osadia del despejar [privado con shinn]

¡Al fin tenía un día libre! o más bien un día que pudiera utilizarlo para mí ya que entre el nuevo empleo al cual poco a poco a poco me iba acostumbrando y el nuevo departamento lleno de cosas aun a medio desempacar podría decirse que no había tenido ni un respiro para relajarme así que hoy que finalmente tenía tiempo decidí mandar al diablo el poner orden y me decidí a salir a dar una vuelta para descubrir con que cosas nuevas me topaba, mi destino era simple, el centro comercial.

Con unos Jeans cómodos y una playera roja me había bastado para salir y como no me apetecía tomar transporte público y tampoco conducir, tras un buen rato de caminata llegué a las puertas del centro comercial, como lo esperaba muchas personas caminaban por entre sus pasillos, subían las escaleras, recorrían tiendas etc. pero afortunadamente no había una masa de gente insoportable lo cual me alegraba bastante, al ser el lugar nuevo para mí decidí revisar la mampara con el pequeño mapa que indicaba todos los establecimientos del centro para así formarme un plan… ¿Un plan? reí internamente, pero ¿que clase de tontería era esa? esto era un centro comercial lo único que tenía que hacer era caminar y ya, no se requería de gran estrategia.

Al final opté por ir a una dulcería y de ahí caminar un rato mirando las tiendas como todos los demás, sin más, me dirigí al establecimiento y salí de este con algunos caramelos, unas cuantas cajas de pockys, por no decir demasiadas, y disfrutando de una paleta de fresa que retuve en la boca para poder sacar una caja de las preciadas golosinas sabor chocolate; sin detener mi caminar me dispuse a abrir el empaque pero por alguna extraña razón este no se dejaba, entre la bolsa con los demás dulces y la paleta deshaciéndose en solo una parte de mi boca resoplé molesto, los supuestos “abre fácil” debían estar diseñados para burlarse de la gente porque no les veía otra utilidad, desesperado tiré con fuerza de la pequeña pestaña que suponía debía abrir el empaque provocando no solamente que se abriera si no que saliera disparado volando por los aires hasta caer en la cabeza de alguien más, me quedé quieto por algunos sorprendido de lo que había pasado para después maldecir en voz baja.

-Lo siento, lo siento no era mi intención- dije mientras corría hacia la persona que caminaba justo frente a mí y que había sido víctima del ataque aéreo de mis pockys.

Miro al chico que se encontraba frente a mí, con su bata blanca y sus lentes que lo hacían verse sumamente inteligente, bueno no estaba diciendo que no lo era… bueno en realidad no lo sabía pero… en fin parecía ser un medico o algo así, en sus manos un helado con uno de mis pockys me arrancó una risa que con esfuerzo logré contener, en especial cuando el mayor me observo de una forma que me hizo cohibirme un poco y a la vez molestarme hice una pequeña reverencia –lo lamento fue un accidente- me disculpé haciendo uso de mi amabilidad y de mis buenos modales para después posar mi mirada en el rostro del chico quien ahora me sonreía no sabía si molesto o que.

Guardé mi paleta en su envoltura, la cual afortunadamente no había tirado, y me incliné para levantar algunas de las golosinas esparcidas por suelo mientras en mi mente imaginaba la escena que sus palabras situaban –Que llovieran pockys seria algo increíble- dije lo que pensaba sin querer y cuando me di cuenta él también estaba ayudándome a levantar mi dulce desastre en un gesto de amabilidad que sin duda agradecí, miré los palitos dulces en el suelo y suspiré vaya la emoción del primer bocado se había ido literalmente al suelo.

Sonreí un poquito, apenas en muy leve gesto ante la su pregunta –quería abrir el empaque pero creo que apliqué demasiada fuerza- me explique y me puse de pie –Mi nombre es Shinn Asuka gracias por su ayuda- mencioné mirando su helado y después a él –Bueno al menos creo que tu helado fue el único suertudo además del piso en probar mis dulces- mencioné y finalmente deje que la curiosidad me ganara -¿Trabajas en la óptica o algo así?- pregunté pues me había parecido ver una en el mapa de la mampara –O ¿Por qué razón usas bata?-

Reí un poco y abiertamente ante su comentario cohibiéndome un poco por la mirada que me estaba dirigiendo y no es que fuera agresiva o algo por el estilo, no, más bien era que no estaba muy acostumbrado a que la gente se me quedara viendo con tanta atención o ¿Acaso era que no me percataba de ello? quizá probablemente era porque sentía que no representaban ningún peligro o algo así, en fin mejor dejar de pensar eso, después de todo no era algo que tuviese mucha importancia.

Escuché con atención su presentación repitiendo el nombre en mi mente para así no olvidarlo, aunque algo me decía que no iba a hacerlo ya que parecía que tenía cierta armonía y a mi parecer le quedaba perfecto al chico. Tomé el pocky que me ofrecía con una pequeña sonrisa aun algo tímida y desconfiada y lo mentí en mi boca disfrutando del helado y de la galletita –Vaya creo que resulta ser una buena combinación- dije encantando con el sabor de ambas cosas juntas para enseguida prestarle atención comiéndome en pequeñas mordiditas el resto de la golosina.

Noté de inmediato su molestia ante mi pregunta ¿Había dicho algo muy malo? estaba por disculparme, reclamarle o algo cuando él con más calma me explico sin ningún problema el porqué de su atuendo, me sorprendí, científico y maestro, era increíble, en mi mente traté de recordar si alguna vez lo había visto en el instituto durante mi caminar por aulas pero no, parecía que no había tenido la oportunidad de toparme con él hasta este momento y vaya manera de encuentro, reí un poco más y ante el guiño y la sonrisa rebelde que me resultaron bastante encantadoras –Jaja es verdad no es muy común ver a la gente en bata todo el tiempo lamento haberlo confundido sensei- dije de buen gusto fascinado que a pesar de ser un profesor parecía ser al menos por fuera una persona bastante amable y divertida.

-Soy estudiante espero que algún día me toqué tomar alguna clase usted quizá suene algo extraño pero me parece que sus clases deben ser sumamente interesantes y no solo en cuestión temática- expresé con una sonrisa más natural, sincera e incluso emocionada -Dadas las circunstancias y si a usted no le molesta y no tiene nada que hacer ¿me permitiría acompañarlo por un rato? me encantaría saber más sobre su profesión- dije curioso –Ah y si gusta puedo comprarle otro helado debido a que casi asesino al suyo y tambien en señal de disculpa y agradecimiento por su ayuda- agregué mirando como la nieve de vainilla comenzaba a derretirse.

Me sorprendí bastante cuando me sujetó de la muñeca -¿Ah? espera ¿Una idea?- pregunté dejándome jalar por el mayor y con un muy tenue sonrojo en las mejillas ante lo inesperado de su acción. Terminamos de nuevo en la tienda los pockys mire a Sedras sin comprender muy bien cuál era su plan hasta que finalmente se dio a explicar, sus palabras me sorprendieron y me hicieron sonrojar ahora de forma un poco más obvia –No pensé que había sido así de obvio- respondí algo apenado y después reí un poquito mientras lo seguía por la tiendo mirando de nuevo todos los dulces y asentía después con la cabeza ante la caja que me estaba mostrando.

-Me parece una excelente idea- mencioné y en cuanto él hubo pagado los palitos cubiertos de chocolate fui yo quien lo tomo de la muñeca repentinamente emocionado para jalarlo a la heladería y pedir dos conos de frio y cremoso helado sabor vainilla –Creo que deberías abrir tu el empaque- comenté mientras caminábamos buscando un lugar para acomodar por algunos momentos –Sería demasiado si otra persona resulta herida por mí, quizá no sea tan genial como tu- dije riéndome de mi mismo y de lo que había pasado demostrando tambien que me sentía un poco más comodo con la presencia del otro, incluso que me resultaba bastante agradable.

Lo miré con atención ahora si tratando de hacer un analisis preeliminar pero obviamente no lo hacia con mala intención -¿Cuantos años tienes? me parece que eres joven- cuestioné percatandome segundos despues que habia comenzado a tutearlo, solo esperaba que no le molestara mucho.

Finalmente nos sentamos en una banquita, me acomodé para poderlo ver mejor y así prestarle más atención, mis ojos mostraron mucha sorpresa tras su respuesta, si que era alguien joven y como bien el decía un chico de su edad debería estar estudiando la universidad y no trabajando como profesor, de seguro Sedras era una persona muy inteligente para haber ocupado tal puesto a tan corta edad. Lo miré primero incrédulo pero después con diversión ante sus expresiones de satisfacción por su helado, era un chico muy simpático con unas actitudes seguramente no propias para su edad pero me parecía genial que no fuera alguien demasiado serio y que se tomara el tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como disfrutar de un frio postre.

Comí un poco de mi helado mientras asentía con la cabeza -asi es tengo 17 años aunque muchos dicen que parezco de menos cosa que no creo- mencioné frunciendo infantilmente el ceño y mordiendo el pocky pensado la respuesta a la pregunta hecha por el mayor ¿Qué que me gustaba hacer? disparar armas… no esa no era una buena respuesta además que tampoco me gustaba hacerlo bueno ni me agradaba ni me desagradaba me había acostumbrado a eso…no, lo mejor sería pensar en algo más sencillo.

-pues me gusta hacer casi de todo, jugar, caminar no se cosas como esas y cómo pudiste notar también adoro los dulces excepto quizá los que tienen chile, adoro salir con mi motocicleta, leer, patinar, cantar en la regadera…- me detuve de pronto y me sonrojé levemente, me había dejado llevar por el momento y había comenzado a hablar rápido y demasiado -perdona creo que me emocioné- dije algo nervioso y un poquito enojado conmigo mismo aunque si había hablado así era porque el mayor me inspiraba la confianza mínima para hacerlo.


(Listooo n__n perdona el retraso)

Le sonreí levemente para después sorprenderme por sus gestos, el suave golpecito en mi frente y la revoltura de cabello, le hubiera reclamado de esta ultima pero su expresión de gusto al terminarse el helado volvió a capturar mi atención, vaya que era un chico curioso, me agradaba, de alguna forma extraña me agradaba, lo cual en parte era sorprendente ya que muy pocas personas lograban caerme bien en tan poco tiempo, y es que el chico frente a mí que se veía despreocupado y que parecía disfrutar de la vida sin inquietarse por cosas banales, me resultaba llamativo, llevaba observando personas durante muchos años y solo un par de ocasiones me encontrado con seres que tuvieran esta personalidad comprometida y culta al igual que divertida e infantil y además que fueran en ambas partes reacciones sinceras, así que no podía dejar de observarlo con curiosidad y sonriendo.

Terminé mi helado, escuchándolo con atención explicarme acerca de sus gustos, sorprendiéndome un poco ¿Todo eso sabía? era increíble que supiera de tantas áreas y aunque estas se relacionaban, me parecía genial que alguien tuviera tales conocimientos a una edad joven, aunque lo último que dijo me dejó por demás atónito, sentimiento que se notó claramente en mis facciones –¿Tienes hijos? ¿Tu? ¿A tu edad?- pregunté sin pausas, esperando que Sedras no se lo tomara a mal, de inmediato mi menté comenzó a deducir cosas, ¿Los había adoptado? ¿Había muerto su mujer? ¿Lo había abandonado?, negué rápidamente con la cabeza desechando todas ideas, no era correcto comenzar a hacer suposiciones sacadas de un novela, lo mejor era preguntar directo y esperar que él quisiera contarme.

–¿Cómo es que tienes hijos?- pregunté con una sonrisa amable después de todo al tiempo que me daba curiosidad me resultaba sumamente lindo que entre sus cosas favoritas estuviera jugar con sus pequeños.

¿Cuatro años? entonces Sedras había tenido a sus pequeños cuando tenía…. ¿Diecisiete años? mi edad justamente, me sorprendí bastante pero no comenté nada al respecto, sentía que algo no estaba encajando bien, no estaba del todo seguro de que era pero sabía que me faltaba una pieza importante en todo el rompecabezas, pero en fin, ya habría tiempo para resolver ese dilema después, además tampoco quería incomodar al chico, pues quizá había ciertas cosas que no querría contarme, lo entendía, éramos casi desconocidos y no íbamos simplemente a contarnos así como si nada todas nuestras intimidades.

Me acerqué un poco más al chico sin dejar de prestarle atención, grabando en mi mente los nombres de hijos, los cuales me parecieron muy lindos, me incliné para mirar la pantalla del celular, era una foto maravillosa, ambos pequeños se veían ahí --Son muy lindos- me expresé con una gran sonrisa --Supongo que es porque eres su padre pero a mí me costaría un poco aprender a diferenciarlos- comenté y me aparté al tiempo que el otro guardaba el aparato, suspiré profundamente y mordisqueé uno de los pockys que aun me quedaban, negando suavemente con la cabeza.

-–No hay ningún problema, al contrario, es genial que quieras tanto a tus pequeños, aunque supongo que cuidar de gemelos tu solo debe ser difícil- dije meditándolo un momento --Me hubiese encantado tener un gemelo podríamos confundir a la gente o cubrirnos mutuamente, aunque bueno con mi hermana tenía más que suficiente- suspiré mientras una sonrisa nostálgica se formaba en mi rostro la extrañaba y demasiado, y aunque odiaba cuando discutíamos, estaba seguro que ahora podría dar casi cualquier cosa por hablar con ella de nuevo, suspiré, no era momento para sentimentalismos, no quería que Sedras se preocupara.

-–¿Qué es lo mas te gusta de todo lo haces? pregunté curioso -debe haber algo que te guste más que lo demás

Sorprendido, esa era la palabra que describía a la perfección mi sentir y la expresión de mi rostro, miraba a Sedras con los ojos abiertos, cada palabra que decía además de involucrar algo con la química, vamos no es que yo fuera un tonto pero es que era demasiada química en una oración, era sumamente apasionada, miré al mayor con una sonrisa, me agradaba mucho que se preocupara por vivir el día a día y por disfrutar de todas las cosas que hace, era algo maravilloso, yo intentaba ser así pero me costaba cierto trabajo no pensar en el pasado, sabía que olvidarlo iba a ser algo imposible pero por lo menos esperaba que cada día doliera menos y que tuviera más motivación para darme cuerda todos los días y seguir con mi vida sin mirar tanto atrás, por el momento a mi parecer lo estaba haciendo de maravilla, me había rodeado de personas a quienes querer y proteger y ciertamente ya no dolía tanto, pero esperaba conseguir más.

-Jajaja eres lindo y genial- dije sincero -Me encanta que te guste tanto hacer lo que haces, eso es algo admirable-

Tomamos un pequeño momento en silencio, y como si el otro pudiera en parte leer un poco mis sentimientos vino una pregunta que me costaba responder, cerré los ojos y suspiré profundamente tomándome unos momentos, no me molestaba hablar de eso, pero no podía hacerlo con facilidad, solamente con un par de personas hablaba abiertamente del tema, sentí como si alguien me apretara el corazón pero lo controlé y negué suavemente con la cabeza sonriendo muy levemente.

-No, mi hermana y yo no estamos juntos desde hace mucho tiempo- dije y de nuevo suspiré para mirar directamente a Sedras -Ella murió hace ya algunos años… junto con mis padres- respondí con un pequeñito nudo en la garganta, lo había dicho de una manera sutil mejor decir murieron a decir los mataron. -vivo yo solo así que me alegra que tengas una familia y que tus hijos se tengan el uno al otro además de a ti, es muy lindo- finalicé.

Me sentí mejor una vez dicha mi situación, no me había sentido incomodo ni nada entonces eso indicaba que Sedras me agradaba mucho, sonreí y suspiré aliviado, no le había contado todo, para eso ya habría tiempo después, no quería arruinar el agradable momento que compartíamos, no deseaba tampoco que él se incomodara o se preocupara por mí, después de todo quizá el chico también tenia sus problemas como para además preocuparse de los ajenos.

-¿Qué hay de ti? pregunté -¿Tienes mas familia? ¿Cómo es?-

Lo miré con una gran sonrisa, agradeciéndole de esa forma el hecho que no me preguntara más acerca de lo sucedido con mi familia, no estaba seguro de si el chico tenia o no curiosidad al respecto, pero le agradecía que me hubiese escuchado sin preguntar ni juzgar y aunque él lo negara a mi me seguía pareciendo un chico lindo y amable, y estaba seguro de que lograríamos formar una buena y especial relación, apreciaba mucho el hecho de que él me escuchara además de que claro me caía muy bien.

Atendí a cada una de sus palabras con un poco de sorpresa en la expresión, me pareció que el chico tenía una facilidad enorme para expresarse, lo hacía con fluidez y sin ningún inconveniente, quizá se debiera a su profesión, suponía que al ser profesor lo había dotado también de una facilidad de la palabra después de todo no debía ser sencillo pararse al frente de una clase llena de jóvenes con múltiples personalidades. Lo miré curioso en cuanto menciono lo de su hermano menor una persona a la que le decían phantom, de inmediato hubo un click en mi cabeza y sonreí -aah Reijisaurus- dije y negué un poco con la cabeza al recordar al chico, bueno era grato saber que ambos conocíamos a una misma persona.

Lo cierto era que no podía dejar de asombrarme como alguien como él que ha pasado por tantas cosas aun estuviera motivado para seguir adelante junto con sus dos pequeños, eso era digno de admirarse así que le sonreí aun más cuando me revolvió el cabello para después acomodármelo de nuevo -familia sana o no, tu eres muy agradable- le dije sincero y suspiré tras oír su último comentario que quizá no tenía mucho que ver pero que sin duda logró tranquilizarme y hacerme sentir mejor.

Me puse de pie y me estiré un poco -No dejemos que esta plática se ponga deprimente mejor hagamos algo divertido dije con una sonrisa y lo jale de la muñeca para que se levantara -¿Qué hacemos? ¿Vamos al cine a los videojuegos, caminamos sin rumbo? ¿Cómo que se te antoja hacer?-

De pronto me vi jalado por la mucha con algo de firmeza, me sorprendí un poco pero después sonreí y reí mientras corría llevado por Sedras por el pasillo del centro comercial rumbo a los videojuegos, probablemente nos veíamos bastante infantiles pero no me importó puesto que me encontraba demasiado feliz como para preocuparme, además que quería pasar un buen rato sin pensar en cosas complicadas, pasamos a varias personas y aunque no íbamos demasiado rápido lo cierto es que algunas de ellas nos reclamaron con molestia -¡perdón!- dije haciendo un gesto con la mano simplemente como un acto de cortesía ya que al parecer la meta de los videojuegos y el rato de diversión eran ahora la prioridad.

Todo iba de maravilla y suponía que no nos falta mucho por llegar cuando de pronto el chico se detuvo abruptamente provocando que chocara en contra de él, no fue un golpe fuerte pero debido a lo inesperado del acto estaba casi seguro de que de no ser por su mano que me sujetaba hubiese tambaleado y caído al suelo, tarde un par de segundos en recuperarme y me aparté lo suficiente para mirar a Sedras con confusión, pero antes de que pudiera preguntar la razón él se adelantó cuestionándome algo de una manera que me sorprendió un poco.

-Así es- dije repentinamente nervioso, no demasiado simplemente por lo imprevisto de la pregunta -Conocí a Reiji hace algún tiempo es un muy buen amigo mío y bueno yo… le digo así de cariño- me expliqué con una sonrisa -¿Por qué preguntas? ¿El imbécil es de cariño?- cuestioné curioso.

Reí por las palabras del mayor y cabe mencionar que su susurro me sorprendió, después de todo sentía que Reiji quien cuidaba de mi, tras aquel ligero beso en la mejilla miré a Sedras a los ojos observándolo por algunos momentos y después sonreí ampliamente, con total sinceridad y alegría, de esa dicha que pocas veces lograba sentir, y es que en ese momento, en ese preciso instante, me percaté de todas las cosas que tenía en vida, y no materiales, por aquel pequeño segundo el chico junto a mí había logrado sin darse cuenta que uno de los tantos pedacitos de mi corazón retomara su lugar, le agradecí, en silencio agradecí tener tantas cosas, tantas personas a mi alrededor a las cuales querer y apreciar, por ese instante fue como si la carga interna con la que lidiaba siempre se hiciera más ligera.

-No es el único que tiene un corazón puro- dije y ahora fui yo quien lo besó en la mejilla -Gracias- le dije sincero y me aparté sonriendo tomando su mano para retomar el camino a los videojuegos con unas ganas inmensas de pasarla bien y olvidarme de todo.

No quedaba mucho camino para los videojuegos, incluso se podían ver delante de nosotros, sonreí divertido -¡Una carrera! ¡a ver quien llega primero!- sugerí, o bueno más bien informé antes de salir corriendo lo más rápido que pude, si, quizá había sido un acto infantil y no sabía si el mayor iba seguirme el juego, pero estaba tan feliz que esa fue mi manera de expresarlo y por primera vez en mucho tiempo no me importó ni en lo más mínimo si mi comportamiento era o no el adecuado.

Seguí corriendo lo más rápido que podía, me sentía cual pequeño que tras hacer una travesura sale huyendo en un intento de evitar un castigo, no importó mucho realmente, me tomé la libertad de actuar de manera infantil y poco madura empujando incluso a la gente que se atravesaba en mi camino soltando un rápido “perdón, lo siento” mientras reía simplemente porque me encontraba de buenas además que el chico con el que compartía la tarde tenia pintas más inmaduras que yo, o esa fue la impresión que me dio, era lindo a su manera, me agradaba.

Miré de reojo hacia atrás para ver que tanto le llevaba a mi “rival” pero apenas sentí como si pasara un segundo y ya lo tenía junto a mi -¡¿Aaaah?! No es posible ¿Cómo pudiste darme alcance tan rápido, ya te llevaba varia distancia de ventaja- dije sorprendido pero entonces sucedido algo extraordinario, llamémoslo justicia divina, pero el ruido del trenecito llegó a mis oídos y gracias a mis buenos reflejos ganados por el entrenamiento logré moverme y detenerme apenas un par de centímetros evitando así el catastrófico accidente, cosa que no sucedió con Sedras que fue a dar directito y sin escalas contra el tren, ganándose sin duda un muy fuerte golpe, insisto, justicia divina.

Me apresuré entre el gentío, que como buenos chismosos, ya se habían reunido formando un circulito alrededor del herido, me arrodillé junto a Sedras inclinándome hacia él y apartándole el cabello del rostro, mirándolo con sincera preocupación -No no estas bien- le dije serio ¿Te rompiste algo? ¿Alguna costilla, otro hueso, el cráneo?- le pregunte mientras pasaba mis manos presionando diferentes áreas de su cuerpo en busca de una señal que indicara una herida, inclinándome y poniendo mi oreja en su pecho para escuchar el latido de su corazón.

-Tonto eso te pasa por hacer trampa- lo regañé con una pequeña sonrisa, vamos hay que admitir que el accidente hacia sido en extremo cómico, mientras intentaba ayudarle a reincorporarse.

Lo miré reírse y tras un momento yo mismo le hice compañía, riendo de buena gana ante la recién ocurrida situación, sin embargo, en cuanto su risa se volvió más estridente y casi maquiavélica, mi gesto pasó a ser uno de extrañeza, vamos que entendía a la perfección la comicidad del asunto pero, su risa era extrema, realmente llegué a pensar que el mayor estaba en una especie de Shock nervioso, y que era ese el motivo de su risa tan estridente., y al parecer no era el único, puesto que nuestros queridos espectadores, también lo veían como si hubiese enloquecido totalmente.

Y como si tratase de alguna clase de magia, el chico cesó con su risa y miró a todos con aire de suficiencia y fuerza, gesto que sin duda solo atinó a descolocarnos aun más, si, a mi también, que a este punto, comenzaba a preguntarme qué clase de extraño era con el que me había topado y clase de planes malévolos pasaban por su mente. No tarde en dar con la respuesta, o al menos con uno de aquellos planes infinitos ya más pronto que tarde el chico comenzó a dar una lección teatral y moralista sobre las tonterías de la vida, y aunque sus palabras, que debía admitir tenían parte de verdad, lograron tranquilizar a la gente, quedé atónito ante su forma de aparentar que todo este accidente suyo había estado planeado.

No tuve más opción que sonreír y unirme con un tímido aplauso por sus palabras suponiendo que era tan solo una manera de librarse de la vergüenza del accidente o de un buen gesto hacia algunas personas desconocidas. Que equivocado estaba.

Casi se me cae la cara de la impresión cuando Sedras, así de la manera más tranquila y común comenzaba a pedir una cooperación por el espectáculo y de paso involucrándome, fruncí el ceño, cruzando los brazos a la altura de mi pecho y lo miré mal y con regaño, mitad por su comportamiento y mitad por su comentario, yo no estaba muy feo, aunque a la gente le pareció simplemente una parte más del todo el acto, arrancándoles un par de risas más antes de que finalmente toda la multitud se disipara tras un agradable y engañoso momento.

No puse resistencia a que me abrazara pero eso no me hizo cambiar mi expresión, hasta que sentí como tiraba de mi mejilla -¡Ey no jales!- me quejé un poco apartando su mano de mi rostro y procediendo a sobar mi mejilla, escuchando su victoriosa declaración, lo miré a un más mal y lo jalé de una oreja como si él fuera un niño al que estuviesen regañando -¡Eso fue… eso fue… ahg! Andando ya, tú, científico estafador- fue lo único que terminé diciendo mientras llegábamos al sitio de los juegos, después de todo en el fondo no me pareció que había hecho algo completamente malo, la gente la había pasado bien por un rato, incluso yo, pero eso sí, tenía amigos demasiado locos, de eso ya no me quedaban dudas.

-En una palabra más simple, Estafa- Le dije aunque opté por resignarme y seguirlo hasta la entrada donde con él, caminando a la taquilla donde un chico con uno de esos ridículos atuendos se dedicaba a atendernos, no soy de juzgar pero me alegraba en exceso no tener que usar uno de esos. a decir estaba sumamente conforme en mi empleo de mesero en el bar, te pagaban y recibías propinas, tenias que soportar de vez en vez algún borracho odioso pero por lo general era bueno, además me llevaba bien con mis compañeros, y en las noches de poco trabajo era agradable quedarse platicando sobre cualquier estupidez, pero bueno nos estamos desviando mucho del tema, así que retomemos la situación. Sedras y el chico que solo se dedicaba a mirarnos y a cargar la tarjeta de los juegos de una forma que a mi gusto fue en exceso lenta.

Una vez en nuestras manos la ansiada tarjeta, una sonrisa se formó en mis labios mientras Sedras su manía, recién descubierta por mí, de jugar videojuegos me terminaban llevando frente a una pantalla con zombies, la miré con un momento y un recuerdo vino a mi mente, de cuando ya algunos años atrás, los chicos de mi equipo y yo nos escapábamos del entrenamiento para ir a jugar videojuegos a un pequeño local cercano, hasta que el “jefe” nos encontraba y nos daba el sermón característico camino de vuelta al campus, sonreí un poco sumido en mis pensamientos, extrañaba a los chicos bastante y claro también la echaba mucho de menos a ella. La voz de Sedras me trajo a la realidad -Ya ya, no me grites- le reclamé riendo y tomé la pistola que estaba ahí de manera hábil, no solo ya había jugado ese juego antes, si no que también ya antes había tenido entre mis manos un arma, una real.

-¡Listo! ¡Ya!- le dije completamente animado al tiempo que comencé a apuntar y a disparar en la pantalla, matando lo que se ponía en mi camino sin dejar de reír, divertido —Ahora eres tu el lento, apresúrate o te van a comer- bromeé mirando al mayor de reojo, sin dejar de prestar atención en el juego, en realidad era muy extraño, pero sinceramente me agradaba, me agradaba mucho como para estar ahí jugando un tonto juego con dinero conseguido de mala manera. Era divertido, demasiado, me hacía sentir de nuevo como un joven normal, con una vida común y divertida.

Realmente estaba pasando un buen rato junto con el chico, quien por cierto poseía una manera peculiar de maldecir,  tenía mucho tiempo que no jugaba videojuegos y sinceramente era bueno en ocasiones tener a alguien con quien pudiera compartir tal momento de diversión, en especial alguien tan simpático y curiosos como lo era Sedras, me caía muy bien, me hacía sentir tranquilo feliz y estúpido sin necesidad de llevar demasiado tiempo de conocerle, eso era algo bueno ¿No? debo admitir que en parte me es complicado conocer gente nueva, con el tiempo y con las cosas que me han pasado podría decirse que desarrollado una clase de manía o de miedo de encariñarme con alguien ya que por alguna razón las cosas por lo general siempre terminaban mal. Mi mente se había ido a otro lado pero mis manos hábiles debido a la experiencia seguían disparándole a los zombies de la pantalla mientras que mis ojos estaban atentos a lo que ocurría en el videojuego, vamos que por un momento disparaba más plena inercia e instinto.

-¡Hey!- dije con el ceño fruncido al ser empujado por Sedras lo cual hace que pierda valiosas rayitas de vida en el juego, lo mire de reojo mientras volvía a agarrar el arma y a disparar contra la pantalla mientras el se jactaba de su travesura -no es trampa se llama talento- le dije en broma y después soy yo quien se ríe al ver como lo han matado, aprovecho y disparo mas, concentrándome en el juego para terminar el nivel mientras el trata de recuperarse, un zombie aquí, un zombie allá y… ¡Listo! nivel terminado.

Suspiré un poco y bajé los brazos relajándolos a mis costados, en ese pequeño momento de descanso, me giré suave para mirar a sedras y sonreírle con un pequeño sonrojo en mis mejillas -¿Lo ves? debes cuidarte mi, además si te lo digo ya no tendría chiste, pero gracias por el cumplido- le respondí y le guiñé un ojo con cierto toque de coquetería, algo que hasta a mi me sorprende puesto que casi nadie, por no decir nadie, logra que tenga esas actitudes y menos aun alguien a quien conocí hacía unas horas así no es común que Sedras lo haya hecho. Desvié la mirada rápidamente mientras terminaba de pasar la historia, ¿Sinceramente alguien lee eso? por lo general a la gran mayoría solo le interesa seguir disparando y matando zombies a diestra y siniestra. Aparecen unos números que cuentan del 5 al 0 los segundos para dar inicio al nivel, una sonrisa se forma en mis labios y miro a Sedras de reojo -¿Listo para lo que sigue?- le pregunté divertido mientras me acomodo en el arma y la apunto esperando a que salga el primer zombie.