Límite 28 de Junio [Priv- Reiji]

Miro la mano extendida hacia mí, cierro mis ojos por segundos los abro de nuevo esta vez con la perspectiva del piso de madera, notando las imperfecciones que el tiempo ha creado, pongo mi mano sobre la camisa antes extendida y apoyándome en la superficie me levanto, sujetado la tela y elevándola al igual que mi cuerpo.
Ahora de pie contesto — gracias, pero paso — camino de largo, regresando la prenda a su lugar, ignorando al cuerpo frente a mí y dirigiéndome a la puerta corrediza donde me aposento, justo bajo el marco, disfrutando de la brisa, del paisaje, de la noche, le hablo desde este lugar sin mirarle siquiera: — de la que te salvaste... — suspiro aliviado como si el salvado fuera yo y no él, continuo con mis palabras: — estaba pensando en aprovecharme de tu amabilidad y jalarte hacia mí, para abrazarte de nuevo, iba a decirte que me permitieras tenerte egoístamente para mi, un par de segundos y que estabas equivocado, no te traje a este lugar para conocer tu cuerpo, solo quería conocerte, escuchar de ti...porque no sé nada, en absoluto, pero supongo que no es importante, esto es un reto después de todo, así que ese tipo de cosas no tienen sentido — mantengo la mirada en el exterior, tratando de despejar mi mente.

Apretó la mandibula cuando no quiso tomar su mano para levantarse, sino que lo hizo por su propia cuenta. ¿Qué había salido mal? Era estúpido para ésto... y de verdad no entendía muy bien así que lo siguió hasta la entrada y puso una de las manos sobre su hombro derecho. Intentando hacerle voltear a verlo, y no que le diera la espalda.

Pensó un poco antes de decirle algo, un reclamo, una advertencia, una broma... ¡lo que fuera! pero era díficil de saber qué decirle en específico así que pronunció lo primero que se le vino a la mente: -Si eso es así, entonces pregúntame. Responderé lo que sea. -prometió.

Quería agregar un "no pensé que no conocieras nada de mí". Y aunque sabía que sería una mentira dejarlo salir para que el otro lo escuchara, no podía decir la verdad. Además ¿qué había de interesante en el paisaje? Sólo quería regresar el tiempo unos 5 minutos, y encontrarse como antes. Pero era imposible. El tiempo jamás regresará.

Estaba sorprendido, no pensé que me contestara eso, que me diera carta blanca para "interrogarlo" ¿por qué lo hacía? que fácil era negarse y terminar con todo, era más simple. Después de todo debía ser molesto, claro que lo era.
— Solo una pregunta, está bien, tampoco quiero incomodarte — froto la punta de mi nariz para calmar una picazón de carácter desconocido, que la ataca: — ¿Quién es Reiji?— pregunte cuando la molestia se hizo calma, seguido estiro mis brazos y me dejo caer suavemente sobre el piso de madera, usando mis brazos unidos por mis manos entrelazadas como almohadas, cierro mis ojos y pienso sobre lo que sé:
Un asesino frío, mmm...
Evaluando, las cosas están así:
Edad........desconocida
Apellido.......desconocido
Grado.........desconocido
Aficiones.......desconocido
— Sería mejor evaluar lo que sé — susurre con algo de resignación.

Otra vez al piso. Bien.. entonces debía de ir en busca de un colchón, sillón o algo así, ¿no? Sobretodo por el ruido y lo duro de la madera. ¿Qué poseía ese material que era tan cómodo a los ojos de Mikado? ¿O es que lo estaba evitando? Maldita sea, odiaba pensar. Era mejor actuar ante lo que se presentaba.

-Soy un asesino... -dijo en crudo. -...pero eso ya lo sabías. -tomó una bocanada de aire y empezó a contarle: -Estudio en el mismo instituto que tú, voy en 3ro. Tengo 17. Soy soltero. Me gusta conducir. Me encanta tomar largas duchas... y... suelo perderme en cualquier lado, claro, a propósito. -Se puso de nuevo de cuclillas y alargó la mano acariciando su cabello de nuevo, intentando tener contacto con él una vez más. ¿Es que era necesario? Sí.. así lo sentía-. No recuerdo muy bien mi pasado, lo borraron las personas que me obligaron a ser un asesino... -Dió un suspiro y miró hacia enfrente, hacia la salida-. Sólo he amado a dos mujeres. Y una de ellas perdió la vida a costa de mis propios actos. -bien.. haber mencionado aquello no era lo mejor, pero.. ¿quería saber quién era, no? Quizá así podría estar tranquilo... podría volver a estar bien. Y aunque dolía recordar algo tan... doloroso, tan desesperante... tenía que decírselo.

Guarde silencio mientras lo escuchaba, atento a sus palabras, a su tono de voz...lo primero lo sabía, que era un asesino.
Lo segundo me sorprende mínimamente: Va en el mismo grado que yo y tiene la misma edad...aunque se ve algo mayor (todo sea dicho) le suma que es soltero y yo pienso: no por mucho.
Le encanta conducir y tomar largas duchas...mi creatividad al respecto se activa de inmediato, le agrega que le gusta perderse en cualquier lado a propósito...por algo existen los GPS, conteste mentalmente y sonreí por momentos pensando en las replicas que estaba dando en mi cabeza a sus confesiones.
Entre palabra y palabra, acaricia mi cabello y yo encantado con sus caricias, el sentir sus dedos rozando las castañas hebras que componen mi cabellera, no puedo evitar sonreír mas complacido, si se podía.
Pero entonces escucho eso que me perturba. Escucho de sus labios conteniendo la rabia, que le borraron la memoria quienes lo obligaron a ser un asesino, me estremecí...presione mis dientes con fuerza, y sentí que debía golpear algo para liberar esa sensación desagradable, pensé entonces que si tal vez yo hubiese estado allí, lo hubiese protegido, de todos y de todo, pero como todos sabemos los "hubiera" no existen.
Estaba tan furioso, que mi rostro se ennegreció, trato de calmarme, pero mi respiración no coopera y se agita, sigue con su relato y yo me quedo sin palabras con la continuación: "Sólo he amado a dos mujeres. Y una de ellas perdió la vida a costa de mis propios actos."
Que dolor, una cicatriz tan profunda... su alma debe estar destrozada y yo hurgando en su vida, haciéndole recordar, no me mido a veces realmente, lo siento, lo siento: — ¡lo siento! — exclamo aún agitado, girándome sobre mi cadera y apoyando mis brazos sobre el sonoro piso, en esta posición tan incómoda e improvisada le miro suplicante, como nunca lo había hecho antes: — olvida lo que dije, por favor — demonios, demonios, demonios, me sigo maldiciendo por traer esos recuerdos tortuosos al presente — no sé bien que paso y no voy a preguntar mas sobre ello, pero... — bajo mi rostro, permitiendo que algunos mechones oculten mis ojos cerrados ahora, trato de acomodar las palabras, intentando expresarle que su dolor es mío...¡¿qué acabo de decir?! No, lo que yo quiero decir es que...que es... de nuevo las palabras me abandonan, estoy atónito.

¿Por qué se alteraba tanto por lo que era su pasado? No debería de ser así... y es que sólo su pasado lo conocía él mismo. No entendía el porqué actuaba de esa forma... el porqué se había disculpado de tal forma. ¿Se preocupaba por alguien que había asesinado a miles de personas? ¿Es que le dolía que un asesino a sueldo perdiera a la segunda mujer que había ocupado un lugar importantísimo en su corazón? ¿Cómo podía vivir el mismo dolor...o como podía acoplarse, adentrarse a él tan profundamente? ¿Por qué..? ¿Por qué lo hacía..?

Y mas bien, era odioso estar pensando en ésta pregunta y la otra... y la otra siguiente. No... pero era inevitable no pensar en esa chica rubia y de ojos color verde. Sobretodo porque, gracias a su obsesión había terminado muerta... en sus brazos. Dios.. Cal.

Guardó silencio unos momentos, intentando resistirse a no llorar, a no golpearse a sí mismo. -No es tu culpa, Mikado. Fue mi decisión contarte eso... por favor... sólo... maldita sea. -exclamó al último. Se fue a los brazos del otro a pesar de la incómoda posición. Fue de las cuclillas a caer sobre sus rodillas, y apretujarlo contra su cuerpo como si eso lo pudiera consolar... ¿Qué podría hacernos olvidar una pérdida de tal índole? ¿Por qué simplemente el pasado no podría regresarse atrás con algún botón... o con alguna máquina? Maldita sea. Había recordado el dolor, la desesperación que carcomía el cuerpo desde dentro.

Recibo su cuerpo, mis brazos antes apoyados en la superficie ahora lo rodean, uno va a su espalda en donde mi mano se hunde y mis dedos presionan con fuerza, la otra a su cabeza, presionándola contra mí para evitar que se mueva; me aferro a él como si fueran a quitármelo, advirtiendo con lenguaje corporal que no iba a permitir que lo alejaran de mi, corro un poco mi pierna izquierda y termino por flexionarla para mejorar la posición y hacerla más tolerante y lloro, sí, lloro por su amor perdido, por la felicidad que no podrá ser, ¿cuántas veces se lamento por su pérdida? ¿Se hecho la culpa? estaba cargando con todo eso solo ¿desde hace cuánto? y ella, su recuerdo, el no volver a tocarla, a escuchar su voz, el tal vez. Demonios...
— ¡Calla no digas nada! ¡Solo quédate así unos segundos! ¡Solo unos segundos más...! — le pido mientras las lagrimas se deslizan por mis mejillas una tras otra, sin piedad, mi empatía por él aumenta, llegando a puntos desconocidos, no se equivoquen no es lastima lo que siento, es impotencia.
No emito sonido alguno estoy en la oscuridad, ni la luna se muestra clemente, me ha retirado su luz (egoísta cuando solo la reflejas y no la produces)
Aferrado a él, enseñándole esta parte de mi tan patética, sujeto mas fuerte su cabeza, cuyos cabellos aprisionados claman por ¿libertad?...mierda, me he pasado, reacciono y lo dejo libre, manteniendo mis manos en la misma posición, pero alejado de su ser.
— Lo siento — me disculpo en un susurro con un tono por demás nasal, mi rostro se mantiene bajo, oculto.

Quería simplemente seguirse reprimiendo. Y es que si ya había tenido tiempo de que ese error se había llevado la vida de Cal, ¿porqué recordarlo? ¿Por qué recordar algo tan vívido y con sumo dolor? Estaba siendo apretujado contra su cuerpo, mientras el otro estaba llorando. Y en su mente sólo podía tener una pregunta que jamás entonaría: ¿Cómo es que tú sí puedes llorar y yo no?". Y no es que la conociera, no... seguro jamás sabría como luciría. Sin en cambio él lo recordaba a la perfección. Y es que en su último encuentro lucía bastante grande, no era ya como una niña sino por el contrario... incluso el tono de su voz ya sonaba más femenino, más cautivador... Pero aún si la recordara con extremo detalle (sólo por no mencionarlos todos) no significaba que iba a volver. No. Jamás podría volver... aún si lo deseara con todas sus fuerzas.

Lo escuchó disculparse y respondió automáticamente: -Ya pasó. Es mi pasado y tengo que vivir con ello. -declaró mientras apretaba un poco su espalda con las manos... Ojalá no lo lastimara.

Apareció una conclusión nueva a la mente: le estaba mostrando esa parte que todos tenemos, esa debilidad. Porque ERA una debilidad ¿cierto? Por eso no podía llorar. -Mikado... -susurró contra su piel, pero no de la forma en que hubiera querido hacer- ¿Qué más quieres saber? -preguntó en un tono amable, como jamás solía ser. Pero simplemente quizo cambiar el tema. Aunque pensó que quizá sería mejor retirarlo de la entrada, y llevarlo por fin a un sillón o algo donde pudieran estar más cómodos.

Negué con mi cabeza a su pregunta, con saber eso tan doloroso que me había dicho, me bastaba. Ya de por si me sentí cual rata de alcantarilla (y no exagero por si alguien lo duda) por recordarle tal dolor, que debe permanecer vivido en sus entrañas.
Sé que su vida no es fácil y por ello las experiencias traumáticas abundan. Tampoco profundice con una pregunta, sobre el que sus lagrimas no escaparan, como me sucedió a mí, tal vez era más doloroso verlo de esa forma que llorando...solo eso pensé.
En un acto programado, me limito a llevar una mano a mi rostro y con esta cubrir mis ojos, limpiando con las puntas de mis dedos los rastros "líquidos" hasta que la fricción los evapore.
Aclaro mi garganta y sueno mi nariz suavemente, para mejorar mi voz, no quiero que se sienta mal...aún más. Era lo mínimo que podía hacer.
— Sabes...creo que eres un cabeza dura — sonreí aún con mi mano ocultando mi vista, en un intento de oxigenar el ambiente, antes enturbiado por mi curiosidad.
— Y como queda poco tiempo antes de que "esto"...— con el índice de mi mano libre, hago círculos en el aire, refiriéndome al límite de tiempo establecido por ambos —...termine. — libero de mi mano mi ojo derecho clavando mi mirada en su rostro — y como no me quiero quedar con las ganas, de lo que puede y podrá ser...mis disculpas de antemano Reiji, puedes golpearme seguido si quieres. — me acerco a sus labios y le planto un beso, abro un poco mi boca y devoro sus labios, incitándole a que corresponda.

Sinceramente lo tomó por sorpresa porque primero lo había, de alguna forma, insultado. Y esperaba un reclamo, un golpe, algo que no fuera... un beso. Sí... lo agarró desprevenido pero oh, su cerebró carburó rápido. Gracias, mente maestra.

Colocó una de las manos por detrás de su nuca, atrayéndole más o mejor dicho aprovechándose de que ya se le había acercado. ¿Dejarlo ir? Nah, no estaba dentro del plan ni en lo más remoto.

Correspondió su beso y movió sus labios frenético, euforico de la situación que estaba viviendo justo en el último segundo. Introdujo su lengua gracias a la pequeña abertura que tenía expuesta, ¿era una invitación, no? Y declinarse... era imposible. Ladeó unos grados el rostro y probó el sabor de su boca, de toda esa extensión como si fuera el último beso que tendría antes de morir, ya saben, de esos que se dan en las películas antes de la explosión... Cerró los ojos y se perdió de nuevo, a sí mismo, junto a él, junto a Mikado.

¡Ah! ha correspondido y lo ha profundizado (y yo en la gloria por su acto) me atrae con su mano y se lo permito.
Esa sensación de querer más con cada roce. Inevitable para mí.
Mi lengua le sale al paso a la suya con deseo y la captura, negándose a dejarla, recorriendo con la punta el dorso de este músculo, y explorando cada parte, deslizándose por la cara inferior y rozando el suelo de la boca, donde esta descansa, estimula un poco esa área y luego sube para llegar a la punta lingual en donde se recrea.
Acoplo ahora mis labios a los suyos, para evitar escapes de aire, sintiendo el calor que allí habita, inclusive me detengo para examinar su respiración (al igual que la mía) por lo que alterno besos cortos y largos, lentos y rápidos. Deseo que la sesión dure mucho más y este ritmo lo asegura.
Mi lengua decide dejarle por momentos y encapricharse con sus labios, los humecta con el néctar mezclado que radica en nuestras cavidades, acariciándolos delicadamente para percibir las distintas texturas.
Si era el primero, si era el único (el beso), si era la última vez que lo tendría así para mi, quería hacerlo inolvidable.
¿Cuántas veces has besado así Reiji? ¿Cuántas mujeres tocaron tus labios y se adentraron en tu boca? o ¿cuántos hombres siquiera? ¿Seré el primero? diría que no me importa pero sé que miento, mas lo único que sé justo ahora, es que; en este momento tus labios son míos, mañana no sé a quién pertenezcan, pero hoy tienen grabado mi nombre y con ello me doy por más que complacido.

"Dios... Mikado, qué bueno que no eres un chico que se priva de sus deseos." quería decirle. Pero no podía, o mejor dicho no quería interrumpir con simples palabras. Se estaba esforzando por seguirle el paso... era un poco díficil ya que jamás había besado a otro hombre. No, una chica era mucho muy diferente, bastante. Y no cabía tal comparación pero ni en lo más mínimo.

Maldita sea... ¿no podrían agregar un poco más de tiempo? No quería separarse de él ya... no, si se deshacia de esos besos, cortos y largos, ¿qué sería de él? No... ya se estaba negando. Y al mismo tiempo no paraba de disfrutar tal atención. "¿Mikado, de quién lo aprendiste? Le tengo celos" pensó.

Intentó no quedarse atrás (porque verdaderamente lo había dejado impactado) mientras jugaba un poco con su lengua, tocando cada uno de los dientes de Mikado con ella, y después juntandola con la otra, entrelazándola unos pocos segundos, para luego lamer sus labios, probarlos, presionarlos y succionarlos un poco.

El jugueteo ajeno era excitante, seguía en aquella batalla a la que habíamos llevado nuestro beso...nuestro, de solo decirlo me sentía privilegiado de nuevo.
Me separo entonces, dejando un hilillo de saliva, cuyo peso termina por desvanecerlo, me acerco a su frente y la junto con la mía, sonriendo sutilmente. Mis manos por fin se mueven y se dirigen justo, donde se unen sus maxilares y allí se mantienen, acariciando esa parte, esa protuberancia ósea recubierta por la piel.

— Este es el primero y el último. — susurro desde mi lugar, mirándole fijamente, memorizando su rostro después de aquel momento... ¡Ah! ojala no faltara tan poco para nuestra despedida, las caricias se volverán recuerdos al igual que tu calor...ya no podré sentirte. Ya no.

Giro mi rostro y retiro mis manos de esa partecilla suya que tanto me gusto tocar.
Trato de cambiar el tema desesperadamente, sonriendo de forma falsa, poniéndome una máscara de felicidad, hablo entonces corrigiendo mi tono, normalizándolo, calmándolo: — ¡Oh! es cierto, ya que tu contestaste a mi pregunta...puedes preguntar lo que quieras ¡pero solo una eh! que no soy tan interesante. — bufoneo con lo último.

Se dejó hacer gustoso, tratando de alargarlo más pero... no, ya era imposible. Ya se había separado de sus labios, lo había perdido. Había terminado. Y qué cruel palabra, que cruel situación. Si hubiera podido hacerlo, se le hubieran llenado los ojos de lágrimas y hubiera dejado que fluyeran sin emitir algún sonido por parte suyo pero... el hubiera no es un presente. Qué terrible.

Sentía como una bomba dentro de su interior, a punto de explotar... a punto de matar y romper el contenedor en mil pedazos, o en un montón de cenizas. Maldita ley de la vida, "todo inicio tiene un fin". Sinceramente es algo absurdamente triste, y nostálgico. -Perdí. -dijo en un hilo de voz y cerró los ojos fuertemente, aguantando el nudo que se estaba haciendo en su garganta y quiso decir algo antes de que se le quebrara la voz: -No pude tenerte sólo para mí. -apretó la mandíbula hasta que le dolieron los dientes, pobres, ellos no tenían la culpa....

Escuche sus palabras y quede helado, mis vellos se erizaron al igual que mi piel... ¿qué estaba diciendo? debí haber escuchado mal, pero el silencio que nos rodea impide mentiras y la acústica del lugar es nítida y perfecta: "Perdí, no pude tenerte solo para mí."
Todo en medio de un rostro adolorido.
Me abalanzo sobre él sin poder resistir verlo de esa forma, lo sujeto fuertemente entre mis brazos de nuevo, de nuevo lo tengo para mí, siento el correr de la sangre en mis venas, palpitando ¿es eso posible?

— No digas eso, no lo digas...es molesto — me aferro más a él, hasta casi no sentir la tela que me cubre, solo el humilde calor que roza con mi cuerpo.
¿Qué estoy haciendo? no sé, era algo que nació en mi ¿solo eso y nada más?
Tal vez me niego a la idea de que este chico sea más importante para mí de lo que pienso, después de todo estoy roto y posiblemente termine lastimándolo, por eso es mejor alejarme de su vida, entonces ¿por qué sigo aferrándome a él? posiblemente sea idiota.

-...Dijiste que sería el último. ¿Tienes idea de lo que eso implica? -replicó; estaba hablando de un fin, sí, ¿y cuando algo termina qué sucede? Nada. Cuando algo termina lo demás sigue fluyendo... a excepción de que ya no hay "ese suceso" acompañándole. ¿Por qué lo había dicho?

-¿Por qué lo dijiste? ¿Era una broma? -...esperaba escuchar un "sí, era una broma" o "sólo fueron palabras". ¿Cómo es que una mente que no dudó en dispararle a un inocente ahora estaba tan confusa, tan llena de miedo? ¿Por qué se sentía que iba a perderlo, como si estuviera muerto?

Estaba siendo apretujado por el otro, porque eso lo describía perfectamente. -No me sueltes. -hizo lo mismo con su cuerpo, se aferró de su cintura con las dos manos, hasta sentir sus dedos adormecidos, hasta que dolían. ¿Y Mikado? ¿Le dolería si lo apretaba con esa fuerza? -Dísculpame si te duele pero no quiero que te alejes. -apenas murmuró contra su piel, contra el hueco que se hacía entre el hombro y la base del cuello.

— Lo sé, se bien lo que significa y no es una broma. — conteste de inmediato, mientras era presionado, apresado por sus brazos, cosa que también hago, se disculpa por ejercer "fuerza" sobre mí de esta forma, negué mentalmente, no me duele Reiji,
créeme, no duele, dolían más mis reflexiones.
Y es que como podría decirle, aún siendo yo tan directo, explicarle que:
De seguir besándolo, querría hacer mas, querría hundirme en su cuerpo, embriagándole con mis caricias, besando cada milímetro, cada rincón, hacerlo mío y nunca dejarle, por eso era mejor detenerme ahora que era consciente de que esto es: "solo un reto"

No quería comenzar de esa forma, tan... antinatural, él se merecía algo mejor, algo más acorde con nuestros sentimientos, ahora mismo estábamos en un lugar por demás rustico, polvoriento y ante todo sonoro y molesto.

Seguí sujeto a él haciéndole una pequeña propuesta susurrándole con tono bajo y dulce: — pasado este tiempo del reto... ¿te gustaría salir conmigo Reiji? — sentía sus hebras castañas rozándome gentilmente, sintiendo su respiración filtrándose por mi clavícula.

Levantó el rostro en automático, como si le hubiera dado alguna píldora en contra del adormecimiento o un energetizante. "Revivió" por así decirlo... y con qué ganas. El otro había pronunciado en ese tono... esas palabras.. en ese momento. ¿Es que acaso también conocía la frase de "del infierno al cielo" y/o visceversa?

Decir que no suponía ser una estupidez, ya que ¿porqué negarse de algo que realmente anhelaba? Tan idiota no era. Cuando su mente carburó correctamente quizo hacerselo interesante: -¿Gustarme? ¿Salir contigo? -repitió aquella frase, en tono de burla... pero al instante lo cambió mientras lo veía a los ojos (y cómo se reflejaba en ellos su silueta), en que estaba respirando cerca de su boca porque no quería separarse, de esa forma en que sólo le gustaría (a un tercero) empujarlo para que por fin lo besara-...Mikado, definitivamente eso es lo que más quiero. Deseo estar contigo. -dejó de aplicar fuerza en sus manos sobre la cintura del chico pues les indicó que debían tomar el rostro de quien su corazón hacia acelerarse, les ordenó que acariciaran sus mejillas, y que no lo soltaran (que no lo dejaran ir ni remotamente) mientras él por tanto, besaba sus labios, los succionaba y los aprisionaba con los propios.

A pocos minutos de que esta velada termine, cerrando con broche de oro, lo que fue este momento a su lado, contesta con un "si".
Qué mas debo agregar, qué más PUEDO agregar, si con las pocas palabras que utilizó para dar su respuesta, es suficiente no necesito mas, un alivio me invade y descanso.
O eso creo porque me besa de nuevo.
¿Cómo me pones en jaque? se supone que era el último (beso) en estas circunstancias torcidas, por las cuales estamos aquí, ahora.
Haciendo caso omiso de mis palabras anteriores, entrando en un contradicción, me dejo llevar, y es que ¿cómo me resisto? como ignorar sus labios tocando de esa forma los míos, y sus manos enclaustrando mis mejillas inocentes.
Me dejo llevar, me dejo acariciar, me dejo besar...solo porque es él quien lo hace, mas, me separo para confirmarle el fin y para dar un veredicto, le hablo siendo aún su presa, excitado, extasiado, susurrando casi cual arrullo: — hoy termina Reiji, y debes saber que... — me pauso dramáticamente casi malintencionadamente para decirle que: — perdiste el reto, lo siento — no he podido evitar reír por lo bajo después de decir esto, le sumo un: — por cierto ¿a dónde quieres ir en nuestra cita? te gustarían las aguas termales, aunque no respondo de mis actos — mate.

Aún si "haberlo perdido" estaba explícito no importaba si acababa riéndose, sólo para él... aún por los motivos equivocados seguía siendo algo espectácular.

-Claro, de hecho... estaría buenísimo ir a las aguas termales. -Le apretó la mejilla entre sus dedos índice y pulgar, como si fuera un pequeño niño regañado. Aunque eso ni pensarlo, no.. no.. un niño jamás. -Te harás responsable y yo también. Aunque luego quiero que te liberes conmigo... sólo para mí. -confesó lo último, en bajito, casi olvidándose de que estaba en compañía, y muuuuy buena compañía. Debía preocuparse por sus palabras, pues podrían ser utilizadas en su contra aunque... ¿qué tan malo podía ser?

-Bien.. -inhalo profundamente el aire que se hubo combinado con la esencia de Mikado y sonrió gustoso de haberlo tenido impregnado en su ser, en su memoria. -Entonces debemos marcharnos para poder llegar cuanto antes. ¿Te parece? -y es que la idea lo emocionaba bastante, podría tomar un baño con él... y bueno.. eso sólo podía ser revelado...lo demás, es secreto. Se separó justificadamente y se incorporó... le tendió la mano de nuevo esperando que ahora sí la aceptara, y se levantara gracias a su pequeña ayuda. No mencionamos el sonido molestísimo de la madera, porque ya.. ha quedado grabado en la lista de las cosas que son molestas por su mera existencia.

Acepta.
Aunque, lo que ha dicho: "Te harás responsable y yo también. Aunque luego quiero que te liberes conmigo...sólo para mí"
Estas palabras, aún susurradas en tono bajo, esto ¿era una confesión?
No mentiré, me sorprendí por ello, dándole una respuesta mental inmediata, describiendo la forma en que...desmenuzando el momento en que...besando aquella parte que...por supuesto me reservo los detalles celosamente.
Me agrada su excitación por la "cita" asiento a sus palabras, realmente yo también deseaba ir, estar a su lado, sentirlo mas...si se podía.
Me sorprendía su cambio, miento, adoraba su cambio.
Me extiende su mano y yo la tomo encantado (cual princesa, debería de golpearlo por eso...más tarde tal vez.)
Me ciño a su mano, acaricio sus dedos, desde la yema hasta la base, me paseo un par de veces de esta
forma por su mano, que se resisten a mi calor, siguen algo frías. Supongo que es un precio justo, la
temperatura de su cuerpo, por mi corazón roto, mas confieso que; no se me dan bien los valores.
— Entonces vamos...perdedor — presiono su mano, sujetándola con fuerza, nos vamos, dejamos este día, este lugar, este reto, para encontrarnos de nuevo, esta vez sin competencias, solo nosotros dos.