Caperucita roja y el lobo feroz/ cuento número dos [Priv- Quimey]

Esa era la pregunta correcta pero de contestarla con completa honestidad (¿qué es eso?) lo único que obtendría sería que el chico se asustara. Sí, mi mente no era precisamente un lugar digno como para albergar pensamientos puros, estaba torcido y lleno de ideas que a cualquiera pondría los pelos de punta. Así pues lo que tengo en mente con él lo mismo que hago con el resto, la misma rutina: seducirlo, llevarlo a un lugar placentero y después darle el golpe final en donde saciare mi verdadero apetito, el resultado final será su pequeño cuerpo sin vida arrojado en algún lugar de los callejones de la ciudad.

Salgo de mis cavilaciones para mirarlo fijamente, después de dejar la taza de café ya vacía, a un lado de mi brazo, acomodándola sobre el plato que le servía de base. Me dispongo a hablarle con tono ronco y bajo, esperando que los agudos oídos de las féminas presenten no descifren mis palabras: —Qué te parece si vamos a ver una película, como amigos.— puntualice. Que palabra esa de “amigos” es perfecta, pues nadie sospecha de un amigo, bueno, solo la policía, pero esa es otra historia.

Espere a que me contestara, tomándome mi tiempo para seguir detallándole, aun cuando lo estaba acosando con la mirada, no podía quitarle la vista de encima, era hipnótico.

Seguía sin sospechar del mayor, es decir, al inicio le había dado miedo, pero ahora... parecía diferente, le intrigaba y quería pasar más tiempo con él, y al escuchar lo que "había en su mente" no pudo más que sonreir tiernamente y asentir.

-jejejeje si, si quiero ir a ver una película

Dejó finalmente de lado su taza de chocolate, la cual ya no tenía liquido en su interior, le emocionaba la idea de ir al cine con él, aunque la aclaración de "como amigos" le había desanimado un poco, aunque aun no estaba seguro del porqué, había algo en su interior que le decía que eso era lo correcto, pero igualmente había otra vocecilla débil que luchaba por gritar que deseaba algo más que un "como amigos".

-bueno, entonces, ¿nos vamos ya? o ¿quieres descansar un poco más? no debo llegar tan tarde a casa.

Si, aún era un niño y debía preocuparse por los horarios y además ahora que lo pensaba aun tenía tarea que hacer.

La alarma en mi cabeza sonó levemente, ¿así que tenía una hora de llegada? Ciertamente se veía como un niño al cual cuidaban, y eso era un problema. Sonreí falsamente para que mi pregunta no resultara tan sospechosa: — ¿Tu madre se enoja si llegas muy tarde?—di un par de golpecitos a la superficie que componía la mesa, acompañando el sonido con un ademan, solicitando de esta forma la atención de alguna de las meseras, para que ahora se encargara, no solo de retirar los platos, sino de también darme el total de la cuenta a pagar.

No aparte mi atención de él, por supuesto que no, es más, estaba esperando su respuesta para evaluar el asunto, y es que; si desaparece un vándalo, antisocial y desfavorecido familiar, sus padres en el caso de tenerlos o cualquier integrante encargado del menor se encargaría de reportar la desaparición al otro día, o más, si desaparece un hijo de papi y mami, al que valoran y le contabilizan el tiempo, que es un buen niño, dulce y tierno, la desaparición es reportada casi de inmediato. Y sí, el chico tenía pinta de ser del tipo de caso número dos.

Esto podía complicarse y culpo a mi buen sentido del gusto por no gustarme los desadaptados que de por si son duros e insípidos a diferencia de alguien con carne blanda y dulce, por supuesto no soy de comer “carne” si es que me entienden, pero eso también afecta a la sangre.

La camarera se acerca y toma cada pieza de cerámica sobre la mesa, la pone cuidadosamente sobre una bandeja, deja una nota con la inscripción al reverso y nos deja unas palabras “espero que disfrutaran su comida” a lo que contesto mentalmente, mientras lo sigo observando, que “yo también espero disfrutarla”

Aquella pregunta le había recordado algo de lo que no le gustaba hablar mucho, es decir, amaba a sus padres, pero....

-no, no creo que note sino llamo hoy....

Dejó que la mesera recogiera las tazas de la mesa y jugó nerviosamente con sus manos, viendo las mismas, su familia no era precisamente amorosa con él y de cierta manera le dolía pensar en ellos.

-em yo estoy viviendo en los dormitorios del instituto, tenemos toque de queda en realidad, toman lista en los dormitorios para asegurarse de que estemos, y, bueno... cad anoche llamo a mi mamá aunque nunca hablamos mucho tiempo, siempre esta ocupada...

Solía ser así casi siempre, llamaba, pero sus hermanos hacían algo que obligaba a verse en un segundo plano y que su madre debiera colgar, muchas veces, esta ni siquiera le escuchaba....

¡Oh! ¡¿No es esto genial?! No, realmente no lo era, significaba que su presencia estaba en total vigilancia, y de hacerlo a mi “manera” ya saben, llevarlo a algún lugar oscuro, y torcerle en cuello para alimentarme, pues el chico me generaría un problema con las autoridades, blah, blah, blah…y si algo me gusta es no dejar huella.

Pensé por segundos en cómo hacer para devorarlo, pero ya tenía demasiados testigos que nos habían visto juntos, las meseras, el grupo de gente frente a la tiendas de osos o lo que fuera y el idiota de la iglesia, del cual ya me había encargado y sonreí recordando el final que le di, por supuesto que lo hice.

Lo único bueno es la cantidad de información que me había proporcionado, todo un placer si me lo preguntan. Los dormitorios, toque de queda, instituto, aunque lo ultimo lo suponía, es decir, ya tenía un lugar en donde encontrarlo, conociendo que la ciudad solo contaba con un instituto. Majestuoso sin duda (y no me refiero al lugar)

Antes de que la mesera se retirara, la sujete del brazo, fue algo débil, solo para tener un contacto directo con sus ojos, y ordenándole: — Aquí tienes y quédate con el cambio por el buen servicio— le entregue un billete doblado que cubría perfectamente tanto la cuenta como la propina de la mujer, por supuesto ella contesto obediente un: “como usted diga amo”

Termino por retirarse completamente, me levante del asiento, sacudí mi gabardina, y me acerque a su lugar, extendiéndole mi brazo: — ¿Entonces nos vamos? Y no te preocupes, me asegurare de regresarte, como buen amigo, a tiempo a los dormitorios— iba a tomar más tiempo de lo esperado, pero, no era un desperdicio.

Vió como Killyem pagaba la cuenta de ambos, lo cual le pareció amable de su parte, y una vez que estuvo concluída aquella "cita" se levantó de su asiento, no sin antes agradecerle a la mesera con una amistosa sonrisa.

-jejeje si, vamonos, debe haber un cine aquí mismo, ¿no? o... ¿tú sabes donde hay alguno?

La verdad no se ubicaba muy bien, ya que no solía ir al centro comercial con frecuencia, así que en esos momentos confiaba ciegamente en el lugar en el que el mayor le llevara.

-¡o también podemos rentar una película y verla!

Si, definitivamente le estaba brindando su ciega confianza al mayor, ya que al proponer la idea de rentar un película le estaba dando el permiso necesario para llevarlo a su casa, quizá si sus padres hubiesen estado más al pendiente de él, le hubiesen enseñado a que no se debía confiar en extraños de buenas a primeras y mucho menos de la forma en la que él lo estaba haciendo.

-y luego me dirás tu nombre, ¿cierto? ¡no se me olvida!

Parecía demasiado excitado con la idea, y pensé en que eso solo me facilitaba muchísimo mas las cosas, aun cuando hubiese decidido tomarme mi tiempo para envolverlo y tomarlo al final, esa reacción de parte suya no me disgustaba como me había sucedido en otras ocasiones con presas similares, en donde era un verdadero tormento los pasos a seguir, pero en esta ocasión puedo decir que me gustaba.

Pensé entonces en que, por algún motivo seguía recordándome sobre que no le había dicho mi nombre aún... está bien, usare eso como un premio, uno que le daré de a poco para mantener su interés en mi.

Conteste a su primera pregunta, de forma sencilla: — Hay un cine dentro del centro comercial, podemos ver la cartelera con las películas exhibidas sin ningún problema — me adelante a su paso corto, frenándole e inclinándome para tener acceso a su oído derecho, en donde gire un poco mi cuello y mi rostro, susurrándole un: — Rentaremos una película la segunda vez y después, si tienes suerte...— me aleje y le mire fijamente a los ojos — te diré mi nombre...tal vez — juguetee.

Termine incorporándome, enderezando mi columna y girándome, retomando camino a donde se encontraba el cine, un lugar oscuro, de los que me gustan, para hacer lo que me gusta, por lo que gire solo mi rostro y le vi por el rabillo de mi ojo, haciéndole una última invitación: —¿Vamos?—

Al haber un cine ahí mismo les permitía ir directamente a alguna de las funciones que estaban programas, lo cual era bueno, sin embargo cuando el mayor se negó a decirle su nombre no pudo evitar hacer un puchero, inflando las mejillas de manera infantil.

-¡que malo eres! ¿entonces como te voy a hablar? no te puedo decir, oye, o , hey tu, ¿verdad?

Se cruzó de brazos viendo al mayor y es que la verdad no quería parecer grosero sin saber el nombre ajeno, aunque también le gustaba un poco aquel juego.

-acepto, a que me digas tu nombre la próxima, pero entonces dime... un apodo o algo como pueda llamarte, porque sino me lo dices, entonces yo.. mnh... te llamaré...

Se puso algo pensativo mientras caminaba fuera del lugar con el otro, caminaban hacía el lugar donde debía estar el cine del centro comercial.

-te pondré un apodo como... este... espera, estoy pensando....

No se le ocurría ninguna manera de llamarlo, aunque pensaba que debía ser algo divertido, o gracioso que le hiciera darle su nombre o algo mejor.

¡Oh se molesto!

Esa era una nueva faceta suya que por supuesto no conocía, me sorprendí y luego me divertí, viéndole inflar los cachetes, no pensé que alguien como él, que parecía tan delicado y amable conociera esas sensaciones.

Camine más seguro que nunca (si eso era posible) confiado en que su interés me llevaría a caminos más seguros hacia su persona, si es que me entienden y si no, no me importa.

Su queja sobre mi nombre me parecía una jugarreta para mitigar mi aburrimiento, aunque no es que en este momento la estuviera pasando mal, como ya había dicho antes, así que ni corto (nunca) ni perezoso, acerté a darle una respuesta que calmara su curiosidad y su según él, problema sobre cómo llamarme: — Llámame "oye" eso bastara por el momento — gire mi rostro, ocultando mis labios tras la palma de mi mano, pues la sonrisa que había escapado no era propia de mí, no si no llevaba un dejo de cinismo, sarcasmo, malicia, burla, provocación etc., etc., etc...

Cambie de tema drásticamente, para evitar un reclamo de su parte: — Y entonces ¿qué clase de película quieres ver? y me refiero al género —

-wuooo malo...

Susurró una vez más con un leve puchero en su rostro, aunque no estaba molesto, sino que simplemente le seguía pareciendo grosero, aunque el mayor se encargó de evadir el tema, desvíando inmediatamente la conversación hacía la película que verían, sin evitarlo soltó un tenue sus piro, que terminó por convertirse en una tierna sonrisa.

-quiero ver... una de comedia, o... de acción, o de terror, o romántica...

Si, sus decisiones no ayudaban demasiado, sin más, se acomodó a la par del otro y discretamente le tomó la mano, esperando que esto no le molestara.

-te llamaré lindo.

Terminó por sentenciar finalmente, no lo llamaría "oye" tal y como le había recomendado, quizá así terminaría por decirle su nombre.

— Allí sí, que diste en el blanco — conteste a su queja por no decirle mi nombre, seguí con la conversación siguiendo a paso lento sus palabras, ahondando si era necesario para conseguir confianza de su parte: — Me gustan las de terror, pero no el género vampírico, me parece que exageran o le dan un toque romántico donde no lo hay... — era algo que siempre me había molestado, que tiñeran a los vampiros de romance y amor por un humano, cuando todos sabemos que la comida no se ama, porque yo nunca me casaría con un pedazo de pizza por poner un ejemplo.

Aunque no soy un vampiro, todo sea dicho.

Ahora me sorprendió que en medio de mi charla, toma mi mano, y en un gesto de confianza (palabra clave) yo la sujeto y la presiono suavemente, llevándole conmigo (no a donde quisiera, pero bueno.) estiro mi pierna y me dispongo a dar un paso, encaminado al cine, pero escucho su comentario y sonrío casi imperceptible por sus palabras: —¿No te equivocaste? el lindo aquí, eres tú, no yo.— le aclare una verdad absoluta, mientras caminábamos a nuestro destino.

-entonces veamos una de terror, jejejeje a mi si me gustan las películas de vampiros como... como... ¡¡entrevista con el vampiro!! jejejeje pero no me gusta la última... la de, ese que brilla, y la chica está rara

Siguió caminando por el lugar de la mano del mayor, omo si fuesen algo más íntimos que simples conocidos en ese día, igualmente apretó suavemente la mano ajena, viendo todo a su alrededor.

-y no, no importa que yo sea lindo, yo te llamaré lindo a ti

Sentenció finalmente, para luego jalarle suavemente hacía una tienda que había visto en la cual vendían una gran variedad de dulces.

-waaaa ¿compramos unos para el cine? jejejeje podemos meterlos a escondidas

Le sonrió al otro traviesamente mientras señalaba el lugar que rebozaba de chocolates, paletas, caramelos y demás chucherías.

Enseñe un rostro de desagrado que duro segundos, pues como ya había dicho antes los datos que Hollywood y el excedente de películas que había retratado el género me parecía por demás patético.

Cuando nombro "entrevista por el vampiro" (publicidad gratis) no me lo pensé mucho, pues la película cumplía con su cometido, es decir, entretener y mantener al espectador pegado al asiento mientras se debatía la vida de sus protagonistas frente a sus ojos, pero pensándolo bien esto nos daba tema de conversación así que no lo desaproveche, por lo que llevándolo de mi mano, compare mis puntos de vista: — Esa película (refiriéndome a la segunda nombrada por el chico) es una asesina de fanáticos del genero— mire hacia el frente, siguiendo las indicaciones para llegar al cine, cuando dijo lo segundo reí por lo bajo, y por supuesto que trate de aclararle: — Está bien, será como digas — pero me rendí y trate de ser amable, torciendo mis maneras para tratar esa clase de "palabras" porque cualquiera que antes me llamase lindo, terminaría la palabra bajo tierra, con la boca llena de gusanos.

Entonces me lleva suavemente hacia otro lugar, cambiando la dirección de mi cuerpo y después suelta un: "Waaaa" acompañado de un grupo de palabras, Así ¿qué deseaba dulces? está bien, eso hace que tu sangre se llene de ese delicioso sabor, y que cuando la beba no sea capaz de dejarla hasta dejarle seco, si, los dulces son magníficos.
— Esta bien, compremos algo de dulces — lo lleve hasta la entrada de la tienda, para que eligiera que llevar, realmente a mí las formas y colores no me atraen, pero por algún motivo, ese momento, me agradaba, o eso pensé cuando secretamente fije mi mirada en su ser.

Entró a la tienda en cuando el mayor dijo que estaba bien que compraran dulces para la función y sin más comenzó a ver todas las golosinas a su disposición, aunque por supuesto no había dejado de charlar y ponerle atención al otro.

-si, creo que lo es, no me gustó para nada, es algo... tonta jejejeje mis amigos del colegio y yo nos burlamos llamandole hada.

Sacó una cartera de sus bolsillos para revisar de cuanto dinero disponía para gastar en dulces, siempre podía llamar a sus padres para pedir más, sin embargo no le gustaba causarles molestías.

-mnnhh... ¿no se te antoja algo? yo invito

Le preguntó con una gran sonrisa la par que tomaba una bolsita, comenzando a colocar unos cuantos chocolates y demás dulces, tenía dinero suficiente para invitarle algunos dulces al otro.

¿Qué que se me antojaba? para empezar la sangre que circula por tus venas, tibia y dulce, deslizándose por mi garganta en cuanto comenzara a succionarla y ...mmm...

— No soy de tomar bocados nocturnos, pero gracias. — mentí, como era costumbre, mientras guie mi mirada penetrante a su cuello blanco y terso, remojando mis labios con mi lengua y después friccionándolos, para que la húmeda contagiara tanto al inferior como al superior, mi garganta por otro lado se baño con mi saliva, esa que segregaba frenéticamente por doquier de mi cavidad.

Pasaron minutos en los cuales el pequeño disfruto escogiendo y colocando en su bolsa lo deseado, lo observe, con curiosidad pues parecía disfrutar de la elección que realizaba, cerré mis ojos reconfortado por tenerle de compañía (mientras durara) hasta que la mirada dudosa de la dependienta del lugar , me molesto sobremanera, tanto que; le devolví el mensaje, destellando mis ojos rojos sobre su persona, hasta el punto de dejarle sin aliento y hacerla perder el equilibrio y con ello el sentido, sonreí complacido cuando fue socorrida, se lo merecía, nadie puede mirarme tan fijamente, a menos que yo lo desee.
Continúe esperando a que el pequeño terminara su elección y que por fin fuéramos al cine, en donde desplegaría parte de mi plan.

-ok, pero si quieres a final de cuentas como quiera te comparto.

Terminó de poner dulces en la bolsa y se acercó a la caja, viendo entonces como una chica se había desmayado y que la ayudaban, sepreocupó por ella, sin embargo inmediatamente la llevaron a la parte de atrás y otra chica se acercó para poder cobrarle, mientras alguien más se quedaba con la chica.

-ojalá y se ponga bien

Le dijo a la chica que le atendió, ella se limitó a sonreirle y a cobrar los dulces, ato seguido salió de la tienda con el mayor a su lado.

-pobre chica ¿porqué se habrá desmayado?

Volteó a ver a Killyem, por un momento y luego volvió de nuevo la vista al frente, ya estaban cerca del cine.

Acepte de muy buena gana su ofrecimiento, aunque mi paladar no disfrutaba de lo dulce, ya que por centurias lo había mantenido riguroso a una dieta de solo sangre dulce, sangre tibia y sangre sutilmente espesa.

—Está bien — dije inalterable, impasible, sin preocuparme por la caída de la mujer, que llamo la atención del enano a mi lado, reste importancia a un hecho tan banal, que mas daba, después me encargaría de “revisarla” con la información que había obtenido de su cabeza, la pobre chica se ganaba la vida trabajando a medio tiempo en esa dulcería, único lugar de paz, pues cuando regresaba a casa era maltratada por su novio, así que maldecía su espíritu que se doblegaba por un simple “lo siento” junto a un “te amo” que borraban cualquier dolor, o eso creía ella…mortales, solo ellos se entienden y se destruyen ente sí, que me importa, siempre y cuando quede uno para satisfacer m hambre el resto es innecesario.
Baje mi mirada, para resolver su duda, ese: “¿porqué se habrá desmayado?” al que conteste: —Stress supongo… ¿vamos? — le invite a seguir.

Stress, si quizá esa sería una razón, pero bueno a final de cuentas no podía seguir preocupandose por la chica, después de todo estaba a lado del mayor en una especie de cita, lo cual le gustaba, se podría decir que aquella era su primera cita, sin pensarlo realmente bien, volteó a ver al otro con una sonrisa y volvió a darle la mano.

-¿que película quieres ver?

Ahora se encontraban frente a la cartelera, habían distintas películas las cuales podían ver, sin embargo no estaba seguro de que hubiera una que fuera lo suficientemente buena como para decir "¡quiero verla!" eso y que las clasificaciones no le eran muy favorecedoras, eso quizá sería un problema para el mayor, ya que había varias películas a las que por su edad no podía entrar.

-em.... y esto.... ¿se puede considerar una cita?

Si, esa era una pregunta que había estado rondando su mente, quería escucharlo directamente del mayor, no quería "hacerse ilusiones", quizá el otro solo estaba siendo amable.

Después de unos minutos llegamos por fin hasta el cine que tenía en antesala la cartelera con las películas a exponer, escuche al pitufo (el enano) lanzándome aquella pregunta de opinión sobre los filmes.

Me pause un momento observando con detenimiento los varios carteles publicitarios que tapizaban todo el amplio lugar.

Llamo mi atención uno monocromático con un hombre maduro de frente y una mujer más joven asiéndole sombra de perfil, inclusive gire mi rostro buscando alguna forma para encajarlos, el nombre era "la chica del dragón tatuado" cuyo genero era Drama/thriller
Otras como:

- "Al borde del abismo" del mismo género que la anterior
- "Actividad paranormal el origen" - terror (bah, eso no es nada)
- "La piel que habito" - drama
- "J. Edgar" - drama
- "Los inmortales" -acción/drama/fantasía. (¿Es broma?)
- "La cara oculta"- drama/ thriller (de nuevo)
- "Inframundo el despertar"- comedia o eso es para mí.
- "Sherlock Holmes: juego de sombras" - acción/aventura
- "EXORCISMUS" -otra comedia.
- "El árbol de la vida" - drama
- "Opera- el ocaso de los dioses" - interesante.

También se encontraban películas para niños como: Tin Tin y los muppets.
Por lo que aun me estoy decidiendo cuando escucho otra pregunta que sale de sus labios o lo que conteste rápidamente: — Por supuesto — le mire de reojo entonces, terminando mi dialogo: — una cita... de amigos. — como me encanta jugar, realmente me es inevitable, por lo que cambie de tema rápidamente...: — Aún no me decido, así que tu elije, veré lo que desees —

Las películas habían dejado de tener importancia en cuanto escuchó la voz ajena diciéndole que aquella era una cita, y hubiese seguido siendo un momento maravilloso, de no ser que hizo la aclaración "de amigos"... en ese instante sintió un hueco en el estómago, era algo extraño, se sentía decepcionado y no pudo evitar que esto se mostrara en su rostro, sin embargo trató de aparentar que nada pasaba, soltó la mano ajena y se acercó a ver mejor los carteles de las películas.

-bueno... la de Sherlock o la chica del dragón tatuado

Decidió finalmente que quería ver una de las dos, definitivamente la de Sherlock Holmes le llamaba mucho la atención, después de haber visto la primera arte le había gustado tanto que inclusive había leído los libros, por supuesto, estos no eran similares al Sherlock de las películas, sin embargo terminó por gustarle tanto la lectura como las películas.

-¿y bien, cuál te gustaría?

Así que está entre esas dos películas... de nuevo lo pensé sinceramente (broma, la sinceridad no existe en mi)

Me regresa la pregunta y aunque mi opción real seria un toque de opera de la que escuchaba a mediados del 1600 cuando la humanidad subsistía entre la parafina y los metros de tela.
Opte entonces por "decidirme" valorando el contenido, de una y la otra, suponiendo por supuesto.

Me quede con la de "Holmes" por obvias razones que no voy a expresar en este mensaje.
Así pues se lo refiero: — La de Holmes parece interesante — mentí de nuevo por supuesto, usando un tono susurrante para expresarme, aunque cuando mis habilidades se adentraron en su mente, la claridad de sus pensamientos, note por supuesto como mis dudas se aclaraban, por lo que: —¿Estás decepcionado?— seguía atrapado por el poster publicitario, por su sensualidad.

Si, se sentía algo decepcionado, pero no lo diría, había sido su culpa por imaginar cosas que no eran y mejor que le aterrizaran los pies en la tierra en ese momento en lugar de más adelante cuando ya hubiese imaginado más cosas en torno a aquella salida, suspiró y negó suavemente con la cabeza.

-no, no pasa nada, y entonces, entremos a ver la de Sherlock Holmes.

Finalmente terminó por sonreirle y señalar el póster que anunciaba la película, por ahora sería mejor.

-anda, falta poco para que comience la siguiente función.

Tomó un dulce más de la bolsita para luego guardarlo en su bolsillo, ya comería más dulces estando dentro de la sala, después de todo, según los horarios decía que faltaban 15 minutos para que comenzara la siguiente función, lo mejor sería entrar ya para conseguir un buen lugar.

— Sí pero, primero hay que comprar los tickets de entrada, así que espera un momento — camine lentamente, hasta la caseta de venta, acercando directamente hasta donde la vendedora, y poniéndome frente a esta, empujando con mi hombro al hombre que se encontraba en la ventanilla...oh si, omití un detalle, la función era premier y había una gran cantidad de mortales haciendo fila para ver la película de su elección.

Era de esperarse los "chiflidos" a mi ser, con contenidos como: "respete la fila" y "que le pasa llevo aquí 40 minutos y usted se cuela" y mi favorito que omitiré por respeto a los menores que lean este post (gracias admiradores)

Parpadee un par de veces, inundando con mi mirada el lugar, de derecha a izquierda, y dejándolos a todos sin palabras, eran demasiado bullosos y yo no soy alguien paciente.
Así pues regreso mi atención a la mujer que me dará amablemente los tickets para ver la película de detectives, sonriéndole sensualmente, a lo que ella se fija y obedece, sin necesidad de que mi boca gaste palabras en explicarle lo que deseo.

Me entrega dos tickets con el nombre de le película y la sala para verla. Antes de irme doy un pequeño golpecito al vidrio para sacarla del trance y que regrese a su trabajo olvidando por supuesto el momento; el sonido también influye en el resto de personas que siguen en su espera y que me ven como si nada...camino unos pasos regresando al lado del enano y entregándole su tiquete: — Sala 8 ¿vamos? — finalizo.

-Esta bien

Continuó comiendo un par de dulces mientras leía las reseñas del resto de las películas, la mayoría sonaba "decente" aunque claro, nunca había que fiarse de una reseña, estas tendían a hacer creer a la gente que las películas eran mucho mejores de lo que son en realidad, sin embargo al estar haciendo esto, no pudo notar la reacción de la gente hacía Killyem y el "problema" con los boletos, sin embargo se sorprendió cuando el mayor llegó rápidamente.

-vaya, jejeje volviste rápido, entremos

Le sonrió dulcemente al otro, observando luego el lugar donde estaba la taquilla, parecía a reventar de gente que buscaba los boletos.

-que suerte tuviste, justo ahora ya hay mucha gente

Una nueva sonrisa se posó en sus labios para luego esconder sus dulces y dirigirse a la sala en la que se estaría proyectando la película.

— Ah es que tengo mis contactos... — lleve el índice a mis labios haciéndole un pequeño ademán para que quedara como nuestro secreto, dejando escapar un: —...¡Shh! pero no le digas a nadie— baje mi voz, para que solo el enano lo percibiera.

Camino despacio, sin importarme la muchedumbre, sujetando al chico de la mano de forma atrevida, me disculpare después, pero el mar de gente puede llevárselo, así que refiriéndole su seguridad lo llevo conmigo, hasta la taquilla en donde hago entrega de los boletos al encargado, en cual con rostro desalentador de una persona sin aspiraciones y sueños me indica, después de que rompe las entradas un: "siga"

Así que, aprovechándome de mi altura, puse mis dedos en la parte más alta de la puerta y la empuje, usando presión (muy, muy poca) di un paso atrás dejando un par de palabras para él: — bien, te sigo — que puedo decir, modales de 1700 una de las mejores épocas de la raza humana. La puerta ocultaba, una gran cantidad de butacas puestas en hileras, sin duda era amplio, y muy detallado, benditos (por favor, ignoren que use esta palabra) sean mis privilegiados ojos que separan la luz de la sombra y aun en un lugar cubierto por tinieblas cuyo único punto de luz es la pantalla, yo puedo notar cada detalle del lugar.

Un total de 4 escalinatas se encontraban puestos a lo largo del sitio, esto, para ascender al segundo nivel de la sala, donde se encontraban mas asientos plegables, el techo consistía en vigas de madera separadas por 2 metros una de la otra conté un total de 18, di un paso largo y me percate del alfombrado, por lo que me detuve incomodo, por supuesto oculte este detalle como buen anfitrión pues no quería hacer sentir mal al mortal diminuto que me acompañaba, por lo que cambiando mi rostro le hago una última pregunta: —Y bien ¿donde quieres sentarte?—

Rió un poco como si aceptara guardar el secreto, para luego adentrarse en la sala del cine, la verdad no estaba prestando demasiada atención al hombre que tomaba las entradas, estaba más emocionado por la película y por supuesto, por la compañía que estaba teniendo ese día, así que cuando le pidió que escogiera un lugar corrió hacía las filas que estaban al final, tomando un asiento de en medio, desde ahí podía ver toda la sala.

-jejejejeje ¡aquí, aquí!

Señaló el asiento a lado suyo, esperando que Killyem fuese a su lado, por suerte la sala aun no tenía demasiada gente, aunque no tardaría en llenarse, de eso estaba casi seguro, después de todo, era un estreno aquella película.

Cuando el mayor llegó finalmente a su lado, sacó los dulces de su bolsa y tomó un par comiendolos, para luego guardar el resto para cuando empezara la película.

-¿te parecen bien estos sitios, o quieres otros más adelante?

Si bien a él le gustaba sentarse ahí, quería también la opinión del mayor, después de todo, quería que estuviera a gusto y ambos disfrutaran la película.

Le seguí, no es su euforia por supuesto, sino en el camino hasta el lugar elegido, observando el festín de victimas disponibles en la oscuridad, el hombre sentado rodeando a su amante, si, por que eso era, le había dicho a su esposa que estaba haciendo horas extra pero realmente estaba disfrutando de un cuerpo más joven, y ni que hablar del grupo de amigos del ala derecha, venían en grupo porque hoy era día de rebaja. Levante mi rostro para observan a una joven que permanecía sola en la parte de arriba, esperando el inicio.

Eran pocos en la sala, aun no había ingresado todos a la función, así que el aire aun no se apestaba con el aroma de mortales inundándolo, y eso me permitía gozar de una diminuta “paz” de un aire libre.

Tome asiento, a su lado acomodándome sobre el plegable, dando mi aprobación al lugar que decidió tomar, pero como soy, decidí aclarárselo verbalmente: —Lugares magníficos— crucé mi pierna en el espacio reducido que se me permitió, aunque corrí con algo de fuerza sobre humana la silla en frente mío, para tener más espacio, y si, lo hice tan rápido ayudándome del fondo sonoro de la pantalla que me permitió moverla sin generar sospecha, solo la marca de las patas ancladas sobre la superficie ,me delataban, pero en la oscuridad, eso no era un problema.

Así que ahora en mi cómodo lugar, le hable de nuevo: —Ven y siéntate…pequeño— siéntate y cae poco a poco, con el manto oscuro que compone mi telaraña, esa de la que no te voy a dejar escapar.

Le sonrió ampliamente al otro, apenas siendo iluminado su rostro por la luz que emitía la pantalla, se sentó a su lado tal y como le había dicho, subió sus pies al asiento, acomodándose de manera que quedaba mas o menos acurrucado en el brazo ajeno, el cual utilizaba como una clase de almohada, algo muy cómodo a su parecer, alzó la mirada un poco para observar el rostro ajeno, aunque este nunca sonreía, al menos no de manera dulce o amable, aún así quería comprobar que no le molestara.

-no te molesta ¿ o si?

Sacó uno de los dulces de su bolsillo y comenzó a comerlo en silencio, estaba feliz de estar con él, en su mente aquella era una cita, a pesar de las palabras ajenas, aunque este había dicho que era algo entre amigos, para él aquello era una cita.

-eh.... ¿te molesta si te tomo de la mano?

Si, consideraba su pregunta completamente atrevida, y sus mejillas estaban completamente sonrojadas, pero aún así esperaba que el mayor aceptara y le diera la mano aunque fuese tan solo un ratito.

—No me molesta— ¿cuándo fue la última vez que un mortal se acerco a mí de esta forma? respuesta: nunca.

Más bien eran sus cadáveres apilados los que permanecían a mi lado en los buenos tiempos, ha...que nostalgia.
Ahora, el chico parece estar en etapa "romántica" y no me molesta para nada, eso solo pone un paso adelante de mis planes acercándome a su inamovible final en donde por supuesto yo tengo mucho que ver.

Los comerciales iniciaron, publicitando el centro comercial y algunas de sus atracciones y mas blah, blah, blah...entonces estaba a punto de decir que era sumamente aburrido cuando el enano me saca de mis pensamientos e ideas de masacrar a cuanta cucaracha de dos patas se encuentra en el lugar y secarlos hasta saciarme.

El chico me pregunta que si puede tomar mi mano, a lo que contesto: —Si quieres, pero te advierto (palabras claves) que tengo una temperatura corporal anormal, así que lo haces bajo tu propio riesgo— puse mi mano con la palma hacia arriba en el brazo del asiento, extendiendo mis dedos en una especia de rara invitación para que si se atrevía, la tomara. Veamos que hace el chiquillo.

-jejejeje está bien

Tomó la mano ajena sin dudarlo ni un segundo, inmediatamente le recorrió un escalofrío al sentir la fría mano del otro, así que terminó por acurrucarse un poco más con el otro y apretarle suavemente la mano sin dejar de sonreirle.

-estás frío

Comentó para luego frotar la mano ajena con la suya, tratando vanamente de hacerle entrar un poco en calor, siguió sonriendole como si nada extraño estuviera pasando.

-pero no te preocupes, yo me encargaré de darte calor, ¿si?

Esta vez su mirada se enfocó en la pantalla, apretando la mano ajena tan solo un poco, no quería soltarle.