte pero justo ahora estaba demasiado molesto como para pensarlo mucho.

En cuanto mis manos tocaron tierra salí del lago casi gateando y me puse de pie, el agua me llegaba un poco más debajo de la rodilla, me doblé un poco hacia el frente jadeando por el esfuerzo pero con los sentidos alertas, ya me había distraído demasiadas veces durante la velada, con la piel erizada a causa del viento frio que soplaba, en ropa interior y sonrojado mitad por furia y mitad por pena, poco me importo dejar mi silueta al descubierto, mis ojos destellantes de molestia se enfocaron rápidamente en los de Reiji quien se había recuperado de la patada.

-¡Eres un idiota!- le grité lo más alto que pude y tomé una rama no muy grande que justo iba pasando a flote junto para arrojársela con bastante fuerza y totalmente dispuesto a golpearlo -¡Eres un completo descerebrado ¿Cómo se te ocurre hacer algo tan estúpido?!- seguí y ahora alargué una de mis manos hasta alcanzar uno de sus zapatos el cual también le arrojé directo a su rostro para enseguida tomar el otro y prepararme para que siguiera el mismo rumbo que su compañero.

(Ooops ._.U … I did it again (?) ok no mal chiste xD es la música de mi vecina xD)


Lo miré con frustración, con ira y casi con odio… bueno lo último no, eso ya sería demasiado aunque si me encontraba sumamente molesto -¿Cómo te atreves a esquivar mis ataques?- le reclamé moviendo mis manos en señal de reproché al ver la facilidad con la que tomaba su calzado percatándome segundos después que la pregunta había sonado bastante infantil, cosa que me hizo fruncir el ceño y sonrojarme aun más al pensar que era obvio que él no iba a quedarse parado dejando que lo golpeara y que arrojase sus pertenencias al lago como si fuera la cosa más natural del mundo.

Resoplé molesto sin dejar de mirarlo haciendo un enorme esfuerzo por controlarme y así evitar gritarle una sarta de improperios innecesarios que solamente eran impulsados por la ira que ambos, indiscutiblemente, sentíamos, debía controlarme ya lo había golpeado y lo había insultado y estaba seguro que si seguía así iba a terminar arrepintiéndome, quizá ambos lo hiciéramos.

Estaba por darle la espalda, cuando él empezó a caminar hacia mí, debido a su altura el agua dejó de cubrirlo casi a medio camino lo cual me permitió notar que sus bóxers se habían bajado levemente quizás entre todo el jaleo de la situación y Reiji parecía no haberse dado cuenta, sentí de inmediato la cara arder, completamente paralizado mientras que él caminaba lejos del agua y sin una pizca de vergüenza hasta quedar de un momento a otro justo frente a mí mirándome con algo de severidad, que unida a la escena de sus bóxers logró apaciguar un poco mi enojo, lo miré a los ojos por algunos segundos como si me tratase de un pequeño que esta molesto y que ha sido regañado.

Regresé mi vista al cuerpo de Reiji y de nuevo el bochorno llegó a mi haciendo que apartara la mirada en un gesto infantilmente pudoroso –Cu… cúbrete no seas exhibicionista- le dije golpeando un poco su pecho y evitando mirarlo posando mis ojos en el lago, aunque tras observa bien no sabía si habia sido mejor o no. Era cierto todo está tranquilo, demasiado tranquilo, ningún movimiento, ningún sonido más que el de nuestra respiración, de nuevo el escalofrío recorriéndome la espalda ¿Qué diablos estaba pasando?, me incliné para tomar cosas cuando sentí una vez más como si alguien nos estuviese observando, por instinto o por quien sabe qué razón me apegué un poco al cuerpo de Reiji mientras intentaba averiguar quién o qué nos estaba vigilando, de pronto un par de destellos se reflejaron desde la obscuridad de la otra orilla, fue tan solo durante una millonésima de segundo, así que no estaba seguro de si en verdad había pasado o de nuevo mi imaginación me jugaba tretas.

-¿Viste eso?- le pregunté a Reiji casi en un susurro –Por ahí esos… esas lucecitas- dije sin saber cómo explicarme bien y señalando hacia al lugar, esto en verdad comenzaba a inquietarme demasiado.

Y ahí estaba esa mirada de regaño otra vez, me resultaba extraño casi nunca Reiji me miraba así ¿O acaso era que yo no lo recordaba? no estaba del todo seguro aunque lo que si era cierto era que el ambiente estaba bastante tenso tanto en el lago como entre nosotros, normal después de todo lo sucedido aunque comenzaba a creer que el propio lugar estaba afectándonos, si, podía sonar algo descabellado pero en verdad parecía como si una parte de mi quisiera perder el control y seguir molesto o algo así. Sacudí la cabeza tratando de despejar mi mente y finalmente centrarme e inclinarme para tomar mis cosas aun con algo de inquietud y mirando hacia el horizonte del lago sintiendo a pesar de todo bastante curiosidad, era como si hubiese algo que me obligase a mirar e incluso justo ahora me estaba dando cuenta que también comenzaba a sentir deseos de acercarme.

La voz firme de Reiji me medio despertó de mi aletargamiento y casi como un autómata me coloqué los pantalones sin abotonarlos ni nada, solo puestos y ya, de igual manera jalé mis tenis y metí en ellos los pies poco importándome que estuvieran húmedos y algo cubiertos de tierra, podía notar claramente la presión que Reiji sentía y también la de su mirada sobre mi además de la propia que me decía que debíamos irnos de ahí lo más pronto posible –Ya listo-dije tranquilo, quizá demasiado, y tomando mi camisa para que así ambos pudiéramos irnos, sin embargo una vez más posé mi vista en el agua que seguía igual de calma, miré el resplandor de la luna y como parecía destellar mágicamente sobre la superficie como si al acercarte pudieras llegar hasta ella.

De pronto un suave sonido llegó hasta mis oídos, incliné un poco la cabeza, quizá había sido Reiji de nuevo pero no, cuando me giré momentáneamente solo me topé con su mirada que insistía en apurarme, quise caminar junto con él pero de nuevo ese sonido atrapó mi atención –Espera… ¿No lo escuchas?- le dije a mi acompañante con una voz suave y casi adormecida mientras mis ojos no se separaban del lago y de la otra orilla, me quedé quieto respirando muy despacio mientras mi mente trataba de trabajar pues una parte me gritaba enfurecida que me dejase de tonterías, que debía alejarme del lago pero ya, y la otra insistía como una suave y arrulladora melodía que me quedara que no debía apartarme de este lugar.

Presté más atención al sonido percatándome que se trataba de una risa, una musical risa que se metía en lo profundo de mi mente como si rebuscara algún recuerdo –Creo que… que la he oído antes- mencioné dejando caer mis brazos a mis costados junto con mi camisa y el móvil -Me resulta familiar- insistí caminando un poquito hacia el lago donde el agua a duras penas podía alcanzar a tocar la punta de mis tenis. Seguí escuchando hasta que descubrí porque el sonido me resultaba tan familiar, avance un poco más como si un fuerte imán me estuviese jalando -¿Mayu?- pregunté a la nada en un murmullo olvidándome por algunos momentos de la presencia de Reiji; ese sonido, esa risa tan suave y musical era exactamente igual a la de mi hermana, a pesar de que no la había escuchado en años estaba seguro que era ella.

Mi mente trataba por convencerme de que eso era imposible al tiempo que trataba de dar solución a las anteriores palabras de Reiji que resonaban en mi cabeza "¿Podrás defenderte de algo que no puedes ver?" sin embargo todo parecía ser inútil, estaba demasiado encantado con ese sonido –es mi hermana no necesito defenderme- dije en voz alta como si así contestara a los intentos de mi razón por despertarme y hacerme salir de ahí al tiempo que caminaba adentrandome al lago.

Apenas y escuché el grito de Reiji en la lejanía ¿Estaba molesto? ¿Por qué? no lo entendía, mi cabeza solo tenía espacio para la suave risa que insistía en atraerme, una media sonrisa se formó en mi rostro mientras planeaba seguir acercándome, era mi hermana su risa era inconfundible ¿Acaso Reiji no la escuchaba? o quizá él no quería que me acercara, que la rescatara, que me reuniera con ella a pesar de que claramente me estaba llamando ¿era eso?, me quedé muy quieto tratando de aclararme un poco pensando en mis padres y en Mayu… mi hermana ¿Qué estaba haciendo en lugar como este? eso no podía ser ¿no?, me quedé parado mirando a la lejanía sintiéndome ahora bastante confundido, aquel sonido se volvía aun más insistente pero la pequeñísima parte de mi que sentía dudas al respecto trataba de hacerse paso y defenderse.

Sentí que alguien me tiraba de los hombros y mis ojos ahora opacos y casi sin vida vieron sin ver a Reiji, sabía que se trataba de él pero era como si no estuviese consciente de que estuviera justo frente a mí –Debo ir me necesita ¿No lo entiendes?- le dije con total pasividad sin hacer esfuerzos por soltarme esperando que él simplemente me dejara ir, moviéndome como muñeco de trapo cada que él me sacudía -¿Una trampa? no, solo lo dices porque estas molesto- traté de defenderme sin pensar mucho en lo que estaba diciendo solo repitiendo palabras que aparecían en mi mente como si fuera un autómata –Está aquí, escúchala ¿Por qué me quieres apartar de ella? ¿No te importo? ¿No quieres que sea feliz?- le cuestioné recibiendo como respuesta más zangoloteo -Déjame ya, ¿Qué no ves que no me quiero quedar? Entiende que quiero irme con ella- le dije con voz un poco más firme mientras que en mi mente se formaba la idea de golpearlo y alejarme de él, sin embargo tal acción no fue concretada.

Lo siguiente que supe fue que Reiji me había gritado y segundos después un golpe y un intenso dolor en la mejilla, la risa había parado transformándose en desgarradora queja que sentí casi perforó mi mente para después dar paso al silencio. Parpadeé un par de veces hasta que mis ojos parecieron retomar su color y se encontraron finalmente con los de Reiji los cuales me miraban con algo más que furia, lo observé confundido y después con bastante sorpresa ante sus acciones, jamas él me habia golpeado tan fuerte.

Sentí como poco a poco mis ojos se llenaban de lagrimas que rodaron silenciosamente por mis mejillas, me aparté de él y bajé la mirada notando mis cosas en el suelo entre ellas el pequeño móvil rosa con la mariposa colgada, me agaché y las levanté dando un suspiro y apretando en una de mis manos el aparato –Sácame de aquí- le pedí a Reiji con la voz medio rota debido a las lagrimas y a la furia que sentía, las presas más sencillas de atrapar eran las débiles, las vulnerables a los demás y para mi odio había permitido que me dejasen al descubierto e incapaz de defenderme.

Las lagrimas seguían cayendo me sentía demasiado cansando mentalmente como para intentar reprimirlas, era algo tan extraño sentir una pena bastante fuerte pero unida a un sentimiento de rabia y al mismo tiempo también cierta tranquilidad, todo era completamente ilógico y lo único que quería era apagar mi mente, no se quizá desmayarme para poder dejar de pensar por algunos momentos en todo lo sucedido pero no, eso no podía pasar, no podías ordenarle a tu cuerpo que se desvaneciera y ya. Me frustraba el no poder responder ¿Qué diablos había sido eso? ¿Cómo fue que se enteraron de una mis debilidades? esa persona, ser, cosa o lo que fuera que había estado jugando a costa mía me tenía ahora completamente descolocado.

Caminé en silencio junto a Reiji obligándome a avanzar a pesar de todo, a poner un pie delante del otro esperando recuperar al menos un poco de la fuerza perdida, me dejé guiar por él sin mirar atrás, sin mirarlo, solo con mi vista fija al suelo y de vez en vez al frente. Sentía palpitar mi mejilla estaba seguro que justo ahora ya debía estar inflamada y enrojecida, no iba a poder dormir recostado sobre ese lado debido al dolor seguramente bueno tampoco era como si me interesara mucho dormir ahora que varios recuerdos habían sido removidos en mi mente.

Sabía que Reiji me estaba mirando o al menos que sentía cierto nivel de preocupación por mí o algo similar, suspiré no quería que él se sintiera así odiaba ser la causa del dolor o la preocupación de los demás y más aun si trataba de alguien que quería, que era importante y que incluso, como era el caso de Reiji, necesitaba de alguna u otra forma. Siempre me había considerado alguien fuerte o como mínimo capaz de poder enfrentarse a cualquier situación, levantarse y seguir adelante pero justo ahora la idea de darme por vencido comenzaba a rondar mi cabeza, con eso quizá todos los problemas se esfumarían y aunque sabía ahora que todo lo sucedido en el lago, el cual dejábamos cada vez más atrás, había sido una cruel emboscada, me había percatado de lo mucho que aun tenía guardado, de lo mucho que en el fondo aun añoraba a mis padres, a mi hermana y a aquellos días de felicidad despreocupada que hacía ya varios años habíamos compartido y que ahora me resultaban tan lejanos e inalcanzables que dolía el simple hecho de recordarlos.

Finalmente nos alejamos lo suficiente y nos detuvimos ya en alguna parte del parque, miré el aparato rosa en mis manos, empujé con uno de mis dedos la pequeña tapa dejando así al descubierto los números, las teclas y la pantalla del celular que resplandecía con un brillo tenue mostrando una imagen de fondo en la que se apreciaban dos figuras, esa había sido una de las últimas fotos que mi hermana había tomado y la ultima en la que salíamos los dos juntos; presioné las teclas con calma y tras algunos segundos una voz infantil, cálida y alegre surgió de la bocina “Hola Mayu aquí, por el momento no puedo responderte pero déjame un mensaje después del timbre…” despues de eso, la voz se desvaneció seguida por un pequeño pitido.

Cerré el móvil apretándolo con firmeza en una de mis manos mientras la otra formaba un puño y se impactaba con fuerza en el tronco del árbol que tenía más cerca, resoplé con furia dejando el puño, con mis nudillos que comenzaban a sangrar un poco, pegado en la superficie que había sido víctima de toda mi frustración para después recargar la espalda en el tronco dejándome caer poco a poco hasta quedar sentado en el suelo con las rodillas flexionadas y pegadas a mi pecho.

-¿Sabes?- le dije a Reiji aun sin mirarlo mientras más lagrimas salían de mis ojos –A pesar de todo me alegra que mi hermana no estuviera en ese lugar- mencioné dando un largo suspiro mientras la calma venia poco a poco a mí, no estaba muy seguro de creer en el cielo o cosas así pero si es que mi hermana, o su espíritu, alma o lo que fuese se encontraba en algún sitio deseaba que fuera uno bueno –Gracias- le dije sincero al chico ahora si mirándolo con los ojos aun algo húmedos y la mejilla roja e inflamada marcada con sus dedos.

Suspiré y asentí con la cabeza ante sus palabras de consuelo, me resultaba curioso como unas simples palabras podían llegar a tener una fuerza poderosa, sin decir mucho podía entender que ambos habíamos pasado por un dolor similar que nos entendíamos, no le pregunté quién era Cal, ni donde la conoció y ni que fue de ella, ni porque la perdió ,no era necesario, el simple hecho de compartir esa especie de duelo era suficiente.

En mi interior reí con frialdad una vez más estaba causándole preocupaciones a los demás, de nuevo parecía que el que siempre estaba ahí para mí era Reiji cuando me había prometido que sería yo quien estaría incondicionalmente a su lado. Recordé entonces como en un flashazo las palabras que dije en el lago, había sido tan egoísta al querer solo desaparecer, irme, morirme o lo que fuera, me olvidé por completo de mi acompañante, de mi mejor amigo, de que quizá y sólo quizá mi partida seria dolorosa para él, miré mi puño ensangrentado, había actuado como un completo idiota diciendo tantas estupideces y sin poder controlarme, algo me decía que Reiji le estaría dando vueltas a mis palabras que, aunque en parte eran ciertas, no habían tenido ningún sentido ni valor.

Me sorprendí al sentir un leve jalón seguido de unos fuertes brazos rodeándome, mis ojos se abrieron sin podérselo creer, había sido algo tan repentino, me mantuve quieto por un par de segundos procesando lo que estaba sucediendo, escuchando a Reiji y también los latidos de su corazón que me recordaron que aun tenía muchos motivos para no darme por vencido, escondí mi cara en su pecho el cual estaba un poco frio y derramé un par de lagrimas más aunque ya no por odio o por frustración sino más bien por tranquilidad y un mínimo toque de felicidad.

-Lamento haberte preocupado- murmuré en voz muy suave casi nula, pero estaba seguro que él me había escuchado, me acomodé un poco mejor y rodeé despacito el torso de Reiji correspondiendo el abrazo intentando a su vez brindarle un poco de confort, de consuelo ante lo sucedido –Lo siento- insistí –No volveré a ponerte en una situación así- suspiré y me quedé junto a él disfrutando el sentirlo cerca por algunos momentos hasta que recordé que ambos estábamos desnudos o bueno más bien si playera.

–Ahm… ¿Reiji?- lo llamé dejando caer mis brazos con delicadeza pero aun dejando que él me abrazara –Ahm… ¿podrías cubrirte?- pedí mientras mi cara se ponía de nuevo roja al igual que mis orejas y aunque en otra situación lo hubiese golpeado y armado un brillante escándalo al respecto justo ahora tan solo agradecía que él no podía ver mi sonrojo aunque en el fondo estaba seguro de que podía sentir mi rostro ahora aun más tibio sobre su pecho.