Un paseo ¿tranquilo? ~libre~

Al fin había conseguido un nuevo trabajo, esta vez como cuidador de perros, creyó que sería algo bueno, estaría rodeado de animalitos, pequeños, esponjosos y maravillosos animalitos... Entonces, ¿porqué no era tan divertido como lo imaginaba? En ese momento jalaba con todas sus fuerzas las correas de 5 perros, un husky, un pitbull, dos labradores y gracias a dios, un chihuahua, los perros prácticamente lo arrastraban a él y la gente que pasaba a su lado solo se reía en lugar de ayudarle.

-esperen, por favor! no tan fuerte! solo... aghhh.... ¡¡¡denme un respiro!!!

Siguió jalando con fuerza las correas hasta que aparentemente su peor pesadilla se presentó en ese momento, a sus espaldas se escuchó un suave maullido y volteo a ver el gato con terror.

-debe ser una broma...

Fueron sus últimas palabras antes de ser arrollado y jalado por semejantes animales que salían corriendo detrás del pobre gato, lo arrastraron un par de metros hasta que finalmente soltó las correas y los dejó correr por el parque, apenas si pudo sentarse y ver que no se alejaran, estaba todo sucio, con algunos cuantos golpes y raspones.

-esto apesta.....

Susurró mientras sobaba el brazo que poco antes había llevado las correas.

Iba caminando tranquilo, acaba de regresar de una práctica de la universidad, la última de su semestre, así que decidió tomar el camino largo que llevaba a su casa, el camino que pasaba por el bosque, le gustaba mucho, pues era un lugar tranquilo alejado de la gente en la mayor parte, aunque con las fechas y con todos de vacaciones solía haber más público. Traía puesto un pantalón de mezclilla y su camisa del uniforme de veterinaria, una camisa/bata de color azul con un grabado en letras doradas que decía “Vet. Morinozuka” y llevaba también su mochila con su equipo básico. Todo iba perfecto, disfrutaba del ambiente, hasta que de pronto escuchó varios ladridos, se sorprendió e inmediatamente miró para todos lados en búsqueda del animalito responsable, temiendo que quizá se hubiese soltado o alejado de sus dueños al perseguir algún conejo. Caminó un poco más cuando de la nada un gato pasó entre sus piernas seguido por una manada de perros a su caza, apenas y tuvo tiempo de reaccionar, cuando el gato ya se había oculto entre los arbustos y los perros lo tumbaban a él al suelo.

-Ouch ¡Ey no no espera!- se quejó y con agilidad alcanzó a atrapar la cadena de un pitbull, jalándola con fuerza para que se detuviera –No debes correr así puedes lastimarte, ouch o a alguien- le habló a la mascota que seguía jalándose para poder ir e alcanzar a sus compañeros que buscan sin éxito al gatito. El chico se puso de pie sacudiéndose y se acercó al resto –Ya, vamos ¿Dónde está su dueño eh? Busquémoslo- les dijo mientras que sin ningún problema tomaba todas las correas, uniéndolas y así los jalaba ordenadamente de vuelta, iba a buscar un lugar más tranquilo para poder leer las plaquitas de sus collares.

No fue muy lejos cuando vio a un chico tirando en el suelo y lleno de tierra, lo reconoció al instante y corrió hacia él preocupado, no le costó trabajo atar cabos y tras dejar a los perros sujetos a un árbol se inclinó poniendo una mano en la cabeza del menor –¿Nuevo empleo? - le dijo amable mientras se arrodillaba frente a él, sonrió y de su bolsillo sacó un pañuelo doblado y con cuidado comenzó a limpiar la tierra de las mejillas del otro, rio suavemente – Quim Parece que tú y yo siempre nos encontramos así jajaja- le dijo y lo observó con cuidado escaneándolo, que bueno que traía con que curarle esos raspones.  

Los perros que ahora estaban sentados o echados en el pasto miraban la escena entre curiosos y jadeando pues tanta carrera finalmente los había dejado cansados, Mori ofreció su mano - déjame ayudar ¿Puedes levantarte? - le preguntó pues no sabía que tanto lo habían arrastrado y temía que además de esos raspones tuviera algún tobillo o una muñeca torcida. -

Escuchó alguien gritar y cuando dirigió su vista pudo ver a Mori sosteniendo la correa de uno de los perros y posteriormente ir a buscar a los demás que habían comenzado a corretear entre los árboles, por un momento la escena parecía ir en cámara lenta y el chico parecía un caballero en armadura sacandolo de apuros, no pudo evitar que un suspiro escapara de sus labios y se le formara una sonrisa, aunque acto seguido negó con su cabeza con fuerza ¿Qué rayos estaba pensando? Ya había decidido que no volvería a enamorarse fácilmente, aunque los latidos acelerados de su corazón era algo que no podía cambiar. Finalmente cuando Mori tuvo todas las correas volteó a verlo y hubiera deseado reaccionar un poco antes para poder, al menos, acomodar un poco su cabello.

-s... si, nuevo empleo jejejeje creo... -se sonrojó cuando Mori comenzó a limpiar sus mejillas y nuevamente se sintió como una princesa siendo ayudada por su caballero- ... que no es tan fácil como creí.... -habló un poco más bajito, quedándose algo ido viendo al chico, hasta que le ofreció su mano para levantarse- s..si... si puedo - solo que en lugar de dar su mano derecha como debería esta vez tendió la izquierda, dolía un poco su otra mano después de haber sido arrastrado mientras sostenía las correas con esa mano.

-muchas gracias, en verdad, siempre apareces cuando estoy en apuros -se pudo de pie con ayuda del chico y acomodó un poco su cabello- en verdad comienzo a pensar que eres alguna clase de caballero actual -se sonrió, estando en verdad agradecido con el chico, reunió todo su valor y en un movimiento rápido se puso de puntillas y besó la mejilla del otro fugazmente- l...las doncellas premiaban a los caballeros con besos o... o.. entregando su pañuelo... y yo no traigo un pañuelo... -dijo completamente avergonzado de lo que había hecho y tratando de explicarse, sentía su rostro arder y ahora se preguntaba porqué no había pensado un poco mejor aquello, antes de hacerlo.

Notó luego, luego que el chico le daba la mano contraria y miró como la otra estaba bastante lastimada debido al roce de las correas de los perros, se aseguraría de revisarlo a detalle –No te preocupes Quim, en apuros o no siempre es maravilloso poder encontrarme contigo- mencionó sonriendo con suavidad, cosa que pocas veces hacía. Estaba por ofrecerle ir a sentarse a alguna banquita cuando sintió un beso en su mejilla. Sorprendido se llevó su mano a la cara en donde había recibido el beso y se quedó pasmado mirando al menor con confusión. Al oir la respuesta sus mejillas se tornaron de un tono rojizo muy suave y casi imperceptible –No… yo… bueno no soy ningún caballero- le dijo con voz calmada y al mirar la vergüenza que cubría el rostro de Quimey soltó un pequeño suspiro y se inclinó para darle un beso en la frente  -Eres demasiado tierno ¿Sabías? Me gusta eso- le dijo con seguridad y mirándolo directo a los ojos.

-Ven déjame curarte esos raspones o se van a infectar, después podemos pasear juntos a los perros, claro si me dejas acompañarte el resto de tu camino- ofreció, se acercó para sujetar las correas de los perros con una mano y después con cuidado lo tomó por la muñeca de su mano que no estaba herida y juntos caminaron hasta donde había un pequeño claro entre los árboles, una zona que estaba para los paseantes que desearan tomar un descanso o hacer un picnic. El mayor soltó a los perros sabiendo que era un área segura y que no podrían alejarse y después se sentó en una de las bancas hechas de troncos, pidió a Quimey que se sentara frente a él mientras dejaba su mochila en la mesita y sacaba de ahí un pequeño estuche que tenía su material de curación

-A ver veamos, traigo agua oxigenada, desinfectante, algodón, gasas, aguja e hilo de sutura, vendas…- comenzó a mencionar mientras revisaba sus cosas, obvio no iba a necesitar todo, se puso un poco de gel antibacterial, y después con unas pinzas quirúrgicas mojó un algodón con un poco de agua oxigenada y solución desinfectante -Te va a arder un poco ok?- le dijo, estaba nervioso, no era la primera vez que curaba personas, pero estar Quimey era algo que lo ponía nervioso y que al mismo tiempo le gustaba, con cuidado tomó el brazo del chico y comenzó a limpiarle los raspones visibles, quitándoles la sangre y la tierra seca con delicadeza, soplando un poquito y con cariño para aliviar el ardor -¿Te lastimaste las rodillas o algún sitio no tan notorio?- le preguntó mientras seguía con lo suyo -¿Por qué decidiste sacar a tantos perros a la vez? creo que te ganan un poco fuerza le preguntó sonriendo, sin afán de burlarse ni nada parecido

Mori... había besado su frente... ¡LO HABÍA BESADO! Sentía sus mejillas arder aun más y no tenía ni idea de que debía hacer ahora, y para colmo el chico terminaba aquel combo con un "Me gustas"... bueno, esas no habían sido sus palabras exactas, pero era muy similar... ¿se le estaba confesando? ¡O por Dios! ¡Se le estaba confesando! Nunca nadie se le había confesado, siempre era él quien estaba irremediablemente enamorado y no era correspondido, su mente divagaba demasiado en ese momento y por un momento sintió que le hacía falta el aire y podría desmayarse, cuando el mayor le llevó a tomar asiento en una banca mientras aun sostenía su mano. En ese punto ya había olvidado completamente su caída, su corazón latía a mil por hora mientras se imaginaba  en una relación con Mori, aunque finalmente fue la curación en su mano lo que lo izo salir del trance.

-¡ah! - miró su mano y notó que el otro le estaba limpiando los raspones, apenas había caído en cuenta de eso, ni siquiera recordaba en qué momento había sacado todo el material- l..lo siento, ya no me quejaré... gracias- en verdad no dolía tanto, ardía solo un poco, pero no podía evitar que unas cuantas lagrimitas se acumularan en sus ojos, el dolor y él no se llevaban muy bien - no te preocupes, mis rodillas están bien, solo fue mi mano... - le dijo quedándose aun más prendado de ver como le mimaba y soplaba con cariño su herida, casi casi podía ver brillitos y rosas floreciendo al rededor de Mori, era todo un caballero, era atento, dulce, considerado, y por dios, rogaba que fuera soltero aún.

-De nuevo, gracias, pues es que mi jefe me preguntó si podía hacerlo... y no quise darle problemas y eran todos los perros que habían en la veterinaria y.. y... -comenzaron a formarse lagrimas más grandes en sus ojos, ocultando su rostro dramáticamente entre sus brazos y recargándose sobre la mesa- ¡él sabe que me gustó un poquito cuando lo conocí! así que ahora siempre que quiere que haga algo se me queda viendo fijamente y me habla muy dulce!¡Soy un idiota! Tiene novia y un así a intentado besarme tan solo para que haga lo que dice... -se levantó de la mesa, aun cubriendo su rostro con sus manos pero intentaba mantenerse relajado- se aprovecha porqué es quien me consigue la comida para Ray y no puedo renunciar.... -suspiró profundamente y vio a los perros correteando en el área, lo que lo hizo sonreír un poco- pero... bueno, además me gustan muco los animales, supongo que también por eso acepté... -imperceptiblemente había tomado la mano de Mori con la suya apretandola suavemente mientras le veía a los ojos- es solo que soy un tonto que se enamora fácilmente y no sabe decir que no cuando entrega su corazón inclusive justo ahora si tu.... -cae en cuenta de lo que está diciendo- si tú..... si tú me acompañaras ahora a la veterinaria podría decirle a mi jefe que no puedo pasear tantos perros a la  vez jejejejejejej -rió nerviosamente esperando que Mori en verdad se tragará aquel cuento.

(si se lee raro y falta una h o g, lo siento, mi teclado falla y debo copiar las letras de un pdf OTL espero no me faltaran letras)

Mori negó con la cabeza despacito  –Ey no te preocupes no tiene nada de malo que te quejes-  le dijo y siguió con la curación hasta terminar, guardó el material usado en una bolsa plástica negra y la echó a un bote de basura, para después regresar a su asiento y seguir escuchando al menor. Lo miró con mucha sorpresa por las palabras y la historia contada, frunció el ceño de inmediato, si algo le enoja mucho es que jugasen con los sentimientos de otra persona y peor aun cuando se trataba de alguien tan tierno e inocente como Quimey. Respiró profundamente para evitar que su enojo lo dominara.

–No busques tan desesperadamente el amor, hay gente mala que se aprovechara de ti y aunque sé que lo sabes, no mereces a alguien que este contigo solo por sacar un beneficio interesado-  le dijo y le sonrió un poquito, las palabras del chico lo habían sorprendido y avergonzado un poco pues ¿Había acaso entendido bien? No, quizá solo lo estaba suponiendo, pero por un momento le pareció entender que Quim podría bueno, enamorarse de él y darle su afecto si se lo pidiera. Su corazón dio un brinco repentino al solo imaginarlo, pero evitó que esas ideas se le subieran a la cabeza, después de todo acababa de decirle que no se enamorara tan fácilmente.

–Eres un despistado-  le dijo finalmente con algo de ternura en la voz y le limpió las lágrimas  –Quizá esta vez deberías dejar que alguien trate de ganarte, toma tiempo y es frustrante, pero… créeme cuando le interesas realmente a una persona, cuando alguien te quiere realmente nunca haría nada con la intención de hacerte daño- finalizó con voz más seria. Iba intentarlo, una parte de sí quería ganarse el afecto sincero de Quimey, pero lo haría poco a poco, algo le decía que el chico ya había tenido demasiadas malas experiencias en el amor, no, quería demostrarle lo mucho que le gustaba, quería demostrárselo primero y después podría pedirle que fueran novios o algo un momento ¿Qué? Mori se sorprendió a si mismo divagando en esas cosas, desvió la mirada por un momento para tratar de detener el rumbo de sus pensamientos. Todo era porque Quimey era lindo, no solo físicamente, también tenía una personalidad encantadora que provocaba se sintiera irremediablemente atraído hacía él.

–¡Obviamente que te acompañaré! -  le dijo de pronto con renovada fuerza, sintiendo de nuevo esa molestia con el jefe del chico -¡Debes enfrentarlo! Es peligroso que te mande a ti solo con tantos perros podría pasarles algo y peor aún, no puede obligarte a hacer algo solo porque… porque gustas de él-  le dijo con algo de celos en la voz, no le agradaba que el chico gustase de un patán  –Y si se atreve a correrte lo demandamos y por la comida de Ray no te preocupes que de eso me encargo yo - dijo cruzándose de brazos y con la respiración agitada. Vaya que había gente nefasta.

(Hahahaha no te preocupes xD todo bien igual yo pido que si se me va algún error o esta mal puesto algo me disculpes que ando respondiendo desde el ordenador de mi novio y esta bien rarito xD)

Todas y cada una de las palabras de Mori le hacían caer cada vez más rendido en sus pies, le escuchaba hablar sobre no enamorarse tan fácilmente, dejar que fuera alguien más quien lo enamorara, pero la verdad solo quería saltar a sus brazos y decirle que le entregaba su corazón y todo de él, pero no, debía contenerse, luego volvería a aquel círculo sin fin de conocer a chico lindo, del cual se enamora y al decir sus sentimientos este se alejaba y perdía un amigo, entonces no diría nada, prefería ser únicamente el amigo de Mori que meter la pata y arruinarlo, además, aunque quizá el otro no fuera del tipo de los que se alejara, se mantendría a su lado como su amigo, pero las cosas entre ellos se sentirían raras o incómodas.

-gracias Mori, creo que tienes razón es hora de esperar que alguien me enamore a mi, aunque... sigue estando el problema en que primero ocupo que alguien se fije en mí, jajajajaja pero en serio, mucas gracias estar contigo me anima muco- le sonrió y escuchó lo que decía sobre acompañarlo con su jefe, aunque notó que pensaba que en verdad le gustaba su jefe, y no era para nada así- ¡oye! no, no, no, no, yo.. a mi no me gusta mi jefe! es decir, sí, cuando lo conocí me pareció atractivo y una persona interesante, pero no me gusta en ese sentido ya, aunque, si me dice cosas lindas me pongo nervioso, además a mi me gusta alguien más, bueno, no sé si me gusta, es decir, me pono nervioso a su lado, pero ¿qué estoy diciendo? ¡Es tu culpa me pones muy nervioso!

-Jajajaja- rió mucho al oir la manera en que Quim intentó con nervios explicarle las cosas que pensaba de su jefe, de nuevo le revolvió el cabello con descuido y se inclinó un poco para que su cara quedara frente a la del menor -Quim creo que el problema es que muchos se fijan en ti- le dijo serio y le dio un beso en la mejilla. Le pareció lindo que Quimey fuera tan inocente, Mori sintió que el chico tenía una lista de admiradores larga, lo malo era que no todos pudieran tener buenas intenciones con él. Sacó de su mente ese pensamiento o iba a molestarse de nuevo. Odiaba que se aprovecharan de los sentimientos de los demás.

-Bien pues en ese caso ¿Por qué no damos una vuelta más por el bosque antes de regresar a tu trabajo? puedo enseñarte algunos trucos para controlar mejor a los perritos, además me parece que en verdad te gustan los animales- sugirió y luego se encargó de juntar de nuevo a las mascotas, tomando tres correas en una mano y dos en la otra, miró Quim y le sonrió un poquito -¿Vamos?-

Caminó despacio a un lado de Quim, el clima ayudó a hacer más relajado el ambiente -Trata de mantener en calma tu animo, si estas muy nervioso ellos van a sentirlo y se pondrán nerviosos también, la idea es que todos la pasen bien- explicó caminando a un buen ritmo, afortunadamente los perros caminaban igual tranquilos. Después de algunos pasos se detuvo y tomó la mano de Quimey, se detuvo un momento a sentir la piel suave y cálida del chico y después le ofreció una correa y le enseñó como tomarla para que no fuera a lastimarse, no lo soltó mientras retomaron sus pasos, sujetó la mano de Quim y la correa buscando pasarle tranquilidad al menor, y también para seguir tocando su piel suavecita. Cuando lo sintió seguro le dio otra correa y le sonrió

-Inténtalo tú solo ahora con dos ¿Está bien?, respira hondo y solo disfruta el paisaje-

-¿¿aahhh?? No, no, en definitiva no creo que muchos se fijen en mi... -comentó avergonzado y tratando que su sonrojo no se notara, no podía siquiera imaginarse con una persona correspondiendo sus sentimientos como para imaginar a varios detrás de él, no podía siquiera contestar cuando le dijo sobre seguir paseando y enseñarle a controlar a los perros, así que solo se limitó a asentir con la cabeza, o al menos así fue hasta que tomó su mano.

En cuanto le tocó sintió como su piel se erizaba ysu corazón latía como nunca, casi podía jurar que veía flores y corazoncitoa volando alrededor de Mori, su mente estaba desconectada y no reaccionaba a nada del exterior más que al contacto de su piel, era como un cuento de hadas, y el verdad el otro parecía todo un caballero, unque luchaba por recordarse que no debía emocionarse, quizá el otro solo lo veía como un amigo, así que no quería arruinar su amistad. Finalmente volvió a la realidad cuando sintió la correa del perro jalando su mano y se centró en eso.

-wuoo... - estaba mas tranquilo que en un inicio con respecto a los perros, pero en definitiva estaba mas nervioso en cuanto a Mori- s...si... - sostuvo ambas correas y continuó paseando a los perros junto al otro, sin poder evitar el sonreír levemente, era...- como una cita... -dijo sin darse cuenta que había hablado en voz alta.

-Vas muy bien Quim- le dijo amable, ya iban saliendo de la zona de más árboles del bosque. Mori escuchó el murmullo y lo volteó a ver con sorpresa ¿Una cita? ¿Quimey pensaba que era una cita? Sonrió un poco, si, parecía una cita, una muy bonita la verdad, aunque no, bueno una cita de amigas de amigos ¿O no? bueno ya se aseguraría de que su “cita” se convirtiera en una mejor después, ya que en verdad quería invitarlo a salir, hacer algo divertido juntos, solos, no es que los perros le molestaran pero, sería lindo poder planear algo especial y más elaborado, quizá un paseo por ahí, una cena y una caminata nocturna para mirar las estrellas. Su mente divagó tanto que se quedó callado por un largo momento hasta que uno de los perros le ladró una ardilla, sonido que lo volvió a la realidad.

Salieron del bosque finalmente, y caminaron ambos sobre la acera, muchas personas los vieron con curiosidad y otras con ternura, seguramente se veían simpáticos, un par de chicos andando con sus mascotas. Morí se sintió nervioso de repente, él ya estaba haciendo los miles de planes pero ni si quiera sabía si el otro chico estaría dispuesto, prácticamente no conocía mucho de él, aunque… ese era otro pretexto para una cita. Ya, debía centrarse.

-–Oye Quim ¿Qué edad tienes?- le preguntó repentinamente no recordaba si ya se lo había preguntado antes o no, pero quizá fuera un muy buen punto para iniciar de nuevo una conversación, conocerse un poco más. Se detuvo en una esquina puesto que estaba el semáforo en alto para el cruce de personas así que se tomó la libertad de mirarlo y sonreírle, hasta que se dio cuenta que habían estado caminando siendo guiados por el instinto de Morí, ya que él no tenía ni idea de en donde estaba el trabajo del chico -Eh… por cierto otra pregunta, perdona creo que te he estado guiando sin rumbo ¿Hacía donde está tu trabajo? temo que vayamos en la dirección equivocada jajaja-

No cabía de felicidad por el simple hecho de ir paseando con Mori, era como si sus sueños comenzaran a volverse realidad, aunque no sabía si estaba en los planes del joven el ser parte de su sueño, todo era un ensueño hasta que le habló, agradecía aquello, ya que él no tenía idea de como iniciar una conversación y en verdad quería conversar y que se conocieran más.

-jejejeje tengo 17 años ¿y tu? - se detuvo en el alto, viendo a su alrededor cuando Mori resaltó el hecho de ir caminando sin rumbo- ¿ah? Jajajaja no lo había notado, emm... Creo que no estamos muy lejos en realidad, solo un par de calles hacia allá- señaló con la mano la dirección, llevando a los perros en el camino correcto.

-este.... Después de dejar a los perros en la veterinaria termina mi trabajo.... -apretó algo nervioso la correa, quería seguir pasando mas tiempo a su lado pero no se le ocurría alguna escusa para retener a Mori a su lado- si gustas... Podríamos ir a mi casa.... -pasó saliva nervioso después de decir aquello lo analizó y podía malinterpretarse el invitarlo a su casa de buenas a primeras- ¡¡p...para que conozcas a Ray!! D..de seguro te encantará e...es... Muy lindo! -sentía sus mejillas arder, esperando que Mori aceptara y poder estar mas tiempo a su lado, y a la vez deseaba no asustarlo y que pensara que era de "esa" clase de chicos- i...incluso... Si quieres puedo cocinar algo... U ordenar pizza ...

El chico asintió con la cabeza para tomar la dirección correcta para llegar a su trabajo. Para su sorpresa una suave sonrisa se quedó en la cara de Mori, le gustaba mucho pasar tiempo con Quimey y haberse topado con él solo había logrado mejorar su muy cansado día. El camino siguió tranquilo comenzaba a nublarse un poco pero aun hacía un clima agradable -Yo tengo 20 años, no nos llevamos por mucho, aunque deberás decirme cuando cumples años para asi poder festajarlo juntos- le dijo de manera amble.

De primera impresión quedó sorprendido por la propuesta del chico, se giró a verlo ¿Acaso lo estaba invitando a una segunda cita? Esperen ¿Segunda? ¿Y en qué momento tuvieron la primera? O quizá era bueno… que Quimey quería… ya saben “Invitarlo a su casa” tosió un poco debido a la sorpresa y al rumbo que estaban tomando sus pensamientos, miró a Quim y después rió mucho ante el nerviosismo del menor y al suyo propio, vaya que los nervios hacían que su imaginación volara, se reprochó un poco pensar que Quim estaba ofreciéndole algo más, aunque no es como si no le fuera a gustar algo así, el chico era muy lindo, su piel suave le resultaba muy atractiva, sus ojos tímidos y alegres, la sutil curva que se formaba en su cadera, seguramente la piel de su abdomen sería igual de tersa y cálida y… sin  notarlo se había detenido y lo recorría con la mirada, de abajo hacia arriba, cuando se topó con sus ojos no pudo evitar sonrojarse un poco -eh lo siento yo ¿Decías algo?- preguntó nervioso, se había olvidado de las palabras dichas por Quimey, rápidamente busco en memoria, ah sí, casa, Ray, Pizza. Se apresuró a besarle la mejilla al chico, no quería que pensara que estaba ideando la forma de decirle que no.

-Me encantaría, pero con la condición de que, si vamos a cocinar, cocinemos los dos ¿Te parece? - Finalmente llegaron a la veterinaria, Mori se apresuró a abrirle la puerta a Quimey para que pasara y se inclinó a su oído -Debes hablar con tu jefe ¿Bien? Cualquier cosa estoy contigo- le susurró muy discretamente para después voltear a ver a la recepcionista y saludarla amablemente.

Estaban caminando cuando de pronto Mori se quedó detrás después de haber hecho la invitación, quizá no le había parecido, o ya tenía planes, estaba a punto de disculparse cuando sintió la mirada ajena recorriendolo, era inocente, pero no era tonto, Killyem le había recorrido mil y un veces el cuerpo con la misma mirada, aunque ahora se sentía diferente, no era una mirada lasciva, aunque sabía que estaba examinando su cuerpo, lo cuál le sorprendió demasiado... ¿Mori pensaba "así" sobre él? ¿Entonces le gustaba un poquito al menos? Su mente se estaba perdiendo en aquellos pensamientos, cuando sus ojos se encontraron, ganándole un sonrojo, el cual definitivamente no mejoró después de recibir el beso en su mejilla, sentía que su corazón se iba a salir de pecho de tan rápido que latía, y si en algún momento se había dicho a sí mismo que no debía enamorarse y Mori era solo un amigo, en ese momento toda cordura había salido volando, en verdad el chico parecía ser el príncipe que estaba esperando desde hace años.

-ah... yo.. -Se sintió avergonzado y no supo que decir, aunque se sintió feliz de escuchar a Mori y saber que había aceptado su invitación, lo cual le hizo sonreír nuevamente- eso suena bien, podríamos cocinar ambos... - continuó su camino y al entrar a la veterinaria, nuevamente sintió que su corazón estallaría cuando el mayor se acercó a susurrar a su oído, asintió tímidamente y pasó saliva antes de saludar a la recepcionista y entrar a la parte trasera de la tienda, para colocar a cada perro en su respectiva área. Después se dirigió a hablar con su jefe, sobre su carga de trabajo, al inicio el hombre parecía sorprendido pero al final de cuentas, y para sorpresa de Quimey, se lo tomó de muy buena manera y se disculpó por haberlo sobrecargado. Finalmente salió a ver a Mori y le sonrió.

-todo salió muy bien jejejeje, gracias por acompañarme-jugó con uno de sus mechones del cabello- entonces... ahora... ¿te gustaría ir a mi casa? - mordió su labio inferior un poco nervioso, solo le estaba invitando a comer y a conocer a Ray, pero no sabía por que se sentía extraño, tan solo esperaba que Mori no malinterpretara sus intenciones y decidiera no acompañarlo, luchaba por recordarse que debían ser solo amigos, pero no pudo evitar el recorrer con sus ojos el cuerpo ajeno, imaginando lo que sería el ser abrazado y besado por él, sus mejillas se pusieron aun más rojas al notar sus pensamientos, si bien había pensado en "solo un abrazo" por alguna razón, su mente había omitido la ropa-y..ya sabes... p..para conocer a Ray.. y comer! Muero de hambre, ¿tu no?

Comenzó a platicar con la chica de la recepción de manera amble y tranquila, le preguntó algunas cosas sobre la clínica, pues siendo veterinario le interesaba siempre saber un poco más de cómo funcionaban las clínicas veterinarias, además a veces solía encontrarse con compañeros que estaban haciendo servicio social o trabajando como voluntarios en algunas clínicas. Cruzó palabras gentiles y saludó al médico principal del lugar cuando salió a preguntar sobre sus citas pendientes. Estaba preocupado por Quimey pues aunque hubiera querido entrar con él, eso era algo súper obsesivo y no era correcto hacerlo, además que sabía que el chico podía perfectamente enfrentarse al problema, sonrió, Quimey se veía pequeño y adorable, pero también sentía que dentro de él había un ser muy fuerte y responsable y capaz de ir muy lejos.

Mori respiró tranquilo al ver al menor salir con una sonrisa en su cara, todo al parecer había ido muy bien, cosa que le confirmó segundos después Quimey, la chica de la recepción los miró a ambos con curiosidad y una sonrisa indagadora, pero no dijo nada más. Mori asintió con la cabeza y tomó de nuevo su mochila que había dejado en el suelo para ponérsela al hombro - Claro, si ya terminaste vamos- le dijo y se giró para despedirse de la chica y del doctor con el que había estado platicando y que amablemente le había resuelto algunas dudas que tenía, le dedicó al hombre una pequeña reverencia en señal de respeto y después le abrió la puerta a Quimey para salir del lugar.

- También muero de hambre, solo desayuné un par de galletas en la universidad, no había tenido mucho tiempo- explicó mientras caminaban nuevamente, miró hacia el cielo y se sorprendió, se había nublado de repente, lo mejor sería que ambos se apuraran pues no sabía en qué momento podía empezar a llover, o quizá hasta nevar. -Tu eres el guía, yo te sigo ¿Necesitamos pasar a comprar algo para cocinar o tienes todo en casa?- le preguntó, su mirada viajo a la mano que antes le había curado y con nerviosismo se tomó la libertad de tomarla suavemente, solo para poder sentirlo mas cerquita.

Salieron finalmente de la veterinaria y se sintió nervioso por ir junto a Mori, pero a la vez ansioso por llegar a casa y pasar un rato agradable con él, vio el cielo nublado y se sorprendió, la lluvia solía ser imprevista, ¿pero qué más podía hacer? Lo mejor era apurarse en llegar a casa, estaba a punto de decir algo cuando sintió que Mori volvía a tomarle de la mano, sonrojándose nuevamente, volteó a verlo de reojo y le sonrió a la vez que apretaba suavemente su mano, sintió su cuerpo estremecerse por el simple contacto, pero... era agradable.

-n..no te preocupes, hace poco compré las cosas de la despensa, entonces supongo que encontraremos que hacer de comer, y sino... siempre tenemos la pizza o cualquier otra comida a domicilio jejejejeje además en serio parece que está a punto de llover, lo mejor sería apresurarnos.

Comenzó a caminar rumbo a su casa guiando a Mori, sentía su corazón latiendo acelerado de tan solo imaginarse que ambos estarían solos en casa, no por que dudara del chico, sino porque no sabía si podría continuar frenando sus sentimientos que parecían empeñados en salir a flote, trató de ir charlando amenamente en el camino, sobre Ray, el clima, la escuela del mayor, cualquier cosa que le ayudara a olvidar su nerviosismo y sentir más cercana su casa.