Las paredes guardan nuestros Secretos [Mikado Dubois & Reiji Azuma]

Una vez que tuvimos el permiso oficial del alcalde para vivir aquí, me dije a mi mismo que tenía que encargarme de que todos los papeles estuvieran bien, de que todos los servicios (agua, luz, teléfono, etc.) también estuviesen funcionando adecuadamente, y por supuesto de que el inmobiliario fuera el que venía en la propaganda.

-Bien. Todo parece estar en orden. -murmuré después de haber preparado todo.

Decidí darme un respiro, un descanso por así decirle. Aún si no había sido mucho con respecto a mis tareas, de alguna forma sentía que era necesario probar todo.

Entonces me dirigí hacia el sofá del living -Bien... perfecto- el confort era justo lo que necesitaba. Encendí la pantalla y le dejé a un canal cualquiera. Bajé un poco el volúmen y la miré sin verdaderamente verla (la pantalla) pues a los pocos minutos de haber empezado sentía mis párpados pesados, y me sentía cansado sin razón alguna. El sueño me ganó la batalla y me quedé dormido.

Día 1 /22 de Diciembre/ 10 y 44 pm

Me habían entregado las llaves de nuestro departamento, pero aun seguía al pie del edificio, sin atreverme a entrar, solo permanecía allí, observando desde la distancia el piso en donde quedaba el lugar, lo miraba nostálgicamente, sin miedo a que mi nuca se entumiera por llevar en dicha posición tanto tiempo.

Hacia frio, demasiado, inclusive algunas personas que pasaban por allí se atrevían a dar un pronóstico del clima: Nieve, nieve y más nieve. Presione entonces la pequeña pieza metálica que reposaba en mi bolsillo derecho de mi abrigo, saltándome el llavero que le había puesto, con una figura de anime, mientras algo de vaho escapaba de mis labios helados, el frio me estaba cortando el rostro.

Recobre entonces mi "blanco" pensando si ya estaba allí, no habían luces que me dieran una respuesta de presencia en el lugar, le mire por última vez, antes de irme, dejando un — Regresare pronto — un susurro como promesa en el viento, para él, aun cuando no le llegara, yo lo sabía y con eso bastaba.

Gire mi cuerpo y di la vuelta para tomar mi camino, el húmedo sendero pavimentado, en donde la bota de mi pantalón estaba embarrada, me llevaría hasta la esquina y después a hacer lo que he estado haciendo los últimos días, eso que me estaba privando de disfrutar de su compañía, de gozar de este momento tan importante para nosotros, el por fin tener un lugar que llamar “nuestro” si, debía de tomar una decisión, pero quería hacerlo, quería hacer esto, aun cuando arriesgara tanto, perdóname mi amor.

La pantalla y el sonido de su programa sonaban un montón gémidos y voces prometiendo y diciendo cosas que jamás se atreverían a descifrar por miedo a conocer el resultado final. Mi sueño se veía afectado por ese sonido.

De pronto sentía como si mi cuerpo me abandonase y se perdiese por completo. Escuchaba la voz de Mikado, lejos, pero perceptible, diciéndome un: -Tengo que dejarte... me marcharé muy lejos.- Yo me veía a mi mismo con las manos metidas en los bolsillos y con la cabeza gacha, sin pronunciar palabra, simplemente sintiendo como el nudo se hacía presente en la garganta, y eso evocaban mis ganas de llorar, pero me reprimía, era un hombre, y jamás derramaría lágrimas por otra persona. Éstas jamás me lo regresarían, estaba consciente. Entonces él simplemente sonreía, amargamente, y se daba media vuelta, emprendiendo su camino. Me quedé observándole hasta que se desvaneció su sombra, hasta que el frío de la estación me provocó un estremecimiento. Me dediqué a hacer lo mismo, a darme la media vuelta y a sonreír amargamente, esperando que ese jodido nudo se deshiciera y me liberara... que me dejara ser libre y quizá sólo así... Pero mis planes se vieron derrumbados cuando de pronto observé la luz de un tren golpeando mi rostro, y después a toda la máquina golpeando mi cuerpo.


Terrible forma de despertar a uno.

Caí del sillón donde me quedé dormido la noche anterior. Y digo anterior porque las cortinas estaban en las esquinas y la luz de la apenas nacida mañana se traslucía frente a los vitrales. -Maldito sueño... -murmuré para mi mismo, maldecir a los objetos me "liberaba" de cierta forma, y ésta no sería la excepción. Me incorporé de a poco, adaptándome a la luz, al movimiento, incluso al estado soñoliento en el que me encontraba. -Puta forma de despertar así, carajo. -maldije de nuevo y fue cuando me dí cuenta de que estaba sumamente molesto pero... ¿con qué? ¿con quién? ¿o por qué? Mi molestia era sin razón.

Dí un vistazo a la demás habitación, todo seguía en pie. La cama estaba tendida, la pantalla seguía sonando con el canal que perturbó mi sueño, todo, normal. Como si nadie más hubiese entrado, entonces fue cuando mi molestia cambió a preocupación. Intensa. El intenso sentimiento de preocupación. Rápidamente tomé el celular, que para mi mala suerte estaba en el suelo, y marqué rápido el teléfono de Mikado, necesitaba asegurarme. Respiré hondo, intentando sonar calmo entonces, y al último pitido...: -Hey... -esperé a que me respondiera. Nótese no dije su nombre, ni el mío. No aludí a ninguna frase como "mi amor". Simplemente necesitaba escuchar su voz... necesitaba asegurarme de que estuviera con vida, y en buen estado.

No permitiré que te lastimen por querer llegar a mí, ...por mi culpa.

23 de Diciembre.

El amanecer del otro día y el final de mi experiencia, eso era para mí este amanecer.
Hace una semana atrás, iba caminando por la calle, realmente no se lo había dicho a Reiji, pero aquella mujer me cito en una cafetería alejada del centro.

Por supuesto estaba por demás inconforme, pero cuando te amenazan con hacerte una visita a tu nuevo departamento a una hora "sorpresa" las opciones que quedan no son muchas, por decir que ninguna.

Así que resumiendo mi "por qué" regreso mi mente a la acera y a la conversación que se filtro entre mis pensamientos...una pareja que iba justo delante de mí.

Ellos parecían en su mundo llenos de corazoncitos revoloteando como mariposas, que envidia. Sus sentimientos se esparcían por el ambiente consiguiendo la atención de los transeúntes, por supuesto entre palabras cálidas y cariñitos salió una proposición que consiguió involucrarme.
Uno le decía al otro que el 24 era una fiesta de enamorados. No voy a describir más, la melosa conversación de la parejita, solo necesitaba esa información el 24 era una fiesta de enamorados, no una fiesta religiosa como me lo había enseñado el vejete.

Y entonces, desee hacerle un regalo (simple deducción, nuestra primera navidad) pero no quería opacar la celebración con un presente, cualquiera; así que después de averiguar bien sobre el hecho del 24, tome una decisión: quiero darle al bicho un regalo que valga no por lo que me cueste en metálico o en plástico, sino por lo que valga mi esfuerzo, quiero darle un regalo, que pague con dinero producto de mi trabajo.
Pensé en esto durante la conversación con la rubia que tenía al frente mío, parloteando sus típicas palabras de necesidad que solo se detendrían conmigo a su lado...que molesta es. Inclusive el capuchino tenía un sabor amargo con semejantes palabras embriagándole.

Terminado el encuentro, y la calma por mi parte para su conducta desenfrenada y desestabilizada, comencé a buscar un empleo.

Quería algo que requiriera de mi mayor esfuerzo, pero los que encontré me parecían simples, no se equivoquen, no los estoy desmeritando, pero quería algo que me exigiera…como ya había dicho.
Por ello no me lo pensé dos veces cuando un hombre me freno en la calle, después de dar vueltas por el mismo lugar, pensando en la mejor opción.

El hombre muy amable, me ofreció un empleo y aunque en un inicio detecte en él intenciones malsanas, todo se vino abajo cuando descubrí que era una buena persona, él y el grupo de muchachos que conformábamos el “horario nocturno” tampoco me malinterpreten en esto, el trabajo era el de cuidar una obra negra, una construcción a la que le faltaban los últimos acabados, fue durante una semana y el trabajo era bueno, lo suficiente para comprar el regalo de navidad.
No fui a dormir a casa durante esos días, es más, me perdí de la inauguración de nuestro departamento, pero poniéndolo en consideración, en una balanza, era más importante el presente para Reiji que nuestra primera noche en casa.

Pero había valido la pena, el trabajo arduo, el esfuerzo, el permanecer en vela, sin apartar la mirada del edificio, vigilando.

Ahora, regresaba a casa para el 23 de diciembre…cuando mi teléfono celular sonó, mientras lo alcanzaba en el fondo de mi maletín, dio un par de repicadas, lo obtuve por fin y verifique que la llamada era de…demonios…REIJI.

Conteste de inmediato, tratando de calmarme en el acto, fingiendo no estar agotado e ideando una excusa para la segura pregunta que vendría a continuación, la pregunta detrás de ese: “Hey” a lo que mi replica fue un:“hola”

Dí un suspiro de alivio, uno que quizá pudo escucharse detrás de la otra línea. Era él. Apenas con una palabra yo podía darme cuenta, sonaba calmado y yo... realmente... -¿Oye... te gustaría que nos viesemos la noche de mañana? -¿por qué? no entendía ni siquiera el porqué de mi invitación tan repentina. ¿Que no era acaso la nacida mañana del 23? Para eso entonces faltaría un día completo y parte del otro. -No sé que estés haciendo... pero... pero creo que el 24 podrás estar libre ¿no es así? -ah, me mostraba tan débil aún sin estar frente suyo.

Definitivamente eso de estar enamorado, te debilita quieras o no. Punto bajo para mi guadia. Dí unos pasos, caminando hacia el dormitorio. Me deshice de mi ropa mientras estaba en el teléfono. No debo de explicar nuevamente que soy un master en deshacerme de las prendas ¿no? -... -dejé caer la ropa justo en la entrada del baño, así que me hallaba desnudo, en mi baño, por primera vez. -¿O tienes algo planeado? -me acerqué a la regadera y abrí el grifo del agua caliente, esperando a que rápido accionara su efecto. Todavía estaba en la línea, esperando su respuesta, mientras yo me veía los azulejos, y el agua caer rápidamente, realmente deseaba que estuviese aquí conmigo, justo ahora pero... pero... posiblemente no era algo accesible.

Cuando lo escuche a través del teléfono, sentí algo extraño, no, no me malinterpreten es solo que por alguna razón parecía...diferente.

Sin embargo lo deje pasar, cuando escuche su pregunta: "¿Oye... te gustaría que nos viésemos la noche de mañana?" A lo que hice una réplica inmediata — me encantaría — sonreí aún sabiendo que él no me vería, inclusive recordé con tristeza que debería estar en estos momentos no caminando por la calle, sosteniendo un celular y escuchándole, sino teniendo una conversación directa con él, viéndole a los ojos, escuchando su voz sin ningún tipo de contaminación, nosotros dos, sobre nuestra cama nueva, cubriéndonos de caricias, bromeando, relajándonos, preguntándonos que desayunar y después...sí, me estaba torturando por no estar a su lado.

Me saco de mi flagelación mental, para decirme lo segundo, que era lo ¿qué estaba diciendo? me lamente por preocuparlo de alguna forma, eso era lo que notaba en su voz, preocupación.

Por ello conteste a sus palabras saliendo de la calma: — ¡Estoy libre!— Mi tono se elevo cuando lo dije, pero la segunda vez que lo repetí, recobre la compostura: — estoy libre, es más, estoy libre ahora mismo — demonios...como lo necesitaba, como necesitaba escucharlo y sentirlo, hace una semana que no lo veía correctamente, tomándome mi tiempo, acariciándolo, besándolo...¡demonios!

Mas como es mi suerte de torcida, parece que no me escucho y es que por algún motivo un ruidillo molesto comenzó a apropiarse de la señal... ¡Maldición! sujete el teléfono con fuerza y lo sacudí, como si esto lograra ayudarme, después lo eleve tratando de buscar la señal que para ese momento parecía haberse perdido del todo...inclusive regrese mis labios al teléfono para repetir su nombre varias veces y esperar alguna respuesta suya, pero todo fue en vano.

Estaba completamente molesto con el servicio, con el celular, conmigo mismo, tanto que estrelle el aparatejo contra el pavimento y corrí, si corrí hacia el departamento…a buscar lo que tanto deseaba.

Así que aceptó mi invitación. Joder, no pude evitar sentirme muy feliz con respecto a eso. Y me pregunté qué cosa podríamos hacer, tal vez ir a un restaurante y tener una cena romántica, hmm.. o tal vez podríamos ir al cine y aprovechar de la oscuridad para compartir caricias y palabras de amor... ah... o quizá también pudiesemos dar un paseo por la ciudad, ir al parque, a alguna plaza, no sé... realmente lo único que más deseaba era pasar ese día con él porque lo amaba, joder, lo amaba demasiado y ese era un día para los enamorados ¿no es así?

Pero ¡ah! Mi corazón dió un sobresalto cuando me dijo que estaba libre, justo ahora mismo... o eso quisiera presumir. Quizá mi mente escuchó mal. Verdaderamente la señal nos la había hecho de malas. Escuché un par de palabras suyas pero estaban entrecortadas, incluso un sonido extraño provino antes de que cortara la llamada dejándome en intriga. Le llamé de nuevo, esperando a que me contestara, pero lo único que pude obtener de respuesta era un "lo sentimos, pero el número que usted marcó está apagado o fuera de servicio". Malditas telefonías.

Dí un suspiro, toda esa felicidad que había sentido se había ido al caño, por lo menos en éste día. -Así que ni hoy te olvidas de mí, ¿no es así Karma? -maldecía a mi destino maldito. Sí. Porque yo estaba maldito. Esas muertes estaban en mis manos y era con lo que debía de pagar. Volví a suspirar, intentando liberar mi mente. Dejé el celular allí, en el lavamanos y me dispuse a entrar a la ducha que ya contaba con el agua justo como me encanta: caliente, hasta sentir una ligera quemadura.

Me resigné a que hoy no lo vería. Pero si bien yo aprovecharía el tiempo para ir a comprarle algún regalo. Pero como dicen, primero lo primero: tomé una ducha, una que me sirviera tanto para limpiar mi cuerpo, como despejar mi mente. Sí... eso necesitaba.

-Debo dejar de ser tan explosivo... -me dije a mi mismo mientras tomaba la botellita de shampoo, y vertía el líquido en mis manos, y después lo utilizaba sobre mi cabello.

Seguí corriendo, tratando de ahorrarme, minutos y segundos, para verlo, inclusive no me importo que un auto casi me detuviera cruzando la avenida o que el conductor, saltara y me insultara por mi osadía asociada a ceguera, según él.

Mi pecho subía y bajaba, mi respiración estaba agitada, pero ni eso me detuvo, ni el sudor frio que me recorría el cuerpo, ni el agotamiento por el día anterior, o no haber dormido nada, y cargar con ojeras dignas de un personaje de anime…nada de ello lo hizo.

Llegue por fin, al portón del edificio, me detuve un momento para contemplarlo, pero ya mis pies estaban llevándome a cruzarlo, subiéndolo los escalones y atravesando la puerta de vidrio que lo componía, saltándome (y es un decir) al portero que se desestabilizo por mi intromisión repentina y aunque trato de detenerme se vio vencido por mi velocidad y acierto al entrar en el ascensor.

Mis dedos hiperactivos, presionaron rápidamente sobre el botón que me llevaría al piso correspondiente, pero aun seguían moviéndose sobre el tablero…tratando vanamente de acortar el tiempo. Demonios, demonios, date prisa y llévame hacia él.

Por fin las puertas se abrieron y salí como poseído, inclusive cruzando el pasillo y poniéndome frente a la puerta de madera barnizada en donde buscaba desesperadamente la cerradura para ensartar la llave que saque abruptamente del bolsillo de mi abrigo. ¡Ha! Ni que decir de la sensación cuando gire el picaporte y se produjo el sonido mecánico que me confirmaba que estaba abierta para mí, que podía entrar, que pasara.

No mire mucho a los alrededores del departamento, solo identifique los lugares básicos, sin percatarme del decorado o la comodidad, solo estaba buscándolo, valiéndome de mis ojos como único apoyo… ¡en donde demonios estaba…!

El recibidor, el comedor, la cocina, solo me faltaba la recamara, en donde entre a tientas revisando puertas, cruzando otro pasillo, pero igual no había nada, no estaba allí, solo estaban las cosas normales, la cama, algunos muebles, lámparas…etc.…y el sonido de agua caer, entonces no sé porque baje la mirada, cuando mis ojos se maximizaron al ver el camino de ropa tirado en la entrada del ¿baño? por lo que por curiosidad, sí, curiosidad, me aventure a ingresar a ese lugar, no sin antes hacer lo que no había hecho hasta ese momento: — ¿Reiji?— decir su nombre.

Mientras me estaba bañando, me encontraba sopesando las cosas que habían estado sucediendo en días anteriores. Ese maldito sueño estaba comiendome el cerebro, y yo, como vil demonio, no podía deshacerme de pensamientos tan dolorosos e hirientes. Pero no porque no quisiera, sino porque era creyente de una situación ligada a "premoniciones" a partir de los sueños. De alguna forma (por primera vez lo admitiré) sentía miedo. Sí. Miedo de que Mikado fuese a abandonarme.

Ah, pero sinceramente debo agradecerle al agua. Me liberó, por decirlo así, de tales pensamientos. Estaba lo suficientemente relajado como para haber escuchado, sí, perfectamente, el sonido de la puerta abrirse. De inmediato me puse alerta. No podía ser él porque según tenía entendido hoy no podríamos vernos. Rápidamente mi cerebro carburó y tomó como resultado: un asesino. El vengador de mi traición.

Salí de la ducha, dejando el agua fluyendo y desperdiciándose. Rodeé mi cintura rápidamente con una toalla sin emitir ningún sonido. Dí unos pasos, caminando ligeramente hasta donde había dejado mi ropa y saqué de allí una pequeña daga que se ocultaba perfectamente en mi palma. Me oculté detrás de la pared, justo al lado de donde se supone estaba la puerta del baño, esperando por mi próxima víctima. La sombra color verde se hizo presente en mis ojos. Estaba preparado. Y sinceramente con un ataque me sería suficiente para derribarlo.

Show time.

Ésta persona se halló justo en el marco de la puerta del baño y yo ataqué, pero me detuve, a unos centímetros de clavarle la pequeña daga en el pecho. ¿Qué por qué me detuve? Porque pronunció mi nombre. Esa persona pronunció mi verdadero nombre... y para mi buena/mala suerte... era nada más y nada menos que -Mikado... -parpadée varias veces para volver a la normalidad, mucho antes de soltar el pedazo de metal y estrecharlo entre mis brazos. No me importó haber estado mojado y recién salido de la ducha. ¡Estaba entre mis brazos! No era una simple ilución, un mal sueño...

Nunca en mi vida, había tenido una bienvenida de esta índole (realmente nunca tuve una bienvenida) y es qué, que te reciban casi atacándote con una daga en la mano, es digno de la película Psicosis. Pásenla por inocente Lectores.

¿De verdad creen que compararía al bicho con un personaje tan retorcido como Norman Bates? Hay un abismo que los separa. Por supuesto que en cuanto lo vi a los ojos y el descubrió que era yo, quien estaba llamándolo y no algún extraño, dejo caer el arma y se abrazo a mi cuerpo, pude sentir la humedad que le envolvía, inclusive me atrevo a decir que los latidos de su corazón agitado me traspasaban, tanto así que ni el sonido metálico golpeando y retumbando por el lugar, lograron sacarme del momento que vivíamos.

Lo envolví entre mis brazos, como si de alguna forma le evitara escapar ¿realmente estoy loco? Aún me pregunto ¿cómo ha conseguido que lo ame tanto? No lo sé, no sabía que podía amar de esta forma, con tanta intensidad y angustia, evitando perder la calma cada segundo, luchando por controlarme.

Sin dejarlo ir, sin mirarle, sin dejar de presionarle, sin dejar de sentirlo, le hable en un susurro acaramelado, que parecía perderse a medida que las palabras brotaban: — lo lamento, la señal del celular fallo, pero aquí estoy— resbale un poco al final de estas palabras, y es posible que sintiera mi desespero — aquí estoy mi amor—
desespero que se convirtió en alivio, al fin estaba a su lado.

Me explicó la razón del porqué se había cortado la llamada y el porqué no me había contestado después, con tan simple oración. Pero joder, que eso no fue lo que llamó mi atención. Sino... ¡Ah! Sus brazos rodeándome, correspondiéndome en tal acto, tan bochornoso pero tan anhelado.

Me susurró algunas palabras pero... Noté su desespero dentro de tanta calma. Además su corazón me lo confirmaba, estaba agitado, seguro había corrido pues tenía unas gotas de su sudor redondearon, posiblemente su frente, y terminaron cayendo en mi hombro- Quería verte... tenía muchas ganas... de verte. -esperaba que no me malinterpretara. Éstas palabras dichas en un "tipo de pasado" estaban pronunciadas de ésta forma porque justo ahora lo tenía. Era mío. No. Es mío. Me pertenecía, y repito, no se trataba de una simple y dolorosa ilusión.

Aferré mis manos a su cadera, y mi torso húmedo y recién limpio al suyo que se encontraba cubierto por ropas, que ligeramente me lastimaban a causa de la leve quemadura del agua caliente. Era soportable. Soportaría cualquier cosa con tal de tenerlo en mis brazos, pensé al instante. Me entoné, intentando sonar tranquilo pero a la vez preocupado: -Mi amor, ¿estás bien? -separé un poco mi rostro, para observarlo, como mencioné anteriormente, él lucía agitado, pero parecía no darse cuenta de tal hecho.

Me calme, automáticamente me calme con sus palabras, sabiendo que no era el único con estas ganas desmesuradas de verle y sentirle.

Ahora que lo tenía entre mis brazos había olvidado todo, el sufrimiento por no tenerlo en estos días, los reproches mentales, la fatiga todas esas cosas malas en las que pensaba durante mi experiencia.

Agrado mas el momento su preocupación. Ese: Mi amor ¿te encuentras bien? Me sonó tan dulce y amable, tan dedicado, inclusive mi hizo soñar con una pareja de recién casados y me hizo pensar que de alguna forma nosotros dos…¡Ah! el amor sin duda es el paraíso.

—Sí, estoy bien, ahora estoy bien—era curioso, pero hasta el momento no había entrado en detalle alguno con respecto a Reiji, es decir, pase mi mano por su espalda descubierta y húmeda, bueno, no era la primera vez que lo sentía así, pero por alguna razón en este momento eso…demonios, me aferre mas a él auto-censurándome , evitándome verle ampliamente, completamente, pues no sabía que podía pasar si me quitaba la “venda de los ojos” por así decirlo.

De pronto volvió a acercarme a él y me impidió verlo de frente. Pero me aseguraba que estaba bien, que justo ahora estaba bien. Y siendo sinceros yo podía argumentar lo mismo. Era verdad que no existía nada, o nadie que me hiciera tan feliz como Mikado, ni siquiera una droga por sí misma incrementaría el nivel de mis endorfinas como él lo lograba.

Guardé silencio. apretujándome más a su cuerpo, y al mismo tiempo, apretujándolo más al mío. No dolía, no existía una molestía ni física ni mental sino todo lo contrario. Me quedé así, pegado a él, sintiendo el sube y baja de su pecho y del mío, incluso puedo presumir que su corazón y el mío se conectaron tanto que lo escuché decir mi nombre... (tal vez sean alucinaciones mías, no me presten mucha atención).

De pronto una risita salió de mis labios, y la acompañé con un: -Dísculpa por el desorden.. justo estaba dándome una ducha. -joder, recordé la pequeña daga y pensé en hacerme de ella pero ahora si lo soltaba, probablemente se sentiría ofendido. Tenía que esperar por una respuesta suya, pues aunque me sentía calmado ahora mi mente no olvidaba los sueños dolorosos y casi tangibles de hacía unos momentos atrás.

—No hay problema— dije con un rostro de preocupación, sí, estaba jodidamente preocupado por tenerlo así para mí, y con esto me refiero al momento.

Pensaba en una solución, para no tomarlo allí mismo, y hacerlo mío y no, no soy pervertido, es solo que; lo amo y estas ganas que me carcomen de hacerme con su cuerpo, de cubrirlo de besos y caricias, de tomar todo de él (sentimientos y emociones) no se detenían.

Así que, cerré mis ojos y lo empuje con las palmas de mis manos presionando su piel, eliminando el contacto y acallando las vocecillas de “vamos, hazlo” maldición, era frustrante, demasiado.

Me gire y en esa posición, di un paso largo en dirección a la puerta, no sin antes dejarle saber una pequeñez, por lo que con tono calmo en donde no lo había le digo que: —soy yo el que debe disculparse, perdón por entrar sin avisar, sigue con lo tuyo, te espero en el recibidor— ven, toda una pequeñez, a la que no pude evitar morder mi labio inferior en la pequeña pausa que hice para mis segundas palabras: —¡el departamento esta hermoso!—me acerque al marco de madera de la puerta que sobresalía y di un par de golpecitos sobre este: —me gustara vivir aquí, contigo— le deje, estúpidamente le deje en el baño, para que terminara de arreglarse, soy un idiota y no es pregunta es afirmación.

Me dió un ligero empujón, apartándome de él e inmediatamente me dió la espalda (o mejor dicho se giró, pero ya saben, tomato, tomate... es lo mismo).

-Digamos que yo también me disculpo por haberte atacado, estuve a punto de lastimarte. -pero dejaría ese hecho atrás. No había sucedido. Simplemente que las cosas se veían justificadas por la mera razón de que yo era un "Traidor" de la Mafia de Los Angeles. Y cosas así no se borran porque sí. Tenía que estar precavido sobretodo si me encontraba solo, y en momentos de debilidad (como por ejemplo, tomando un baño, o incluso durmiendo).

Entonces me saca de mis recuerdos y pensamientos cuando dice que el lugar está hermoso... y que, como supuse, le gustaría vivir conmigo.

Aproveché el tiempo que me dió y me agaché para recojer la daga y guardarla sobre mi mano izquierda, para después erguirme y dar unos pasos acercándome a la ducha que en todo éste momento se había mantenido en función, o sease, desperdiciando el agua. Cerré la llave y me entoné: -Descuida, ya había terminado, sólo me faltan los dientes.

Así que volví a caminar, dentro del baño, y me miré en el espejo. Estaba semi-desnudo, claro, porque esa toalla rodeaba mi cintura y me "protegía" del pervertido de Mikado. Oh. Así que por eso se había separado de mí. Arquée una ceja y una sonrisita se formó en mis labios. Entendía todo, y claro que me iba a aprovechar de eso.

...Una idea surgió por mi mente por lo que me apresuré a ponerle la pasta dental al cepillo y a darle su buen uso sobre mi dentadura blanca. El sabor de la hierbabuena y la frescura me llenó y pocos segundos después la retiré, enjuagándome con agua en un vasito. Y ahora bien, ya todo limpio, volví a hablar: -¿Te puedo ofrecer algo? -caminé fuera del baño, recogiendo mis ropas y llevándolas al cuarto, junto con el metal. En este momento me estorbaban y eran increíblemente innecesarias.

Me detuve al escucharlo, algo bajo, pero no inentendible, mis pies me habían llevado ya, hasta la habitación, reposando de pie a unos cuantos pasos de la cama, levante entonces mi voz, para facilitarle el escucharme: —No sé, de que hablas, yo solo vi a un hombre protegiéndose— fingí ignorancia, eso era mejor a recordar que él tenía problemas serios, aunque no supiera a ciencia cierta en qué consistían, pero no me atrevía a preguntarle, no porque no me importara, sino porque respetaba su privacidad y confiaba en el hecho de que algún día, él mismo me lo contara.

Sonreí para mi, cuando escuche que ya había terminado, e inclusive se me escapo algún sonido cundo dijo lo de sus dientes, por lo que lleve mi mano ahora convertida en un puño a mi boca y deje que los sonidos fueran minimizados por el parte frontal de este. Esto me hizo olvidar por un momento mis deseos, inclusive tome algo de aire a través de mi boca para tranquilizarme, era lo mejor, tranquilizarme.

Pero cuando estaba listo para tomar mi camino y esperarle en el recibidor, en donde me tomaría mi tiempo para detallar mejor el lugar, de nuevo soy detenido por sus palabras, unas algo confusas si me lo preguntan.

Me gire en su dirección, cuando dijo lo último y para mi sorpresa lo vi, ahora fuera del baño, recogiendo las prendas que antes me habían guiado en su dirección, me habían llevado a su encuentro, entonces negándome a abandonar la calma que había conseguido hace poco, le hablo sobre mi duda: —¿A qué te refieres?— no aparte la mirada de sus ojos, aún si estos no estaban viéndome a mí, sino al suelo, ayudando a su dueño a hacer el oficio, pero realmente esa pregunta que me había hecho, daba para mucho que desear.

Caminé, a sabiendas de que me observaba. De hecho, he de agregar que me gusta captar su atención, me gusta ser observado por esos ojos de un color hipnotizante, ambarino... hermosos... son los ojos de la persona que más amo y de ser un romántico seguramente podría escribir poemas y canciones demostrando mi pasión por ellos, y por la forma en que contrastan con su rostro y su hermosa sonrisa. Pero no... justo ahora sólo estoy conciente del hecho, pero no ubico mi mirada en los suyos.

Dí un ligero suspiro, me dirigía hacia donde estaba el espejo del dormitorio, y dejaba justo en frente, en la sillita y la mesa adornando la habitación, mi ropa y el metal punso-cortante. Allí no estorbarían. Entonces por fin me digné a mirarlo, y mientras caminaba en su dirección me asía de la toalla y del nudo que le había hecho para que no se soltase de mi cintura. -...Me refiero a que si no deseas algo. -bajé mi tono de voz y lo hice algo grave, incluso podría describirse y juzgarse como algo seductor. Pero claro que todo ésto era a propósito. Ahora bien, deshice el nudo que estaba molestándome y dejé caer la toalla al suelo, y así... desnudo y todavía algo húmedo y resentido por el agua caliente lo abracé.

Rodeé su torso con mis manos y lo pegué a mí de nuevo. Ahora no permitiría que se escapara de mí. No. Llevaba días deseando verle, deseándole intensamente. -Lo siento... pero no te he visto en muchos días. -me excusé cuando alargué el cuello para alcanzar sus labios con los míos. Lo besé. Sí, joder, lo besé no suave, no rudo, sino apasionadamente. Ah. Necesitaba tanto de él que a veces sentía un dolor en el pecho, un vacío en mi interior. Pero justo ahora no. Precisamente en éste instante estaba haciéndome de él, de sus labios, de su tacto y su presencia.

Le amo. Le amo tanto que no soporto estar sin él durante mucho tiempo. Lo siento... Dísculpame, Mikado... necesito de tí. Todo de tí.

Lo sujete fuertemente por la cintura, ayudado de la humedad de su piel, que fijaron mis brazos a su cuerpo. El beso no me sorprendió, por el contrario sentía que nuestros pensamientos estaban sincronizados, esa necesidad que radicaba en él, que me confirmaron sus palabras, se encontraba en mi, desde el inicio. Por eso le entiendo, entiendo sus ansias y deseos.

Mientras era besado y mientras lo besaba, mientras me acariciaba en una mezcla de pasión y dulzura, una que me marcaba y mientras yo le devolvía la atención, poniendo en acciones nuestros sentimientos, sin necesidad de palabras, se podría decir que nos estábamos devorando (este era solo el principio) mis pies se mueven, dando pasos hacia atrás, llevándolo conmigo, sin apartar “la acción” de mis labios, sin dejar de acariciar los suyos. Puedo decir que en este punto ame el hecho de separarnos por un momento, pensé en que había valido la pena, para tener este “recibimiento” del que salí, cuando di con un borde recubierto. Era la cama.

Lo lleve conmigo, jalándolo para caer sobre esta, nuestro peso produjo un suave rebote del lecho que amablemente nos recibía, inclusive lo sujete mientras sonreía, divertido por el movimiento, lo sujete para evitar que se separara de mi, y por algún motivo me sentí privilegiado por tenerlo así, para mí, sé que; lo han leído muchas veces de este pobre enamorado, pero es la verdad y no me canso de repetirlo, el tenerlo para mí, es un privilegio.

Me entone entonces, divisando lo que su cuerpo me permitía, pero enfoque mi especial atención en como su cabello, destilaba aún algo de líquido, atreviéndose a caer sobre sus ojos y puedo decir que se veía endemoniadamente sexy: — Entonces ¿qué sugieres para compensar el tiempo perdido?— la verdad se me pasan infinidad de ideas por la cabeza al respecto, pero quería consentirlo, hacer lo que él quisiera, sin importar lo que fuera ¿Qué deseas Reiji? ¿Qué quieres que haga?

¡Ah! ¡Me corresponde! Mi Mikado, mi Amor, mi Vida... las palabras que los amantes y enamorados utilizan ahora adquieren sentido, sin embargo muchas veces me veo corto, porque no sé como expresarte ésto que siento. Pero si de algo estoy seguro es que no soy indulgente. Y hoy mismo quiero castigarte, con mis propios labios. Quiero que los tuyos se tornen rojizos por la actividad, quiero que tu respiración se entrecorte y necesites de mi aliento para poder recuperar tu tranquilidad. Ah... quisiera tantas cosas de tí.

En fin... Accedí a su "movimiento". Me dejé guiar por él aunque no estaba tan seguro de si conocía el departamento. Bueno. Eso ya nos hacía dos. Y he de admitir que soy inmesamente feliz por tener éste tipo de compañía. ¿Será que somos privilegiados? Pues nos amamos intensamente, y nos necesitamos mutuamente. ¿Acaso... ésto podría durar mucho más? ...Sé que no lo merezco pero, oh, quien quiera que esté "allá arriba", permítame estar junto a él, junto a Mikado, hasta que mi vida sea consumida por el corte de mis hilos.

A todo esto, ni sentí cuando caimos sobre la cama, que parecía estar esperando a por nosotros desde hacia unos días. "Disculpa, hermoso lecho revestido por suaves y calientitas telas, pero acabamos de llegar." pensé.

Me separé tan sólo un poco de sus labios y le dediqué una mirada que transmitiera sentimientos sin decir palabras. Y por supuesto esbozé una sonrisa, tenue, pero perceptible por él. Así que ¿estaba pidiéndome una opinión? Bueno, no necesité de mucho tiempo para responder-: Estrenar el departamento y cada uno de sus rincones. -volví a darle un beso, pero ésta vez sólo como prueba de que yo estaba allí; continué-: Pero primero... déjame revisarte. Tengo que asegurarme de que estás bien. -mis manos, aquellas manipuladas por mi mente y atinadas a su tarea, recorrieron sus ropas, palpando su cuerpo por encima de éstas y joder sí que era -Injusto. -Ordené a mi diestra que se ocupara con su pantalón y que lo desabrochase; y a mi zurda a que dejara ver su torso, deshaciendo la unión de los botones y de los ojales de su camisa. No por nada soy un experto para vestir y despojar de las ropas. Así que, ahora, teniendo a mi amor semi-desnudo es como proclamo, con total vehemencia-: Hagamos el amor.

Lo escuche atento “estrenar el departamento y cada uno de sus rincones” mis labios se curvaron al escuchar esa frase suya, sin duda sus intenciones al “estrenar” se refería a, probablemente, Reiji estaba pensando en cosas pervertidas y créanme, eso me encanta, quiero que disfrutemos de esto (y no digo amor por qué, es algo cursi, aunque al final lo he dicho entre guiones) al máximo. No quiero desperdiciar ni un segundo a su lado, aunque nunca he sentido que lo desperdicie, si bien son un par de palabras, una conversación con bromas incluidas, algo monótono, un simple suspiro, un mohín ¿un puchero?... a su lado nada, es un desperdicio.

Cuando su “interés” por mi bienestar impide que le siga sosteniendo como lo estaba haciendo, era la primera fase, supongo que era inevitable el dejar de abrazarlo para llegar a un encuentro un poco más “intimo” por supuesto no se confundan, es solo que…hace mucho no lo tenía entre mis brazos y esa sensación de sujetarlo, de sentirlo mío, era algo que necesitaba y que no había completado en el baño, mi ración diaria de Reiji.

¡Está bien! Después te tendré todo para mí y voy a consentirte y abrazarte hasta que se me desgasten los brazos, hasta que la forma de tu cuerpo se marque en mi piel, eso, tenlo por seguro; pensé mentalmente en ello, mientras el muy astuto desabrochaba todo botón que sostenía mi ropa, así entonces exclama apasionadamente lo que desea…Hacer el amor.

Lleve mi mano a sus cabellos, para quitar un grupo de hebras que radicaban sobre sus ojos, y me impedían verle, las puse delicadamente sobre su lado derecho mientras asentía con la cabeza a su deseo. Sí quiero, quiero hacerlo con él, quiero todo de él, pero: — Pero, dame un segundo — lleve ahora mis manos sus hombros y los sujete haciéndome un espacio entre él y yo y pidiéndole en silencio que se detuviera por momentos, le sume entonces a mi extraña acción para evitar malinterpretaciones el que: — Déjame darme un ducha, estoy algo sucio y desaliñado — no había dormido en toda la noche, y me sentía algo agotado, así que un baño con agua helada conseguiría despertarme sin duda. Aun así, espere a que aceptara mi petición (porque eso era, pues está sujeta a su decisión) no redujera el excelente ambiente que nos rodeara.

"Limpió" por así decirlo, mi vista, y de esa forma pude tenerlo para mí, completamente. No pude evitar que una sonrisa, demostrando mi felicidad, se formara en mi rostro.

Aunque escuché un "pero", e incluso fuí ligeramente alejado de su cuerpo, esa sonrisa no se borró de mi rostro, ¿qué porqué? porque pareciera leerme la mente y darme casi al instante el motivo de esta separación momentánea. Pese a ésto... algo andaba mal. En otro instante encontrarse "desaliñado y algo sucio" no hubiera sido impedimento para unirnos, o para estrecharnos en un abrazo. Así que mi nivel de preocupación por él se incrementa por un par de ápices; se lo hago saber-: ¿Mi vida, te sientes bien? -hice una pequeña pausa para escuchar su respuesta, aunque, fuí grosero, sí, porque no fue suficiente; hablé de nuevo-: Si gustas yo puedo darte ese baño. -le invité, en un tono tranquilo, amable, imposible de rechazar (según yo).

-Anda, es más... ¿te gustaría que tuviesemos una cita? -me erguí un poco, para que tuviese la libertad de moverse si así gustaba. Además le estaba dando la oportunidad de observándome, joh, ¿qué acaso no soy sexy y considerado? ¡Por supuesto que sí! -Te doy un baño, te visto, te beso un montón de veces antes de que salgamos y ¡listo! Vamos a comer o a pasearnos por donde tú quieras. -otra invitación que no podía ser rechazada por el tono de mi voz, ni por mi sonrisa amplia, sensual y exquisita (según yo, repito). -Vamos Mikado... dí que sí. -me incliné de nuevo, apoyando mis manos al lado de su torso para no perder el equilibrio, al momento de besar sus labios una vez más, como incentivo, como una antesala a lo que nos esperaba.

Siempre dando un paso antes que tú, pensarás. Pero mi vida, estás equivocado. Sencillamente quiero tomar las piezas del juego, y moverlas con cuidado y paciencia para que el resultado sea favorable: pasarmela increíble junto a tí, junto a mi amor.

Lleve mis manos a sus mejillas y las presione con las palmas, lo suficiente para hacer que parara.

Mordí mi labio inferior, succionándolo con la punta de mi lengua, pues quería "eso" que antes él había dejado en mí, como incentivo, para sus palabras, termine soltándolo cuando lo hube tomado: — Shhh...Escucha Reiji — use un tono suave, cual susurro, tratando de tranquilizarle: — Me gustaría hacer todo eso contigo...TODO — subraye la última palabra usando un tono alto en esta: — Y estoy bien — fui atraído por su piel, en donde mis manos son llevadas a la región posterior de su cuello.

Mis mejillas están también sedientas así que rozan las contrarias, mis labios van hacia el norte y atrapan el lóbulo de su oreja, mordiéndolo y después lamiéndolo; no conforme, decido danzar sobre su piel, valiéndome de la humedad de mi lengua, un par de “pazos” algunos movimientos circulares sobre su dermis, y termino con un beso, lo repito dos veces más, hasta llegar a su clavícula, en donde me distancio para que mi aliento choque con el hueso recubierto por la suave tez: — Quiero que me des ese baño... — Comencé ahora a escalar por el centro de su cuello, partiendo del hoyuelo , no sin despedirme antes con un tenue beso: — También quiero que tengamos una cita... —me detuve en la “prominentia laríngea” succionándole dócil y cariñoso, murmurándole, cada vez que le acariciaba : — Quiero recibir todo eso de lo que hablas, pero… — “camine” con mis labios hasta llegar a su mentón, el cual mordí dejando escapar el resto de palabras: —Pero, de verdad quiero tomar esa ducha...— la siguiente parada son sus labios, contra los cuales musito: — Mi cuerpo esta algo dormido y quiero que mis sentidos estén en perfecto estado cuando me acaricies…cuando me ames.— me separe para regresar mis labios a su odio derecho, juntando el dorso de mi rostro con el suyo: — Aunque si quieres, puedo comenzar sin ti, ya sabes tú vas a tu cita y yo me quedo aquí imaginándote haciéndome el amor, después de salir de la ducha…— entone mi voz a una aguda, pero baja: — ¡Ahh!…¡¡Reiji, mas…mas…!!— fingí gemir solo para sus oídos: —Ya sabes, eso y mucho mas — sonreí burlesco: —¿Piensas dejarme Reiji? ¿A mí y a mi imaginación?—

He de confesar algo... ¡qué bonita forma de interrumpirme!

El cómo roza sus mejillas contra las mías, o el como muerde y lame el lóbulo de mi oreja (que me provocan un ligero estremecimiento a causa de su saliva y calor proveniente de su lengua); o el como respira, deliberadamente, cerca de mi piel, provocandome una sonrisa, porque he ahogado una risita nerviosa; o el como succiona "esa" parte de mí, que nos distingue (a leguas) de entre chicos y chicas; incluso cuando muerde mi mentón me vuelve a sacar otra risita ahogada en una simple sonrisa. Sin en cambio, es cuando me trae a la reaildad, sí, en ese momento en que murmura contra mis labios que está algo adormilado (por así decirlo).

Me preocupé un tanto. ¿Qué pudo haber estado haciendo la noche anterior? Joder... ahora estaba curioso.

Ya. Vuelve a decir algo con un tono de voz más agudo, fingiendo gemidos para mí, sólo para mí porque llevan mi nombre incluido. No pude resitirlo más tiempo y me reí, divertido de sus palabras, de su advertencia, de su terrible actuación. Y así pues, entre risas le dije-: Ya entendí... anda.. vete a duchar antes de que me arrepienta.

Me hice hacia atrás, incorporándome de poco a poco, y por lo tanto separándome de él. -Mientras yo te busco algo de ropa limpia ¿te parece? -ahora ya, al pie de la cama le sonreí de medio lado y puse mis manos en mi cintura, como si fuera una mujer reprochándole algo, por supuesto, todo ésto era parte de mi actuación-. Así que, acabas de rechazar todo ésto. -hice una claro remarque en mi cuerpo desnudo y húmedo. -Tienes 5 segundos para salir de la cama e irte a duchar. O me volveré a poner sobre de tí y ésta vez no te dejaré escapar. -amenacé.

Con su permiso me levante aún extráñenlo por lo que no pude evitar, entender mi brazo y tocar sus cabellos para desordenarlos un poco, antes de dirigirme a la ducha, por supuesto deje unas palabras consigo, ya de pie : — Gracias por lo de la ropa, eres muy atento, pero en cuanto salga pienso venir directo a la cama, aun con agua escurriendo por mi cuerpo — mis ojos se volvieron líneas a la par con mis labios que se ampliaron en mi rostro, sí, sonreí de pensar en el después de que mi cuerpo regresara a su estado de energía normal.
Pensé en cómo iba a tomarlo o ¿él me tomaría? Para el caso es lo mismo, después de todo somos uno solo, reí para mí por ello, por el cómo nuestra relación se había convertido en algo tan maravilloso.

Camine despacio, siguiendo la dirección, sacando la camisa de mi cuerpo y poniéndola sobre mi hombro desnudo: — Regreso en tres segundos — camine calmado, o eso me hubiera gustado, por que rápidamente atravesé el marco de la puerta sin importarme si esta permanecía abierta o cerrada, corrí, casi resbalando en la esquina, dejando el resto de ropa desorganizada sobre el suelo, no era importante, claro que no lo era…abrí la puerta corrediza de la ducha, me apresure a entrar, era como si me estuvieran cobrando por el tiempo, gire la perilla y soy golpeado por el agua, directo en el pecho, entonces mi carrera termina.

Joder, como necesitaba esto, necesitaba esta recarga de agua fría cubriéndome, estaba desecho, sin dormir, y el agua fría me está revitalizando cada célula del cuerpo. Me pongo bajo la caída, recibiéndolo todo, mi cabello sede por la humedad atrapando el líquido y después goteando, tomo algo de jabón liquido entonces y lo esparzo por mi cuerpo, a lo ancho y largo, produciendo espuma, mi pecho, mi abdomen, mis partes bajas, mis piernas, mis pies, todo cubierto por la blanca capa, en donde froto para seguir en mi proceso de “recuperación”

Cuando por fin termino, corro de nuevo, tomando de forma brusca la toalla que reposa la meza de el lavado, la enredo a mi cintura, temiendo por que mis reflejos fallen y termine estrellándome en el suelo resbaloso, mas soy afortunado y no paso, no esta vez, así imitando su movimiento, me paro justo bajo el marco ya limpio, fresco y recargado de energía, hablo entonces con tono tentador:— ¿En qué estábamos?— le sonrío malicioso, seguro de mis actos, de los que estoy a punto de realizar.

-Idiota... -murmuré cuando despeinó mi cabello y después desapareció de mi vista. Bueno, al menos, yo calculaba, tenía unos 5 minutos (y no 3 segundos que él había dicho) para encontrar alguna ropa que le quedara.

Por lo que, sin importarme que alguien viera mi cuerpo desnudo, me anduve por el departamento, buscando algo de ropa en la maleta que se encontraba en lo que llamaríamos el Living (sala de estar). Sin duda ésto de tener un hogar propio, con su amante, tenía ciertos beneficios. Es decir, así podría vigilarlo. Y así podría vigilarme. En nuestros casos, lector, ésto no llega a malinterpretarse porque tanto él me cuida la espalda, como yo lo hago con la suya. Así de simple. Sin embargo, a pesar de que ya tenía la maleta con ropa y pertenencias en una mano, me dirigí a la entrada y revisé de que estuviera todo cerrado, así no tendríamos interrupciones.

-Bien, ésto está listo. -murmuré después de cersiorarme que nadie pudiese entrar al departamento que llamaríamos "nuestro nuevo hogar". Entonces, con maleta en mano, me dirigí a la habitación donde antes había estado, es decir, el dormitorio. Y la deposité en la cama, para después abrir el cierre y explorar todo lo que había dentro de ésta.

-Hmmm... espero que ésto le sirva. -hube encontrado un par de jeans azul oscuro, que más que ese color, parecían oxford. Bueno, no me pregunten mucho, no estoy relacionado con los colores. -Ah... ésto también puede servir. -mis manos encontraron una camisa color negro, de esas que pueden ir desabotonadas de los primeros agarres (botones), y con una chaqueta arriba, uno luce coqueto, atrevido.

Sí, ese podría ser su vestuario. Le sonreí a la ropa, ahora tendida en la cama, pues estaba satisfecho con lo que veía. Aunque fue su voz la que me apartó de mi tarea y me trajo a la realidad.

¡Qué carajo! ¡¡Menos de 5 minutos!! -..Mikado... -realmente su sonrisa, su pose, sus malas intenciones disfrazadas en una cuestionante (el tono de su voz me lo dice todo), parecieran atacarme como un golpe directo al estómago. -...- Quize decir algo más pero no pude. Las palabras no salían de mi boca. Sí. Siendo sinceros estaba muy sorprendido porque no hubiese tardado nada en "ducharse".

—Te lo dije, aunque sin duda no fueron 3 segundos, pero me ahorre tiempo — comencé a caminar en su dirección, con mi cabello destilando agua, y las gotas resbalando por mi piel, aquellas gotas que habían sobrevivido a mi afán, mezclado con el aire. No repare en el hecho que estuviera “escogiendo” que ponerme, parece que no me había escuchado cuando le dije que tal acto era innecesario por el momento, aunque me pareció que lo disfrutaba en lo que pude apreciar antes de romper su actividad con mis palabras.

Entonces detuvo mi avance el lateral de la cama, ah…se veía mejor de cómo la recordaba, por lo que tentado por su comodidad y por mi imaginación que comenzó a moverse sobre las maravillas que estaba a punto de vivir…me arroje sobre esta acomodando mi cuerpo a lo largo, y cruzando los pies al final, para mayor relajación, no me importo que la toalla que llevaba se desacomodara e inclusive dejara al descubierto algo de mi muslo, pero no se preocupen, el lugar “central” por llamarlo de alguna forma, para que su imaginación vuele, se encontraba totalmente cubierto. Enderece mi cabeza y aparte de la almohada que reposaba al pie de la cabecera, me apoye sobre mis brazos flexionándolos y dándome no solo mas altitud sino mejor perspectiva. Sí, era genial.

Entonces cuando me encontraba en paz, aparte una de mis manos y la enderece, para no solo deslizarla sobre la suave y confortable frazada sino que termine palmeándola suavemente, invitándole a que me hiciera compañía: — Vamos… — hable con total confianza: —no me hagas esperar más.—

No puedo decir que no me le quedé viendo, en silencio, alerta de cualquiera de sus movimientos, los cuales parecían tener única intención de que yo fuera allí, a su lado, e iniciaramos con nuestra batalla de pruebas de amor. Sí, porque eso era ¿no? Si iba allí, a su lado, si yo aceptaba tal invitación, probablemente jamás tendríamos esa cita. Nos la pasaríamos entrelazados con nuestros cuerpos, y nuestras almas, hasta que el día terminase. Y probablemente, al siguiente haríamos lo mismo. Y así hasta que nuestras necesidades básicas nos impidieran permanecer pegados.

Pero no. Decidí que no sería de ese modo. Estaba dispuesto a negármele aún si me costaba mucho, aún si tuviese un precio muy alto que pagar por ello.

-Anda, vístete. -hice el pantalón "bolita" y se lo aventé directo a la cara, esperando a que lo atrapase. -A diferencia tuya, yo sí tengo hambre, de tí también, pero más de comida. -¿Ven lo que digo? Sólo son esas necesidades básicas las que nos separan y nos impiden estar pegados. -Así que ven aquí, escoge un par de interiores y vístete. Yo no me tardo ni 3 minutos.

De la maleta saqué unos interiores color negro, de esos que tanto me gustaban, así mismo saqué unos jeans color azul oscuro con una que otra ruptura, según de esto, de adorno. -Ésto podría servir... -Saqué una camisa de un tono oscuro, que combinaría con una chaqueta color hueso.

Sinceramente me costaba mucho ignorarlo estando en esa pose, o mejor dicho, casi desnudo, ¡ugh! si no fuera por esa toalla estaría a mi merced. Pero no. El estúpido de Reiji tenía que ir a comer porque tenía hambre, y si no lo hacía, después no aguantaría lo que estaba por venirse.

Me encanta su respuesta, sube a la cama y gatea hasta mi lado en donde...espera ¡me han dado con algo en la cara mientras soñaba!...ah...que desilusión.
Así pues la cruel realidad es que tengo sobre mi rostro un pantalón que me impide ver más allá, por supuesto lo dejo como obstáculo para mi visión, adrede, sin moverme un poco de mi sitio.

¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo era más importante la comida que nosotros? bueno, debo dejar de comportarme como un niño, porque estaba dispuesto a hacer berrinche, así que me calme, contando hasta diez.
¿Qué ha dicho?

"a diferencia"........ 1
"tuya" .................. 2
"yo sí" ................. 3
"tengo" ................ 4
"hambre" ............. 5
"de ti también"...... 6, 7, 8, 9
"pero más de comida" .......... pausa larga
"Así que ven aquí y escoge un par de interiores y vístete. Yo no me tardo ni 3 minutos." ....... 10.

Calma conseguida.

Pero me ha costado, señores y señores, me ha costado.
Me siento a regañadientes...pero calmo, el pantalón sigue sobre mi cabeza, cubriendo mi rostro...pero calmo, y me entono algo seco...pero calmo: — Está bien, adelántate, yo me visto y te sigo — pero calmo, si jodidamente y endemoniadamente calmo.

Arquée una ceja, así que lo estaba aceptando de buena gana. O mejor dicho, demasiado bien. Extraño.

Bueno, en fin. Inhalé aire profundamente, tomando la ropa que había escogido y dirigiéndome al baño de nuevo, allí hallaría yo la calma que no tenía ahora. Pero antes de desaparecer de su vista, agregué algo-: Si no te gusta lo que escogí puedes buscar más cosas dentro de la maleta. Para que estés más cómodo. -le dí un vistazo, y me sonreí de medio lado, por éste único momento yo tenía las riendas, yo decidía qué se hacía y que no.

Una risita escapó de mis labios al ser conciente de ésto. Pero no podía escucharme. Ya me encontraba en el baño, que lucía algo... extraño. Estaba verdaderamente hecho un caos. Quizá en el esfuerzo de no tardarse mucho, Bakado, casi se tropezó. -Oh. Lo siento. -murmuré para mi mismo, dí un suspiro y me ví a la tarea de vestirme rápidamente.

Pasé los boxers negros y de licra por mis piernas y cubrí "aquello" después de acomodarlo para que no lastimara. Después me metí los pantalones, apenas en un movimiento. Abroché el botón, subí el zipper, y di una palmadita a éstos para que se amoldaran a mi cadera. Después, y sin tomarme tiempo, me puse la camisa color oscuro, a lo que procedí con ponerme desodorante para oler rico, ya saben, ese de chocolate, que muchas chicas parecían disfrutar cuando me paseaba por las calles. -Yeah, baby. -me miré en el espejo y me dije a mi mismo- Qué cosas te comes, Mikado. Mírame. Estoy bien pinche sexy.

[XDDDDD]

Levante mi mano y la moví de un lado a otro, contestándole de esa forma, dándole a entender que estaba bien, que no se preocupara, mientras cerraba mis ojos y apoyaba mi espalda sobre el respaldar de la cama, y es que; a pesar del golpe de agua helada, el confort de la frazada, la suavidad de la tela, el calor anidado por mi cuerpo que comenzaba a rodear donde descansaba, parecía arrullarme. Aún así una vocecilla afloraba en el interior de mi cabeza "despierta" dijo casi siseando cada que se pronunciaba "despierta" repitió cambiando el tono, en una mezcla de confianza y dulzura…”despierta Mikado” grito ahora, en donde salte prácticamente y si, el pantalón aún me cubría el rostro.

Me levante y tome la ropa que Reiji había elegido para mí, no me preocupe mucho por ver el color o la textura, sencillamente la tome y era un desconsiderado, pero como era de recordar, lo hice calmo, supremamente calmo y discúlpenme si mi rostro se ennegrece al recordar el conteo y sus palabras en medio de este. Y sigo calmo, calmo, salgo de la habitación no sin antes dar un golpe con mi pie desnudo a la puerta para que se abra, todo esto calmo.

Salgo del lugar, vistiéndome en el proceso, iniciando por la camisa, pero me detengo estrepitoso, pues no hay bóxers…por lo que regreso y pateo de nuevo la puerta, entrando y buscando algo que ponerme, vislumbre mis bóxers blancos, y los deseche, después los azules con rayas, los cuales deseche también, los amarillos, casi no me gustaban, los rojos, demasiado encendidos, los negros con estampado de “tómame” Nah, demasiado subido para alguien que ha sido despreciado, los purpura eran buenos, pero tampoco me parecían, por lo que después de voltear, tome los blancos y salí de nuevo, golpeando la puerta de nuevo… y “calmo” y vistiéndome en medio de mi caminata por el departamento, dejando la toalla de lado y poniéndola sobre mi hombro, sin importarme que la humedad traspasara a la prenda que llevaba, aunque no duro mucho porque termine por dejarla en el cuarto de lavado.

Cuando estuve listo me acomode sobre el sillón, bostezando poco después de acomodarme, inclusive sobe mi sien, tratando de permanecer despierto, repitiéndome a mí mismo, que podía complacerle, que pudiera acompañarle y que me valdría de todos los medios para no…