Ciudad nueva,depa nuevo [llibre]

-Era nuevo en la ciudad y no sabia muy bien a donde ir o donde pasar la noche,es por eso que mejor dicidio ir a los departamentos rentables que le habian dicho que estaban en la parte norte de la ciudad,llego a el lugar y le mostraron un departamento comodo para el,le parecio bien penso que talvez despues lo podria arreglar a su "estilo,como siempre su depa era uno de sus numeros favoritos el 18,despues de eso lo primero que fue a ver fue la cocina -
ahh...perfecto,comodo,con espacio...despues pondre algunas pinturas por el lugar,no tengo mucha ropa asi que no tendre pobremas con los muebles,eso si....tendre que comprar una camara mas comoda...suerte consigo trabajo y bueno...vere despues que mas hacer"
-despues tomo su maleta para ir a su habitacion,sacando su ropa para ponerla en el mueble correspondiente de esta,cuando termino se sento en su cama y miro el techo un poco ausente de si mismo,todo eso era nuevo para el,el cambio de ciudad y intento de vida-
"aqui...estare mejor...jeje aunque la extraño..."-hablaba de su "hermanita" era una linda niña y algo traviesa tambien pero ambos se llevaban muy bien-
"me pregunto...si hay vecinos o vecinas....y si estan...espero que no sean de los que se molestan por cualquier cosa"-rie levemente y cierra sus ojos,relajandose por un rato-

Una tarde, una hora, un lugar, esa era la cita pactada que desde altas horas había esperado. Más información le dijeron, más datos, más pistas y como era él, hambriento por conocimiento, sediento por aclarar sus dudas, asistió.
De nuevo un trozo de papel mal cortado contenía la dirección, un grupo de números separados celosamente por un guion y encerrados en una calle de la zona norte. Camino lento, sin mirar a transeúntes que ya lo criticaban por su extraña, aunque para otros era más bien sospechosa forma de vestir. Una gabardina negra que le rozaba las canillas, traje formal para las ocasiones de espionaje, corbata opaca que se trenzaba en líneas discretas, camisa blanca pulcra y calzado de cuero.
El retumbar de la suela dura golpeaba el asfalto en cuanto daba un paso y eso lo hacía más notorio, se detenían las respiraciones en cuanto cruzaba, pues su persona era imponente desde siempre.
Se detuvo entonces cuando la dirección atornillada a la pared coincidía con la del papel que ya se volvía un despojo en la palma de su mano; entro cruzando el arco, cuando su sombra desaparecía uniéndose a la de la estructura.
No noto, la arquitectura del lugar, no le importaban ese tipo de detalles, solo encontrar a su contacto, pagar por la información y si se ponía difícil, acertarle un tiro de hacerlo necesario, ya que no era fácil vivir en ese mundo en donde se desenvolvía aun con gracia.
El número del apartamento era "17" allí estaría alias "Jack" quien parecía haber alquilado piso solo con el propósito de la "entrevista" una artimaña muy usada para estos casos.
Dio un par de golpes en contraseña; primero uno y después de 6 segundos otro. Así le habían dicho y sin embargo no obtuvo respuesta.
Llamo entonces su atención el sonidillo de una voz alebrestada, una que parecía debatirse entre felicidad y tristeza, el dueño parecía estar en el departamento al lado. El 18.
Inclino su cuello, atraído por el tono de su voz por lo chispeante que parecía ser, mas regreso a su balance, girándose en su sitio y apoyándose sobre el marco de la puerta de madera, obstruyendo el agujerillo de observación que la atravesaba. Esperando a que le abrieran y tratando de parecer lo más normal posible. Saco un cigarro de la parte interna de su gabardina, y con su encendedor de plata encendió la punta, al presionar la rosca del artefacto que lo había acompañado en tantos viajes, puso el pitillo en su boca y aspiro de el, cargando sus pulmones con el toxico humo, sería una larga tarde.

(user: bienvenido/a al foro *3* )

(gracias .w./ )
-ahora que su mente estaba desocupada,era momento de levantarse y mirar mas su departamento nuevo,queria preparar algo de coinar pero como no tenia sus especias y buenas carnes prefirio sacar de su bolsa un paquete de helado que apenas habia comprado antes de ir ahi,se quito tambien su sueter para moverse mejor y abrir el paquete,le dio unas probadas y saborio el rico sabor-
"delicioso...aunque...preferiria algo de comida"
-caminaba de aqui para alla,hasta que le dio un olor especial,era reconocible para el pues aveces tenia muy cerca ese olor,sin duda era tabaco-
"acaso no se proibe fumar fuera en los pasillos?...que raro..."
-no tenia mucho porblema con eso,sin embargo queria advertir a el tipo o tipa que fumaba,asi que abrio su puerta para encontrarse con un chico alto de cabellos negros,le parecio muy imprecionante y genial su forma de vestirademas de lo apuesto que se veia,para el como artista no le parecia raro dar su opinion-
"disculpa...creo que no se es permitido ffumar en los pasillos...de preferencia en tu departamento a escondidas o fuera de el..."
-cuando termino de hablar dio otro pequeña mordida a su helado de galleta y seguia mirando a el chico de cabello negro-

Lo observo con su ojo bueno, ese que era con el único que contaba, escuchando al chico, sobre el que casi no reparo, después de todo, no era ese tipo de persona, el se preocupa por la información, el conocimiento, no por la cara de las personas o lo que vestían, era un defecto o virtud, lo dejare a juicio del lector. Porque confió en ello.

Entonces brota una pregunta de sus labios, una simple, acorde con la situación: - eres tu el encargado del lugar/casero- inhalo algo del producto que descansaba en sus labios, ignorando las palabras contrarias, el pitillo vestido con el papelillo blanco en el exterior con la marca de "casa" en letras rojas, y con el interior lleno de restos de tabaco y una mezcla que había conseguido varias compras y alquileres de terreno en campo santo.

Desvió su cigarro, levemente humedecido en la parte de contacto, y lo puso en la comisura de los labios, aferrándolo con la humedad proveniente de su boca, para que no resbalara y se echara a perder en un intento por comunicación y entretenimiento hasta que el "idiota" de su contacto se dignara a abrirle la puerta, para por fin cumplir con su cometido.

Desliza su calzado por la a marmolada superficie cambiar su posición y ocultar con su espalda el ojo de la puerta, era mejor así, por seguridad propia.

- Entonces chiquillo, dime. eres tu el encargado o solo un buen samaritano, que se a apiadado de esta pobre alma - le hablo formalmente.