¿Alguna vez imaginaste un lugar lejano, escondido del resto, un nuevo Eden particular... donde puedes ser quien, como y cuando quieras, donde no existan etiquetas, creencias, ni banderas? Vive y deja vivir, porque en Ciudad Esmeralda todo tiene lugar. |
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| En el bosque {priv. Otoya} | |
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Autor | Mensaje |
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Invitado Invitado
| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Lun Nov 05, 2012 12:44 am | |
| No tardé en reacomodarme recargado en el cuerpo de Otoya, sintiéndome claro feliz de que se colocara detrás de mí, lo que no esperaba era ese comentario sobre mis labios, no le respondí, de inmediato me sonrojé con violencia y ahora notaba que había acertado en pedirle que se acomodara tras de mí, de esa forma no podía ver lo abochornado que estaba, además claro que me sentía un poco más seguro de esa manera para poder comenzar con el relato –Es una larga, larga historia, espero que me tengas paciencia- suspiré un poco, sabía que lo más probable era que fuera demasiado pronto para preocuparse por cosas del pasado pero sentía que lo mejor iba se sincero, tanto con él como conmigo mismo y contarlo era a mi parecer el primer paso para continuar con todo, ya después veríamos que más pasaba.
Sonreí un poco ante la convicción de Otoya al aceptar mis condiciones y quedé gratamente sorprendido cuando sutilmente sus brazos me rodearon y su mentón se recargó en mi hombro, de nuevo una calidez me invadió logrando que me sintiera más tranquilo y seguro, me moví un poco aprovechando el gesto del chico para apoyarme mejor contra él y quedar más cómodo, cerré los ojos e inhalé profundamente, disfrutando de su calidez, sintiéndome como un pequeño ladrón al querer robarme su calor y su tiempo, cerré los ojos y solté el aire en un suspiro de tranquilidad, alargando esa paz, ese momento, limitándome a sentir a Otoya rodeándome y el viento golpear en mi cara.
-Hace ya algunos años…- comencé tras un rato de silencio, manteniendo los ojos cerrados aun –Conocí a un chico, bueno por aquel entonces no era más que un niño, él tenía una familia maravillosa, una hermana menor, un padre estricto pero amoroso y una madre amable y cariñosa, su condición era excelente, no eran millonarios o algo por el estilo y mucho menos aun eran la familia perfecta pero eran sumamente felices por el simple hecho de que se tenían los unos a los otros, aquel niño creció en un ambiente lleno de dicha, su pequeña hermana era su adoración y aunque a veces lo sacaba de quicio la quería con locura, amaba a sus padres y se sabía inmensamente querido, no pedía nada más, pero parecía que el destino, si es que así quieres llamarle, le tenía preparado algo completamente diferente y durante una noche su vida dio un giro de ciento ochenta grados…- yo mismo me sorprendí de la manera en la que las palabras estaban saliendo de mis labios, en tercera persona como si realmente tan solo fuera una anécdota sacada de un cuento o de una novela o simplemente un momento más, una experiencia que algún viejo conocido me había contado alguna vez.
-… fue en una noche común y cualquiera, como de costumbre había discutido con su hermana durante la cena por motivos triviales y claro, al final se había disculpado y la había acompañado hasta su habitación para leerle aquel cuento que a ella le encantaba hasta que cayó dormida, había deseado buenas noches a sus padres y recibido el ya acostumbrando beso en la frente que su madre le daba antes de dormir, por su mente jamás pensó que algo iba a cambiar, se sumergió en un profundo y tranquilo sueño hasta que entrada la madrugada algo lo alertó, se levantó y salió de su habitación a tiempo para mirar como dos siluetas se encaminaban a la habitación de sus padres, se asustó y su primera reacción fue ir a buscar a su hermana, asegurarse de que ella se encontrara bien, sintió alivio al constatar que así era, la despertó y le pregunto si quería un poco de leche como pretexto para sacarla de la habitación, tenía un mal presentimiento.
Los hermanos bajaron a la sala pero no llegaron hasta la cocina, unos gritos comenzaron a escucharse por la casa, eran por una parte agresivos y por otra asustados, consternados y preocupados, el niño no tardó en identificar la voz de sus padres, algo iba mal, jaló a su hermana y se apresuró a ocultarse tras uno de los largos sillones, justo a tiempo antes de que viera como un par de hombres jalaban a sus padres, gritándoles, golpeándolos y hablando de cosas que él por aquel entonces no lograba comprender, cubrió a su hermana y le hizo un gesto de silencio mientras le sonreía un poco buscando calmarla, no quería arriesgarla a ver algo como eso o a que los descubrieran, se quedó quieto, escuchando que la pelea de aquellos tipos continuaba y entonces cometió el primer gran error.-
Tomé un poquito de aire, puesto que no me había detenido durante el relato, no quise abrir los ojos, estaba demasiado perdido en los recuerdos como para hacerlo -¿Has oído como una nota aguda corta repentinamente el aire de un momento y lo deja todo en silencio? él describía lo que sucedió como algo similar, al final, uno de los hombres sacó un arma y con un movimiento limpio y mordaz se encargó de cortar el cuello de sus padres, justo en el segundo en el que él se había asomado a mirar- solté el aire pausadamente –Sin darse cuenta y gracias a la impresión, delató su posición, retrocedió un par pasos cubriendo a su hermana, fue inútil, sintió como lo apartaban, se golpeó con un mueble y antes de que pudiera reaccionar, escuchó el disparo y vio a su herma caer de espaldas contra el suelo… su mundo se detuvo y notó en cámara lenta que el hombre que mató a sus padres iba hacia él, lo miró, aguantó la respiración, lo pensó, se levantó, corrió, sintió dolor, cayó y después… vacío, oscuridad, su mente se alejó creyendo que era una pesadilla de la que le urgía despertar. Y lo hizo, o eso creyó, despertó en el hospital, solo, vendado en la zona del vientre y descubriendo que no sólo se había despertado de la pesadilla sino que había que caído en algo peor...
La realidad.
- Lloró, lloró hasta que sus ojos se quedaron secos y su corazón se apagaba lentamente. Al salir del hospital regresó a su a casa, sus padres ya habían sido sepultados y él seguramente iría a parar a un orfanato, sin embargo un hombre ya lo esperaba, un viejo amigo de su padre le ofreció un empleo algo peculiar, además de un techo y de la posibilidad de averiguar quiénes eran los asesinos de sus padres así como la razón del crimen, sin más a donde ir y con resignación a algo mejor que un orfanato, aceptó la oferta e hizo su mochila, guardó un par de prendas, una fotografía familiar y tomó del cuarto de su hermana un celular rosa con una mariposa y unas piedras de colores colgando, esos fueron los únicas cosas materiales que se llevó con él, jamás volvió a pisar ese lugar.-
Hice una pausa ahí, abriendo finalmente los ojos, necesitaba tranquilizar mi corazón y supuse que Otoya quizá necesitaba digerir un poco que le contaba antes de poder seguir con el relato, me moví un poco y tomé el termo en donde estaba el té sirviendo un poco en la tapa y pasándoselo al chico, aunque sin mirarlo, para que bebiera, mi mente divagó por un momento y me sonrojé al pensar que si yo bebía de la misma tapa bueno… mejor no mencionarlo, era una tontería, algo demasiado infantil.
-Quizá te preguntas porque te cuento una historia tan triste como esta cuando la verdad es que la felicidad que sentimos ahora es sumamente notable, a mi favor afirmaré que es porque es importante para lo que te trato entiendas, al final todo tendrá sentido, al menos un poco… ¿Puedo seguir?- pregunté tranquilo esperando el asentimiento del chico para continuar, al menos la primera parte y quizá la más larga ya estaba relatada.
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Sáb Nov 17, 2012 12:10 pm | |
| Del mismo modo que hizo Shinn, relajé mi cuerpo y lo presioné una vez más contra mi cuerpo, como indicándole que estaba a su lado y que nada me apartaría de ese lugar tan apreciado. Por un segundo sentí el impulso de besar su cuello pues desde esa posición estaba hermosamente descubierto, pero me contuve pues como había prometido primero escucharía su historia. Así que cerré los ojos y esperé a que empezara.
La compañía del árbol era grata, así como de ese clima templado que no resultaba sofocante ni helado en lo absoluto. La brisa golpeaba sutilmente contra nuestros rostros y movía ligeramente nuestros cabellos, era tan suave como el roce de un beso en las mejillas.
Entonces Shinn empezó. Su historia relataba a un chico que afortunadamente procedía de una familia maravillosa aún a pesar de sus peros y contras, pues más que nada, había un amor intenso e incondicional de los unos a los otros. Sin embargo, al parecer el chico protagonista de su historia había experimentado un cambio radical, uno que cambiaría su vida por completo. Sin saber por qué, sentí preocupación. Algo me decía que esto no era una historia común y corriente pues estaba demasiado detallada. Además de que podía sentir como Shinn cambiaba mientras las palabras tomaban forma y se transformaban en recuerdos. Me di cuenta que estaba relatándome su historia, su pasado.
Entreabrí mis ojos y miré hacia la nada pues en mi mente sólo estaban las imágenes evocadas de lo que pronto me haría estremecer: al parecer en una noche infortunada y maldita, él había tenido una discusión con su hermana en donde había terminado disculpándose sin mayor problema; pero, pasada la noche y en las primeras horas de la madrugada (quizá) algo lo había hecho levantarse, algo que lo había hecho sentir incómodo, alerta. Los gritos de un par de personas podían retumbar sus oídos, provocando en él y en mi cierta negación. “¿Cómo era posible que eso estuviera pasando?” pensé.
Hubo una pequeña pausa. Tal vez necesitaba airarse un poco, aunque me percaté de que me hallaba en lo correcto. Lo abracé con un poco más de fuerza, como si eso lo ayudara a mantenerse en pie mientras descubriera sus secretos ante mí. Mi cuerpo temblaba sin poder evitarlo. Sentía tal empatía por Shinn que también me veía afectado por toda esa historia, que sin duda lo habían marcado y para bien o para mal, lo habían convertido en el hombre joven que hoy era.
Volvió a la historia pero yo ya no quería escuchar. Podía sentir el dolor en cada palabra pronunciada. Una y mil veces me odié por no haber estado allí, para ayudarlo, para sacarlo a él y a su hermana de allí. Pero el destino era cruel a veces, y todavía no era mi momento de aparecer en su vida, me dije. Varias de sus palabras se quedaron en mi mente como si fueran heridas recientes que jamás cicatrizarían. Mi estómago se hundió y sentí un ligero espasmo. No podía creerlo. Sin apartarme de su cuerpo, hice mi rostro hacia atrás para que el par de lágrimas que habían corrido por mis mejillas no fuera a manchar su ropa. Me sentía pequeño, sumamente pequeño. “¿Así te sentiste tú?”
¿Cómo es que podía relatar todo aquello? Mi dolor era egoísta y estaba seguro de que ni siquiera se comparaba con lo que él había experimentado.
Se detuvo.
Antes de aceptar el té me limpié el rostro con la mano. No podía permitirle verme en ese estado, debía ser fuerte, por él y por mí ya que irremediablemente también había recordado a mis padres. Me refiero a los verdaderos. Yo sí había llegado a parar al orfanatorio hasta que una pareja amable decidió adoptarme y brindarme apoyo en más de un sentido. De nuevo pensé que el destino era cruel, pues a mí me había tratado relativamente mejor. Pero en fin, tomé lo que me ofrecía y miré mi rostro reflejado en el líquido; mi expresión era extraña pero increíblemente humana. –Gracias. –murmuré. Le di un trago largo, esperando que todos esos sentimientos extraños y dolosos se apartaran de mí, así de rápido como habían llegado.
Entonces vuelve a romper el silencio, asegurándome que el motivo de esta historia es lo suficientemente bueno o al menos razonable, y quizá necesario para que yo lo comprendiera. Deseaba preguntarle algo como “¿Pero tú deseas continuar?”, sin embargo, me sentí idiota al instante. No podía dejar las cosas a mitad de camino, además, el esfuerzo que utilizaba constantemente al comunicarme todo eso era notable. –Sí. Puedes hacerlo. –mi tono de voz era inevitablemente apagado que hasta me sorprendió tanto de que por una vez en la vida no pudiese sonreír de forma natural.
Le pasé de nuevo el té que se quedó en el recipiente y volví a rodear su cuerpo, pero esta vez me tomé el atrevimiento de besar sus cabellos castaños un par de veces. Dejé que se recargara en mí si eso deseaba… y volví a cerrar los ojos, esperando a que prosiguiera. [Sorry por la tardanza >__<] |
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Dom Nov 18, 2012 1:45 am | |
| [No me mateees >______< sé que quedó kilométrico pero andaba con una mendiga y repentina inspiración que no quise cortarlo, y no te preocupes por la tardanza entiendo que a veces una tiene mil cosas que hacer o poca inspiración o admitamos, pocas ganas jajaja xD]
Disfruté de nueva cuenta de un momento de paz, de la brisa y del silencio formado entre ambos, y a pesar de los recuerdos, no lloré, no me permití hacerlo, ya lo había hecho muchas veces, tan sólo me quedé quieto entre sus brazos esperando, no sabía que exactamente, quizá nada, pero sólo esperé. Tomé la tapita que me ofrecía el chico y fue entonces cuando me percaté de que temblaba y también de que su voz sonaba algo apagada, caí en la cuenta de que mi relato podría ser demasiado, por un segundo me había olvidado que éramos recién conocidos y quizá yo contaba las cosas con muy poco tacto, estaba demasiado perdido en mis recuerdos que me pareció que nos conocíamos ya y que entre ambos existía una gran confianza.
Me había premeditado un poco, quizá lo más correcto hubiese sido que él fuera descubriendo poco a poco mi pasado, dudé, no, no estaba tan seguro sobre eso. Estaba por pedirle una disculpa y preguntarle si deseaba seguir escuchando cuando se me adelantó permitiéndome continuar con el relato, me sorprendí, y una pequeña sonrisa se formó en mis labios, supe que él ya no quería oír, era demasiado, pero mantuvo su palabra y se dispuso a escucharme, eso era algo valioso para mi, así que no pude no sonreír un poco tras ese gesto y tras sentir sus besos, su abrazo. Tomé un poco de aire pensando en que parte me había quedado, ah sí, ya lo recordaba.
-Si se lo preguntas ahora, probablemente te dirá que es algo o que fue algo normal, pero por aquel entonces por su cabeza jamás pasó la idea de que alguien como él iba terminar en lugar como ese, para no darte muchos y complicados detalles, básicamente el lugar al que fue a dar, era una organización no gubernamental que tenia labores secretas de carácter digamos… policiales, bueno creo que aun suena algo liado, era un grupo que se dedicaba a reunir y entrenar personas para realizar diferentes misiones para desenmascarar mafias peligrosas y proteger a las que fueran menos dañinas o tuvieran motivos positivos, que eran pocas realmente, el grupo tenía una sección que reclutaba jóvenes de la cual era encargado el amigo de su padre.-
-El chico, al principio se sintió extraño, se encontraba demasiado dolido por su situación y se aisló por completo de todos los demás, no hablaba con nadie y apenas salía más que para asistir a sus entrenamientos de lucha y uso de armas, tácticas, condición física y conducción de vehículos, motocicletas exactamente, eran esos entrenamientos su único escape, la única cosa que lo distraía. Hasta que tiempo después llegó la primera persona que se quedaría grabada en su vida para siempre, una chica, su mejor amiga y su primer gran cariño, su nombre era… - hice una pequeña pausa y sonreí un poco mirando hacia el cielo -bueno, no lo recuerdo, pero era hermoso, te lo aseguro- mentí, claro que lo recordaba, como olvidarla, era tan solo que con nadie había hablado antes de ella y justo ahora me dolía recordarla.
-Esa chica siendo una completa desconocida, se atrevió a acercarse a él, a soportar su actitud pesada y grosera, ella logró ver a través de todo el dolor y el rencor guardado al chico amable y feliz que era, y a base de paciencia, fue logrando abrirse un espacio en el corazón del chico y tirar al menos en parte esa muralla que rodeaba su dolido corazón, por su parte, él volvió a sonreír un poco y le permitió acercase, se hizo amigo de muchos de los chicos de la organización, quienes se convirtieron prontamente en una especie de familia postiza y con ella, con ella era especial, la quiso con locura, ambos se querían, ella le ayudaba con la investigación sobre el asesinato de sus padres, la cual iba cada vez mejor y él a cambio la protegía y le permitía acercase a su mundo, de pronto la vida le resultó menos difícil, incluso se podría decir que sentía algo cercano a la felicidad, hasta que cometió el segundo gran error de su vida, uno de los más dolorosos, uno del que estoy seguro aun se arrepiente aunque sea mínimamente…- pausé tomado aire, mi corazón estaba acelerado, tenía tiempo que no buscaba en esos recuerdos y era abrir heridas del pasado que dolían demasiado.
-Fue en una misión, la última y la más importante, finalmente habían dado con los asesinos de sus padres y con la mafia a la que pertenecían, una de las más fuertes, de inmediato, él se postulo para ir a la captura y aunque le suplicó a la chica que se quedara, ella no lo quiso dejar solo y ambos obstinados terminaron en la misión junto con los más experimentados, todo iba bien, el chico dio con los dos hombres que mataron a sus padres, les preguntó la razón y se enteró que todo había sido un error, que no era su plan matarlos, que sus victimas vivían unas casas más adelante, él se enfureció tomo su arma y les apuntó directo a matar, pero no se atrevió, no con ella mirándolo, no quería convertirse en lo mismo que sus enemigos, no iba a matar por odio o por rencor, no cuando él se sabía mejor que eso, así que tan solo sacó su frustración disparándoles en las piernas para que no huyeran, suponiendo que la policía se encargaría del resto, estaba tan distraído en eso, en sus recuerdos de sus padres y de su hermana que se descuidó, la descuidó, se olvidó que no solo eran aquellos tipos, si no que era casi la mitad de esa mafia a la que se enfrentaban...
-...Nunca vio a la mujer que le apuntaba hasta que fue tarde, sabía que iba recibir el disparo en el pecho aunque quisiera esquivarlo, cerró los ojos y entonces... entonces ella se atravesó.-
Me mordí el labio e instintivamente cerré los puños, el sentimiento de culpa volvía a mí, de haber estado más atento, de no haberla descuidado, de no haberme dejado cegar momentáneamente por el rencor, lo habría evitado -La perdió, esa noche perdió un trozo más de su corazón, y aunque ella le hizo prometer que sería fuerte, no pudo, le fue insoportable, al día siguiente, tras despedirse y agradecer, tomó su motocicleta y se fue, huyó lejos de todo y todos, decidido a olvidar, a perderse e inclusive a permanecer solo por siempre en algún recóndito lugar del planeta. No recuerdo cuanto tiempo estuvo vagando, fueron días, semanas, meses hasta que su corazón se sintió mejor y medio capaz para cumplir su promesa e intentar ser fuerte y seguir con su vida.-
Me quedé callado, sin poder pronunciar ni una sola palabra, esperando a que ese sentimiento desapareciera, intentando con todas mis fuerzas que la herida volviera a cerrar antes de seguir, tomé aire, debía enfrentarme a mi realidad, a mi ahora, debía seguir adelante, sonreí un poco mientras el trago iba pasado poco a poco dejando solamente un leve sabor amargo.
-Y lo logró, al menos en parte, se estableció en un sitio en donde conoció a personas maravillosas que lograron recordarle lo maravilloso de la vida, personas que se convirtieron en sus amigos, que se convirtieron en su familia y que le enseñaron de nueva cuenta a reir, a llorar, a molestarse, ser sencillo y disfrutar del presente aprendiendo del pasado, todas y cada una de ellas son especiales y únicas para él pero hubo una en especial que cambió su vida por segunda vez, su nombre es Reiji Azuma- reí al recordarlo y negué con la cabeza.
-Fue algo de primer encuentro, se entendieron de inmediato, compartían tantas cosas que solo era necesario una mirada para que supieran que pasaba por la mente del otro, no requirieron de palabras, se convirtieron casi sin darse cuenta en mejores amigos, inseparables, que podían hablar de todo y de nada, ambos se atraían de una manera inexplicable y me atrevería a decir absurda, él se enamoró de Reiji con tal intensidad que sería difícil para mí describirla y aunque sabía que el chico le quería con la misma fuerza, cual maldición y de nuevo con tan solo una mirada supo que no iba ser, que simplemente no era para él- solté un suspiro, aun dolía un poco, debía admitirlo -Lo intentó, trató de luchar por que algo pasara, creo que en parte ambos lo hicieron, pero, el corazón de Reiji pertenecía a otra persona, no solo su corazón, su alma y su ser. Ambos cometieron muchos errores, lo lastimó, se lastimó y lastimó a la otra persona y aun así, aunque tuvo un par de oportunidades para aprovecharse, él no se atrevía a separar tal unión, a atar a Reiji a su vida sabiendo que no iba a ser feliz, que no le pertenecía.-
-Decidió dejarlo, sintió como su corazón se rompía de nueva cuenta, como Reiji se llevaba un trozo de su vida y aun así, sonrió y se sintió dichoso por él, después de todo es su mejor amigo, su confidente, su compañero de juegos y quien lo había sacado de la oscuridad cuando creyó que ya no había solución.- evité que una lagrima bajara por mis mejillas, cerré los ojos con fuerza y tomé aire profundamente buscando calmarme, un minuto, dos, tres, cinco.
Finalmente me moví un poco y saqué de un bolsillo el celular rosa con la mariposa colgada, tomé la mano de Otoya y lo puse ahí, revelando lo que él seguramente ya sabía, que era yo el de la historia, esperé un momento y me giré un poco para poder verlo pero sin romper el abrazo -Y entonces llegas tú, con tus ojos con tu sonrisa y pones mi mundo de cabeza. No quiero mentirte, lo que yo sentí por él fue demasiado fuerte, aun lo quiero demasiado, no igual que al principio, pero si con fuerza- bajé la mirada al celular y reí con un poco de tristeza -¿Querrás estar con alguien que tiene el corazón y el espíritu tan destruido? ¿Alguien quien no puede prometerte nada, alguien que ha sentido tanto dolor y tiene el corazón tan fragmentado que quizá ya sea incapaz de…?- suspiré - bueno, que quizá podría lastimarte -
Me tomé el atrevimiento de apegarme a él aunque fuese por tan solo unos segundos, no sabía si él se quedaría, yo quería huir pero no me vi capaz de hacerlo, me encantaba, me encantaba sentir sus brazos rodeándome, adoraba ese cosquilleo que sentía por mi cuerpo al sentir sus manos y sus brazos aprisionándome aun más contra su pecho, me habían abrazado muchas veces pero jamás de esa forma, nunca lo había sentido de esa manera tan… tan especial, tan cálida, era como si finalmente encontrara algo que había buscado casi sin saber no quería perderlo, no quería que ese cosquilleo, ese pequeño salto que daba mi corazón debido a su toque, desapareciera, debía hacer un intento más, una lucha más para mantener algo -No quiero perderlo, no de nuevo- dije más para mi mismo que para mi acompañante, suspiré largamente, aun quedaban cosas por decir, pero seria después, por ahora era uno más, tan sólo un riesgo más.
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Lun Nov 19, 2012 4:09 pm | |
| Varias preguntas rondaban en mi cabeza mientras que otras tantas parecían darme ramalazos mentales. Tenía muchos deseos de preguntarle los nombres de esas personas y de esas organizaciones, pero me di cuenta de que era un tema delicado y posiblemente le era imposible compartir esa información conmigo, además ¿de qué me servía saberlo? ¿Acaso yo tenía el poder para cambiar su pasado? No. Por más que ese fuera mi deseo, yo no poseía tales cualidades. Me sentí sumamente inútil. Lo único que podía hacer ahora era abrazarlo con fuerza, protegerlo de esa forma. Tenía tantas ganas de encontrar algún tipo de máquina que lo pudiera devolver al tiempo aunque esto era irremediablemente imposible; yo lo había descubierto de una mala manera, mientras lloraba en silencio por las noches, maldiciendo mi destino y maldiciendo a todos aquellos que me alejaron de mis seres queridos. Me pregunté si Shinn llegó a hacer lo mismo…
Sin embargo el pequeño chico entre mis brazos me interrumpió en mis pensamientos y me contó que se había aislado de todos los que lo rodeaban; quién sabe cuánto tiempo pasó antes de que pudiera dejar a alguien acercársele. Él hablaba de una chica que tras un montón de pruebas emitidas por su parte, logró colarse en sus pensamientos y en sus sentimientos. Quizá, pensé, lograron curarse a sí mismos. Sonreí cuando me habló de sus amigos, de esa “familia postiza” con la que incondicionalmente podía confiar. Y de nuevo la mencionó a ella. Me pregunté cuál era su nombre. Y no, ni siquiera podía pensar en tener celos. De hecho una pequeña sonrisa por fin pudo pronunciarse en mis labios; compartí la felicidad –desconocida para mí- que ellos tuvieron.
Pero así cómo llegó, así se desvaneció. De nuevo el dolor intenso e incomprensible de la pérdida se hizo presente en su corazón y en el mío también. Besé incontables veces uno de sus hombros, como si eso pudiera lograr tranquilizarlo pues la pausa que hizo se convirtió en algo verdaderamente insoportable. El estómago se me hundía de pensar en cómo ese dolor no lo habían matado. ¿Cómo es que había soportado tanto sin decir palabra? ¿De dónde había sacado la fuerza para seguir adelante sin terminar guiándose por un camino que indudablemente lo perjudicaría no sólo a él sino a terceros? Quise entonarme para que continuara pero antes de que pudiera articular palabra, volví a escuchar su tono de voz inundando mis oídos.
Suspiré ligeramente pues consideré el tonto hecho de que de pronto se había quedado sin habla. Mi alivio al escucharlo de nuevo fue notable. Al parecer Shinn había vuelvo a encontrar un lugar donde permanecer en paz, rodeado de un montón de personas que consideraba sus amigos, no, eran más que eso, ellos eran su familia; volví a sonreír, de alguna forma me reconfortaba saber que aún a pesar de todo eso, él pudo encontrarse a sí mismo, y no sólo eso, sino que también recuperaba las ganas de vivir y se convertía en un chico normal con emociones totalmente humanas.
Sin embargo, cuando mencionó el nombre de ese chico, sentí una punzada en mi interior. El momento al que acudió para nombrarlo, implícitamente relató un presente y no un pasado. Volví a entreabrir mis ojos y sin pensármelo dos veces lo tomé de las manos, entrelazando sus dedos con los míos. Sentí su calidez debajo de las yemas de mis dedos pues me encargaba de acariciarlos suavemente, como si mimarlo fuera mi placer y no una tarea obligada.
No supe si la sensación de molestia que tuve fueron celos, pero sin duda el escuchar cómo hablaba de esa forma, de esa persona en específico, me ponía algo extraño. El mencionar que estuvo enamorado intensa, inexplicable e incluso absurdamente de Reiji me puso a temblar. No quería considerar el hecho de que yo era el plato de segunda mesa. Me dije a mi mismo que eso no podía ser cierto. Entonces fue cuando caí en cuenta de que ésta era la primera vez que sentía ese tipo de sensaciones tan… extrañas. Incluso cuando relató que no hubo algo entre ellos pues esa persona le pertenecía a alguien más, me hallé en un conflicto mental.
De pronto noté que continuamente dejaba que los suspiros hicieran que mi aliento chocara suavemente contra su nuca, era como si de esa forma intentara tranquilizarme; tenía muchas preguntas qué hacerle con respecto a toda su historia, pero me consideraba un ignorante al no saber cómo formularlas sin sonar indiscreto o incluso prejuicioso. Pretendía comprenderlo y creo que en parte lo hacía, pese a ello, me hallaba entre un montón de dilemas y de cabos sueltos; llegué a la conclusión de que todavía era muy pronto para desatarlos, pero ya habría tiempo para descubrir los detalles que, presentí, me ocultaba.
De nuevo hubo silencio. Otro insoportablemente doloroso. No sé cuántas veces lo he dicho, pero todavía no terminaba de sorprenderme por la empatía que sentía por Shinn. Su dolor, me dolía. Y su alegría, me hacía feliz. Era sumamente extraño, pero no por ello desagradable. Mientras el tiempo pasaba de forma lentísima, volví a besar uno de sus hombros, pero esta vez el contrario al anterior, en un intento de curarlo de todas esas heridas; mi deseo era tranquilizarlo y hacerlo sentir mucho mejor pues estaba consciente de que ese relato requirió mucho esfuerzo mental y emocional. Muchos recuerdos evocaban un montón de sentimientos, y eso nadie puede negarlo.
Antes de que me diera cuenta, lo sentí moverse entre mis brazos, poniendo dentro de mi mano derecha el pequeño objeto que yo me hube imaginado momentos atrás; aunque lo presentí desde un principio, no pude evitar mostrarle una mirada de desconcierto que duró apenas unos segundos. Bajé la mirada y observé con detalle el objeto que se encontraba entre mis dedos. Me pregunté de nuevo, cuántas veces éste celular había sido cómplice de las lágrimas derramadas, o de las risas adornadas en su rostro de manera natural; también pensé en su hermana, casi podía escuchar la voz de ambos siendo apenas unos niños.
Yo también suspiré para después dejar que mi mirada lo recorriera y se quedara fija en sus ojos como rubíes. Me vi reflejado en ellos y me sentí como un completo idiota pues aunque su pregunta era directamente para mí, no supe qué contestar. Ahora que era consciente de que ese chico aún estaba en su corazón, me sentía inseguro de mi mismo. Sí, están en lo cierto, mis intenciones eran estar con Shinn, pero tampoco tenía la fuerza suficiente para soportar ser una opción ante sus ojos. No era que no pudiese soportar el dolor de ser lastimado ya que eso es inevitable; era más bien que el miedo me poseía y me torturaba de mil maneras.
–¿A dónde se ha ido ese Otoya que sonríe y es seguro de sí mismo? –Me preguntó una vocecilla interna, a lo que yo respondí con un apagado–: No lo sé. –Tuve el impulso de levantarme, separarme de él y huir de allí para tomar aire. Pero de nuevo esa vocecilla interna me detuvo de hacer locuras. –¿En serio no lo sabes? –preguntó de nuevo. Me mantuve quieto, mientras mis brazos todavía lo rodeaban. Guardé silencio pues en verdad me sentía perdido, abrumado. –Más que una pareja, lo que necesita ahora es alguien en quien pueda apoyarse. Ya te ha contado todo lo que lo ha marcado. Eso no es fácil para nadie, Otoya. –el tono de la voz sonaba a regaño, pero supuse que su intención era hacerme entrar en razón. –¿Y a ti se te ocurre la estúpida idea de abandonarlo? Te necesita. No tengo qué decirte más, estoy seguro de que lo comprendes.
Tal como me lo dijo esa voz dentro de mi cabeza, yo sabía que hacer. Y lo hice: con mi mano izquierda tomé su mentón y lo giré suavemente para que al acercarme (como lo estaba haciendo) mis labios chocaran contra los suyos. No me moví ni permití que se moviera durante severos segundos. El toque de sus labios tibios, suaves y deliciosos me hacían olvidarme de todo a mí alrededor; aclaraban mi mente como si nunca hubiese tenido conflictos interiores o sentimientos extraños por primera vez experimentados. –No voy a hacerlo. –murmuré contra sus labios. Me separé tan sólo unos centímetros, cerré mis ojos, tomé aire, y volví a abrirlos. –No voy a abandonarte, Shinn. –dije nítidamente. –No después de todo esto. –volví a besarlo una vez más, rompiendo de manera concreta la promesa que me había hecho a mí mismo. Esta vez solté el celular que se hallaba en mis manos y dejé que cayera en su regazo; tomé su mano derecha de nueva cuenta y la sostuve con firmeza, mientras que la izquierda todavía sostenía su mentón para que ni siquiera tuviera la oportunidad de huir. Lo atraje hacia mí todo lo que pude. Tras unos segundos en donde sentí que toqué el Cielo y regresé a la Tierra, volví a hablar. –Déjame sanar esas heridas. Déjame quererte. Quiero permanecer a tu lado todo el tiempo que pueda. No me preguntes por qué, sólo déjame hacerlo.
Por primera vez en la vida sonaba como una persona que imponía cosas antes de preguntarle a alguien su opinión ¿y saben qué? No me arrepentí en lo absoluto. Tomé la decisión probablemente más importante de mi vida, ya que estaba dispuesto a todo mientras él me lo permitiera. Me olvidé por completo de mis inseguridades de hacía un momento y volví a ser yo mismo. Le sonreí porque me nació hacerlo, y esperé a su respuesta con impaciencia.
[xDD Descuida, yo no me quejo por la inspiración que te llega, sino todo lo contrario~ *3*] |
| | | Invitado Invitado
| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Jue Nov 22, 2012 10:28 pm | |
| Le devolví la mirada con menos intensidad, me hallaba bastante nervioso ahora que todo estaba dicho y hecho pero aun así traté de mantener la calma y no parecer ansioso o nervioso cosa que en verdad estaba, quise sonreírle pero simplemente no pude, pues en ese instante notaba en su mirar cierto deje de… inseguridad, incluso algo de miedo me atrevería sentir, me dije a mi mismo que algo no estaba bien, quizá hablé de más o a lo mejor el hecho de haber murmurado lo ultimo había terminado por causarle tales sentimientos. Me sentía algo culpable por no poder ofrecerle tanto como en verdad deseaba pero me pareció que hablar con sinceridad iba a ser lo mejor, él a final de cuentas se merecía a alguien que pudiera corresponderle sin dudas o más bien sin temor y preocupación.
Silencio. Un silencio incomodo, incluso el viento había dejado de soplar como si también estuviese paralizado y confundido, miré a Otoya, su semblante había cambiado, ya no me sonreía como antes ni tenía ese brillo en sus ojos tan cálido, ahora se veían opacos, tristes e incluso algo confundidos, no pude sostenerle la mirada por mucho tiempo, después de todo me sentía responsable por ese cambio repentino de actitud. Sabía que se debía a lo que le había contado pero también sentía que había algo más, algo que lo estaba afectando más que lo demás pero ¿Qué? ¿Qué era lo que lo hacia mantenerse tanto tiempo sin decir palabra?.
El ambiente estaba tenso, incluso su abrazo que antes me resultaba reconfortante me pareció ahora incomodo, casi como si quemara, sentí que él ya no quería abrazarme, supuse que quería irse, y aunque yo no lo deseaba, no iba impedírselo, me moví buscando apartarme de él, y decirle que no se preocupara que podía apartarse si así lo deseaba, sentí un pequeño golpe vacio en el pecho, desde un inicio supe que corría ese riesgo al contarle esas cosas sobre mí, pero tenía la esperanza de que lo tomara de otra forma, de que mínimo me permitiera acercarme a él para que a su vez el entrara a mi vida. Pero fui demasiado acelerado, contar cosas que él no quería escuchar, cosas que nos hicieran sentir inseguros no había sido la más brillante idea.
Tomé aire profundamente, mejor dejar el asunto hasta aquí antes de que empeorase. Giré mis manos un poco para medio deshacer el enlace con sus manos, y estar así dispuesto a romper el agarre con el que me rodeaba, pero grande fue mi sorpresa cuando al estar a punto de soltarme de su abrazo me vi sujetado con firmeza por el mentón y besado, me quedé quieto impresionado e intenté soltarme de aquella unión de labios pero no me permitió hacerlo. Lo miré cuando se separó y atendí a sus palabras, de primera me costó creerlas "¿Después de todo esto?" ¿Que quería decir con esa frase? ¿Acaso era lastima lo que él sentía por mi? ¿Esa era la razón por la que se mantendría a mi lado?
No me dio tiempo de decir palabra pues de nuevo sus labios acorralaron los míos en un beso que me pareció ligeramente posesivo, me moví inquieto, puse una mano en su pecho buscando apartarlo, no quería lastima, no quería que él se viera obligado a quedarse a mi lado cuando al parecer no lo deseaba. Una lágrima escapó por mi mejilla ¿Por qué? ¿Por qué me besaba de esa manera? él me apegaba con fuerza a su cuerpo, no permitía irme a pesar de mi forcejeo, y yo… yo no podía resistirme a su calidez. Deje de luchar. Me entregué a ese contacto entre ambos, permití que me acercara más a él ya que en el fondo deseaba que hiciera, quería sentirlo cerca aunque fuese por tan solo unos segundos más.
Mantuve mis ojos cerrados hasta que Otoya rompió el contacto, lo miré con confusión mientras sus palabras golpeteaban mi mente y aceleraban mi corazón, ahora fui yo quien se quedó en silencio, sorprendido y sin saber que responder. Mi mente repasó con rapidez mis palabras dichas durante la charla, así como la sensación de sus cálidos suspiros en mi nuca, la manera cariñosa, o al menos así me pareció, en la que había besado mis hombros, ayudándome a tranquilizarme con el simple hecho de mostrarme de alguna u otro forma su presencia y apoyo, también recordé la manera en sus manos se entrelazaron con las mias, sujetándome y acariciándome y… ¡Era eso! fue a partir de ese instante en el que le hablaba de Reiji cuando las cosas comenzaron a tensarse. Suspiré, debí imaginarlo, era un tema delicado quizá eso fue lo que causo su repentino cambio, su toque de duda e inseguridad, pero ahora, mientras me miraba y me pedía que le permitiera quedarse a mi lado, mientras me sonreía de nuevo con calidez y confianza, supe que decía la verdad, que no era lastima ni algo similar, que era un verdadero, y mutuo, deseo de quedarse a mi lado.
Suspiré y llevé mi mano a su mejilla acariciándola suavemente mientras asentía con la cabeza –Entonces pido lo mismo, déjame quedar a tu lado, permíteme aunque sea por poco tiempo ser egoísta y desear ser solo yo quien pueda estar junto a ti y compartir cada sonrisa, cada emoción y cada pensamiento que pase por tu mente- tomé su mano y la guié a mi pecho –No pretendo que reemplaces su lugar, nunca lo haría, pero si quiero que te ganes uno propio, uno que sea única y exclusivamente tuyo, de nadie más.- finalicé y cerré los ojos de nuevo, probablemente era poco, pero por algo debía de empezarse. |
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Sáb Nov 24, 2012 5:14 pm | |
| Al principio no entendí mucho. Durante un segundo (y sólo uno) pude sentir como Shinn se removía entre mis manos, como si quisiera apartarme, o eso deduje cuando su mano tocó suavemente mi pecho. No comprendía. Pero tampoco podía estar seguro del rechazo que probablemente experimenté sin darme mucha cuenta. No quise abrir los ojos. En todas las veces que lo había besado (hasta ahora) me dejé llevar por el sentido del tacto más que el de la vista así que sólo esperé que esa “extrañez” no significara un rechazo de su parte. Segundos después este sentimiento indescifrable desapareció, permitiéndome sentirlo acompasado a mis movimientos.
Mientras había dicho lo anterior, podía observar como sus ojos y sus facciones se transformaban y me indicaban que estaba sorprendido. Era fácil leerlo pero por el momento no supe el porqué se debía esto. El tiempo me pasó como si fueran minutos, horas, ¡días! Deseaba con todas mis fuerzas poder leer su mente para saber qué estaba pasando por su cabeza pero yo no era más que un simple chico con un dón para la música. Nada más y nada menos.
Yo también suspiré, pero de alivio, antes de que pudiera escucharlo hablar. Era extraño pues me hallaba consciente de que no habían transcurrido ni unos cuantos minutos, y sin embargo, ya anhelaba escuchar el tono de su voz. Entonces fue cuando comprendí que sin la presencia de Shinn, a partir de éste momento, yo me sentiría perdido o al menos “como si algo importante me hiciera falta”. Y eso que no teníamos ni un día de conocernos…
Pero mantuve mi sonrisa. Ladeé mi rostro para que el contacto con su tibia mano no desapareciera tan rápido. Respiré profundo tras escuchar sus palabras y me sentí emocionado. Mil cosas me pasaban por la mente pero por el momento rogué porque todas esas dudas se disiparan conforme el tiempo pasara. Ya después tendría oportunidad de aclarar todo el asunto después…
Oh. Pero esperen. ¿Qué dijo? ¿Qué quería que yo me ganase un lugar propio en su corazón? Me mordí el labio inferior. ¿Cómo podría llegar a hacerlo? Las manos me temblaron inevitablemente y me sentí avergonzado así que dejé que se sostuvieran con su ayuda: una apretando ligeramente su mano y la otra presionando apenas uno de sus costados. Removí mis piernas y tras ello lo pude acercar un poco más a mí. De nuevo me sorprendí que Shinn fuese tan pequeño y delgado que yo podía cubrirlo sin problemas con mi cuerpo. –Yo también… yo también quiero que me tengas un lugar en tu corazón. –murmuré. Apenas y podía concebir la idea de ser tan “posesivo” ya que jamás me había portado ni sentido de esta forma.
Besé sus hombros de nueva cuenta, como si con ello pudiera atarlo a mí una y otra vez. Pensé en lo patético que podía actuar, ya que de alguna forma imaginé que cada beso depositado en su piel lo ataban a mí. Y sólo a mí.
No tuve qué decir más. No quise decir algo más. Mis labios le besaron incontables veces: pasando por sus hombros, su cuello, su nuca (en donde las hebras de su cabello me hicieron cosquillas), y de nuevo su cuello. Era como si una energía me llamara y me atrajera con poderes magnéticos de los cuales no podía liberarme… y bueno, sinceramente tampoco estaba emitiendo mucha resistencia ante ese tipo de “energía”. Me deleitaba con su aroma, que constantemente inundaba mis sentidos; podía experimentar como su esencia se mezclaba con la mía y formaban algo único y diferente; mi ritmo cardiaco también aumentaba y casi podía escuchar el “bum, bam” mientras mis labios se encargaban de succionar suavemente la piel tibia y suave que componía el área de su cuello.
Los segundos, tan diferentes que anteriormente, transcurrieron tan rápido que mi respiración se agitó y no supe ni cuándo sucedió. Deseaba más. Quería atar a Shinn de mil maneras para que de esa forma no tuviera ni siquiera el pensamiento de abandonarme o de alejarse de mí. Me desconocí a mi mismo pero no me importó en lo absoluto. Estaba tan absorto con sentirlo que lo dejé pasar como si fuese lo más regular del mundo. –Shinn… –lo llamé como si de esa forma pudiese atraerlo a mí. Deseaba hechizarlo para que la única persona que viese, fuera yo.
De pronto se me ocurrió algo, y esperaba que él no se me negara. Se lo comuniqué: –¿Puedes acercarte un poco más? –pregunté a manera de susurro, deliberadamente golpeando mi aliento contra su oído como si temiese de su respuesta. –Sé que suena egoísta, pero justo ahora te necesito. –y entonces, como si hubiese sido instruido por algún maestro, atrapé el lóbulo de su oreja con mis labios y posteriormente con mis dientes. También le besé de forma posesiva, ya que como dije anteriormente me desconocí a mí mismo. Ésta parecía ser una nueva etapa que sinceramente nunca había tenido la oportunidad de experimentar; además podía ver con toda claridad como una pequeña chispa daba paso a una llama enorme dentro de mi interior que alumbraba todo ese espacio oscuro que durante tanto tiempo me esforcé en ocultar a los demás.
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Dom Nov 25, 2012 6:40 pm | |
| ¿Cómo apartarme? ¿Cómo evitar devolverle la sonrisa? ¿Cómo siquiera intentar resistirme a su calidez? Ahora comenzaba a considerarlo imposible, no sabía que había sucedido o como, realmente creo que tampoco es algo que me interese, solo sabía que Otoya tenía algo que me arrastraba irremediablemente hacia él, con una intensidad que dudaba él pudiera imaginar. Le sonreí ampliamente al oír que él también deseaba estar en mi corazón y sonará estúpido y patético, pero me sentí terriblemente importante, único, sentí también que de igual forma cabía la posibilidad de ser yo quien ganase un lugar en su corazón, un lugar que fuese mío, que fuese intocable, quise creer que él me permitiría hacerlo, deseaba con tanta fuerza ser parte de su vida que hasta yo mismo me sorprendí.
¿Hacia cuanto tiempo que no me sentí así? tras mucho tiempo de no sentir nada había vuelto a sentir muchas cosas, felicidad, enojo, alegría, desesperación, tristeza, desilusión, pero esto, esto era diferente, claro que había deseado antes estar en la vida alguien un claro ejemplo eran mis amigos, pero esto era una cosa totalmente diferente, era muchísimo más intenso, era un sentimiento tan extraño y tan fascinante que no me quedaba más remedio que dejarme llevar por el. Me encontré de un momento a otro deseando no ser simplemente parte de su vida, quería algo más, quería ser de las razones más importantes por las cuales el chico se levantaba día a día, por las cuales escribía música y por las cuales sonreía de esa manera que simplemente me encantaba, deseaba convertirme en un trozo de su vida, de su ser, algo que nadie más pudiera lograr.
¿Acaso eso era obsesivo? una parte de mi así lo creía, afirmaba que ya me había vuelto loco, pero otra más tan solo podía irradiar felicidad, emoción ante todo lo que estaba sucediendo, ganas de luchar para seguir adelante, para que algo más pasara, me pregunté por un segundo que éramos ¿Desconocidos? ¿Conocidos? ¿Amigos casuales?, ¿Qué éramos?, no lo sabía, no me importaba, que más daba, yo era feliz, con mis dudas y miedos, pero tan feliz que quise creer, no, que sabía que él también era feliz, que durante este preciso instante coincidencia o destino, ambos nos hacíamos mutuamente felices. Demasiadas preguntas, demasiadas cuestiones que después con el tiempo irían tomando su curso poco a poco, por ahora tenía cosas más importantes en las que concentrarme.
Sentí como Otoya movía sus piernas, igualmente yo me moví para poder completar ese reacomodo de posiciones, entrelacé nuestras manos, sintiendo de nueva cuenta ese calorcito y la reconfortante manera en que su cuerpo rodeaba el mío, solté un pequeño suspiro de satisfacción mientras cerraba los ojos y disfrutaba de los besos que me daba, en los hombros, en la nuca, en el cuello, me incliné un poco concediéndole más de espacio en mi cuello, sintiendo ese calorcito, ese cosquilleo tras cada beso que iba depositando en mi piel, que respondía erizándose levemente ante su contacto. Instintivamente, y por gusto también si me permiten decirlo, me apegué más él, tan solo mínimamente, quería saberlo cerca, deseaba seguir sintiendo sus labios deslizarse por mi piel. Se detuvo justo al tiempo en que me llamaba y me susurraba una petición, sonreí un poco, su aliento cálido chocando contra mi oído me hizo sonrojar y entonces…
-¡Ah!- un pequeño jadeo de sorpresa salió de mis labios unido a un pequeño temblor de mi cuerpo, abrí los ojos sorprendido y es que ¡No esperaba algo como eso! sus labios envolviendo con sutileza el lóbulo de mi oreja seguidos por sus dientes me causaron una sensación de sorpresa mezclada con… con… ni siquiera podía hallar las palabras para describirlo, mis mejillas se sonrojaron al máximo, nunca había permitido que alguien se me acercara de la manera en la que Otoya lo hacía, y gran parte de las sensaciones que el chico me provocaban eran desconocidas para mí. No tuve si quiera tiempo de cuestionarme más o de indagar en lo que había sentido, pues sus labios se unieron a los míos en otro beso ahora claramente posesivo que tras unos segundos correspondí, y atendiendo a su petición de acércame más el, me moví un poco para ya no quedar completamente de espaldas a él, más bien como de costado y así poder alagar uno de mis brazos y rodear su cuello por un lado para apegarme a su cuerpo y acariciar levemente su cabello, todo esto sin romper ni ceder en el contacto, permitiéndole besarme de esa forma, disfrutándolo también, sintiendo como mi corazón parecía querer salirse de mi pecho y como mi mente se nublaba levemente centrándose únicamente en sus labios presionando y succionando los míos de una manera que jamás había experimentado.
Me aparté cuando fue necesario hacerlo, tomando un poco de aire y mirándolo con las mejillas sonrojadas, me gustaba esta faceta de Otoya, tanto como me gustaba verlo sonreírme y ser tierno y cálido, de hecho y aunque hasta ahora no conocía muchas, comenzaba a pensar que me encantaban todas y cada una de sus facetas, de su personalidad, lo miré por unos segundos y después me moví, guardando mi celular y dejando el molde de la comida a un lado, para quedar de rodillas, sentado sobre mis talones y frente a él, lo más cerca que me fue posible, de tal forma que nuestros torsos quedaran casi juntos, llevé su otra mano hacia mi cintura, para que de nueva cuenta me rodeara con ambos brazos y por mi parte, subí mi otro brazo para poder rodearle el cuello, acariciando levemente el cabello de su nuca.
Le sonreí un poco, aun con las mejillas algo rojas y me impulsé sutilmente para poder besar su nariz, despacio, deteniéndome un momento en ese sitio para después bajar por su mejilla hasta sus labios, los cuales rocé con los míos, no era un beso, ni un contacto firme, ni si quiera una presión, tan solo era un sutil roce, una caricia que mis labios cerrados le propinaron a los suyos, limitándose a sentir su forma, su calidez, sonreí de nuevo, aun sobre sus labios - Dilo de nuevo- pedí en una voz tan baja que por un momento dude que él pudiera escuchar - Mi nombre… dilo de nuevo- completé mientras soltaba un cálido suspiro, era tonto pero encantaba oírlo nombrarme de esa manera lenta y firme, aparté mis labios suavemente y busqué entonces ocupar el espacio entre su cuello y su hombro, recargándome suavemente - ¿Así de cerca es suficiente?- pregunté de nuevo en un susurro, sonrojándome también, pues a ciencia cierta me estaba dejando llevar completamente por las sensaciones y por el gusto de la cercanía entre ambos y es que era todo tan extraño, tan maravillosamente extraño, esa sensación de necesitarlo, de que me necesitara, era simplemente irresistible.
Iba a ser difícil, es difícil aceptar y comprometerse con los sentimientos, pero con Otoya, quería asumir las consecuencias, que arriesgarme para sentir que todo al final iba a valer la pena, dicen que el corazón actúa por motivos que la razón nunca entenderá y justo ahora iba a dejarme guiar por el sin importar nada más. |
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Sáb Dic 01, 2012 7:54 pm | |
| Me hallé sumido en lo que pensé era un sueño. No deseaba despertar. Como la mayoría de nosotros (si es que les ha sucedido), me aferré a ese momento con todo lo que pude. Pensaba, me movía, Shinn se movía conmigo, y sentíamos. Ambos nos dejábamos llevar por lo que nuestros cuerpos en conjunto con nuestros corazones, estaban construyendo. Era como una telaraña hecha de seda tan hermosamente estructurada pero del mismo modo, tan frágil. Más que nadie me hallé consciente de ello, pero concebir la idea no me impidió hacer algo, sino al contrario, me percaté de que estaba ansioso por contarle de mi (para estar iguales), de conocerle, de vivir junto a él experiencias que seguramente recordaría por el resto de mi vida. Este sentimiento era nuevo y sí, no negaré que me causa incertidumbre, pero como hace un montón de miles de segundos le pedí, me dejaría llevar y aceptaría esto no como coincidencia, sino como algo que el destino había preparado para ambos.
El calor que se albergaba cómodamente entre nuestras manos era sencillamente maravilloso. Continuamente me daba cuenta de que yo no era el único que se sentía bien teniendo este tipo de caricias, de contacto, que sin duda nos unían como una pareja de… espera… ¿una pareja? ¿Shinn y yo? Un montón de preguntas como estas rondaron por mi cabeza sin tener el consuelo o la intención de detenerse; pese a ello, bajo mis labios pude percibir claramente como él se inclinaba, dándome espacio suficiente para hacer de las mías (aunque era un amateur, siendo sinceros). Casi deseé hacer algo más que sólo besarlo, pero…
El corazón me dio un salto cuando mis oídos se percataron de ese pequeño jadeo suyo. Fue como si hubiesen encendido un switch dentro de mí, pues de pronto me sentí extraño: una sensación me recorría el cuerpo por primera vez, me provocaba sutiles espasmos, temblores e inclusive hasta un “algo” recorriéndome la espina. Sin embargo, me esforcé por ocultarlo; no quería que Shinn pensara mal de mí ni mucho menos que tuviese la idea de que yo sólo pensaba en besarlo para satisfacerme. No. No. Eso sería terrible.
Y quizá, ahora que lo pienso, precisamente por eso me tomé la libertad de volver a besar sus labios. Demonios. Podía sentir como me correspondía al mismo tiempo que la sensación y el sabor de sus labios me abrumaba. Pensé que terminaría desfalleciendo mientras me besaba, pero para mi suerte no fue así. De pronto, uno de sus brazos rodeó mi cuello, además de que acarició mi cabello provocándome un cosquilleo muy agradable. “Shinn…” quise llamarle de nuevo, pero la voz se me quedó dentro y no pudo salir. Quise hacerlo de nuevo pues presentí que necesitaba escuchar mi voz, pese a ello, no obtuve resultados favorables. Iba a desesperarme pero entonces decidí que sería mejor decirle “aquí estoy” de la única forma que sabía hacerlo en su compañía, y eso era succionando y mordiendo sus labios hasta enrojecerlos, hasta sentirme parcialmente satisfecho (mentira, no lo estaría jamás).
Entonces decide apartarse de mí para tomar aire mientras me mira con todo el rostro sonrojado. Aproveché ese pequeño descanso para regular mi respiración pero fue en vano. Me costaba muchísimo trabajo tranquilizarme cuando él me miraba de esa forma y me mostraba su rostro tan hermoso. Dios. Poder conocerle era mi único y exclusivo placer, es decir, ¡yo era todo un privilegiado al poder besarlo! – Ah. –De nueva cuenta toma la delantera y nos deja el camino libre, por así decirlo. Se coloca frente a mí, sin quitarme la mirada, mientras yo siento como el corazón de nuevo golpetea con fuerza dentro de mi pecho, tanto que quiero calmarlo, pero me es imposible. Empecé a sentir un cosquilleo constante en todo mi cuerpo, parecía adormilarme pero al mismo tiempo, también me mantenía alerta a cualquier tipo de sensación que pudiera experimentar.
De hecho, cuando Shinn guió mi mano hacia su cintura le agradecí mentalmente por no abandonarme, y es que la verdad que muchos huiríamos apenas nos encontráramos con un extraño que sólo tiene ganas de besarte ¿no es así? No. Deseché la idea al instante que él rodeó de nueva cuenta el cuello y posteriormente acariciaba mi cabello, ésta vez colocándose muy cerca de la nuca. Por otra parte, me dedicó de nuevo esa sonrisa tan sorprendentemente bella pues sus mejillas sonrojadas sólo acentuaban el tono en su rostro. Contuve la respiración todos los segundos que fueron requeridos antes de que besara mi nariz para después dirigirse con sus labios (deliciosos) hasta toparse con los míos. Respiré aliviado y de nuevo me sentí privilegiado de poder ser testigo de este mundo nuevo, al cual, sinceramente no me negaría en lo absoluto.
Me pidió amablemente que dijera su nombre, aunque después se acurrucó cerca de mi hombro y mi cuello. Tomé aire rogando porque esto pudiera calmarme de una vez por todas. Confié en que mi voz saldría nítida, y firme, como lo hacía cuando estaba cantando la letra de alguna canción (mía o de algún otro autor). Asentí en respuesta a su pregunta y llevé mi otra mano a su cintura, rodeándolo de forma protectora con ambas extremidades, mientras que me daba a la tarea de ladear mi rostro y murmurar contra su oído, pues esto era exclusivo para él. – Shinn. –dije palpando todas las letras. – Shinn, ¿te gustaría salir conmigo? –así como había sucedido con el pequeño entre mis brazos, la sangre se me subía al rostro así como ese nerviosismo luchaba por dominarme, pero de alguna forma me sentí con la confianza suficiente para repetirlo pues temía que mi pregunta pudiese malinterpretarse. – Shinn, ¿quieres ser mi novio? –me mordí los labios esperando su respuesta, pues si de esta forma podíamos estar juntos sin que algo o alguien lo impidiera, entonces era la correcta. Por supuesto, también estaba contando con todo a lo que se refería ser su pareja, ya que, aunque no me lo crean, yo me sentía el único capaz de poder amarlo como él se merece, con todo lo que tengo, sin prejuicios, miedos, o dudas. No. Yo de verdad quería estar al lado de Shinn y de momento, fue ésta la única forma que encontré para que así fuese.
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Dom Dic 09, 2012 12:02 am | |
| Sonreí un poco al sentirme de nuevo protegido entre sus brazos cálidos, eran tan extraños y a la vez tan familiares que de inmediato lograron hacerme sentir tranquilo, cerré los ojos respirando suavemente contra la piel de su cuello. Me maravillaba todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor, el sonido del viento, el aroma a bosque. El aroma de Otoya también me gustaba, inhalé lenta y profundamente intentando buscar una manera de definirlo, deleitándome además, era algo así como una mezcla de intensas especias, pero al mismo tiempo sutiles, dulces, o como un delicioso café unido al aroma húmedo del bosque, los arboles y la tierra, tenía cierta esencia de libertad que me atrapaba irremediablemente y tal vez no lo estaba describiendo de la manera adecuada, pero era lo que se acercaba más.
Me apegué un poco más él, por el puro placer de saberme en su compañía, sentía su respiración algo agitada, así como por un momento me pareció sentir el pulso de su corazón algo inquieto ¿Seria por mi causa?, fui ególatra dejándome creer que así era. Mi sonrisa se hizo aun mayor cuando mi nombre finalmente salió de sus labios, causándome una tonta felicidad y un pequeño escalofrío que me recorrió desde la oreja hasta la punta de mis pies, esa era forma en la que él me llamaba, con tan solo esa pequeña palabra, ese gesto, me hizo sentir tantas cosas que de momento no tenía las palabras para detallarlas, por más que lo intentara.
Un pequeño y apenas perceptible suspiro salió de mi boca iba decirle a algo pero abrí los ojos con sorpresa al tiempo que mi cuerpo se tensaba por unos segundos mientras que mis oídos intentaban dar crédito a lo que había escuchado, ¿Había escuchado bien? ¡Otoya me estaba pidiendo salir con él!, no, no sólo eso, me preguntaba si quería ser su novio, ¿Así? tan de pronto, llevando tan solo… bueno ahora que lo pensaba no tenía ni idea de que hora era, pero ¿Así? comencé a ponerme increíblemente nervioso incluso, algo pálido, mi cuerpo comenzó a temblar un poco como si tuviese frio, era extraño, no debía ser difícil responder una pregunta como esa, digo si él me gusta y yo le gusto pues sería un sí, o en dado caso de no estar del todo seguro bien podría decirle que no, pero ¡¿Qué me sucedía?! No podía decir ni una cosa ni otra, contuve la respiración mientras mi corazón se aceleraba por momentos y por otros parecía bajar su ritmo a un punto crítico.
Me quedé quieto, sin decir palabra, sin moverme, sin nada y casi sin respirar, me apegué más al cuerpo del chico pues era ese el único soporte que tenia, traté de centrarme un poco de controlar mi mente, ¿Iba a poder ser suficiente para él? ¿Estaba asustado? ¿Era eso?, toda una historia parecía volver a repetirse, aunque con otras palabras, con otras personas, ¿Tan cruel era el destino para enlazar las vidas de dos personas de esa manera? probablemente les sea difícil entenderme, pensaran que exagero, que me complico las cosas, que actúo infantilmente y que estoy ciego por no darme cuenta de lo que pasaba, pero de nuevo un torbellino de emociones se arremolinaba en mi interior que me descolocaban totalmente, quería correr, correr lo más lejos posible y jamás regresar, pero por mas que le decía a mis piernas y a mis brazos que se movieran, no parecían querer obedecerme. ¿Huir de nuevo? ¿Esa es la solución? me dije a mí mismo y a la vez me respondí que no.
Era una tontería sentirse así tan de pronto, cada uno sabe de sus demonios internos y a su vez solo cada quien decide qué hacer con ellos y justo ahora los míos parecían querer atormentarme de nueva cuenta con pensamientos e inseguridades que sabia tan estúpidas, tan banales que solo lograban molestarme, quería gritar, llorar, preguntarle porque, irme, quedarme, quería que el dolor se fuera, quería que él se quedara a mi lado… quería que el dolor se fuera.
Lo abracé un poco más, con firmeza, como si de pronto la vida se me fuera si lo soltaba y quise decirle que no me soltara pero las palabras no salían de mi boca ¿Tanto ocasionaba una pregunta?, tomé aire varias veces, cerrando los ojos, tranquilizándome poco a poco, o al menos intentando hacerlo, estaba consciente de que estaba preocupando a Otoya y era lo que menos quería, lo medité por un momento más, obligándome a pensar con un poco más de lógica, recordé el beso, el ultimo que me había dado…
Demonios, ¡Demonios! él me causaba tantas cosas, miedo, ansiedad, felicidad, tanto que creí que sin él, yo sería muchas cosas pero que estaría incompleto, que no podría ser yo, me puse a pensar un poco, si le decía que no ¿Qué pasaría con esta historia? ¿Con todos esos besos que nos faltaba darnos? y si le decía que si, ¿Eso sería todo? ¿Como en un cuento de hadas? no, tampoco lo creía, reí un poco finalmente, aunque solo para sacar la tensión, no fue una risa alegre, después suspiré, que idiota que era.
Me aparté con suavidad de Otoya, solo para poder mirarlo, mis brazos aun rodeaban su cuello, le sonreí con un poco de tímida dulzura y acaricié su mejilla -Perdóname- fue lo que le dije para calmarlo un poquito y asegurarle de que me encontraba más o menos bien -Me tomaste por sorpresa no esperaba algo así tan pronto- me sinceré y me sonrojé un poquito, sin dejar de mirarlo a los ojos, quería estar seguro, no, debía estar seguro. -Me es difícil darte una respuesta porque no puedo creer que esto nos esté pasando, que de la nada apareces y pongas mi mundo de cabeza, es como si de pronto estuviera detrás del tiempo mirando todo en una especie de sueño del que temo despertar- reí un poco, sonaba algo confuso todo el asunto pero era como sentía.
-Quizá esto sea más nuevo para ti que para mí, y quizá mis labios dudan bastante pero deseo con tantas fuerzas intentarlo, estar a tu lado, tomar tu mano, saber que se siente despertar a tu lado aunque fuese tan solo por una mañana… - hice una pausa pequeña apartando la mirada un momento -Que la sola idea de dejar ir todo por miedo, me parece mala, me será un poco difícil, pero lo haré y no quiero que pienses que lo hago por obligación, lo hago porque quiero hacerlo, mis sentimientos aun son confusos y no sé si basten para lo que comúnmente se conoce como una relación de noviazgo, en parte creo que esto se saldrá de mi control pero…- esta vez me aseguré de mirarlo directamente a los ojos, con seriedad pero a la vez con una muy cálida sonrisa.
-Si a ti no te incomoda esto, acepto salir contigo, quiero ser tu novio- solté finalmente, vaya que había sido difícil.
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Vie Dic 21, 2012 4:04 pm | |
| Uno, dos, tres, cuatro… infinidad de segundos pasaron antes de que pudiera entender algo. Mi pregunta al parecer también causaba estragos en Shinn y eso me preocupaba, me llenaba de pensamientos que nada tenían que ver pues no eran más que especulaciones y como diría alguien bien conocido, era como dejar que tu imaginación y tus demonios se apropiaran de tu coherencia para después convertirte en un lío. Sí, algo parecido me sucedía.
Afortunadamente no me hallaba completamente perdido, pues de cierta forma, su abrazo firme me atrajo hacia él impidiéndome huir, o tal vez, impidiéndole escapar también. Sentí el deseo de volver a besarlo, pues si éste iba a ser el último, si éste iba a ser nuestro adiós en tan dichosa pero corta aventura, prefería despedirme de una manera adecuada. ¿Por qué? Rayos, ¿por qué había durado tan poco?
Comenzaba a maldecirme, a optar por la resignación de que una historia como ésta no podía ser verdadera. En el breve momento que me hallé entre sus brazos, compartiendo besos y caricias, incluso, durante la historia que me contó, me sentí bien, cómodo. Tenía la sensación de que todo marchaba bien, por lo que sinceramente no quería dejar de sostenerlo. No estaba en mi plan alejarme de su vida así nada más. No podía. No quería. Yo… simplemente… no quería ser un capítulo que no tendría importancia en su vida.
De pronto, y tomándome absolutamente desprovisto, acarició mi mejilla. Murmuró un “perdóname”, como si quisiera tranquilizarme, como diciéndome que todo lo malo que me había imaginado no eran sino estúpidas conclusiones. Poco a poco, y mientras me explicaba la razón de su silencio, fui calmándome. Eventualmente y quizá por costumbre, las comisuras de mis labios también se elevaron, sonriéndole tenuemente. Sus palabras me cayeron como anillo al dedo, pues yo también pensaba algo parecido.
Tomé su mano conforme él dejaba que sus sentimientos se plasmaran en palabras. Entrelacé mis dedos con los suyos y lo sostuve con firmeza. Lo aferré a mi cuerpo todo cuanto pude y, tras comprender lo que pasaba por su mente, decidí dar a conocer mis sentimientos pues entendí que no era el único, y ciertamente planeaba ayudarlo todo cuánto podía. –Yo también tengo miedo. Sé que esto parece como un cuento salido de un libro donde el final feliz es eminente. –hice una pequeña pausa, mirándolo a los ojos, demostrándole que todo lo que a continuación diría no sería sino la pura verdad. –Como dijiste, esto es algo un tanto nuevo para mí porque jamás había experimentado esta clase de… sensaciones, sentimientos o lo que sea. Es… confuso. Pero no quiero perder la oportunidad que me estás dando de permanecer a tu lado. –junté mi frente con la suya, en un intento por mantener esa calma que hasta ahora no se hubo atrevido a abandonarme. –Gracias por aceptar, Shinn. Eso me hace muy, muy feliz. –y de nueva cuenta, tomé su rostro con mi mano libre y lo besé dulcemente. Y con este pequeño acto, sellé nuestro compromiso, nuestra promesa de aventurarnos juntos a pesar del miedo, de las dudas, o incluso hasta de ser lastimados.
Me separé lentamente de sus labios y terminé sonriéndole. Respiré tranquilo y miré hacia arriba, donde las ramas y las hojas se perdían entre iguales, donde la luz poco se filtraba, y donde la tenue brisa me hacía quererlo aún más. –Shinn, ¿te gustaría tener nuestra primera cita? Conozco un lugar divertido aunque no está muy cerca de aquí. –volvió a hacer una pequeña pausa, regresando la vista a su acompañante. –El único inconveniente es que todo esto podrá ser hasta después de que el sol se oculte. –de alguna forma lo vi como una buena propuesta. Así tendría tiempo de ir a cambiarme y ponerme algo un poco más formal porque vamos, sinceramente hoy venía muy desaliñado. –Te daré una pista. Es al aire libre, hacen ricas cenas y también exquisitas bebidas calientes.
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Sáb Dic 22, 2012 8:05 pm | |
| Apreté nuestras manos entrelazadas sintiéndome tremendamente feliz por su respuesta, descubriendo que ambos nos sentíamos de manera similar, era algo increíble, como si nos escucháramos de alguna extraña y especial manera, por un segundo realmente quise preguntarle si podía escuchar mi corazón latiendo con tanta fuerza por cosas que él provocaba. Me sonrojé bastante y sin razón aparente, dedicándome a mirarlo a los ojos con nuestras frentes pegadas y sonriendo, mi mente aun pedía en secreto que no se rompiera otro pedazo más de mi, pero al mismo tiempo estaba convencido de que esto no estaba mal, no, definitivamente esto no podía estar mal. Respiré cálidamente, era esto lo que quería, por ahora no quería nada más que estar junto a Otoya, cerré los ojos y me dejé besar correspondiendo con la misma dulzura, con la misma felicidad absurda a la que simplemente no iba a buscarle mayor explicación.
Esta vez cuando se separó, no sentí tan extraño, después de todo ahora me sabia con la posibilidad ilimitada, quizá creer, para besarlo en cualquier otra ocasión, así que simplemente mantuve mi sonrisa y me acomodé un poco mejor sin soltar su mano mientras me invitaba a lo que sería una primera cita oficial, lo miré con extrema curiosidad ¿A dónde planeaba llevarme? quería saberlo y tan solo me había dado muy pocas pistas -Noche, al aire libre, cena y deliciosas bebidas calientes, hum… - repetí mientras trataba de adivinar cuál podría ser el lugar, por toda la ciudad había muchos espacios abiertos, no estaba seguro de donde exactamente podría ser, bueno también había dicho que no estaba cerca, aunque si considerábamos el lugar en el que nos encontrábamos no muchas cosas estaban inmediatas, hum… difícil algo difícil.
Caí en la cuenta que ni siquiera le había dado una respuesta definitiva y ya había comenzado a fantasear con el lugar y con toda la velada, pero era más que nada curiosidad, curiosidad de saber qué clase de lugares le gustaban y esas cosas, reí un poco -Bueno supongo que tendré que esperar- dije más para mi mismo que para el chico -No tengo nada más por hacer al rato y además me encantaría ir contigo así que me parece perfecto- dije finalmente .
Me aparté un poco para poder estirarme y desentumirme -No sé qué hora es exactamente, pero ya te he quitado mucho tiempo y no me vayas a decir que no, venias a buscar inspiración y mira te topaste conmigo- le dije riendo de buen ánimo, me puse de pie y tapé el traste de la comida vacio para colocarlo sobre su mochila y que así no lo perdiera, me giré para mirarlo con una sonrisa, me acerqué de nuevo y me tomé el derecho de besarlo de nuevo antes de que alguno de los mencionara algo más, inclinándome otra vez para poder tener alcance a sus labios - ¿Qué te parece si yo me marcho y te dejo solo para que medites un poco más, te inspires quizá, hagas lo que debas hacer y ya después nos vemos?- sugerí, esa opción nos beneficiaba a ambos, tendríamos un poco de tiempo para nosotros, y yo podría pasar a casa y ponerme algo más decente que lo que traía puesto -Solo dime si paso por ti o pasas por mi, o ya se, mejor nos podemos ver en un lugar intermedio y de ahí tú tienes el control el resto de la noche, solo dime a qué hora y en donde y listo- finalicé. |
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Vie Dic 28, 2012 9:30 pm | |
| Me gustaba ver su rostro lleno de curiosidad, intentando resolver el pequeño acertijo que le puse con tan pocas pistas. Oculté una risita de victoria mientras esperaba a por su respuesta. Cuando por fin la obtuve, no pude reprimir un – ¡Yoo-hoo! –para después sonrojarme por lo infantil que me había visto. Incluso había alzado los brazos. Joder, ahora me sentía un crío, pero, de alguna forma, no me importó mucho. Ver su sonrisa dedicada exclusivamente para mí me confortaba a un punto que no podía siquiera describir adecuadamente.
Cuando se apartó de mi no sentí ese vacío, ese anhelo por tenerlo cerca; pero no me malinterpreten, es que por un momento me sentí seguro de mi mismo. Podría tenerlo más tiempo entre mis brazos, o besarle cuantas veces deseara, pues se suponía que esa era la conducta entre una pareja de novios. Sin embargo, afirmé para mí mismo, yo no lo haría porque los demás hubieran dictado esto, sino más bien porque me nacía experimentarlo, sentirlo. Muchas cosas de Shinn que yo todavía no conocía estaban puestas sobre la mesa, y lo único que hacía falta era que yo tuviese la oportunidad de conocerlas. Del mismo modo, estaba todo yo, entregándome ante él. No me arrepentía, jamás lo haría. – Apenas es un poco tarde. –le aseguré tras ver el reloj digital y casi invisible adornando mi muñeca izquierda. – Encontré algo mucho mejor que la inspiración. –afirmé con una sonrisa demasiado amplia. – Te encontré a ti, Shinn. –agregué. Su risa me contagió un poco, y también reí. No podía creer lo contagioso que podían ser sus sentimientos. En serio que jamás me imaginé haberme encontrado con alguien como él aquí, donde nadie más había estado, donde nadie más me había visto escribir, dormir, comer y llorar. Éste era mi lugar secreto, y al parecer, ahora también sería el de Shinn. La idea me hizo aún más feliz de lo que podía describir.
Su beso me tomó de improvisto pero no me desagradó sino todo lo contrario. Correspondí a su pequeño beso lo mejor que pude, pues parecía ser un “Nos veremos pronto” implícito. Y justo como sentí, me sugirió que cada uno se tomara un tiempo para irse a arreglar, o para hacer lo que teníamos que hacer y después nos viésemos. – Claro, me parece perfecto. –ladeé un poco mi rostro, dándole un besito en la mejilla, prometiéndole que el siguiente sería en sus labios, unas horas más tarde. – Entonces te veo cerca de la plaza, ¿la conoces? Está en la Zona Oeste de la ciudad. Por allí se encuentra el lugar donde te digo. –tomé sus manos y besé el dorso de ambas, después las solté muy lentamente. – Te veré debajo del farol más alto que veas, justo cuando el sol se ponga. –miré un segundo más sus ojos. Rayos. Cómo deseaba tener algún tipo de aparato que me hiciera adelantar el tiempo, para que de inmediato tuviésemos nuestra cita.
Le despedí con la promesa de verle pronto. Tomé mis cosas y me fui de allí, nervioso, ansioso, anhelante de su presencia. Fui a mi departamento y empecé la hora del “pre-show”.
[^^ No sé si gustes responder a éste post, pero yo creo que ya con éste terminamos :V y seguimos en la plaza. Yo lo inicio.] |
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| Tema: Re: En el bosque {priv. Otoya} Sáb Dic 29, 2012 12:29 am | |
| ( Vale pues nos encontramos allá. CERRADO. ) |
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