Todo el día había estado nervioso, yendo y viniendo por la casa, se probó mil y un cambios de ropa y ninguno parecía lo suficientemente bueno para poder salir en una primera cita normal con Mori, es decir, ya eran novios, se habían besado y dormido juntos, de manera inocente, claro, pero... ¡ERA SU PRIMERA CITA! no era cualquier cosa y no podía simplemente usar cualquier cosa, el mayor había dicho algo sobre el lugar, entonces debía usar ropa cómoda, finalmente terminó usando unos tenis, pantalón pesquero, una camisa de tirantes como la de la noche anterior, pero esta vez llevaba sobre ella una de manga corta a manera de chaleco, para en caso de ir a un lugar con sol no quemarse demasiado.
Finalmente el timbre sonó y se puso totalmente nervioso.
-¡Ray! ¡está aquí! ¡está aquí! ¿que hago?- tomó aire profundamente y se acercó a la bocinita para contestar - ya bajo, deséame suerte Ray, si tengo suerte.... quizá no vuelva hoy en la noche, ¡cuídate! - tomó su mochila, se puso perfume y salió a ver al otro, sentía su corazón latir demasiado rápido, pero debía controlarse, al ver a Mori sonriendo por verlo, se sintió como una princesa de cuento, bajando las escaleras del palacio, y viendo a su enamorado esperándola, lo cual le hizo sonreír aun más- está bien, ya estaba listo... -se acercó a Mori y algo avergonzado lo besó en la comisura de los labios, había querido hacerlo directamente sobre sus labios, pero la vergüenza y sus nervios le habían ganado- ¿nos vamos?