Esperanzas rotas -libre-

Hizo lo posible por salir de la cárcel lo más rápido posible, no quería encontrarse con Takeshi bajo ningún concepto, su muñeca dolía y la mantenía contra su pecho, la venda nuevamente comenzaba a teñirse con su sangre y pensaba que quizá era probable que estuviese rota, el resto de su cuerpo dolía después de tanto forcejeo y golpes del otro... y su orgullo.... no podía decir que siguiera intacto y la mordida en su cuello... aun tenía sangre seca en el cuello de aquella herida, pero al menos no había terminado por completo con él, al menos había tenido la decencia de no violarlo, a pesar que aun podía sentir el resto de sus "besos y caricias" en su cuerpo, el solo recordarlo le hacía querer vomitar pero... tampoco había nada en su estomago para hacerlo.

Se tambaleó un poco por la calle viendo el lugar a su alrededor, no sabía donde estaba y eso aumentaba el temor que sentía por dentro, no quería que el otro volviera a encontrarlo, y tampoco quería encontrarse con alguien más que al verlo en ese estado decidiera aprovecharse de él de cualquier manera, al dar un par de pasos más tuvo que apoyarse en la pared de uno de los edificios para poder caminar, su visión era borrosa y sentía que estaba a punto de caer, así que se resbaló por la pared hasta quedar sentado en el piso, vio a su alrededor y no había nadie... ¿qué hora sería? era alrededor de la 1 cuando se había encontrado con Takeshi... después de eso pelearon, luego lo raptó y lo encerró.... ¿cuánto había durado ahí? sentía que habían sido días enteros... pero quizá fueron 2 o 3 horas solamente... la luz parecía corroborarlo eran casi las 5 de seguro... aun había luz, pero esta era cada vez más débil, cerró los ojos y con su mano buscó el celular, no tenía pila... no podía llamar a nadie... sentía hambre y aunque había desayunado en la mañana a estas alturas no era el hambre lo que en verdad lo ponía así, sino que su cuerpo estaba tan débil que no tenía manera de recuperarse, sintió el celular caer de sus manos, lo enfocó pero aunque quería no lo alcanzaba.

-soy un idiota...

Susurró para si mismo, cuanto estaba frente a él se había mostrado lo más valiente que pudo, quería enseñarle que no podría quebrarlo, pero ahora... lejos de él, se daba cuenta de que el otro lo había logrado, estaba destrozado por dentro y por fuera, quería ir a su casa, tumbarse en la cama y no volver a salir de ahí, quería correr a casa de sus tíos y refugiarse con ellos, pero en el fondo sabía que no podía hacerlo, no quería ser una carga para ellos, debía afrontar sus problemas solo... poco a poco y antes de poder hacer algo ya había perdido la conciencia.

A estas horas de la tarde, ya algunos bares comenzaban a abrir sus puertas no para comenzar a recibir a sus clientes habituales y atender oficialmente - aunque claro, un ebrio madrugador no se permitía un retraso ya se veía venir - sino para hacer la limpieza y registro de costumbre, al fin y al cabo un negocio, el negocio del olvido y del placer. Como un extrabajor de uno de los bares.. el pelirrojo caminaba por las calles a esa hora vacías, del barrio hostil en dirección a uno de los bares renombrados del la zona, iba pues a cobrar su ultimo cheque y sin contratiempos así lo hizo. Al ir de regreso, tomando un atajo para evitar toparse con algun borracho que le arruinara la tarde, cruzó enfrente de un callejón poco salubre, como no era raro ver ahí. Le pareció distinguir un pequeño bulto unos cuantos metros adentro, se detuvo para tratar de distinguir de qué se trataba, usualmente no prestaba atención a bultos extraños en lugares como ése, inmiscuirse en asuntos turbios no era algo que deseaba.. tomando en cuenta su viejo historiallo molestarían con preguntas absurdas y bueno.... lo mismo de siempre: basura.

Sin embargo, por alguna razon ese peculiar bulto de "quiensabequé" llamaba su atención de forma extraña. No acostumbraba a quedarse con na duda, y no era él mismo ahora por ignorar cosas, su trabajo consistía en gran parte en el arte de observar. Y una duda bastaba para mover al mundo. Así pues, sin dudarlo demasiado, se introdujo en el callejón con paso firme en direccion al bulto que con cada paso tomaba forma mas claramente.

A pesar de su rostro tranquilo, un rayo de sorpresa turbo por un instante su rostro al ver que ese bulto era una persona. No se preocupó en ver si se trataba de un chico o de una chica a pesar del atuendo enmarañado. Por la precaria situación de su aspecto temía lo peor

- ¿Estás bien? - con una mano sobre el hombro de la pobre victima y le sacudió con delicadeza para que despertara, se dio cuenta de que a pesar de su inconciencia respiraba y que a pesar de algunas heridas visibles no corria peligro de muerte, por lo que se abstuvo de llamar una ambulancia o algo así.. habría que ver la verdadera condición - este no es un buen lugar... ¿puedes levantarte? -

Sintió que alguien lo movía y entreabrió los ojos, la cabeza le daba vueltas, la voz sonaba distante pero como la de la mujer que lo había ayudado, solo agradecía que no fuera aquel loco, pero le había hecho una pregunta ¿cuál era? cierto, que si podía levantarse....

-creo que si...

Hizo un poco de esfuerzo en levantarse, y se sostuvo un poco del pelirrojo, aunque en cuanto se dio cuenta, lo soltó al instante, maldito Takeshi.... no todo mundo te golpea cuando lo tocas, no todo mundo está loco como aquel tipo... así que, entonces ¿porqué tenía tanto miedo de que así fuera?

-¿puedes... ayudarme? solo quiero ir a casa....

Y era cierto, no quería ir a un hospital, ahí harían preguntas sobre lo que pasó y finalmente llamarían a la policía y eso era justo lo que quería evitar, la policía, temía que aquel idiota apareciera y se desquitara por "delatarlo" además, parecía ser que nadie se oponía a él... daba miedo.

Cerró los ojos un momento de nuevo, otra vez tenía nauseas, su cabeza daba vueltas y parecía que fuera a vomitar en cualquier momento, pero tan solo comenzó a respirar lentamente tratando de que el sentimiento desapareciera, cosa que parecía imposible con los olores a su alrededor.

-solo quiero ir a casa....

Repitió casi para si mismo lo que desde hace horas había estado pensanso mientras estaba encerrado en aquella celda.

Suspiró. Al menos el chico estaba conciente aunque fuese parcialmente, le daba la impresión de que en cuanquier momento se desvanecería en sus brazos, asi de debil lo encontraba, su aspecto y todo lo que le rodeaba hacían de él un cuadro terrible. Las suplicas de éste lograron conmoverle, en verdad no era mas que un chiquillo asustado, cuyas defensas estaban rotas al igual que su vestido. Por suerte aun era temprano y las calles aun no estaban llenas -sino más bien vacias- de su público habitual, de no haber sido él, probablemente alguien menos amgable lo habría encontrado más tarde.

– Tranquilo... – puso su mano sobre la cabeza del chico – te llevaré a casa... aunque en realidad preferiría llevarte con un medico para que revise tus heridas... pero no te preocupes, sino quieres ir no te llevaré a la fuerza – a pesar de que si lo quería podría hacerlo... pero la expresion en el rostro del chico al mencionar aquello le decía que no lo hiciera, aunque en realidad le preocupaba esa herida viva que tenía en la muñeca, aquel vendaje mal hecho no servía de mucho, aun sangraba. Aunque no fuera médico sabía hacer curaciones... eso debía bastar, en cuanto llegaran seríalo primero que atendería o de lo contrario podría infectarse despues de estar ahi tirado...

Haciendo caso omiso al rechazo de su primer contacto, se acercó más al chiquillo y lotomó en sus brazos sin pedir permiso -como de costumbre- de otro modo sería casi imposible conducirlo hasta su auto sin contratiempos, pues era obvio que solo estar de pie para él era ahora una tarea dificil. Así entonces comenzó a caminar para salir de ese callejón sucio y oscuro.

– Por cierto, me llamo Quinn – se presentó para romper, si es que había, el halo de desconfianza hacía su persona - ¿cuál es tu nombre?

Se dejó tomar en brazos por el pelirrojo, no se opondria a ello, sabía que necesitaba su ayuda, y aunque no la quisiera tampoco era como si pudiera evitarlo, no tenía la fuerza necesaria para alejarlo, así que simplemente se dejó hacer, abrazandose debilmente al cuello del otro con el brazo que aun podía mover bien, el otro estaba muy lastimado por tanto forcejeo y jaloneo, y aunque lo correcto era ir a un hospital como decía Quinn no quería ir.

-Tooru... y... no quiero ir al hospital... no quiero que me encuentre...

Por un momento guardó silencio, no quería sentirse paranoico pero... que le decía que Quinn no era parte de aquellos policias corruptos que no habían hecho nada, o como el mismo Takeshi que le había dejado de esa manera, relamió sus labios un poco al sentirlos resecos por los nervios.

-Quinn... tu... ¿no eres policía, verdad?

La pregunta era directa a pesar de que el pelirrojo podía mentir y que ya le estaba ayudando no podía evitar el miedo latente en su pecho, se aferró un poco más a su cuerpo, como un animalillo asustado se aferra a la mano de su salvador, finalmente sintió como sus ojos se cerraban nuevamente al sentirse más calmado, no le había escuchado aun decir si era o no policía, pero se sentía seguro con él y aunque aun tenía consciencia estaba muy cansado.

- ¿Policía? … para nada... – rió por la comparación de la que era víctima, estaba tanto o más alejado de trabajar para el orden público que el sol de la tierra… sus roces con ese tipo de personas los prefería nulos - estoy muy lejos de serlo y no sabes cuánto me alegro de ello… en realidad soy escritor... – uno recién lanzado… con un futuro que prometía, el karma se mostraba generoso con él ahora… pero eso es otro asunto.

Lo que ahora le tenía ocupada la mente era no toparse con algún buscapleitos, algún ebrio escandaloso o la policía. Qué explicación podía darle a los azules si viéndolo con ese chico en brazos comenzaban a interrogarle… y sobre todo, el chico no quería toparse con ellos… ¿por qué razón? Quinn no podía imaginarlo siquiera… o mejor icho, podía en realidad imaginarse muchas cosas pero ninguna de las que pasaban por su mente lograban encajar con la necesidad o mejor dicho, con el miedo en los ojos del peli-azul… pero no se quedaría con la duda mucho tiempo.

- Tooru, ese es un nombre bonito... puedes estar tranquilo, ya te dije que por el momento no te llevaré al hospital ni con la policía… si después de revisar esas heridas considero que es necesario entonces no tendré alternativa - y hablaba en serio, al menos con lo del médico pues con la policia... aun tenía que averiguar, ahora que había aceptado ayudarle no podía dejarlo solo así, no era su costumbre abandonar a las personas y menos a un chico tan lindo con heridas punzantes… además no quería tener que ver con las sospechosas condiciones de la suerte de un niño desconocido en esos trapos…

- ahora solo preocúpate por decirme dónde está tu casa – el auto estaba a unos tres metros ya, estando en el auto, le preguntaría

A pesar de tener los ojos cerrados podía escucharlo claramente, después de todo no es como si hubiera perdido el conocimiento, ¿así que era un escritor? eso sonaba bien, sonaba.... divertido...

-que bien... un escritor...

Susurró bajito, mientras se dejaba llevar por el otro, sentía el suave vaivén de su cuerpo al ser cargado y era como estar siendo arrullado, escuchó lo que decía sobre su nombre y aunque quiso decir un "gracias" tan solo una débil sonrisa se asomó a sus labios, mientras escuchaba lo demás, sinceramente esperaba que a pesar de sentirse muy cansado y dolorido sus heridas no merecieran algo más allá de una curación y vendaje o quizá una compresa de hielo en el caso de los moretones.

Aunque ahora que le preguntaba por su casa estaba el problema, no estaba del todo seguro de como llegar, era nuevo en la ciudad y no estaba del todo familiarizado con las calles y lugares y no sabía si con decirle el nombre de la calle el otro pudiera llegar fácilmente, así que debería ir despierto en el camino guiándolo... pero primero debería llegar a un lugar que conocía.... como la plaza, pero aun de la plaza quedaba muy lejos... aunque también estaba el monumento de la ciudad... si, ya de ahí en adelante podría decirle como llegar al lugar.

-n...no estoy seguro, pero.... lleguemos primero al monumento de la ciudad... de ahí te guío....

Entreabrió los ojos un poco y vio que ya estaban frente a un auto, de seguro debía ser ese, y aunque en su mente se formó la idea de "al menos no es una moto" tan solo volvió a cerrar los ojos un momento.

Moviendo cuidadosamente la mano por entre las telas del vestido logró encontrar el bolcillo delantero de sus vaqueros donde tenía guardada la llave del auto, la sacó intentando no hacer movimientos bruscos y así la introdujo en la ranura, la alarma sonó una vez, se había olvidado de apagarla antes, pero en seguida corrijo su descuido y silencio la alarma. Por fortuna no había más al rededor que se pusiera los pantalones y renegara contra el pelirrojo, un pleito a lo tonto ahora era lo último que necesitaba.

- ¿Conoces el nombre de la calle?, será más fácil para ambos si me dices, así podrías descansar un poco mientras llegamos, conozco bien las calles, por eso no te preocupes.

Abrió la portezuela del vehículo un poco y luego completamente ayudándose de su pie. Nada que no hubiera hecho antes, así que las molestias eran mínimas como para que el menor se sintiera incomodo por ocupar las manos del mayor. Agachando su cabeza y en realidad la mitad de su cuerpo, se introdujo por el lado del conductor cargando aun al chico para después, pasarlo así al asiento del copiloto. Aunque pensándolo bien quizás habría sido mejor dar la vuelta para evitar alguna reacción como la anterior de rechazo hacia él por parte del peliazul al estar tan cerca, casi sobre de él. Se quitó pronto y se acomodo en su sitio haciendo ronronear al auto, se acomodo el cabello para que no estorbara la visión y ajusto los espejos, la rutina de costumbre. Espero a que el menor se abrochara el cinturón, lo primero en todo caso era salir de ahí... la plaza estaba en la zona oeste, y hablando de eso…

- ¿No crees que tu casa está un poco lejos de este lugar?.. ¿cómo fue que terminaste en ese callejón? Cuando, te encontré estabas inconsciente – no quería que sonara como un interrogatorio pero sí, lo era. Le miró por el espejo mientras echaba a andar el auto, como le había dicho se encamino a la plaza, aun en espera de recibir la dirección

Era cierto que sería mas sencillo si simplemente le decía el nombre de la calle, después de todo quizá conocía el lugar, así que así lo hizo, le dijo la dirección y unas cuantas señas de como llegar al lugar, tan solo en caso de que se llegara a quedar dormido un momento, además así no le causaría demasiadas molestias al pelirrojo, no más de las que ya le estaba causando, aunque bueno... como era de esperar la pregunta más incómoda terminó llegando.... ¿cómo terminó en ese callejón? no quería recordarlo... pero la verdad quizá necesitaba eso, desahogarse un poco de su situación... pero tampoco quería agobiar al otro con toda la historia de lo que le había pasado.

-digamos que... hice enojar a la persona equivocada...

Y prácticamente eso había sido, una cosa había llevado a la otra y lo que pensó que terminaría con tan solo un par de gritos y si acaso golpes... terminó en bueno... si, golpes, pero más de los que hubiera imaginado y con un maltrato psicologico mayor del que llegó a pensar que alguna vez pasaría.

-pero supongo que tuve suerte... tuvo la decencia de no violarme....

Susurró lo último casi para si mismo, en verdad, a pesr de todo, era lo único que podía rescatar de su situación, si le había hecho cosas que contaban como abuso sexual.. pero no lo había violado y eso era bueno.