Joven Collins, espero que se tome éste cargo en serio pues hay muchas personas que serían subordinados suyos.
Le pido de la manera más atenta que esté al tanto de la conducta de sus clientes y sus empleados, pues no deseo ninguna revuelta.
Sin más que agregar, espero que se divierta mucho siendo el dueño del Bar donde muchas almas recurren para terminar embriagados de alcohol y palabras.
Del mismo modo, le deseo mucha suerte en su encomienda de escritor.
De nueva cuenta, bienvenido a Ciudad Esmeralda.