¿Alguna vez imaginaste un lugar lejano, escondido del resto, un nuevo Eden particular... donde puedes ser quien, como y cuando quieras, donde no existan etiquetas, creencias, ni banderas? Vive y deja vivir, porque en Ciudad Esmeralda todo tiene lugar. |
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| Un break del trabajo [Priv. Mijail] | |
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Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Sáb Mar 17, 2012 2:10 pm | |
| Una silueta se vió reflejada en el espejo de tamaño completo situado en uno de los lugares menos concurridos de la alcaldía. "Esa persona" acomodó su corbata con aires de tranquilidad, es decir, sin tener apuro o mostrar signos de alguna molestia en específico. Así mismo se puso el saco color gris oxford que hacía juego con su pantalón y lo convertían en un traje impecable, limpísimo. Su calzado resonó por todo el lugar: desde los interiores de su oficina hasta la salida de la Alcaldía. Compartió un par de palabras con uno de los oficiales a cargo de la entrada, al cual le indicó que deseaba ver a su chofer ahora mismo ya que hoy tenía el plan de cumplir con su responsabilidad. El encargado asintió energético, como siempre, e hizo una llamada al chofer quien, minutos después apareció en el auto negro blindado en donde "esa persona" se adentraría sin hacer ningún tipo de comentario. El chofer miró por el retrovisor y se encontró con unas orbes mirándolo también. Un ligero estremecimiento por parte del chico (era joven, por supuesto) los terció. "Esa persona" no hizo gesto alguno, siempre inmutado, siempre al tanto de todo y de todos. Por fin se dignó a hablar, ya que, de no hacerlo, el chico no sabría a dónde tendrían que dirigirse-: Lléveme al Centro Comercial. -cerró sus ojos, perdiéndose en sí mismo durante unos segundos.- No necesito escuchar nada a excepción de la música que usted sabe, me relaja. -el chofer asintió sin decir ninguna palabra. Así le gustaba. Todo a su control, todo en perfecto órden. El auto negro blindado emprendió su rumbo entre tanto el único sonido que podía escuchar era el de una música de bellos artistas con un increíble talento. Probablemente estaban orgullosos de ser artistas, ya que tenían a un montón de seguidores que les amaban y los adoraban por llevarlos a un lugar que sólo los conocedores pueden comprender. Dejó que la MÚSICA le transportara por severos minutos a un mundo donde no había errores, donde era mera perfección. Un mundo utópico. Tal vez fueron 10 minutos los que hizo en todo su recorrido, 10 minutos en los que se perdió por completo dentro de su mente. Ahora estaba aún más tranquilo, más relajado. El auto se había detenido justo en la entrada del Centro comercial. Así que era hora de salir y encontrarse con su cita y atender el pendiente que tenían ambos. De nuevo, sólo habló para decir lo necesario-: Aguarda aquí. Estaciona el auto y espera a que yo te llame. -de nuevo el chico asintió, acatando las órdenes que le eran dadas. "Esa persona" salió del auto y de nuevo escuchó como su calzado resonó en el suelo. Caminó hacia la entrada en donde se habían quedado de ver (según tenía entendido). No cruzó la puerta, si no mas bien se quedó allí, aguardando a su llegada. Entre tanto vió como el auto que se había acomendado a traerlo se retiraba, buscando un lugar en el estacionamiento. Un montón de gente pasó cerca suyo, por lo que los saludo con total cortesía. Algunos se sorprendían de ver allí, en ese preciso lugar , al Alcalde de la Ciudad. Porque "esa persona" era nada más y nada menos que Wolfgang Regendorf. | |
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| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Miér Mar 28, 2012 8:42 pm | |
| El reloj marcaba la hora convenida y Mijail estaba al tanto de ello. Desde que sus ojos se habían abierto en la mañana, se dirigían constantemente al reloj, hoy era el dia... y el chico estaba retrasado... Corriendo en direccion al centro comercial -el lugar elegido para el encuentro- aun con el cabello humedo,intentaba no enredarse con sus pensamientos y concentrarse en el camino para no desviarse, lo unico que podía empeorar la situación era perderse y no podía permitirselo. La desconocida personalidad de su “cita” le inquietaba.Ya que ese había sido el lugar elegido para encontrarse, el chico había optado por vestirse un tanto más informal, con unos oantaloncillos de color marron y una camisa de manga corta encolor hueso...
No podía creer que justo ese día estuviera llegando tarde, y menos cuando tenía un compromiso que cumplir... la incertidumbre le ponía nervioso, no sabía si iba rápido o lento y había dejado de mirar el reloj. No podía dejar de preguntarse cómo sería aquella persona, lo conocía solo de vista, era lafigura publica mas destacada de la ciudad, por supuesto, sabía el importante rol que dicho hombre tenía, era pues nada menos que el alcade de la ciudad... pero no iban a verse para tratar ese tipo de negocios, nada de administración ni peticiones... a decir verdad, desconocía exactamente cómo serían utilisados sus 'servicios'.
Nada ganaba con imaginarlo, el chico se detuvo cuando por fin vio el centro comercial enfrente suyo.. respiró profundamente para intentar que sus latidos volvieran a un ritmo regular.... Antes de aproximarse, miró alrededor para localizar al mencionado, lo cual no fue muy dificil, entre el movimiento de ir y venir de las personas reconoció el cabello cenizo del alcalde, que desde la primera vez le habia llamado la atención, apesar de no conocerle en persona pudo reconocerlo con facilidad... Ahí estaba, no podía ser otra persona. Caminó en su direccion, hasta estar a un par de metros de distancia y para hacerse notar por fin, se dirigió al alcalde lo más seguro posible.
- B-buen día, señor.. - dijo haciendo una breve reverencía de cortesia, sus mejillas estaban notablemente sonrojadas y su respiración era agitada todo gracias al esfuerzo físico - S-soy.. Mijail von Leysin... lamento mucho haberlo hecho esperar... – esperaba no haber causado tan mala impresion, permaneció relativamente tranquilo aguardando la reaccion de su interlocutor
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| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Dom Abr 01, 2012 5:25 pm | |
| Su momento de calma se vió interrumpido por un chico de estatura baja que venía vestido con pantaloncillos y una camisa de color hueso perlado. Aparecía ante sí, haciendo una pequeña reverencia probablemente demostrando su respeto y cortesía para con su persona. Se encontraba algo agitado y con su rostro teñido de un color particularmente rojizo, todo por su esfuerzo. Eso dedujo. Apenas unos segundos después de haber dado un "buen día" se presenta, pongámoslo así, de una manera formal y seguido, se disculpa por su retraso.
Hizo un movimiento con su cabeza, aceptando su disculpa pero no queriendo adentrarse a la razón de éste comportamiento. Pese a que su humor era casi intocable (es decir, nadie lo hacía enfadar) supuso que sería mejor no indagar en las razones de su retraso.
-Joven Mijail. -habló con respeto hacia su acompañante durante el tiempo que restaba- Apoyado en sus palabras, de igual manera me presento. Soy Wolfgang Regendorf, Alcalde de Ciudad Esmeralda. -se deshizo de su postura recta y pulcra para poder estirar su mano, y posteriormente estrecharla con la del joven en cuestión- Es un gusto conocerlo en persona.
Por supuesto que esa persona estaba al tanto de su vida y de su situación. Cierta característica que poseía era que estuviera consciente de qué tipo de personas habitaban su Ciudad, conocer qué tipo de cosas habían hecho y deshecho era su trabajo. No por nada estaba todo en orden, según confiaba plenamente. Así que no tendría porqué detenerme a explicar éste hecho.
Después de estrechar la mano del joven, con cierta presión, demostrando su seguridad y su dureza en tan simple acto, se dió media vuelta y dejó que las puertas de la plaza se abrieran para ambos en más de un sentido. No dijo nada, pero esperaba que el chico le siguiera, después de todo, deberán recordar que ésta persona sólo habla cuando es sumamente necesario; además supuso que el hecho estaba implícito.
Las luces de cada local dentro del Centro Comercial brilllaron ante sus ojos. Algunos dueños de éstos reconocían al Alcalde con sólo verlo, y al instante agachaban sus cabezas en un tipo de reverencia, por simple respeto. Algunos otros, se emocionaban y saludaban a ésta persona, así mismo, le agradecían por dejarlos trabajar allí y por no dejarlos a la deriva. Se podría decir que el Alcalde no sólo era su "jefe" de alguna manera, sino que preocupado por sus Ciudadanos, también atendía sus quejas y escuchaba sus preocupaciones. Es por eso que su trabajo no era muy fácil que digamos.
De cualquier forma, hoy tenía pensado que sería diferente. Sí. Ésta situación era un poco diferente. La hizo saber al joven-: Joven Mijail, cumpliré mi parte del trato. Siéntase con la libertad de pasear a mi lado y de tomarme simplemente como una persona más. ¿De acuerdo? -esa era su más simple petición. | |
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| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Lun Abr 09, 2012 12:23 am | |
| Aunque bien conocia el titulo que hostentaba aquella persona, el hecho de escucharlo de manera tan formalmente de sus labios le causó una extraña sensación, a pesar de lo acostumbrado que estaba -pero no por eso parecianle agradables- a situaciones formales.. le pareció que estaba algo disgustado con su pequeño retardo.. pero la ausencia de expresiones en su rostro solo contribuía a acrecentar sus dudas...
- Mucho... gusto.. - correspondió el saludo, la seguridad y firmeza con las que éste había sido expresado, hiso ver al chico lo que ya esperaba de un hombre de tan importante talla... y no habría esperado nada menos que eso. Incluso le recordó a los hombres con los que su padre estaba acostumbrado tratar...
Sin mecionar palabra alguna, el alcalde comenzó a andar hacia adentro del centro comercial, sin esperar más Misha le siguió de cerca, ver las reacciones que muchos de los dueños de los locales tenian para con el jefe de la ciudad, era una mirada que reconocía, podía muy bien compararla con la de los subordinados de Leon... hasta ahí todo bien... hasta que al encontrarse él en medio del camppo visual entre el alcalde y los ciudadanos.. se sentíó a si mismo blanco de algunas miradas.. provocando el regreso de su nerviosismo... porque.. ¿qué es lo que hacia un chico como él paseandose junto al alcalde?.. podía leer el el rostro de algunas personas. Sus pensamientos se interrumpieron con la voz inconfundible del alcalde.
Mirando las reacciones de la gente pensó en voz alta: - ¿Tomarlo como una persona más?.... Con tanta atención por aqui eso será un poco dificil... - dirigió s mirada de cierto modo inquisidora en el hombre que tenia delante de sí... habia algo que no le parecía del todo.. y no era en relación al aspecto del hombre en cuestion, no... era más bien algo en lo que había dicho... Eso de “pasear a mi lado” le hacia sentirse comparado con un cachorro -no es que no le hubiesen hecho ya esa compracion antes.. - y por lo mismo subestimado... no tardó en hacer notar su inconformidad ante aquel personaje.. aunque se tratase del mismisimo jefe
-... Solo pasear junto a usted?... como una especie de.. dama de compañia?... Bueno,.. el 'contrato' no especificaba nada.. asi que no estoy argumentando el cómo cumpla con su parte... pero... - se encogió de hombros.. - sería más agradable --para ambos-- si usted tambien se tomara a sí mismo como una persona más – señaló con el indice su propia frente frunciendo en el ceño para explicar lo siguiente - ..sería bueno empezando por esa expresión tan intimidante... Cuenado cayó en cuenta de lo directo y confianzudo que se había comportado.. se sonrojó totalmente y retrocedió un paso, optando por desviar ligeramente la mirada al no poder sostenerla frente al alcalde mucho más tiempo ...
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| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Mar Abr 10, 2012 1:12 pm | |
| Ésta persona sencillamente estaba increíblemente acostumbrado al lujo de ser observado por las demás personas como alguien que jamás cometía errores o que siquiera se atrevía a llevar actos abruptos en frente de alguien más, demostrando su enfado, frustración o molestia. Es por eso mismo que no dio partido a que su acompañante de menor ahora estaba incómodo, incluso uno podría decir que se hallaba molesto de ser llamado para estar en su compañía, todo por un juego que sus subordinados habían propuesto, y el cual, por ende había ganado.
Detuvo su andar cuando escuchó su primer comentario. Se giró al instante, mas no apresuradamente, para verle y prestarle total atención. Pudo jurar que vio chispas salir de las orbes del chico menor. Estaba inconforme y su mirada mostraba eso y un par de cosas más.
Como buen caballero que era, esperó a que terminara de hablar, emitiendo su queja con palabras y haciéndoselas llegar de manera directa y clara. Cerró ambos ojos, sopesando sus palabras y al mismo tiempo intentando contestarle de una manera correcta. Y joder, es que el hombre era hasta cierto punto como una roca, pues nada lo hacía enfadarse o sonreír, o mostrarse gustoso o decepcionado. Las emociones sencillamente resbalaban por su rostro haciéndolo quedar como el hombre inmutable.
Cuando volvió a abrir los ojos (pese a que sólo mostraba uno) pudo darse cuenta del obvio sonrojo que su joven acompañante lucía por todo el rostro; lo creyó encantador al instante. Pese a esto, el que no lo mirara directo, como anteriormente, era en cierta forma bastante grosero de su parte. El tono grave atribuido a su edad provino de sus labios, comunicándole que-: Soy una persona, joven Mijail. –hizo un mohín, señalando con gracia su propio rostro- Mis rasgos y mi carácter no me permiten demostrar emociones que usted sí puede y que notoriamente lo hacen verse encantador. –su mano regresó a un costado suyo, dio un paso hacia enfrente, acercándose al chico en cuestión; agregó un poco más a su pequeño discurso-: Y usted no es mi dama de compañía. Por lo que pido de la manera más atenta que no se vea a sí mismo de esa forma. –un pequeño suspiro salió de sus labios. Y es que se daba cuenta de que probablemente su presencia era muy difícil de ocultar debido a su tremendo cargo para con el lugar.- Si a usted le parece agradable, intentaré mostrarme un poco “más cálido”. -esa era su propuesta a fin de cuentas.
Esta era una petición bastante difícil de acatar. Pero… de cualquier forma, no pensaba ser un mal anfitrión. | |
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| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Mar Abr 17, 2012 2:01 am | |
| El rubio casi podía sentir el azote de lo que hasta cierto momento pensó que sería la respuesta que saldría de la boca del hombre... ya que Misha habia sido no moy cotés, pero dicho presentimiento estaba equivocado para su alivio.
Se encogió de hombros al escuchar lo que el Alcalde le daba por respuesta su algo inocente pregunta... por supuesto que era una persona. Levantó su mirada en direccion nuevamente al rostro del hombre a tiempo para ver el ademán que utilizaba para ilustrar su comentario. El sonrojo en su rostro se nego entonces a desaparecer pero esta vez mostraba una autentica sonrisa en su rostro.. cierto era que el 'jefe' tenía unos fueres rasgos que era difícil imaginar distorsionados en una expresión de euforia o dolor abrumador... pero como él mismo había dicho, era solo una persona, no?...... Aunque Misha no dejaba de sentirse algo torpe, lo cual era comprensible ya que estar con una persona 'extraña' y al mismo tiempo públicamente muy bien reconocida, era un poco extraño.
En cuanto al resto de su discurso, el chico no pudo menos que asentir repetidas veces un poco apenado.
Sus razones eran probablemente guardar su buena imagen estando un lugar público y no 'descuidar' a su 'compañero', por decirlo de algun modo... la verdad no importaba mucho... el paseo apenas comenzaba y al menos tenía la priomesa de que sería una día interesante, en cuanto a los atentos ciudadanos, bueno, tenía que resignarse a ello, llamar la atención no era algo que le gustara mucho pero no era peor que las veladas en compañia de las amigas de la abuela... comparandolo con eso, se sentía más tranquilo.
- L-lo siento.... Trataré de no causar problemas... – jugueteó con su cabello, enredando un mechón en su dedo indice por un par de segundos y prosiguió a colocarse a su lado - .. p-puedo.. puedo preguntar a qué sitió iremos primero..? - se aventuró a interrogarle una vez más y es que el centro comercial era lo suficientemente grande para perderse él solo -sabiendo lo malo que era para hubicarse- ... con tantos pasillos y aparadores... enfocó su mirada purpúrea en el rostro del Alcalde con cierto aire de curiosidad e impaciencia, el tiempo no espera por nadie, podía verse escrito en ellos. |
| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Sáb Abr 21, 2012 12:44 pm | |
| – Descuide. No hay problema alguno. –quiso asegurarle ante su disculpa, por vamos, el chico no había hecho sino expresarse ¿no? El hombre simplemente no veía ningún indicio o mejor dicho, no tenía ninguna razón para verse molesto. Además, había sido honesto con sus palabras, ya que, a pesar de que no conocía mucho a su joven acompañante, durante esos segundos, sus rasgos, su manera de actuar, incluso sus palabras dirigidas a su persona, habían resultado bastante encantadores. Pero no nos detengamos mucho aquí, ya que éste “hombre inmutable” tiene sus conceptos bastante retorcidos para una mente normal. En resumidas cuentas, él ve equilibrio en todo, así mismo, tiene la fuerte convicción de que hasta el ladrón más inmundo tiene un lugar en la ciudad, quizá en el mismo puesto que el artista más conocido. Así de retorcido está, por lo que le pido, amable lector, no juzgue al hombre antes de conocer sus razones o una parte de ellas. En fin, una vez que el joven se situó a su lado, asintió ligeramente. Mientras tanto, iniciaba su andar de nuevo, intentando buscar mentalmente algún lugar que fuera lo suficientemente bueno para entretenerlos a ambos (la premisa estaba implícita). – Y dígame, joven Mijail, ¿cómo ha estado? –creyó que era conveniente iniciar una pequeña plática, para hacer más ameno el camino entre los pasillos grandísimos y engañosamente interminables por los que andaban. Al mismo tiempo, esperaba la respuesta de su acompañante, no se olviden que para él es de suma importancia esta salida. Fijó su vista en un local del lado izquierdo del inacabable pasillo del primer piso (en donde se situaban). Hizo que su caminar fuese un poco más lento, para que de alguna forma el joven se diera cuenta de su interés en el establecimiento y es que vamos, al ser una persona con bastante edad, por supuesto que era llamativo (por alguna razón que nadie realmente sabe hasta que no tiene ESA edad) para el mayor un montón de muebles de maderas hermosas con diseños que hacen pensar que el artista y creador de ello tuvo que meterse “algo” para dar a conocer al mundo tales innovaciones. Pero ¡ah! Lo hermoso no estaba allí tal cual, sino que estaban combinados con una tecnología de punta. Volvió a hacer un ademán, señalando con gracia un apartado, donde uno podía visualizar una cocina increíblemente hermosa. Y sin poder evitarlo, hizo un comentario al respecto-: Realmente es algo ¿no lo cree? –miró por escasos segundos al chico en cuestión y se preguntó si era algo anticuado detenerse a ver algo de esa índole. ¿Acaso era un viejo sin nada importante o interesante qué decir y hacer? …Probablemente. - Spoiler:
Lo que Wolfgang vió fue ésto:
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| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Mar Jun 05, 2012 10:14 pm | |
| Le tranquilizó saber que no había causado ninguna incomodidad respecto a su inocente y descuidado comentario. Haciendo esto a un lado, se ocupó de mirar alrededor para intentar encontrar algo interesante que ver o hacer. Antes de que su mirada se topara con algo interesante escucho la voz del mayor preguntarle cómo estaba. Aunque se tratase de una pregunta quizás de mera cortesía.. se detuvo a pensarlo detenidamente… desde que estaba en la ciudad no se lo había preguntado, La dirección en la que continuaban caminando pronto le dejó ver el lugar al que irían...
– B-bueno, supongo que estoy bien, es un lindo lugar y a pesar de un encuentro no muy agradable… las personas en general parecen ser muy amables, aunque…. aunque.. – desvió la mirada al primer establecimiento que se cruzó en su campo de visión, se lo pensó un poco más antes de continuar, los sentimientos de un chico no tenían por qué serle de interés al jefe de la ciudad y aunque no se le había preguntado, quiso desahogarse – es una ciudad muy grande.. y he llegado a sentirme muy solo, no conozco a muchas personas por aquí… creo que tengo un serio problema para socializar - esbozó una sonrisa pasajera. no ahondó más sobre el tema.
Llegados al lugar, vio lo que el mayor señalaba en el interior del establecimiento, era una lujosa cocina muy bien equipada. El modelo no solo poseía líneas impecables en su diseño y los colores no eran lo único que le hacía sobresalir entre los otros modelos igualmente excéntricos y lujosos.
– ¡Vaya!... – se acercó un poco más al aparador, una breve descripción de los componentes tecnológicos que la integraban estaba a la vista – nunca había visto una cocina tan bien equipada con lo último de la tecnología.. es difícil creer que se necesiten tantas cosas para lograr hacer algo delicioso – hiso una pausa – …en casa el estilo no es tan moderno, creo que predomina mas lo clásico.. creo que en la cocina de Olga no hay tanta tecnología como en esta, pero supongo que tampoco no esta tan mal… tiene justo lo necesario para dar grandes banquetes y pequeñas comidas que aun conservan un sabor... especial– sus ojos se cerraron acto-reflejo al describir aquel lugar. En ese momento, se preguntó porque ese tipo de cosas le llamaban la atención al alcalde
- ¿Acaso usted sabe cocinar?
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| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Jue Ago 02, 2012 8:47 pm | |
| El joven llamó su atención irremediablemente. Sus palabras salían de forma melodiosa, como si fuesen las notas tocadas por alguien agraciado frente al piano. Pero quizá el joven no se daba cuenta de esto, además de que era un secreto que se guardaría para él mismo. Había cierto encanto en todas las personas, sobre todo en aquellas que vienen de familias con una economía bueno… excesiva. Sin duda el joven Mijail era uno de ellos, y aunque al parecer era rebelde y listo, estaba seguro de que también podría comportarse como todo un adulto en una sociedad corrompida por adultos ambiciosos de dinero y de poder. –¿En serio? Jamás pensé que un chico como usted tuviese problemas para socializar. –se percató de su pequeña sonrisa y por una milésima de segundo tuvo el deseo de corresponderle el gesto con una mueca parecida. Pero el tiempo había pasado demasiado rápido, ya era muy tarde para eso.
Durante unos segundos agachó su rostro y leyó las especificaciones de la “cocina” en muestra. No tardó ni un minuto en hacerlo. Se veía eficiente pero realmente no lo era. Simplemente eran un montón de adornos reunidos de forma estratégica para que uno se asombre, ya que, la mayoría de los humanos (por un momento se incluyó) tienden a ser más visuales, en especial los hombres, y jóvenes. –Me supongo que la señorita Olga, de la que usted habla es alguien cercano a usted ¿o me equivoco? –hizo una pequeña pausa. Cerró los ojos y suspiró levemente mientras recordaba algo de forma nítida, “como si hubiera sido ayer”. –Concuerdo con usted. Las comidas deberían de ser hechas por madres tiernas y amables en una cocina, mientras el esposo le ayuda y los hijos se divierten teniendo una conversación agradable. –hubo cierta nostalgia en su tono. Definitivamente extrañaba ver a su familia pero tenía una ciudad la cual atender, por eso, se veía obligado a eliminar ese tipo de sentimientos de su mente para seguir con el negocio, y por ende, mantener todo bajo un control asombroso, difícil de creer.
Regresó a la realidad abriendo los ojos y abrazando a su presente. Se giró y continuó caminando, invitándolo de forma implícita. –No. Y de hecho, ahora que lo pienso jamás lo he intentado. –se soltó un poco, relajó los brazos y éstos se movieron suavemente a sus costados. –Aunque sí sé un poco de cocina ¿eso cuenta? –el hombre frío, duro e inmutable por fin se “abría” al mundo que el joven Mijail le ofrecía. Consciente de esto y más (como el hecho de que ahora estaba hablando como nunca, se sentía un perico, ya que usualmente sólo dirige la palabra cuando lo cree realmente necesario; o como el hecho de fijarse en artículos que jamás lo invitarían a ser vistos por él). –Pero cuénteme más de usted, joven Mijail. ¿Qué le gustaría compartir con un hombre viejo y reservado como yo?
[Disculpa la tardanza Dx pensé que todavía no lo habías respondido ;w; pero recién chequé Dx y era yo quieni te debía post uwu gomen, en verdad lo siento ;w; pero aquí ya está ^^ espero podamos seguir roleando ] | |
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| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Mar Ago 07, 2012 2:38 pm | |
| Se encogió de hombros irremediablemente, ser poco sociable era algo que deseaba cambiar, cosa que se le dificultaba mucho considerando que paso mucho tiempo rehuyendo del trato de las personas, incluso de aquellas a las que en un momento ya apreciaba, sin mencionar que las únicas personas con las que solía convivir eran los subordinados de su padre, sus tutores y la familia de su madre y así se lo hiso saber: - ...bueno, yo no... no sé muy bien como se supone que deba reaccionar ante ciertas personas o ciertas circunstancias y tiendo a meter la pata… - mas que ser un chico tímido, su problema era decir cosas que no debía por no pensar sus palabras con anterioridad.
Dio por terminada su primera intervención y al escuchar sobre lo que era Olga asintió con un poco de efusividad, recordar a la “familia” le traía un cálido sentimiento difícil de explicar para él – De hecho.., Olga es la persona que se encarga de los alimentos en casa, aunque más que una simple cocinera ha pasado a ser como una madre para todos los “hermanos”, tiene la cualidad de ser una mujer estricta y a la vez cariñosa… le aprecio mucho, además – sonrió pícaramente – siempre cocina mis platillos preferidos … aunque nada se compara con la comida de mi abuela.. – su rostro a ese momento sonriente se tornó sombrío de pronto y ocultó la mirada, antecedido de un breve silencio continuo hablando con aquella aura : - … no sé sobre madres tiernas, cariñosas o amables… de hecho, no puedo decir que sé cómo es una verdadera relación entre una madre y un hijo… p-pero no me hiso ninguna falta.. – suspiró, sabía que esto ultimo no era del todo cierto, a pesar de las atenciones que recibía, algo le habia faltado - …pero, eso ya no importa ahora… además siempre tuve conmigo el cariño de mi padre y mi hermano – miro con detenimiento al hombre con el que estaba hablando…
- A decir verdad… usted me recuerda un poco a él.. Padre es un hombre honorable que inspira respeto, todos sus subordinados le son totalmente fieles... hace su trabajo a pesar de lo desagradable que pueda llegar a ser pero es compasivo y aunque su trabajo le demanda demasiado tiempo y esfuerzo siempre tiene ese aire estoico que agrada a cualquiera. Y sobre todo, a pesar de su seriedad y delo duro o inexpresivo que pueda ser, en realidad es una persona cálida y humana… mi hermano y él son lo mas importante para mi… - quizás era por aquella pequeña semejanza que el rubio habia encontrado de repente la confinza para soltar la lengua de aquella manera, a pesar de no ser alentado a ello. Sin quererlo, se dejó llevar por sus palabras y había dicho más de lo nunca le había dicho a alguien...
Cuando se dio cuenta de esto, se apresuró a cambiar el tema un poco avergonzado, sonrojandose hasta las orejas, lo notó ya que podía sentir su rostro caliente. Mirando a todos lados en busca de algun lugar al que pudieran ir o que al menos les distrajera unos minutos se apresuró a caminar al mas cercano. Una elegante dulcería, que mostraba en el aparador unos exquisitos pasteles. Jaló del borde de la manga del saco al caballero que estaba a su lado para indicarle que cambiara de dirección.
- E-e-es bueno saber aunque sea u-un poco sobre cocina..Ese tipo de cosas no se me dan a mi...- dijo aun algo nervioso, se acercó al aparador para disimular - la ultima vez que intente hacer algo lindo por alguien quise cocinar algo delicioso pero... uhm.. no.. no salió muy bien... guau estos pasteles lucen muy bien
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| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Lun Ago 13, 2012 9:36 pm | |
| Siendo sinceros con el público presente, tampoco era como que éste hombre inmutable fuese muy social por cuenta propia, más bien lo era porque estaba proclamado como su deber. Debía tratar con todas las personas, “desde la pequeña hormiga, hasta el veloz antílope” había resonado en su cabeza una vez más esa línea de la adaptación animada de una obra de Shakespeare. Así era su vida, su rutina, y sin hablar con queja, se había adaptado perfectamente a ella.
Sin embargo, eran estas pequeñas cosas, las que lo movían y las que mantenía presente en su mente durante varios días.
Jamás imaginó que por su mente pasarían un montón de escenas y personas, caminando rápido o lento, dirigiéndose a sus citas o bien encontrándose con ellas. Toda la sociedad era un conjunto de seres parecidos o iguales que se desenvolvían a tal grado que compaginaban unos con otros. Sí. Tanto se construían relaciones como se consumaban actos pasionales; de la misma forma, se rompían eslabones y otros cuantos le daban su último adiós a sus seres queridos tirando ese puño de tierra en sus ataúdes.
Equilibrio. Eso era.
El hombre mayor escuchó las palabras fluidas del chico. Pudo imaginarse con cierta habilidad a la chica llamaba Olga, preparando la comida de su hogar mientras cuidaba a esos “hermanos” que el joven Mijail había citado también. Incluso, pudo escuchar claramente los regaños que les daba, así como las muestras de cariño que les regalaba. Oh. Pero es de pronto que el chico cambia la expresión sonriente de su rostro hermoso por una que se vuelve sombría, llámese misteriosa para unos cuantos. Entonces, y con completa educación, habló cuando hizo una pausa, expresando su opinión. –De cualquier forma, sea una familia pequeña o una grande, nadie nunca va a estar solo. –giró su vista y asintió ligeramente, pidiendo que confiara en sus palabras con este simple gesto. –Todos, incluso los hombres que despachan a la gente por dinero, tienen sus seres queridos. –pasó sus manos detrás de su espalda de una forma elegante, sin emitir sonido al hacerlo. –Así que me alegro de que no le haya hecho falta ese cariño. Eso demuestra que usted es un joven de fuerte convicción. –agregó.
Ah. Pero entonces decide sumar a su comentario algo que sencillamente lo sintió como un completo y total halago. El joven Mijail hacía una comparación entre su Padre y el Hombre Inmutable. Confesaba, de forma fluida y sin pensar en el peso que llevaban sus palabras (admirable), que inspiraba respeto entre sus subordinados al igual que su padre, y, que incluso ese hombre con el mismo apellido con el joven podía ser compasivo al mismo tiempo que tener ese porte hermoso, elegante, estoico. Y, que por ende, la cara dura y seria también ocultaba su interior lleno de calidez humana. Ah. Qué terrible. Qué hermosamente terrible.
Asintió de nuevo, aceptando sus palabras, sus elogios, y sobre todo sus confesiones. De alguna forma u otra estaba consciente de que justamente hoy era una nueva experiencia para ambos pues se abrían frente a una persona completamente desconocida, es decir, se exponían a ser juzgados y aún así, esperaban no serlo. La premisa era “ser como eres, sin temor de las represalias”.
De pronto, sintió como el borde de la manga de su saco fue jalado un par de veces, indicándole con movimientos y no con señas que deseaba ir a ese lugar, sí, ese en especial (una dulcería). Las comisuras de sus labios se curvearon y sonrió tenuemente cuando reparó en el hecho. Pero no fue eso lo sorprendente, si no el ingenuo tartamudeo del menor que, inigualablemente, guardaba un tono de vergüenza. Quizá también él también había reparado en el hecho, pero a diferencia suya, él había sentido el bochorno. Qué lindo, qué ingenuo, qué bello era este joven. –Bueno, ciertamente nadie nace sabiendo cómo cocinar. –miró los pasteles y admiró sus decoraciones por unos instantes. ¿Cuánta gente había dedicado su vida a los placeres culinarios? Era todo un arte. –¿Desea probarlo? Podemos comprar un par de rebanadas si así lo gusta. –lo invitó con sencillez. Por supuesto utilizaría su dinero para pagar todo esto pues, de cualquier forma, ésta era una cita para el menor y él mismo. | |
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| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Dom Sep 02, 2012 11:06 pm | |
| Las palabras del hombre que estaba a su lado, cayeron como un bálsamo sobre él… decía verdad, meditaba cada palabra y pudo comprender el significado de ellas… todos sin excepción tienen a alguien por quien darían sus vidas sin pensarlo dos veces, eso es lo que significa ser humano. No pudo arrepentirse de haberse expresado como lo había hecho. Se estremeció. Por muy irreal que pareciera, estaba contento de haber podido expresar lo que no creía que podría decir algún día en algo como una “simple charla”. Aunque al mismo tiempo sintiera que recibía demasiado crédito al ser llamado un joven de fuerte convicción y sin embargo eso había despertado algo en él… aunque no sabía exactamente qué era. Sin más, sonrió cálidamente a aquel hombre aparentemente inmutable que a pesar de tener en frente a un crío tenia la amabilidad de hablarle como a cualquier otra persona sin importar de quien se tratara.
La idea de probar uno de aquellos deliciosos pastelillos le parecía maravillosa ya que le encantaba comer ese tipo de golosinas… aunque de todos ellos prefería sin lugar a duda el wonton de la abuela. Sin embargo no tenia deseos de hacer algo que solo le complaciera él, quería hacer algo para compartir, algo que ambos disfrutaran hacer… que caso tenia haber salido de casa si de todos iba a ser igualmente consentido, al menos eso es lo que sentía en ese momento y habló en consecuencia
- Uhm... ¿está bien para usted comer este tipo de cosas?... no hay muchas personas que gusten de los sabores muy dulces… – en ese momento se le había ocurrido una buena idea, creyó que así podrían divertirse o al menos entretenerse los dos – yo... preferiría que usted escogiera un mejor lugar, vayamos a su lugar preferido… quisiera probar hacer algo que a usted le guste – ya fuese un lugar para ir a comer, pues la hora era adecuada o algo más que fuese del interés y gusto del honorable alcalde. Dejo que pensara un rato en ello.
Mientras tanto varias ideas revoloteaban en la mente del chico tenia curiosidad y deseaba conocer un poco más a aquella persona que ciertamente comenzaba a agradarle. Se sentía cómodo al hablar y eso era algo extraño, con la única persona que podía hacerlo era su hermano, ni siquiera con León. Miro la mano izquierda del alcalde pero no pudo distinguir nada. No quiso quedarse, pues, con dicha inquietud y vaya que los dioses saben que cuando al chico se le mete algo en cabeza no descansa hasta sacarlo.
-… ¿Es usted casado o tiene hijos, señor Alcalde?.. – preguntó en un tono agradable que no llevaba más intención que la de acercarse al menos un poco a esta persona, un acto verdaderamente inconsciente, del cual tuvo consciencia poco tiempo después de haber dicho la última palabra – ah.. bueno, no tiene que responder si no lo desea… fue una pregunta.. algo tonta – siendo la figura pública número uno, ese tipo de información debían ser ningún secreto y aun así Mijaíl no tenía conocimiento de ella pero sobre todo supuso que era una pregunta un poco incomoda
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| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Sáb Oct 06, 2012 12:53 pm | |
| La sonrisa del joven conmovió su corazón de piedra. Era tan cálida que podía sentirla, casi se puso allí, a recordar uno de tantos momentos con sus personas queridas, con su familia. El deber y el honor quedaban de lado cuando se trataba de su familia. Sí. Cualquiera lucharía por ellos si se viesen envueltos en algún problema, por mínimo que fuera. Él era de esos padres fríos y reacios que no mostraban mucho de sí mismos de forma física, sin embargo, eso no lo eximía de sentir todo aquello. El proteger a tus seres queridos con tu propia vida simplemente habla del hombre noble que llevas dentro, del hombre humano, del hombre que siente y ama.
El hombre Inmutable miró un par de segundos los aperitivos y postres que detrás del aparador se mostraban, para después dirigirle una mirada hacia su acompañante de edad más joven que no hacía más que tenerlo fascinado con sus movimientos y palabras tan fluidas; de momento le parecía tan inocente que incluso podría agregar era algo desconcertante. Jamás había tratado con alguien de tal índole; jamás. Todos sus ciudadanos lo trataban con demasiado respeto, no sólo porque era el Alcalde, sino porque el hombre en sí imponía esa reacción. –No suelo comer ese tipo de postres, ciertamente. –se sinceró. –Pero… pienso que deben de tener algo especial para que usted se haya detenido con tanta emoción, a verlos. –volteó a verlo y asintió levemente, en un acto que parecía tan poco común en él como todo el recorrido en general. Era algo nuevo; y lo nuevo siempre es excitante. –Compremos un par ¿le parece?
Dio un par de pasos, acercándose a la entrada de la tienda. Acostumbrado a ello, vio como los chicos detrás del aparador se sorprendían y se tensaban para después saludarlo con propiedad. El hombre concedió todo aquello como una rutina que era en lo absoluto agradable. –Mi acompañante desea un par de pastelillos, que están en el aparador. –le dijo al trabajador que al momento le dirigió una mirada de extrañez. Seguramente había pensado en algo raro, totalmente fuera de lo común pero el Hombre Imnutable hizo caso omiso de aquello. –Por favor, si puede envolverlo, estaría encantado. –Quería hacerle un pequeño regalo sincero al joven Mijail.
Entonces, y mientras el trabajador se encargaba de envolver, el chico en cuestión le hizo una pregunta después de esa mirada especuladora. Se lo pensó por un instante. Sí, ciertamente era una figura pública, y sí, tenía uno que otro enemigo (después de todo no se puede complacer a todo mundo), pese a ello, no sintió que aquello tuviera una carga emocional, sino todo lo contrario. Decidió guardar silencio un instante, le respondería cuando salieran de la tienda.
El trabajador se apuró y extendió el presente al joven Mijail, mientras el Alcalde se encargaba de sacar un par de billetes de su cartera de fina costura, con unos grabados hermosos de sus iniciales. –Muchas gracias. Espero que le guste. –dijo cordialmente mientras caminaban hacia fuera de la tienda; entonces le echó un vistazo a su interlocutor y por fin contestó–: Sí. Estoy casado con una mujer hermosa y por demás tierna y amable. –una tenue sonrisa se asomó por su rostro al recordarla entre sus brazos, en ese jardín con una extensión sorprendente, en donde siempre podían todo tipo de flores y de árboles; pero poco le duró el gusto de verle sonreír de esa forma. En el mismo instante, el Hombre Inmutable también recordaba que gracias a su deber, es decir, a continuar con el linaje, ella, su hermosa esposa, estaba al borde de la muerte, inválida. –Tengo dos hijos. Uno de ellos es guardia personal de nuestra Princesa Mina Tepes. –le confesó. Todo el linaje de su familia había servido a la familia Tepes, los vampiros que ahora reinaban el mundo entero desde un pequeño núcleo llamado “The Bund”. Precisamente, gracias a la influencia de su princesa, él había llegado a ser el Alcalde, controlándolo todo desde la pequeña Ciudad Esmeralda. –Creo que es momento de decírselo. –detuvo su caminata un instante para mirar de frente al joven Mijail. Aclaró su garganta y dejó salir todo aquello, esperando que comprendiera. –Por generaciones mi familia ha pertenecido al Clan Gaia. Hemos protegido a la familia Tepes durante miles de años, siendo hombres lobo a su servicio. –giró un poco su rostro, descubriéndose ambos ojos. –Yo soy un hombre lobo, joven Mijail. Y estoy al servicio de mi Princesa. –se quedó un momento en calma, esperando la respuesta del chico. Era algo que nadie conocía, pero se sentía con la libertad de contarle todo esto. Sí. Era la información suficiente para que alguien se atreviera a correr y huir, sin embargo, estaba seguro de que el chico no lo haría, después de todo, estaba acostumbrado a ese tipo de cosas ¿no es así? –Si no llevo portando un anillo en mi dedo anular izquierdo, es porque no deseo que hagan daño a mi esposa y mis hijos, aunque bien pueden cuidarse solos, es mejor que nadie más que usted lo sepa. –finalizó. [;w; disculpa la tardanza, siempre me tardo años en contestarte ;w; te pido que me tengas la paciencia, siempre trato de hacer los mejores posts con éste personaje porque es muy serio.] | |
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| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Miér Oct 17, 2012 11:13 pm | |
| – Sí, eso pensé – sonrió torpemente, en realidad conocía pocas personas que gustaran de ese tipo de golosinas tanto como él lo hacía, asintió – Me gustan este tipo de postres no solo por su arcoíris de sabores especialmente dulces… si no por la dedicación y sobre todo los sentimientos que la persona que los prepara pone en ellos y que logra transmitir a otros… – comentó mientras observaba cómo el empleado de la pastelería envolvía hábilmente el pedido, no podía negar lo fascinado que estaba con la idea de recibir aquel presente viniendo de quien venía, sin embargo se le notaba un poco nervioso ante el silencio del Alcalde, pensó que después de todo la pregunta podía haberle molestado. Cuando el empleado le extendió el obsequio, el chico de ojos violáceos lo tomo con sumo cuidado, como si de algo sumamente frágil e invaluable se tratara, la decoración le pareció adorable. Agradeció con un gesto al empleado y luego se dirigió nuevamente al Alcalde – Nǎinai dice que cualquier persona es capaz de preparar comida, pero no cualquiera puede cocinar realmente... - sonrió - Muchas gracias – dijo emocionado.
Al salir de la tienda, aquel gran hombre se decidió a hablar, a responder la pregunta que el chico había pensado le incomodaría, pero a decir verdad no estaba seguro de…
Escuchó con atención las palabras que decía el Alcalde con cierto aire de devoción, se atrevió a pensar. Cerró los ojos, podía imaginar a aquella mujer, amable y hermosa, sentada en una silla de mimbre, ahí en algún bonito jardín. Dos hijos, le escuchó decir, dos hombres grandes y fuertes con una presencia imponente como la de su padre, uno de ellos guardia personal de tan alta figura. Así los imaginó él, uno a cada lado de la silla de mimbre donde descansaba la Señora de Regendorf. Y por ultimo lo agregó a él al cuadro, al mismísimo Señor Wolfgang Regendorf, con sus fuertes manos posadas delicadamente sobre los hombros de su esposa. Que orgullo debía sentir aquel hombre de tener una familia tan hermosa. ¿Su imaginación quedaba corta? Sintió un poco de nostalgia, no había visto a Leon hacía algún tiempo..
Antes de que otra cosa pasara, una oración le trajo de vuelta al centro comercial. Tuvo el presentimiento de que se trataba de algo serio, y no se equivoco. Sus ojos se abrieron súbitamente al escuchar el resto. Estaba sorprendido, ya sabía el importante trabajo que como Alcalde de la ciudad llevaba en hombros pero en definitiva, no imaginaba lo importante que era hasta que menciono su herencia familiar, ambas partes de ella.
¿Cómo debía tomar aquello que acaba de escuchar? ¿Debía sentir miedo, desconfianza, tensarse y terminar con aquel paseo lo más pronto posible o huir con el rabo entre las patas cuanto antes? Palideció. No estaba seguro, cualquiera de las opciones anteriores podía ser perfectamente esperada y comprensible… per aun cuando un escalofrío había recorrido su espalda en el momento en que el Alcalde pronunciaba esas palabras, estaba seguro de no haber sentido miedo, no era eso lo que le impactaba sino... realmente no esperaba escuchar ese tipo de información.
Titubeo un poco antes hablar, al no saber exactamente lo que debía decir ahora o las reacciones que el otro esperaba, pero al final eso importó poco, su corazón latía acelerado por el torrente de emociones que experimentaba, si había llegado a sentirse asustado en algún momento, lo olvido por completo – ¡¡gracias!! – dijo por fin clavando su brillante mirada en los ojos del hombre inmutable, si, los dos ojos que al fin se descubrían simultáneamente para él y es que para el joven Mijaíl resultaba realmente valiosa aquella muestra de confianza. – Yo... n-no tenía idea… ah.. es usted un hombre realmente admirable…… es un honor… yo… – sería mentira negar que en ese momento no se encontraba realmente sorprendido, se aferro al paquete hermosamente decorado que llevaba en brazos, no decía nada que no fuese verdad porque ahora en verdad comenzaba a admirarle. No le había importado demasiado el titulo como su presencia hasta antes de escucharle hablar por vez primera en persona... pero ahora, conocía una parte que no habría imaginado, en cierta forma no le sorprendía que un hombre de su talla ostentara una responsabilidad como esa... la misión, el propósito, los actos… su mirada, su aura, su imponente presencia…
– D-de mi boca no saldrá una palabra que pueda perjudicarle a usted o a su familia, lo prometo – se apresuró a decir lleno de convicción haciendo una veloz reverencia, cosa de los nervios, empeñaba su palabra en ello y su apellido lo respaldaba – ...ya sé que grandes responsabilidades llevan llevan consigo un gran esfuerzo y a veces también grandes riesgos… – continuo algo distraído, probablemente no se había dado cuenta que esa última parte la había pensado en voz alta mientras por su mente pasaban imágenes borrosas de aquel día en que sintió en su corazón la angustia más grande que había sentido desde que éste latió por primera vez. Permaneció en silencio un momento, los latidos de su corazón aun se sentían erráticos en su pecho, quería decir algo, algo apropiado, pero no podía formular una oración inteligente.
– L-lo siento… yo realmente valoro mucho esto… ¡quisiera seguir escuchando más! ¡y quisiera también corresponder el gesto…! así que por favor, si hay algo que desee saber… p-por favor pregunte... – terminó agachando un poco la mirada en espera de alguna respuesta, cualquiera que fuera. Había sido impulsivo de nuevo, esta vez estaba consciente de ello en tanto sucedía.
[ No te preocupes, siempre me entretengo leyendo y contestando tus post, ademas a veces yo tambie me tardo en contestar :3 ] |
| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Vie Nov 02, 2012 3:04 pm | |
| El hombre algunas veces se había cuestionado a altas horas de la noche, cuando la única compañía que tenía era la música instrumental y un par de libros, mientras se encontraba sentado en el sillón de piel negro de su oficina acompañado gustosamente al aroma de café recién hecho en el ambiente, era entonces cuando se preguntaba si su deber era bien atendido, o si debía de hacer cambios para mejorar el desempeño de toda la ciudad, incluso, a veces casi inconsciente recordaba a su familia: a la mujer más hermosa y bella que existía para él, a Akira, su hijo mayor de apenas 17 años, y por supuesto también a su pequeño que no tenía ni 10 años. De ser humano los recuerdos habrían invadido sus ojos, pero no fue así.
Las dudas en los ojos violáceos fueron demasiado obvias por lo que aguardó pacientemente a que éstas se aclararan del mismo modo que una tormenta en Abril. La palidez, el estupefacto, la sorpresa si quieren verlo de esa forma, fueron reacciones que también esperaba de su pequeño interlocutor, y sin embargo, no se sentía ofendido sino más bien entendía que era información difícil de diluir.
Mientras esperaba en silencio, pacientemente, algo lo sacó de órbita. El cabello rubio se apartó de sus ojos y por fin pudo observarlos: el tenue brillo provocado por la luz del techo de la plaza, más una pequeña sombra, una oscura en tonos violetas, aunado a su pupila, casi podía reflejarse en ellos, y casi sonrió por ello. Pero su imagen no fue menos bella que sus palabras, pues a pesar de sonar atropelladas, se encontraban cargadas de sentimientos verdaderos. Era como si por primera vez el chico se diera cuenta de que no sólo era el Alcalde de la Ciudad Esmeralda sino que también era un hombre, un guardián, un padre de familia y un esposo.
Asintió ligeramente ante su promesa. Y respondió cortésmente–: Se lo agradezco mucho, joven Mijail. Confiaré en usted. –y por fin pudo respirar tranquilo, como en pocas ocasiones había podido hacerlo. De nuevo se hizo presente el silencio entre ambos, pero no resultaba incómodo sino más bien parecía ser un momento especial para reflexionar sobre lo poco y mucho que habían convivido en tan sólo cuestión de una hora por si acaso.
Sin romper ese hermoso y frágil momento, el joven a su lado vuelve a comunicarse e inexplícitamente le pone en bandeja de plata una propuesta que no piensa rechazar. –Caminemos. –volvió a emprender el paso, lento pero seguro y firme. –Jovel Mijail, cuénteme de usted en la actualidad. –se trataba de una pregunta sin interrogaciones. De alguna forma, el hombre inmutable deseaba conocer un poco más a éste individuo, no sólo porque le parecía fascinante y bello, sino porque los gestos, la amabilidad, e incluso esa sinceridad rebelde eran maravillosos. Y tener a un chico en la ciudad, como él, era todo un honor por supuesto.
Sus manos se soltaron y dejó de estar “rígido”, incluso su caminar se volvió mucho más suave, tanto, que ni siquiera resonaba su calzado sobre el suelo pulido, era como si flotara en medio de un montón de objetos.
Mientras tanto, los colores, los sonidos agradables y las conversaciones de los demás ciudadanos eran el trasfondo de la escena. Realmente pocas veces había venido a este lugar, así que no lo conocía del todo bien por lo que prestaba atención a las tiendas de ropa, de inmuebles, de tecnología, y hasta de música y entretenimiento. Fue entonces cuando se maravilló y al mismo tiempo se sintió orgulloso de que todo aquello se debía al esfuerzo, trabajo y dedicación de un montón de personas, de toda una sociedad fuera o dentro de la Ciudad. El mundo era increíblemente grande, y ellos indescriptiblemente pequeños. | |
| | | Invitado Invitado
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Mar Dic 11, 2012 7:43 pm | |
| Por alguna razón había comenzado a sentirse avergonzado de sí mismo, hablando de tal forma tan de repente. El Alcalde le concedía ahora su voto de confianza, el chico se sonrojó un poco, no sabía si lo que decía era solo por amabilidad o porque realmente confiaba en él, el rubio quería pensar en tener el honor de lo segundo... pero no sabía si era tonto sentir tanta confianza de que así fuera. Ante una personalidad como el Alcalde, ya se sentía torpe con cada movimiento de su cuerpo. De todas las personas importantes que conocía y que no eran pocas, a él lo respetaba realmente y hasta se atrevía a sentir cierta admiración por él, por lo que aun si su lenguaje corporal podía llegar a pecar de autoconfianza, aún se dirigía a aquel hombre con propiedad, como con pocos lo hacía – por no decir que con nadie más utilizaba. Pero no era algo que pudiera evitar con solo desearlo, lo hacía inconscientemente, esa era parte de su personalidad y encanto, se movía y hablaba sin pensar demasiado, como su corazón se lo decía.
Sus mejillas casi siempre sonrosadas desde el inicio, comenzaban ya a recobrar su color natural no sin dificultad. Tanta cortesía de algún modo le abrumaba, puesto que aún a pesar de ser un heredero rodeado de gente importante y educación de primera, llevaba siempre una cordialidad casi familiar con todos los hermanos -subordinados de su padre- y con los subordinados de la casa Song; de la misma manera, con los “socios” de su padre no utilizaba un lenguaje de tanta propiedad, así que era un poco extraño pero al mismo tiempo reconfortante sostener una conversación así, aún cuando el Alcalde se mostraba la mayor parte del tiempo inexpresivo y serio… el chico de cabellos trigueños sintió que estaba conociendo ahora, aunque fuera a base de interlineas y breves detalles, al hombre detrás del título, privilegio que probablemente no muchos tenían considerando el carácter reservado de este hombre.
Siguiendo las palabras dichas por el Alcalde, el chico comenzó a caminar al mismo tiempo, dando unos tres pasos por cada dos de aquel hombre, quien ahora preguntaba sobre el presente del chiquillo. Este último no sabía exactamente a qué se refería con eso o qué cosas podrían ser relevantes para contar…
– Mmm… bueno... ¡ah! ¡ya sé! – exclamó juntando las palmas de sus manos sin que éstas hicieran ese ruido característico del aplauso – la siguiente semana participaré en una obra escolar, la entrada esta abierta para todo público… a-aunque debe estar muy ocupado en sus asuntos de trabajo para eso… - era tonto o qué.. invitándolo a una sencilla obra escolar aún cuando su participación había sido en un principio involuntaria para evitar un castigo serio por haber sido atrapado fuera en horario de clases y sobre todo con semejante papel que le había tocado interpretar – t-también desde hace algún tiempo me enfocado de lleno a un solo instrumento musical, el ehru, lo encuentro maravilloso… es mi instrumento preferido sobre todos… me gustaría tocar una pieza para usted… alguna vez… como agradecimiento – dijo levantando un poco el paquetito que llevaba en las manos.
- Y bueno, por el momento… no tengo muchos planes – dijo con menos entusiasmo – a veces desearía volver a casa... pero al mismo tiempo quiero hacer más cosas aquí, en donde sea… antes de tomar mi lugar al lado de papá.. – ese era un honor que le provocaba tanta impaciencia y orgullo como temor.. temor que se apaciguaba al recordar que en realidad no estaba solo en eso – porque aunque él no me lo dijo… sé que eso es lo que a él le gustaría, sino no estaría aquí justo ahora – sonrió recobrando un poco de confianza.
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| | | Wolfgang Regendorf Admin
Mensajes : 167 Fecha de inscripción : 03/12/2011
| Tema: Re: Un break del trabajo [Priv. Mijail] Sáb Feb 23, 2013 7:25 pm | |
| Pese a que la narración de su interlocutor fue ambigua a l principio, poco a poco fue convirtiéndose en algo digno de su atención. En resumidas cuentas su historia era esto: participar en una obra escolar, tiempo ocupado en un instrumento inusualmente llamado ‘ehru’, entonces de pronto vino una pausa en compañía de un bajo nivel de emoción en sus palabras –totalmente evidente- ya que el joven relataba que habían ocasiones en las cuales deseaba regresar a su casa –dónde sería su casa, se preguntó con verdadera curiosidad-, aunque en las restantes, deseara emplear su tiempo aquí, antes de cumplir con sus obligaciones como hijo legítimo de una familia de renombrado apellido entre la sociedad de élite.
Mientras pasaban por un montón de “islas” dentro de la plaza, guardó especial silencio antes de empezar con sus preguntas, aquellas cuales buscaban respuestas claras, por lo que no tuvo porqué esforzarse en sonar respetuoso pero curioso a la vez. Además también había que responder al par de invitaciones. –Si me dice a qué hora empieza su interpretación, veré la forma de ajustar mi horario y echarle un vistazo. –una sonrisa amenazó con pronunciarse en su rostro, sin embargo, como no estaba acostumbrado a ello, terminó siendo sólo un sentir y no una acción. Prosiguió con calma, muy al tanto de que lo que le hubo ofrecido era un regalo en más de un sentido. –¿Me creerá que jamás he escuchado el sonido producido por ese instrumento? –giró un momento su rostro, viéndolo únicamente con su ojo aguamarino al descubierto. –¿Es un instrumento de cuerda? ¿Lo ha aprendido por su cuenta? –pensó que por el nombre, y cayendo en el estereotipo (el cual no es un hecho malo) de que un chico de su edad era usualmente visto con uno de éste tipo. –Me gustaría escucharlo, sin duda. Siempre es bueno dejar que uno de los siete artes nos abracen con sus dedos suaves para que nosotros podamos expresarnos de manera adecuada. Por supuesto que practicar dos o tres no está mal. –inclinó un poco su cabeza, apremiándolo por su esfuerzo. Wolfgang Regendorf era un hombre orgulloso de sí mismo porque podía ver en los demás todo el potencial que tenían, aún cuando ellos mismos ni siquiera se percataran de ello. Él tenía en sus manos un especial poder que le permitía ver el orden de las cosas, el cómo una pieza se enganchaba con otra, para que finalmente, un puñado de pequeñas cosas se convirtieran en un objeto tan simbólico que podía quitarte el aliento. Sin sonar arrogante, debido a eso había llegado a ser Alcalde de la Ciudad Esmeralda.
En fin, retomando el tema él precisamente dejaba que sus ideas fluyeran sin problema alguno en un montón de hojas de papel que en un principio estaban blanquísimas pero que al cabo de unas horas terminaban con reflexiones propias, palabras que se encadenaban unas a otras para formar verdades que sólo él conocía. La escritura era su forma de expresarse. Aunque no era precisamente un hombre de un solo arte, como había dicho, sino todo lo contrario. También tenía un particular gusto por la música instrumental, aquella en donde las manos de uno, dos, tres o más artistas eran los creadores de piezas que se quedaban en tu mente durante varios días. A ese grado llegaba su empatía por los creadores: ellos cargaban con la responsabilidad de sus actos, y a la vez, eran grande influencia para aquellos que percibieran un pedazo de su realidad, de su mundo.
–Ahora que lo pienso, ¿de qué tipo de obras de teatro disfruta más? –preguntó sin querer perder el hilo de la conversación que tan agradable le resultaba. Por el momento no quiso enfocarse en el hecho de que el joven que caminaba con pequeños y rápidos pasos para alcanzarlo estaba en un conflicto emocional entre seguir en la ciudad o preocuparse por sus obligaciones familiares. Supuso entonces, que quizá lo único que necesitaba era no un consejo, sino una percepción del mundo en el que quien se esfuerza de verdad, es quien obtiene resultados eficaces. –Sabe una cosa, joven Mijail, yo creo que usted puede llegar a hacer lo que sus sueños y deseos le dicten. Grandes sabios dicen que para dirigir a un pueblo tiene que hacerse por medio de la intimidación, de la alienación de las personas. –negó sutilmente con la cabeza, descartando la idea. –Yo creo que están en un error. Verá, cuando uno pone empeño y amor en algo, esto eventualmente florecerá como si fuera un pequeño retoño recobrándose del invierno para darle paso a la primavera. –continuó caminando a su lado, hasta que casualmente sus palabras concluyeron en el mismo lugar de su destino: una cafetería. –Yo lo veo así. Usted es como un pequeño retoño que si se le riega con agua y se le mantiene a la luz brillante y cálida del sol, en cuestión de una temporada se convertirá en lo más hermoso que pueda presenciar. –ésta vez no ocultó su sonrisa pues quiso enfundarle confianza, seguridad. –¿Le gustaría acompañarme? –extendió una mano, mostrándole el camino hacia la cafetería con acabados demasiado actuales, estéticamente simples. No parecía ser un lugar para un joven, pero sí para un ejecutivo, un hombre burocrático como él. Y justo en éste momento, no le pareció inapropiado el querer tomarse una bebida caliente en su compañía, después de todo, quizá de esta forma pudiese comer uno de los pastelillos que le hubo regalado. Los años fuera de haberle hecho sentir odio por la sociedad en que vivía -como la mayoría de adultos-, le otorgaron serenidad y cariño a los pequeños detalles como éstos. [Me disculpo mucho por la tardanza, en serio. Pero por cosas de la escuela -y falta de inspiración- apenas te respondo. Espero que quieras -y puedas- seguir roleando conmigo~.] | |
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