Ciudad Esmeralda
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¿Alguna vez imaginaste un lugar lejano, escondido del resto, un nuevo Eden particular... donde puedes ser quien, como y cuando quieras, donde no existan etiquetas, creencias, ni banderas? Vive y deja vivir, porque en Ciudad Esmeralda todo tiene lugar.
 
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 Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]

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Phantom

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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptySáb Nov 17, 2012 7:40 pm

Me ubiqué en uno de mis lugares favoritos, sí, es lo que ustedes piensan, muy cerca de sus labios. Junté mi frente con la suya y de esa forma pude sentir lo cálido de su respiración golpeteando sutilmente contra mi piel, así como su aroma, sí, ese que me abrumaba y me relajaba hasta tal punto de deshacerme entre sus brazos. A pesar de que habíamos estado juntos desde las primeras horas de la mañana, apenas me percataba de que su fragancia era la de un chico joven: fresca y enloquecedoramente seductora. Qué bueno que las únicas personas con las que habíamos tenido contacto eran con Calvin, el mesero, y bueno, otro par que quisiera no recordar.

En fin, me sentí familiarmente tranquilo pero nervioso. Era algo extraño si lo vemos desde otra perspectiva, pero es que Mikado me producía sensaciones bastante contradictorias en instantes simultáneos. Pero eso no era algo del otro mundo. Lo que sí me sorprendía muchas veces era ese deseo disfrazado de tranquilidad que se ocultaba tras sus ojos ambarinos en conjunto con esa hermosa y blanca sonrisa. –Soy un romántico empedernido. –acepté la premisa mientras suspiraba. –Así que quiero ir de nuevo a la playa donde por primera vez nos besamos. –afirmé emocionado.

Ciertamente no estaba en mis intenciones destrozar e ignorar éste momento esencialmente importante para ambos, pues de algún modo ahora se había convertido en uno de esos capítulos resaltados con negrita, en nuestro libro de la vida. Pero tampoco podía negarme al hecho de que deseaba visitar ese lugar tan nostálgico y a la vez desconocido para mí. Pero de nuevo estaba siendo egoísta. Recordé algo importante. –Pero antes que nada, ¿deseas dormir un rato? Creo que no pudiste conciliar el sueño por mi historia. –sin mencionar que al término de ésta, él me había propuesto matrimonio. Pero ya saben, me gusta echarme la culpa.

Relamí mis labios y pude percibir un “vestigio” de su sabor. Embrujado por mis sentidos y mis ganas diarias de Mikado, volví a besarlo. Era absolutamente contradictorio lo que decía y lo que hacía pero de momento no quise buscar una razón, ni un culpable, ni una víctima. Simplemente se me dio la gana ladear el rostro para sentirme más cómodo, así como atraerlo un poco más hacia mí pues en la posición que estábamos (me encontraba sentado a horcajadas sobre sus piernas) sentía que había mucho espacio. La mano que se hallaba tras su nuca me ayudó en mi cometido ya que de forma ágil e incluso atrevida, pude introducir mi lengua dentro de su cavidad… era tan cálido y húmedo que me volvía loco. Deslicé la punta de mi músculo por su paladar, y también jugueteé con ella un poco, pero no hubo nada más maravilloso que poder sentir la suya deslizándose, moviéndose, danzando en compañía de la mía. Me apropié de su aliento mientras yo le entregaba el mío. Me llené de su sabor como sólo yo lo sabía hacer. Y lo amé. Lo amé con mi mente, con mi corazón y con mi cuerpo. Por otra parte, mi mano derecha que momentáneamente se mantuvo quieta, ahora tocaba su pecho, y se percataba de que sus latidos eran rítmicos pero también rápidos. Me sonreí de saberme dueño y culpable de esas reacciones. Aunque yo también sufría de cambios, pues me agitaba al punto de estremecerme por la emoción, por el sentimiento que sólo para él tenía, e irremediablemente por lo excitado que me hallaba. –Te amo. –murmuré una vez más, entre un espacio que me di. Confieso que hoy estaba insaciable y ya en el auto se lo había demostrado. Tenía muchísimas ganas de Mikado en más de un aspecto, y no era mentira que estaba dispuesto a todo cuanto él me pidiera.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptySáb Nov 17, 2012 9:21 pm

Él es ÚNICO.

Es la única palabra que encuentro que puede resumir su personalidad. Nunca conocí a alguien como Reiji Azuma, y aún hoy, me alegro por mi buena suerte, por tenerlo a mi lado, por haberle propuesto matrimonio y que él aceptara. Cuando junto su frente con la mía, pude medir su temperatura, mi calor aun rondaba su piel, pero este escapaba rápidamente, aunque el momento había elevado el termómetro de nuestros cuerpos y las pulsaciones de nuestro ritmo cardiaco solo se agilizaba.

Llame a la calma, no quería estropear el momento, pero confieso que, el lugar elegido, al que quería ir era “ese” lugar, en donde todo comenzó. De solo pensarlo me hizo saltar (no literalmente) de felicidad. Mi corazón que poco a poco regresaba a la normalidad, inicio de nuevo un bombeo rápido, estimulado por el recuerdo de aquella vez, cuando la “apuesta” nos llevó a ese lugar apartado. Fue allí donde inspirado por ese reto, lo conocí. Mi mente se trasporto a ese lugar como si de una máquina del tiempo se tratase. Recuerdos.

Recuerdo cuando le dije que todavía no lograba hacer que mi corazón se desbocara ¡estaba loco! tomando una posición superior, para alejarlo de mi lado, por el miedo que me producía el iniciar una relación después de la anterior experiencia. Qué bueno que me equivoque, que bueno que él no solo, logro desbocar mi corazón, sino también, sanarlo.
Ahora, cuando recapitulo mi vida, creo que hay un antes y un después de Reiji Azuma. Sonrei de nuevo por ello, como si se hubiese convertido en esta expresión la única de mi rostro.

—Está bien—acepte sin ocultar mi dicha: — vamos a ese lugar, al que no vemos hace mucho y recordemos como éramos antes y como somos ahora.— fue solo contestar, para que él me preguntara sobre si deseaba tomar un descanso, tal vez era hora de que, lo supiera:— Tú ya…recargaste mis baterías, no te preocupes más por ello, por favor. — le pedí, presto para hacerme de su boca, más cuando vi su acción de relamerse los labios, como si fuera una carnada que yo estaba dispuesto a “picar” como si de un pececillo indefenso se tratase. Lo bese de nuevo. Como si no hubiera forma de saciarme, como si la sed que me produce el néctar que brinda su boca solo supiera abastecer mi sed, antes que calmarla. Era un círculo vicioso y yo estaba dichoso con este vicio.

Describir el beso seria hacerlos sentir, lectores, envidia total. Por lo que siendo amable solo diré que cada caricia y roce que este hombre da, es como él, única. La experiencia varía y es por ello tan adictivo. ¿Entienden ahora mi atracción magnética hacia sus labios? Solo soy un hombre y es imposible resistirme. Pone su mano en mi pecho, por supuesto conozco el motivo y no tengo queja en ello, es más, mi mano la cubre y la presiona, protegiéndola, ciñéndola a mi pecho para que no se deslice y compruebe de primera mano lo que su dueño quiere corroborar.

Pero, sus labios se separan de nuevo de los míos como si fuera un juego cruel. Lo entiendo, debe expresar eso que mis oídos necesitan oír. Te amo.

Contesto aprovechándome de ese espacio mínimo que produjo su confesión: — Yo también te amo, como jamás soñé que amaría a alguien. — unas caricias más con mis labios, una succión diminuta, antes de separarme de la dosis de sus besos, debíamos continuar, antes de que la noche nos atrapara. El lugar al que deseábamos ir, se encontraba algo lejos y sin electricidad. Vamos mi amor, vamos a donde todo comenzó.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyDom Nov 18, 2012 9:51 pm

Sus palabras tuvieron un efecto en mí que no supe describir, a diferencia de muchos otros eventos. Evocaba en mí los recuerdos de mi persona, de la suya, y de todos esos cambios que paulatinamente se habían producido; poniéndolo en perspectiva yo podía asegurar que ahora era un mocoso, uno que sufría y lo demostraba, pero también era un hombre que amaba y sentía ¿y por qué no? También era una persona que por fin había encontrado las metas que deseaba cumplir, y en más de una ocasión me incliné por la idea de huir lejos de todos para que por una vez en la vida pudiera disfrutar a mi amor sin el temor de que alguien viniera a arruinarnos el momento. Por otra parte, Mikado también cambió, pero no sólo fue eso, él creció de forma hermosa, atractiva, pero no por ello fue menos maduro o menos amable. Unos cambios eran notablemente visibles ante los demás, mientras que otros yo era el único que podía presumir de conocerlos. Sí. Ambos crecimos, y ambos cambiamos para mejor, según lo veo.

Sentí un alivio cuando me confesó que “había recargado sus baterías”. Eso derribo un muro más entre los dos.

Pasado nuestro beso, ese en donde ambos nos entregamos pero también exigimos, fue algo que me hizo pensar que por un instante desfallecería entre sus brazos; aunque ahora que lo pensaba, la idea no se me hacía tan mala. Pero no quería ser una carga, así que me esforcé en mantenerme “tranquilo”, con los 5 sentidos activos para no perderme del espectáculo privado con el que amablemente me deleitaba. De hecho, cuando me tomó la mano que palpaba su pecho, me sentí seguro. Fue algo extraño pues aunque ya estuviera acostumbrado a su tacto, no por ello me eximía de estremecerme, o de temblar, o de sentir nervios. Era curioso si lo vemos desde ese punto.

De pronto su voz melodiosa y perfecta resonó en mis oídos con las tonadas más bellas que yo haya podido escuchado jamás. Las sopesé una y otra vez como si estuvieran grabadas en un disco. Sus palabras inflaban mi pecho de felicidad, pero no sólo era eso, también eran sus caricias, sus besos pequeños o pasionales, los que me hacían pensar que en cualquier momento me desvanecería. Mikado todavía no parecía entender que yo era un hombre débil ante sus caricias pues no tenía la fuerza de voluntad suficiente para negarme a ellas.

Antes de levantarme de sus piernas (mi cómodo recinto) le di un último beso (al menos por el momento) el cuál tardé severos segundos en romper. Joder. Deseaba quedarme allí, besándolo hasta que sus labios se volvieran rojos, pero también estaba consciente de que ese lugar se encontraba un poco lejos de donde ahora estábamos, así que no hubo más remedio. –¿Vamos, mi vida? –le pregunté amable y emocionado. Le estiré mi mano para ayudarle a levantarse y después de ello me palmeé la ropa, eliminando cualquier rastro de pasto, tierra o demás material ajeno a mis ropas.

Y mientras lo hacía pude ver como un rayito de sol tocaba sutilmente el anillo que ahora adornaba mi dedo anular. Contemplé su forma y las pequeñas líneas que lo caracterizaban. Me pregunté cuánto tiempo se hubo tomado para elegirlo, o si venía en un catálogo. ¿Habría visitado varias tiendas? ¿Tomó algún consejo de los vendedores? …Y de pronto, algo me asaltó como si fuera un timbre en mi cabeza. Aunque lo deduje, quise comprobarlo, por lo que pregunté al momento que tomaba su mano para ir de nuevo hacia el auto. –¿Éste pequeño fue la razón de que no te haya visto en muchos días? –lo miré de reojo y sonreí de la misma forma.

Antes de apartarnos egoístamente de ese lugar tan bello, le eché un último vistazo, intentando grabar la escena en mi mente. Éste lugar se convertiría en algo preciado para mí pues no sólo habíamos intercambiado miradas, caricias, secretos y por supuesto nuestros tan repetidos pero únicos “te amo” para el uno con el otro, no, éste lugar representaba algo nuevo que marcaba el inicio de nuestras vidas por éste camino llamado destino.

Apreté ligeramente sus manos, sintiendo como las yemas de mis dedos se deformaban para unirse a su tacto. Me encantaba. Me dejé guiar por el impulso de detenerme frente a él, reverenciarle como lo hacían en los bailes de antaño, para después besar el dorso de su mano un par de veces. –Mikado Dubois, eres esa melodía de piano que jamás me cansaré de escuchar.–volví a darle un par de besitos para después retomar el camino.

Estaba ansioso por llegar, pues a pesar de todo el revuelto de la mañana, mantenía la esperanza de que ésta cita sería algo que recordaríamos por el resto de nuestras vidas, en más de un aspecto.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyMar Nov 20, 2012 9:44 pm

Deje de sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, decide levantarse como es normal para continuar con el camino, para que vayamos hacia aquel lugar, pero no se aparta por completo sin antes besarme escasamente. Tramposo.

Me ofrece su mano, acompañado de una invitación a seguirlo. La tomo, pero es la pregunta después de que sacude sus ropas lo que me deja mudo. Lo relaciono demasiado rápido para mi gusto.

Quería que escuchara de mi propia boca, la historia detrás de esa sortija, cómo había concebido la idea de comprarla en cuanto la vi en el aparador, como decidí conseguir un trabajo para convertirla en su obsequio de navidad, pero termino siendo su anillo de compromiso. Aun cuando lo pienso, no puedo creer lo que está pasando. ¡Nos vamos a casar! Mis piernas tiemblan y mis palabras se traban en el fondo de mi garganta, impidiendo darle una respuesta, por ahora.

Había un par de ramitas sobre mis ropas, supongo que cayeron, después de que ambos tocáramos el césped. Levanto mi mano libre con dificultad, para que haga el trabajo de “barrer” pero mis movimientos fallan, parece como si mi cerebro estuviera haciendo corto circuito, por lo que yo mismo tuve que alentarme a componerme, a detener el temblor de mis músculos que me hacían perder el equilibro…Joer ¡vamos a casarnos! Esas palabras, esa oración, tenían tal peso en mí que me estropeaba la concentración.
Respire profundo.

No era el momento para flaquear, para imaginar la dicha y el miedo. Somos jóvenes y tenemos toda una vida por delante, y entre risas y llantos que seguro tendremos, debemos crecer y fortalecer este amor que sentimos el uno por el otro. Hagámoslo juntos, sea lo que fuere, sin importar lo que nos depare el futuro, hagámoslo juntos. No sueltes mi mano nunca Reiji, porque yo no pienso soltar la tuya.

Temí que él se percatara de mi estado y se preocupara, por lo que obligue a mis piernas a enderezarse, a cada fibra de mi ser a permanecer rígida y tensarse. Quiero ir a ese lugar, por lo que cuando presiono mi mano, hice lo mismo con la suya, correspondiendo con la misma intensidad: — Vamos. — lo seguí, convencido de que ese poema que había declamado para mí, comparándome con una melodía, era un golpe bajo que solo retorcía mi pobre corazón, de nuevo me arrebata las palabras sin detenerse a pensar en el daño que producía cada confesión expulsada de su boca entonces, tal vez y solo tal vez, en la noche, sea capaz satisfacer todas sus dudas, y hacer replica a todas sus palabras.

Pero salgo de mis pensamientos al ver su espalda que aunque pequeña contra mi estatura, se veía imponente en ese momento. Columpie nuestra unión, eso me relajaba, y aunque parecía un niñato, sentí que el aire fresco, lo húmedo de la hierba y el paisaje tan espectacular, cargado de varios matices, terminaría por hacerme entender que todo estaba bien.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyMiér Nov 21, 2012 8:25 pm

[justify]Aunque no obtuve una respuesta explícita por su parte, no me sentí incómodo sino todo lo contrario. Probablemente mis suposiciones estaban en lo correcto. No lo supe con determinación y sinceramente creo que tampoco me importó mucho el no saberlo. En todo el tiempo que llevo conociendo a Mikado me he percatado de que a veces tarda un poco en diluir ciertos casos o experiencias, y concluí que éste momento entraría justo en la etiqueta.

Le dediqué una sonrisa amplia y fresca, como si yo hubiera sido el que pasó por el cambio de baterías nuevas en lugar de él. Y ese pequeño columpiar de nuestras manos unidas simplemente me hizo reír. Me sentía jodidamente bien y eso que apenas empezaba nuestra travesía. De pronto, miré todo el mundo más bello y sentí esas ganas intensas de escribir todo lo ocurrido para que se quedaran archivados con mis demás memorias, en ese pequeño cuadernillo color negro adornado con tinta roja que poseo y del cual ni siquiera Mikado tiene conocimiento. Sí. Deseé que mi vida se prolongara tanto como pudiera para que de esa forma él y yo pudiésemos compartir éstas experiencias con nuestros seres queridos…

De pronto algo se me ocurrió de la nada. Detuve mi andar y por ende lo obligué a detener el suyo. Solté su mano y palpé con desesperación los bolsillos delanteros de mis jeans sin encontrar lo que estaba buscando; me sentí frustrado durante un segundo; al siguiente recordé que había dejado ese objeto en la guantera de mi bebé. Demonios. –Aguarda un segundo, no tardo. Quédate aquí, ¿está bien? –le pedí con voz apurada.

Sin esperar por su respuesta, me eché a correr lo que faltaba de camino, hasta llegar a mi auto. Rápido accioné los seguros de las puertas y me deslicé por el asiento del copiloto con urgencia; abrí la guantera con un movimiento de mano mientras que con la otra sacaba el objeto que había estado buscando; toda frustración fue extinguida para darle paso a la emoción. Cerré la guantera, me deslicé fuera del auto, activé los seguros de nuevo y me eché a correr lo más rápido que pude para no perder más tiempo y también para no hacerlo esperar innecesariamente.


Última edición por Phantom el Jue Dic 13, 2012 6:02 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyMiér Dic 05, 2012 10:02 pm

No me dio tiempo de contestarle, solo separo su mano y su cuerpo del mío buscando primero algo y luego apresurándose en dirección al choche que había aparcado, su aka-chan que permanecía estático mientras nosotros disfrutábamos del lugar, nos confesábamos a nuestro modo, él sobre su pasado y su dolor, yo sobre mis sentimientos y mi deseo de estar siempre a su lado, simbolizado en un anillo de matrimonio. ¿Puede haber momento más importante en mi vida? de lo poco que recuerdo, de lo poco que quedó grabado en mi memoria, entre los rincones oscuros de mi mente donde sombras deformes solían colarse para atormentarme en las noches de silencio, donde gritos de dolor terminaban por despertarme. Estoy cambiando, lo sé.

Lleve mi mano a mi rostro de forma instintiva, era como una pesadez, un momento opaco, porque incluso la belleza del paraje parecía perder su color, hasta quedar grisáceo.

Los árboles se desteñían, la hierba palidecía, el azul del cielo termino perdiéndose y el fresco viento se convirtió en uno seco y humeante, en donde otrora su golpe gentil me relajaba, ahora golpeaba hasta dejar marca. Mis pies se mueven temblorosos, dando tumbos con mi cuerpo que pierde su equilibrio, pero no cae, no, aun soy dueño y señor de este empaque, no voy a dárselo tan fácilmente, no cuando tengo alguien por quien vivir. Me contesta "patético"

Me está exigiendo como si fuera un reloj de arena al que el último grano a terminado por colársele, en ese diminuto agujero de cristal ¿Puedo ser más desafortunado? justo cuando estoy experimentando el éxtasis, la gloria del compromiso, edificando mi futuro a su lado, entretejiendo nuestros destinos. La marca del sacrificio hace acto de presencia. De nuevo por instinto, sintiendo un ardiente liquido desbordando desde mi pecho, la ranura abierta y el dolor punzante, la sensación de perforación del metal. Esto es una locura, no puede estar pasando, no ahora.

Muchos de mis secretos, los he mantenido bajo mi estricto conocimiento. Siempre me he considerado un solitario, y solo he sabido apoyarme en mi sensei a quien considero el padre que elegí.

Mi voz se está quebrando, mi garganta esta trozada, me esfuerzo por decir su nombre pero solo consigo una "R" mal pronunciada. Patético dice de nuevo, retumbando en medio de mis oídos, susurrando como burla solo a mí, que puedo escucharle. Amenaza con arrebatarme todo lo que poseo, todo lo que amo, específicamente de nuevo su rastrera voz susurra para mí, un único nombre. Es todo lo que necesita, pues conoce muy bien mi debilidad.

Me da dos opciones, simples según su punto de vista, dejarlo ir o verlo morir. Tiene...tiene que ser una broma.

El tiempo se detiene.

En este mundo gris, él no regresa, la verdad ni siquiera me atrevo a verlo, a ver su simple reflejo, su silueta por en medio del ventanal delantero del automóvil. El único color disponible es mi sangre que sigue resbalando por mi piel, pero la herida no produce ningún dolor ¿es esto prueba de que ya no pertenezco a este mundo? Ya no siento el dolor, y mi cuerpo poco a poco ha perdido el calor que antes emanaba de forma simple y natural.
Oye Reiji ¿me perdonarías? No creo que puedo lidiar con este sujeto, por muchas triquiñuelas y tratos sucios que haga para convencerlo, sé que se daría cuenta de mi engaño, así como yo me di cuenta del suyo, de que aprovecho el momento en que desvié mi mirada en dirección hacia ti para poner su mano en mi herida y entrar por ella como si fuera un turbio gas venenoso, uno que carcome cada órgano que toca, empezando por la piel, pudriéndola y luego deshaciéndola, se está alimentando de mí, me está despedazando. No duele.

No duele.

NO DUELE.

Una idea descabellada, un conocimiento que no sabía que tenía. Pongo mi mano con dificultad, esta mano que parece tierra seca y agrietada, sobre su pecho, sobre el pecho de una sombra con forma humana. Extiendo mi palma y solo sé rogar, para que lo que él me hace, pueda hacerlo yo con él. Todo desaparece. El tiempo regresa a la normalidad, el color vuelve a vestir cada cosa, el paisaje esta más vivo que nunca.
Giro en dirección suya, Reiji parece aun estar buscando lo que necesita, yo por el contrario estoy sorprendido, sin dar mucho crédito a lo que acabo de vivir. Toco mi pecho, desesperadamente, buscando algún vestigio de la herida, pero tanto la prenda como mi piel están intactos, inmaculados, solo unas marcas de polvo, se perciben y algo de clorofila por la hierba.

Esto es demasiado extraño para contarlo, pero aún más para creerlo, es decir ¿qué demonios acaba de pasarme? Me pregunto mientras siento, un cosquilleo que recorre mi nuca, hasta la parte baja de la espalda, un pequeño calambre lo acompaña. No entiendo nada, no sé…
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyJue Dic 13, 2012 6:09 pm

[._. La verdad no supe qué responder porque sentí que te me quedaste atrás en el tiempo, así que edité post y puse algo del final, al principio de éste.]

Cuando regresé a su lado pude percatarme de que mi respiración estaba agitada en conjunto con mi cabello despeinado considerablemente pero no me importó porque justo en ese momento le mostraba la cámara digital que apenas hacía un par de meses había adquirido, por darme el mero lujo de “tomar recuerdos”. Puse la cámara en sus manos mientras lo miraba con una sonrisa amplísima que mostraba mis dientes blancos, indicándole que teníamos la opción de fotografiar y posteriormente preservar éste momento tan importante para ambos. Respiré profundo para calmar mi respiración y de inmediato lo logré. Me pasé la mano por el cabello, haciéndolo hacia atrás para después hacer uso del habla. –Tomemos una foto, amor. –le invité. –Una que nos haga recordar este momento, en éste lugar. –hice una pequeña pausa, esperando su respuesta. –¿Te gustaría?–un brillo especial cubrió mis ojos y aunque la brisa se empeñaba en desaliñarme más, a mi no me importó.

Curiosamente desde mi postura pude percatarme de cómo los ojos de Mikado se veían todavía mucho más llamativos estando expuestos a la luz del sol, además de que su cuello blanco y largo parecía de un jodido modelo, sin mencionar claro, que su cuerpo estaba perfectamente delineado debajo de su camisa y sus jeans. Sin embargo, también pude ser testigo de cómo una ligera capa de… ¿ceniza? ¿polvo? ¿qué podría ser eso que marcaba su ropa de forma sutil. En ese momento no lo comprendí y tampoco quise preguntarle ya que anteriormente lo había empujado contra el pasto, así que seguramente se debía a mis arranques de emoción. Sí, seguramente era eso.

Torturándome siempre con el silencio, me mordí los labios y contuve un suspiro mientras me sentía impaciente por escuchar su respuesta.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyVie Dic 21, 2012 11:08 pm

Regreso a mí. Y no sabe cómo lo extrañe, porque lo que para él había sido una fracción de minuto, para mí fue una pesadilla.

Estoy algo confuso y el calambre se expande inclemente hasta llegar a mis hombros, es una punzada que adormece el musculo volviéndolo peso muerto, estoy entumido ¿es lo que siente una avecilla desvalida que no puede volar? qué clase de reflexiones estoy haciendo presa de la desesperación, por ser descubierto por él en mi debilidad.

Sacudo mi mano un par de veces, tratando de "despertar" el letargo que recorre mí cuerpo, pues ahora lesiona el brazo y sigue por el codo, ese cosquilleo que precede al adormecimiento. No me importa, voy a seguir moviéndome como si estuviera recibiendo toques eléctricos que se disparan porcada célula que forma mí piel aunque no puedo evitar preocuparme de que sea tan rápido su ataque, pero tengo problemas peores.
Reiji.

Por sobre todo, no quiero que lo sepa, por lo que poniendo mi mejor cara, finjo estar en perfecto estado, pero no puedo evitar respirar hondo cuando no está viéndome, aunque no puedo subestimarlo, después de todo parte de su trabajo es detallar el movimiento. Enseña la cámara con tal felicidad que me contagia de inmediato, olvidándome de los “síntomas” por un momento, un pequeño momento. Sin darme cuenta estoy orando, pidiendo que pase rápido esta sensación molesta, que no sea obstáculo para que regresemos al lugar donde nuestra historia comenzó.

No quiero perder este y ese momento por una tontería como este adormecimiento mal habido. No quiero perderme sus reacciones. No quiero perder el estar a su lado reviviendo el instante. No quiero perderme.

Una sonrisa de oreja a oreja, delineada perfectamente aparece tatuada sobre mi rostro. Asiento con mi cabeza, cuando me dice de tomar una foto, que recuerde el momento y el lugar, pienso en la imagen adherida a un álbum de fotos y nosotros dos acompañados de vino rojo con una chimenea cuyos leños arden en brazas, y una frazada que nos cubre, diciéndonos mutuamente entre susurros y caricias: "mira, lo recuerdas"

Mi mano salta, por lo que he optado por presionarla abriéndola y cerrándola rápidamente, escondiéndola tras mi cadera, mientras la foto es tomada. Lo rodeo con mi mano "buena" usando esta posición para limitar su vista, pero hay un error, el movimiento puede traspasar de mi cuerpo al suyo, por lo que, dejo mi mano estática, mientras la luz del flash nos baña y la captura de imágenes se da. Lo he mirado con amor todo el tiempo, cargado de felicidad, de la dicha que me produce el tenerlo a mi lado. He encontrado a mi alma gemela.

Reacciono después de vagar mentalmente. Mi mano se ha adormecido y yo solo encuentro una forma de salirme con la mía. Tomo a Reiji con la mano que si funciona, de su muñeca y lo llevo hasta el auto, esperando que no me parta la cabeza, doy las razones de mi comportamiento durante la caminata: — Vamos o llegaremos tarde. — doy pasos largos y apurados, doblando la hierba por mi peso e impregnando las botas de mi pantalón con la humedad del día. Quiero que nos vayamos, quiero llegar ya mismo a la playa y a la pequeña cabaña donde todo comenzó.

(User: Lo lamento, decidí incluir la metamorfosis que está sufriendo mi personaje, pues es parte de su historia. Si te molesta por favor dímelo para retirarlo ^^U)
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyDom Ene 06, 2013 6:14 pm

La sonrisa que aparece en su rostro, amplísima como nunca, me engaña por un segundo. Y digo me engaña, porque presiento algo, pero no sé qué es. Me regaño a mí mismo por creer en cosas que no vienen al caso y mejor me dedico a enfocar la cámara para que en el cuadro salgamos los dos, con el fondo de ese árbol, al cual yo recordaría por siempre. “Aquí, en este lugar que no conozco, me has pedido matrimonio. Me has dicho que me amas. Me has hecho llorar de felicidad, después de tantos años que pensé no volvería a hacerlo. Me has dicho que me amas y que quieres pasar tu vida conmigo” le dije en mi pensamiento pues estaba consciente de que si intentaba comunicárselo las palabras sonarían atropelladas, y probablemente, las lágrimas volverían a fluir.

Sonreí ampliamente mientras lo miraba por el rabillo del ojo. –Recuérdalo. –le indiqué para después mirar a la cámara. Quería que recordara todo esto pues sin duda yo lo haría. Yo guardaría todos nuestros momentos juntos y los atesoraría con toda mi alma porque la experiencia me decía que eventos tan hermosos como éste jamás volverían a repetirse. Eran únicos, y por tanto, invaluables.

Tomé la foto.

Rápido intenté ver cómo había quedado, pero ya Mikado se dedicaba a jalarme por la muñeca, llevándome de nuevo al auto. Su prisa me desconcertaba. ¿Por qué tan de pronto? “Deja de hacerte malas ideas” me regañé automáticamente. Tenía razón. La playa, ese lugar donde iniciamos nuestra historia se encontraba algo lejos de donde ahora nos ubicábamos. Quizá era eso. Sí, debía ser eso. –¡Sí, vamos! –le dije entusiasmado, deshaciéndome de ideas extrañas.

Pero tal vez mi presentimiento no estaba del todo mal. Un segundo, la imagen de Cal diciéndome esas palabras, otro segundo, su rostro de preocupación, otro segundo, el repentino apuro de Mikado, y un segundo más, el auto.

Agité sutilmente la cabeza, negándome a eso y al mismo tiempo, percatándome de que los pasos han sido largos y en cuestión de efímeros segundos ya estamos de nuevo con mi auto. Alargué mi mano libre y abrí su puerta para después soltarle, prometiéndole mentalmente que regresaré a su compañía apenas rodeé el auto. Permito que entre para después cerrar su puerta, dar unos pasos y llegar a la mía. La abro y me quedo un segundo allí, descartando el montón de ideas que de pronto parecen invadirme sin tener piedad de mí. Entro al auto, resintiendo lo fresco de la vestidura. –Tienes que indicarme el camino, yo no recuerdo mucho. –le dije, ocultando todo lo que estoy pensando. Mientras tanto, me dediqué a poner la clave y posteriormente a arrancar el auto, provocando un rugir del motor que ahora me parece monótono.

¿Qué será esto? ¿Qué podrá ser? ¿Acaso Calvin sabía lo que ocurriría? ¿O simplemente me había dicho eso porque quería jugarme una mala broma? Sinceramente esperaba que fuera por lo segundo. No quería que mi persona más amada, como había dicho, se convirtiera en algo que probablemente yo no creería.

Tomé el volante con las manos, miré el camino adelante y… aceleré.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyJue Ene 17, 2013 9:42 pm

Era extraño, solo cuando lograba desviar la mirada y ocultar mi rostro de su percepción, podía tranquilizarme. Es por ello que lo tome de esa forma sin preocuparme en cuanta fuerza de más estaba aplicando a su mano, que parecía querer escurrirse por en medio de la mía, es por ello que presione con más fuerza, para que no escapara. Tal vez fui algo brusco, no dudo de ello, fui brusco y sorpresivo, una mezcla peligrosa que, podía dar a conocer lo inestable de mis emociones en ese momento, la repulsión de sentir que me estaba perdiendo en ese laberinto desconocido que era ahora mi mente. ¿Estoy haciendo lo correcto, arrastrándolo conmigo? soy demasiado egoísta y tal vez por ello tengo que pagar el precio más alto.

Estaba al frente, donde no podía verme, solo deteniéndome por que llegamos hasta su vehículo; él se suelta y yo no dudo en que mi comportamiento lograra remover algún tipo de duda en su interior, algo de preocupación, una alerta, después de todo, tiene sentidos agudos, por nada es quien es y eso me atemoriza. En este momento, me preocupa más que nada en el mundo, que sus sentidos "salten"

Abre la puerta del coche y me suelta, en ese orden exacto. Conserve mi mirada al frente en todo momento, por mi conveniencia, esa era mi razón. Solo por este momento, voy a perderme de mirar a sus bellos ojos café castaño que a veces engañan con sombras verdosas, solo por hoy.
Tomo asiento dentro y escucho como la puerta se cierra y ajusta, ha sido él quien lo hizo para mí. No he podido evitar poner mi codo que sobresale del marco de la ventana y mordisquear justo donde mi índice se flexiona en cuanto mi mano se acerca a mi boca. Solo veo sus piernas, mientras detengo lo que mis dientes hacen y susurro contra mi propia piel: — No soy una dama, como para que tengas esos gestos conmigo. — mi índice se corre, produciendo un trazo invisible sobre mi mejilla, ha sido culpa de mi cabeza que acompaña a mi mirada en cuanto “él” se mueve, observando a través del cristal como rodea el cofre, abre la puerta de su lado, se toma unos segundos y entra. Mi cabeza regresa rápidamente al frente y no he podido evitar pensar que su experiencia es sorprendente, ha sido bien entrenado.

Qué bueno que solo lo he pensado y no lo he dicho, mis celos pueden ser hirientes, perdón ¿qué dije? No, no. Sacudo mi cabeza y pongo mi mano sobre mi frente, en donde las puntas de mis dedos me sirven como apoyo y son solo sus palabras las que me sacan de mi “concentración”

—No te preocupes por eso, soy excelente guía. — no desperdició la oportunidad para echarme flores y relajarme al mismo tiempo, sin embargo, cuando lo he visto disimuladamente, mis sentidos se han percatado de algo extraño. Su comportamiento no es normal, es decir, sé que llevamos poco saliendo y no nos conocemos mucho, pero siento que algo está “mal” con él.

Mis ojos se entrecierran cuando le veo, ya, fijamente, aprovechando que acelera y, no me agrada lo que veo.

Es aquí cuando en un ataque desesperado, mezclado con deseo y salpicado de instinto propio, alargo rápidamente la mano que se encuentra más cerca de él, muevo mi torso en su dirección y lo tomo del cuello. Sin importarme que choquemos, le obligo a verme y le planto un beso rápido, uno que hace que mis labios se muevan frenéticos y que humectan cada ápice de su piel rojiza. Le suelto lascivo, después de disfrutarlo y le permito recuperar el mando, pues nos hemos movido violentamente durante mi “ataque” al que no sé si se habrá enojado por arriesgar nuestras vidas (bueno, la suya, aunque nunca permitiría que nada le pasase) como toque final, susurro solo para su oído: — No voy a olvidarlo nunca, el lugar donde te pedí matrimonio y aceptaste, pero tú nunca olvides que TE AMO. — lo dije lento y con todo el sentimiento que me produce, estas palabras tan estremecedoras. Apoye mi cabeza sobre su hombro, un poco aliviado, retomando el dialogo de la dirección del lugar: — Y no te olvides de doblar en la siguiente curva, hacia la derecha, es por allí — finalice, sinpreocuparme en lo más mínimo por no tener puesto el cinturón de seguridad o algo más, solo quería estar a su lado.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 3 EmptyJue Ene 24, 2013 8:58 pm

Aunque es un gusto escuchar su voz, incluso si es por algún tipo de queja, como el hecho de que no es una mujer, y que no debería de tener ese tipo de gestos con él, en ésta ocasión no me parece de lo más agradable.. En otro momento me hubiera reído, burlado y hasta hacer todo un chiste de ello. Pero en éste instante la duda era quien no se tomaba la paciencia de tenerme en cuenta, sino que me devoraba la mente con hambre, como si hubiese pasado mucho tiempo (cosa que no era así) y necesitara alimentarse de mis sentimientos más oscuros.

Efectivamente hay algo “malo” en mí. Es algo que no comprendo y de hecho, ni siquiera quiero comprender. No está en la lista de deseos el darme cuenta de que Mikado podría ser sencillamente una nube negra, producto de un recuerdo que causa dolor y sufrimiento, noches de insomnio y lloriqueos. No. Éste Mikado es de verdad… ¿no es así? Sí, tiene que serlo, me repito constantemente. Sacudo la cabeza un par de veces, intentando deshacerme de la idea pero me es imposible; pareciera que me han cosido la duda al cerebro.

Suspiro, tratando de buscar alivio emocional, cuando de repente me percato que mi acompañante se dispone a hacer un movimiento, uno que nos podría costar la vida. ¿Pero qué importa? Me digo a mismo. Necesitaba esto. Necesitaba con desesperación que me dijera de alguna u otra forma que todo estaba bien con él, que no me abandonaría, que me quería, que me amaba… que me necesitaba tanto como yo lo hacía con él.

Las manos apretaron el volante en un reflejo automático, mientras que mis labios le corresponden, tan frenéticos como es su demanda. Cierro mis ojos, sin importarme nada, sin siquiera tomar en cuenta que un movimiento en falso puede matarnos a ambos. De hecho, aprovecho para pisar el acelerador para desplazarnos todavía más rápido, a ciegas, confiando en mis instintos y al mismo tiempo, deseando que esto jamás se termine. La adrenalina me sube de golpe.

Pero entonces se separa de mí. Me doy cuenta de que mi respiración está agitada, y por ende, que mi pecho sube y baja descontroladamente. El rugido del motor, el tenue sonido de la música (el radio se enciende al mismo tiempo que el auto), inclusive su voz, me dejan sordo durante severos segundos. Imprudentemente giro mi vista hacia su rostro y leo sus labios, porque presiento que me está diciendo algo importante. “Te amo” le entiendo perfectamente. Los labios me tiemblan, quieren más de él, pero es imposible, al menos por ahora.

Resignado, confundido por lo que debería de hacer y no por sus palabras, regreso la vista al frente, agradeciéndole en silencio al Dios que se supone nos rige, nos haya permitido vivir para gozar éste amor. Relamo mis labios, deseoso de probarle de nuevo pues no encuentro ni rastro de su sabor, pero de nuevo, me repito que no es el momento más prudente para hacerlo. Entonces disminuyo la velocidad, pues el choque de adrenalina parece bajar lentamente.

A veces no lo entiendo ni aunque me esfuerce. Mikado Dubois puede hacerme perder los estribos en un segundo, pero al otro puede torcer mi brazo y obligarme emocionalmente a que le diga que lo amo; puede hacerme reír con sus malos chistes, o también puede hacerme llorar de la impotencia; puede hacer de mí un hombre tierno o un psicópata celoso; puede hacerme sentir como un mocoso… o como un hombre. Todo esto y mucho más, me produce éste niñato que tengo al lado. ¿Pero qué puedo decir? Lo amo con toda mi vida, y estoy seguro de que más que nuestros cuerpos, son nuestras almas las que se entrelazan cada que nos besamos o que nos murmuramos palabras de amor y confianza.

Sonrío, abrumado por todo y nada. Y, como muchas otras veces, es tiempo de vomitar sentimiento. –Te amo, idiota. –le digo con ese tono que le demuestra mi cariño. –Y agradécele a tu dios que no hayamos chocado por tus… -me interrumpí, incapaz de concluir la frase, así que la terminé de otra forma-. Por nuestros arranques de locura. –sí, así quedaba mejor, después de todo eran necesarios dos individuos para consolidar un beso.

La necesidad de sentirme suyo me tentó durante todo el camino. Seguí sus instrucciones al pie de la letra, pues no era la primera vez que lo hacía (en más de un sentido), y de alguna forma, al cabo de unos tantos minutos, llegamos a nuestro destino, allí, donde nuestra historia empezó.

Conforme mi auto se comía los metros de la carretera, los recuerdos me llegaron uno tras otro: el ruido insoportable de la madera crujir bajo mis pies, su “sonrisa”, nuestro abrazo, mis palabras conmoviéndolo a tal punto que derramó las lágrimas que yo no pude llorar, el beso que no me correspondió y el que sí lo hizo, mi miedo, mi molestia de ser tan vulnerable ante él, y finalmente la pregunta que hubiese alborotado mi corazón de alegría. ¿Cuánto tiempo había pasado? Parecían días lejanos. –¿Sabes?, jamás pensé que llegaría a amarte tanto como lo hago hoy. –confesé, soltando mi diestra del volante para buscar la suya y eventualmente entrelazar sus dedos con los míos. La poca velocidad a la que íbamos ahora (mientras miraba de reojo la playa que se podía apreciar desde su costado) no era precisamente algo que nos provocara un accidente automovilístico, sino todo lo contrario; de ésta forma podíamos contemplar con todo el gusto el color del cielo y del sol reflejados en ese mundo misterioso cubierto por el agua salada. No estaba seguro de qué hora era, pero al parecer era cercano al ocaso, o al menos eso me pareció.

Mi estómago rugió y me provocó una risita. –¿Tienes hambre? –le pregunté. –Porque a mí me acaban de delatar. –concluí, echándole un vistazo desde mi posición.


[¿Seguimos en la playa?]
[TEMA CERRADO]
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