El alterego de la sinceridad opuesta [priv Sedras, Cedric y Vlad]

Después de los timbres contestó la voz que identifico como de Vlad pero de inmediato me dicen un montón de guarradas y me cuelgan de inmediato ¡Me cuelgan! Pero Tyfani no le gusta ser ignorada y me ataca nuevamente ahora la espalda baja una vez más. Mi cuerpo se retuerce y mi mano va a tratar de sanar el lugar, incluso por mi mente pasa aquella cancioncita infantil  “Sana, sana colita de rana, si no sana hoy sanara mañ…” A Tyfani no le gusta la canción.

Miré a Sedras y lo vi tontear al caminar, lo peor es que no me puedo burlar descaradamente pues mi cabeza me da vueltas y a decir verdad estamos en las mismas condiciones. Mi cuerpo ha ganado altura e incluido peso, los músculos de piernas, brazos y hasta pompis han aumentado. Disimuladamente mientras se da la vuelta y me da la orden de ir a buscar a los otros idiotas, me doy tiempo de tentar el terreno curvilíneo de mi retaguardia. Y debo aceptar que está más voluminoso de lo que pensaba, con razón a mi hermano menor le gusta darse gustos y regustos con tan bien formadito trasero. Que envidia, al verme de espaldas puedo notar que la bata de cola de pingüino tapa literal mi ausencia de cola prominente. Suspiro decepcionado aunque Tyfani me hace recordar que hay cosas más importantes por las cuales debo preocuparme, me ha sorprendido mi manera de adaptarme tan rápido a la situación. Tal vez mis múltiples experimentos con mi cuerpo, mutándolos hasta formas tan distintas me han hecho más entrenado para cuando estos hechos acontecen. Así pues aunque el dolor de desollarme en vida es molesto puedo lidiarlo y aún a ciegas palmeo la pared para seguir adelante, acostumbrándome en cuestión de  segundos a mi nuevo cuerpo alto, musculoso y lleno de una amante recelosa ¿Así le ha de doler a la hora de la hora en plena acción?
-Ellos están en el segundo piso, si les ha pasado lo mismo nos van a buscar también, lo mejor es reunirnos en donde iniciamos, en la entrada, sea lo que sea necesitamos la lámpara de esos idiotas, tu y yo ya no podemos usar mi luz no puedes evocarla.- le dije mirando a todos lados sin ver nada, tengo miedo, mucho miedo a la oscuridad pero incluso yo se discernir prioridades y debo mandar mi miedo a segundo término.
Nuestros pasos resuenan en la madera caduca llorosa por el peso extra de nuestros cuerpos. Me acerqué a mi yo que no soy yo y le toqué el hombro tratando de aferrarme a la existencia real en esta situación tan inverosímil, pero al instante sentí un choque eléctrico como un toqué doloroso. Aparto la mano de golpe.- Aghh mierda…- me quejé sacudiendo la mano ante el impactrueno de pikachu.- Jamás pensé que se sintiera tan feo.- me chupé el dedo y de nuevo mi amante celosa tomó posesión de mi espalda y mi brazo.- Amnghh amor…solo fue un tostón.- me quejé tratando de aminorar el dolor y la perturbación en el ambiente. Como siempre he hecho.

El dolor empieza a aletargarse como si mi cuerpo "temporal" ya conociera la mejor forma de contrarrestar esa sensación punzante que le afecta, aunque no dejo de sentir adormecidas las puntas de mis dedos, por ello los muevo con insistencia, flexionándolos para reactivarlos, pero los pequeños huesos poco caso me hacen, es como si no me reconocieran como su actual dueño y esta fuera su forma de protestar. Joder, que no son únicos inconformes, yo también estoy que corto y pago por lo que está sucediendo. No es para nada agradable abrir los ojos y verte a ti mismo al frente sin un espejo que refleje tu imagen.

Ahora sé la frustración y miedo que sienten las personas que consiguen desdoblarse; esto es indescriptible por más palabras antisonantes que use, aunque no es mí estilo el hacerlo.
Me pica la boca para decir cosas que para el dueño real puede ser normal. Rayos ¡¿Esto de verdad está pasando?!

Entonces Mikado dice varias cosas, pero recojo lo que más me ha impresionado, algo que remueve un agujero en mi estómago hasta el punto de llevarme con dificultad la mano semiadormesida hasta el tórax para presionarlo.

La idea de que la otra pareja este en similares condiciones me parece discutible, pero el solo pensarlo me tortura la mente. Esto puede ser algún tipo de ritual, es posible que activáramos algún mecanismo mágico que nos hizo la canallada (vamos, es justo lo que es) la canallada de cambiarnos de cuerpo (la segunda vez que lo he pensado lo grite en mi mente del coraje que me da)
Eso me ha dejado de nuevo con la mente divagando hasta que escuche un traqueteo acompañado de un quejido. Mikado sacude su mano de un lado a otro como si esta hubiese sido objeto de algún ataque: — ¿Estás bien? — Observe su reacción, pero a pesar de que mis ojos se movieron con velocidad para capturar al causante, no di con nada que no fuera oscuridad: "un insecto tal vez" pensé dando claridad al suceso, pero luego preferí que él mismo lo aclarar: —¿Qué pasó? si fue una araña, puede que luego estés colgando de edificios y salvando el día vistiendo pijamas rojas. — la bromita me dio algo de calma y relajación a pesar de no ser un momento para esas pasadas sí que oxigenaba el ambiente. Se llevó el dedo a la boca de forma curiosa, mientras yo ignoraba su reacción. Sí tenía muchas otras cosas en la cabeza, dudas, teorías, prácticas, perversiones ¿qué? oh, eso último es de otra historia, aunque tienta.

Mi memoria me ayuda a recuperar algo de las palabras de Mikado: — Entonces están en el segundo piso, entonces vamos a por ellos — pegué la palma de mi mano a la pared, esperando que las yemas colaborasen y sirvieran con su sentido del tacto para guiarme, así no solo llegaría hasta la esquina del pasillo por donde ingresamos, es de esta forma que se da con las salidas de los laberintos.

Le pedí a Mikado que hiciera lo mismo, solo que iríamos en fila india, él delante y yo cuidándole la espalda.

El término “garabatos” le pareció realmente corto pero comenzaba a desarrollar una teoría sobre Cedric. No es que se considerara algún psicólogo o habilidoso de los conceptos humanos pero es que le despertaba, regularmente todo el mundo es tan plano que pecan de aburridos, pero Cedric era distinto…irritantemente distinto y aunque no caía ni en Alá ni en Nosferatu, pues la variedad es la clave de la satisfacción según los que saben de algo o de nada.
LA cuestión era metódica y sistemática o al menos en apariencia ¿Qué no es algo en apariencia? Y lo que más gozaba el chico en el cuerpo del tuerto son lo engañosas de las apariencias.

“Niega todo lo que vez, da a entender lo contrario de lo que piensas, haz lo inesperado, vuélvete uno con todo y diferente a este…que nadie jamás te conozca”

El término de “resto de parvulario” si le pareció adecuado, el ajeno definitivamente también formaba parte del pensamiento de Kínder aunque se creyera con doctorado. ¿Pueden entender lo precioso de los engaños?
El chico giro su anatomía para volver sobre sus pasos a la sala de abajo, la calamidad de retrasados había entrado por la puerta principal, que poca elegancia. Ya llevaba segundos aplicando la negación pero esta simplemente no surtía el efecto deseado, no se alejaba la molestia intracraneal, casi se sentía como si un edema aplicara mucha presión sobre de su ojo “bueno” y ni crean que era de la mejor calidad, pero peor era estar completamente negado de capacidades visuales. Paso al paso dos del no reconocimiento de dolencias.
Fase 1: Ignórala.
Fase 2: Si no sirve la fase uno, respira profundamente.
Fase 3: Si está en un cuerpo extraño debido a un acontecimiento de bajo astral puede con toda prudencia enseñarle el dedo medio al cielo y aclararse la garganta para decir “Puto Dios” (Los resultados son dudosos pero ayuda a relajarse)
Ya se le antojaba la fase 3 a la ideal mientras se alumbraba el camino de vuelta a las escaleras pero… pero… era exactamente eso.  De repente existió un pero.

A través del rabillo del ojo captó un movimiento atípico, en la habitación que había revisado el idiota que lo acompaña, giró de nuevo el rostro para tratar de que el único globo ocular utilizable captara, la lámpara secundo el movimiento pero no había nada solo la habitación vacía ¿Estaba soñando? Pues no le parecía mala idea que fuera un simple sueño por que se le antojaba la realidad a algún tipo ritual de magia negra, estúpida y negra, aunque no pudo evitar sonreír era jodidamente interesante.
-En tus libros de masones o lo que seas ¿No viene algo sobre algún ritual de esta índole? –
Le dijo al otro mientras cuidadoso y apoyado con una mano en la pared comenzó a bajar las escaleras, no sabía que rayos era el otro pero no estaba demás preguntar, no pasaba de que lo negara porque era verdad o por qué no lo era o por total ignorancia. Nada que en realidad alentara más el avance nulo de comprensión, aun así lo que leyó en la pared le resonaba en la cabeza, no podía evitar pensar en ello. Era como si algo en ella reclamara su atención y demandara el entendimiento pero, su mente estaba atiborrada de otras microscópicas cosas que los axones no llegaban a conectarse en lo debido, pero sabía que había algo, algo más.
A lo lejos se escucharon cuchicheos, justo cuando su pie se posó sobre del suelo de la planta baja, al alumbrar con la lámpara a la distancia vio a la pulga química y a el chico raro pero lucían diferentes, de inmediato escucho más susurros pero justo al otro lado de donde estaba posado el destello luminoso del equipo tecnológico, algo perturbado alumbró al lugar de donde provenían las voces y vio al matraz con patas y al raro, primero al raro y después a la pulga, lucían consternados por no decir enfermos, aunque la poca luz y el ojo no le ayudaban pero ellos eran los…pero lo que vio… hacía pero ¿Qué?.

La situación comenzaba a emocionarle y a la vez le daba una pésima espina, eso no quitaba el enorme interés que le generaba.
-Te había extrañado Eunice- susurró.

Pero bueno ¿me ha visto este pelafustán cara de qué? giré mi rostro unos segundos antes de clavar tanto la mirada como mi total atención en las escalinatas que me llevarían abajo. Refunfuñe o por lo menos, cualquiera daría a mis movimientos gesticulares ese nombre, más luego hable con una voz nítida, aunque totalmente ajena a mí: —En mis libros de Panini con figuras adhesivas se habla mucho de esto— murmuré justo después, de forma muy egoísta, solo para mí un "aprendiz"

Sin embargo, lejos de las "perlitas" que soltaba el bribón que ahora lleva mi cuerpo, la verdad es que la situación me sigue pareciendo sobremanera descabellada y aun cuando he tomado la postura de que esto es una alucinación proveniente de algún tipo de gas, por lo que no dude en buscar con mis ojos habilitados algún tipo de entrada con forma circular que sobresaliera de las esquinas o camufladas entre los muros, el no encontrar "nada" lo cual atribuyo a la escasa  luz, pero que sinceramente, consigue preocuparme.

Bajé escalón por escalón, tan meticulosamente como si estuviera calculando la velocidad mínima  por el peso, midiendo de esta forma la fuerza de impacto, es decir; que la madera no terminara cediendo y se resquebrajara conmigo sobre ella. El crujido era molesto e incluso llegaba a simular en ocasiones pequeños gritos femeninos. Esto se podría considerar paranoico para muchos, pero en mi caso, era solo una advertencia.

Mis ojos se desviaron entonces, atraídos como magnetos potentes por algo de movimiento, proveniente a la lejanía, un par de sombras que se mueven a tropezones.
Instintivamente busque mi arma, pero en este cuerpo solo encontré un costado totalmente desprovisto de hierro.

"Estúpido maniquí de torta" lo maldije entre dientes, acaso no sabe que la seguridad prima y que en estados unidos es constitucional llevar un arma para protección, pero no, este idiota de seguro llevará para defensa alguna mala palabra.

Patearía algo por la molestia, pero me puede la lógica y la suposición de que ataque justo el talón de Aquiles de la estructura y todo se vaya al demonio, encima de mi cabeza y yo amo mi cabeza para perderla tan fácilmente.

Rechiste, antes de que la escasa luz definiera a los zombis que se acercaban con dificultad hacia nosotros.

Entrecerré mis ojos y termine de bajar las escalinatas  para acercarme al resto del "jardín" y tomar prácticamente del brazo a mi contratista, con bastante fiereza, levantando mi voz e imponiéndome sobre él: —¡Tú y yo nos vamos ahora mismo de este lugar!—
Lo jale sin importarme sus movimientos extraños. Supuse que alejándonos del lugar y limpiando los pulmones de ese toxico gas, las cosas volverían a la normalidad.

Estaba equivocado y conocer dicha equivocación me frenaría antes de llegar a la puerta.

-Tsk… baja eso mierda- Espetó con el vocabulario de un caballero albañil. Logro divisar a dos sujetos, la altura y la singularidad morada de cada uno, pero no solo eso, a mi mente llegan como letras en rojo “Eunice” “Jardín” ¿Qué rayos? Uno piensa en jardines y el otro en su ex prostituta (?) Olvídenlo me largo, iré a comprarme una varita del olvido o no sé, con esta bola de cerebros en reposo, y yo sin mi cerebro y con Tyfani entrando cada que puede por la rajada de mi autocontrol, pero poco me puedo quedar pensando en lo miserable de la situación actual, antes de que me tomen por el brazo y me jalen contra de mi voluntad.
Saben lo más raro del asunto es que quien me toma violento es Cedric ¡Cedric! ¿Qué rayos le pasa a este anfipático?, además ¿Qué nos vamos? ¿Quién rayos se cree él para decirme cuando irme o cuando no? Al final de cuentas yo decido que hago y que no y me hago cargo de las consecuencias de cada uno de mis pasos, así como engloban las cicatrices de todo mi cuerpo, bueno… mi ex cuerpo. Con la fuerza del forcejeo logro zafarme y le miro mal.- Primero identifícate idiota ¿Quién eres? ¿El idiota físico o el maldito tuerto pervertido?- Clavo mis ojos nuevos almíbar en él, esperando la respuesta pronta y sin demora, pero gracias a la habilidad de esta nueva fisionomía logro saberla antes de que la pronuncie.
Retrocedo un paso y me sostengo las sienes entre mis dedos, esperando que el movimiento de las falanges me calme.


Doy una inspiración profunda y me levantó para ver a los 3 restantes en el área.- Estamos pero atrapados… ¿Escucharon la voz hace rato?-