Late (Priv. Byakuran)

Tal parecía que la impuntualidad comenzaba a hacerse algo común en su vida y a decir verdad eso le fastidiaba bastante. En su defensa, Byakuran podía culpar por completo al tráfico, él había salido con el tiempo apropiado para llegar a su cita, no era su culpa que las personas fueran un asco al conducir. Resopló con fastidio resistiéndose a tocar la bocina de su muy amado Aston Martin DB9 convertible, su bebé de color plata e interiores color vino, prácticamente consideraba al auto el amor de su vida, corría de maravilla y ahora… estaba atascado en el maldito tráfico. Qué desperdicio.

Byakuran se pasó las manos por el cabello en un gesto de frustración, de primera, un viaje de trabajo lo mantuvo alejado por mucho tiempo, más del que había planeado, y de segunda, al volver, había estado demasiado ocupado arreglando algunos asuntos menores pero aun así de importancia, al punto en que no había podido salir con su novio, su novio… aun le sonaba extraño, se habían mantenido en contacto claro y se habían visto rápidamente en un hola y adiós en el bar donde el muchacho trabaja, pero una cita, un encuentro formal y largo solo para ellos solos, no, hacía tiempo de eso y aunque odiaba admitirlo toda esa lejanía por poco lo enloqueció, no solo por el hecho de que odiaba que le mandasen a hacer cosas tediosas y rutinarias, sino también porque descubrió con enorme sorpresa, lo mucho que podía llegar a extrañar la presencia extravagante y cariñosa de Nerox. El peliblanco no necesitaba de nadie, él no extrañaba a nadie, y aun así ahí estaba desesperado por llegar a su cita.

Miró su reloj, diez minutos tarde - ¡Con un demonio! Muévanse ya- gruñó

Necesitaba llegar cuanto antes. Su novio había sido tolerante y compresivo en especial con respecto a su profesión, el que llegara tarde ahora seguramente no iba a tenerlo de buenas. Se permitió reír al imaginar el gesto molesto del menor, amaba verlo fruncir el ceño infantilmente mientras le daba un sermón. Finalmente, la larga fila de autos comenzó a moverse y en cuanto tuvo el campo medianamente libre, pisó el acelerador y comenzó a rebasar automóviles a diestra y siniestra, con seguridad claro, pero ganándose más de un insulto.

20 minutos después de la hora acordada Byakuran se apresuraba a dejarle su auto al chico del Valet no sin antes amenazarlo ante cualquier posible daño, se acomodó su vestimenta, camisa negra, pantalón y chaleco blanco, elegante como siempre, miró por la puerta a su pareja y se tomó unos segundos para admirar su gesto molesto antes de finalmente atravesar el umbral y apresurarse a su lado.

-Lo lamento había tránsito, vamos ya- le dijo anticipándose a cualquier reclamo, le robó un corto y rápido beso y lo sujetó de la mano para poder adentrarse a la sala. Entregó los boletos a una chica que amablemente los llevó a su asiento, de los mejores claro está. Le sonrió a la joven en agradecimiento justo cuando daban la tercera llamada.

-No estoy muy seguro de si te vaya a gustar, pero a ver qué pasa- le susurró. La puesta en escena era una versión de la historia de Frankestein.

Byakuran se acomodó en su asiento y suspiró, una de las muchas ventajas de tener un palco privado era sin duda alguna no estar soportando la extrema cercanía de personas no gratas, las luces  bajaron y la función comenzaba situando una bella escenografía antigua y música provista de una orquesta para situar a los espectadores a la época, cerró los ojos un momento, le gustaba en parte es especie de tranquilidad, aunque claro, solo duró unos pocos segundos, pues Nerox comenzaba a reclamarle -A veces me pregunto cómo fue que terminé enrollándome contigo- murmuró más para sí mismo que para su pareja, pero después soltó una sutil carcajada ante la historia contada.

Se giró un poco para poder encender una pequeña lámpara dispuesta en su palco que al instante irradió una luz tenue y suficiente, dirigió su vista hacía al chico, enarcando una ceja y mirándolo con gesto entre sarcástico, divertido e incrédulo, se tomó un momento para observarlo con detalle, recorrió con su mirada aquel cabello rebelde, su gesto avergonzado y la manera en que sus labios se fruncían en un gesto de nerviosa molestia, también pasó su vista por cada una de las perforaciones, las de su oreja y las de labio, claro con esa cadenita incluida, siguió su recorrido por su cuello delgado y terso, su hombro descubierto y la manera tan natural, y a su parecer erótica también, en que se le marcaban ligeramente los huesos de la clavícula, se le acercó un poco más teniendo de pronto la necesidad de sentirlo más cerca, de querer besarlo, sonrió

-No me sorprende, olvidé  mencionarte sobre las estrictas normas de etiqueta de este sitio- soltó divertido y se limitó a despeinarlo un poco dirigiendo su mirada por un momento hacía el escenario que ahora había pasado a un plano ligeramente menor-Pobre de aquel hombre de seguro le diste un buen golpe- rió un poco más.

-Tu apariencia desconcierta mucho, no solo en lugares como este en los que hay que ser más recatado, así que es lógico que las personas poco observadoras lleguen a confundirte como un prestador de esa clase de “Servicios”- comenzó a explicarse usando como de costumbre su lógica siempre directa

- Míralo de esta forma, si tu eres el sensual y atrevido trabajador sexual yo sería el ingenuo multimillonario que cae perdidamente enamorado de ti, justo como en esa película cursi, hum… ¿Mujer bonita se llama? y creo que las cosas no terminan mal para ellos- se giró para mirarlo nuevamente -¿Trabajador sexual? por fortuna no,  pero ¿Sensual y atrevido? eso nunca lo pondría en duda- finalizó

- Obviamente, yo solo soy una pobre victima en esta situación - respondió dramatizando un poco, disfrutando del cálido beso y la caricia, de nuevo no entendía que demonios sucedía con él, más le restó importancia, hasta que escuchó lo de la tarjeta de crédito. Un par de personas los silenciaron, después de todo la risa del menor sonó estridente  justo cuando la sala estaba en silencio  ante la escena del “nacimiento” de la criatura del doctor Frankie. Byakuran Miró a Nerox con desaprobación y puso su dedo índice sobre los labios del menor haciéndolo callar – Estás demasiado mimado gatito- fue su respuesta.

– Aunque no estaría nada mal que fuéramos a comprar un traje para ti, estoy seguro que podemos encontrar algo que vaya acorde a tu alocada personalidad- razonó por un momento, le gustaba mucho la forma de Nerox pero todo hombre debía tener en su closet mínimo un buen atuendo formal -Pero eso después por ahora shh, veamos a quien mata el monstruo- mencionó antes de bajar de nuevo la luz y centrar su atención en la obra, acercándose con discreción a su pareja para que el contacto no se perdiera del todo.

Tras casi cuarenta minutos finalmente les otorgaron un intermedio de 10 minutos para estirar las piernas e ir al sanitario, las luces se encendieron poco a poco al tiempo que los murmullos de la gente comenzaban a subir de volumen también, unido a los ruidos de las personas que salían de la sala. El peliblanco se estiró un poco antes de levantarse y miró a Nerox con una sonrisa coqueta inclinándose hacia su oído –Este es el momento en el que nos escapamos para hacer cosas indebidas- le susurró en broma mordiéndole el lóbulo de la oreja para después jalarlo del brazo y obligarlo a levantarse.

-¡Ven vayamos a comprar un dulce!- dijo emocionado como si no fuera más que un mocoso. Le encantaban las golosinas y para su mala suerte la paleta que se había asegurado tomar antes de salir de su casa se habia quedado en el bolsillo interno de su saco, el cual obviamente estaba en su auto. Soltó a su pareja para permitirle salir atravesando la cortina que cerraba su palco y así después caminar hacía la pequeña cafetería dentro del centro cultural. Tras unos momentos, Byakuran comenzó a notar las miradas curiosas sobre él, o mejor dicho sobre ambos, lo analizó con curiosidad, estaba acostumbrado a llamar la atención aunque sin duda no de la forma en que justo ahora lo estaba siendo y comenzaba a molestarle –Hum…- murmuró buscando ignorar la situación, pero vaya que le estaba costando, pues las personas eran poco discretas, y eso que se suponía les habían enseñado modales.

-Hola ¿Qué tal?- saludó con una enorme sonrisa al chico que atendía cuando al final llegaron frente a una de las barras de la cafetería, Byakuran se apartó un poco mientras miraba los dulces y alguno que otro pastelito en una de las vitrinas –Hum… me tomara un momento decidir, pero pide, yo invito- ofreció, mientras el chico del mostrador, algo confundido por el par, le ofrecía a Nerox un pequeño menú que enlistaba las bebidas.

- Veamos ¿Qué voy a elegir? hay galletas de azúcar y de mantequilla uh y aquí tienen gomitas y paletas y caramelos sabor limón, malvaviscos, hum debería llevar de todo, aunque si después queremos ir a comer otra cosa quizá este exagerando, bleh nunca es demasiada azúcar – Byakuran murmuraba para sí mismo, los dulces lo ponían en un estado alegre y casi hiperactivo, aun así estaba suficientemente atento a su alrededor, dotes del oficio, podía sentir claramente las miradas sobre su espalda y alcanzaba vagamente a escuchar los murmullos de las personas más cercanas que parecían estar demasiado escandalizadas, claro la situación era rara pero Byakuran no entendía porque tanto drama, cosas peores se veían en la calle,  de lo que no estaba consiente era de los planes internos de Nerox.

-Oh vamos sabes qué el precio no es…- calló al percatarse de la voz anormalmente aguda de su novio además del “Baby”, él jamás le había dicho de esa manera, nunca,  extrañado apartó la vista de las golosinas para dirigirla con sorpresa al menor, que estaba optando por tomar una actitud más sugestiva, Byakuran se quedó de hito en hito cuando este se le acercó balanceando sus caderas y comenzó a tocarlo con algo de insinuación el pecho. Vamos que ya había dejado claro que Nerox le parecía sensual y coqueto pero era algo que se habían reservado meramente para la habitación, bueno, aquel primer encuentro en el bar donde se conocieron se habían medido un poco pero ni en lo más mínimo habían tenido un contacto así tan públicamente. Por unos segundos, y para su sorpresa, se bloqueó y solo atinó a colocar sus manos sobre la cintura del chico.

- ¿Qué estás haciendo?- le preguntó con algo de confusión pues estaba algo extrañado por el comportamiento del otro. Obviamente las miradas no se hicieron esperar y menos aun los cuchicheos, el chico del mostrador tenía la boca abierta, un par de personas se persignaron y optaron por alejarse mientras que otras con toda probabilidad estaban a punto de llamar al personal de seguridad. Le tomó unos segundos captar todas las señales hasta entender el camino que su pareja estaba tomando y enarco una ceja en señal de sorpresa, el peliblanco no era un extremista moralista pero esta situación sí que lo tenía perplejo especialmente porque ¡No tenía control de ella! y esa era una de las cosas que más le molestaban, peor aún, se sabía en la perfecta capacidad de mantenerse al margen de los planes de Nerox pero por alguna razón el chico lo arrastraba con extrema facilidad y una parte de él quería seguirle el juego, sonrió con algo de peligro y se dejó llevar un poco, bajó sus manos hasta el trasero del chico sujetándoselo con firmeza.- Hum... vamos pide lo que quieras tu sabes como recompensarme después-

De pronto, una parte en su cerebro hizo click e intento apartar las manos, aunque no lo pareciera Byakuran estaba molesto y no solo eso, también estaba nervioso, pues acaba de descubrir una faceta de sí mismo que hacía años no experimentaba, claro que le gustaba jugar, le divertía incluso jugar con algo de crueldad con sus víctimas y en más de una ocasión había coqueteado y tocado con desvergüenza a alguna de sus conquistas en público, ¿Por qué con Nerox era diferente? el peliblanco siempre tenía el control de la mayoría de las situaciones y ahora una parte de si mismo le estaba gritando cosas que no podía entender y le fastidiaba, además estaba el hecho de su novio se estaba exponiendo descaradamente frente a otros, peor los estaba exponiendo a ambos, gruñó mitad de molestia mitad de “No sé qué”

-¿Qué estás haciendo? ¿Estas loco o qué?- repitió con voz suave.

Byakuran lo miró completamente sorprendido y después con pura molestia ¿Se estaba burlando él? Nadie se burlaba de él y generalmente quien lo hacía, aunque por razones plenamente diferentes, terminaba con un tiro en la cabeza. Soltó al chico rápidamente y se apartó de él unos pasos, justo a tiempo pues un oficial junto con un acomodador estaban a punto de interferir y llamarles la atención. Byakuran se giró hacia los hombres y les sonrío con cierta altivez y advertencia evitando que se acercaran más de lo debido. Después tomó la muñeca de Nerox y lo jaló hacía una zona en donde no estuvieran tan a la vista, resopló con molestia.

- No, no puedes Kobayashi, en serio ¿Qué edad tienes?- le habló usando un tono ligeramente severo, masajeó el puente de su nariz con sus dedos en intento de calmarse – Deberías madurar un poco, aunque te parezca divertido y lo sea, a veces no puedes ir vistiendo y actuando como se te de tu regalada gana por el mundo, debes ser consciente que no solo se trata de ti, también afectas a los demás y en especial a quienes están cerca de ti ¿Cómo pretendes que la gente no te confunda si tú mismo lo provocas?-

Quizá el sermón era un poco innecesario y con certeza no era el lugar más idóneo para comentarlo –Eres fiel a ti mismo y eso ya no es fácil de encontrar en las personas hoy en día, pero a veces exageras, a veces llego a pensar que lo único que quieres es resaltar y demostrarle a todos que te puedes mandar solo y que no importa, pero a veces, Nerox, si que importa, las opiniones de las personas y las primeras impresiones importan, un día la realidad te va caer de golpe y solo ser fiel a ti mismo no te va ayudar-

Byakuran soltó un suspiro de exasperación al tiempo que las luces parpadeaban y comenzaban a dar las llamadas para volver a mirar el segundo acto –Yo no puedo seguir con esto, debes dejar de actuar así- el peliblanco soltó la muñeca del chico que había mantenido sujeta todo ese tiempo y sin decir nada más se dirigió de nuevo al palco en el que estaban, sabía que quizá la plática había sido algo cruda pero trataba de mantener sus pensamientos ordenados y de tranquilizar su enojo, después de todo no le había gustado ni él lo más mínimo las miradas de lascivia que algunas personas le habían dirigido Nerox, resopló ¿Y si alguien se le acercaba? peor aun ¿Y si algún “compañero” suyo los viera juntos en una escena así y le preguntaba al respecto? Byakuran odiaba tener debilidades, desde que tenía 12 años aprendió que demostrar debilidades era una sentencia a muerte segura y ahora que Nerox se estaba convirtiendo en la suya no sabía cómo manejarlo.

Ya en el palco Byakuran se dejó caer pesadamente sobre su asiento, las luces ya estaban apagadas y la orquesta daba inicio con la música del segundo acto. Suspiró masajeándose las sienes, había comenzado a dolerle la cabeza, repasó en su mente sus palabras y después recordó la mirada de miedo y tristeza de Nerox, no le había dicho una mentira, pero quizá sí que había sido demasiado directo y frío al tratar el tema, Quería salir e ir a buscarlo pero pensó que ambos necesitaban un momento a solas. Dejó de prestarle atención a la obra y centro sus pensamiento en que era lo que debía hacer, quizá lo mejor fuera alejarse del chico, por sanidad de ambos, quizá no estaba destinado que estuviesen juntos y sin duda sería lo mejor a hacer. Sonrió de medio lado, sin duda eso era lo “correcto” pero no era lo que realmente deseaba, si esas semanas que pasó fuera lo había extrañado tanto, la sola idea de no volver a disfrutar de su compañía jamás, le provocaba un dolor incomodo en el pecho.

La realidad y la vida eran duras, Byakuran lo había aprendido por las malas y debajo de su personalidad, fortaleza e inseguridades, realmente admitía que hacía años no experimentaba un felicidad como la que sentía con Nerox, si, lo fastidiaba y lo hacía enojar bastante, era caprichoso y raro y tan “No de su tipo” que había comenzado a considerar seriamente su salud mental, pero realmente lo quería, aunque no se lo dijera a menudo, es mas ¿Se lo había dicho alguna vez? ¿Le había dicho que lo amaba alguna vez?, se sorprendió al no poder recordarlo, ahora entendía porque las relaciones era tan complicadas, era demasiado difícil dejar de pensar en uno mismo y preocuparse por el otro, o quizá el problema era eso precisamente, preocuparse por alguien más.

Dirigió sus vista hacia el escenario viendo sin ver la obra, esperando el momento en que su pareja se dignara a volver, aunque después de 15 minutos, él no había vuelto, se preocupó quizá el otro se había ido, se levantó y salió para ver si podía localizarlo, se acercó a uno de los acomodadores que tenía ligeramente inflamada la mejilla  - Disculpa ¿Has visto al chico que me acompañaba?- preguntó, el trabajador se sonrojó avergonzado y frunció un poco el ceño mientras se sobaba la mejilla, al peliblanco no le costó hilar cabos y supo que era él quien había dicho lo del asunto de “Trabajar” a Nerox casí quizo reir pero se resistió las ganas y solo atinó a dar las gracias cuando el muchacho le dijo que no lo había visto desde el intermedio.

Byakuran suspiró y tomó asiento en una de las bancas que estaban dispuestas por el recinto, ya no le aptecía volver a la obra, y  podía mandarle un mensaje a Nerox o algo pero en realidad no deseaba hacerlo, esperaría a ver si el chico aparecía si no, simplemente lo dejaría por hoy, esperaría a que las cosas se tranquilizaran poco.

Se quedó absorto en sus pensamientos hasta que escuchó unos pasos acercarse, seguido de la voz de su novio, al alzar la vista la sorpresa se reflejo en su rostro, si, efectivamente era Nerox, pero al mismo tiempo no se veía como él. Sin maquillaje, sin perforaciones y medio peinado, claro que lo había visto  sin tantas cosas encima, el peliblanco secretamente amaba cuando después de un largo día, el otro se duchaba y se acurrucaba en la cama junto con él, le gustaba mirarlo por esos momentos en que vencido por cansancio, el menor se limitaba a cerrar los ojos y a dejarse abrazar. Byakuran lo escuchó y observó cada uno de sus gestos, inseguridad, miedo y también cariño, suspiró y negó con la cabeza – Idiota… anda ven aquí- lo llamó e hizo que se sentara a horcajadas sobre sus piernas.

Lo miró a los ojos y con una risa suave le despeinó el cabello dejándoselo como antes, le besó la oreja y los labios, justo por encima de donde estaban los orificios de sus perforaciones y le desabotonó el chaleco  –Ahí está, mucho mejor, este es el chico con quien coqueteé en aquel bar, el chico con el que pretendía enrollarme unas horas y después irme- le dijo y después negó con la cabeza y le levantó el mentón con sus dedos para que lo mirase a los ojos –Este es el chico que logró hacerme quedar y que me hace volver una y otra vez- le acarició las mejillas con sus pulgares y suspiró - No me mal entiendas, no quiero que cambies solo para complacer a alguien, hazlo porque también eres tú quien lo desea- le habló –Me enamoré de Nerox, un chico extravagante y mimado y aunque uses un traje quiero poder seguir viendo a ese chico-

Byakuran se inclinó a besarlo con cariño en los labios, un beso suave, cargado de calidez y afecto, saboreando la boca ajena y dejándose embriagar por la calidez que el otro desprendía, que chocaba y se mezclaba con la frialdad de su piel. El peliblanco no era bueno hablando sobre sus emociones pero comenzaba a entender como demostrarlas con caricias y acciones. Dejó su frente unida a la de su novio cuando el beso hubo terminado y rió con sincera felicidad –Ahora quítate ese chaleco o me pondré celoso- le dijo en broma mientras le deslizaba la prenda por los hombros, ya le prestaría el suyo mejor –Vayamos a recuperar tu dinero- finalizó ¿Que como lo sabía? intuición.

Byakuran gruño y se cruzó de brazos mientras se encaminaban a buscar al estafador – Hueles a otro hombre, no me gusta- le dijo emberrinchado –Y además ese otro fuma y odio el olor a cigarro- agregó, era bueno sentirse de nueva cuenta en calma con su pareja, Byakuran lo miró y sonrió, le diría lo que sentía por él, se propondría poder decírselo en voz alta, quizá no ahora pero lo haría. Probablemente si expresaba su afecto en palabras podría entenderlo mejor.

No les tomó mucho tiempo dar finalmente con el hombre, que estaba platicando con otro de lo más divertido sobre cómo había conseguido una cantidad exorbitante de dinero y además un revolcón, con el chico de los pantalones ajustados de quien todo el mundo hablaba, Byakuran al escucharlos se sorprendió ¿Revolcón? No, ese tipo solo estaba haciéndose el importante, aunque Nerox había dicho que le había costado mucho convencerlo, gruñó y sacudió la cabeza, no iba a permitir que su poca objetividad lo llevara por un camino que ocasionaría otra pelea, ahora por su culpa, así que enarcó una ceja y se tragó su molestia, poniendo en su rostro la sonrisa más gentil y amable que pudo encontrar.

-¡Hola!- saludó con energía y amabilidad tocando con cuidado el hombro del acomodador sin el chaleco y mirando otro trabajador con una sonrisa apenada –Perdón, lamento mucho tener que interrumpir su plática pero creo que este chaleco es tuyo- mencionó ofreciendo la prenda al muchacho –En verdad quisiera agradecerte por habérselo prestado a mi novio- habló y dirigió su mirada al chico bien uniformado–Eres muy afortunado tu novio es todo un caballero- le dijo afirmando que ambos acomodadores eran pareja, diciéndolo de manera sutil y casi con admiración y tierna envidia.

No era nada raro ver a Byakuran actuar en ese estado alegre y amable, después de todo le salía bastante natural y lo hacía para comenzar a ganarse la confianza de las personas –Lamentablemente se nos ha caído la cartera ¿De casualidad no la habrán visto? Teníamos ahí una cantidad considerable de dinero y me temo que es muy importante recuperarla- se estaba haciendo un poco el loco midiendo las reacciones de los chicos.

Ambos trabajadores se le quedaron viendo con extrañeza –No… bueno él no, nosotros no somos- comenzó a hablar con algo nerviosismo el chico que vestía apropiadamente el uniforme, Byakuran sonrió internamente al notarlo y se apartó de inmediato, fingiendo estar terriblemente apenado mientras que el estafador veía con bastante molestia la escena, aunque también confundido

-Oye aquí los únicos raros son ustedes, así que les sugiero que se retiren- dijo con hostilidad ganándose una mirada completamente desaprobatoria por parte del otro muchacho, Byakuran enarcó una ceja.

-Oh, ya veo, bueno gracias de todas maneras- dijo con algo de tristeza y se giró hacía Nerox – Lo siento amor, creo que ya no podremos pagar nuestros anillos de compromiso- le dijo como si en verdad le doliera la pérdida económica – Pero prometo que aun así tendremos una boda maravillosa- agregó sonriendo cual borrego enamorado.

El chico uniformado soltó un suspiro, olvidándose por completo de los rumores que habían estado diciéndose y claro también se olvido de la obvia capacidad económica que tenían y le dio un golpe fuerte al otro antes de tomar el dinero que el estafador había estado presumiendo y contando, para entregárselo directo a las manos de Nerox –Tomen, les pido una disculpa en nombre de mi compañero no sabía que era tan importante el dinero- mencionó apenado y sonrojado. Byakuran le regaló una radiante sonrisa y lo abrazó con fuerza para después darle un beso en la mejilla casi rozando la comisura de sus labios

-No sabes lo feliz que nos haces, en verdad, espero que tu también encuentres tanta dicha como nosotros- le dijo y lo abrazó de nuevo para después tomar la mano de Nerox y alejarse.

-Bueno ¿Te parece entonces si comemos algo? - le dijo de nuevo tranquilo como si nada hubiese pasado

Byakuran solo rió por la situación, pero al instante se quedó callado creyendo que Nerox iba enserio, hasta que se dio cuenta que otra vez le estaba haciendo burla, solo que esta vez, se sonrojó, así es señoras y señores Byakuran “Trinisette” Millefiore se había sonrojado, apenas era un muy muy sutil tono rosado sobre sus pálidas mejillas, desvió la mirada –Tks… deja de decir tonterías- se quejó, pero obviamente eso no detuvo a su pareja, que siguió hablando sobre los planes de boda, el peliblanco se detuvo y lo jaló del mentón con cariñosa brusquedad para darle un beso apasionado y hacerle callar, comenzaba a notar que esa era una de las maneras en que su novio cedía un poco.

-Aun hablas demasiado gatito- le dijo cuándo se separaron, se inclinó un poco hacia su oído -Si algún día eso sucede me aseguraré de que sea el momento más perfecto de tu vida- le susurró para después darle un beso casto en la mejilla. Era demasiado pronto y ciertamente no se podía imaginar justo ahora como sería la vida de casados ¡Apenas y estaba entendiendo como ser el novio de alguien! Pero se tomó la libertad de pensar por segundo como seria estar casado con alguien a quien amas, no recordaba si sus padres se amaban o no, pero supuso que estar unido por un lazo de afecto tan grande de seguro era algo encantador

-Bueno, conozco un lugar de pizzas no muy lejos de aquí, podríamos ir fácilmente caminando, a no ser que prefieras otra cosa, en ese caso tendríamos que ir primero por mi bebé y tú dirías a donde vamos-

Byakuran sonrió al ver a su novio sonrojarse de esa manera –Pues pizza será, vamos salgamos- la obra había pasado a segundo plano, su auto estaría bien en el estacionamiento del lugar mientras ellos salían a caminar, el restaurante no quedaba muy lejos. Rió con fuerza y pasó uno de sus brazos sobre los hombros de Nerox para acercarlo a él. –No seas exagerado he visto como comes y no subes ni un gramo- - le dirigió una mirada coqueta –Además en todo caso ya me encargare después de que se quemen esas calorías, dicen que el sexo es un excelente ejercicio y créeme, teniendo en cuenta el tiempo en que no hemos estado juntos, te lo haré tan fuerte que olvidaras como caminar - le dijo sin ninguna clase de decoro.

Salieron de la casa de cultura y tomaron dirección hacia el norte, el restaurante se encontraba a unas cuantas cuadras asi que sería una caminata tranquila,  Byakuran se quitó el chaleco y se lo puso a Nerox, rió al ver que le quedaba grande, lo hizo no por las normas de etiqueta si no porque comenzaba a hacer frío, el invierno estaba cerca y las noches eran bastantes frías, de seguro pronto tendrían la primera nevada de la temporada, y aunque el chaleco obviamente no le cubría demasiado al menos le protegía un poco la espalda, quizá hubiera sido buena idea pasar a su auto por su saco, pero ya no le apetecía regresar.

Caminaron alrededor de unos 10 minutos cuando finalmente se vislumbró un letrero pequeño de luz neon rojo que decía “Muanaciello’s Pizza” –Estoy seguro que te encantara- le dijo a Nerox al tiempo que le abría la puerta del local para entrar. El sitio era un lugar pequeño, decorado con los clásicos tonos italianos y las mesas con manteles a cuadros, de inmadiato el olor a pizza recién horneada los recibió, al igual que un ambiente calido y acogedor, Byakuran estaba por decir algo cuando un hombre ya con algunos años  encima le gritó desde la barra de pedidos - ¡Eh ciao Byakuran! Come stai? - el hombre se acerco a saludarlo con muy fuerte abrazo y dos besos en la mejilla mientras para después comenzar a regañarlo en italiano sobre el porqué no le había visitado antes.

Byakuran sonrió respondiendo los saludos e intentando explicar las razones, preguntando sobre la familia y el negocio. hablando también en italiano claro, después se giro hacia a Nerox y lo tomó de la mano - questo è il mio fidanzato – lo presentó, el dueño del restaurante abrió los ojos sorprendido pero después comenzó a reír sonoramente y con mucha alegría mientras le daba unos buenos golpes en el hombro al peliblanco, se acercó y le dio un abrazo al chico rubio e igualmente dos besos en las mejillas –Hasta que el niño se digna y trae a alguien a casa, siéntense anden pidan, es un gusto tenerlos aquí- habló finalmente en un idioma entendible para todos aunque con su acento Italiano bastante marcado.

El peliblanco sonrió y tomó asiento en una de las mesas –Perdona su efusividad,  es un viejo y muy querido amigo mío suele ser así- se explicó

Byakuran sonrió –En realidad son muy pocos los amigos que tengo. Y a decir verdad no quisiera que estuvieses cerca de la mayoría de las personas con quien me junto- agregó y era cierto, su mundo, aunque no del todo, era bastante peligroso, claro, muy pocas personas conocían su identidad como asesino, procuraba casi siempre actuar de incognito usando solo su seudónimo, pero inclusive fuera de ese ámbito no tenía muchas amistades sinceras, aunque desde que había llegado a la ciudad había conocido personas que si bien no eran sus amigos sí que podía concederles un aprecio completamente sincero.

-Jajajaja no es muy difícil de aprender y de entender, quizá algún día te enseñe, él me estaba regañando por no haberlo visitado desde hace más de seis meses, me dijo que estaba preocupado de que hubiera cometido una estupidez- el peliblanco rió y recargó un codo sobre la mesa ára después reclinar su cabeza sobre su mano, sin dejar de ver a su novio –Pase parte de mi niñez en Italia, mis padres trabajan todo el tiempo y yo a pesar de mi corta edad ya cargaba con varias responsabilidades sobre mis hombros- comenzó a platicarle un poco mientras dejaba que por primera vez en mucho tiempo los recuerdos regresaran a su mente

–Un día terminé perdido entre las callejas de un barrio de la ciudad cuando di con una pequeña casona que tenía un rustico letrero que decía pizzería, el aroma era delicioso y pues obvio entré, fui recibido por un hombre de mirada amable quien al instante me ofreció un trozo de pizza recién horneada, estaba deliciosa y termine comiendo una pizza entera, cuando quise pagarle el hombre se negó, me molesté muchísimo pues creía que, como todos hacían por aquel lugar, no me cobraba por temor a mis padres o sus compinches, cuando se lo mencioné, él estalló en carcajadas y me jaló hasta fuera, debajo del letrero en letras pequeñas decía *La primera es por cuenta de la casa, sabemos que volverá* me dio un fuerte golpe en la cabeza y me miro con severidad ~Si regresas seas un Millefiore o no tendrás que pagar~ me dijo y me sonrió, una sonrisa sincera y cálida como nunca antes había visto-

Byakuran hizo una pausa mientras un muchacho como de 14 años llevaba a la mesa una botella de vino y dos copas, así como pequeñas rodajas de pan con queso parmesano y aceite de oliva, el peliblanco le agradeció y en cuanto se hubo ido siguió con su historia.

-Lógicamente volví, una y otra vez, sin quererlo ese lugar se convirtió en mi refugio, era un sitio en el que podía ser… bueno no sé, rápidamente sentí a su familia como la mía, siempre era recibido con los brazos abiertos incluso en mis peores momentos, el señor Marcello logró evitar que cometiera cosas aún más terribles de las que ya hacía. Un día al volver la pizzería estaba cerrada y en la puerta una simple nota una nota que decía *Cuidate* tiempo después me enteré que se habían tenido que ir por unas “sospechosas amenazas” me tomó tiempo dar con su paradero, pero cuando me enteré de a donde se habían mudado me mantuve siempre en contacto con ellos y claro, cada que visitaba américa pasaba a verlo, hasta que finalmente el destino me hizo regresar y establecerme aquí. -

No sabía porque de pronto le estaba contando algo tan íntimo sobre su persona, nunca se lo había dicho a nadie, pero por alguna extraña razón sintió el deseo de que el otro supiera algo sobre él, algo bueno sobre él

El peliblanco se sumió por completo en sus recuerdos, hacía mucho que no recordaba esa parte de su niñez, era agradable tener un recuerdo bueno y por alguna razón era aun más agradable poder tener a alguien para compartirlo.  El dueño del lugar era para él alguien muy importante, no lo consideraba una figura paterna pero sí que estaba bastante cerca. Byakuran se encontraba tan distraído en su mente que cuando su novio lo tomó del mentón, lo miró con expresión sorprendida y ya ni decir del beso. Cerró los ojos y se dejó llevar por los labios suaves de Nerox, era algo nuevo, extraño. Se habían besado muchas veces, él mismo aunque no lo admitiera, aprovechaba cada que podía para robarle un beso, pero este beso era completamente diferente, la manera en que el chico rubio lo había iniciado, había sido tan sutil, pero a la vez posesivo y cálido, tan cargado de sentimientos por los que Byakuran se dejó arrastrar gratamente.

Lo miró cuando el beso hubo terminado y sonrió al notar que el chico mantenía sus ojos cerrados como para alargar un poco más ese momento, sonrió aun más, demonios, realmente lo quería, como hacía demasiado tiempo que no quería a nadie. Se sintió feliz, sinceramente feliz y comenzó a creer que finalmente la vida tenía un poco más de sentido, quizá después de todo valiera la pena vivirla no solo para sí mismo, sino también para alguien más. Le tomó la mano que acunaba su mejilla y le beso los dedos con cariño –También yo- le susurró mirándolo directamente a los ojos, demostrando que aunque la misma frase no había salido de sus labios, los sentimientos sí que eran los mismo. Fuertes y sinceros.

Byakuran le dedicó una sonrisa más para después soltarle la mano y separarse ligeramente – Hoy conoceré algo más sobre ti, algo de suma importancia- le dijo y lo miró con repentina seriedad -Nerox… ¿Cuál es tu pizza favorita?- soltó una risa juguetona –Debo decirte que todas son deliciosas, aunque por ser tu primera vez aquí y conmigo te dejaré elegir, siempre y cuando no escojas algo demasiado raro, confío en la capacidad de Marcello para hacer algo delicioso hasta del ingrediente más asqueroso pero no quiero arriesgarme- bromeó mientras que alargaba su mano para tomar la botella de vino y destaparla con cuidado, sirviéndose media copa llena - ¿Tomas? - le preguntó a su novio antes de servirle pues no sabia.

Rió sonoramente al oír la cantidad de ingredientes que le gustaban la pizza –Está bien, está bien así la pediremos- le dijo y después enarcó una ceja, dudo por un momento el servirle pero al final le sirvió igual que el media copa, quizá un poco menos –Es un vino muy suave, no me gustan las cosas amargas obviamente así que este más bien tiene un sabor dulce afrutado, es un excelente compañero para pizza- explicó y después frunció el ceño –No entiendo cómo es posible que la gente beba cerveza con pizza, que beba cerveza en general, es desagradable- su odio por tal bebida era demasiado y se notaba en su repentino berrinche.

Finalmente el chico de antes se les acercó dispuesto a tomar la orden, el joven sonrió también mientras Byakuran repetía la orden que Nerox le había dado y le daba algunas indicaciones más sobre el tipo de masa que deseaba y que tantas especias. El mesero asintió con la cabeza y con una sonrisa para después retirarse. El local estaba relativamente tranquilo, solamente ellos y un par de personas se encontraban dentro así que su orden no iba a tardar mucho.

-Solo recuerda dejar lugar para el postre, nunca puedes olvidar el postre- le dijo emocionado para después beber del vino, disfrutando al instante del delicioso sabor del liquido chocar con sus papilas gustativas, en verdad que su viejo amigo conocía de sus gustos porque estaba perfecto, en temperatura, sabor consistencia. Sonrió vaya que le hacía falta. Miró a su novio y rió –Vamos no creo que tengas tan mala tolerancia, nadie se emborracha tan rápido, además estamos festejando nuestro compromiso ¿recuerdas? - le dijo juguetón.

- Y mientras puedes irme contando todo sobre ti, quiero saber como eras de niño ¿Seimpre te gustó ser así? ¿Tan único? - le preguntó con verdadero interés, además que la imagen de un Nerox con cabello y ropa colorida a la mitad de una foto de jardín de niños le causaba bastante gracia aunque lo más probable es que no fuera así.

Siguió el brindis con una juguetona, aunque después dudo por un momento ¿No iba enserio lo del compromiso verdad? Negó con la cabeza para despejar un poco sus ideas y bebió del vino observando con atención las reacciones otro, sonrió, bueno acababa de encontrar algo que ambos tenían en común, odiaban la cerveza y eso era un punto a favor bastante importante, oh y claro, los postres, les gustaban los postres, quizá fuera haciendo una lista mental de las cosas que ambos tenían en común, sintió que en alguna ocasión le haría bien recordarlo, en especial si es que llegaban a discutir gravemente, y por cómo eran sus personalidades estaba seguro de que eso iba a pasar, pero por ahora estaba sobre pensando demasiado las cosas, solo dejaría que todo siguiera curso y disfrutaría del ahora.

Byakuran se dispuso a escuchar con atención las palabras de Nerox, todo iba bien, se sorprendió un poco al oír la edad tan joven en que se tiñó el cabello y se hizo una perforación, no pudo evitar compararlo con su persona, puesto que a una edad más o menos similar, él ya había matado a una persona, sacó rápidamente la idea de su mente, no le apetecía recordarlo ahora. Sin embargo, por poco y se atraganta con el vino cuando escuchó la continuación de la historia, ¿Semi desnudo? ¡¿Acoso sexual?! Tosió un par de veces mientras que mil y un imágenes se formaban en su mente, otra cosa del peliblanco es que poseía una imaginación bastante ágil, así que no le costó visualizar semejantes ideas, frunció el ceño y realmente tuvo que hacer acopio de todo su auto control, ¿Cómo podía decir algo de semejante importancia tan a la ligera? Oh, pero eso no fue lo único sorprendente, su rostro pasó de una pálida sorpresa y un extraño enojo a estar impresionado, puesto que segundos después de hacer tal declaración, su novio soltaba algo como “trasero de bebé y visto por todo el mundo”.

El peliblanco tuvo que sujetar la mesa por un momento debido a la impresión – Sabes, eres probablemente el único chico que dice eso con tanta calma- le mencionó con la voz más tranquila que pudo, aunque aún se le sentía tenso. Dio un trago más de vino buscando calmarse y no comenzar a pedir nombres de todos aquellos que habían acosado a su novio, después lo miró y optó por reir –Demonios, eres todo un caso- se resignó –Deberías retomar algo así, en realidad eres bastante atractivo, tienes unas caderas para morirse y eres algo fresco no hay muchos modelos que puedan ser tan versátiles como tú, y también cantas bastante bien, quizá podrías hacer algo por ese rubro también- le dijo sincero sin pensarlo mucho, aunque cuando lo hizo,  volvió a fruncir el ceño y se cruzó de brazos.

-Aunque ni creas que me apetece que todo el mundo vea tu trasero hump, actualmente quisiera ser el único que disponga de ese privilegio- se quejó cual niño emberrinchado – Y obvio no te prohibiré que hagas lo que te gusta, nunca lo haría, pero te acompañaré mínimo a una de tus sesiones y me gustaría que me dijeras si alguien te molesta, porque eso es algo que no puedo permitir- agregó, a decir verdad el peliblanco era bastante posesivo, no desconfiaba de su pareja, desconfiaba de los demás, pero estaba aprendido a no ser tan paranoico.

-Woah oye oye tranquilo gatito detén el tren- le mencionó tras oír todos su planes a futuro, aunque lo del concierto privado con final feliz era de lo que más le agradaba, rió divertido –Iniciemos por cosas pequeñas ¿Quieres? sé cosas de negocios pero no sé nada de cómo ser tu manager aunque haré lo que esté en mis manos- le dijo como aceptando aquella oferta de trabajo, no le parecía tan mala, podría incluso sacar ventaja de ello, en un buen sentido claro.

Byakuran sonrió por el beso en su mano, Nerox andaba muy cariñoso, pero no meloso ni hostigante, era un cariño más tranquilo y sutil, cosa que le gustaba bastante –Intentaré ver si alguna de las empresas afiliadas a las de la familia puede organizar algo como una audición para que un productor pueda escucharte y lo de las fotos bueno, creo que tú sabrás más de eso que yo, deberías sacarte una sesión y la enviamos a una agencia, con la nueva temporada de moda que va a iniciar seguramente necesitan rostros nuevos- surgió y le despeinó el cabello –Claro todo eso si tu quieres, no me gustaría involucrarme mucho, puedo ayudarte en un par de cosas pero todo lo demás dependerá de ti- ciertamente al peliblanco no le costaría encontrar los contactos adecuados para encaminar un poco a su novio, aunque sentía que si lo decía de esa forma el otro iba a molestarse con él. Quería ayudarlo claro, pero respetaría la decisión de Nerox de hacer las cosas por sí mismo, lo único en lo que lo apoyaría seria en presentarle la oportunidad hacer un par de audiciones.

Se sirvió y le sirvió un poco más de vino a la copa mientras que finalmente el señor Marcello llegaba personalmente a servir y cortar la pizza a su mesa, Byakuran sonrió deleitado tono solo por la deliciosa pinta del alimento, sino también por el aroma, masa fresca, albahaca, queso, aceite de oliva, las carnes, todo mezclado tan deliciosamente que de nuevo por escasos segundos se sintió de nuevo un pequeño entrado por primera vez a la pizzería. Su amigo soltó una sonora risa mientras que con habilidad cortaba la pizza en porciones iguales y pares para que la pudieran compartir, después se giró hacia Nerox –Si yo fuera tu me apresuraría a tomar una rebanada, este muchacho se la acabaría él solo antes de que te dieras cuenta- le dijo juguetón mientras Byakuran fruncía el ceño y se quejaba en Italiano, cosa que le arrancó otra risa al hombre que se puso a sus órdenes para después retirarse.

Byakuran alargó la mano y tomó un trozo de pizza, que se separó del resto de la pieza dejando un elegante hilo de queso, el peliblanco se relamió los labios – Amo la pizza- murmuró antes de darle una mordida sin importarle quemarse un poco. Estaba deliciosa, igual o más que como recordaba.