No está en Ganar o Perder, está en Sobrevivir [priv. Kisuke Ren]

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

"Ring, ring, ring" sonaba el reloj despertador que se situaba al lado de mi futón. Abrí un ojo para darme cuenta de que eran ya las 9:00 am. Me levanté rapidísimo porque sólo tenía una hora para arreglar todo, vestirme e ir por Ren-san para dar inicio a nuestra cita.

Dí gracias a que la noche anterior había tomado una ducha por lo que sólo me limité a vestirme. Me puse unos jeans de color azul claro, tocándole al gris, que se ajustaban a mis piernas bien marcadas por el entrenamiento al que me someto. Así mismo, me puse una camisa que estuviera un tanto ajustada, y con las mangas cortas, y por supuesto de mi favorito, el color naranja. Até mi cabello en una coleta pegada a mi nuca y me puse unos zapatos abiertos (es decir, que no necesitaban usar un cordón para sujetarlos). Busqué entre mis cosas, un par de lentes oscuros, el traje de baño (era un pequeño short color rojo), unas sandalias y todo lo necesario para una buena limpieza despues de aquello. Lo metí a una maletita, y rápido salí del dojo.

Caminé un par de cuadras, hacia el estacionamiento donde solía dejar mi auto. Mi hermoso bebé era un Audi TT convertible 2010.

Saqué las llaves de mi pantalón y me subí al auto. Salí con precaución del estacionamiento no sin antes darle gracias al encargado y asegurándole que estaría de regreso tal vez para la noche, o con suerte, hasta el otro día. El chico nada más me sonrió y yo le regresé el gesto.

Manejé con cuidado por las calles, hasta llegar al Instituto. Días antes había tenido la oportunidad de llevar a Reiji al Instituto cuando llegó a la Ciudad así que me sabía el camino. Pero en fin... Me detuve cerca de la entrada. Apagué el motor y saqué del maletero unos cigarros. Me dí la libertad de sustraer uno y encenderlo gracias a mi bebé (el audi) y sus atributos. Le dí una calada al momento en que veía la hora en el tablero. Justo a tiempo, eran las 9:45 am.

Ahora sólo tenía que esperar pacientemente a que Ren-san llegara.

Spoiler:

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Se había despertado a una hora normal, según su reloj eran las ocho y media, ya la noche había dado paso al día y el sol brillaba en todo su esplendor. Caminó lentamente hacia el ventanal de la sala de su apartamento, bostezando y rascándose el pecho por debajo de la camisa roja que traía como pijama.

Busco en su armario algo que ponerse, al final se decidió por una camisa de cuello en "V" de color rojo oscuro, con manga corta y un jean claro ligeramente ajustado. Entro a la ducha y se baño en agua fría, le gustaba de esa forma porque lo despertaba completamente y para alguien de pocas horas de sueño, era lo mas recomendable para un día activo.

Salio con una toalla amarrada a la cintura y otra para secarse su cabello negro, observo el apartamento completamente desordenado. Estaba lleno de pinceles, pintura, arcilla, yeso y otros instrumentos, lo único intacto eran la cama y una guitara posicionada en a esquina.

Procedió a vestirse, al final decidió que con tanto sol, debería usar bloqueador solar, se unto en la cara, sin tener mucho cuidado si era demasiado o no, ya que su piel blanca no recibía un color demasiado diferente y lo empaco, ademas de un bañador, una cámara y una toalla.

Observo la hora y ya eran las nueve y quince, tomo su pequeña maleta y una tostada, se toco los bolsillos del pantalón buscando las llaves y las encontró en el bolsillo derecho de atrás, ya mas seguro y aun con la tostada aun en boca, salio de su apartamento para la parada del bus.

A las nueve y cuarenta se bajo del transporte y se dispuso a caminar unas cuadras hasta el instituto, ahí se encontró a su futuro acompañante recostado sobre su auto, aumento un poco el ritmo de sus pasos hasta estar mas o menos a un metro de el.

- Shin-san, lo siento ¿esperaste mucho?- Pregunto con una sonrisa.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Estaba sumido en mis pensamientos cuando de repente escuché una voz un tanto familiar. Mi vista se dirigió a donde creyó que provenía y era nada más y nada menos que Ren-san.

He de admitir que el color rojo oscuro tuvo algún efecto en mí, ya que inmediatamente lo enlacé con "sangre". Una sonrisa malintencionada brotó de mis labios, pero para su suerte sólo duró pocos segundos.

Negé ligeramente con la cabeza, después de escuchar su pregunta-: Descuida, tenía poco que había llegado. Ahora, sube, Ren-san. -accioné un botón cercano a la puerta que le permitía dejar que los seguros del auto le dieran acceso al mismo.- Puedes dejar tus cosas atrás -me refería a la maleta por supuesto-. A menos que gustes llevarlas sobre tus piernas. -dí un giro a la llave y puse el código (sí, ese cerca del tablero) para que el auto pudiese arrancar, ya que, su tecnología es de "alta seguridad" según te venden las agencias.

Esperé a por su respuesta, entre tanto le daba una que otra calada al cigarro, llenándome del humo que eventualmente me destruiría, según dicen los doctores. Bah. No es como si le tuviera miedo a la muerte.

Con mi mano libre, es decir la diestra, encendí el estéreo y puse el volúmen un tanto bajo. Sonaba una de esas piezas creadas por DJ's, mas no estaba seguro de si ese sería el tipo de música correcto para viajar, mucho menos estaba consciente de si a Ren-san le gustaba o no. Y verán, no me gusta ser mal anfitrión.

[Dísculpame por la tardanza >_< pero andaba en exámenes y eso @_@]

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[No te preocupes, estoy igual, los examenes me comen es cerebro D: ]

Al llegar, sintió que lo miro de una forma extraña, a lo que ladeo ligeramente la cabeza con la boca un poco abierta y semblante interrogante, pensó en preguntar si algo pasaba, pero cerró completamente su mandíbula y sonrió, dejando sus suposiciones a un lado.

Al ver que habia esperado mucho, se siento aliviado y solo dijo- Que bien- sonriendo para despues corroborar la hora en un reloj grande que queda a unos metros del lugar de encuentro.

Pensó un poco en que seria lo correcto, si llevar la maleta o dejarla atrás, finalmente asintió convencido con sigo mismo y saco su cámara profesional y finalmente paso el lazo por su cuello- Es lo único que necesito, el resto lo dejare atras, gracias.-

Lo dejo donde le indico Shin-san y se sentó a su lado en el auto, estaba sorprendido de hasta donde había ido la tecnología, no sabia que eso ponía tener un carro así que observo pacientemente mientras sonaba por lo bajo una música agradable, seguro una mezclas de un buen DJ, todas las herramientas que tenia.

-Buena música- comento mientras le sonreía a su acompañante- Entonces, supongo que, arranco oficialmente la cita.-

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Me dí cuenta como de su maleta sólo sacó una cámara que estaba seguro era profesional (joder, y yo que utilizo apenas mi celular); ésta me sorprendió un poco, es decir, sabía que Ren-san estaba en la universidad, pero yo en verdad no tenía conocmiento de qué carrera estudiaba ni mucho menos, así que, de inmediato lo relacioné con Artes.

-¿En serio? No sabía que te gustaba. -comenté acerca de la música, bueno, ahora podía tomarme la libertad de subirle un poco para ambientarnos ¿no es así?- Por supuesto, ésta es una cita que espero jamás olvides. -le dí la última calada a mi cigarro y absorví todo el humo, guardándomelo un rato y después soltándolo, con total gusto. Ayudado de mi diestra (de nuevo) saqué un pequeño "vasito" que me proporcionaba mi auto, ese, que estaba especializado para guardar restos de ceniza y colillas del vicio en cuestión. En fin, apagué el cigarro allí y después volví a guardar el "contenedor".

Observé a Ren-san un momento y le indiqué con amabilidad que-: Por favor Ren-san, ponte el cinturón. -le sonreí de medio lado para después mirar hacia el frente, colocarme unos lentes de sol color negro para no ser obstruido por el "aire" y el "polvo" a los que estaríamos expuestos, y por último poner el auto en marcha.

Reí bajito, me gustaba la idea de compartir la carretera con la música, con mi bebé y por supuesto con Ren-san; tenía la fiel certeza de que así se disfrutaba bastante. Pero en fin... manejé tranquilamente por las calles cercanas al Instituto, sí, aquellas que eran conocidas como "las principales", hasta que de pronto entramos a la autopista; aclaro que aunque me gusta viajar, es mucho más rápido de ésta forma, y no gasto tanta gasolina, ustedes saben. -Y dime Ren-san, ¿cómo estás? ¿descansado? Porque vamos a divertirnos mucho, eh, y necesito que tu cuerpo y tu mente ¡estén al 100! -me mostré energético ante él con el único motivo de demostrarle mi felicidad, y mis ansias por llegar a "ese lugar".

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Rió por lo bajo- ¡Claro! Vamos a divertirnos mucho hoy- Dijo sonriente y aun con la mirada al frente.

¿Que si se le iba a olvidar esa cita? Nunca, la ultima cita que tubo fue a sus quince años y fue a comer helado y aunque fuera con una persona que había conocido a penas y relativamente no conocía, se le hacia bastante divertida la idea de "aventurar" nuevos horizontes.

-Hey, Shin-san, se que es tonto preguntar pero...- Era una pregunta realmente estúpida a sus ojos pero tendría que preguntar, ya fuera por curiosidad o cualquier cosa.- ¿Porque una cita? digo, hubieras podido pedir cualquier cosa cuando perdí la apuesta.

Ya estaban por la autopista, de un hermoso día la brisa les acariciada las mejillas.

La playa queda a las afueras de la ciudad, había pasado por allí una sola vez, recordaba que era de un hermoso azul cristalino y su arena era tan limpia. Fue cuando llego a la ciudad, lleno de intrigas, sin ganas de nada y el ceño fruncido, ahora que sonreía con tanta naturalidad se sentía extraño, saco su cámara y le tomo una foto a los edificio que lentamente iban disminuyendo en cantidad.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Escuchar su afirmación sólo hizo que mi sonrisa se ensanchara mucho más, incluso, podían notarse un par de caninos (colmillos) asomándose junto a sus demás hermanos (dientes) completamente blancos.

De pronto Ren-san me preguntó algo para lo que ya me había preparado; le respondí en tono calmo, pero alegre-: Porque eres nuevo en la Ciudad ¿cierto? -le miré por el rabillo de los ojos un par de segundos, para después regresar mi vista hacia enfrente (no quería cometer un acto imprudente en autopista)- Pude darme cuenta de ello fácilmente... así que pensé "¿por qué no invitarlo a salir para que conozca el lugar?" -reí por lo bajo, delatándome probablemente, de que esa no era mi única intención. Pero verán, los verdaderos lobos no muestran sus colmillos a la presa en el momento en que la ven.- No me vayas a malinterpretar, simplemente pensé que sería divertido. -giré mi rostro y le dediqué una amplia sonrisa, denotando mi gusto por el viaje, por su compañía y más que nada porque la brisa se sentía agradable; pese a que estabamos viajando en la autopista, pronto se revelaba el "secreto": iríamos a la playa.

Reí nuevamente, ésta vez con más gusto pues-: ¿Te gusta la velocidad, Ren-san? ...porque a mi me encanta. -gracias a que mi bebé era de transmisión manual, pasé al carril de "alta" y comencé a acelerar considerablemente. Sentía a mi auto rugir, como el caballo de todo un jinete, y me dije a mi mismo: "Ahhh... dísfrutalo, pues la felicidad es tan efímera que desaparece ante nuestros ojos dejándonos perplejos".

-Por cierto, ¿te gusta mucho tomar fotos, verdad? -subí el tono de mi voz pues el aire hacía de las suyas, dada la velocidad del auto- Siempre que estoy viajando, cada que puedo también tomo un montón de ellas, así me recuerdan que he estado allí, y que eso que ví, fue real. -hubo cierta melancolía en mis palabras, incluso, podría decirse que había nostalgia en ellas. Nada más cercano a la verdad. Pero no pensé que fuese malo "abrirme" con Ren-san, sino todo lo contrario. Aunque no había platicado con él durante mucho rato o bien, no lo conocía de hacía tiempo, no me parecía un mal chico.

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Disimuladamente, también lo observo de reojo.

Así que era por eso, en realidad no se sorprendió, aun tenia una pequeña duda pero se la guardo y solo se concentro el lo bien que se sentía a la brisa del viento, siempre había deseado ser como los pájaros, aunque fuera una simple paloma él deseaba volar y sentirse así, libre de obligaciones. Le tomó una foto al cielo azul completamente despejado, esa sensación la quería enmarcar en un cuadro de pintura de oleo, seria un buen proyecto de curso.

cuando sitio el acelere solo pudo decir "Wow" mientras habría los ojos sorprendido, sentía con mas afán el viento en su cara y así mismo, descubrió que le encantaba la adrenalina.

Sonrió, así que Shin-san también disfrutaba fotografiar- Cuando tomó una foto, es porque quiero recordar la sensación que tengo en ese momento, para mi es como encuadrar mis emociones y eso lo uso para intentar proyectarlos en mis pinturas- Casi siempre lo lograba, pero ya no habían mucho sitios que le inspiraran, por eso su profesor lo había reprendido, estaba en bloqueo pero esta salida le decía que algo podría sacarle- No he viajado mucho, de hecho no he salido del país pero la sensación de siquiera salir de mi ciudad natal, fue increíble ¿Haz ido a muchos lugares?- Un brillo especial apareció en sus ojos, seria tan fantásticos conocer todos los rincones del mundo.

Obviamente, aunque a penas hubiera nacido lo hubiera intentado, la vida no le alcanzaría para conocerlo todo pero ¿No valdría la pena, morir en uno de esos viajes?

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Nosotros tres: mi bebé, Ren-san y yo pasamos rápidamente por un par de autos, revasándolos y dejándolos atrás; yo simplemente me sonreía gustoso, amaba la velocidad y la adrenalina que ésta producía.

Puse todos mis sentidos atentos, no podía descuidarme ni siquiera un poquito porque si no terminaríamos muertos. Gracias a ésto pude escuchar con nitidez la voz de Ren-san que me decía algo parecido a lo que yo le había confesado. La única diferencia era que él lo hacía para "encuadrar sus emociones".- Así que tenía razón... estudias artes. -comenté luego de escucharle, y me sonreí gustoso de haberle atinado.

Aminoré un poco la velocidad pues nos acercábamos a una caseta de cobro. Sin embargo eso no me impidió no prestarle atención a mi acompañante, quien parecía ser un chico normal pero con un talento excepcional en las artes (o eso quise pensar).- Ya veo... creo que te entiendo. De alguna forma, salir del lugar del que viniste, se siente liberador. -le dí un vistazo, y le dediqué una sonrisa; sí, había tenido el privilegio de ser libre... por ahora. No me quedaba de otra mas que disfrutarlo. Le aseguré qué-: No puedo decirte que he visitado todo el mundo, pero sí, al menos he podido visitar uno que otro lugar interesante. -volví a acelerar.

Mantuve la velocidad constante, para que arrivaramos en cuestión de minutos. Mientras tanto, continuaba con la plática en la que el aire chocando contra nuestros rostros parecía querer incluirse.- Aunque ¿sabes? ...no hay nada como conocer a la gente de otros lugares, su comida, uhhhmm... sus mujeres... y más que nada, el paisaje natural que nos brindan. -no se crean, podría parecer un chico interesado pero no lo era en absoluto. Me encantaban esas cosas. La música, la gente, el arte, la historia de un lugar; probablemente un lugar, sea cual sea, pueda ser el único en presumir de lo bello y lo feo de sí mismo.

Gracias a la vista de adulto, pude percatarme de que el "olor" del mar estaba cerca. Sí, llegaríamos en un par de minutos por lo que éste tipo de adrenalina estaba por terminar, pero joder, no me arrepentía en lo absoluto. Éste tipo de viajes me encantan no sólo por la música y la brisa chocando contra mi rostro, no, sino porque la compañía suele, en muchas ocasiones, ser increíble, maravillosa.

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-¿No lo mencione? que descuido, pero si, estudio artes plásticas- Comento mientras se sentía en una de esas extrañas caricaturas donde la piel se estiraba exageradamente por la fuerza del viento debido a la velocidad.

Cuando sintió la velocidad bajar, aunque fuera poco, su cuerpo se relajo ya que, inconscientemente, había estado reteniendo la respiración al ver la caseta de la playa, tenia muchas ansias de fotografiar cada rincón y cada grano de arena. Asistió levemente, un poco ido- Debe ser maravilloso, un tío mio, que lastimosamente falleció el año pasado estuvo en Viena, desde que me contó de ese lugar he deseado estar ahí pero en realidad en es como si fuera "un sueño" por cumplir- Si iba maravilloso, si no pues algún día.

-Cada lugar es diferente a otro y es bueno la variedad pero prefiero los paisajes naturales sobre cualquier cosa, tengo un fetiche por el olor a pino- Siempre se detenía en los parque a inhalar ese hermoso aroma, le encanta y le tranquilizaba cuando se sentía mal.

Estaban cerca al parqueadero frente a la playa, así que el ritmo fue bajando lentamente, aspiro sonoramente ese olor y lo expulso de igual forma y sonrió abiertamente al ver la playa a solo unos paso, sus ojos se deleitaron con el mar azul y sus ojos brillaron con fuerza parecida a la del mismo mar- ¡Shin-san, Shin-san! Mira, hoy se ve más que maravillosa el agua- señalo emocionado, cual niño pequeño.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

El chico me empieza a contar una historia que al principio se me hizo un poco triste ya que hablaba sobre una pérdida, una muerte de alguien cercano a él. Casi al instante fue como respondí un-: Lo siento. -pero después me habla sobre "su sueño", sobre ese anhelo que tiene por ir a ese lugar, por observarlo, quizá por fotografiarlo; sin duda, si yo estuviera en su lugar, me la pasaría husmeando de tienda en tienda, conociendo todo, la gente, la comida, la música, ahh... las mujeres. Pero bueno, ésto es punto y aparte, así que prosigamos...

-¿En serio? Bueno pues, yo creo que si te esfuerzas lo suficiente puedes ir a ese lugar, y después me cuentas qué tal te fue ¿te parece? -le eché un vistazo y le guiñé el ojo en señal de confianza, aunque no estuve seguro de si me vió pues mi vista se encontraba detrás del par de lentes de sol.

-Ohh, mira tú. ¿Y a qué se debe eso? Me refiero al olor del pino... -él lo había etiquetado como "fetiche" así que no pude evitar imaginarme algo un poco pervertido; me tuve que callar, porque mis ideas eran suficientes para hacer que Ren-san me odiaras o bien me creyera un, no sé, lolicon, shota, o lo que hoy en día se diga para insultar.

Detuve mi auto suavemente cerca del parquímetro, desde el costado de Ren-san podía verse el mar en todo su esplendor, reflejando rayos del sol, así como sus olas ondeandose de aquí para allá, permitiéndonos ver un espectáculo increíble. -¡Es cierto! ¡Ahhh! ¡Genial! -levanté mi vista y ví el cielo despejado, fue entonces cuando me percaté de un ave del mar planeando sobre nosotros (no soy especialista, así que no sé que tipo de ave fue). -Mira, Ren-san...-señalé con mi diestra el animal que casi como si fuese un saludo, hizo su sonidito característico. Reí bajito, gustoso-: Parece como si nos diera la bienvenida, ¿no?

Apagué el motor de mi bebé, monté el código y retiré las llaves, para después quitarme el cinturón de seguridad y posteriormente abrir la puerta, para deslizarme fuera del auto y adquiriendo más altura para poder inhalar profundo, el aire del mar, que no quisiera engañarme pero, parecía más limpio que el de la ciudad en sí. Invité a Ren-san a-: ¡Vamos! El mar se ve delicioso. -me dirigí hasta la parte de atrás y saqué mi maletita, sí, esa donde había guardado todo lo necesario. La cargué sobre mi hombro derecho para que no me estorbara al momento de sacar las cosas de Ren-san, ofreciéndole parcialmente mi ayuda.

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-Oh, tranquilo, no eramos tan cercanos- Nunca se había llevado bien con su familia por parte de papá, eran demasiado encerrados a su circulo de conocidos, no les gustaba explorar más allá de sus puntudas narices, lo único que todos tenían en común era esa horrible nariz, menos más al había nacido con más genes de su madre.

En cuanto a su sueño, si se dedicaba mentalmente a eso y ponía empeño, seguro podría lograrlo pero el apoyo de su acompañante le hizo reír por lo bajo, llevando su maño izquierda a la boca para cubrir un poco su risa- Claro- fue lo único que dijo.

El pino, bueno, realmente era como una costumbre extraña- Pues, huele bien y en los lugares que he vivido, siempre habían muchos pinos- No sabia realmente cual era la magia de ese árbol pero podría ser- Me trae recuerdos, entre ellos navidad-

Observo a donde le señalo Shin-san y se encontró con un ave volando, realmente es como si les deseara la bienvenida a la cálida arena, el bello océano -wooow, es verdad- Le sonrió al peligris al verlo reír.

Se bajo del auto y aspiro la fragancia del mar, olía a verano, no era algo que pudiera explicar, ese olor extraño solo podía percibirlo en verano. se acerco a Shin para tomar su maleta y dedicarle una sonrisa para agradecerle su ayuda.- Ahí están los vestidores ¿Vamos?-

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Después de sacar las maletas de ambos, me aseguré de que el auto estuviera cerrado y con la alarma puesta por si cualquier cosa surgía y es que vamos, era bastante llamativo. Y por supuesto, era mi bebé así que no deseaba perderle por nada del mundo.

-Claro, ¡vamos! -respondí lleno de energía. Realmente uno tiene que ir a la playa cuando es verano, pues aunque el calor a veces sea sofocante, es divertido asistir a éste tipo de lugares, sobretodo si uno va acompañado. Pero en fin, caminé al lado de Ren-san, así que tuve la oportunidad de sentir la briza de la playa, ah~ era totalmente agradable además de que la arena debajo de los pies se sentía muy cómoda; quizá después la haría de lagartija y me pondría a broncear ya que no parecía ser una "cama" de dura textura sino todo lo contrario.

Pero en fin, una vez que llegamos a los vestidores, le dí un vistazo a Ren-san y le dije-: Tú primero, yo puedo cambiarme aquí afuera, descuida, no soy nada penoso con respecto a mi cuerpo. -ya que llevaba mi maleta sobre el hombro derecho, pude alargar mi zurda y me tomé la libertad de acariciar su cabello, haciéndole ver que no tenía ningún inconveniente en esperarlo mientras se ponía el bañador. No pude evitar emocionarme por eso, es decir, Ren-san era un buen chico pero también podía llegar a ser bastante terco, pero no de una forma chocante, sino mas bien que a él no le gustaba perder. Realmente eso era lo admirable del chico. -Así que anda, no me hagas esperar mucho ¿vale? -le sonreí ampliamente para después darle un empujoncito, incitándolo a que entrara al vestidor e hiciera lo suyo mientras, yo por fuera, retiraba mis ropas con agilidad y procedía, apenas con un movimiento de mano, a ponerme el bañador, que por supuesto no dejaba nada a la imaginación ya que ésta prenda apenas y me "censuraba" aquello. Pero joder, según yo, me veía encantador, coqueto y sexy a la vez. Mi cabello blanco ahora estaba desatado, mis lentes negros cubrían mi vista y mi bañador del mismo color (negro) hacía buen juego con mi tez blanca pero no nívea.

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Miro al los alrededores y todo se reducía a arena, agua y libertad. El mar se veía increíblemente bien cuidado, tal vez un grupo ecológico lo limpiara los fines de semana para preservar, aunque fuera solo esta parte, del deteriorado mundo.

El chico de ojos rojos se veía emocionado, lo que divirtió a Ren ya que se sentía contagiado de tanta energía, así que con una sonrisa caminaron hasta la entrada de los vestidores, entonces el peligris le ofreció entrar primero y él cambiarse afuera, a la vista de cualquier persona, esto le pareció una locura, iba a protestar pero lo corto con el motivo de que no sentía pena por su cuerpo, entonces quiso protestar de nuevo pero solo sintió las grandes manos de Shin revolviéndole el pelo así que cerro la boca y solo suspiro pero solo dijo mientras miraba por encima de su hombro, poniéndose de puntitas ya que el otro era bastante alto en comparación a él- No veo a nadie, pero si te demandan por exhibicionista tendrás problemas- Si no estaba mal, eso era un delito y aunque le parecería muy gracioso no era... ¿Apropiado tal vez? Pero bueno, sabia que no era bueno empezar a protestar, así que solo entro como se le indico.

Se cambio poniéndose un bañador común, un poco más abajo de la mitad del muslo de color verde militar y cambio sus tenis por unas sandalias, de manera rápida pero al salir escucho un movimiento, así que soltó la perilla y se recostó en la puerta, no seria que encontrara a su acompañante a medio vestir, cuando no escucho nada mas, tomo de nuevo su maleta y salio, al parecer sus cálculos eran precisos y Shin se acaba de cambiar, por lo que sonrió para si -Y bien ¿Por donde empezamos?-

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Doblé rápidamente mi ropa y la metí a la maletita que había traído conmigo, no sin antes chulear con la mirada (censurada por los lentes de sol negros) a Ren-san, pues, aunque su bañador era bastante simple, le hacía verse coqueto, como todo un chico universitario común y corriente.

-No dudaré de tus habilidades para nadar así que ¿qué te parece una carrera de aquí al mar? y quien gane, decide qué hacer con el otro. –está dentro de mi naturaleza ser un chico bastante competitivo, pero no me juzguen, pues desde tiempos ancestrales los hombres han luchado entre sí de alguna forma u otra para demostrar su grandeza, y por supuesto, ser alabados como tal. Aunque esto, es decir, mis razones e intenciones no sobrepasen el hecho de sentirme bien, ganándole a un recién conocido. Tampoco es como que yo sea alguien que piense mucho las cosas, simplemente actúo y san se acabó.

–A menos, claro, que desees ponerme bronceador en la espalda y el pecho, para que luego yo ocupe tu lugar y también te lo ponga a ti. –le di una palmadita en el hombro, de ser posible, seguramente el chico ante mí se bronceaba a la luz de la luna pues su piel era increíblemente blanca. –Cualquiera de las dos cosas me viene bien, pero te dejo a ti escoger. –una sonrisa amplia volvió a cubrir mi rostro. Agradecí mentalmente de mi forma de adaptarme rápidamente ante cualquier situación, mientras escuchaba su respuesta.

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Rió despacio, un nuevo desafió ¿Por qué rechazarlo? aun se sentía algo desconcertado por su anterior perdida y esa era la perfecta oportunidad para devolver el equilibrio y la tranquilidad a su orgullo aun herido por- ¿Una pequeña carrera?- se cruzó de brazos divertido- esta bien, esta bien pero esta vez, se a que me enfrento.

Entonces escucho la propuesta de aplicar bronceador en el cuerpo del otro y de igual forma a si mismo y se sonrojo, lo que intento ocultar con su cabello pero rápidamente su espíritu competitivo le hizo recuperar la postura, tenia que concentrarse en sus cosas.

-Bien, cuando te gane pensare en que harás para mi- sonrió- mientras puedes ir acostumbrándote a perder contra mi, posiblemente- Se adelanto unos paso y se volteo a verlo, con una sonrisa segura y algo desafiante- ¿Preparado? Cuento hasta tres y el primero en llegar sera el ganador.

Seguido, volteo la vista hacia el mar y empezó a contar, hasta llegar al aclamado numero 3, sin fijarse si su compañero había empezado o no, empezó a correr con todas sus fuerzas. Hace mucho no corría así, solía trotar cuando iba tarde a la universidad pero correr no, así que se sintió muy feliz al volver a hacerlo, era divertido sentir en viento en su cara.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

–Claro, claro. Aunque te aseguro no me contendré. –fue lo último que dije antes de prepararme para correr. Aún tenía mis cosas en ambas manos, y era un poco estorboso así que decidí que una vez que tomara velocidad las dejaría a media playa, para que dejasen de estorbarme y al mismo tiempo, tomara una ventaja al final de la carrera.

Esperé a que Ren-san contara hasta 3, para dar inicio a la carrera. Una vez que escuché “tres” le ordené a mi cuerpo moverse tan rápido como pudiera. Mis piernas me daban el privilegio de dar grandes zancadas, tomando grandes distancias y convirtiéndolas en algo simple y sencillo y verán que, esta es una ventaja, para las personas de grande estatura como yo. Y sí, estoy presumiendo ¿y qué? Son pocas las cosas de las que puedo presumir con gran orgullo, y una de ellas es mi buen entrenamiento. No por nada soy un maestro en artes marciales ¿o acaso se habían olvidado, mis queridos lectores?

...Sentí como la brisa del mar golpeaba contra mi rostro y todo mi cuerpo, mis extremidades moviéndose con gran rapidez me hacían sentir libre y al mismo tiempo, esa carrerita, por más simple que era, me producía endorfinas. Me sentía jodidamente bien. Y no se pregunten mucho por qué, sencillamente era libre de hacer lo que quisiera, de moverme de un lado para otro, de ver y de sentir con todos mis sentidos, además de que no había nada, mentalmente, que me obstruyera para continuar por este camino loco llamado vida. Sí. Esa era la razón de mi euforia.

Así como lo planeé, dejé mis cosas tiradas a mitad de la carrera, y pensé que después iría a recogerlas, ahora mi meta era llegar en primer lugar de nuevo. Aunque… quizá podría estar en un error. A unos cuantos metros (5, probablemente) se encontraba Ren-san, delante de mí. Mi cabello me la hizo de malas y se quiso meter en mi camino de ganar y yo. Un mechón se me vino a la frente y me dejó temporal y devastadoramente (para mi carrera) en desventaja… Para cuando llegamos a lo que eran las olas del mar, sí, esos cúmulos de agua en constante movimiento, me percaté de que ni mis extremidades largas, ni mi entrenamiento, ni siquiera la velocidad que arremetí a último momento me habían servido. Sorprendentemente Ren-san había ganado.

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No planeaba si quiera ganar, solo correr hasta algo hizo click en su cabeza y se dio cuenta que de nuevo estaba siendo demasiado apresurado, como la otra vez, ni siquiera había ideado un plan(¿Acaso había un plan posible para ganar en una apuesta que normalmente se definiría por la forma y el aguante de su fisiología?) y miren las consecuencias: Su derrota. Así que con toda su paciencia observo como era adelantado un poco por su rival, pero no lo dejo alejarse mucho ya que seria igualmente malo que por idear algo se adelantase mucho y perdiera igualmente.

Pisandole los talones, estaba dispuesto a esperar el momento ideal para emitir un ultimo acelero y ganar la carrera, era un plan bastante sencillo pero la adrenalina y el viento que sentía golpear su cuerpo no le ayudaban mucho a concentrarse porque, demonios, esa sensación de libertad no la sentía hace mucho.

En el momento menos esperado vio como Shin-san se deshacía de su maleta y en ese leve momento aprovecho para acelerar y adelantarlo, poco, pero al menos ya estaban próximos a la playa lo que casi podría asegurarle la victoria y así fue. A penas sintió el frió del agua cubrirle los pies en el vaivén de las olas tuvo que tomarse 10 segundos exactos para asimilarlos, cunado ya recupero la postura solo se volteo hacia su compañero y sonrió juguetonamente ya que no quería alardear de su victoria (Aunque realmente, estaba muy orgulloso)- Bien, y ahora ¿Que debería hacer contigo, Shin-san? A parecer, tengo mucha suerte-

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

–¡Ah! ¡¿Cómo pudo ser?! –me quejé infantil e inútilmente por haber perdido de manera tan absurda. Maldije un montón de veces a mi cabello largo, por haberme quitado una victoria que suponía la tendría fácil. Pero bueno, recordé que “no tendría porque llorar sobre la leche derramada” así que me tranquilicé al instante (y es que de no hacerlo, es decir, de haber estallado de coraje, probablemente hubiese herido a Ren-san por un motivo bastante estúpido).

Mis manos se colocaron en mi cintura mientras yo resoplaba producto de mi fallida competencia. –Está bien, está bien, no seré un mal perdedor. –mi diestra se dirigió hacia mi cabello para hacer con él una coleta baja, pegada a mi nuca, entonces mi zurda se encargó de atarla con una liga que traía en la muñeca derecha. Ésta vez mi cabello no sería una excusa más. –De hecho tienes más suerte de la que crees, Ren-san. –algo de resentimiento se me vino encima pero es normal, nada insano. –Pero bueno, el pasado que se quede en el pasado. Así que dime, ¿cuál será mi castigo? –di un par de pasos hacia él, acercándome. Entonces recordé que mis cosas seguían a metros de donde nos encontrábamos (con el oleaje del golpeando suavemente nuestros pies). –Y te recomiendo que la pienses bien porque, no habrá segunda vez. –y ese era mi orgullo hablando. De cualquier forma, mientras esperaba a que mi acompañante tuviera alguna buen idea, me dediqué a ver lo profundo del mar y me percaté de que el día estaba claro, entonces sonreí por ello. Aún con mi derrota, el día parecía estar a nuestro favor.

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Le divirtió bastante, por no decir en demasía, la reacción de su compañero. No lo juzgaba, de haber perdido -nuevamente- habría echo el berrinche de su vida, podía ser un chiquillo cuando perdía los estribos y aunque no solía pasar seguido, Dios, si que provocaba meterle en la boca lo primero que tuviera la otra persona a la mano, hasta él mismo llegada a estresarse de su actitud, era lo que seguramente más odiaba de él mismo. Pero por otro lado, conocer una nueva parte de la personalidad del albino era divertido.

-Si, si, desde pequeño la suerte ha sido mi mejor amiga- Movió los hombros restandole importancia, era muy cierto- y hoy, al parecer, ha echo su mejor actuación.-

Dejando el tema a parte, paso el dedo indice de su mano derecha por su barbilla, tomando un gesto pensativo, en el momento que le plantearon el desafió no se había puesto en el lugar de ganador, solo en el de competidor, el resultado en realidad le daba igual pero ahora ya no sabia realmente que pedir, las apuestas que el normalmente hacia incluían dinero (no era que se la pasara en apuestas de chance como las corridas de caballos... Aunque si había ganado algunas veces en que participó) y si eran apuestas como esas de castigo, solía pedir algo estúpido como que le cantaran o bailaran algo vergonzoso (y en redundancia, estúpido) y lo dejaba pasar- Tal vez debería hacerte correr por toda la playa desnudo, pero hay gente y seguro te arrestan por exhibicionista- sonrió ante la idea y después volvió a hablar- ¡Oh! hay algo que siempre quise intentar, Shin-san ¿Te dejaras maquillar como mujer de la vida fácil?

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

–La maldita me odia, es por eso. –de nuevo fue mi orgullo hablando, claro está que me refería a la suerte. Supongo que después de todo sí soy un mal perdedor…

El gesto de poner su mano en su barbilla se me hizo completamente lindo, incluso lo imaginé como un detective joven, deduciendo la escena de un crimen bastante difícil. Ahh… ¿qué tal se vería Ren-san con un traje de detective? ¿se vería bien? ¡Por supuesto! El chico era atractivo y tenía portes de ser alguien inteligente, aunque en este caso Ren-san era mas bien un artista que hacía obras hermosas, o eso quise pensar. Mi pequeño y joven acompañante definitivamente tenía un don para capturar bellas escenas y darles vida.

Por un instante deseé tener algo de eso, algo para poder expresarme… algo para sacar todo aquello de mi cabeza.

Sacudí ligeramente la cabeza. No. Yo me expresaba con mi cuerpo, entrenando, luchando, y sirviendo a mis clientes. Mi mejor arte, como diría por allí un enano de jardín (Sedras), era mi cuerpo. Así que sí, suponen bien, de inmediato mi expresión cambió a una de un tipo incrédulo. ¿Acaso me estaba pidiendo que fuera a correr desnudo? –Bueno… creo que puedo hacer eso aunque, tienes razón, terminarían arrestándome por mostrar “my sexy body”. –reí por lo bajo.

Arqueé una ceja cuando escuché lo primero. Así que Ren-san tenía la vaga idea de mi castigo… sin embargo, yo no la tenía hasta que le escuché decir aquellas cosas. Mi respuesta fue inmediata, sin pensar–: ¡¿Qué demonios?! ¿Cómo que maquillarme como mujer? ¡No, no! Eso queda descartado. –hice varios mohines con las manos, desechando la idea o mejor dicho, intentando convencerlo de que aquella idea no era la más creativa. Pensé en algo rápido, aunque era arma de doble filo, tenía que intentarlo, después de todo no creo que Ren-san sea tan rencoroso como yo (podría equivocarme). –¿Por qué no piensas en otra cosa menos vergonzosa? Eso… realmente es algo humillante. –intenté negociar. –Recuerda que hay un karma y un dios y esas cosas. –dije sin mucho sentido, simplemente deseaba que reconsiderara su propuesta. Mi orgullo y mi honor estaban de por medio, cualquiera de ustedes hubiera hecho lo mismo.

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Toda esta situación había resultado increíblemente divertida para Ren.

Se sentía como un niño jugando verdad o reto, y que a su amigo tenia que ponerle un reto asqueroso lamer el piso (¿Recuerdos?) o coger cosas no identificadas del piso, era bellos momentos en que la melancolía lo traía a la época en que era a penas un niño que quería jugar por ahí lo primero que se le ocurriera. Fue bastante divertida la reacción de Shin ante su proposición de maquillarlo, ya tenia pensado preguntar por la playa quien tenia el labial más rojo para ponérselo y aunque no esperaba una contestación asertiva, tampoco esperaba que se negara tan rotundamente con dos, bien claros, no. Solo pudo reír- ¡Vamos, Shin-san! Debes admitir que si no fuera a ti mismo, seria bastante divertido.- Jugueteo.

Después vino el sermón sobre dios, el karma y todas esas cosas y no pudo evitar reír más alto, okey, eso si que había sido divertido para él y se notaba aun más que ese castigo no le agradaba en nada- Esta bien- dijo cuando ya se risa se estaba calmando- Soy buena persona, una muy amable, así que no te obligare a pasar tanta vergüenza, o no se, quien sabe que se me ocurra ahora- Su maligna mente empezó a idear un nuevo plan, algo menos bochornoso o algo aun peor para reírse de su nueva reacción.

Pero de nuevo, nada. Definitivamente odiaba pensar en penitencias, así que se concentro en mirar algo que pudiera inspirarlo a su alrededor, la playa no estaba tan llena, habían algunas parejas y un grupo de estudiantes en el agua, pero se devolvió a lo anterior, parejas. Había un mujer junto con un hombre caminando de la mano, susurrando ridiculeces y su bombillo interno despertó.

-¿Ves a esos dos de allí? La mujer de bikini negro y el tipo con el tatuaje de... Bueno, lo que sea que es- Señalo a su izquierda.- Podrías acercarte y decirle algo subido de tono, la condición es que si el tipo se molesta, no puedes pelear ¿Entendido? podemos correr.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

La pequeña risa de Ren-san hizo que mis enfados y pucheros de niñote de 20 años desaparecieran. También me reí, pues tenía razón. –Bueno… sí… sería genial verte a ti maquillado como una mujer, Ren-san. Apuesto lo que sea a que te verías aún más lindo. –y le seguí el juego pues mi acompañante y yo parecíamos tener cierto tipo de conexión: algo parecido como “yo te reto, tú me retas, y veamos quién puede más”, pero claro, de una forma divertida y para nada malsana.

–Bueno, mira que confiaré en lo que dices. –aguardé un momento mientras él se pensaba en otro castigo. Mientras tanto, puse mis manos sobre mi cadera, casi luciendo un tanto desesperado por conocer su respuesta, la cual, pronto fue dicha.

La cosa estaba así: yo debía de coquetear con una chica que se encontraba a unos cuantos metros, pero, la cuestión era que si su chico (novio) se enfadaba, yo no podía iniciar una pelea. –Uhmm… Así que dentro de ese chico tierno y lindo hay una mente maestra, eh. –bromeé. Ren-san había atinado a mi “debilidad” por así decir ya que yo era un sujeto bastante agresivo, no sólo por ser maestro enartes marciales, sino que, últimamente tendía a explotar por cosas triviales. Definitivamente era como una granada a punto de explotar, sólo necesitaba a mi detonador.

–Muy bien, acepto. –y con ello asentí para confirmar mis palabras. –No tendremos que correr, te lo aseguro. Ahora vuelvo. –le sonreí ampliamente antes de alejarme de él momentáneamente.

La chica con el tatuaje y su novio estaban quizá a unos 10 o 15 metros de nosotros por lo que fácilmente pude reconocerlos. Me encaminé hacia ellos de forma segura, incluso arrogante, para llamar la atención de la femenina. Y ya que, al parecer mi cuerpo y el color de mi cabello llaman bastante la atención, lo conseguí de inmediato.

Bajé mis lentes de sol negros un par de centímetros y le guiñé el ojo. Ella me respondió con una sonrisa juguetona y por supuesto que me sentí complacido. Entonces, me acerqué un poco más hacia ellos, y descarado como era, me situé a su costado izquierdo. Apliqué mi técnica de sonreír seductoramente y hablé confiado, seguro, coqueto –No sabía que las princesas se escaparan de su castillo para venir a la playa. –de nuevo obtuve respuesta de ella y me dije a mí mismo “esto es fácil… tal vez demasiado”. Ahora bien, me dirigí hacia el tipo de forma despectiva–: Oye, ¿te molestaría si me llevo a ésta bella dama a un lugar donde sí pueda divertirse, guarro (diminutivo de guardaespaldas)? –por supuesto que el chico se enfadó de inmediato y como tal, reaccionó mal.

–¿Qué demonios te pasa? ¿Crees que puedes coquetear con mi chica justo enfrente de mi cara? –inquirió el sujeto al que he de etiquetar como “enano” pues yo le llevaba probablemente media cabeza. –Lizzy, vámonos. –tal vez fue el miedo el que lo hizo retroceder o quizá no queríaquedar en vergüenza. No lo sé. Lo único de lo que estoy seguro es que él la tomó bruscamente del brazo en un intento de alejarse con ella. Por supuesto, la chica forcejeó y se molestó bastante por ser tratada como objeto. -¡Sueltame, tarado! –gritó ella enfurecida. –Al menos aquí sí hay hombres que saben reconocer a una belleza cuando la ven. –se pavoneó frente a mí y digamos, que yo sonreí divertido, casi tuve que aguantarme la carcajada porque joder, esto era bastante fácil.

De pronto sentí como un brazo delgado rodeaba el mío y fue allí cuando ya no me gustó el asunto. Por supuesto que se trataba de la chica a la que respondía por el nombre “Lizzy”. Ahora estaba encima de mí por lo que tuve que fingir estar de acuerdo con el gesto.

Le eché un vistazo al enano de su novio (o ex–novio) y éste estaba como tomate: todo rojo por el coraje que estaba sobrellevando. –Vaya, eso es saber controlarse. –se me escapó decir. –Yo hubiese estallado y le hubiera partido la cara al imbécil que se atreve a coquetear con mi princesa. –creo que… acabé de cavar mi tumba. Ahora la tenía más pegada a mi cuerpo y sin poder evitarlo sentí como sus senos únicamente cubiertos con su bikini estaban aprisionados contra mi brazo. Había un ligero rubor en su rostro y de momento pensé “qué linda, lástima que seas sólo un reto más”.

Así que, cansado de todo esto, eché un vistazo a Ren-san y con ello, de alguna forma le pedí “ayuda”. Necesitaba safarme de la chica-sanguijuela.

[@_@ oh god, de los posts más largos que he hecho en toda mi vida ;w;]

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[Estoy orgullosa que sea conmigo ;w;]

Nunca pensó que las cosas salieran tan bien como las había planeado, había pensado que tal vez la chica no estaría feliz con que llegaran a coquetear abiertamente frente a su supuesto novio o al menos, fingiera estar enojada, indignada, cosas naturales. Pero en realidad, fue un poco más... ¿Honesta? No encontraba la palabra correcta, pero solo supo que a penas se le empezó a rechazar a su acompañante, se volvería bastante pesada.

Y eso solo causo que la risa que fue provocada con el "Guarro" que soltó Shin aumentara y no solo eso, sentía un dolor profundo en las costillas y abdomen superior a causa de reír tanto cuando la chica con claro propósito de lucirse empezó a caminar sensualmente hacia Shin, no dejando ni una sola partícula de distancia entro sus pechos y el brazo izquierdo del albino y Dios, ¿Pueden imaginarse la cara del supuesto novio? Podría escribir horas sobre su rostro, entre iracundo y sorprendido, lo que daba a entender que la chica no era así con él, más motivos aparecían para reír si empezabas a analizar la situación.

Entonces entendió entre mensajes claves con la mirada que Shin quería que hiciera algo para que la bastante pegajosa chica se le quitara de encima, se cubrió la boca para controlar un poco su risa y aprovechado que estaba cerca del mar, se echo un poco en el rostro y paso su cabello para atrás (En vano, volvía a su lugar). Ya más calmado, simplemente se dispuso a idear algo para sacarlo del aprieto, sin buscar rollo o nada.

Decidido, camino cambiando su rostro alegre a uno semi-enojado, semi-preocupado para acercarse rápidamente, casi que trotando, hacia el trió. Ignoro olímpicamente al sujeto con ese tatuaje tan... Repulsivo, un error andante completo, miro con sus dos manos en las caderas al albino, indignado.

-¿Otra vez? ¡Te recuerdo que mi hermana, tu esposa te esta esperando en el hotel! ¡Y tu de nuevo con jovencitas, si se entera que de nuevo andas engañándola, nada de cena de aniversario, con su carácter lo único que hará sera echarte el plato de lleno en la cara!- Elevo la voz y después giro su rostro hacia la chica que aflojo un poco su agarre y miraba sorprendida al recién llegado, la miro con una ceja encarnada .

- Ahora si me disculpa, señorita, me llevo al plaboy de aquí.- Sin darle momento de negarse, del brazo que ella lo tenia sujetado, tomo la muñeca de su compañero y le hizo soltarlo, mientras se lo llevaba rápido para poder reírse de nuevo en algún lugar lejano de allí.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Definitivamente la imagen del pelinegro ahora me parecía una salvación. Aunque el chico se tomó su tiempo para venir en mi ayuda (sí, ayuda, porque joder, esa chica no era más que una sanguijuela que me deseaba y yo, en este momento no requería de cosas así por lo que era bastante molesto). Incluso pude observar por el rabillo del ojo que tomó un poco de agua de mar para intentarse acomodar el cabello aún si el gesto fue en vano; seguido, trotó hasta donde nos encontrábamos la pareja y yo y, tomando una postura de “cuñado indignado”.

El argumento que tenía era que “su hermana, mi esposa, estaba esperándome. Y que, por andar de coqueto, terminaría con el plato en la cara”. Bien. No pude evitar sonreír por un par de segundos. Ren-san había armado un buen plan, era astuto sin duda. Sus palabras lograron su cometido: la chica hermosa pero para nada necesaria ante mí logró soltarse de mi brazo y sentí la libertad… ¡la libertad, señores!

Aunque de inmediato tomé el papel de “esposo” coqueto y regañado por su cuñado. Llené mi cara de tristeza porque tenía que alejarme de la chica (aunque por supuesto, sólo fingía el sentimiento) e incluso dije unas palabras que le añadirían creencia a nuestra tan aventurada trampa. –Pero, pero… yo quería divertirme… -había resignación en mi tono así que me dije mentalmente “¡Somos unos jodidos! La hemos cagado y hemos salido sin resultar heridos de ésta.”

Ahora bien, Ren-san se tomó la molestia de llevarme lejos de la pareja que probablemente ya estaba a punto de romper pues el hecho de que ella accediera a mis invitaciones sólo me hacían suponer que él la trataba peor que un objeto. Seguramente ella se merecía algo mejor y así lo creía, simplemente necesitaba un empujoncito para alejarse de tipos como ese para poder ser feliz por sí mismas. Pero en fin, cada quién decide sufrir o salir adelante, me dije.

Por fin nos hallamos lejos, incluso más lejos de donde estaban mis ropas (a mitad del camino). Tomé la mano de Ren-san para afirmar nuestro agarre y continuar siendo “jalado” hasta ese lugar apartado en donde pudiésemos ser nosotros mismos. –Oh, Dios, eso fue genial. –le dije mientras caminábamos a quién sabe dónde. –Realmente me salvaste, Ren-san. Muchas gracias por eso. –pese a que había optado por estar detrás suyo le sonreí ampliamente, pues mis sentimientos eran sinceros. Sin dudarlo, yo era una persona agresiva y sí, había sido un reto el hecho de mantenerme calmo ante un bastardo con un tatuaje que se siente “la última coca-cola del desierto”. De un momento a otro me vino una risa, y entre ella le confesé que–: Realmente no me imaginaría como tu cuñado, Ren-san. Mucho menos yo como un chico casado ¡y menos a mi edad!

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Salir sanos y salvos fue un milagro, merecían una golpiza por jugar así.

Durante un momento sintió remordimiento, pero lo divertido que estaba se la paso volando ¿Se estaba convirtiendo en una mala persona? No, simplemente aun tenia esa alma de niño juguetón, travieso y solo en busca de diversión, aunque no solía salir ni mostrarse al mundo al exterior, ahí estaba y bueno, la cara de chico ruda que se mandaba el tipo le había incitado a molestarlo un poco.

No pensó mucho en la escusa que puso para sacar a Shin-san de su empalagoso aprieto (conocido en ese momento como mujer), fue simplemente lo único que se le ocurrió al asociar la situación, no cualquier hombre se acerca a coquetearle a una chica y mas si va acompañada, para después dejarla botada así como así, lo mejor era dejarla sin esperanza ¿No? aunque ahora que lo replanteaba, sonaba cruel y de nuevo tan divertido ¿Como reaccionaria? Cuando la averiguo, fue bastante aburrido, esperaba gritos, algo como "¿Que? vuelve aquí ¿Como que casado? ¡Espera, cabron!".

En su huida, escucho al de ojos rubí detrás de si agradecerle, inmediatamente volteo y le correspondió la sonrisa- De nada, al menos, logramos salir de esta sin problemas, aunque quedamos como los tipos extraños rompe-hogares - Camino otro poco mas hasta no poder ser visto por los dos jovenes -Creo que ya no nos verán desde aquí ¿Puedes creerlo? no conocía esa parte malévola de mi mismo- volvió a caer en risas, pobre gente cayendo en una pequeña travesura, aunque les costara su relación, si caían en algo tan sencillo como el juego de un albino y un chiquillo para pasar el rato, les estaban haciendo un favor. - Ja, nadie se imaginaria de esposo de mi hermana, de hecho, no es mi hermana, es una vecina con la cual crecí, pero créeme, el pobre desgraciado que contraiga matrimonio con ella no sobreviviría a lo que acabas de hacer, seguro muere en el intento de serle infiel- volvió a reír, recordando como termino el novio que había tenido Mika en la preparatoria- Pero si te reconozco que casarse a esta edad seria de locos.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

–Yeah , creo que por el momento estamos bien. –le aseguré. –Aunque bueno, tampoco creo que haya sido muy malo de tu parte, sinceramente creo que ya tenían problemas. –me pasé la mano por la nuca, mostrándome como ese chico ingenuo y estúpido que en parte era. Me encogí de hombros, tal vez, en verdad les hicimos un favor.

¿Esposo de su hermana? No, no, Shin Natsume no es de esos tipos ni mucho menos. Aunque fuera de esa cuestión, estaba el hecho de que Ren-san también tenía “una hermana” o bueno, al menos una persona a la que pudiera llamar con éste título sin ningún problema, eso hablaba de que había lazos con alguien, y ese alguien, no era cualquier chica… era una que podía patearte las bolas: una mujer fuerte. –Excelente. Me suponía que tendrías una hermana así. –sonreí ampliamente. –De hecho, a mi me gustan mucho las personas que son fuertes. No sólo físicamente sino también acá. –me tomé el atrevimiento de mover mi mano derecha, y, con mi índice, toqué el pecho de Ren-san, como señalando su corazón. –Y acá. –con mi zurda, señalé la cabeza, indicándole que me refería a la mente. -De esas tres, te aseguro que casi nadie tiene ni una.

Empecé a caminar y esperé a que él hiciera lo mismo, quería recuperar mis cosas para después ir a nadar al mar un rato, o jugar voleyball, o algo. La cosa es que primero debíamos recuperar mis cosas.

En el transcurso del pequeño camino por la playa que cedía ante nuestros pies cada que nos proponíamos a dar un paso, me quise abrir un poco. –¿Sabes? Yo también tengo algo así como un hermano menor. Supongo que ya lo conoces. –volteé a verlo y le sonreí de medio lado, hablar de él me hacía feliz porque estuvo conmigo cuando más perdido me sentí. –Y si no, estoy seguro de que ustedes dos se llevarían muy bien, sobretodo porque es casi tan competitivo como yo. –arqueé una ceja. –Y bebe más que yo, sin duda. –reí por lo bajo, pero terminé haciendo una pausa pues había cosas que desconocía de Ren-san, y sentí como si yo estuviera acaparando todo el terreno. –..dime, ¿ella, tu hermana, cómo es?

[;_; disculpa la tardanza pero ya sabes, la escuela como jode.]

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[Me disculpo también contigo, hasta hoy tuve tiempo porque son vacaciones y eso :c]

Hace mucho que no conocía a una persona como Shin, entre consciente y relajado, seria incorrecto juzgar a una persona que se conoce hace dos días, ya fuera para bien o para mal, pero de lo que podía asegurar, sin duda era una persona muy interesante y diferente, cuando le toco el pecho y la cabeza entendió perfectamente el mensaje, ese tipo de fortalezas eran únicas y cada uno muy difícil de conseguir- A veces, las personas no se dan cuenta que entre más se llenen de preocupaciones, más las atraerán y al final, se derrumbaran con nada.- Lo voz de la experiencia ha hablado, le tomo tiempo, pero dejo de llenarse de energía negativa hace mucho y ahora, con toda seguridad, podía decir "Soy feliz viviendo"- Una vez, me dijeron que se puedes ver hacia el futuro, no puede quedarte en el pasado, y de eso se trata, seguir adelante y ser fuerte ante la adversidad.

Shin empezó a caminar y el corrió un poco para adelantarse y ponerse a su lado, seguramente para recoger sus cosas que estaban desde ya bastante tiempo tiradas en medio de la playa, escucho sobre un "hermano" que con solo escuchar hablar de él, se sabia que era muy importante para Shin, solo pudo sonreír mientras atendía a lo que decía, finalmente le pregunto sobre su "hermana y rió un poco, recordando viejos tiempos antes de mudarse a la ciudad esmeralda- Pues, es realmente muy linda, seguramente, si Shin-san la viera, le coquetearía- Bromeo, con algo de verdad en sus palabras- Su nombre es Mika, era mi vecina, hasta cierto punto cuando la conoces es tierna y alegre, solo por encima, pero cuando ya la conocen mejor da miedo, lo juro- aseguro- Se enoja fácilmente, no le gusta que la molesten, se ve como una princesa pero pega como un ogro, tiene tremenda fuerza, pero aun así es muy decidida, franca y más a fondo maternal, cuando me lastimaba siempre me curaba la heridas, aunque después me metía un regaño de cuatro horas mínimo. Tuvo unos cuantos novios, todos fueron honestamente, unos cabrones, uno la engaño, otro le intento pegar, otro ni siquiera la quería y el ultimo que se veía más convincente, se fue al exterior, creo que a Canadá, a saber, no me importa realmente, porque yo tuve que soportar que llorara horas, mientras el se divertía.

Mensajes : 277 Fecha de inscripción : 04/12/2011 Edad : 33

Querido lector, acabo de darme cuenta de algo: Ren-san siempre hace una charla amena. ¡Fantástico! ¿Qué por qué era importante? Porque eso me fascina y es algo que, sin explicación alguna o siquiera con motivo seguro, se me da.

–Vamos, ¿en serio me crees de ese tipo de chicos? –mentí sin esforzarme en ello. Por supuesto que era un coqueto, pero digamos que si uno une cabos, se encontrará con algo agradable al final del día, y digo, ¿qué me quita halagar lo que encuentro bello, hermoso y único? –Entonces es Mika-san, eh. –contesté de inmediato. Su nombre me pareció hermoso aunque no podía imaginármela físicamente, con las descripciones siguientes me di una idea bastante clara al respecto: linda pero fuerte. Como dijo Ren-san, “se ve como una princesa, pero era fuerte como un ogro”.

“Oh, yes!” grité para mis adentros. Sin duda la descripción de una de sus personas queridas me incitaban a conocerlo más, y por supuesto, creaban en mí una montaña de curiosidad que sólo se derrumbaría cuando saciara todas mis respuestas. Así que, empecé con el interrogatorio (sin ser detective). –Entonces ella es algo así como una katana. –hice una pequeña pausa para explicarme. –Me refiero a que es bella, sin duda, pero también es fuerte. Puede destrozar a muchos, pero requiere una gran disciplina para mantenerse en sí. –sonreí, gustoso de hacer tal comparación, tal halago. –Inspira confianza a quienes la conocen, y miedo a quienes no saben dirigirse a ella. –volví a hacer una pequeña pausa pues ya estábamos donde se tendían mis cosas. Me incliné ligeramente para tomarlas entre las manos y regresar de donde habíamos provenido, pues me parecía que era un buen lugar entre la brisa y la fría temperatura del agua salada pese al clima cálido.

–Aunque también podría decir que tiene todo lo que una chica quisiera poder presumir: decidida, sincera, maternal. –casi hablé para mí mismo. Volví a sonreírme, tan amplio que mis mejillas se ensancharon unos cuantos centímetros. –Definitivamente me gustaría conocerla. –volteé a ver a Ren-san convencido de mis palabras. Apenas podía comprender el impacto que podían cargar mis palabras, pero no importaba, al parecer esa chica era una en un millar, y sinceramente, tenía deseos de conocer una presencia tan agradable como la suya. Pero vamos, quizá exageré un poco, o tal vez me apresuré un poco.Me di cuenta de ello demasiado tarde, y es que suelo decir lo que pienso sin hacer un doble conteo, y, en muchas ocasiones, llega a malinterpretarse por completo. Por lo que, le aclaré que–: Y aunque haya sufrido y pasado por todo eso, seguramente ahora está viviendo de lo lindo ¿no es así? Ese tipo de personas son excitantes. Vencer a tus peores demonios y pesadillas, o bien, superar ese pasado doloroso es algo que necesita mucha determinación, Ren-san. –hablé desde mi punto de vista (y experiencia). –Si ella es exactamente como dices,deberías de estar agradecido de tenerla como hermana mayor. –alargué mi mano y despeiné un poco su cabello pues entendía el sentimiento de proteger a nuestros “hermanitos” a costa de nuestras vidas, incluso, hasta llegar a ser intimidantes, sofocantes, hirientes u obsesivos. –Lo curioso es que tú eres bastante competitivo, Ren-san. Me pregunto si ella te enseñó a ser de esa forma…

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Cuando le pregunto si creía que era "ese tipo de chicos" (si imaginaba que se refería a esos hombres que eran bastante coquetos y les gustaba juguetear sin compromisos, libres) pues ¿Que pensaba él de su compañero? Se detuvo y lo observo con una ceja levantada y después rió, dejando en duda la respuesta, la interpretación era libre para cada quien.

Después de su mini discurso titulo "Cómo es ~~la muy extraña~~ Mika" la contestación que le dio Shin le dejo bastante perplejo, ¿Una katana? que extraña comparación, pero al mismo no estaba tan alejada de la realidad, de hecho, era una comparación bastante acertada, porque eso era su "hermana". Le dedico de nuevo una sonrisa amplia y se rió por lo bajo, - ¿Una katana? si, pero de esas en las que duras años en poder manejar, pero que cuando lo logras son tus mejores compañeras, son un dolor de cabeza pero no se, aun así les coges cariño fácilmente- siguieron caminando hasta que recogieron las cosas y de nuevo se encaminaron a donde habían estado anteriormente.

Caminaron lentamente, sin prisa y con tranquilidad, sin cambiar de tema se refirió a que le encantaría conocerla, Ren lo observo sin detenerse, aun cuando Shin ya había apartado su mirada, esperaba a que le diera una razón más contundente para conocer a su hermana, después hizo referencia a que Mika era de esas personas que caen y vuelven a levantarse pronto, o eso era lo que el interpretaba, así que de nuevo sonrió complacido- Así es, hoy en día, ella es muy feliz, aun esta soltera, o eso me dice para que este tranquilo, pero al menos se le nota feliz- ¿que si estaba feliz de tenerla como hermana mayor? por favor, era una de las pocas cosas que podía presumir con orgullo, acepto con una sonrisa amplia, esta vez mostrando sus dientes la despeinada, después, su compañero siguió la conversación- Pues, es difícil no volverte competitivo, siendo tan orgulloso como yo lo soy, y ademas perder frente a una mujer cinco veces de las seis veces que la haz desafiado.

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