Ciudad Esmeralda
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¿Alguna vez imaginaste un lugar lejano, escondido del resto, un nuevo Eden particular... donde puedes ser quien, como y cuando quieras, donde no existan etiquetas, creencias, ni banderas? Vive y deja vivir, porque en Ciudad Esmeralda todo tiene lugar.
 
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 Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]

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Phantom

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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyLun Mayo 21, 2012 8:20 pm

Alcé mi mano y agité ligeramente la muñeca, por ende, mis dedos se vieron afectados en un movimiento bastante cómico si uno le pone atención. Con este gesto el mesero que nos había atendido previamente inició su caminata hacia nosotros, por lo que tuve que obligarme a mi mismo a dejar de pensar en ese tipo de cosas que no hacían más que avergonzarme por quizá, ser el único, en desear aquello con tantas ganas.

Eres un maldito pre-puberto, Reiji”. Me dije a mí mismo.

Sin embargo, algo “me sacó de onda”: Mikado me preguntó la razón de mi rubor. Joder. Así que sí lo había visto. “¡Carajo, carajo, carajo!”gritaban todas las alarmas dentro de mi cabeza. Y de nuevo, casi tuve que decir “¡shhh!” para callarlas pues tenían razón, era un jodido pre-puberto que sólo piensa en llegar a casa para enmarañarse con su pareja sin ser descubiertos, en ese caso, por sus padres o demás familiares.

Por suerte yo vivía con Mikado y nuestra relación era un poco más madura que eso… o eso quise creer. Es decir, el bochorno aún permanecía allí… la vergüenza era visible pero, como diría un personaje de algún film de por allí: “Agarra tus bolas, y sé hombre. (Grab your balls and be a man.)”

Eso hice. Volteé a ver a Mikado en un intento de no ruborizarme más por haber sido descubierto y medio le sonreí. Y, la única forma de safarme de ello fue contestando un–: Porque estaba pensando en algo. –allí está. No fue una mentira ¿verdad? A eso se le llama evadir con sutileza.

De cualquier forma, ahora estaba justo frente a nosotros ese chico de hermosa sonrisa, que, quisiera o no, me atendía demasiado bien, por lo que su servicio, pensé, sería atribuido de una forma monetaria bastante grande para ser un simple mesero. –¿Hay algo más que se les ofrezca? –preguntó amablemente. Yo le respondí rápidamente. –Sólo la cuenta. ¿Podrías traérnosla? –el asintió enérgico, aunque de cierto modo pude ver una pequeña decepción en sus ojos, como si… como si le entristeciera algo, pero luchaba contra ello, lo ocultaba. Justo como yo. Finalicé con un sincero–: Gracias.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyMiér Mayo 23, 2012 9:05 pm

Poner contra la pared a Reiji es uno de mis placeres ocultos, pero ¿cómo alguien me juzgaría? solo mírenlo, claro; por segundos, porque sí que me molesta que alguien lo mire más de lo que debe y note lo que yo he notado.

Reiji ruborizado y diciéndome: “estaba pensando en algo” dando una solución a mi pregunta, claro, según él. ¡Ah! Por supuesto que no ahondo y me conformo (por el momento) con su respuesta por dos razones simples, la primera voy a guardármela porque es de carácter personal y la segunda que si desvelo, radica en la díptera alias “mosca” que le ha estado rondando. El meserillo que parece estar idiotizado con MI novio y en donde no he podido evitar molestarme por su descarada atención; lo acepto, me he contenido para no saltarle a la yugular y no conforme con eso, arrancarle los ojos, pero vamos, nada más lejos de la realidad y este pensamiento, permanece tal cual como lo he creado, como pensamiento, además que el hombre se retira para traer la cuenta, como le fue pedido.

Así pues, término con todo el contenido, tal como me fue dicho, por lo que regreso la taza a su plato, seguido, pongo mis manos sobre mis piernas, me impulso con el talón de mis pies y corro el asiento de forma rápida, en un molesto sonido de segundos, que me hace notar, aunque esta no era mi intención, pero dicho acto me da el espacio suficiente para levantarme y ya de pie, pronunciarme con un cordial: —Entonces me adelanto hasta la caja — ya le agradecería al cajero, aunque no tuviera que ver por la comida que no comí y por el café que no deguste y si, esto se leyó/oyo tan desagradable.

Pero bueno, hoy pásenme el desagrado, estoy somnoliento, con mis pies caminando por pura inercia y con las ganas más grandes de ver el asiento trasero de su auto, para así descansar, teniendo como meta un sueño no de cantidad sino de calidad.

Le espero entonces en la caja, para que traiga ese papelillo con la suma a cancelar, sosteniendo mis lentes desde el centro y luego acomodándoles pues resbalan con facilidad por el perfil de mi nariz.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyJue Mayo 24, 2012 12:28 pm

Volví a posar mi mirada en Mikado, quien, con un sonoro aviso me indicaba que se levantaba para después reafirmar su respuesta con esa oración. –Está bien, allá te veo. –por un momento me quedé pasmado. Sopesé el asunto en el que me hallaba metido (una cita, ¡una cita con mi novio, por Dios!). Y probablemente me demoré demasiado tiempo en ver los platos vacíos y su silla vacía, claro, que antes había sido ocupada de una forma tan bella. –Probablemente nadie más hermoso y fascinante se había sentado en ti, mi querido mueble. –Le dije cariñosamente al objeto inanimado que sirve como soporte, y, cuando pensé que había sido el único en escuchar mis ridiculeces, terminé hallándome en un error.

La voz de alguien conocido y querido se aproximó hasta mí y me dijo–: Oh, no creo que ese sea el caso. Me sorprende que creas eso, “Rei-chan”. –una pequeña risita juguetona acompañó a sus palabras por lo que yo no pude molestarme, quizá tenía razón. –Además, al parecer venía cansado. –él soltó un suspiro al mismo tiempo que colocaba una de sus manos sobre mi hombro derecho. –Pero no importa, igual espero que puedan regresar al restaurante más seguido.

No dudes de eso, Cal. –giré mi cuello y pude observar al hombre que portaba éste nombre por el momento, pues sabía que esa no era su verdadera identidad. Fruncí mi ceño pero le sonreí, por lo que el gesto se vio como tal: fingir enojo. –Y no soy “Rei-chan”, idiota. –lo que obtuve fue una risa acompañada de una negación de su cabeza. Él sabía que sólo una pequeña niña me llamó de ese modo, y quería que permaneciera de esa forma en mi memoria, así que básicamente lo hacía para joderme de un modo u otro, pero no, no malinterpreten, pues Calvin resulta ser una de las poquísimas personas en quien confío plenamente pues como he dicho anteriormente (hace algunas miles de palabras) él no es sólo el dueño del Restaurante/Bar. Y por supuesto, NO es cualquier sujeto.

Calvin se alejó un momento de mi lado para cerrar la silla de Mikado y así poderme ver fijamente, pero ahora lucía serio. Me preocupé. Difícilmente él se mostraba de esta forma. No pude evitar sentir como si estuviese a punto de ser regañado por mi padre por haber hecho algo terriblemente estúpido. Se hizo presente un silencio pesado en el que incluso se me dificultó respirar por lo que sentí una presión en mi pecho, una que me preocupó de sobremanera. –Hay algo que quiero decirte, y espero lo tomes en cuenta. –Está bien, esto se tornaba aún peor. Definitivamente algo no estaba bien y eso para nada me gustaba. Dentro de mí pensé en un sinnúmero de opciones pero no logré atinar a ninguna. –¿Qué sucede, Cal? –sí, me armé de valor para preguntar. Él volvió a tomarse su tiempo en responder y me di cuenta de que ocultaba algo, probablemente estaba buscando las palabras justas para decírmelo, o quizá se daba cuenta de que ahora mis facciones denotaban preocupación absoluta en lugar de un inmutado, sonriente o melancólico Reiji.

Calvin terminó por negar ligeramente con la cabeza y aproximarse hacia mí de nuevo, despeinándome un poco, en un gesto demasiado familiar. Sentí compasión de su parte y eso me molestó. Si hay algo que me molesta de sobremanera es eso: que sientan compasión por mí. Reaccioné mal: volteé a mirarlo ahora sí molesto y le reclamé. –¿Qué es tan grave que no puedes decírmelo? –sin embargo, él me miró con cariño y con una sonrisa dibujada hermosamente en su rostro de hombre mayor. –Todavía no es tiempo de que lo sepas, mi querido hijo. Todavía no. –no puedo explicar la sensación que tuve. ¿Su hijo? ¿…por qué Cal me veía de ese modo? ¿Por qué se comportaba de esa forma? Jamás lo había hecho. Así que sí, era un torbellino de emociones: preocupación, enojo, frustración, incomprensión.

No entendía absolutamente nada y lo peor fue que con un par de palabras logró confundirme innegablemente. Puedo confesar que incluso me dieron ganas de golpearlo por dejarme a medias con su confesión pero dentro de mí pensé que si él no hablaba era porque me protegía su modo. Y, esa parte racional de mi cerebro me dijo “Déjate de estupideces y de emociones que no puedes controlar, toma la cordura y vete de allí.

Sólo ten mucho cuidado. Puede ser que la persona que más ames, termine siendo algo que tú jamás creerías. A lo otro… debes ser paciente y muy cuidadoso, de otra forma no podré decirte lo que sé. –él terminó caminando hacia dentro de la cocina. Y finalizó con un movimiento de mano, dándome la espalda, pero a la vez despidiéndose. –Me alegra mucho el verte enamorado, Reiji.

Así que esa era su confesión.

Agité la cabeza en un acto de negación total. Me hallé en una ignorancia a prueba de lesiones y heridas que jamás sanan.

Me levanté en un movimiento, haciendo ruido por el mueble en el que me hallaba sentado.
Observé el suelo a medida que iba avanzado producto de que mis piernas y pies me permitían el movimiento ordenado por mi cerebro (y mi parte racional). Pronto llegué hasta donde estaba Mikado pues lo reconocí por sus jeans, así que conforme iba levantando la vista también me percaté de las formas de su cuerpo y me pregunté si él estaría involucrado en lo que me dijo mi amigo de confianza. ¿Estaría él, refiriéndose a Mikado? ¿Acaso pensaba que era una amenaza? No, no podía ser. Él dijo que le había dado gusto el verme enamorado… entonces ¿de qué se trataba? ¿Qué era eso tan importante que Calvin quería decirme, pero que indudablemente yo tendría que aguardar pacientemente?

Suspiré en un esfuerzo de sacarme eso de la cabeza por un instante. Saqué de mis bolsillos mi cartera y pagué con un par de billetes grandes, sin siquiera fijarme en cuánto saldría monetariamente la cuenta en realidad. Justo ahora sólo quería salir de allí con mi amante y ponerme en seguida en carretera. Sólo así sería libre de mis pensamientos.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptySáb Jun 30, 2012 10:34 pm

Un silbido débil escapaba de mis labios, con mas tonada en mi cabeza que en el producto final, afortunadamente para mí, la melodía (la llamare así, por ser amable conmigo mismo) era tan baja que fácilmente podía ser confundida con un susurro, un murmullo tenue producido por quien sabe quien en quién sabe dónde.

Si, mientras le esperaba, sin intención de pagar la cuenta, pero no me malinterpreten, no es que no quisiera hacerme cargo del valor, es que sencillamente mi atención la tenía otro lugar, y era tan atrayente e hipnótico, lleno de dudas y quejas.

Reiji hablaba con un hombre que reconocí como Calvin, presentado antes, en un ir y venir de palabras las cuales pude haber escu… y esperen, allí está otra vez, paseándose por mi percepción que aún con los lentes oscuros me permiten verle desubicando mis sentidos, ese movimiento que me perturba, esa silueta que se escabulle entre los cristales que encajan en la ventana del restaurante, se asoma, baja, se esconde, yo disimulo y cuando ve que no le miro, se asoma de nuevo, emergiendo del marco apenas para lograr ver el interior. ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué es lo que busca? ¿A quién? Por qué me tomo esto tan apecho, podría ser un curioso, pero, demonios, la sangre me salta y me hierve dentro de las venas.

Me escabullo, pidiendo un segundo de espera a mi acompañante que ha terminado su charla y ahora está pagando la cuenta … un segundo que tardo en ver los billetes y la transacción en caja, un segundo en donde pienso en que luego le retribuiría el monto total, pero el segundo sigue pasando y ahora son dos y luego tres, así que estiro mis piernas y me encamino a la salida para revisar que está pasando, uso y abuso del sigilo que encarnado en mí, me lleva con total sutileza y “pisadas de aire” suaves sin ejercer casi presión, hasta la entrada, en donde incluso una chiquilla me ha señalado y me ha acusado de ser sospechoso a lo que su madre se la ha llevado casi a rastras diciéndole: “No lo mires”

Me pegue a la pared entonces, sin tomar importancia a lo anterior, solo como total sospechoso, observando a la figurilla y su dueño, dueño que huye y dueño al que sigo, en una carrera porque, como corre el condenado. Salto, me tropiezo, lo pierdo de vista, lo vuelvo a tener, choco con la multitud; y de nuevo el segundo hace aparición pues ahora estoy tras suyo, a unos pasos, se gira y me ve horrorizado, luego toma más velocidad, y se me escapa como el viento de las manos, escurriéndole sin verle, hasta que llegamos a un callejón, uno tétrico con apilados de basura en las esquinas y el hedor repugnante trasminándome las fosas nasales, clavándoseme en el paladar, como si hubiese probado carne descompuesta. Adiós al buen sabor del café doble F (Fuerte y fresco) porque se había desvanecido de inmediato, siendo remplazado por esta sensación pesada de zozobra.

La que comenzó siendo una sombra ahora son 3 o más, me rodean sin problema, lo sé porque tengo seca la garganta, y esta sensación va pegada al inicio de un pleito, me digo mentalmente en un soliloquio que está bien, si lo que quieren es pelea, no voy a medirme, sirve que pruebo mis nuevas habilidades y fuerza, calculo mentalmente como hacerlos caer, como le rompo el brazo a uno y le pateo el estomago con mi rodilla, para luego dejarlo fuera de base y seguir con el rostro de los cuales también me encargo fácilmente, pero entonces y no saben cómo odio los peros.

Zapatos de tacón se aproximan, esas molestas pisadas reconocidas por el ritmo que me eriza los vellos del cuerpo. La veo y me ve, se sonríe y yo me muestro molesto, desagradado, incluso con la respiración agilizada, entonces ella, levanta su brazo y toma mis lentes, dejando al descubierto mis ojos que cargan aquellas ojeras prominentes y así, me dice sin más: “Nos vamos amor mío, la noche de bodas está esperando”

No me dan tiempo siquiera para sorprenderme por sus palabras, no, eso es mentira, sabía que de la boca de esta mujer solo salen ese tipo de cosas, sin embargo no es falsedad que una punta está presionando mi costado firmemente y yo solo puedo decir:— No es esto algo cliché, secuestrar al “novio”— ha espero que esto mede tiempo para escaparme, pues no puedo enseñarle a ella de lo que soy capaz, ya que es una forma rápida de que llegue a oídos del viejo, alias “padre”.

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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyLun Jul 23, 2012 1:27 am

Perdí la cuenta de los suspiros que fueron expulsados de mi boca con el único motivo de darme tranquilidad. Uno… dos… tres… y la cuenta se elevaba hasta tres cifras, sin lograr despejarme. Momentos como este era en los que me odiaba a mi mismo por no quitarme una idea de la cabeza, cuando ésta ha provenido con tal impacto. Calvin era un maldito pues aunque le consideraba no sólo como un amigo sino también como un padre, solía aprovecharse de ello. Era sabio y tranquilo, sabía qué decir justo en el momento indicado y precisamente eso era lo que venía jodiéndome a mí pues como ya sabrán no soy una persona etiquetada con “Paciencia” en la frente.

De cualquier forma, me dije a mi mismo, si hubiera sido importante me lo habría dicho allí mismo. O quizá, deliberadamente me dejó con la duda… tal vez él…

No, no. Tú a tu asunto Reiji Azuma. Estamos en una cita con nada más y nada menos que con Mikado Dubois ¿acaso lo olvidaste? No, ¿cómo podría atreverme? …Esperen. Hablando del rey de Roma–:¿Mikado? –le llamé apenas en un hilo de voz. No me había percatado sino hasta ahora de que ya no se encontraba a mi lado, si no que más bien se había escurrido como “ladrón de buen oficio” hacía fuera del restaurante. –Err, gracias. –le respondí al chico que me cobró para después entregarme una factura a mi nombre a la cual arrugué mientras bajaba los escalones para llegar hasta la acera. Miré hacia la izquierda y luego hacia la derecha. ¡Allí! Justo había visto su silueta apartarse de mi lado. –¿A qué juego estás jugando, mi amor? –reí antes de saber el chiste.

No hallé menor problema en seguirle, de hecho, lo encontré divertido. Más, tuve que enfrentarme de una forma no muy bonita a la realidad. Sí, ya saben, esa realidad en donde él huye de mí por curioso o porque “algo” ha llamado su atención más de la cuenta.

Una trampa.

De eso se trataba. Y el muy tarado había caído en ella sin apuros.

Negué con la cabeza, no me quedaba de otra que hacerla de su “Superman”. No. Olvídense de eso. Yo jamás seré el salvador, ni me va ni me gusta el papel. En fin, sigamos en lo nuestro ¿les parece?

Consciente de mis habilidades (fui un hombre entrenado para ser un asesino, así que espero me entiendan), fui justo detrás de él y aguardé un momento. Aprovechándome de las sombras, me convertí en una y me deshice de mi presencia. Mi novio se encontraba rodeado por unos sujetos pero estaba seguro de que no serían suficiente batalla para él ya que también se mantenía bajo un entrenamiento estricto (del cual no tengo mucho conocimiento). Y así fue. Derribó a la mayoría de ellos, exceptuando a uno. Terrible error. Desde mi punto de vista, el hombre sostenía algo contra su espalda y lo amenazaba en silencio, mientras, una mujer completamente desconocida para mí, le hablaba con familiaridad.

En otro momento me hubiera alegrado por conocer a alguien que es familiar con él. Pero ésta no era la ocasión. La sangre me hirvió de coraje y de locura cuando le llamó “mi amor”, pero no, sujétense de los asientos, porque eso no terminó allí. La mujer retiró sus lentes y él le respondió un par de palabras que no supe distinguir bien (¿Sería que sólo escucho lo que me conviene?).

Apreté mi puño con fuerza, decidido a esperar por lo que pudiera pasar ya que dar un movimiento en falso sólo pondría en riesgo la vida de mi amante, de mi novio, de MI Mikado. Sin embargo, y creo que no tengo que repetirlo, yo no soy un hombre precisamente paciente, aunque sí puedo presumir, de ser cauteloso y silencioso. Así que, sin emitir sonido alguno, saqué un par de mini-dagas de mi ropa (Disculparán ustedes, no puedo revelar el lugar en donde las guardo), las sujeté con mis manos y apunté: la velocidad, la fuerza y la dirección dieron como resultado la espina dorsal de su atacante, quién, al recibirla de golpe, se alejó de mi amado entre sonidos reconocidos como dolosos.

Quise observar el rostro de la mujer pero la mala luz me lo impidió. Simplemente me percaté de cómo levantó el rostro en la búsqueda del “atacante”, es decir, de la persona que había lanzado tal artefacto. He de ser sincero, no quise quedarme en anonimato, por lo que me hallé en la deliberada situación de lanzar una contra ella, pese a ello, ésta daga tenía otra intención: rozar su rostro. Y eso hizo: la plata bien afilada hizo una herida en su mejilla izquierda y como producto de ésta, un rastro de líquido rojo empezó a dejar su huella.

Salí de mi “escondite” y caminé hacia donde ambos personajes se encontraban. Incluso me mostré arrogante, con las manos metidas a los bolsillos de mis jeans, presumiendo esa sombra color verde que sólo se apreciaba en mis ojos café cuando yo sentía el deseo de matar. Mi voz cambió a una un poco más grave, más tranquila. –Te voy a dar la ventaja de que no tengas más que esa marca en tu rostro. Si me entiendes, es mejor que te alejes, mujer. –Llegué hasta donde se encontraba Mikado y tan sólo le di un vistazo asegurándome de que se encontraba en perfecto estado. Entonces sonreí cínico de mis actos pues todavía el hombre se quejaba por tener un metal incrustado en la espina dorsal. –Él probablemente ya no pueda caminar. Tan sólo escúchalo. No creo que quieras lo mismo para ti. –me posicioné en frente de Mikado, dispuesto a matar a quienquiera que quisiera hacerle daño. –Lárgate por donde viniste. –frío… hablé lo más frío que pude. Era mi última advertencia.

De cualquier modo, no por nada tenía mis manos en mis bolsillos. Pista: un buen asesino no sólo trae un arma consigo.


[Oh, yeah, éste era el post que estaba esperando escribir ^^ Lamento la espera, pero me esforcé :3 para que quedara pakufecto.]
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyDom Jul 29, 2012 7:29 pm

Esto acaba de pasar de castaño a oscuro y con este vaticinio inicio el relato de lo que sucedió a continuación:
Está bien, en algún momento mi mente tuvo un pequeño colapso de un: “qué tal si”
Qué tal sí, apareciese en escena el queridísimo Azuma Reiji y por lo que ve, que siendo sinceros no es algo “amable” y debido al entrenamiento que tiene decide darse al ataque. Realmente no pensé mucho en ello cuando supuse muy en el fondo esta posibilidad.
Mi mente no alcanzo a prever lo que sucedería y el: “qué tal si” no roso siquiera lo que realmente sucedió, mientras que en mi cabeza consentía que Reiji le diera una paliza a los sujetos, contando con mi ayuda y así la mujer terminara por entender que estaba en desventaja y decidiera cabizbaja irse, lo que sucede no me deja ni medio satisfecho.
Es cierto que el hombre que antes tenía contra mí un objeto corto punzante como amenaza para hacer lo que se me pidiese, yacía ahora a mi lado recogido como un bebé dentro de su placenta, soportando el dolor, pues lo vi temblar y quejarse, por lo que no había visto, pues no fui testigo de lo que le produjo tal dolencia y parece que él tampoco.

Es cierto también que la mujer que me amenazaba ahora tiene un corte en su mejilla, a donde se lleva la palma de su mano para cerciorarse y luego quejarse por el dolor, en cuanto ve la prueba en su mano, supongo yo de nuevo que le duele mucho, pues no solo gruñe, sino que chilla y luego cae de rodillas llorando por su hermoso rostro que ha sido marcado. Oh dios, esto es malo.

No tengo tiempo que perder, por lo que antes de que las cosas empeoren más, tomo del brazo al bicho y lo atraigo hasta mí, girándolo en el proceso, para que su espalda golpee con mi pecho y mi otra mano tape su boca, la presiono levemente, bajo mi cuello a la altura del suyo, estiro mi rostro y susurro para sus oídos:— No digas nada y sígueme la corriente — rápidamente regreso a mi altura real y observo a la mujer quien con la cabeza gacha sigue maldiciendo.

—¿Estás bien? — finjo preocupación y con tono lastimero, me refiero a ella: — Lo lamento mi amigo, pensó que estaba en problemas y por eso actúo de esa forma— sonreí , caminando hacia atrás, alejándonos (pues llevaba conmigo a Reiji) de la chica en cuestión, caminaba lento, observando a la mujer y a sus “secuaces” pues giraba mi rostro, disimuladamente de un lado a otro, observando sus torpes movimientos de recuperación. Sin embargo, sabía que no me dejaría ir así, no sin darme por lo menos una advertencia, cosa que le siguió cuando la escuche llamarme molesta por mi nombre completo: "Mikado Dubois" ese tono chillón de su voz me exaspera más que nada en el mundo: "No creas que te has librado de mi, más vale que vengas esta noche al hotel Lebury o si no” maldito tono que se gasta: “tu padre va a enterarse de todo” se levanta con dificultad, a lo que sus matones la ayudan, pues como corren despavoridos a socorrerla y luego de que ella la llama buenos y les exige que no la toquen, camina cobrando su estatus de “dama” acomodándose las ropas y pasando como si nada por nuestros lados, seguida de su caravana de rufianes.

Suspire aliviado al verla desaparecer y solté inmediatamente a Reiji, acompañando con palabras: —Bueno, está vez la saque fácil... — voltee a verlo y lo mire molesto: —...y que rayos fue eso, Reiji. — espere por su explicación, por qué me dijera como había reducido al mastodonte que me sujetaba y había lastimado a la mujer.

(user: sí, te quedo genial ^^)
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyLun Jul 30, 2012 5:16 pm

Hmmphm. –resoplé. Así que la mujer era de ese tipo, sí, ya saben, de ese que se preocupa más por su exterior; ella probablemente era de esas mujeres que únicamente ven porque su piel no tenga arrugas o su cabello siempre se encuentre en perfectas condiciones. Plástico. Ese tipo de mujeres no deberían de existir, o, mejor dicho, deberían de sufrir para que sólo así apreciaran otro tipo de cosas, unas que sí fuesen bellas y hermosas. Pero… no todo se puede en la vida, Reiji.

Su chillido y su patética existencia me hicieron odiarla. A tal grado, que si Mikado no me hubiese tomado a la fuerza, es decir, si no me hubiera pedido que le “siguiera la corriente”, honestamente no sé qué hubiera pasado. Puedo pensar en un par de ideas que se resumirían en los gemidos de dolor de esa mujer repugnante, odiosa y chillona. Pero, la realidad no siempre es como uno desea que fuese. En mi terrible realidad Mikado le preguntaba de forma preocupada si se encontraba bien, y me llamaba amigo… amigo.

Cerré los ojos y me ordené a mi mismo que no me afectaría, era una simple actuación para que la otra no se alborotara más. Pero fue algo… extraño. Me vi abrumado por la idea de ser únicamente un señuelo, una broma; me asfixié mentalmente con ideas retrogradas y dolosas… me perdí por un momento de la realidad, así que me percaté demasiado tarde que Mikado se había encargado de alejarnos del espectáculo.

Entonces su voz chillona es la que me trae a la realidad con lo último de sí misma. En mi cabeza resonaron sus palabras una y otra vez. “No creas que te has librado de mi, más vale que vengas esta noche al hotel Lebury o si no… tu padre va a enterarse de todo”. ¿Estaba hablando en serio? ¿Quién demonios era esta mujer y qué carajo tenía que ver con Mikado? La muy maldita tenía el descargo de huir como perro con la cola entre las patas, murmurando amenazas y emitiendo maldiciones nada propias de una dama. Tsk. La imagen de amante de su padre le quedaba perfecto, como anillo al dedo (Ninguna madre le diría eso a su propio hijo). Pese a ello, me intrigaban sus palabras y me revolvían el cerebro sus indicaciones (eso de ir al hotel Lebury… esperen… ¿Lebury? ¿…dónde? …él no…)

Cuando Mikado me soltó me sentí liberado por un par de segundos. El sentimiento se vio oscurecido por mi frustración y mi no-comprensión de lo que había sucedió apenas unos momentos antes. Esto era como de esas veces en que las situaciones se te van de la mano… pero en un “pre”; para explicarme mejor, era como el viento y la briza fríos antes de la tormenta. Se sentía extraño pero a la vez familiar. –“Fácil” dices. –mi vista se ubicó en el suelo como si estuviera siendo regañado por algo que no hice, por tanto elevé mi campo de visión y me topé con una mirada molesta, como pocas veces lo había visto. Guardé silencio. No podía decirle y ni siquiera tenía las palabras suficientes para explicarle lo que había hecho, y qué va, ni siquiera estaría cerca de lo que planeaba hacerle a la mujer esa.

Así que, sin decir una palabra y sin soltarle la mirada, tomé su muñeca con fuerza y empecé a caminar lejos de donde estábamos. Lo traje conmigo sin ningún problema pues su cuerpo era liviano a pesar de estar delgado y alto. (¿Cómo demonios había podido combatir con los otros tipos?). –Es tu turno de seguirme. –acaté.

Mientras tanto, me proponía ir al estacionamiento sin llamar al valletparking pues ya no quería perder más tiempo en cosas de esa índole. Además, no era nada seguro, podrían venir tras Mikado y yo… esta vez no me contendría.

Caminamos unos cuantos metros y bajamos un montón de escaleras hasta llegar a donde los adornos eran decenas de automóviles estacionados. Un chico se acercó a mí e inmediatamente me reconoció. –Las llaves. –ordené impaciente. Él trastabilló y tardó en recuperarse, pero cuando lo hubo hecho fue a por las llaves de mi auto en una corrida; de la misma forma regresó a mí, tratando de alcanzarnos el paso pues yo continuaba jalando a Mikado por la muñeca para que me siguiera y no se apartara. –Gracias. Dile a Calvin que hablaré con él más tarde. –El chico asintió no sin antes mirar a mi novio y a mi alejándonos. El sonido del metal entre mis dedos me tranquilizaba pues ahora sí podríamos movernos a total antojo, tan sólo era cuestión de...

Cuando por fin llegamos a donde se ubicaba mi auto, apreté el botón que quitaba la alarma y desplegaba los seguros. –Sube. Cuando salgamos de aquí, y estemos en la autopista, te explicaré. –di un par de golpesitos con los dedos sobre el techo de mi bebé, pidiéndole mentalmente que me dejara encontrar las palabras necesarias para darle la explicación de mis actos aún si consideraba que no me había portado “mal”. Naturalmente solté su muñeca y me disculpé mentalmente por haberle lastimado (de ser así) físicamente. Mis ojos rodaron hasta la puerta y la abrí con la zurda para colarme dentro del confort que me abrigaba. Cerré la puerta con la misma mano mientras que con la diestra colocaba el código para poder arrancar a mi bebé. Me puse el cinturón de seguridad segundos después de escuchar su rugido tan conocido por mí, pero, antes de acelerar, desplegué la cubierta y dejé que el “quema-cocos” se abriera. –Hora de irnos. ¿Estás listo? –volteé a verlo mientras le sonreía y… por un momento deseé que se olvidara de lo que acababa de suceder.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyMar Jul 31, 2012 8:46 pm

Está bien, lo acepto, su reacción me preocupo. Quería explicarle lo sucedido, por que se que una explicación era más que necesaria para ante todo no dejarse engatusar por las palabras de la "dama" aquella, pero es que no solo no me dio tiempo para hacerlo si no que cuando dijo ese: "fácil dices" su rostro me pareció desilusionado. No sé que había en su mente en ese momento, si estaba analizando lo sucedido, digiriéndolo todo o trozo a trozo, bocado a bocado.

No puedo explicarlo muy bien, y tampoco puedo decir que fue exactamente, solo sé que sentía una punzada en mi corazón y llámenme como quieran por lo que les estoy contando, pero mi respiración se agilizo en un sube y baja que tardo lo que tarda en decirse esas palabras. Sentí que de alguna forma lo había lastimado.

Escucho lo otro que dice ¿qué es mi turno de seguirle? no me da tiempo para replicas. Me sujeta por la muñeca y me lleva con un jalón hacia una dirección desconocida por el momento. De nuevo quiero aclararle, pero las palabras no me salen, ahogadas tal vez por su espalda ancha y la sombra que proyecta su cuerpo, pero cuando miro a sus cabellos que se elevan por el viento, me percato del fondo, fondo que reconozco.

Es el mismo lugar por donde vine antes de llegar al callejón, caigo en cuenta así que estamos regresando al restaurante. Realmente era lo más obvio pero en mi incomodidad y preocupación no lo vi venir.

Siguiéndole el paso, bajamos unas escaleras y llegamos a la planta baja donde se encontraban aparcados varios vehículos, realmente no le preste mucha atención, porque su voz pidiendo las llaves del carro me saco de cualquier momento de detalle sobre lo que nos rodeaba. Parece que no fui el único.

El encargado tropieza y cae, recuperándose de forma gracioso en otro momento, pero ahora no me salían las risas... ¿qué sucede contigo Reiji, estas bien? esta pregunta giraba en mi cabeza, dando vueltas y vueltas hasta casi marearme.
Me jala de nuevo, una y otra vez, para que le siga, hasta casi parece desesperado y eso solo me preocupa más.

Llegamos por fin a donde se encontraba parqueado su automóvil, alias "bebé" hizo unos movimientos, a los que su auto parece contestarle, se dispara una alarma que luego cesa y se escucho un sonido mecánico, los seguros.

Dice que me suba que en cuanto salgamos de aquí me explicara todo... ¿que no era yo el que debía explicar? acepto y subo a su auto de nuevo, sentándome sobre el asiento del pasajero: — Reiji ¿qué sucede? — por fin las traidoras palabras dejan de hacerme complot y salen por mi boca, sin embargo parece no escucharme, pues se pone el cinturón de seguridad y acciona el motor a lo que me dice: " Hora de irnos. ¿Estás listo? "
Me adelanto y pongo la mano sobre el volante, deteniéndolo: — Reiji...— le repetí — ¿Qué está sucediendo?— no iba a mover mi mano de donde estaba, no hasta saber qué rayos sucedía.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyMiér Ago 01, 2012 2:39 am

No, no es que no lo haya escuchado nombrarme para llamar mi atención. Él siempre la tenía aún si no se lo proponía. Pero esa no era la cuestión. Ésta era otra, una que repitió dos veces para hacerse notar no sólo más fuerte que la primera vez, sino que incluso me impedía ponernos en movimiento. Volví a sonreír pero esta vez sarcástico, indignado. –Iba a matarla, Mikado. –aguardé unos segundos mientras dejaba que diluyera las palabras que acababa de decirle. Me sorprendió el hecho de que ni siquiera lo dudé por un segundo y, de cierta forma, me dio pánico que él supiera la clase de sujeto que yo era en realidad, y es que no a diario escuchas que un hombre de no más de 20 años se dedica a ese oficio. Suspiré tratando de relajarme para que no sonara molesto, pues realmente no lo estaba, sólo me hallaba un poco confundido, eso era todo. –Sucede que quiero salir de aquí. Necesitamos hacerlo. –volteé a ver su rostro y me percaté por primera vez de las pequeñas sombras se posaban traviesas e indulgentes debajo de sus ojos producto de su no-descanso. –Además… no sé qué hubiera pasado si no me hubieses detenido.–miré el volante, realmente sí lo sabía (la mataría sin piedad y a sangre fría). Pero preferí mentirle para no alarmarlo. –También quiero saber qué pasó allá atrás. Pero por ahora, déjame llegar a la autopista, donde nadie podrá reconocernos. –regresé mi mirada a su rostro y le pedí con gestos y no con palabras, que confiara en mí. Yo le explicaría todo lo que quisiera saber, pero también le exigiría respuestas.

¿Quién era ella? ¿Qué vínculo tenían? ¿Se atrevería a abandonarme? ¿O huiríamos? No, mejor dicho ¿se atrevería a afrontar a su padre, quien, por cierto, es totalmente desconocido por mí?

Tomé su mano e incliné mi rostro para besar el dorso de ella un par de veces. –Vámonos y seamos libres en la carretera, mi amor. –con cuidado le regresé su mano y ahora sí me dispuse a acelerar. Apenas unos cuantos movimientos lentos tuve que dar para salir del estacionamiento, y, sin llamar mucho la atención. –Si quieres pon un poco de música, intenta relajarte, ahora estás conmigo. –propuse mientras activaba otra opción, una que había mandado instalar para mi propio beneficio: un cambia placas automático; sólo un verdadero observador se daría cuenta de que tenía 8 juegos de placas y cada una de ellas cambiaba a mi antojo con tan sólo presionar un pequeño botón detrás del volante en la parte derecha, justo al lado del cambio de velocidades. –Cariño, ponte el cinturón de seguridad.

Respiré más tranquilo conforme nos íbamos alejando de las calles completamente adornadas de cosas extremadamente luminosas o bien extravagantes. –Vaya, esto sí que parece Broadway. –reí por lo bajo. Realmente no imaginaba a Mikado en un lugar de esos, simplemente era algo de plática para que se relajara junto conmigo. –Aunque preferiría ir a Las Vegas. –lo miré de reojo. –¿Te gustaría ir conmigo a Las Vegas? Jugaríamos en los casinos e iríamos a los lugares más lujosos después de ganar nuestro buen botín. –crucé una calle y otra y otra. Nos alejé de la ciudad y por fin entramos a la autopista. Entonces allí me sonreí y sí, joder, hice rugir a mi bebé acelerándolo y mostrando su potencial en un abrir cerrar de ojos. El aire proveniente del techo, porque me había encargado de bloquear los vidrios de las puertas, era jodidamente refrescante, incluso, invadía un poco el sonido y creaba un oleaje tranquilizador… ahh… la libertad. La jodida y dulce libertad ahora era nuestra. ¡Nuestra!


Última edición por Phantom el Vie Ago 03, 2012 11:15 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyVie Ago 03, 2012 9:23 pm

No le dije nada en ese momento, no sé si fue seducido por esa mirada esquiva o por tiempo que parecía estarme dando, para suavizar el golpe. Luego me preocupa con su “necesidad de salir de aquí” seguida de esa segunda confesión sobre lo que hubiese pasado de no haberlo frenado en el momento justo (aunque fue una coincidencia) también quiere saber qué sucedió en ese lugar, aunque la prioridad ahora y rescatando las palabras que dijo: “Pero por ahora, déjame llegar a la autopista, donde nadie podrá reconocernos”

Besa mi mano, esa que estaba siendo obstáculo para que arrancáramos, realmente el “mi amor” de su frase me estimula para detenerme en seguir siendo un impedimento, y aunque se ofrece a poner música para relajar el ambiente y presiona en el proceso un botón sospechoso, a lo que siendo sinceros no di más relevancia que la de un “botón”
Me recuerda que tengo que ponerme el cinturón de seguridad e inclusive me propone ir a las vegas para hacernos de un botín.

Me muevo hacia la ventana de mi lugar, dejando reposado el codo sobre la marquesina de cromo de la puerta, mi brazo sobresale solo un poco y mi mano termina por presionarse contra mi mejilla, sostenida por mis dedos doblados.

—Sin duda, esa mujer merece morir más de una vez — Tal vez sea una sorpresa para él, creo que siempre me ha tenido en alta estima, pero con esto quiero que sepa que no soy una “santa paloma” tengo al igual que todos instintos asesinos y en algún momento he deseado la muerte para alguien, en mi caso especial, son dos personas especificas y hoy, una de ellas hizo acto de presencia.

NO iba a decírselo, no quiero perturbarlo, se, se bien el entrenamiento que ha tenido y aunque no conozco todos los detalles, sería lo último que desease que llenarlo de mas heridas o causarle más molestias de las que ya ha tenido que vivir. Quiero lo mejor para él y “esto” no ayuda mucho, además es mi carga, mi celosa carga y si alguien debe ensuciarse las manos y pagar por ello, seré yo.

Alguien que me lea, me tratara de egoísta y me criticara, pero el único argumento que puedo sostener para defender mi punto, es: Lo amo y no quiero lastimarlo. Algo repetido el argumento ¿no? No me culpen, es lo que siento.

—Quiero ir contigo a Las Vegas, pero supongo que sabes que hoy es imposible — me gire y lo mire por el rabillo de mi ojo, tal vez cambie un poco/mucho el tema de conversación, pero tampoco tenía interés en que profundizara en el asunto. Sonreí para mi más que para nadie: — Por favor, invítame la próxima vez — el auto seguía en movimiento y solo hasta ahora me digno a ponerme el cinturón de seguridad “anclándolo” a aquel dispositivo que deja al final un click.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyVie Ago 03, 2012 11:37 pm

Escuché sus palabras. Tal vez ella merecía la muerte pero… Por un momento deseé soltar el volante para tomar su mano y apretarla entre las mías. De la misma manera en que él deseaba que yo no me ensuciase las manos, yo deseaba lo mismo. A mi manera de ver las cosas, Mikado no tendría por qué preocuparse de asuntos que yo podía solucionar con un simple “sí” de su parte. Mis deseos internos eran el protegerlo de todo mal que causa una herida en la mente y en el cuerpo. Ofrecía el mío para todo ello. Pero de antemano sabía la respuesta, así que preferí no sacar a relucir el tema. Ambos queríamos protegernos de “lo malo” pero muchas veces eso nos lleva a la ruina, por lo que, quizá sea mejor lidiar cada quién con lo suyo… sólo por el hecho de no herir a alguien ajeno, mucho menos a la persona que más amas y aprecias ¿no es así?

En fin, continué con lo mío. Manejando a mi bebé en la carretera a una velocidad de 130 km/h exactos y constantes. Me sentía agradable con la velocidad y por supuesto con la facilidad que éste auto se manejaba y se desplazaba por esas carreteras solitarias, ya que, al salir a la autopista, uno apenas ve autos cruzándose o bien, llendo por el ladio contrario, de regreso a lo bullucioso.

Cuando logré una perfecta estabilidad, y sin ver mucho el tablero, prendí el estéreo y bajé el volumen, manteniéndolo a un nivel agraciado para que no se interpusiera en nuestra pequeña plática. –Bueno, se supone que hoy estamos en nuestra cita ¿no? –giré mi rostro por un par de segundos y le sonreí sincero, incluso entusiasmado. Dentro de mí estaba dejando ir esas preocupaciones y me obligaba a olvidarme del mundo en el que estábamos sumidos. En este momento éramos él y yo. Nada más, nada menos. –Iremos cuando desees, la propuesta está en pie. –reí por lo bajo. –Sólo avísame para hacer las maletas, tal vez cargue con un par de truzas ya que por supuesto que quiero verte usarlas antes de que vengas a mí y
me “saludes”.
–Era algo entre nosotros, eso del saludo: sus labios se posaban sobre los míos y me poseían sin ningún problema; yo, embrujado y embelesado correspondía a su contacto e incluso lo profundizaba; me besaba hasta excitarme mientras yo me encargaba de semi-desvestirlo… y…

Mordí mi labio inferior al recordarlo. Apenas en el restaurante lo había besado y él poco me había respondido. Tenía sus razones, y, aunque no las comprendía por completo, seguramente después me compensaría. Lo dejé pasar así como los montones de kilómetros recorridos en mi auto, eran simples paisajes que no me detenía a ver, y aunque suene nostálgico incluso algo triste, eran bellos desde esa perspectiva, así que no necesitaba ahondar en tales cosas. No ahora. –Te propongo algo: te dejaré dormir y descansar en el asiento de mi bebé con la única condición es que tú escogerás el lugar al que iremos después de ello. La gasolina me alcanza, yo creo que para una hora todavía así que por el recorrido no te preocupes. –bajé la velocidad y me mantuve a 80 km/h para su confort. –¿Aceptas?
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyLun Ago 06, 2012 8:02 pm

Me crucé de brazos, sintiendo esa presión en mi pecho por el cinturón de seguridad, y como el borde parecía afilado por que se encajaba en mi piel, aun por sobre la tela ¿de qué material esos cinturones? Me estoy desviando del tema. Asentí con mi cabeza dándole la razón a cada una de sus palabras, es más, mi cabeza no dejaba de bajar y subir, imitando casi a esos muñequitos con cabezas móviles a las que un empujoncito de dedo activan.

—Tienes razón en todo, absolutamente todo. — cerré mis ojos, pues a pesar del altercado que vivimos y la quema de adrenalina del momento volvían a pesarme, inclusive bostece ocultando la mueca con el puño que antes servía de apoyo y sí, me escuchaba un poco somnoliento: —Hoy es nuestra cita y las maletas las hago yo, no me confío después de esa confesión tuya… — sonreí torpemente y deshice el cruce de mis miembros para estirar mi mano en dirección suya y acariciar sus cabellos, desordenándolos dulcemente, pasando mis yemas por sus hebras sedosas y sintiendo levemente el calor que albergaban, masajeándole al final de lo es la continuación de esos puntos suspensivos: —…señor pervertido— no me culpen, tengo estas habilidades y por supuesto que se lo que pensó en aquel momento, es más, siendo sinceros en donde se que nadie más puede conocer estoy que voy a decir: deseo besarlo, deseo excitarlo, que nos excitemos mutuamente mientras nos tocamos y nos declaramos con el lenguaje de nuestros cuerpos el amor que sentimos el uno por el otro.

Regrese mi mano, ya que estaba al volante y no quería entretenerlo de la vista al frente, si, es una excusa barata, pero déjenme, no voy a decirles la verdad de por qué deje de acariciarlo, solo regrese a la conversación: — Está bien, acepto tu trato, pero hazme un favor y detén el auto. — me pause, me gire y lo observe poniendo mi indice sobre el botón/palanca encargado de abrir y cerrar la puerta la puerta: — Si voy a dormir quiero pasarme a la parte de atrás usando la puerta, no quiero ensuciar con mis zapatos la cojineria de tu bebé, luego que descanse y tenga mi energía al 100% iremos a la feria que se encuentra más adelante, por cierto, Azuma, no te propases conmigo, mientras duermo— bromeé.

(user: precioso ava y que firma más hot *¬*)
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyLun Ago 06, 2012 9:52 pm

Pensé en cerrar mis ojos y disfrutar del toque de su mano, que siendo sinceros era sumamente agradable sentirlo acariciándome, aún si era una pequeña muestra, yo sentía su afecto. Él me ama. Y yo lo amo a él. Incluso más de lo que muchos pudiesen entender. Pero… la cuestión no era esa sino mas bien el hecho de que muchas veces había llegado a pensar que sería fácil huir; alejarnos de todo y de todos para estar únicamente los dos; viviríamos juntos, estaríamos juntos día y noche, saldríamos a pasear a lugares que ninguno conocería y platicaríamos durante un montón de horas sobre temas irrelevantes… reiríamos y lloraríamos con una película y… al final del día… lo besaría. Sí… besaría sus labios y le diría un “Te amo, mi amor” sincero.

A veces, como podrán ver, se me da lo ilusionista. Me gusta desaparecer entre situaciones que me gustaría vivir. Mi disculpo por ello, pero es como verdaderamente siento. Si mantengo este trabajo mío (ya saben cuál) puedo comprar lo que deseé e invertirlo con personas de mi agrado. Quizá, no sea la mejor opción, pero es dinero fácil contra “targets” que se lo merecen, ya que, por supuesto tengo mi propio código, pero no nos desviemos.

Cuando me dijo “señor pervertido” no pude si no reírme. –Si yo soy pervertido, ¿entonces tú qué serás? –dejé la pregunta en el aire. No me importaba mucho. Además, me alegraba que él pudiera hacer ese tipo de comentarios, pues supuse que ya se sentía un poco más tranquilo al igual que yo. Me alegraba de sobremanera el poder ayudarlo aún sacando a flote temas sin importancia o relevancia.

Me dice que detenga el auto y eso pienso hacer, pero no por los motivos que él piensa que tengo. –OK, sólo dame un segundo. –después de pasar una curva se venía una recta bastante larga, así que pensé que ese sería el lugar correcto. Fui disminuyendo la velocidad hasta que por fin nos quedamos varados en un terreno cubierto de piedritas que servían para detener a los autos. Al lado de la carretera había un campo de colores variados: entre verde, café, amarillo y rematando con morado. Era un campo de pasto crecido con flores como adorno, como una cama con el cielo como techo.

Apagué el motor y suspiré ligeramente. Presioné el botón del cinturón y este en un movimiento ruidoso regresó a su lugar. Sonreí para mí mismo y giré mi rostro en su dirección. –Tengo una petición antes de dejarte pasar atrás. –miré sus ojos durante un segundo que en verdad me pareció una eternidad (no, no a forma despectiva). Bajé mi vista hasta sus labios y me acerqué deliberadamente a ellos. Tomé su mano izquierda entre las mías y la presioné con cariño para después elevarla hasta mis labios y besarla con ternura. Le quiero tanto que muchas veces no sabía como demostrárselo. –Mikado… -murmuré al tiempo que entrelazaba su mano con la mía y giraba mi torso, de nuevo en su dirección. Relamí mis labios rápidamente y besé los suyos. Aunque mi posición era incómoda realmente lo disfruté pues succionaba su labio inferior hasta hacerlo enrojecer y después lo lamía como para “curarlo”, pero ¡ah! Fue cuando recordé su somnolencia. –Lo siento. –me disculpé estúpidamente. Me había aprovechado de él y no tenía excusa. Me sentí estúpido por un segundo pero después recordé algo de suma importancia. –Es que te amo… y sentí… ganas de besarte. –mantuve mi mirada en la suya esperando que me creyera.


[Hahaha thanks, encontré los gifs en tumblr *3* <3]
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyMar Ago 07, 2012 9:00 pm

Saben, creo que, entre muchas de las cosas que disfruto haciendo con Reiji-chi, una de mis favoritas es, este jueguito de palabras. Me llama pervertido de “nivel superior” vamos, que he querido darle ese nombre porque de otra forma quedaría muy mal parado (que no se piense mal en esto) y bien, solo puedo contestar: —Solo soy un hombre enamorado, no puedes culparme por eso.— ¿o sí? No, no puede y de solo pensarlo me carcajee…mentalmente claro.

Acepta cumplir mi petición de detener el coche pero, me pide un segundo, no literal. La carretera se vuelve curva y luego recta, larga en la que no pude dejar de ver el hermoso paisaje, los verdes claros y oscuros mezclados, degradados a amarillos y marrones. Saque mi rostro por la ventanilla y aprecie el golpe del viento fiero y fresco sobre mi rostro, fiereza que disminuye culpa del descenso de velocidad, velocidad que termina por detenerse.

Pude verlo bien, y sentirlo, pues las llantas pasaron en su momento por encima de las formas circulares del empedrado camino que parecían estar allí, teniendo como único propósito el de ser barrera y detener cualquier automóvil, pero yo por mi parte pensé, que era una forma de proteger, pues el maravilloso paraje no merecía ser tocado por ningún artículo mecánico.

—¡Hermoso!— fue lo único que pude decir con los ojos maravillados por el esplendoroso paisaje, fuerzas me faltaban para salir y llenar mis pulmones del aire que nos rodeaba limpio y puro, muy diferente al de la ciudad, gris y picante. Bendita naturaleza que podía sobrevivir aún teniéndonos como enemigos, y dar esos colores que hacen de este lienzo monocromático de los bosques de asfalto un gusto multicolor para nuestros ojos.

Se me adelanta y antes de preguntarle sobre ¿cómo encontró este magnífico lugar? me pide algo. Busco con mi mirada la suya que ya se encontraba enfocada sobre mí, sentí como si me estuviese examinando, pues bajo sus ojos a mis labios y tan siquiera antes de que pueda preguntar a que petición se refiere, se acerca con tal velocidad que me sorprende. Toma mi mano y la presiona transmitiéndome una calidez que dice no tener, pero que yo siempre siento emanando débilmente de su piel, puede ser que, a pesar del poco tiempo que llevamos saliendo, mi cuerpo ya reconoce al suyo y puede detectar hasta el más mínimo detalle.

La besa, besa mi mano, elevándola y depositando un suave beso sobre el dorso de esta, y de nuevo me estremecí, porque la forma en que ama es tan dulce que cada vez que lo veo, me hace enamorarme más y sentirme privilegiado por ser amado así, tan puro, tan amable, tan cuidadoso, tan dulce para conmigo. Rayos ¿es esto posible? ¿hasta dónde quieres que te ame?

Me percato de su respirar chocando contra mi piel y susurrar con ese aliento vaporoso, húmedo, mi nombre. Filtra sus dedos por entre las bases de los míos, y se aferra a ellas, doblándolos mientras sus yemas terminan asiéndose a mi mano, yo por mi parte, estire los míos, dándole espacio a los suyos y luego los flexione, descansando sobre el exterior de su mano y presione, presione correspondiendo de esta forma a su bella acción.

Estaba tan concentrado en darle todo el calor de mi palma, en transferirlo que ignore el resto de sus acciones, solo pude sentirlo. Sentí ese beso y aquella succión que jalaba de mí, ardía, y era placentero al mismo tiempo, luego lame y como un milagro el ardor se calma hasta desaparecer, le tome gusto e inclusive cerré mis ojos, presionando aún su mano y luego dejándome llevar. Hasta que escuche su disculpa.

Se detiene y se disculpa, y es en mi confusión, que mis habilidades me dan la respuesta. Se los dije, el amor que da es tan maravilloso que ante pone sus propios deseos a mi bienestar, de verdad que soy privilegiado. Entonces es su culpa, es culpa de Reiji Azuma que haga lo que voy a hacer. Por no cerrar la boca y darme una razón tan dulce: “te amo y sentí ganas de besarte”

Separé mi mano de la suya, elevándola en conjunto de mi otra extremidad, mis brazos permanecían flexionados y fui tan lento que aproveche para abrir mis palmas, quedando en medio su cabeza; aferre mis palmas a su nuca y luego subí por esta, acomodando mis dedos en torno a su rostro y descansando mis pulgares a centímetros bajo sus ojos.

—No hables como si fueras el único que se siente así, yo también…— me acerque de nuevo a su rostro como él había hecho segundos atrás, eliminando esa molesta distancia, contemplándole y levantándole lentamente, bajando mi tono de voz al grado de susurro: — Yo también, deseo besarte.— mis ojos se cerraron de nuevo y lo besé, lo bese sin demostrar el mismo cuidado que él había demostrado, no, yo quería algo más. Me uní a su boca tratando de liberar esos deseos escondidos que ambos manteníamos, le acaricie hiperactivamente en el exterior y cuando me sumergí al interior, inicie con ese jugueteo sobre su paladar, con el reconocimiento de sus dientes, con las formas ocultas que se hacían visibles a mi imaginación, y su aliento, su delicioso aliento inundándome, dándome vida, pues lo absorbí hasta saciarme. Mis brazos bajaron y con ellos mis manos que se deslizaron por su espina dorsal, casi contando cada vertebra oculta bajo su piel, resguardada bajo la tela entretejida de la prenda que llevaba, y lo aferro, lo uno a mi pecho, para que sienta ese respirar acelerado que se produce en el interior de mi cuerpo, que se transforma en un viento ardiente que nos rodea como si fuera una caldera expulsando todo ese vapor quemante.

—Mmmhh… — desvío mi rostro, lo muevo acomodándome excitado por ese toque simple que estamos teniendo, que sería más agresivo de tener mi fuerza al 100% pero que siendo sinceros parece recuperarse de a poco, cargarse gracias al ambiente, a mi acompañante, a mi amante: — Te amo — deje escapar al punto de terminar con esta sensación única de probarle.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyMiér Ago 08, 2012 9:57 pm

La facilidad con que nuestros dedos se correspondían era maravillosa. Me encantaba la forma en que se acomodaban, unos con otros, creando una unión que por supuesto era agradable. Sencillamente yo le amo, y por tanto, apenas un roce de dedos, o un toque de nuestras manos era algo maravilloso. Podría declararme culpable de amarlo y de verlo perfecto a mis ojos, porque para mí eso significaba. Era mi tesoro más grande y mi persona más amada, por sobre todas, pero todas las cosas. Sí. Lo acepto. Había veces en que no comprendía y viceversa, pero lo mágico en nuestra relación se centraba en que nos comprendíamos a final de cuentas, pues constantemente nos poníamos en los zapatos del contrario. Y ¡ah! Era allí cuando entendíamos todo, pero no sólo eso, nos queremos y amamos por los pequeños detalles que tiene uno para con el otro. El mayo ejemplo era esto: mi mano sujetando la suya, y él, correspondiéndome, brindándome el calor de su tacto con un montón de cariño de extra.

Debo confesarlo, presentí que se enfadaría por mis disculpas, porque bien, había escogido un mal momento para decírselas. Pero, repito, es que lo amo tanto que a veces no sé demostrarle todo esto. Ahora bien, él se tomo todo aquello de una forma adulta, y por medio de la razón. Incluso, tomó mi rostro entre sus manos con suma delicadeza, tanto, que sentí como sus yemas y como mi piel, en su conjunto, se deformaban suavemente, produciéndome un calorcito agradable; podría verse de dos formas: él dándome su calor, o yo robándomelo; a final de cuentas era un sentir sumamente agradable, cual, que me prometía a mi mismo repetidas veces, no dejaría ir, así tuviese que humillarme, jamás lo dejaría ir. Mikado valía mi vida entera. No. Él valía mucho más, y aunque no estuviese consciente o bien, no lo aceptara, para mí era de esa forma.

Sus palabras resonaron en mis oídos. Justamente yo estaba pensando en algo y él remataba con ese “…como si fueras el único que se siente así, yo también”. Así pues, él se encargó de acortar la distancia entre los dos, incluso, levantó un poco mi rostro y bajó el tono de su voz… ahhh… me pareció sexy, sensual, íntimo. –Entonces hazlo… –susurré de igual forma. Cerré mis ojos lentamente, queriendo contemplar su rostro de cerca aunque fuese por un segundo, sí, por un segundo porque era el único tiempo que él me daba antes de empezar con su beso.

Lo sentí… sí, lo sentí casi desesperado por sentirme a mí también. Sus labios posándose sobre los míos, exigiéndoles calor y cariño, terminaron dándoselo. Sentí una humedad proveniente de ellos y me topé con nada más y nada menos que con su dulce lengua, intentando entrar a mi interior, en la búsqueda de, me gusta decirle, su hermana. O eso pensé hasta que sentí como me hacía cosquillas en el paladar, incluso, tocaba mis dientes a forma de jugueteo; pero lo que él no sabía es que eso era jodidamente sensual… sexy… excitante. Cualquiera pensaría que sólo eran un par de chicos besándose pero no, ellos definitivamente no comprendían que éramos yo y mi amor besándonos, entregándonos, probándonos hasta saciarnos del sabor del otro (¡jamás!). Mi lengua húmeda e hiperactiva buscaba a la suya en un intento de danzar dentro y fuera del lugar de donde provenían.

Cuando sus manos bajaron por mi espalda no hice sino estremecerme. Por mi parte, mis extremidades se hallaban en sus costados, tan sólo unos centímetros más arriba de su cintura. Le acariciaban por encima de la ropa, aumentando mi temperatura a cada segundo, pues deseaba adueñarme del calor de su cuerpo una vez más. Mi mente sólo gritaba su nombre, así que mi cuerpo reaccionaba según su conveniencia, para lograr esa meta. Ahhh… pero entonces decide acercarme aún más, como si esa distancia entre asiento y asiento no importase, y me pega a su pecho. Siento su respiración agitada casi al compás de la mía, la cual también se haya alterada. Pero sonrío... lo hago mientras le beso porque esa felicidad, aún efímera, es hermosa. Él me hace ser feliz, así de simple.

Mis manos quieren desnudarlo y tocarlo sin esa ropa estorbosa pero hay algo que me lo impide. Es su “te amo” sincero el que me llena y me abruma. Me deja en blanco por unos segundos, sí, tan sólo unos cuantos en el que mi corazón late con supremacía, acelerado, agitado, doliendo dentro de mi pecho porque sé que esta es una felicidad grandísima. Es algo… difícil de explicar. Puedo sentir como el calor me invade pero también me acobija. Me protege y me acaricia. Todo esto… “Te amo”… vuelve a resonar en mi cabeza, una y otra vez, como si fuese un disco rayado (uno que me encantaría escuchar por siempre). Mi sonrisa se hace más grande, y me logro separar apenas un par de centímetros de sus labios para decirle con esa emoción que lucha por salir de mi pecho–: Yo también te amo, Mikado. –es lo respondo. Pocas veces le había escuchado decirme tal cosa.

Sin ganas de separarme de él, aún cuando mis pulmones me exigen oxigeno y descanso, no les haré caso. Alargué mi brazo para alcanzar un pequeño botón, uno que obligaría a su asiento y terminaría cediendo, abriéndose y por ende, reclinando la posición de mí amante. Giré un par de grados más mi torso, casi colocándome encima de él, buscando de nuevo sus labios con los míos. No, no estaba saciado en lo absoluto. –Voy a besarte hasta que me canse. –le aseguré. –Así que no trates de huir, porque no hay lugar a donde correr. –y justo cuando ya lo advertía, un timbre característico (la alarma) reafirmaba mis intenciones, informándole que estábamos encerrados en el auto hasta que mis órdenes fuesen otras. –Así que… ¿dónde nos quedamos? ¡Ah sí! –con la misma intensidad, sino es que con mayor entusiasmo, me di a la tarea de buscar de nuevo su lengua para unirla con la mía, y succionarla después, sintiéndola de vez en vez o bien probándola como mero arte. Todo. Todo él era mío y quería que se diera cuenta de alguna forma u otra.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyJue Ago 09, 2012 11:07 pm

¿Donde quedo la cita? Ver el hermoso paraje, tomar una siesta falsa sobre la fresca grama y digo “falsa” porque nos limitaríamos a cerrar nuestros ojos mientras yo acaricio sus cabellos y él me toma de la mano, susurrándome y sonriéndome. Divagábamos sobre cualquier cosa o solo nos atrevemos a soñar con nuestro porvenir, jugueteando, imaginando, pasadas unos horas, el gruñido de nuestros estómagos pidiendo alimento, nuestro reloj natural, nos anuncia la hora de almuerzo, algo liviano, algo pesado, no nos importa, solo nos levantamos, ayudándonos mutuamente, y sin separar nuestras manos cuando estamos de pie. Vamos hacia un restaurante lujoso o uno de paso, pero no dejamos de hablar, de mimarnos con la mirada. Las tiendas de calle serian la siguiente parada (después de quedar satisfechos) las artesanías, o algo más refinado y de “marca” en los varios aparadores italianos, probándonos prendas, en un desfile privado, para él, para mí, de nuevo el jugueteo e introducirnos los dos en el probador y no dejar de tocarnos, de llamarnos, de confesarnos nuestro amor.

¿Donde quedo la cita? No lo sé, tal vez se fue de paseo con mi agotamiento, que desapareció en cuanto lo escuche decirme que me amaba. Palabras mágicas que me hacen estremecer, que hacen a mi corazón saltar, a mi respiración agitar y a mi temperatura elevarse aún más. No puedo apartarme de sus labios, estoy pegado a ellos, como mis palmas y dedos están pegados a su espalda, estoy excitado, embelesado, consumiéndome por esta sensación cálida. No hay paisaje, no hay viento, solo somos él y yo en este mundo.

Pero sus labios no es lo único que se mueve, y antes de darme cuenta escucho un sonido mecánico, seguido del asiento donde me encuentro, estirándose, debajo de mí. Pensé en automático que activo el mecanismo de este “servicio”

Eres muy amable, Azuma.

Mis manos no se apartan de su rostro, resistiendo los cambios de postura, al igual que mi cuerpo es testigo de su peso, pues ahora lo sostiene y lo escucho, escucho su voz, sus palabras salpicadas con esa sutil amenaza y aquel pitido del vehículo, acompañado de los seguros de las puertas que se activan solos (reconocí el sonido). Sonreí, confiado, moviendo mis pulgares alrededor de sus mejillas y luego hable en ese diminuto espacio (interrupción) de la “alarma”— Sí estás esperando a que grite, es mejor que me beses— estas fueron las palabras que dije, justo después de que me “recordó” en donde estábamos.

Regreso a mis labios, como un imán, y seguimos con esa danza nuestra, en la que usaba mis manos para repasar su cuerpo, mi boca para saborearle, inclusive abrí mis piernas para acomodar su cuerpo, en el escaso espacio en el que nos encontrábamos y puedo decir que me atreví con algo de dificultad debido a lo largo de mis extremidades, a flexionar una, que se encontraba ahora pegada a la puerta, para que su cuerpo encajara mejor y esta calidez nos envolviera con mayor intensidad.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyLun Ago 13, 2012 8:49 pm

Él y yo en este mundo…

Definitivamente Mikado Dubois era la única persona con la que deseaba pasar mi tiempo y el resto de mi vida. Lo amo tantísimo… no, no sólo porque es amable y cariñoso conmigo, sino porque crea en mí reacciones que pensé ya había olvidado desde hacía mucho tiempo. Me dan celos si lo veo cerca de alguien, me entran ansias cuando no lo veo, y cómo olvidarme de esas interminables noches en las que me quedo pensando en qué haría con él al día siguiente. Por supuesto, sin contar todos esos sueños y experiencias que deseo tener a su lado. Quisiera crecer y envejecer a su lado, y, como dice la canción, presumir que ya lo he vivido todo, pero que todo eso ha sido con él exclusivamente.

Verán, es que jamás pensé que llegaría a amarlo tanto como lo hago. Jamás me hubiese imaginado que un juego, un reto me hubiese dado la oportunidad de conocer al amor más intenso de toda mi vida. Me ha devuelto la calma y la tranquilidad aún en días tormentosos, pero así como ha hecho todo eso, me ha cambiado y me ha hecho más amable, más cariñoso… más deseoso y pervertido también. Indeterminadas veces he querido hacerlo mío o viceversa, he querido ser suyo.

Ahh… son ahora las palabras que le dije en nuestro departamento las que resuenan en mi mente. “Quiero que hagamos el amor.

Me separé ligeramente de su beso para mirarlo de esa forma intensa, en que lo observo y me encuentro fascinado por sus facciones, por las líneas y curvas de su rostro fino y hermoso. Él es todo un galán aún si no lo acepta, y pudiera traer a mil personas detrás suyo pero ¡no! Ha preferido estar a mi lado… a preferido caminar al lado de un condenado como yo. Y, a pesar de que mi arrepentimiento no me librará de mis pecados, les juro mis queridos lectores, que él me hace querer y trabajar para lograr ser una mejor persona. Les juro que éste amor es sincero y no es meramente pasional.

Aún así, cuando él me dio permiso de estar entre el espacio que hacían sus piernas, temblé de emoción. El toque suave y tierno de sus manos me hacía enloquecer y sí, tuve el temor de que tuvieran que llevarme al manicomio porque joder, deseaba más. Deseaba todo de él. Mikado era mío y nada más. Me pertenecía así como yo: en cuerpo, alma y mente.

Apoyé mis manos a sus costados pues no deseaba que mi peso lo aplastara (aunque él diga que no importa, yo no deseaba lastimarlo por mínimo que fuera). Sonreí de medio lado y volví a entonarme. –Te amo, Mikado. –sentí que esa felicidad me abrumaba y me transportaba a una nube, incluso podía jurar que ahora no era mi auto el lugar donde nos hallábamos, pero por supuesto esto no era sino un juego de la mente que creaba sentimientos tan intensos, dificilísimos de controlar, o de describir. –Te amo muchísimo, mi amor. –repetí. Regresé a sus labios pero ésta vez los besé con ternura, procurando probarlos lenta y suavemente, pues ante todo éste chico era mi más grande tesoro. La gravedad hizo que mi flequillo se interpusiera, así que terminó rozándome los ojos y produciéndome un cosquilleo sutil. –Te tomaré la palabra. –deposité un último beso húmedo en sus labios para después recorrer su mejilla y dejar otro allí, haciéndole segunda y tercera su mandíbula y lo alto de su cuello blanco y extremadamente suave. Me tomé mi tiempo, y con calma besé varias veces la piel que recubría la “manzana de Adán” o bien, lo que algunos llamarían como yugular. Allí di una mordida y siguiente una lamidita para “curarlo”, entre tanto murmuraba en ese tono bajo y ronco. –Me gusta mucho besarte… y esa carta blanca… espero que después no te quejes. –Volví a darle una mordida justo en la base de su cuello, pero ésta vez no fue sólo eso, succioné suavemente, lamiendo y mordiendo, hasta dejar una marca, una visible al público. –Discúlpame por ser un aprovechado… pero es que… –hablaba sólo para después quedarme callado, dejándole la duda. Ciertamente mi pecho bajaba y subía tratando de mantener la calma en mi respiración pero ya era muy obvio mi estado: entre sus caricias y mis deseos, era más que claro que me encontraba algo excitado. Incluso, en un vistazo, pude darme cuenta de que las ventanas de mi “bebé” empezaban a empañarse producto de nuestro calor corporal en conjunto. Pero oh, no me culpen, éste joven, éste hombre es el culpable de que lo ame tanto. Él tiene la culpa de que yo reaccione de ésta forma, así que no me juzguen.

De pronto una de mis manos deja de sostener mi peso para colarse por un costado suyo, sí, ese costado que tanto me gusta, para acariciarle por encima de la ropa (estorbosa como siempre) con suaves toques. Y, aunque sus prendas son las que me impiden sentirlo de lleno, puedo imaginarme las formas de su cuerpo bien marcado debido al entrenamiento. –Me enciendes… todo mi yo está gritando tu nombre. –confieso excitado.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyMar Sep 04, 2012 7:40 pm

No quiero hacerlo aquí y aunque parece una mala forma de iniciar con este mensaje porque todas las facilidades se están dando y parece que ambos estamos más que dispuestos, yo no quiero hacerlo aquí. No quiero que nuestra primera vez sea en un auto, es su auto y aunque suene patético o cursi, quiero que nuestra primera vez, la primera vez que nos hagamos el amor el uno al otro, sea en un lugar más cómodo, un lugar placido, un lugar que nos provoque recuerdos cálidos y maravilloso, un lugar más romántico para tomarnos nuestro tiempo, que no sean las hormonas las que nos rijan, aunque sé que eso no es lo que nos impulsa, pero no me negaran que algo tiene que ver. Quiero que sea, no perfecto, pero sí que llene nuestras expectativas, además que no quiero cansarme de decirle que lo amo, y expresarme mejor corporalmente, quiero tomarle de las manos y quedarme viendo su rostro mientras…mientras…

Pero esas palabras, esa confesión es un ataque directo a mi corazón, pues ahora no sé cómo decírselo, como decirle que quiero que nos detengamos, que dejemos de besarnos, de acariciarnos, de sentirnos, porque de solo decirlo/escribirlo/leerlo ya me parece una completa locura, es decir…¡estoy en el paraíso! y mírenme, quiero dejarlo por un sueño romántico.

No, no es un sueño romántico, es nuestra primera vez y quiero que sea especial y única.
Ahora, no es algo fácil, es decir, con solo verlo (diré que yo estoy más ansioso de lo que se ve) sé que está excitado, y si le digo que esperemos, que nos detengamos, tal vez piense que no lo deseo, que no quiero tocarlo y sentirlo que no quiero que nos unamos, cuando es todo lo contrario, así que debo de ser muy cauteloso, muy cuidadoso con las palabras que voy a elegir para terminar con este momento, además que si elijo mal, quedaré como el malo de la historia, el egoísta bastardo que opina por ambos, pues ni siquiera tuvo en cuenta lo que él quería.

Recapitulemos en esta marejada de sentimientos. Reiji está besándome y acariciándome y yo hago lo mismo, entonces es ahora o nunca. Me detengo en mis acciones, siendo el único blanco de sus labios y de sus manos, de su lengua húmeda que me revitaliza y me humecta con esos movimientos de succión y el mordisqueo lascivo a la cual hace de “sanadora”

No…concéntrate Mikado, concéntrate, por más tentador que sea, por muy bien que lo haga, por lo increíble que se siente, pero ante todo, concéntrate.

—Reiji…mmmh — no puedo evitar que de mi boca escapen sonidos que acompañan las sensaciones placenteras que mi cuerpo está viviendo. Repito entonces temeroso de que no escuchara mis palabras, pues mi voz sale entrecortada y tan baja que haría fácilmente competencia con el sonido de una cigarra: — Reiji …— acomodo mi respiración y vocalizo más certero, llevando mi mano a su rostro y posando mi palma en su mejilla, la cual acuno delicadamente, cálidamente:—¿Quieres que hagamos el amor aquí? — sí, dije que debía terminarlo, pero quiero ser justo, quiero que me diga que es lo que desea, no quiero cometer un error en nuestra segunda cita oficial y tampoco quiero estropear el momento, por lo que espero llegar a un acuerdo.

Como apunte final, solo quiero anotar que…se siente tan bien su cuerpo en medio del mío y no quiero dejarlo ir.

(user: perdón por la tardaaaaaaaanza en contestar u.u sé que esto afecta el desempeño del ritmo del rol DX espero que no vuelva a pasar ò_ó)
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyJue Sep 06, 2012 12:54 am

Si en verdad fuera posible poner la mente en blanco, seguro lo haría. Me tomaría mi debido tiempo para pensar en aquello y después desvanecerlo para convertirlo en algo hermoso, duradero, infinito.

Pero las cosas no siempre suelen ser así de fáciles. Una cosa es bien cierta, todo empieza con la actitud con que tomamos las situaciones que se nos presenten, y sin duda, yo casi nunca lo he tomado bien. Mikado me construye pero también me derrumba con apenas hablar, y sí, no es una queja, pero indiscutiblemente él es viva representación de mi fuerza y mi debilidad. Qué curioso ¿cierto? Pero no, repito, no es una queja es sólo una conclusión a la que he llegado a lo largo del tiempo en que hemos estado juntos.

Ahora bien, varias veces me ha nombrado con ese tono entrecortado, sutilmente decorado con placer. Ah. Cómo te encanta hacerme esperar, pero ¿sabes? No es como si me molestara. Sé que vales la pena, así que todo mi yo esperará cuanto tenga que esperar. ¿Y qué por qué digo esto? Digamos que ese gesto amable y dulce me dio un mensaje y yo, como receptor, codifiqué de una forma excelente. Sí, guardaba la petición de conocer mi deseo, pero también parecía guardar dentro de sí un “poco de tiempo”.

Así que, por única vez respondí de forma correcta. Le sonreí ampliamente para después volver a besarlo pero de forma suave, en que apenas rozaba sus labios con los míos. Quizá tardé 2 minutos como máximo. Lo que le había dado era–: Fue un aperitivo. –le aseguré. –Es que no podía aguantarme más tiempo las ganas de besarte, mi vida. –mencioné con cariño pues era mi vergonzosa verdad. Giré ligeramente mi rostro y besé la palma de su mano con dulzura mientras le miraba como asintiendo a su petición silenciosa. Podrán llamarme loco y desquiciado, pero yo entendía y aparentemente aguardar hasta nuestro hogar sería la opción más viable, sobretodo porque sería un momento íntimo entre ambos. Nos uniríamos no sólo físicamente sino también emocionalmente. Era algo… especial y único.

Me obligué a mi mismo a enfriar mi cuerpo pues ciertamente me hallaba un poco excitado pero todo se calmaría mientras me pusiera a pensar en otras cosas. La mente es poderosa y mi convicción estaba ligada a esa idea.

Suspiré ligeramente y regresé a mi asiento no sin antes darle un besito de “despedida”. –Creo que… debería dejarte dormir. –me sentí culpable en cierto modo pues había prometido dejarlo descansar y en lugar de eso lo ataqué, exigiéndole aire a sus pulmones y humedad a sus labios… calor a su cuerpo… acelerar a su corazón…

No, no, calma Reiji, calma. Todo lo bueno llega para aquellos que esperan.

No quise voltear a verlo porque presentí que mi rostro se enrojecería por la vergüenza así que fijé mi vista al frente mientras tomaba el volante con las manos. El nerviosismo me atacó e hizo que mis manos temblaran, así que para ocultar aquello me di a la tarea de ponerme el cinturón cruzando mi pecho, seguido puse el código para arrancar y finalmente giré la llave de mi bebé. –Entonces, ¿a dónde quieres ir? –pregunté con emoción camuflageada por los nervios. Estaba ansioso de tener una segunda cita con él pero esta vez le dejaría escoger el lugar. –Estoy seguro de que cualquier lugar donde esté contigo, me la pasaré bien. –pensé en voz alta. –Oh, lo siento. –y de inmediato me disculpé entre risitas llenas de inocencia. –Hoy -y el resto de mis días- soy todo suyo, Mikado Dubois.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyJue Sep 06, 2012 10:25 pm

¿Aperitivo? si claro y yo soy Doroty del mago de Oz.

Pero supongo que está bien, jodidamente bien, tan bien que no puedo evitar presionar mis dientes unos contra otros y que el tenerlos ocultos por mis labios evita que note mi molestia.

Quería seguir, pero mantener el momento es más importante, sí, por supuesto que lo era, así que no te quejes Mikado Dubois, no te quejes, no te quejes siquiera porque el bicho sigue tentándote inconscientemente con esas muestras de cariño que casi te hacen soñar con tomarlo de nuevo de la cintura y besarlo hasta que se me desgasten los labios (como dice la canción)

Afortunadamente, parece que Reiji está más que dispuesto a posponerlo y no solo regresa a su asiento (lejos de mi) sino que dice que: "debe dejarme dormir"
Yo creo que Reiji de verdad se está esforzando por salvaguardar este momento y que entendió a la perfección el punto y el valor de nuestra primera vez y eso me hace suspirar aliviado, pues temía que fuese yo un egoísta y estuviera pasando por encima de sus deseos...me alegro, de verdad me alegro que coincidamos en esto. Está bien, no voy a echar su esfuerzo en saco roto, y si confieso que desee darle un golpecito con mi índice en su frente por su falta de estímulo, por dejarlo tan pronto, sí, soy un maldito contradictorio y mi mente tiene muchas direcciones al momento de tener ideas y pensamientos, suelen chocar o ir opuestos a la idea básica.

Así pues tengo una idea simplista.

Me acomodo la ropa y sacudo mi cabello, entonces enderezo mi espalda y dejo el respaldar bajo para girarme y apoyarme sobre la ventana, es allí desde donde le hablo, recuperando mi respiración calmada y pasando por mi garganta algo de saliva humectante que aún conserva el sabor familiar de sus labios: — Esto es una cita, que te parece si salimos de tu auto y recorremos el lugar, hay un bello paraje, no nos haría mal algo de aire puro— alargué mi brazo y puse mi mano sobre el volante de su bebe por segunda vez, tratando de evitar que hiciera algún movimiento y terminara por arrancar el vehículo: — Quédate conmigo en este lugar, y si quieres que duerma se mi almohada, aunque peso un poco, pero de seguro me arrullo con alguna de tus historias... — le sonreí y termine mi dialogo aun manteniendo mi boca estirada: — Es allí donde quiero ir. Afuera, ven conmigo y no te preocupes, voy a cuidarte como se debe, ya sabes, 3 comidas al día, bañarte y vestirte y desvestirte, alimentarte y un largo etc. — juguetee por lo que dijo, por cómo me pareció que lo dijo y por como de verdad quería que esas palabras que me decía se volvieran realidad lo más pronto posible, porque quiero que sea mío como yo soy suyo.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptySáb Sep 08, 2012 1:05 pm

Instintivamente apreté el volante y tragué saliva. El que pusiera su mano sobre el volante, con la mera intención de detenerme, me hacía temblar pero no estaba seguro de si era porque estaba nervioso o porque jamás me hubiese esperado esa respuesta de su parte. Salir a respirar, a oxigenarse, eso deseaba. Pero no sólo eso, ponía en la mesa la invitación de quedarme con él, y servirle de almohada. –No eres pesado. –recordé pues en un par de ocasiones lo había sostenido y realmente Mikado era un chico alto y delgado. Sin mirarlo directamente supe que sonreía ampliamente, tratando de convencerme o quizá, guardándose la emoción de estar allí juntos, donde nadie pudiese vernos ni decirnos nada. Argumentaba de forma elocuente y yo no pude hacer otra cosa más que reírme. –Te aseguro que cuidarme será más difícil que hacerlo con una mascota. –giré mi rostro para verlo, tardé un par de segundos en decidirme. –Está bien. Acepto.

Rápidamente regresé mí vista al frente, giré la llave, apagué el auto y después la tomé entre mis manos. Presioné el botón cerca del asiento y me deshice del cinturón de seguridad. Entonces respiré y me sentí libre de cierta forma. –Sólo espero que no le hagan nada al auto. –me sinceré al tiempo que dejaba los seguros arriba, permitiéndonos salir del auto apenas en un movimiento.

Cuando salí al exterior la luz del sol me cegó por un segundo así que cubrí mi vista auxiliándome con la mano derecha mientras que la zurda cerraba mi puerta. –Todavía es temprano. –murmuré. Pero el sol ya estaba arriba, iluminando todo el terreno y calentando a todos los seres vivos sobre de éste. Un viento, uno muy sutil, acarició mis mejillas y mis brazos descubiertos. ¿Y saben qué? Me sentí pequeño, demasiado pequeño. Como si mi existencia no valiera nada comparado con lo que todo el mundo era. En otro momento me hubiera sentido mal por la clase de pensamientos que llegaban sin compasión a mí, sin embargo, hoy había alguien que marcaba esa diferencia: Mikado.

Rodeé el auto y cuando llegué de su lado, me dediqué a abrir la puerta, facilitándole la salida, inclinándome y extendiéndole mi mano para que la tomara. Si este iba a ser nuestro momento juntos, me aseguraría de no soltarlo.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptySáb Sep 08, 2012 3:23 pm

— No va a pasarle nada a tu auto. — replique, cuando separaba mi mano de su volante y hacia los movimientos propios para salir del coche, por lo que no estuve al pendiente de su acciones, solo escuche un tintineo que parecía apagarse, sentí el peso siendo liberado y el golpe de la puerta de su lado, cerrándose.
Mire cuando dijo que aún era temprano y conteste mentalmente a lo que había dicho, solo para mí.

Nunca lo he comparado con una mascota, pero si bromee con ello, creo que de cuidarlo, lo haría correctamente con dedicación y afecto. Cerré mis ojos imaginando el cuidarlo. Como seria ese momento en el que nosotros edificáramos este compromiso de vida "cuidar" por amor, por cariño, por respeto. Mi corazón palpito fuertemente, retumbando, como desestabilizándome el cuerpo, mis ojos se abrieron y mi respiración se agito, entonces repetí que todo estaría bien, mientras me daba golpecitos de palma en el pecho. Todo va a estar bien.

Recupero la compostura, no quiero mostrarme así, todo va a estar bien. Levanto mi mirada y a través de la ventana veo su cuerpo, acercándose para lo que creo yo, es una gentileza tenida con una dama, creo que esto comprueba que Azuma está acostumbrado a este tipo de tratos, ahora que lo pienso él era heterosexual, así que...divago al respecto.

Escucho el crujir mecánico de la manija y las diferentes conexiones motoras que permiten el funcionamiento de la puerta abrirse, doy un empujoncito y luego presiono el acolchado de la misma para sostenerla y salir del interior de su bebe. Y no niego mi sorpresa, estos son sus modales, su cortesía. Me extiende su mano y yo la tomo, presionándola cuando hace contacto y abrazándola con mis dedos que debido a lo largos la envuelven por completo, cubriéndola.

Lo sigo y luego lo llevo, aunque terminamos caminando a la par, introduzco mi otra mano en mi bolsillo izquierdo para que deje de mecerse de un lado a otro. Es un día precioso, en el que el sol parece picar pero que el golpeteo del viento refresca. Los árboles se baten de un lado al otro como lo hacen nuestras hebras de cabello, que bailan a su compás y aunque estoy calzado, puedo sentir el roció sudor del prado, que se filtra húmedo por los costados de mis zapatos.

Diviso una pequeña colina con un árbol en la parte alta, parece que el clima enrarecido de este mes de Diciembre que ha terminado mezclándose ha dejado vivos unos cuantos abedules y pinos que se mantienen de un verde vivo, bendita/maldita contaminación que nos cambia las estaciones.

Le señale la colina y entre habladurías y risillas le dije que fuéramos hasta allí, pues se veía un lugar perfecto para descansar, por supuesto le recordé que: — Entonces si serás mi almohada, dices que no peso, aunque...— recordé cosas de tiempos pasados: — ...mejor que lo sea el tronco de ese árbol, no quiero demandas después— mala excusa, pero no quería relacionarlo con algo que viví, no era justo: — y entonces... ¿vamos? — lo seguía llevando, hasta que mis piernas se flexionaron para trepar por el empinado verde, lo tomaría prestado unos 30 minutos hasta que mi cuerpo recuperara su energía y luego a donde Reiji deseara ir yo iría con gusto.



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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptySáb Sep 08, 2012 6:06 pm

Mi rostro figuró una sonrisa amplia, sincera y limpia. Me encantaba de sobremanera tomar su mano pues ésta se encontraba casi siempre a una temperatura más alta que la mía y, saberme ladrón de su calor corporal era un pecado del que no estaba avergonzado sino todo lo contrario. Correspondí su toque con un apretón suave pero firme. Me giré un par de veces, observándolo mientras nos alejábamos del auto y entrabamos de lleno al prado del que momentos antes me había percatado. Estaba húmedo y se hacía un sonidito peculiar cuando pisábamos y nos adentrábamos más. No pude ocultar mi felicidad por más que quisiera.

Mientras nos abríamos paso entre el tupido verde y floral en algunos puntos, me señaló una colina. Subimos por ella al mismo tiempo de que hablábamos. –Ah, no. Tú dijiste que yo sería tu almohada. –renegué. –No hagas promesas que no vas a cumplir, Bakado. –sonó a broma aunque mis palabras sí que eran en serio. –Vamos. –llegamos hasta el tronco y miré hacia arriba. Era alto, más que Mikado y yo juntos. Me pregunté cuantos años llevaba allí, viviendo entre animales, plantas y una que otra persona. ¿Sería fácil la vida de un árbol? Al menos más fácil que la de un humano de calaña como yo, sí. Pero no le echaba la culpa ni mucho menos lo recriminaba, después de todo era un espécimen hermoso que seguramente había conocido a un montón de parejas como nosotros que van a recostarse a sus pies. Seguramente había compartido la misma felicidad que ellos… o eso quise pensar.

Sin soltar su mano, me senté cerca de las raíces, para después recargar mi espalda en el tronco de madera aún con vida. Palmeé mis piernas y le dije a mi amante–: Una promesa es una promesa. –sonreí, esperando a hiciera caso de mi invitación.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptySáb Sep 08, 2012 7:06 pm

Bichejo...realmente eres un...

Me encontraba al pie de aquella bella forma arbolaria y con Reiji sujetando mi mano lo cual me hizo doblar la columna y la pierna derecha, para adaptarme a su altura, pues él se encontraba reposando ya, en las cómodas raíces del árbol y como sabrán no desea ni mínimamente separarme de su cálida mano, que ya acumulaba el calor de ambos.
Levante mis dedos en dirección a mi sien y la rasqué suavemente dos veces, pensando en una idea para escabullirme de terminar con mi cabeza en su regazo y entonces reí de nuevo, una risa mezclada con un suspiro, es decir, esto es estúpido.

Es estúpido que me niegue, aún cuando sean los recuerdos del pasado los que me frenen, no, no es eso, lo que sucede es que en algún recóndito lugar de mi cabeza, mi mente me transporta a un punto totalmente diferente, después de todo ni siquiera pude despedirme de esa persona.

Sí, es estúpido arruinar la mañana de esta forma, por lo que...lo miro con los ojos entrecerrados: — Es verdad, una promesa es una promesa por eso.— me gire haciendo uso de la humedad que hacia resbalar la suela de mis zapatos y (no se me asusten) en chirrido del mismo podía alertar a alguien, pero era un movimiento simple y sin riesgo. Me deje caer.

Oficialmente mido 1 metro con 88 centímetros de altura, oficialmente, pues he crecido centímetros más en este verano y mi sombra es de imaginarse larga, por ello no sé si asegurar que el bichito se asustó cuando me deje caer, aunque al final mi mano apoyo todo mi cuerpo sosteniéndome sin golpe alguno y mis glúteos evitaron daños al resto de mi cuerpo.

Entonces me acomodo sobre su regazo, aceptando su invitación, estirando mis brazos en donde algunos sonidos de mis huesos han escapado (han tronado) pero no creo que sea algo que moleste. Termino con mis manos descansando una sobre la otra, cómodamente sobre mi estómago que sube y baja relajado.

Parpadee y me deje llevar por el apaciguante clima, por el viento que soplaba refrescante en donde pude ver como hacia bailar las hojas del árbol que tan amablemente nos daba sombra: — Gracias por dejarme conocer este lugar, sin ti, nunca lo hubiera visto. — cerré mis ojos: — Cuéntame una historia Azuma, háblame un poco más de ti. — mis palabras perdían fuerza, mientras mi mente rogaba solo 30 minutos de descanso, para regresar a la aventura de esta cita que tanto había esperado.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyDom Sep 09, 2012 12:46 pm

[Cuando lo leas, pon éste desde el 0:30]

Así que por fin le he servido de algo, en este caso, de almohada. Sinceramente la primera vez que escuché la opción tenía en mente algo más… ehem, digamos que me había imaginado a Mikado encima de mí respirando algo agitado, ligeramente sonrojado y con su cuerpo perlado; los mechones de su cabello se pegaban a mi pecho mientras que sus manos rodeaban mi torso en un intento de no dejarme escapar (aunque en verdad ni siquiera me atrevería a pensar en la opción) mientras que las mías intentarían tranquilizarlo, rozando las hebras de su cabello para después acariciar con suavidad su espalda; murmuraría un par de “te amo” sinceros y terminaríamos cansados; dormiríamos un montón de horas y… y…

No me malinterpreten. Me gusta que esté de esta forma. Las palabras que utiliza como un conjunto de su figura me han hecho sonreír ampliamente. Miré al cielo y me topé con las ramas del árbol moviéndose suavemente a causa de un viento grácil, lo sentí acariciarme el rostro y entonces pensé que éste fenómeno era igual al amor que sentía por Mikado: muchas veces no podía verse, pero estaba allí y, en consecuente, era vital para mí, me hacía sentir libre pero también me tranquilizaba. Rayos, ¿quién hubiera imaginado que yo pudiese experimentar tal sentimiento por una persona? Y sin embargo, heme aquí, acariciando su cabello y el cuero cabelludo en su hermoso conjunto. Como quien dice, le hice “piojito” para que se le facilitara el conciliar el sueño.

Cuando cerraba sus ojos también me pedía que le contara algo de mí, supuse que para arrullarlo con mis palabras. Busqué rápido algo entre mi cabeza, un recuerdo bueno, uno de esos pocos que guardaba con recelo. –Bueno, te contaré algo de cuando era un poco más joven.–hice una pequeña pausa. Miré su rostro y le sonreí aunque no me viera. –Después de todo el incidente que viví en Los Ángeles, regresamos a Japón, a mi ciudad natal. –omití deliberadamente el nombre de mi acompañante en esa ocasión. Suspiré y regresé mi mirada al cielo, a las nubes que se movían, se desfiguraban y luego se transformaban en otras figuras. –Vivíamos como estudiantes normales. Tuvimos amigos y amigas, incluso ella me arregló en una cita con una chica a la cual estimaba, pero no quería herir. –entonces recordé que la única razón por la que había aceptado salir con ella recaía en el hecho de que era la hija (no conocida) de un grande de la mafia. –Justo en esos días volví a ver a Cal ¿la recuerdas? Era la pequeña niña de la que te hablé. Aunque para ese entonces ya era todo una chica con dotes y curvas hermosas. –reí por lo bajo. –Jamás imaginé que crecería tanto en un par de años. –mi rostro se oscureció un poco, producto de la nostalgia y del recuerdo de haberla visto tan cambiada, tan diferente. –Pero tenía en su rostro una sonrisa llena de cinismo. No me había dicho nada, pero sabía que pronto todo lo que habíamos construido se iría al caño. Ella venía a vengarse y a tomar mi vida. –Y sin embargo, yo no se la negaría. –Me lo merecía. La abandoné. –Pero no porque quisiera. Años atrás, en Los Ángeles, habían hecho explotar mi departamento y, como supuse que ella se encontraba allí… realmente lo vi todo perdido. Había perdido a la segunda persona que me había traído a la vida. ¿Cómo hubiera reaccionado? …Los eventos de mi vida en ese momento fueron extraños y para mi suerte (o no) me había encontrado de nuevo con Ellen. –Te preguntarás porqué guardo eso como recelo ¿cierto? –volví a suspirar. Regresé mi vista a su rostro y le sonreí un poco nostálgico. No estaba seguro de si todavía me escuchaba. –…Me sentía feliz, Mikado. De verla con vida. Aunque ella me odiaba en ese instante, yo estaba feliz. –un nudo en la garganta amenazó en hacerse presente por lo que tragué saliva, intentando deshacerlo. –Pero también deseé que las cosas fueran diferentes. Me hubiera gustado seguir siendo su apoyo y no su motivo de venganza. Ahora ella también poseía ese dolor, el de matar a alguien. –terminé resignándome una vez más de incontables veces. –Terriblemente, uno no puede traer los muertos a la vida con simples deseos. –acomodé su flequillo y acaricié su mejilla; me incliné un poco, y besé sus labios suavemente. –Gracias por estar conmigo, por devolverme la vida que creía perdida. –finalicé con mi relato. Quizá no era el mejor contando cuentos o anécdotas, sin embargo, esperaba haber servido de algo. Ahora era yo también el soñoliento. Erguí mi espalda de nuevo y la recargué sobre el tronco una vez más. Le sonreí al cielo y cerré mis ojos, descansando un instante no sólo física sino también mentalmente.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyDom Sep 09, 2012 6:06 pm

Antes de que inicies la lectura del post, por favor escucha esto: aquí

Mi corazón se encogió al escucharle, era como si cientos de miles de agujas lo desinflaran hasta hacerle perder su forma muscular, mi precioso Reiji Azuma, mi tesoro, estaba abriendo su pasado para mí, contándome el dolor que había experimentado y que según sus palabras había contagiado a sus seres queridos.

En el poco tiempo que lo conozco me he dado cuenta de que Reiji es una persona que se culpa por todo lo que le sucede a él o a sus seres queridos, pero tal vez no vio lo que yo escuche en su relato.

Salvo a una niña, le dio techo y comida, incluso cariño en donde no era uno el rescatado, sino dos, dos personas salvadas del abandono y la soledad que a veces se convierte en tumba, en lapida fría en nuestras vidas.

Reiji no merece nada malo, ni el Reiji que es ahora, ni el de antaño, pues ese era una máquina que tenía como único propósito el de cumplir órdenes y el chico de ahora, es el hombre que amo y por supuesto que está libre de culpa, ya que como se dice, el hombre nace libre y la sociedad lo corrompe, no, Reiji es totalmente inocente en una triquiñuela del destino que lo eligió para enfrentar todas esas duras pruebas y ahora estamos aquí, los dos, juntos.

Me besa y me agradece ¿estás de broma Azuma? sino he hecho nada, solo estoy amándote. Quise decírselo, quise que supiera que yo me encargaría de borrar todo ese dolor y que cuando los recuerdos volvieran a él, fuera la nostalgia y no el dolor lo que invadiera su corazón. Pero el cuerpo le gano a mi boca y justo cuando él se erguía para tomar esa postura relajada, yo encorve mi espalda levantándome en su dirección y lo sujete con fuerza entre mis brazos: —Te amo, te amo sin más ni menos, te amo con todo lo que soy, por eso…— trague saliva nervioso, no sabiendo si lo que estaba a punto de decirle, si lo que iba a salir de mi boca no terminaba por asustarlo, aun así me arriesgue y saque todo ello que tanto deseaba decir: — Cásate conmigo — ¡lo dije!

Mi garganta se secó por la impaciencia, por el miedo de mis palabras y de su respuesta, pues no teníamos mucho de conocernos y esto podía tomarse y sonar precipitado. No sabemos mucho el uno del otro, y de seguro él estaba teniendo las mismas dudas que yo me planteaba ahora por lo que: —Sé que no sabemos mucho del otro y … tengo muchos defectos... — me aparte un poco dejando espacio para verle el rostro, para descifrar su reacción ante tal propuesta: —...pero te amo, y quiero que construyamos una vida juntos, por lo que Reiji…— termine por enderezarme, haciendo espacio a mis piernas ahora, levantando y luego arrodillándome en frente suyo, estirando una de mis piernas y flexionándola después mientras que la otra tocaba el fresco césped. Tome su mano y la levante lentamente, con el viento meciéndose alrededor nuestro: — Reiji Azuma — Saque entonces de uno de mis bolsillo una pequeña bolsita de papel y tome su de su interior, el objeto que me interesaba. Un anillo que había comprado con el sueldo de mi trabajo nocturno, un anillo para él, un anillo para pedirle matrimonio y aunque era algo sencillo, era un orgullo para mí, pues lo había conseguido con mi esfuerzo.

El estilo era elfico, de fondo negro y con un decorado plateado, el vendedor me dijo que era oro blanco y me lo comprobó, por lo que me gusto el detalle en cuento lo vi, sencillamente me enamoro por lo que, regresando al presente, sostengo el aro plateado entre mis dedos, justo en frente de su anular, haciendo la pregunta correctamente: — ¿Quieres casarte conmigo? —

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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptySáb Oct 06, 2012 10:39 am

Sin saber porqué, me alegré de que estuviese despierto. Eso quería decir que había escuchado todo mi relato, en silencio. Ah, pero la sorpresa vino cuando de pronto levantó su cuerpo y me envolvió entre sus brazos. No supe cómo reaccionar porque él, tan elocuente como era, me decía que me amaba, no sólo una si no dos veces. ¡Dos veces! Mi corazón latió tan rápido que pensé que se iba a salir de mi pecho, y ésta, sin duda, era una reacción que sólo con él había llegado a sentir. Me sentía tan feliz que no podía comprenderlo.

Pasaron severos segundos antes de que volviera a escucharlo hablar, mientras se dedicaba a abrir cierto espacio entre nosotros, para después mirarme fijamente. Dios, sentí su mirada en mi rostro y yo no pude si no cerrar los ojos, avergonzado por no poder pronunciar palabra; además de que la sangre se me subió al rostro, sonrojándome considerablemente hasta las orejas. Joder. Maldito Bakado ¿cómo puedes ponerme así? Eres…. Eres un…

Pero yo también lo amo. Yo también quiero vivir a su lado, quiero que pueda confiar en mí, quiero ser de su apoyo, pero también quiero convertirme en esa espada que lo ayudará a librarse de los problemas. Quiero ser su todo, aunque él ya es todo lo mío.

Volví a abrir mis ojos y con lo que me encontré fue con una escena bastante vergonzosa pero emocionante, me dejaba sin aliento, sin palabras con las cuales expresarme; el idiota de mi novio se atreve a ponerse en la posición de “príncipe” pidiendo la mano de su “princesa”. El corazón me golpeaba dentro del pecho y me dolía, por lo que llevé una de mis manos hacia el frente, tratando de mantenerlo allí dentro, donde pertenecía, junto a mis otros órganos.

Lo vi sacar una bolsita de papel de su bolsillo, y a su vez, sacar un anillo de la bolsita. Tragué saliva una y otra vez, intentando poder aclararme, intentando buscar las palabras, ordenar mis ideas y por supuesto, calmar a mi jodido corazón loco por él. Dios. Aquí viene. ¡Aquí viene!

Volvió a hacer la pregunta mientras extendía el pequeño anillo entre sus dedos, justo al frente de los míos de la mano izquierda, donde se supone que va colocado. Esto era en serio, me dije. No era un simple sueño, ni una de mis tantas fantasías. Esto iba jodidamente en serio, pues su rostro me lo decía. Volví a tragar saliva, seguía sin poder articular palabra.

"¿Quieres casarte conmigo? ¿Quieres casarte conmigo…? ¿Quieres casarte…? "

Sus palabras resonaron una y mil veces dentro de mi cabeza. Si yo me casaba con él implicarían ciertas cosas: amarlo para toda la vida, estar con él las veces que quisiéramos, tocaríamos temas absurdos pero también temas importantes, comeríamos juntos, nos divertiríamos juntos, iríamos de aquí a allá, tomaríamos fotos, saldríamos con nuestros amigos, y la familia… formaríamos una familia, de eso estaba seguro. Por el momento seríamos dos, pero joder, lo amo tanto que ya no estoy seguro de si pueda soportarlo, pues a veces no sé cómo decírselo para que me entienda.

Miré sus ojos ambarinos una vez más. Sentí como los míos se llenaban de agua, pero sonreí. Sonreí tan ampliamente como podía, sintiendo como esas gotitas saladas recorrían mis mejillas, una seguida de la otra. Mikado me hizo tan feliz que no podía contenerlo, no comprendía porqué lloraba si me sentía tan feliz. Quizá… quizá así se sentía cuando uno derrama lágrimas de felicidad. Sí. Eso era. Mi conmoción era producto de la felicidad, de mis sueños hechos realidad.

Sin pensármelo dos veces, me abalancé sobre él, haciéndolo caer de espaldas al pasto húmedo. Mi peso y mi fuerza habían sido muchas para un pequeño movimiento. Pero no me importó, sabía que él lo aguantaría, y pese a que estaba preocupado por si lo había lastimado con mi peso, decidí ignorarlo por el momento. Me abracé a su cuerpo con fuerza mientras besaba sus labios, respondiéndole de esa forma. Y gracias a ello, quiero presumir, recuperé el aliento. –Sí quiero. –susurré contra sus labios pero no estuve seguro de si me escuchó o no, así que aclaré mi garganta y lo dije una vez más, de forma nítida–: Sí quiero casarme contigo, Mikado. –solté su cuerpo durante un segundo para buscar su mano, esa donde había sostenido el anillo que era para mí. Cuando la sostuve puse mi dedo anular expuesto y tome el anillo, poniéndolo en él lentamente. Torturándolo un poquito más con mi forma tardía de reaccionar.

Me erguí de nuevo y lo atraje conmigo, quedando a horcajadas sobre su cuerpo, pero abrazándome a su torso y besando una vez más sus labios. Una y otra y otra vez más. No me saciaba. ¿Cómo podría hacerlo si me hallaba increíblemente feliz? No podía. Él tenía la culpa de que yo lo amara tanto. –Te amo, te amo demasiado Mikado. En serio. En serio te amo. –repetía tras cada espacio que me daba. Mi emoción no era para menos, el hombre, no… la persona que yo más había querido, apreciado, y deseado era él. –Nos casaremos, mi amor. –le dije finalmente, colocando mis manos en sus hombros para después rodearlos con las mismas. –Voy a amarte para toda la vida, Mikado. Sólo a ti. –le juré en ese momento, frente a ese árbol, en soledad, donde los dos podíamos estar juntos sin reproches, sin ataduras, sin venganzas ni revueltas. –Dios, ¿por qué me haces tan feliz? Si sigues haciéndolo mi corazón va a estallar.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyDom Oct 14, 2012 10:57 pm

Antes de que leas el post, por favor escucha esta canción: aquí

Temblé.
Su silencio me estaba matando lentamente, enfoque mi mirada en su rostro, esperando por un atisbo de respuesta, baje mi mirada con desesperación a sus labios estáticos, tratando de predecir la expulsión de algún sonido que despejara el temor que me estaba carcomiendo, pero lo que me encontré fueron sus ojos. Lo vi a él y me vi a mí mismo. Estaba llorando.

Lloraba y sonreía al mismo tiempo de forma tan hermosa que las palabras simples no podían describir con certeza lo que sentí al verlo. Esta expresión de su rostro, el aura que emitía, todo, me confirmo que...

Lo próximo que sentí fue su cuerpo golpeando al mío, caímos ambos sobre el césped fresco, trate de evitar que se lastimara, sujetándolo con mis brazos lo más fuerte posible, y haciendo un nudo alrededor de su espalda, uno que nada pudiera desatar, pero cuando debí preguntarle cómo se encontraba, las palabras sencillamente no salían. Fue cuando sentí como su cuello se movía y sus ojos me veía fijamente con tal dulzor y cariño que quise...pero de nuevo se me adelanta y besa estos labios que solo saben permanecer en total quietud es entonces cuando escucho un "si quiero"

Temblé con más intensidad.

Aquellas palabras me hicieron estremecer al punto de que sentí que mi cuerpo sucumbiría, nunca pensé que un: "SÍ QUIERO" pudiera generar tantos estragos, tantas emociones en mi interior y en exterior, me quede atónito, mi voz se negaba a salir, como si las palabras ya no fueran necesarias, como si ya no fueran importantes, como si lo que importara no necesitara decirse, era algo tan valioso, que solo bastaba una mirada, una caricia, para que se entendiera.

Siguió diciéndome que quería casarse conmigo, que me amaba, hacia votos de amor eterno, me los confesaba con palabras cargadas de felicidad, de dicha y yo solo pude separar mi mano, extender mis dedos y buscar su mejilla, en donde acune mi palma don delicadeza, presionando levemente mi pulgar contra su piel y sonriendo tanto o más como el había sonreído y solo allí, pude hablar, pude decir: — Gracias. — un haz de luz se filtró por las ramas del árbol y golpeo nuestros siluetas y yo seguía sonriendo. Esta es mi decisión, nuestra y estoy seguro que es la correcta, tal vez, tengamos muchas pruebas que afrontar pero lo haremos juntos, apoyándonos.

(user: perdón por la tradanza en contestar ^^u lo pensé bastante porque quería que fuera algo especial, su respuesta.)

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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptyDom Oct 21, 2012 4:49 pm

Tenía tantas ganas de no soltarlo que llegué a pensar que mis brazos se romperían de seguir así, pero no me importó. Y vamos, seamos sinceros, ¿alguien realmente se atrevería a hacerlo? Dentro de mi pecho el corazón me latía rapidísimo, y, en consecuencia, mis sentidos se veían nublados; y sin embargo, nos encontrábamos en un lugar rodeado de cosas tangibles, unas cuantas parecían estar acomodadas de manera perfecta, en ese escenario que jamás olvidaría, y otras tantas, me causaban una sonrisa por su mera belleza. Mikado, ciertamente no era una cosa, pero sentía lo mismo. Me producía una sonrisa con el simple hecho de saber que estaba a mi lado, entre mis brazos y yo entre los suyos.

Una de sus manos rozó mi mejilla y se quedó allí, acunándome como si fuera un tesoro para él cuando en realidad él era mi más preciado tesoro. Ladeé mi rostro, sintiendo el calor de su palma y el cariño que el gesto cargaba; incluso su pulgar me acariciaba con, quiero presumir, amor. Pero entonces me agradece, a lo que yo contesto con una muy sutil negación de cabeza. Sabía a qué se refería, sin embargo, para mí era todo un privilegio el poder amarlo, el poder sentirlo, el poder desearlo. –Mikado. –lo llamé en un murmuro pues todavía tenía mi rostro cerca del suyo. –Si tú me lo permites, haremos esto juntos. Estaremos juntos sin importar lo que pueda pasar. –le prometí.

Entonces volví a besarlo. Sellando así mí juramento. Estaba consciente de que apenas eran un par de palabras que podrían significar muchas cosas, pero, estaba segurísimo de que él las comprendería. De momento yo sólo me dediqué a guardarlas en mi mente, como un preciado momento, uno que ni remotamente olvidaría. Éste tan sólo era el principio de nuestras vidas.

El tiempo transcurrió de forma rápida.

La copa del árbol apenas y se balanceaba debido al tenue viento, parecía libre, sin preocupaciones… Por un segundo, tan sólo uno, deseé que nos convirtiésemos en el viento. Seríamos libres. Completamente libres. Desistí inmediatamente. Tener libertad no significaba ser feliz, simplemente era la manifestación de esa liberación de carga emocional o física. –¿Sabes? Justo ahora somos libres. –comenté de la nada, apenas separándome de sus labios, sí, de aquellos que me había encargado de besar con sumo cariño, deleitándome con su calor y su dulce sabor. –Y hay un lugar que me gustaría visitar. ¿Me acompañarías? –mi mano izquierda, esa donde ahora tenía el anillo simbolizando nuestro compromiso, acarició su cuello y su nuca, percatándose en dónde nacían sus cabellos castaños. –De hecho, tendrás que guiarme porque no recuerdo muy bien el camino.
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MensajeTema: Re: Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado]   Disfrutaré de tu compañía hasta el Anochecer [Priv. Mikado] - Página 2 EmptySáb Nov 17, 2012 4:00 pm

Pude sentirlo, en esos escasos minutos en que nuestros cuerpos se enredaban entre sí. Su pecho parecía una bomba a su máximo alcance, subiendo y bajando aceleradamente, pero que estoy diciendo, si mi pecho se encuentra en igual situación. A pesar de la tranquilidad que estaba transmitiendo con la sonrisa esbozada en mis labios, la verdad es que mi mente y mi cuerpo son un remolino de sentimientos, entrecruzando lo real con lo imaginario.

Tengo tantas visiones sobre nuestro futuro que me estoy enloqueciendo. Hay tanto que quiero compartir con él, tanto que quiero conocer, tantas experiencias que quiero vivir a su lado, tomado de su mano, caminando juntos...rayos ¿es esto a lo que llaman "dicha plena"?
Entonces dice tan bellas palabras y yo comprendo que tenemos los mismos deseos, y más cuando usa de punto a parte un beso. A veces pienso que tengo una atracción magnética para con sus labios, porque no quiero separarme de ellos, porque casi siempre los estoy buscando como si fueran indispensables para mi existencia, porque busco cualquier excusa para tomarlos y porque es como una bruma cálida que me cubre el tenerlos, no necesito nada más que estar cobijado por ellos.

Y aunque pueda parecer un desvarío, es una reflexión a la que he llegado con el tiempo, que aunque poco ha sido de estar a su lado, me ha hecho revalorar los conceptos de relación que tenía. El estar a su lado me sensibilizo, creo que ahora soy más sincero con mis sentimientos, cosa que antes me guardaba. Él me hizo cambiar y estoy contento con la persona que soy ahora. Gracias.

El tiempo transcurre rápido.

Lo sé bien, tanto que a veces es molesto la velocidad a la que se mueve, un abrir y cerrar de ojos y todo ha cambiado y se ha movido, como lo hicieron sus labios para pronunciar un pequeño dialogo, sobre libertad. No pregunte el porqué de sus palabras, no necesitaba una respuesta, a mi modo entendía el significado y de nuevo sonreí a pesar de haber cortado aquel dulce beso. ¿Cuántas veces ya, he terminado sonriendo el día de hoy por su culpa? las caricias que me propina son tan reconfortantes que no quiero moverme, pero, hace mención sobre un lugar a visitar, un lugar al que quiere que lo acompañe, un lugar al que quiere que lo guie. Así pues, luego de mantenerme en silencio, las palabras se dignan a salir, aunque son tacañas, pero están cargadas con un aire de dulzor, con sonidos que fluctúan entre altos y bajos y que al final desaparecen sin desentonar el ambiente tan exquisito que ambos creamos: — Con gusto, solo dime donde. — pronuncie, sin dejar de sentir el toque de sus dedos en mi piel, el recorrido lento que producía cada roce de sus yemas sobre cada milímetro de mi dermis. Lo amo, a todo él.

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