Caperucita roja y el lobo feroz/ cuento número dos [Priv- Quimey]

Era extraño el sentir algo de calor sobre mi mano, sí era demasiado extraño, y más porque no estaba acostumbrado a ello.

Por supuesto la suavidad de la piel era otra historia, pero ese calor, el sentir la sangre fluyendo por su piel, los músculos, presionando, los huesos de sus dedos flexionados por sus cartílagos, todo eso indicaba algo sin lo que yo nací. Vida.

Desvié la mirada de la pantalla de luz que ya iniciaba con el filme preparado para esta noche, relamiéndome los labios de solo pensar que muy pronto, le quitaría ese "don" sí, falta poco para que me alimente de su ser y lo seque completamente, entonces en ese instante mi "sed" despertó, así que: — Disculpa, voy al baño — deje su mano delicadamente sobre el brazo del asiento plegable y me levante cuidadosamente, haciendo una venia y dejándole para ir al "baño"

Salí lentamente de la hilera de sillas acomodadas y me dirigí a ese sitio, sabiendo que abría alguien en ese lugar que me "calmara" y evitara que le saltara a la tierna "presa" que me acompañaba.

Entre al lugar, después de pasar por unos escalones y abrir una puerta que se encontraba en el fondo. Cerré la puerta, pero como no me satisface la sangre de un hombre (baño de hombres) opte por abrir un portal en la pared usando a mis sombras, para atravesar esta y llegar al baño de damas.

Una preciosa rubia se encontraba retocando su maquillaje, usando el espejo para guiarse y corregir cualquier imperfección que se generara. Fue algo rápido, aparecí por detrás suyo, sin darle tiempo, en un nubarrón oscuro que la cubrió, le obligar a ladear el cuello a su confundida dueña y rasgue su piel con mis dientes, dando paso a que la sangre fluyera y yo la tomara, succione y succione, hasta que estuve satisfecho, ni un sonido salio de aquella mujer. Termine por dejar el cuerpo en el suelo, donde mis sombras ya sabían que hacer con el, abriendo un portal para tirarlo en algún lugar de la ciudad o incluso del mundo, ya no importaba.

Me mire en el espejo y observe algo de sangre que caía por la comisura de mis labios, lo limpie con la punta de mi lengua, me acomode la gabardina y camine saliendo por el portal, regresando al baño de hombres.

Camine después, recorriendo el mismo camino que me trajo allí y regresando al cine, cruzando la hilera de sillas y sentándome a su lado, acomodándome de nuevo, entonces le dije: — ¿Me perdí de mucho? —

Le sorprendió la rapidez con la que Killyem le había abandonado en medio de aquella sala, alegando que debía ir al baño, sintió su mano extrañamente sola y fría, aunque debía admitir que cuando tomaba la mano ajena se sentía aun más frío, se quedó viendo su mano un momento antes de girar la vista a la gran pantalla, el filme había comenzado mostrando algunos "dibujos" de los protagonistas al igual que los nombres correspondientes de quienes interpretarían la película.

Apenas si prestaba atención a los pocos minutos que tenía de iniciado el filme, más bien le preocupaba un poco el hecho de que el mayor no volviera, quizá se había molestado con él por tomarle de la mano, sin embargo sonrió al verlo venir nuevamente por el pasillo para luego sentarse junto a él*

-no, no de mucho

Contestó con una sonrisa para luego volver a tomar la postura que había tenido momentos antes, tomó la mano ajena y utilizó su hombro como almohada, sintiendo de esa manera que ahora disfrutaba aun más la función.

-jejejeje ¿sabes? me gusta mucho estar contigo....

Comentó distraídamente apretando un poco más la mano ajena, antes de guardar silencio durante la película, prestando atención a la misma, aunque de vez en cuando desviaba su mirada hacía el mayor.

De nuevo tomo mi mano.

Acaso este chico no siente que soy peligroso, sus sentidos no saltan y se agudizan presagiando mi "cuna turbia"

Esto era más que interesante, por supuesto que lo era.

Le permití tal acto, y aunque más arriba se podía leer mi "curiosidad" porque eso era, sin duda, su personalidad, la confianza que inicia, me permitía avanzar con mi plan con mayor rapidez y sin preocuparme.

Con el estomago lleno y sin contratiempos de ningún tipo, sigo a su lado, observando la pantalla luminosa que comienza a narrar con imágenes y sonidos la historia que hoy uso como excusa para conocerle.

Me hace entonces una confesión, y después presiona mi mano, oh pequeño, no harías eso de saber mis verdaderos planes, de conocer el tétrico plan que tengo para tu cuerpo. Pero está bien...sigámosle el "hilo" decido darle los últimos días de paz y confort, sumergirlo en un sueño que lo insensibilice para el golpe que estoy a "punto" de darle.
— Yo también disfruto estar a tu lado — respondí, girando mi mano, para que mi palma se encontrara con la suya, agregue un: — Así me caliento más rápido — le mire fijamente.

Se sintió feliz de escuchar aquello y cuando el mayor giró su mano le tomó con más confianza, dando un suave apretón mientras terminaba por sonreír felizmente, no recordaba haber estado más feliz antes, para él aquella era una verdadera cita, es decir, habían tomado un café juntos (aunque el suyo había sido un chocolate) y ahora estaban viendo una película mientras se encontraban tomados de la mano, lo cual le hacía sonreír y centrarse tanto en ese momento que a ratos perdía el hilo de la película, la cual había pasado a un segundo plano.

La película fue muy buena y le había terminado por gustar mucho, cuando finalmente esta terminó no pudo evitar sentirse un poco mal por el hecho de tener que soltar la mano del mayor, aunque bueno, ya encontraría otra ocasión (escusa) para poder tomarle de la mano.

-estuvo muy buena ¿no crees? bueno... a mi me gustó

Terminó por afirmar con una tímida sonrisa, y era la verdad, a él le había gustado mucho, pero no podía asegurar que para el otro hubiese sido igual.

Así era el tiempo humano, un abrir y cerrar de ojos y pasaba volando, la película había terminado.

Decirles que le sonreí a modo de respuesta cuando me pregunto si era o no buena, era una verdad "mentirosa" porque la película no consiguió atraer mi atención en su "pie" argumental, aunque el actor principal y los secundarios sirven para mitigar mi aburrimiento, diversión por dos horas y solo unos cuantos billetes, buena transacción.

Ah...pero lo que realmente me importaba era la ganancia alrededor de este momento. Así que me esforcé (sí, ya quisieran) haciendo galantería de mi experiencia en estos menesteres y: — Me dejarías escoltarte...hasta tu casa— lo invite por dos razones, una para saber donde vivía y dos para tener tiempo de hablar en el camino, por supuesto, agregue un: — Ya es tarde y debes ir a descansar, después del trajín de hoy — fingiendo responsabilidad y preocupación por su bienestar.

La sonrisa le hizo creer que si le había gustado la película, lo cual le hizo sentir mejor, a su parecer no había sido el único en divertirse, aunque su sorpresa y su sonrisa aumentaron al escuchar la manera tan galante en la que se ofrecía a llevarle a casa, y claro que no dejaría pasar esa oportunidad de estar más tiempo a lado del mayor.

-claro que puedes hacerlo, a decir verdad, me encantaría

No podía ocultar lo feliz que se encontraba en ese momento, así que una vez fuera de la sala del cine volvió a tomarle de la mano, amaba hacer eso, sentir la helada piel ajena contra su propia calidez.

-vivo en los dormitorios del instituto, como ya te dije antes, así que no hay problema con que me acompañes.

Entrelazó sus dedos con los ajenos y volvió a sonreirle dulcemente al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaban un poco.

Me carcajee internamente.

Era una vocecilla malintencionada que nació sutilmente hasta que termino por inundar el salón de mi mente y retumbar en un eco tenebroso. Había aceptado.

Pude notar su felicidad como una chispa que le iluminaba el rostro, cambiando el color de su piel a una más clara y apetitosa, aunque no se confundan mi interés sigue siendo lo que fluye por debajo de esa corteza suave que le recubre y le da forma.

De nuevo tomo mi mano y después de regalarme un par de palabras más, los entrelaza; sacándome de cualquier cavilación que llevara, y esto me resultaba curioso, porque en algún momento parecía que esa calidez característica de su palma trataba de "contagiarme" con tan mala suerte la pobre, que el muro de hielo que era la mía, no se lo permitía: — Parece que has tomado a personal el reto de calentarme ¿sabes que vas a perder? — presione su mano, atrapando sus pequeños dedos con mis largas "garras" que se negaban a soltarle como enjaulándole celosamente.

— Y a lo primero... — conteste, dándome una pausa "estratégica" — ...es un placer acompañarte, y es que con tanto "pillo" (no me incluyo, pues "esos" son de bajo nivel) suelto, un niño inocente (victima mía y soy muy celoso a lo que le pongo el "ojo" aunque en este caso sería el "diente") no queremos que te pase algo ¿verdad? — Ah, si...ya había planeado como iba a matarle. Me levante teniendo cuidado de no apartarle mi tacto, invitándole en silencio a que se levantara y comenzáramos el camino a su residencia.

-jejejejejeje eres gracioso, no creo que nadie quisiera hacerme daño,a demás, yo sé cuidarme

La verdad no lo sabía, en ese mismo momento se encontraba ciego a cualquier clase de peligro que pudiera avecinarse, simplemente siguió sonriendole con cariño, aunque por supuesto no había olvidado su primer pregunta, así que volteó a verlo con tranquilidad y llevó la mano ajena hacia su mejilla, sintiendo la frialdad de la misma contra su piel, lo cual le hizo estremecer levemente.

-no creo que vaya a perder, quiero darte un poco de mi calor, aunque si eres tu el que me da frío, pues no me molesta.

Giró la mano ajena para que dejara de tomar la suya y así tocara su mejilla, había terminado por pararse frente a él y caminar lentamente dando pasos hacia atrás.

-me gusta mucho sentir tu mano contra mi piel.

Terminó por decirle con una tenue sonrisa, aunque realmente estaba algo apenado por aquello, la verdad quería pasar más tiempo a su lado, aunque sabía que eso no se iba a poder.

Los músculos al rededor de mi boca se curvaron, mis labios se estiraron y una sonrisa libertina se dibujo en mi rostro.

Ya llevaba de la carrera un 70% del recorrido, realmente el chiquillo me lo estaba haciendo muy fácil, posiblemente hoy sería su fin, y es que no podía seguirme resistiendo a beber de su piel, inclusive clave mis ojos en su cuello, semi-oculto debido a la perspectiva, pero ese trozo de carne que lograba observar me excitaba, me despertaba el apetito, me despertaba el apetito probarle y robarle el color.

Como en una especie de juego, implantado para mi conveniencia, el pequeñajo toma mi mano y acuna su pómulo en mi palma fría, chocando nuestras temperaturas en el proceso, y manteniendo esa sonrisa que le ilumina el rostro.
Mi mano reacciona, y apega las yemas de mis dedos a su piel delicadamente, por un segundo, no, por una fracción de segundo, recordé una vieja sombra del pasado, solo por eso acaricie su mejilla seriamente.

Aunque es bueno, sus palabras me regresan al presente: — ¿No quisieras sentir mis labios contra tu cuello?— me acerque a él, cubriéndolo con mi cuerpo, pero respetando la distancia ¿qué piensas hacer chiquillo? vas a entregárteme o vas a declinar.

La repentina pregunta le había hecho sonrojarse ante tal propuesta, ¿qué si quería? la verdad... si, si quería, pero... no estaba del todo seguro, miró a su alrededor y aún estaban en un lugar donde cualquiera podría llegar a verlos, desgraciadamente en su mente no cabía la idea de que pudiera estar jugando con él o realmente lo fuera a lastimar.

-y...yo.... creo que.. quizá deberíamos ir a un lugar con menos gente.. no crees?

Sus mejillas ardían por la pena y la verdad era la primera vez que aceptaba (y que le hacían) una invitación de aquel tipo, aún así volteó a verlo con una tímida sonrisa mostrandole de esta manera que en verdad quería ir con él y aunque él mismo no lo sabía, que si el mayor sabía jugar bien sus cartas, podría obtener todo lo que deseara del pequeño.

-bueno.... eso, es lo que pienso... ¿te... gustaría?

No estaba seguro de que era EXACTAMENTE lo que le estaba proponiendo al otro, en realidad a esas alturas aún ni siquiera sabía su verdadero nombre y aún así estaba aceptando la propuesta ajena a que sus labios se posaran sobre su cuello... y quizá en más lugares aún.

Me estaba dando la oportunidad de darme un pequeño bocado antes de merendármelo por completo, aunque valorando el momento sería un inconveniente, pues me mostraría como realmente soy y esto produciría el efecto contrario es decir: un largo grito desesperado, cuando lo girara para hacerme de su cuello y beber de este directamente, Posiblemente sus ojos se llenarían de lagrimas, me empujaría de alguna extraña forma , pues bien se sabe que en momentos críticos la fuerza es un desvalido es lo primero que aflora y por ultimo una mirada asustada acompañada de una carrera para salvar su vida y mas blah, blah, blah...es decir lo mismo de siempre.

Así que ni corto ni perezoso, declino la propuesta generosamente marcando en mi rostro algo que posiblemente verán nunca en su vida.

— Muchas gracias, pero no está bien visto que un hombre mayor este en un lugar con "menos gente" en compañía de un infante — acerté a decir cuando ya recordaba yo el buen sabor de mi platillo del baño, agregué entonces para no "bajar" sus intenciones ni que equivocara las mías: — Pero no veo nada malo en que hablemos de camino a dónde vives, así que...háblame de ti — ha...que bajo he caído "háblame de ti" como palabrero barato tratando de conseguir información elegida, aunque después no me desagrado lo que obtuve.

No fue sino hasta que Killyem le hizo notar lo atrevido de sus palabras que se dio cuenta de lo que podía parecer su aceptación y sugerencia de ir a un lugar con "menos gente", sus mejillas se pusieron rojas al instante y trató de aparentar estar calmado, aunque era difícil.

-ejem... si... tienes razón, yo... que vergüenza...

Cubrió su rostro con ambas manos y se alejó dos pasos del otro, para luego voltear a verle con entre las ranuras que formaban sus dedos, aunque cuando le indicó que podían caminar juntos asintió levemente y retiró las manos de su rostro, comenzando así la lenta caminata hacía los dormitorios de la escuela.

-bueno... pues... me gusta mucho bailar y nadar... y, soy más o menos bueno bailando.... eh... tengo 2 hermanos, mnhh... y cierto! Ray vive conmigo, él es quien me hace compañia y amo a Ray con todo mi corazón! jejeje es muy lindo, pero es un secreto, no deben de saber que él vive conmigo o me regañaran en los dormitorios.

Le sonrió al otro finalmente un poco más calmado recordar al "pequeño" Ray le hacía sentir mejor.

¡Ah! se veía más apetitoso cada vez que lo conocía y aunque esto puede parecer increíble en una criatura de mi estirpe note en seguida que de alguno forma parecía atraído hacia conocimientos que provinieran de la personalidad de este chico...cosa sin duda curiosa más que irracional.

Estaba pues el contándome de su vida después de ruborizarse por causa mía en donde me sentí triunfador por conseguir encenderlo y me imagine sin dudarlo mas escenas incluyéndome a mí como su verdugo que por la estabilidad del lector de nuevo mantendré a flote de todo conocimiento.

Así que examine sobre sus gustos, que fue lo primero con lo que inicio esta nueva "charla" le gusta bailar y nadar, tiene dos hermanos que visitare después de terminar con el que tengo a mi lado si gozan de buena sangre y Ray...
Mi boca se movió sola, más que poseída, inspirada por la molestia de escucharlo hablar de esa forma con respecto a ese individuo: — ¿Quién es Ray? —

Estaba hablando felizmente cuando Killyem le interrumpió preguntando por Ray, no pudo evitar sonreirle ampliamente, le gustaba el hecho de que el mayor se preocupara por él, o al menos que quisiera saber sobre su vida.

-Ray es mi mascota, es una pitón, mide un metro y medio, es muy linda, a decir verdad me gustan mucho los animales, aunque por supuesto ¡las serpientes son mis favoritas! igualmente me gustan las tarántulas, los escorpiones, aunque ese más bien es un insecto jejejeje, en fin, si gustas luego te dejo que lo conozcas

Continuó caminando felizmente, dando unos leves saltitos, comenzando a caminar de espaldas mientras seguía viendo a Killyem y le sonreía.

-¿te gustaría conocerlo?

Vaya, vaya, vaya...

¿Qué estaban escuchando mis agudizados oídos? este niño tan diminuto y delicado, cuyos pómulos se encienden con cosas simples, amante del dulce y las cosas lindas que de seguro no se negaría a ponerse un moño de poder hacerlo... ¿le gustan los bichos? vaya sorpresa.

Tiene una mascota del tipo serpiente que parece querer demasiado pues no ha escatimado palabras para expresar su agrado por el rastrero y demás criaturas peludas, venenosas, multicolores, con cola, armazón y de más de dos patas en caso de tenerlas, es decir este chico era totalmente contrario a su apariencia, lo cual me provoco mas interés del que me llevo inicialmente a "cortejarlo"

Así que siguiendo con mi pequeño cuestionario, le conteste no solo a su pregunta, sino que también le elogio por su excelente gusto en elegir mascotas: —Que interesante pequeñajo, así que te gustan las serpientes y demás bichos que pululan en este mundo, no me lo esperaba de ti, realmente no me lo esperaba y por supuesto que será un placer conocerlo, si me lo permites claro. — por supuesto que deseaba conocer a la serpiente, planeando con ella usar mis habilidades para hacerla mi espía.

Seguí caminando a su lado, cuando una pareja paso al nuestro, la mujer se "agarro" al pobre hombre que luchaba por escapar o eso vi, pues no solo tenía cara de torturado (y miren que se bastante de eso) mas, luego la bruja desvía su mirada de la actual presa y clava sus ojos inquisidores mezclados con deseo en mi acompañante, ha...como no reconocer a un asqueroso vampiro, cuando su loción favorita es la sangre "muerta" En niño a atraído la atención de alguien más y eso me puede perjudicar dejándome al descubierto de darse una pelea o tal vez no.

Se sintió feliz por la respuesta ajena, claro que le gustaría que lo conociera, aunque no es como si dejara a muchas personas que conocieran a Ray, ya que no podía arriesgarse a que dijeran en los dormitorios que tenía una mascota, ya que de ser así podrían quitárselo o pedirle que buscara otro lugar para quedarse.

-jejejeje si, me encantan los animales, en casa hace mucho tuvimos una tarántula, pero era de mi hermano mayor, y un perrito, pero era de mi hermano menor, así que no me dejaban jugar mucho con ellos, así que cuando al fin mi mamá dijo que podía tener una mascota para no estar tan solo fuimos a la tienda de mascotas y, Ray era muy lindo, aunque en aquel entonces era muy pequeño, apenas si medía unos 30 centímetros.

Seguía charlando felizmente sobre su mascota, era una de las cosas que le hacía sentir muy contento y quería compartirlo con el mayor, la verdad no notaba nada a su alrededor, más que a ellos dos.

-¡es más si gustas cuando lleguemos al instituto puedes pasar a verlo! Solo que hay que tener cuidado de que no nos vean o nos regañaran jejeje pero no creo que haya problema si digo que eres mi hermano que vino a visitarme ¿que dices, quieres conocerlo? ¡de seguro estará feliz!

Siguió caminando esta vez un poco más rápido, pero aun contento de ir en compañía del otro, en su mente ya había hecho sus propios planes a pesar de aun no obtener una respuesta, planeaba llegar temprano, para así poder pasar y dejar que el moreno conociera a Ray.

Es excelente, parece que el chico a mi lado no se ha dado cuenta de que está siendo observado salvajemente por un depredador disfrazado de mujer.

Por supuesto que la fémina se ha percatado también de mi presencia y el aroma que sobresale en mi cuerpo, recorriéndolo con intensidad, por lo que provista de astucia, se gira y hace como si el interés desapareciera y entonces pienso de inmediato, restringiendo mis pensamientos en una habilidad única de mi especie que bloquea la de otros "menores" de clase para que no puedan leer la mente.

"Esa mujer realmente cree que voy a personarla por poner sus ojos en mi presa" Ho no, doy un solo paso y ordeno a mis sombras que se deslicen por la acera recorriendo la textura porosa similar a una esponja seca y que la sigan sigilosas como están entrenadas, para que se hagan con su vida, claro, pasando unos metros de nosotros.
Así pues, sigo con la conversación del chico, recuperando mi buen humor y esto es un secreto, porque no tengo ni buen ni humor alguno.

Entono mi voz y me refiero a su propuesta: — Me encantaría, quiero conocer ese amigo largo y serpentino tuyo — le guiñe el ojo en un acto casi incomprensible.

Estaba aun más emocionado cuando le escuchó decir que si quería conocer a Ray así que no pudo evitar dar un leve "yey" a manera de victoria, después de todo sería divertido.

-bueno, bueno, entonces hay que apresurarnos para que lo conozcas jejejeje

Se acercó para tomarlo del brazo y comenzar a caminar un poco más apresurado en dirección a los dormitorios, después de todo ya no faltaba demasiado, tan solo un par de minutos (y calles) y se encontrarían en el lugar.

-ya casi llegamos, te aseguró que te gustará mucho Ray, es muy lindo y si comienza apretarte un poco el brazo, no te asustes, así dice hola, es que siempre que conoce alguien nuevo se pone algo nervioso, ¡cierto! tampoco es venenoso así que tampoco debes preocuparte por ello.

Seguía sonriendole mientras hablaba quizá demasiado, pero no podía evitarlo, estaba muy contento.

Me toma del brazo de nuevo y la verdad (y esta palabra se ha vuelto algo molesta en mi vocabulario, pues mentir en mi es algo que se encuentra a la orden del día) no me molesta en absoluto.

Caminamos como si fuéramos una pareja, yo sosteniéndole y el aferrado a mí, inclusive la sombra tiene una vista gentil, me agrada, hasta el punto que casi imperceptible en mi rostro se ha formado una diminuto, mínima, fantasmal sonrisa, y hago un apunte mas, que hasta ahora no había sobresaltado; me gusta su voz.

Pues bien, el sigue hablando, sobre Ray y sus cualidades, lindo y que si me aprieta un poco el brazo (palabras textuales) no debo preocuparme, realmente casi no presto atención a este detalle y es que, el apretón de una serpiente no me genera ningún problema, por mi carácter "especial" de todas forma he asentido a sus palabras, como si fuera de suma importancia tenerlo en cuenta, aunque lo que me interesa no es su apretón (de Ray) sino sus ojos, para hacerme con su voluntad y que me obedezca por completo. Un espía como lo dije antes.

No me incomoda que hable por lo que lo he escuchado, reparando en los pequeños movimientos que hace su rostro, en como mueve sus labios, como parpadea y el color de sus ojos, como se curvan sus cejas, todo este niño, me tranquiliza. Seguimos caminando.

Estaba contento de poder estar a lado del otro, primero que nada, no le había molestado que fueran tomados del brazo, no podía dejar de hablar sin parar, sin embargo al parecer eso tampoco era de desagrado para el mayor ya que no le había dicho nada al respecto, al contrario continuaba caminando a su lado tranquilamente, entre una cosa y otra no pudo evitar sonreír triunfalmente cuando finalmente llegaron al instituto, podía ver el edificio que constituía los dormitorios desde donde estaban y se lo hizo saber al otro.

-¡hemos llegado! mira, es ahí.

Comentó señalando hacía el lugar donde se alzaban las distintas habitaciones del alumnado.

-ahora, hay que entrar y procurar que no te vean, aunque... aun son horas de visita, supongo, cuando debemos evitar que te vean es cuando pasen a hacer la ronda de inspección.

Era la primera vez que llevaba un "amigo" a su habitación, así que no estaba muy seguro de las reglas, pero había chicos que llevaban amigos y novias todo el tiempo, así que tenía al menos una idea.

[seguimos aquí o cambiamos tema al instituto? XDDD ]

El edificio se levanta frente a mí, me detuve entonces para contemplarlo, por supuesto con segunda intención, ya que pronto me adentraría sin invitación (diferente por supuesto a este caso) y haría de las mías.

El lugar era increíble, de una arquitectura mezclada entre gótica y modernista, pues tenía gárgolas protectoras con rostros grotescos típicos de épocas en donde se creía que estas esculturas protegían del mal, las conté bien eran 14, que asemejaban tamaño pero que variaban en aspecto, todo un lujo si me lo preguntan.

Un arco gigantesco ocultaba un pasillo, supuse la entrada, las paredes que lo sostenían tenían ventanas con forma rectangular, y marcos divisorios en un total de 6 paneles, los vidrios relucían por la noche que ocultaban su totalidad. Note otras tres entradas, un amplio patio, dos edificios más, y un cuarto algo alejado, supongo que el gimnasio.

Todo se encontraba contenido por un muro que cubría el total del área y que tenía como puerta una reja en donde el nombre del instituto se encontraba en lo más alto, decorado con adornos metálicos que parecían enroscarse y terminar con ese curioso efecto de "caracol"

Le escuche entonces hablar, pidiéndome que no me dejara ver aunque aclaro que aún era hora de visita, pero eso no me importaba, gracias a mis habilidades podía hipnotizar fácilmente a los que nos encontráramos para que no notaran mi presencia, y por supuesto que sería sencillo hacerle creer al chico que me acompañaba que solo estaban mal de la vista o mejor aun, que mis habilidades para esconderme eran magnificas, cosa cierto aunque se le agrega que también son paranormales., entonces me entono y le digo que: — No te preocupes, no van a verme en absoluto y vamos, no te detengas, chiquillo — oh si, esto comenzaba a interesarme cada vez mas.