Tiempo libre [Libre]

No debería de estar ahí, tenía demasiado trabajo en la universidad como para estar caminando por el parque, pero aunque no le gustaba admitirlo la verdad se sentía un poco cansado y saturado, amaba su carrera y claro, amaba estar en el laboratorio, prueba de ello era que aun traía puesta su bata, blanca en esta ocasión puesto que las de colores estaban sucias, estar en la universidad lo hacía sentirse alguien importante y sabia que si esforzaba lo suficiente podría resaltar bastante en su carrera e incluso si así lo deseaba graduarse un poco antes del tiempo establecido, pero por ahora, al menos por unos minutos quería descansar, había tenido un día algo pesado y no quería pasar el resto de su tarde libre encerrado, un poco de aire fresco le caería bien.

Morinaga se paseaba tranquilamente por el parque, eran un poco más de las cuatro de la tarde y el clima estaba fresco, ni mucho calor ni mucho frio, soplaba una suave risa que se encargaba de despeinarle el cabello ligeramente, además de relajarlo. Sus clases en la universidad habían terminado pero aun tenía algunos pendientes por hacer los cuales se aseguraría sin duda de hacer en cuanto terminara su paseo. Sonrió mirando a la gente que pasaba a su lado o que simplemente transitaba por el parque, chicos, chicas, viejitos, niños jugando en los juegos, había de todo y se sentía un ambiente bastante agradable y eso le gustaba, por lo cual no pudo evitar sonreír, tanta alegría en el aire lo hacían sentirme mejor y mucho más feliz y animado.

El chico continuó su caminata sonriendo bastante hasta que algo llamó su atención, un par de niños parados bajo un árbol, se acercó un poco más y notó como uno de ellos lloraba bastante mientras que el otro trataba de recuperar un balón que se encontraba muy fuera de su alcance, atorado en lo alto de la rama de un árbol, mientras que intentaba al mismo tiempo consolar al niño que lloraba. Morinaga sonrió pues le pareció una escena muy dulce, así que se acercó y se hasta quedar frente a los pequeños inclinándose hasta quedar a su altura -No se preocupen, yo les ayudaré a bajar el balón ¿Si?- les dijo a ambos de manera entusiasta y muy alegre poniéndose de pie para mirar el sitio en donde se encontraba el balón - Muy bien ¡No es tan difícil!- se dio animo a si mismo antes de subir al árbol para poder alcanzar la pelota, le costó algo de trabajo pero al final lo consiguió.

- ¡La tengo!- gritó feliz ante la cara de ilusión de los niños, pero cual iba a ser su sorpresa que al momento de bajar resbaló, provocándose un feo raspón en el brazo, comenzó a reír de los nervios, por poco y cae de bruces contra el suelo de no ser por sus buenos reflejos hubiese terminado en una fea caída con fractura o alguna torcedura -Jajaja por poquito- se rió aguantándose el dolor para evitar preocupar a los niños, sonriendo y llevando su mano a la herida para cubrirla un poco mientras que se inclinaba de nuevo y les entregaba el balón a los pequeños -Tengan más cuidado la próxima vez ¿Si? y pidan ayuda puede ser peligroso que suban ustedes solos al árbol- les dijo sonriendo despeinándolos a ambos un poco antes de levantarse y caminar a una banca y sentarse.

Se quitó la bata y notó que se había roto -Veo que también tu resultaste herida huumm que mal jajaja- dijo en voz alta mirando la rasgadura en la tela de la prenda que dejó caer sobre sus piernas para proceder a mirarse la herida -Auch, en verdad duele- se quejó pero sin dejar de sonreír, no era profunda pero lo mejor iba a ser limpiarla y ponerle algo no quería arriesgarse a que se infectara o algo así, -¿Habrá una caseta médica o de primeros auxilios por aquí?- se preguntó mirando a su alrededor generalmente siempre había mínimo una pequeña carpa que tuviera a alguien que atendiera a los niños que se lastimaban en los juegos, rió un poco más, él no era un niño obviamente pero no le vendría mal un poco de ayuda.

Continuó mirándose la herida que ya sangraba y le ardía de una manera digamos… considerable, por un momento tuvo la infantil idea de que iba desangrase y morir en la banca del parque, no, no podía morir y menos en una banca del parque cual vagabundo, con respeto a los vagabundos claro está, aun tenía muchas cosas por hacer aun y en verdad le agradaba estar vivo y poder disfrutar de las alegrías de la vida. Comenzó a reír abiertamente, que tonterías estaba pensando, mejor debería ir a ponerse algo en la susodicha laceración, iba a levantarse de su asiento cuando vio unas piernas colocarse frente a él, seguida de una voz que le hablaba de manera jovial y amable, Morinaga levantó la vista poco a poco notando de inmediato la curiosa y a su aparecer divertida bata que el otro hombre poseía, hasta que dio con su mirada -¿Compañero científico? jajaja ¡Que genial! me siento muy alagado que me llames así a pesar de que aun soy estudiante- le dijo con una radiante sonrisa y ligeramente avergonzado ante la situación, aunque después su rostro mostró un gesto de sorpresa al saber que se encontraba con el padre de los dos pequeños de antes.

—¿Su papá? … Ah… bueno en realidad no fue culpa de tus pequeños fue un descuido mío, soy algo torpe algunas veces- respondió sonrojándose muy levemente y sobándose la nuca en un gesto algo ingenuo -Y no fue nada ayudarles, tienes unos hijos adorables y eres un padre muy precavido al traer un kit de emergencias- agregó respondido con sinceridad mirando como el otro chico que no parecía tener demasiado años de más a comparación suya, procedía a sentarse a su lado. Se tomó la libertad de mirarlo mejor, con una sonrisa curiosa en el rostro y una mirada alegre, analizando las facciones de su rostro que era ligeramente cubierto por un mechón rebelde de cabello, le sonrió -Pero aceptaré tu ayuda porque en verdad la necesito no porque me debas algo o así prefiero haberme lastimado yo que alguno de tus hijos al intentar trepar- le dijo mientras le permitía ver mejor la herida.

Morinaga le sonrió encantado tras el comentario de la bata y los laboratorios, era su vida y su pasión por lo cual le resultó grato encontrar a otra persona que lo compartiera - ¡Wow! entonces tu también lo entiendes, es genial, muchas personas no entienden porque me preocupo tanto por mis batas de laboratorio o porque me gusta usarlas, quizá suene raro pero son una parte de mi, casi podría decirse que me siento desnudo de alguna forma, sin ellas- se expresó de muy buen ánimo hablando como si conociera al chico de toda la vida, Morinaga podía ser ligeramente tímido algunas veces pero una vez que alguien le simpatizaba era bastante confiado y este chico le agradaba mucho. -Es una pena que se haya roto pero bueno los accidentes pasan y me hace sentir algo mejor que fue solamente una de mis batas blancas y no alguna otra de mis favoritas- dijo mirando su prenda rasgada, aun podía coserla así que no era del todo un caso perdido.

- Tetsuhiro Morinaga, un placer conocerte Sedras- se presentó alargando su brazo sano para así poder estrecharle la mano al chico mirándole los colmillos con un brillo en los ojos alargando su mano para tocárselos pero arrepintiéndose justo a tiempo después de todo no lo conocía íntimamente como para aventurarse a tocarle los dientes, además que de seguro se vería bastante extraño, aunque no por eso iba a dejar de expresar su emoción -Me encantan tus dientes me parece que son naturales, tienen un amolde en tus encías perfecto, no creo de que te los hayas mandado a afilar o que sean moldes, y si lo son, vaya que hicieron un excelente trabajo- dijo encantado y después rió un poco nervioso -Lo siento, me emocionó por esta clase de cosas, por cierto ¿También estudias? yo soy de QFB ¿Qué me dices tú? no recuerdo haberte visto en alguna de mis clases- preguntó mientras buscaba estar una posición algo más cómoda, se estiró por mero impulso olvidándose de su herida debido a la charla, hasta que el dolor se la recordó, por lo cual bajó el brazo con una expresión de incomodidad en el rostro - Auch, auch, en verdad me va a doler la curación- se quejó un poquito.

Morinaga se dejó curar, le dolía un poco pero no se quejaba, no quería parecer más infantil de lo que ya de por si se veía y actuaba, aunque….. realmente no le importaba mucho, la gran mayoría de las veces no se daba cuenta de que actuaba de esa manera hasta que alguien se lo hacía notar, provocándole un sonrojo. Sonrió mucho al ver las caritas dibujadas en las cosas del otro chico, seguramente gracias a sus a hijos, le pareció algo muy lindo. A él le agradaban los niños y solía llevarse bien con ellos, probablemente porque tenía una personalidad muy similar, alegre, despreocupada e infantil la mayoría de las veces. Miró como las manos hábiles del chico limpiaban su herida mientras le hablaba amenamente, Morinaga soltó una risa tras oír lo de los colmillos y se tranquilizó al ver como al otro no le había molestado el comentario, se sintió feliz, muy feliz, de encontrar a alguien con quien compartir mínimo unos cuantos gustos.

Le causó una enorme sorpresa oír que era profesor, y además de materias que él mismo llevaba, -Perdona que lo diga y no me lo tomes a mal pero wow! te ves bastante joven quizá unos veintidós o veintitrés años y ya estás dando clases en la universidad y además te tomas el tiempo de salir a jugar con tus hijos, debes sentirte orgulloso, y no solo tú, sino tu pareja también- le dijo amable aunque le causo cierto descanto nunca haber tenido clases con él debido al horario en que las impartía, lo cual resolvía el por qué no se había topado con él. Después de todo parecía ser alguien interesante y amante de su profesión, cosa que actualmente no se ve muy seguido, al menos de manera realmente sincera

- A veces es mejor tener un maestro estricto, al final en la mayoría de los casos son los que más te enseñan- se expresó hablando con honestidad y poniéndose ligeramente serio aunque la sonrisa no tardó en regresar a su rostro -¡Auch!- se quejó tras recibir aquel golpecito en la herida y en lugar de mirarlo molesto o de reclamarle como debiera suponerse, el chico lo miró con fingido y juguetón drama -No me maltrate Sensei que mi brazo me es muy útil para trabajar en el laboratorio- le dijo para después acompañarlo en una risa mirando como terminaba la curación con una gasa esterilizada y algo de cinta -Como nuevo, gracias- dijo antes de mirarlo confuso.

-Ah…. realmente no es necesario que cosas la bata eso ya puedo hacerlo casa, de verdad- le dijo completamente apenado, no quería ser una molestia para el otro y menos aun que pensara que se aprovechaba de su amabilidad de ayudarlo, aunque tras la manera de expresarse no le quedó de otra más que reír y darle la bata -Jajajaja en ese caso sé que está en manos muy capaces, Gracias- dijo de nueva cuenta mientras pensaba en la pregunta le había hecho-Pues algo así, la universidad me permite usar sus laboratorios para hacer experimentos simples y controlados, cultivo de bacterias simples, hongos, algunos análisis de alimentos cosas similares, no puedes hacer gran cosa si no tienes un tutor que te vigile, y yo llevo buscando un laboratorio aparte en donde poder realizar algunas prácticas profesionales, o un voluntariado o capacitación o mínimo de ayudante, ya sabes para aprender un poco más pero es difícil, no he encontrado ningún sitio que acepte personal con poca experiencia y tratar de conseguir un tutor en la universidad es mucho problema, nadie está disponible o a nadie le interesa- comentó su situación, aun le faltaba mucho por aprender y no estaba cien por ciento seguro de en que área le gustaría especializarse había tanto por elegir y todo le gustaba que le era difícil elegir una sola cosa.

-Admito que aun me faltan muchas cosas saber y que soy algo despistado y me cuesta entender algunas cosas pero creo que cuando estudias algo lo haces con un 90% de pasión y esfuerzo y solo con 10% de talento, me encanta lo estudio, la ciencia es algo que me apasiona tanto que es parte de las razones que me hacen levantarme día a día y ser quien soy, y aunque me creo muy capaz de valerme por mi cuenta no está mal que tengas a alguien que te guíe un poco en el tema- finalizó con una gran sonrisa y con un brillo especial en los ojos, le gustaba mucho y en verdad le había costado decidirse por que estudiar pero sabía que había tomado la decisión correcta.

-Pero en fin, no me queda otra más que seguir adelante, aunque ten por seguro que al menos una vez me colaré a alguna de tus clases para averiguar qué tan estricto es usted Sensei- le dijo guiñándole un ojo de manera alegre y coqueta antes de reir - por cierto ¿Cómo se llaman tus hijos?-

Su respuesta respecto a su pareja le inquietó un poco pero decidió no comentarle nada, algo le decía que no era un tema del cual se podía tratar con facilidad y si, aunque le daba bastante curiosidad saber que había sucedido, decidió por esta ocasión tragarse las ganas de seguir indagando. Quizá si alguna vez se tuvieran la suficiente confianza, realmente esperaba llegar a conocerlo pues el profesor realmente le agradaba, podrían tratar el tema pero por ahora prefirió simplemente callar y hacerse mentalmente algunas suposiciones que lo más probable es que fueran erróneas.

Morinaga rió con ganas ante lo del brazo biónico - Parece que tienes una respuesta para todo- le dijo de buen ánimo mientras observaba como le daba unas cuantas puntadas a su bata, de una manera bastante capaz cosa que lo hizo sonreír un poco más, era algo estúpido que sonriera por algo así pero de alguna u otra forma le agrado que supiera hacer eso, no era algo común que un hombre supiera coser, aunque… probablemente Sedras supiera cómo realizar una sutura, de ahí la razón de su “buena y hábil mano”. De nuevo hacia suposiciones, a veces le sorprendía como es podía dejar que su mente se perdiera en tantos pensamientos y sacara sus propias conclusiones, seguramente era por lo mismo de estudiar algo relacionado con la ciencia, la cual en gran parte se alimenta de hipótesis.

- Muchas gracias quedó perfecta- agradeció metiendo la mano para estirar la manga de la bata y mirar como la rasgadura había desaparecido. Dejó la prenda de nueva cuenta sobre sus piernas escuchando las palabras del otro, se sintió tranquilo notando como al fin alguien podía entender por lo que había pasado, no es que se quejara, después de todo sabia que al final iba a tener su recompensa, pero simplemente le agradaba tener con quien platicar sobre algo de una forma decente e interesante, cada vez más crecía ese brillo en sus ojos ante la compañía de el otro, mientras que secretamente agradecía a quien fuese el hecho de que se hubiera encontrado con el chico y con sus dos pequeños -Jajajaja me encantará, será otra manera de probar mi resistencia, creo que podre lograrlo, solo dime en que horarios impartes las clases y ahí me tendrás, además claro tendré un pretexto para verte de nuevo- le dijo mientras le guiñaba el ojo y le sonreía de manera algo juguetona, aunque era cierto, en verdad le agradaría volver a verle.

Se medió sonrojó por el guiño y se quedó mirando como atontado el brazo en el que había recibido la palmada, por no decir que sonreía como un baboso, le caía demasiado bien este chico y hacia que se comportara ligeramente infantil y tonto, aunque trató de controlarse un poco mientras veía como los dos pequeños de antes se acercaban corriendo al encuentro de su padre, ambos con caras muestras de sus jugueteos en sus rostros y ropa, cosa que le arrancó una tierna sonrisa. Respondió la reverencia que le hacia Dimitri, sonriéndole amablemente y respondiendo igualmente con un “Hola” -Hola Takeshi- saludó al otro niño quien molesto desvió la mirada como si buscase ignorarlo cosa que le sorprendió un poquito pero que lo hizo reír, después de todo era un niño y tenía la impresión de que era el de la personalidad más tosca, como sucedía en la mayoría de los gemelos tenían personalidades completamente diferentes y Takeshi tenía de seguro un carácter como un “Hueso difícil de roer”.

-En realidad no fueron tan graves- rió nervioso, quedándose sorprendido en cuanto sintió un pequeño y delicado beso sobre la herida en su brazo y lo que lo terminó de encantar fue la frasecita ya conocida al tratar heridas -Awww que lindo, muchas gracias Dimitri- dijo dándole un abrazo pequeño y rápido pero efusivo mientras veía que su hermano con mala gana terminaba la frase y depositaba también un beso fugaz en la zona señalada por su padre antes de huir de nuevo a los juegos, arrastrando a su hermano con él, cosa que le arrancó una risa, Morinaga se llevó las manos a su boca creando una especie de altavoz -¡Gracias también Takeshi!- le gritó antes de volver a reír y girarse para mirar a Sedras mientras se colocaba de nueva cuenta la bata.

-Son adorables y al parecer muy diferentes, jajaja que bien- dijo y después de ver la sonrisa de Sedras en la cual alcanzó a ver un toque de pena, cosa que si se lo permiten decir y si se queda en secreto… le encantó, le dio un suave codazo en un costado en señal de camaradería -No es del todo malo, también van a heredar lo mejor de ti, eres su padre después de todo, su modelo a seguir tanto para mal como para bien- mencionó soltando un suspiro mientras miraba a los pequeños que jugaban sin preocupaciones, pensó en un momento en sus padres, tenía varios años que no les veía y aunque no podría decir que los odiaba, lo cierto era que tampoco le agradaba del todo como habían terminado las cosas, pero sus padres eran obstinados, era su problema, él no iba a cambiar solo por caerle bien a alguien, no iba a con su mentalidad.

- Y bien, ¿Cuánto tiempo llevas dando clases? y de todo lo que estudias ¿Qué es lo que más te gusta? eres joven y siendo un científico tan apasionado como me parece que eres supongo que estás trabajando siempre en algún proyecto- preguntó con mucha emoción, tomándolo por las manos envolviéndolas con las propias en un ligero apretón que solo complementaba su expresión emocionada -¿Me contarías, me dejarías verte alguna vez trabajar?- dijo algo acelerado a pesar de que aun no había recibido ninguna de las respuestas anteriores.

Pensó en las palabras que el otro le decía, tenían cierto atisbo de verdad, volvió a cuestionarse si él odiaba a sus padres, quizá un poco, lo normal suponía, como bien mencionaba Sedras a veces era algo normal que los hijos odiasen a sus padres, después de todo a nadie le gusta seguir las reglas, que lo eduquen de una forma que se basa en prohibiciones en cosas que no debes hacer y en cosas que debes ser, pero familia es familia muy a pesar de todo y aunque estaba seguro de que no iba a retomar la relación con sus padres jamás, en parte les agradecía lo que habían hecho por él. Morinaga sonrió mirando a los dos niños jugar, no creía que ellos llegasen a odiar a su padre, al menos no de una forma completamente seria, se molestarían con él por las cosas básicas, las prohibiciones normales y los regaños, pero sentía y esperaba que sus hijos jamás lo odiasen como para romper contacto por siempre, se veía que entre los tres había mucho cariño y si, aunque con el tiempo las cosas cambiaban Morinaga esperaba que al menos cambiaran para bien. Pero en fin, no eran sus asuntos, se estaba inmiscuyendo mucho en la familia del otro y recordando también la propia algo que tampoco le era muy grato hacer, así que trató de dejar esos pensamientos para volver a prestar atención a las palabras del Sensei.

Notó claramente que su toque, la manera en que lo había tomado por las manos, había provocado que se pusiera nervioso, Morinaga lo miro con sorpresa y tuvo el impulso de acariciarle una de esas mejillas levemente rojizas ¿él había sido el causante de tal rubor? Le encantó mirarlo aunque fuese por tan solo un corto periodo de tiempo, así que sonrió ampliamente y sintió una clase de vacío cuando las manos del otro se alejaron sutilmente de las suyas -Un videojuego ¿En serio? vaya no me esperaba algo eso y también una historieta Jajajaja definitivamente no eres como los demás científicos o los demás maestros, tienes la apariencia además de ser estricto de ser alguien muy divierto, me gusta.- afirmó con convicción mirando con sorpresa como la voz de Sedras iba en aumento al igual que su emoción, Sonrió bastante escuchándolo y apoyándolo aunque de momento no había dicho palabra debido a que toda la energía que se desprendía del otro logró cohibirlo por unos segundos, atontarlo ¿Era posible un ser tan apasionado por su trabajo? lo inspiraba y lo hacía sentirse tan vivo como nunca antes, le encantaba.

De un momento a otro vio que el joven su puso de pie señalando al cielo y hablando de todo lo que lograría descubrir, Morinaga lo veía con explicita fascinación, a su alrededor la gente ya se había detenido para mirarlos, pasaron un par de segundos antes de que el otro terminara todo su discurso, Morinaga le aplaudió mientras el chico retomaba su asiento de nueva cuenta, solo que más rojo que antes. Se inclinó hacia a él para verle el rostro, era dan atractivo, demasiado atractivo, Sedras tenía una mezcla curiosa de atractivo salvaje con lindura que simplemente lo tenía idiotizado era como si no pudiera apartar la vista de él, le sonrió en cuanto sus miradas se cruzaron y esta vez no pudo resistirse a alargar su mano y apartar de nueva cuenta ese mechón de cabello que le cubría el rostro y bajar despacio a su mejilla, dando un suave toque con las yemas de sus dedos, mirándole hipnotizado -No importa, es maravilloso que tengas tanta pasión por lo que haces enserio- se expresó y apartó la mano con algo de timidez, a veces se dejaba llevar por sus emociones de igual manera y recién acaba de conocer a este chico y ya lo traía como un idiota. Realmente no se consideraba a sí mismo un loco chico que va por la vida enamorándose de de cualquiera, no, el que le gustasen los chicos no significaba que le gustase cada hombre que tuviera enfrente pero esta vez no iba a negar que en verdad Sedras le atraía bastante aunque todavía no lograba entender la razón a cada minuto que pasaba al lado del chico deseaba que el tiempo pudiese alargarse más y más, quizá era porque tenían un par de cosas en común, quizá tan solo fuera algo de química, el ambiente, la situación el aroma del otro, cosas del cerebro, algo pasajero tal vez, pero fuera lo que fuese lo cierto es que quería tenerlo cerca, hablar con él, tocarlo y pasar tiempo a su lado ¿Acaso era algo muy obsesivo?

-¡¿En verdad podré?! ¡Yey! iré a verte cada pueda cuando tenga tiempo libre enserio, conozco a muy pocos que estudian esa rama, la genética, y es maravilloso poder tener a alguien cerca que sepa sobre eso, me gustaría que me enseñaras algo, es una rama que casi no he podido probar por lo mismo de que a la gran mayoría les da miedo, seré cuidadoso lo prometo soy buen alumno- dijo de corrido bastante emocionado mirándolo con un brillo alegre en los ojos y bastante cerca de su rostro, ya que se había ido acercando sin darse cuenta soltó una risa -Tu eres la rata de laboratorio, yo apenas soy un ratón- dijo imaginándose a ambos con disfraces de roedores, Sedras era su Sensei y él el discípulo aplicado, rió un poco más, a veces imaginaba demasiadas tonterías, pero no le molestaba del todo la idea además que la imaginación es la puerta para lograr grandes cosas

-Y a todo esto, ¿Hay algo que no te guste de tu carrera o de la quimica? creo que siempre hay cosas que nos agradan más que otras pero ¿Hay algo que en verdad odies sobre tu carrera?- preguntó con renovada curiosidad.

Lo escuchó atento notando que ponía entre ambos una distancia adecuada para dos personas recién conocidas, no supo si eso lo entristeció o lo molestó, así mejor trató de pasarlo alto y pensar mejor en la respuesta del chico, que no dejaba de ser emocionada y apasionada ¿Ya había mencionado lo mucho que le atraía? Era ilógico, pero su corazón latía con fuerza y con extrema alegría tan solo con oírlo hablar, sus ojos se perdían en los del Sensei como si tuviera una clase de veneno del cual no podía escapar. Tomó aire de menara sutil, como una respiración común y corriente aunque en realidad lo hacía para mantener su corazón y su mente calmados, no quería ser impulsivo y hacer algo que podría traer grandes y severas consecuencias.

Tenían también en común el hecho de que la química clínica fuera de sus menos predilectas aunque para Morinaga no era la que más detestaba -Coincido en que no me gusta la clínica, se me hace bastante tediosa pero bueno digamos que la tolero- comentó y después rió por el término de “Alcahuetes traga pastillas” el cual le pareció bastante apropiado -Supongo que todos los que estudian o que se dedican a la ciencia les gusta presumir sobre sus especialidades y culpar a las demás ciencias de sus posibles desperfectos, aunque admito que hay quienes sin duda exageran creyendo hacer una gran labor cuando en realidad no hay otra cosa más que simples bases para lograrlo inclusive aspectos que fueron descubiertos por otras personas y de los cuales se acreditan el mérito, pero mejor no te enfades-

Se puso a pensar un poco en su respuesta y finalmente lo decidió -Química cuántica- dijo seguro de sí mismo y llevó una de sus manos a su sien, sobándola ligeramente, de solo pensar en eso le volvía a doler la cabeza -Durante un semestre metí un taller de introducción a la química cuántica, ¡Introducción! y en verdad que solo lo terminé por mi deber moral de estudiante porque me resultó en exceso tedioso, demasiada teoría, demasiadas formulas y demasiada física para mi gusto, es mucha química teórica, mucha, mucha teoría, demasiada- deberán disculpar su énfasis pero en verdad era un aspecto que lo había fastidiado - además de que la profesora se basaba en hipótesis formuladas por otros, no era nada nuevo, no era nada con lo que se pudiera experimentar, sé que la ciencia se basa en gran parte en hipótesis, pero el hecho de tenerlas como leyes sin que puedas cuestionarlas o descubrir hasta qué punto son veraces es fastidiante- finalizó tomando un poco de aire y mirando al chico -quizá yo esté equivocado y no sepa distinguir bien entre una cosa y otra pero en verdad no quisiera volver a tocar esos temas de nuevo, simplemente no es lo mío- dijo sonriendo.


Morinaga desvió la mirada un momento hacia los pequeños de Sedras que jugaban encantados con otro niño y un perro, sonrió ampliamente y miró a Sedras, notó de inmediato que aquellos chicos eran la luz de sus ojos que los amaba con pureza y con fuerza, se sintió abrumado, conmovido y también fascinado, quería formar parte de eso, se imaginó sin querer recibiendo una mirada similar por parte del chico, no igual, obviamente no podía ni quería compararse con el cariño que sentía por sus hijos, pero si una mirada mínima y secretamente afectuosa, una mirada única y propia que fuera dirigida exclusivamente para él, lo observó atento y a escondidas, pues el chico estaba centrando su atención en los pequeños, se acercó un poquito más él -Son geniales tus hijos, tienen mucha energía y muy pocas preocupaciones- le dijo sonriente a muy poca distancia del oído del oído del chico, lo miró directo a los ojos y le sonrió.

Se puso de pie y aprovecho para estirar ampliamente, su herida ya no le dolía mucho gracias a los hábiles cuidados del otro y tenia ahora un renovado animo -¿Qué te parece si les invito algo? lo que sea, en atención a que no solo curaste mi brazo sino también a mi amada bata, hace algo de calor y quizá algo refrescante nos vendría bien a los cuatro- habló incluyendo obviamente a los dos peques -Claro si quieres y si tienes tiempo, no quiero que llegues a pensar que soy un acosador maniático, ladrón secuestrador de científicos y de niños- dijo exagerando un poco y después miró con análisis a sedras -Aunque me da la impresión de que si en verdad fuera eso, sería yo el que estuviese en serios problemas y no ustedes- comenzó a reír nerviosamente sobándose la nuca en un gesto algo ingenuo -A veces digo muchas tonterías, en fin ¿Qué dices? ¿Aceptas? me gustaría pasar más tiempo contigo- se sinceró

Escondió un gesto de felicidad cuando el científico aceptó su invitación a tomarse algo, secretamente estaba mucho más que feliz al respectó pero no lo demostró, lo miró tomar su mochila y él por su parte se colocó su bata, arreglada por el joven maestro recordemos, y esperó a que llamara a sus hijos. Morinaga los miró acercarse con una sonrisa y seguido adelantarse un poco, se giró y le dirigió a Sedras una sonrisa asintiendo ante la decisión del raspado - Me parece excelente, nos caerá muy bien y confío en que conoces un buen lugar para comprarlo- le dijo mientras comenzaban a caminar en dirección al puesto, los niños parecían ya conocer de memoria el camino, lógico supuso, pero aun así se mantuvo atento mirándolos para que no se alejaran demasiado o alguien extraño se les acercara, no le pasó desapercibido que los pequeños se comunicaban en dos idiomas distintos, increíble para ser tan jóvenes, aunque digno viniendo de alguien como su padre, a quien no dejaba de prestar atención. Eran una familia única y dinámica y eso le gustaba bastante.

Morinaga caminaba a un lado del científico, sorprendiéndose por cada palabra lógica y emocionada que salía de su boca con respecto al comentario de la materia menos predilecta. De nueva cuenta el Sensei hablaba con inteligencia y con pasión, dando sus razones de porque a su parecer la Química Cuántica no era del agrada de su estudiante, no estaría de más decir que Mori estaba impresionado, no lo había pensado de esa forma, sólo se había concentrado en que odiaba esa materia y punto, se regañó mentalmente un poco y se recordó a sí mismo, gracias a Sedras también, que no debía convertirse en un científico mediocre y banal, que debía ver mucho más allá y no darse por vencido, era justo como el ejemplo del análisis de los átomos que le presentaba el Sensei, muchos se creían y se jactaban de ser capaces de comprender ciertas cosas plenamente, cuando lo cierto era que no tenían ni idea de lo que había más allá de lo que podían comprender. Así que para tapar sus incapacidades, se jactaban antes los que menos sabían, en lugar de procurar enseñarles a ser mejores y superarse, a investigar mucho más allá.

- Ese es el problema si los que enseñan eso o se dedican a eso se limitan a hacer sentir insignificantes a los que a sus ojos, tienen una menor capacidad intelectual, si se burlan de ellos y se ponen en un pedestal fabricado con mentiras y mediocridad, lo único que logran es obligar a los demás a dejar de exigirse metas por que al parecer son demasiado inalcanzables, nos hacen creer que no podemos superar lo que ellos ya han superado, que simplemente no podemos ir más allá, es estúpido, ellos temen sentirse superados.- expresó su sentir, creía seriamente que era como si en lugar de interesarse por el futuro en intentar indagar más allá, le temerían a descubrirse no tan sabios como se creían y aunque admitía que no todos los científicos eran así, era una verdadera pena que cada día parecían aumentar más y que de paso convertían a sus estudiantes en seres conformistas y mediocres que solo se querían dedicar a un mercado simple y sin chiste.

- Quiza seas tú quien deba enseñarme algo de teoría de cuántica, o cómo mínimo confío en que podrías recomendarme un buen tutor que pueda ayudarme, no creo que termine amando la materia pero el poder entenderla y mirarla con otros ojos es ganancia, en esta vida se tiene que saber de todo- mencionó con una sonrisa relajada - Y no te preocupes en verdad me mucho escucharte y pasar tiempo contigo no es muy común encontrar a alguien con quien entablar una conversación tan agradable- agregó mientras llegaban a la esquina de la calle en donde los pequeños los esperaban. Morinaga se acercó a Dimitri y le ofreció su mano para que la tomara y poder cruzar así juntos la calle, le hubiese gustado tomar la de Takeshi también pero supuso que lo más probable es que no se lo permitiera y no quería presionarlo o cohibirlo, lo único que lograría era hacerlo sentir incómodo a su lado, así que no, por ahora quería sinceramente irse ganarse poco a poco su confianza, aunque si le sonrió de manera alegre y juguetona.

- ¡Bien! ya que vamos por un raspado a un lugar que no conozco, bueno, díganme ¿Cuál es su sabor favorito? o de cual me recomiendan pedir- preguntó a los pequeños para incluirlos en la plática ahora que parecía que ambos niños habían terminado de discutir sus propios asuntos, les sonrió y miró a Sedras con felicidad, solo por el mero gusto de sentirse así junto a él, disfrutando de una grata compañía.



[No te preocupes esta genial *__* ]

-fresa, vainilla y  limón, bien lo tengo anotado. - Morinaga sonrió por Dimitri mientras le platicaba una vez que cruzaron la calle de manera segura por el cruce de cebra, pero después se sorprendió ante la declaración del niño y no pudo más que soltar una fuerte carcajada ante la manera de llamar a su padre, no, corrección, a su mami, le resultó en exceso lindo que los pequeños llamaran al Sensei de esa manera y resultaba aun más divertido la notable molestia que Sedras parecía tener al respecto del asunto, esa molestia que era seria pero a la vez entretenida hacia que el chico se viera mucho menor de lo que parecía y que al parecer también, dañara su ego de hombre. Aunque para Morinaga era un gesto sumamente dulce. El ver interactuar a Sedras con sus hijos le sacaba una enorme sonrisa y le gustaba la sensación que obtenía, una sensación cálida y familiar que hacía mucho tiempo tenia perdida, era agradable volver a sentirlo y poder ser aunque de manera minúscula parte de tan bonita escena, Sedras molesto regañando a sus hijos y comportándose como un pequeño más mientras los otros dos gemelos lo hacían molestar a propósito. Encantador.

-A mi me parece encantador que te digan así, jajaja además por algo ha de ser no creo que se lo hayan sacado solo porque sí, jajaja y de paso creo que eres una mami encantadora- comentó mirándole con una brillante sonrisa, casi, casi sonrisa de comercial de dentífrico, pero realmente sincera, se apegó al chico un poco más para retomar el camino aun siendo liderados por los dos pequeños a los cuales lógicamente aun vigilaba, se mantenía atentos a ellos y atento al Sensei a su lado, se llevó un par de dedos al mentón en un gesto de pensador para poder responder a la pregunta que le habían hecho -Hum… es difícil creo que me gustan casi todas, aunque creo que entre mis dos favoritas están moras y limón- respondió de manera segura mirándolo, de pensarlo ya se le había hecho agua a la boca y ansiaba llegar y también gracias a toda la emoción del asunto se le había olvidado la herida de su brazo, estaba demasiado feliz, que buena manera de relajarse un poco tras algunos de días de estrés.

- Me apena realmente que no te haya visto antes por la universidad, creo que eres alguien bastante divertido para ser un maestro y saber tantas cosas, no me lo tomes tampoco es como si estuviera generalizando a los demás profesores pero creo que hasta tú debes admitir que la gran mayoría con bastante pesados, espero que cuando volvamos a la escuela no me trates como un completo desconocido, aunque bueno… lo sea un poquito-Le comentó mientras vea como los niños se detenían en un local donde vendían el refrescante postre y en donde al parecer ya los conocían pues la encargada los saludaba de manera bastante amable y cordial -Vamos démonos prisa o pedirán antes- le dijo Morinaga a Sedras, a veces al chico le salía su lado infantil, así que tomó a su Sensei de la mano y salió disparado corriendo los pocos metros que les faltaban a ellos para llegar hasta donde estaban Dimitri y Takeshi.

No le importó demasiado el hecho de que había tomado la mano de un superior y lo había arrastrado por la calle hasta la nevería, Morinaga era así, un chico estudioso, preocupado por los demás y responsable, pero al mismo tiempo de carácter sencillo y palabras fáciles con el cual es fácil relacionarse, no le importó ni lo que llegase a pensar el maestro ni lo que pensaran los que podían observarlos. No le importó, o más bien no se percató de las consecuencias de sus acciones hasta que estuvo con los pequeños dentro de la tienda de postres frios, miró a su Sensei y se sobó la nunca en un gesto distraído y apenado -Lo siento no era mi intención que te vieras como muñeca de trapo- hay que decir que el alumno se disculpó por el mal entendido no por haberlo jalado por la calle. Miró a la niños pedir a una encargada de buen ver, curvas notables, no muy delgada, de tez apiñonada y ojos llamativos y amables que discretamente escudriñaban al grupo recién entrado al local. Morinaga casi se va de espaldas cuando escucha la orden de su profesor.

-¿Un…un litro? ¿¡Eso pide siempre!?- la chica sonrío amable, a ella ya no le sorprendía así que respondió con un sencillo “Si, a veces hasta dos cuando a tenido un mal dia” el joven alto estaba sorprendido y se giró a ver al maestro notando el sonrojo que le cubría las mejillas, detalle que le hizo sonreir, deseó tener la oportunidad de ver más seguido ese bello color carmín en las mejillas del profesor - jajaja vaya pues debe estar delicioso, deme uno de mora con limón medio litro no creo poder competir contra mi sensei- la chica asintió con la cabeza y comenzó a repartir las ordenes, Morinaga se adelantó a pagar puesto que él habia dicho que invitaba asi que era algo que debía cumplir, además no solo le sorprendía el hecho de que el maestro Sedras pidiera tanto helado, le pareció linda su reacción, linda y muy atractiva. ¿Hacía cuanto que no sentía ese extraño cosquilleo en el estomago por alguien? ¿Esa atracción que tiene aun muy prematuras señales de que puede ser algo más? Mucho tiempo.

Continuaron su camino tras pagar, un camino tranquilo de vuelta al parque, mientras los pequeños estaban delante de ellos - Y bueno Sensei sedras, a usted le gustan los hombres?- le preguntó si, el joven solía ser muy directo para ciertas cosas, no lo hacía con mala intención asi era su personalidad, miró hacia adelante y vio que estaba cerca de nuevo el cruce de las calles -¡Niños espérenos!- les habló sabia que ambos pequeños lo harian pero le salió de pronto preocuparse por ellos, en especial porque ambos andaban distraídos por ir comiendo sus helados y platicando de nuevo en un idioma entre ellos. Cruzaron la calle juntos y de nuevo los pequeños se adelantaron, el calor estaba pronto por llegar asi que la nieve le staba sentando bastante bien ademas estaba deliciosa, miró al maestro con intriga, esperando obviamente la respuesta a la pregunta.

- Mghm... es cierto este es de los mejores que he probado- habló con satisfacción, cual pequeño con dulce nuevo, bueno... no estaba tan lejos.



(Perdona la tardanza y lo cortito, me estoy poniendo en sintonía)

Estúpidas neuronas, no piensen esas cosas.