Paseando un poco {priv. Reiji}

Fruncí un poco el ceño en un pequeño berrinche ante el murmullo del de mayor estatura, sin embargo al final solo atiné a sonreír, así era mi relación con él y justo ahora era perfecto que ambos estuviésemos como buenos amigos y no disgustados por alguna tontería, eso demostraba una vez más que tan fuertes eran los lazos invisbles que se empeñaban, para mi buena fortuna y gusto, en unirnos. Lo miré con una sonrisa en cuanto se separó de mí, mirando su pecho por algunos segundos para despues mirarlo mejor a los ojos rogando a quien fuera que el sonrojo en mi cara ya hubiese desaparecido, suspiré y asentí con la cabeza suavemente, ya había causado demasiados problemas el colmo seria que de paso Reiji se resfriara.

Alargué mi mano para tomar la suya aceptando así su ayuda aunque entrecerré un poco los ojos y me mordí el labio ahogando un pequeña queja, había ofrecido la mano equivocada, me estaba dando cuenta que golpear un árbol para desquitar mis frustraciones no había sido de mis más brillantes ideas, ahora mis nudillos sangraban y escocían un poco, debía vendarme esa mano cosa que tampoco me emocionaba mucho ya que traería preguntas innecesarias y alguno que otro regaño, suspiré resignado, no podía quejarme.

Tomé mi camisa y la sacudí un poco para quitarle la tierra -dime que al menos tu camisa se secó- le dije a Reiji mientras pasaba uno de mis brazos por la tela para poder vestirme -si no, tendré que conseguirte ropa seca, creo que ya llamamos demasiado la atención como para que andes asi- hice un gesto con mi mano señalando su cuerpo aun semi cubierto y era cierto por alguna razón siempre que íbamos a algún sitio las miradas se posaban sobre nosotros, situación que llegaba a ser algo fastidiosa- además debo cuidar que ninguna mujer loca te secuestre-bromeé guiñándole un ojo.

Me mentía, o eso creía, y me daba cuenta por dos simples razones, la primera era que lo conocía lo suficientemente bien como para saberlo y la segunda era que su playera negra aun se le pegaba demasiado el cuerpo, más de lo normal, por lo cual era claro para mí que seguía algo mojada, no mencioné nada, no supe porque pero no quise hacerlo. Terminé de acomodar mis ropas y mi cabello, aunque el ultimo como de costumbre seguía algo desalineado, y miré con molestia a Reiji frunciendo el ceño, sonrojándome y apretando mi mano sana en un puño mientras consideraba la idea de golpearlo o abandonarlo a la mitad del parque o de una carretera muy concurrida, mi mente comenzó a idealizar una forma de devolverle sus palabras pero no se me ocurría nada coherente además de que su voz dándome una sugerencia llevó mis pensamientos a otro lado aunque como de costumbre no tarde en mirarlo mal.

-No me encanta nadar desnudo en el lago- me queje… un momento él nunca había dicho desnudo ¡bien hecho Shinn! dale al hombre motivos, punto malo mí, me apresuré antes de que tuviera la oportunidad de hacer uno de sus apremiantes comentarios -Y tampoco soy celoso lo que pasa es que tu… bueno es que… ash- me frustré de una manera tierna e infantil, resoplé resignado ya me encargaría de devolver sus comentarios después, ahora como él mencionaba lo principal y más urgente era evitar una enfermedad así que asentí con cabeza y me acerqué para sujetarlo de la muñeca y tirar de ella un poco.

-tendremos que caminar así que seré tu guía y por lo tanto harás lo que yo te diga sin quejarte- le advertí aparentando sonar firme pero con una sonrisa juguetona en los labios. Miré hacia nuestro alrededor para reubicarme —Andando entre más pronto lleguemos mejor- mencioné comenzando a caminar con él un poquito atrás de mi, tomando su muñeca y jalándolo en lo que sin duda alguna seria una escena algo cómica al ser Reiji el de apariencia mayor.

Lo miré incrédulo y después reí divertido negando con la cabeza mientras caminábamos ahora lado a lado, adoraba la manera en que Reiji me podía decir cosas tan sinceras e importantes, y aunque lo que más deseaba era alejarme del lugar, cosa que se notaba evidentemente en mi prisa, también era como si no existiera nada en este mundo u en otro que pudiera romper el momento de dicha y banal diversión que Reiji y yo compartíamos cada que estábamos juntos, era como si todo se tranquilizara por algunos momentos y nos olvidáramos de todos y cada uno de nuestros problemas.

-Que cadete tan modesto el mío- jugué un poquito siguiendo el rollo del sargento sin apartar la vista del camino y sin dejar de sonreír -No hemos ni llegado y además de en una cálida ducha ya piensas también en la cena, que mal-dije en forma de pequeño regaño y después reí considerando que una cena caliente no estaría del todo mal, un buen filete, una buena pasta quizá…había muchas posibilidades y un solo problema… Yo.

Mis únicos intentos de gran cocinero habían sido un desastre, en el primero estropeé un microondas, y en el segundo terminé incendiando unas cortinas y casi media cocina, me sonrojé al recordarlo, esa ocasión había sido por algo especial pero terminó siendo el fin de mis intentos de preparar algo más o menos elaborado y también la ganancia de un largo vetado a la cocina. Y a decir verdad no era que todo este asunto se complicara demasiado, bastaba con pedir algo y listo ¿No? pero realmente no me apetecía mucho esa opción

Reí aun sonrojado mientras aquel recuerdo se desvanecía en mi mente, le sonreí a Reiji con calidez -Pues si no pasamos a comprar ingredientes lo único que cenaremos serán las esporas del aire- mencioné riendo y decidido a intentar cocinar algo, tenía algunas cosas en casa y con un par más podría hacer una cena decente.

-Así que haremos una escala para hacer un par de compras- finalicé, y es que vamos ahora tras un par de años no podía salir tan mal ¿Verdad?

Mantuve mi sonrisa mientras caminábamos me agradaba mucho escuchar a Reiji reír de esa forma, tan sincera y despreocupada, y aunque sonara algo egoísta, me agradaba aun más saber que yo era una pequeña parte de lo causaba esa felicidad en él, tenía que admitir que el chico junto a mi era de los pocos, por no decir el único, que me hacía sentir parte de algo, especial e importante para alguien y fue justo por esa razón que al final no había seguido mi caminata hacia las profundidades del lago, ya que consiente o no, sabía que Reiji me importaba, que era como mi familia, mi confidente, mi mejor amigo, un pedazo de mi corazón que necesitaba para seguir adelante, para sentir que tenia mucho porque luchar y me quedaba claro que simplemente no podía alejarme así tan fácil de él. Si, sonaba egoísta, pero era la verdad.

Reí un poco al ser llamado nuevamente sargento, analicé sus palabras, era curioso que jamás nos habíamos visitado en nuestros respectivos hogares, suponía que era porque no habíamos tenido tiempo o simplemente la ocasión no se había dado, me puse un poco nervioso y aunque trate de olvidarme de eso, ahora no solo estaba el hecho de la cocina si no de mi departamento nuevo, me daba un poco de emoción y nerviosismo el hecho que el chico fuera por primera vez, suspiré, esperaba no terminar llamando a los bomberos o peor aun con Reiji en un hospital, traté pensar positivo, nada saldría mal si pensaba de esa manera ¿No? -Pues pensaba en algo de pescado ya que es ligero pero depende de que tanta hambre tengas- comenté mientras pensaba en que cocinar, eligiendo mentalmente una receta -y pues lo básico especias, unas verduras… ah y conociéndote de seguro tendrá que haber alcohol de por medio, no lo sé, pero si es así te estaré controlando querido cadete- mencioné riendo y mirándolo con fingida sevridad, claro que lo vigilaría… siempre y cuando yo no bebiera “demasiado,”…mi manera sutil de decir nada.

Dejé que Reiji tomara mi mano, la sana claro esta, intentando ya no abochornarme al respecto, al menos no demasiado, y mejor dejarme llevar por él con una sonrisa -Perfecto, veras que no nos toma mucho tiempo- dije mirando finalmente más indicios de “civilización”

Acompañé su risa de manera amena al tiempo que negaba suavemente con la cabeza ¿Un mal japonés? vaya que esa era una deducción algo cómica, aunque en realidad me puse a pensar en mi propia persona, en mis actitudes y demás tratando de vislumbrar si era como Reiji decía un mal o buen japonés, aunque sinceramente no supe del todo a que conclusión llegué, cosas más cosas menos, no importaba, al menos sabía que yo era yo y por ahora suponía que bastaba con conocerme a mí mismo al menos un poco y vamos que tampoco había sido un comentario por el cual detenerse horas a meditar.

Mi suposición era cierta, y ahora parecía haberse transformado en una especie de advertencia, sonreí al sentir el apretón en mi mano pero no me giré a mirarlo, sabía que al preguntarme “¿Qué te gustaría beber?” era como si me estuviera diciendo “Vas a beber si o si” y pues al parecer no tenia opción así que solo atine a sonreír con algo de timidez y agregar mi poco aguante del alcohol a la lista de cosas por las cuales estar nervioso, -¿Yo? yo no voy a beber nada, debo ponerte un buen ejemplo- dije bromeando un poco ya que de primera impresión, el que a opinión de los demás debía mantener un buen ejemplo seria él y no yo, aunque eso era lo de menos ahora solo intentaba jugar un poco y ver si de esa manera podía zafarme del consumo de tales bebidas, aunque sabía que era una lucha casi perdida.

Continuamos nuestra caminata, mis ojos se paseaban entre las calles, los autos, las personas que caminaban tranquilas, desinteresadas, cansadas, aburridas o lo contrario, seres vivaces en búsqueda de un buen lugar en el cual pasar una noche divertida, me fije en todo, casi como si estuviera turisteando, las luces, los espectaculares, los brillantes y lejanos anuncios de neón de los bares que abrían sus puertas para comenzar la larga jornada nocturna y aunque la zona en la nos encontrábamos no era de las más concurridas de la ciudad eso no era motivo para dejar a un lado el esplendor.

Avanzamos con calma, disfrutando de nuestra mutua compañía, yo, dejando que él siguiera guiándome hacia el lugar en donde haríamos nuestras compras, finalmente su voz me hizo detenerme por unos segundos para poder mirarlo con sorpresa, había hecho la pregunta del millón de dólares, de inmediato me puse nervioso y traté a toda costa de que no se notara, controlando a duras penas el sonrojo de mis mejillas y esperando que mis ojos no me delataran demasiado -Pues lo que se dice cocinar cocinar, no- dije con sinceridad ya que no era un gran cocinero y si hablábamos con la verdad, no tenia las bases ni el conocimiento suficiente para afirmar con toda seguridad que sabía manejarme dentro de una cocina - Pero se cómo utilizar una estufa, así que no estoy del todo perdido digamos que se lo primordial para hacer algo decente y no morirnos de hambre- finalicé con una sonrisa, y no mentía, era cierto que sabia usar una estufa, y también que sabía como preparar ciertas cosas, eso era completamente cierto, tenía la teoría, aunque si se trataba de la práctica eran donde surgían los problemas, pero en fin no perdía nada con intentarlo ¿No? -No seas miedoso sé que tengo la capacidad de cocinar y evitar matarte al mismo tiempo- dije con una sonrisa tratando de picarlo un poco para dejar el tema de mis habilidades culinarias por zanjado, al menos por un rato.

Aparté mi mirada rubí de la suya, con mis mejillas sonrojadas pues sabía que trataba de leerme y su intenso y profundo mirar aun me descontrolaba un poco -Mejor preocúpate por cruzar las calles cuando lo indica la luz- le reclamé dándole un pequeño empujón con mi hombro -No quiero terminar como rana aplastada- dije riendo un poco y exagerando la situación ya que cuando cruzamos no había autos a la vista.

El chico comenzó a reír con fuerza, primero lo miré sorprendido y después con ceño fruncido dispuesto a golpearlo por reírse de esa manera, por, al menos lo en ese instante pensé, mis palabras sobre la cocina, aunque tras unos segundos me percaté que se reía solo porque quería hacerlo, porque le nacía, así que también sonreí y reí aunque no tanto como él, ya que las personas que nos miraban como si fuéramos locos, y quizá estaban en lo cierto, Reiji y yo éramos un par de locos caminando por la calle, sonriendo sin preocuparse de la gente que nos veía pasar a su lado –Tonto, ya no te rías así llamamos mucho la atención -le dije, aunque en realidad lo que la gente creyera me resultaba poco transcendental.

Reiji se detuvo dando un suspiro de alivio ante el cual sonreí con algo de ternura y calma hasta que sus siguientes palabras me hicieron mirarlo ladeando un poco la cabeza en un gesto involuntario para después posar la mirada en nuestras manos sujetas la una de la otra, moví un poco mi mano para sentir mejor la de él y la curva que formaban mis labios en señal de felicidad fue un poco más notoria, me agradaba bastante que nos tomáramos de las manos, podía resultar tonto y patético, pero ese simple gesto, me hacía exageradamente feliz y al parecer a él también así que eso era algo perfecto.

Estaba por preguntarle en cuál de las tiendas entraríamos a comprar cuando en un rápido y firme movimiento entrelazó sus dedos con los míos, me paralicé, incluso me pareció que me había detenido por un par de segundos para enseguida retomar el paso, no supe si él lo había notado o no, o si en verdad mis pies se frenaron por la sorpresa, solo una vez habíamos entrelazado nuestros dedos, a lo mucho un par de veces si es que no lo estaba imaginando o si no me equivocaba, en fin a lo que voy es que eran pocas las veces en que eso sucedia y una de esas ocasiones había resultado ser algo... complicada, generalmente evitábamos gestos como esos, él los evitaba, yo los evitaba, y no porque me molestasen, si no porque podrían malinterpretarse.

Lo miré de reojo mientras seguíamos sin detenernos, moví mis dedos un levemente y sonreí un poco, calmándome de esa manera una vez pasada la sorpresa inicial, no quería que Reiji se preocupara o se incomodara y me soltara, aunque no pude evitar preguntarme de nuevo si me hubiese gustado cambiar las cosas, preguntándome otra vez el ¿qué hubiera pasado si…?, pero negué con la cabeza, reiterándome que no podía ni quería cambiar las cosas, era extraño, el hecho de que él sujetara mi mano era como si me dijera sin palabras un “Estoy aquí” apreté un poquito nuestras manos juntas y suspiré, asimismo yo le respondía con un “También yo… siempre” así era nuestra intima relación, yo era algo más que un simple amigo para Reiji, era su incondicional y no esperaba nada más, así me gustaba, así me bastaba y así me sentía completo.

Sonreí con el ánimo renovado, no podía permitirme pensar en cosas negativas teniendo tan grata compañía y menos aun en vísperas de una divertida velada, así que me dispuse a romper el neutro silencio, neutro porque en realidad no era un silencio incomodo, –¿Y bien? ¿Cuál es la tienda?- pregunté mirando los establecimientos –Más vale que te comportes no quiero tener otro encuentro cercano con la policía- le dije riendo y jalando un poco su mano para ponerme frente a él caminando de espaldas mirándolo con una sonrisa juguetona, como de amenaza, recordando que por general todos nuestros encuentros tenían algo de adrenalina y eran poco convencionales.

Giré un poco el rostro para observar el establecimiento que me señalaba, cuidando mis pasos para así evitar caer de una manera cómica, el lugar pequeño pero iluminado se intuía perfecto para realizar nuestras no muy planeadas compras nocturnas, mis ojos volvieron a posarse en los suyos mientras se acercaba y me seguía guiando hacia la entrada del lugar. Lo miré un poco mal al oír de nuevo la palabra pequeño y además enfatizada, aunque solo atiné a sacarle la lengua de manera infantil para después reír, no podía evitarlo simplemente me encontraba feliz caminando con él, era un estado de curiosa felicidad molesta o algo así que hacía que lograra olvidarme de todos y de todo y eso, sinceramente me fascinaba, admitía que algunas veces me encantaba el efecto que él tenía sobre mí, aunque retomando sus palabras, tenía razón, correr con el estómago vacío era incomodo aunque estaba seguro de que si llegábamos a correr por los motivos mencionados el sentimiento de vacío será la última de nuestras preocupaciones.

–Mas te vale comportarte- volví a advertir - Estaremos solos en mi casa y si es que tu logras ponerme ebrio o no- cosa que no dudaba podría hacer – No te perdonaré si te aprovechas de mi, por más divertida y tentadora que te resulté la idea- dije con un tonito suave y una mirada un poco provocativa, sin malas intenciones claro, para enseguida entrar ambos a la tienda atravesando las ya comunes puertas eléctricas, con las cuales tuve por un segundo el impuso de jugar pero logré reprimirlo, centrando mi atención en la chica de la caja registradora que me observa atenta y curiosa, le devolví la mirada por un par de segundos, vaya que debíamos dar un aspecto extraño, dos chicos medio empapados medio lodosos con un aspecto de seguro no muy decente entrando como si nada a un super, supuse que sería lo más lógico pensar así, por lo cual le sonreí a la joven con un poco de nerviosismo pero de manera agradable para después acelerar el paso ligeramente y reencontrarme con Reiji antes de que se perdiera entre los pasillos del lugar, aunque a decir verdad la idea de hacerlo llamar por el altavoz de la tienda me resultó sumamente tentadora, me daba mucha curiosidad saber cual sería su reacción.

En fin de momento, dejé esa idea a un lado y me centré en hacer un recuento de las cosas que íbamos a necesitar para preparar la cena, iniciando por el número de emergencias, seguí al mayor mientras pensaba un poco y al final suspirar, “Hacerlo sencillo, hacerlo sencillo” me repetía en la cabeza - Muy bien necesitamos pocas cosas en realidad, un par de filetes o lomos de pescado de tamaño medio tampoco queremos exagerar con las porciones, papas, mantequilla y curry- dije nombrando solo lo que hacía falta en casa. - Eso es todo sin contar claro las bebidas y demás, si quieres podemos dividirnos para encontrar todo más rápido o vamos juntos como prefieras- finalicé mirandolo con una sonrisa.

Asentí con la cabeza ante la propuesta y me dispuse a buscar la zona de pescado o de congelados del alborotado lugar, para mi fortuna no tardé mucho encontrar un stand de tamaño medio lleno de hielo y sobre este alineados varios paquetes de diferentes pescados y mariscos caminé buscando con la mirada algo que me convenciera hasta dar con dos perfectos filetes de pescado, lubina para ser exactos, de buena porción, limpios y de grueso bastante aceptable, tomé la clásica charolita azul envuelta en plástico autoaderible y revisé la fecha de empaque y la de caducidad así como el estado general de la carne, había sido empacada el mismo idea y se veía claramente fresca así que sin más me dirigí a buscar el curry.

Caminé por entre los pasillos buscando la sección de especias y condimentos en donde suponía estaría el curry, y así fue precisamente aunque había de varios tipos y tamaño por lo cual comencé a dudar un poco pero tras algunos minutos leyendo ingredientes y demás elegí uno bastante suave al paladar y con poca cantidad puesto que solo éramos dos personas, busqué con la mirada a Reiji por la tienda, pero no lo encontraba, tomé la cajita del curry para caminar en búsqueda de mi acompañante a quien suponía en las líneas de pago, sin embargo mis pasos me llevaron hasta un pasillo de dulces y galletas, sin poderlo evitar me detuve a curiosear un poco las cosas que había buscando en especifico una cajita hexagonal verde y amarilla con dibujitos de koala, eran unas galletitas rellenas de chocolate que simplemente me fascinaban y deseaba poderlas encontrar en la tienda, por lo cual cuando Reiji me encontró pegué un pequeño saltito.

-Tonto me asustaste- le dije y volví a posar mis ojos en los anaqueles con los dulces -Si, ya encontré todo lo que necesitamos- mencioné algo distraído para finalmente sonreír al dar con la cajita de las galletas, le di a Reiji el pescado y el curry para así poder inclinarme y tomar el tan preciado paquete que estaba escondido tras otras golosinas, sonreí infantilmente mostrando la cajita como si de un trofeo se tratase -¡Listo! vayamos a pagar todo- dije recuperando de nuevo las cosas en manos de mi acompañante para así dirigirnos junto a las cajas, en donde un chico estaba por llevarse lo que Reiji había juntado.

-Espera eso es nuestro, se nos olvidaba algo pero ya está aquí no te lleves lo demás, estamos por pagarlo- expliqué, el chico con un gesto de fastidio dejo todo y se fue refunfuñando quien sabe que cosas, negué con la cabeza y caminé para quedar frente a la chica que nos miraba aun más que antes -Buenas noches esto sería todo- mencione sonriéndole un poco intentando así calmar un poco la intuitiva mirada de la chica que comenzó a marcar los artículos para hacer la cuenta, miré con sorpresa que habia vendas y de mas utensilios de primeros auxilios -¿Para qué es todo eso?- le pregunté a Reiji con algo de confusión mientras sacaba de mi cartera el efectivo para pagar.

Ahogué una suave risa al notar la molestia de mi compañero y su “fallido” intento de ataque hacia el chico que se disponía a retirar nuestras cosas, ni tiempo me dio de pagar cuando el ya lo había hecho, lo miré mal por un momento, vamos ¿que no se suponía acaso que yo iba a invitarlo a cenar? era algo extraño claro, no me molestaba del todo que él pagara pero tampoco me parecía lo justo, pero bueno ya me encargaría de que mínimo me dejara poner la mitad de lo que había desembolsado. Miré a la joven quien ahora hacia su labor con rapidez y casi con nerviosismo gracias al tono utilizado por Reiji, negué con la cabeza ¿Qué se le podía hacer? así era el chico y justamente así me agradaba así que no había porque alarmarse mucho, Reiji era Reiji con todo y su a veces explosiva pero encantadora personalidad.

Dejé que el chico llevara las bolsas hasta dirigirnos a la salida, un aire algo frio nos dio la bienvenida al exterior, temblé un poco aunque no estaba seguro de si había sido por el frio o no, suspiré, lo mejor sería apresurarnos a llegar al departamento y quitarnos la ropa húmeda. Comenzamos a andar lado a lado, -La próxima vez que pagues por mi te golpeare en la entrepierna de nuevo- le mencioné como en un pequeño berrinche mientras que las luces de la ciudad eran más obvias y más llamativas, la clara emoción de la vida nocturna de la ciudad pueda sentirse, y aunque quizá era solo un poco de manía también había algo inquietante, quizá solo eran los vestigios de lo sucedido en el lago, miré mi mano y resoplé con algo de resignación para enseguida mirar a mi acompañante algo de que me percaté y que no lo había hecho antes por alguna razón, fue de su impaciencia, pero no solo por la chica de la tienda, había algo más, se veía inquieto y eso no me terminaba de agradar, ambos teníamos sentidos bastante agudos probablemente los de él eran mejores que los míos así que si Reiji se encontraba inquieto era porque algo no andaba del todo bien.

Tardé un par de segundos en sentir en mi propia persona esa sensación de incomodidad, de preocupación, de “mala espina” como muchos dirían, y es que mientras caminábamos comencé a sentir que éramos seguidos, fruncí el ceño, sentía molestia hacia mi persona por dejarse llevar por algo que ya no sabía hasta que punto era real y para colmo cuando todo parecía estar calmado se reanudaba esa sensación incomoda y de expectación al encontrarse en peligro, la adrenalina corriendo por las venas y el sudor frio luchando por apoderarse del cuerpo, me detuve en una señal roja y cerré los ojos, tomé aire lentamente y exhale después liberando así algo tensión -Apresurémonos, no queda mucho por caminar y seguro que ya no aguantas el hambre- dije sonriendo esperando tranquilizarlo, lo cierto era que desde hacía un par de días me había estado sintiendo observado y casi acechado, obviamente esto no lo mencioné, no deseaba causar preocupaciones inncesarias, quería creer que era simplemente era cansancio y estrés, solo eso, pero ahora comenzaba a preocuparme de verdad.

Cruzamos la calle y miré a mi alrededor -Ven es por aquí- mencioné indicando el camino, uno diferente al de costumbre, después de todo si algo me habían enseñado era que no era bueno tener muchas rutinas.

Apresuré un poco más el paso, el ambiente estaba ya demasiado tenso, lo odiaba, odiaba preocupar a Reiji de esa forma y si llegar rápido a mi departamento calmaría las cosas lo mejor era que fuera cuanto antes -es cruzando la siguiente esquina en ese edificio- indiqué y tras pasar la calle llegamos a la puerta principal, saludé al portero / guardia con una sonrisa amable y tome rumbo hacia el elevador para poder subir a piso