Primer día...(privado Adrian)

Era una mañana fría y se notaba los labios resecos, acucurrándose un poco en su chaqueta de cuero cuando el frío pegó en su nuca y meció ligeramente sus cabellos. Podía verse el vapor de su propio aliento, apretando lo puños en la tela y tironeando de ella un poco más para acomodársela mejor, terminando de subir la cremallera.

No se le había hecho nada tarde y estaba un poco nervioso por que se trataba de su primer día de trabajo, así que quería esforzarse por dar la mejor primera impresión que le fuera posible. Solo que demasiado entusiasmo tampoco era bueno a veces y eso le había pasado factura ahora mismo...

-Hum...-con cara de resignación se asomó un tanto curioso a través de las rejillas que protegían la entrada al bar. Haber si podía pillar a alguien dentro o al menos husmear un poco mejor su nuevo lugar de trabajo.

El día que había sido contratado no había tenido tiempo de estudiarlo demasiado por que todo había sucedido muy rápido y el dueño se había limitado a preguntarle lo básico para saber un poco del antes de aceptarlo. Tan solo con ver la clientela que tenían el día que Ruromi eligió para presentarse, sabía que no había elegido el mejor momento para conocerse debidamente y el dueño debía atender de inmediato al negocio.

Con todo estaba allí gracias a un amigo que conocía al dueño y sabía que el muchacho necesitaba algo decente para subsistir. La testarudez de Ruromi del por que prefería residir en ese humilde caserío y estudiar allí en vez de marcharse a casa, para aquel seguía siendo todo un misterio. Ruromi hablaba muy poco de su vida privada, solo lo necesario para saciar la curiosidad de otros y nada más.

Apenas había podido dormir esa noche, tenía que preparar muchas cosas antes de que llegara la hora de apertura, motivo por el cual se encontraba desde las cinco de la mañana dentro del bar. Subiendo cajas de refrescos desde el sótano, cambiando los barriles de cerveza vacíos por unos nuevos y asegurándose de que todas las mesas y el suelo estuvieran impecables.

Cuando aún quedaban unos diez minutos para que tuviera que abrir la reja de la entrada, su mirada fue hacia dicho lugar divisando en la puerta a un chico. Registró su rostro y buscó alguno similar en su memoria, recordando al chico que había contratado unos días atrás y que empezaba ese mismo día a trabajar allí. Con calma abrió la puerta y subió la reja lo suficiente para que el chico pudiera entrar y volver a cerrar hasta que llegara la hora.

-Ichinose ¿cierto? -lo miró fijamente, al momento en que cerraba la puerta nuevamente tras la espalda del chico. Dirigió sus pasos hacia la barra, colocándose justo detrás y llamándolo para que le hiciera compañía mientras terminaba de acomodar algunos vasos y copas -Cuéntame algo de ti mientras llega la hora de abrir.

Siempre había sido muy directo y lo principal en ese momento era conocer algo del chico que tenía frente a él y que iba a formar parte de su plantilla. Había oído alguna cosa gracias a la persona que lo había recomendado, pero prefería oírlo de su propia boca y poder juzgar de acuerdo a lo que escuchara de él.

Para su suerte el frío mañanero pronto dejaría de ser un problema, le sorprendió escuchar el sonido de la reja abrirse, el dueño estaba dentro y le estaba abriendo las puertas a su local, no tardando en entrar cuando vio que le cedía el paso.

-Gracias y...buenos días...-comentó de pronto notando que el tiritar del frío le iba menguando. Aún le costaba acostumbrarse al clima de la Ciudad de Esmeralda, puesto que provenía de una zona mucho más cálida.

-Jejeje...lo cierto es que mi vida es un poco complicada ahora mismo...¿que le gustaría saber sobre mí exactamente?...-comentó mientras seguía graciosamente a Adrian a todas partes, parecía una especie de gato esperando por su comida, hasta que por fin se paró en la barra. Apoyándose en ella y meditando un poco por donde poder comenzar.

-Soy responsable, me tomo el trabajo muy en serio... también puedo hacer alguna hora extra...-le sonrió amable, echando un ligero vistazo como le sacaba brillo a las copas.- aparte necesito el dinero...-bajó un poco la mirada sonrosándose y jadeando ligeramente.- me mudé a esta ciudad hará menos de un mes....

Siguió sacando brillo a las copas y colocándolas en su lugar mientras escuchaba lo que el chico le iba contando. Era el tipo de trabajador que le gustaba tener, aunque por lo que sabía de él también era estudiante, cosa que no le molestaba en absoluto.

-¿Dónde estás viviendo? -necesitaba saber ese dato, por si necesitaba pedirle alguna vez que abriera él el bar. Era lo mismo que hacía con el resto de empleados, siempre escogía a alguno para que abriera determinados días de la semana.

En cuanto terminó de colocar todo bien en la barra, le hizo un gesto para que le siguiera y se encaminó hacia su despacho. Había llegado el momento de formalizar todo y que el chico firmara el contrato que le ataría al bar durante el tiempo que éste estuviera vigente.

-Si no tienes donde quedarte, dispongo de una habitación en mi departamento que podría alquilarte por un módico precio -abrió la puerta del despacho, entrando sin cerrarla y sentándose tras el escritorio para buscar el contrato del menor -. Estarías cerca del bar por si algún día tienes que abrir.

No levantó la cabeza mientras hablaba, buscando el contrato que había tenido en sus manos veinte minutos atrás, cuando al fin lo tuvo en sus manos alzó el rostro -Aquí está el contrato, ¿quieres echarle un vistazo antes de firmar?

Sus ojos se fijaron en él un instante, notaban algo diferente en su ser mientras el mayor le hablaba, articulaba gestos o palabras con los labios o mecía la cabeza de algún modo diferente que le hacía recordar a alguien, pero más que eso, de seguro era solo que le resultaba atractivo, eso si debía admitirlo. Cuando rápido el ojidorado le hizo el gesto de que lo siguiera, asintiendo en silencio tan solo ante esto.

-Donde ahora vivo es un lugar bastante caro para lo que es.

Aquel comentario sobraba y lo dijo sin querer, normalmente no le gustaba parecer quejica ante otras personas, pero sabía que tenía la razón. Lo observó algo sorprendido ante la propuesta que el rubio le hizo sonrosándose ligeramente por ello y quedando dubitativo.

-Lo cierto es que no sería mala idea, el bar me queda algo lejos de donde ahora resido...-murmuró suavemente mientras se sentaba frente al otro y él mismo ponía su mano sobre aquellos documentos para terminar de arrastrarlos a su sitio. Ahora Ruromi vivía una situación un tanto delicada y no le gustaba hablar demasiado sobre ello, pero de seguro lo relajaba de que aún tratar con Adrian era prácticamente como hacerlo con un desconocido.

De pronto Ruromi lo miró serio, como si estuviera a punto de comentarle algo de mayor importancia para él que aquel documento, casi como si quedara pendiente algo entre ellos pero en cambio sus labios entreabiertos volvieron a cerrarse.

-...-bajó la cabeza un instante y se escuchó el sonido de las hojas mientras las pasaba. Todo estaba en regla y la cantidad era más que suficiente para lo que necesitaba. Un poco frío y distante simple tomó un bolígrafo y firmó el documento enseguida, acercándoselo al otro.

-Y sobre lo de mudarme...-hizo una ligera pausa para que le pusiera atención.-creo que necesito tiempo...pero sabrá mi respuesta cuando sea la hora del cierre.-sonrió amable al decir esto último, mostrando que la idea le agradaba.