Un ansiado encuentro, una confesion {Priv. Shinn}

Caminaba rumbo al parque sumido en mis cavilaciones, buscando también calmarme un poco y tratar de responderme porque diablos estaba asistiendo a la cita, metí la mano al bolsillo de mi pantalón blanco y saqué aquel fino y seguramente caro papel gravado que indicaba simplemente día, hora y lugar más el nombre del chico en una hermosa caligrafía, suspiré, un compañero mío me había entregado el mensaje comentándome que a él se lo había dado una chica que se fue sin decirle nombre ni razón, todo era extraño pero me moría de curiosidad por saber que estaba pasando, desde la primera vez que había visto a ese chico, puede notar una especie de extraña atracción entre ambos, no me había dado buena espina en ese momento y justo ahora seguía sin agradarme mucho la idea, pero no sabía porque, quizá solo fueron alucinaciones mías y en verdad el chico se estaba comportando de una manera normal y solo buscaba ser amigable, pero el hecho de que no dejara ni un numero para localizarle o para reconfirmar la cita me extrañaba, todo parecía estar envuelto en un halo de misterio que me costaba mucho entender, ¿Tan despistado me había vuelto acaso? no, no podía ser eso, un nuevo suspiro salió de mis labios mientras llegaba al parque principal, bueno la tarde era linda así que pensaría mejor eso y en que este era un encuentro casual.

Miré con una sonrisa a la gente que andaba por los jardines y senderos del parque, parejas niños, mascotas e incluso los encargados del mantenimiento del sitio, pase un par de fuentes antes de finalmente ver a lo lejos la figura de Byakuran en una banca, sonreí sin poderlo evitar, el chico destacaba bastante, le eche un último vistazo al papel entre mis dedos y lo guardé en uno de los bolsillos internos del chaleco verde agua que traia puesto, el viento revolvió un poco mi cabello al tiempo que cerraba los ojos y suspiraba profundamente para finalmente acercarme al chico con una pequeña sonrisa.

-Hola Byakuran- lo salude amablemente, dudando por un segundo en si sentarme a su lado o no, haciéndolo al final pero manteniendo una muy prudente distancia, sentía mi corazón latir a buen ritmo pero con demasiada fuerza como si estuviera expectante por algo, en fondo sabia que esta no era una cita cualquiera. -Y… bueno… ¿llevas mucho tiempo aquí?- dije tratando de romper el silencio incomodo que amenazaba con formarse, ocultado el nerviosismo de mi voz.

Me sorprendí por la manera en la que me saludó, ese “Querido” me había sonado si bien no forzado, si algo extraño, no sabía cómo describirlo, solo no me agradaba del todo, me ponía bastante nervioso, traté de no darle importancia y sonreír un poco mirando el parque, en verdad era un lugar bonito, los arboles y la gente le daban unos aires de alegría y vida que te obligaban a detenerte por algunos minutos y sonreír olvidándote de tus problemas por un momento, o bueno así me parecía -El día está muy bello y creo que el sol no tardara mucho en ponerse así que no hace tanto calor como a otras horas, supongo que por eso la gente está aquí- comenté mirando al chico, tenía ganas de preguntarle acerca de su cabello y también de esa marca bajo su ojo pero él fue quien se adelanto cuestionándome algo, una cosa que en verdad deseaba saber, la primordial si es que las poníamos en escala.

Me puse algo nervioso y suspiré profundamente -Pues la verdad es que…- mi frase se vio repentinamente cortada cuando una mano firme me sujeto de la muñeca y me jalo con fuerza en dirección a un carrito de helados -¡Oye espera ¿Estás loco o qué?!- grité buscando soltarme del agarre y también evitando golpear o tirar accidentalmente a algunos de los pequeños que también se habían acercado ilusionados por el frio postre, una vez al frente miré mal al pelibalnco - hay niños aquí pudiste haber herido a…- de nueva cuenta fui cortado por el mayor y por su extenso pedido, lo miré incrédulo al igual que el señor que atendía, suspiré resignado y después asentí con la cabeza.

-Uno de fresa por favor- pedí y por poco me voy de espaldas cuando Byakuran pagó su helado y se fue, su tono al preguntarme si quería uno sonó a que él me iba invitar un helado, vamos que no me molestaba ni en lo mas mínimo y de hecho tenía pensado pagar mi propio helado, era solo que no me esperaba tal actitud de su parte de irse así, sin ningún inconveniente empujando a unos niños más y de paso apresurarme, fruncí el ceño con molestia y negué con la cabeza en un gesto de desaprobación mientras me inclinaba ayudándole a una pequeña a levantarse del suelo -Discúlpalo, ¿Estás bien?- le pregunté con una cálida sonrisa y ante su gesto de aprobación me tranquilicé, pagué mi helado y me encaminé hacia donde estaba Byakuran.

-No deberías de hacer eso, pudiste herir a alguien y si, en verdad quiero saber el motivo de todo esto, bueno no se… siento que me estoy perdiendo de algo importante- dije comenzando a caminar a su lado por uno de los hermosos senderos del parque, disfrutando de mi helado y ocultando mi nerviosismo y ansiedad. -Parecerá loco pero siento algo muy extraño cada que te veo y no sé porque es, como si ya nos hubiésemos conocido antes- confesé sonrojándome un poco sin querer, solo por el hecho de que decir eso sonaba a película romántica.

Lo miré con algo de confusión, entonces mis sospechas eran ciertas, él sabía más de lo que me estaba diciendo, me sorprendí también ante sus palabras, sin saber cómo tomarme eso exactamente, y es que vamos lo que me estaba diciendo era tan profundo que no sabía cómo reaccionar, Byakuran tenía sentimientos hacia mí, ¿Cuáles?, aparecía en sus sueños ¿Por qué? y además decía que era yo el culpable de no poder hallar el porque me era tan familiar, comenzaba a desesperarme, odiaba a morir no saber que sucedía a mi alrededor, odiaba sentirme débil al desconocer algo y odiaba además sentirme usado, lo había sentido ya varias y veces y por múltiples razones pero ahora, con el peliblanco sentía que me enredaba en un pequeño jugo de sentimientos extraños de los que él sin duda alguna estaba aprovechándose.

-Hablas como si ya me conocieras- murmuré mientras nos acercábamos al lugar del que provenía una música, observé a Byakuran, parecía fascinado con los jóvenes que bailaban y lo cierto era que en realidad llamaban la atención, ese estilo de muisca y baile no eran muy comunes por cual lograba capturar las miradas y sonrisas de la gente, atendí al comentario del chico asintiendo con la cabeza, al parecer el mayor tenia conocimientos al respecto, el baile terminó y las personas que miraban aplaudieron, incluido yo claro está, miré al chico que presentaba el último baile, justo al despunte del atardecer, la música comenzó y yo escuché atento la canción, ya la había oído antes, la historia narraba los asesinatos que habían cometido seis mujeres e incitaba a armarse de criterio propio para decidir si tales hechos debían ser considerados como un crimen, por alguna extraña razón me sentí incomodo, tuve un repentino impuso de salir corriendo, no sabía si era la canción, el baile o el chico a mi lado, pero sentía que el corazón me latía con furia, al ritmo de la canción, como si me advirtiera de algo.

Varias bailarinas se acercaron un poco a las personas que miraban, específicamente a los hombres, fingiendo seducirlos para hacerlos participes de la historia para después regresar a la pista, una a una fueron narrando sus historias al tiempo que ponía más y más nervioso, miré a Byakuran, debía recordarlo, debía saber con urgencia por qué me era tan familiar, ¡Debía recordarlo!. La canción llegaba a su punto culminante, con firmeza y pasión las y los bailares se movían al ritmo de aquel tango moderno mientras los murmullos ¡Pop, six, squish, ah ah, Cicero Lipshitz! se hacían mas y mas intensos hasta finalmente terminar con fuerza.

El silencio se hizo presente, lo único que se oía era la respiración agitada de los bailares y de algunos espectadores, aquel silencio se alargó por algunos segundos que me resultaron minutos para después ser llenado con fuertes aplausos y gritos a las y los bailarines, y junto con los aplausos, mi corazón se apaciguo y mi mente se aclaró como si despertase de un extraño sueño, el poder de la música era increíble así que también yo aplaudí y dejé en uno de los sombreros unas monedas, se lo merecían.

La gente comenzó a disiparse y yo suspiré largamente retomando el camino por el que veníamos antes, suponiendo que Byakuran estaría junto a mi -Es una canción maravillosa, difícil decidir si fue un crimen o no- comenté, suponía que siempre se debían buscar alternativas, pero no estaba seguro de hasta qué punto las opciones iban a ser viables , comenzaba a oscurecer, caminamos un poco más hasta que me detuve.

-Byakuran, dime que es lo pasa ¿Por qué estamos aquí?- pregunté directo mirándolo a los ojos dejándole entender que era el momento, que no le estaba pidiendo una respuesta, que se la exigía, y que él estaba obligado a dármela.

“Me sorprende que aun no logres reconocerme o ver algo en mi que haga funcionar tus neuronas” Esa frase tan directa y amenazadora terminó por colmar mi paciencia, lo miré con sincera molestia considerando seriamente el mandarlo al diablo, pero justo cuando iba a reclamarle, me extendió un trozo de papel, lo miré confundido y alargué la mano para tomarlo, dudando un poco pero al final sujetando aquel papel. Me sorprendí. Y es que no era un simple y corriente trozo de papel, era una imagen impresa en papel fotográfico, mi rostro pasó de la sorpresa a uno enmarcado por una sonrisa nostálgica, estaban ahí mis compañeros de equipo, uniformados y mirando hacia a la cámara en un momento de felicidad tras varios días de pesado trabajo infiltrándonos en una organización peligrosa, no pude evitar sonreír, hacía tiempo que no los veía y a pesar de que había hecho nuevas y fuertes amistades a ellos los extrañaba demasiado a decir verdad.

Mi sonrisa se borró al instante cuando Byakuran comenzó a hablar, lo miré primero con sorpresa, después con confusión y al final con algo que ni yo mismo supe identificar que era, uno a uno fue enlistando aspectos de mi vida, mi corazón comenzó a latir mas y mas fuerte, al tiempo que mi respiración amenazaba con detenerse, ahora que lo pensaba ¿Cómo era que él había obtenido tal fotografía? y peor aun ¿Cómo sabia tanto de mi?, si antes sentía mala espina ahora lo confirmaba, esto no podía ser nada bueno, el joven que estaba frente a mí y que miraba con tal intensidad sabia muchas cosas, incluso asuntos personales, como lo de esa chica, que solo otra persona además de mi conocía, en mi mente solo cabían dos posibilidades, que Byakuran fuese un miembro de la organización y que estuviese aquí para pedirme de la manera más sutil, a la fuerza, que regresara o algo así, aunque… seamos realistas, muy en mi interior tal situación no me parecía lógica, claro que la ZAFT podría localizarme sin ningún problema pero conocía a todos y cada uno de sus miembros y a este chico jamás, jamás lo había visto antes, al menos no que yo recordara, y dudaba que a alguien nuevo le cedieran tal cantidad de información y le encargaran semejante asunto, no, eso no me sonaba del todo lógico, teniendo en cuenta también que al partir me aseguré de que se borrara la información acerca de mi persona, exceptuando quizá un par de detalles que solo centré que se mantuvieran en perfecta y estricta confidencialidad, así que no, estaba casi convencido de que él no era de parte del equipo.

Entonces quedaba otra opción, la simple idea me causaba un escalofrío en la espalda ya que eso me dejaba en blanco puesto que el pensamiento básico era que el chico frente a mí se trataba de un maniático acosador y ya. ¿Y ya? No simplemente tampoco me convencía puesto que no dejaba de creer que ya lo había visto antes ¡Maldita sea Shinn recuerda! me grité a mí mismo, tal era mi desesperación que no me percaté que Byakuran se acercaba hacia mi hasta que finalmente mi espalda chocó contra el tronco de un árbol alargué mi mano colocándola contra su pecho con fuerza, impidiendo de esa manera que se acercara aun mas, lo miré directo a los ojos buscando que mi mente hiciera ese “click” que finalmente lograra hacer esa conexión de porque él me era tan familiar.

Lo miré con desconfianza -¿Cómo sabes todas esas cosas?- pregunté mitad para el chico mitad para mi mismo -¿De dónde obtuviste la fotografía? ¿Por qué me has estado siguiendo? ¿Por qué esa frialdad en tu ojos? ¿Por qué sabes tanto?- cuestioné con una voz firme -Estoy seguro que no te había visto nunca antes y para mi desventaja yo no sé nada sobre ti, pero me resultas familiar, me causas… extrañeza- dije mirándolo con mayor intensidad, esos ojos, esa mirada dura, fría y decidida…

-¿Quién eres?- pregunté finalmente, ya no podía resistirlo más.



(Ok .___. Oficialmente tú me das miedo >.< de donde sacaste tanta cosa? enserio no pensé que fueras a saber tanto o.o )

Y por si fuera poco ahora el chico frente a mi me decía tonto, eran tantas las cosas que me provocaba que ya no sabía en cual de todas debía centrarme primero, me quejé un poco en cuanto sentí la presión en la muñeca, nuevamente me había tomado por sorpresa, sin embargo y aunque el dolor iba en aumento no le di el gusto de tratar de soltarme, y menos aun permití que otro quejido saliera de mis labios, mantuve mi mirada firme en sus ojos, escuchando sus explicaciones y sus palabras, luchando por mantenerme tranquilo e inexpresivo ante el agarre de mi muñeca que aumentaba en fuerza al igual que la voz del chico en volumen, ¿Patético? ¿Peligroso? esto cada vez me confundía más y más y ahora luchaba con fuerza contra el deseo de salir corriendo del lugar, de empujarlo y huir, pero no, no podía permitírmelo, no podía mostrarme débil ante él, ante algo que aun desconocía.

Mi mente fue guardando toda esa información sin perder detalle, hijo único, familia acaudalada, sin padres al parecer por la forma en la que hablaba de ellos… nada, nada venia a mi cabeza mientras grababa y comparaba, como si se tratase de archivos secretos, toda esa información en mi cabeza, sabía que había algo, un pequeño detalle que estaba pasando por alto y entonces fue cuando el mencionó aquella palabra…..Asesino…. Lo miré con notable sorpresa, sin poderlo ocultar, mi muñeca dolía demasiado mis dedos comenzaban a adormecerse debido a la falta de circulación, a pesar de que mi corazón latía con desboque bombeando la mayor cantidad de sangre posible, ¿Tras de mí? pero ¿Por qué? ¿Quién? no me imaginaba quien pudiera mandar a cazarme de tal manera, porque así lo sentía, de pronto tuve la sensación de estar a la mitad de un juego de cacería y como si el chico pudiera leer mi mente, saco a flote el tema.

Me preparé para un golpe que no llegó y lo miré con molestia, cansado de tantos trucos, de tanta intriga-¿Tu nombre completo? ¿Qué tiene que ver…- mis ojos se abrieron con sorpresa al tiempo que enmudecía al oír cada palabra salida de la boca del chico, no… no podía ser posible, debía ser una cruel jugarreta del destino que se empeñaba en ponerme a prueba, en hacerme perder toda estabilidad que con esfuerzo era conseguida, mis ojos se posaron en el objeto que había caído del árbol, mientras que mi corazón y mi respiración se agitaban aun más, miré el grabado del arma y como esta era desenfundada, negué con la cabeza aun sin quererlo creer.

Primero fue el brillo de la hoja del arma, después su susurro y al finalizar esa voz, ese tono, esos ojos y esa sonrisa, algo en mi cabeza hizo “click” y una a una fueron pasando por mi mente las imágenes y los sonidos de aquella noche, tal como si viviera de nuevo la escena, el sonido de mis pasos descalzos a mi habitación, las dos figuras pasando por el largo pasillo hasta la habitación de mis padres, mi sentimiento de duda entre sí seguirlos o no, el ruido del pomo de la puerta de la habitación de mi hermana mientras entraba ,mi voz susurrándole un “despierta” mientras la tomaba de la mano y bajábamos en silencio las escaleras rumbo a la sala ocultándonos…..





-No… no es posible…no- murmuré mientras me apegaba mas árbol, mis ojos se llenaban de lagrimas, sentía las piernas temblarme y mi cabeza me daba vueltas mientras mas y mas imágenes pasaban a una velocidad violenta, los gritos, las voces todo….





Llevé una mano a mi vientre, justo donde estaba la cicatriz de aquella herida que había sido hecha con la misma arma que ahora sostenía el chico, sabia quien era, sabia porque me era familiar -Byakuran Gesso Millefiore…. eres su hijo- murmuré más para mi mismo que para el chico y como si despertase de un sueño, mis sentidos se activaron y mi fuerza de voluntad y firmeza se vinieron abajo, ¡Corre! fue lo que paso por mi mente y así lo hice, empujé con fuerza al chico y sin pensarlo dos veces en un acto impulsivo salí a toda velocidad alejándome de él, dando tropezones y adentrándome en el parque, buscando ocultarme para poder enfriar mi mente, ganar tiempo, ¡Algo!, pues tenía la certeza de ahora que ambos nos habíamos descubierto, él sin tardanza iba a darme caza.

Escuché cada palabra con nerviosismo, me reprendí un poco y cubrí mi boca y nariz con una mano para silenciar ligeramente mi respiración mientras mi mente trabaja a una velocidad inmensa, las palabras por parte del mayor seguían llegando y eran cada vez más y más desesperantes y debía admitir que también algo dolorosas, me molesté, de pronto sentí odiarlo por decir tales cosas de mis padres y aunque sabía que era una provocación no pude evitar controlarme y salir de mi “escondite” hasta quedar a un par de metros frente al chico del cabello blanco y mirada amenazante.

-¿Qué puedes saber tu de mis padres como hablar asi? tal y como y veo desconoces del todo quienes fueron o lo que paso y si, quizá sepas un montón de datos sobre mi pero no me conoces- dije con algo de frialdad mirándolo severamente con un destello en los ojos que por unos segundos los hizo parecer más rojos, inhalé profundamente, no quería discutir ni pelear, no le encontraba sentido y menos aun hacerlo por razones que desconocía, pero estaba siendo demasiado difícil no ceder ante las provocaciones de Byakuran.

-No tienes ningún derecho de hablar así de mis padres te prohíbo que lo hagas, no quiero que jamás vuelvas a insultarlos de tan baja manera, me tiene sin cuidado lo que creas de mi pero con mis seres queridos jamás te metas- exclamé con un poco de agresividad y sin notarlo me fui acercando hacia el chico.

-Me dices patético pero mírate, eres tu quien está frente a mi usando trucos tan bajos como la provocación tan solo para matarme por lo que supongo es un término de cuentas estúpido- resoplé con molestia -Dices que yo herede la cobardía de mis padres, mírate al espejo y dime ¿Qué cosa benéfica heredaste de los tuyos? eres igual o peor que yo ¿Sabes por qué? porque eres un simple humano que no tiene la capacidad de pensar de tomar decisiones por sí mismo, parece que actúas cual maquinita controlada por un mecanismo monótono ¿Que razón hay en eso? ninguna obviamente, y aunque te pese sabrás que mis palabras tienen parte de verdad- finalicé, mi plan no era insultarlo o algo por el estilo, solo hablaba con un poco de sinceridad dejándome controlar por mi emociones y por el momento, lo miré atento sabía que lo más probable era que me atacara para lo cual ya estaba preparado.

-Mátame ahora si así lo deseas pero eso no cambiara en nada lo que eres o lo que aspiras ser, por dentro al igual que tu frío mirar seguirás vacío-



(Jajajajaja, fanny xD creo que ya te puse en dilemas)

¡Estaba loco! ¡Completamente loco! ahora ya no me quedaban dudas al respecto, exceptuando quizá las que abarcaban el tema de la salud mental del chico, la cual sinceramente dudaba que existiera ¿Un duelo? ¿Un juego de conocimiento? era algo desquiciado, era como jugar al cazador y a la presa o a al gato y al ratón, y para mi colmo sentía que la presa era yo, miré al chico sin poder ocultar la sorpresa en mis ojos, él ni siquiera había esperado a que le diera una respuesta, lo cual solo confirmaba el hecho de que sabia claramente lo que quería hacer conmigo, me quedó claro que lo haría, si su intención era matarme, él lo haría sin dudarlo, si antes no estaba seguro, ahora lo confirmaba al cien por ciento, ese chico era peligroso.

Su caminata a mí alrededor me fastidió un poco pero no le dije nada hasta que se dio la media vuelta advirtiéndome sobre las trampas y contando de una manera infantil -Estas consciente de que todo esto es una tontería ¿Verdad?- le pregunté mientras caminaba tomando los benditos diez pasos de distancia con resignación, no esperé una respuesta, bueno, no la escuché de pronto sentí como si me hubiesen echado encima un balde de agua helada ¡un combate! ¡Con armas! caí en la cuenta que yo no cargaba conmigo nada, absolutamente nada, había sido descuidado, últimamente no tomaba esa clase de precauciones y ahora no tenía ni siquiera una navaja para defenderme, en cambio el peliblanco traía esa endemoniada Katana y estaba seguro que no era lo único que traía encima.

Me puse nervioso mientras escuchaba al otro acercarse cada vez más al diez, comenzaba a entrar en pánico al tiempo que me reprendía mentalmente, era un idiota, el tipo iba a matarme o a herirme o lo que fuera de una manera tan fácil que resultaba patética, debía hacer algo idear un plan y sobre todo debía encontrar algo con que defenderme, resoplé molesto tenia exactamente tres segundos para pensar y lo único que se me ocurría era huir de nuevo, adentrarme en el parque hasta encontrar algo aunque mis expectativas eran minimas… me regañé de nuevo, ¡era una estupidez! estaba siguiendo su tonto juego por nada, esto no iba terminar bien, lo presentía, esto no iba a terminar nada bien.

Cerré los ojos y tomé aire, así, en cuanto escuché el “Diez” de la boca del chico, salí disparado alejándome lo más posible de el por segunda ocasión en el día.

Por mi mente solo pasaba una frase “Lejos, del suelo, de su vista”, de él, me obligué a no entrar en pánico en cuanto sentí como lo supuse había sido una bala rozaba por mi oreja, ni siquiera me detuve a pensar por un momento en si me había alcanzado a herir o no, solo seguí corriendo por el parque, alejándome lo más posible, mirando por todos lados algo que me sirviera como arma, o de ayuda, en mi andar apresurado levanté del suelo una roca de media tamaño y con una punta puntiaguda, si ya sé lo que pesaran, pero es mejor que nada ¿No?, seguí corriendo y finalmente terminé subiendo a un árbol, trepé por las ramas lo más alto que pude y también que me pareció seguro, no quería caer y tampoco era que iba a ocultarme ahí por siempre tan solo fue una parada para tomar un poco de aire y tomar el valor suficiente para enfrentarme al problema que se me estaba presentando.

Aun me encontraba demasiado confuso, mi mente no acababa de procesar todo lo el peliblanco hacia, o decía, recordé el disparo y de inmediato llevé mi mano a oreja, inspeccionándola, descubriendo que simplemente dolía un poco, no había sangre ni nada similar, lo medité un momento, la bala me había rozado pero no tenía ni un mínimo de sangre, balas de goma, esa fue conclusión inmediata, yo mismo las había utilizado para entrenar alguna vez y si bien no podían abrirte una herida seria, si llegaban a lastimarte bastante, suspiré bueno al menos tenía la ventaja de saber ese pequeño detalle, así al menos podía acercarme con más seguridad.

La voz de Byakuran llegó hasta mis oídos y flexioné un poco las piernas por si se veían colgando de la rama del árbol, con la piedra corte un trozo de mi agujeta del tennis y con ese pedazo de cinta amarré la piedra a una de mis muñecas de manera en que no cayera pero al mismo tiempo quedara oculta por la manga de mi sudadera, tomé un poco más de aire, un juego, era solo un juego, o así debía pensarlo, solo quería que terminara.

Finalmente decidí bajar del árbol, con cuidado siempre, para encontrarme con la espalda de Byakuran, seguramente él ya sabía que estaba ahí, pero no retrocedí, esta vez no iba a permitir que me intimidara, ya había sido suficiente, debía demostrarme y a él que podía enfrentarme a las cosas yo solo. -Me resulta injusto que solo tú hayas puesto las reglas, así que pondré mis condiciones- expliqué sin dejar de mirarlo, suponiendo que iba a prestarme atención -Que sea mayormente una pelea física, cualquier golpe lejos de la cara vale, se que te preocupas por tu “hermoso rostro” y yo no sé de tus mañas ni tú de las mías y no queremos levantar sospechas o crear preocupaciones innecesarias con ciertas personas ¿Verdad?- vamos me pareció más fácil de ocultar una herida en cualquier otra parte del cuerpo que un moretón en un ojo, o peor la ausencia de uno.

-Y estas en notable ventaja respecto a armas se refiere así que solo utiliza una, no importa la que elijas, se que puede librarme de ella pero que sea una sola, el que la vida como supongo que piensas sea injusta, no significa que nuestro juego deba serlo, así que te espero, cuando quieras podemos iniciar esto como se debe y terminarlo rápido, tengo cosas que hacer- finalicé, cierto, aun estaba aterrado, pero no podía huir por siempre.


(No te preocupes yo entiendo n.n)