Shinn's apartment

Me sobresalté un poco por su exclamación que casi se me cae el pedazo de pizza que recién me había animado a tomar, y el cual, no tuve más remedio que dejar a un costado puesto que me vi tomado de las manos por Reiji con cuidado y cariño, como siempre, lo miré sin entenderlo por un segundo, bajando mi vista a mis manos y a su ceño fruncido alternadamente preguntándome ahora el porqué de su expresión. Le sonreí con dulzura tras oír su reclamo, seguido de disculpa, y de inmediato busqué que su mirada se encontrara con la mía, no quería que se sintiera culpable al respecto. -Oye no fue tu culpa, estaba muy frustrado y a veces se me olvida que no debo hacer ciertas cosas, como… no sé, nadar en la noche en lago, olvidarme de comer, golpear arboles inocentes, encender la estufa por mi cuenta- dije bromeando asegurándole de que todo estaba bien y de que obviamente no le responsabilizaba por nada y aun así, tuve la sensación de que él se seguiría sintiendo así, volvemos a lo mismo lo conocía bien.

Solté un suspiro, a veces Reiji me daba la impresión de ser tan solo un chico más, como cualquier otro que dudaba y que tenía sus miedos y que a veces, simplemente necesitaba de alguien que le subiera un poco el ánimo y que le dijera un “No te preocupes, todo irá bien” y yo quería hacerlo, yo quería estar ahí para él, para ser alguien más en quien pudiera confiar ya poyarse.

Seguí escuchándolo hasta que me hizo la pregunta que desde un principio supuse que iba a hacerme, lo miré en silencio mientras recordaba lo sucedido en el lago, los ruidos la voz, la imagen de mi hermana, todo, por un momento me dolió la cabeza, aun me costaba entender lo que había sucedido y comenzaba a creer que era tan solo mi imaginación, suspiré nuevamente y me puse de pie apartándome por un momento para ir por el botiquín de primeros auxilios de la cocina así como por los analgésicos que él había comprado, regresé y aparté un poco las cajas de pizza y demás cosas que nos estorbaban de momento para colocar lo que había traído conmigo -Primero lo primero, supongo que podrás vendarla mejor que yo- dije al tiempo que me quitaba la venda mal puesta con cuidado pues esta se había pegado un poco a mi piel por haberla puesto tan a la ligera, y le extendía mi mano a Reiji para que fuera él quien esta vez se encargase de curar el daño.

Miré mi mano un poco absorto mientras permitía que Reiji la tomara, yo aun pensando un poco en todo y en nada -Sinceramente no tengo ni idea, fue algo muy extraño, no lo entiendo y creo que una parte de mi no quiere entenderlo, pero pudieron haber muchas cosas que provocaron que viera a mi hermana o a lo que fuese ahí en lago, no sé, mi propio estrés quizá, el del día y después del miedo por la historia que me contaste bueno, es fácil sugestionarse y a veces la mente nos hace ver lo que queremos aunque esto no sea verdad- expliqué y sonreí de medio lado, no me terminaba de convencer esa opción.

-Quizá fue alguna planta que te hace alucinar o quizá el agua del lago tiene alguna especie de toxina extraña, podría ser esa una explicación lógica y a lo mejor Sedras puede saber sobre eso, tu sabes, él conoce y hace cosas extrañas- sugerí riendo, esa a decir verdad era una explicación bastante decente y un poco más creíble, alguna toxina inolora e insípida que flotaba junto con las esporas del aire de la cual simplemente no nos habíamos percatado, quizá, quizá.

-O Bien fue uno de esos sucesos a los que simplemente es mejor no buscarles explicación alguna, son demasiado raros, espeluznantes y como ya pudimos percatarnos causan muchos problemas también, no sé con exactitud que haya pasado allá afuera, en parte realmente creo que es causa mía y de mi reciente estado de ánimo, pero sea lo que fuese lo importante es que uno: los dos estamos sanos y salvos, yo gracias a ti, y dos: que mi hermana no está vagando por algún lugar como ese. No sé, creo que con eso deberíamos darnos por bien servidos, al menos por ahora ¿No?- terminé mirándolo a los ojos esperando saber sus opiniones.

Tan bueno como era, Shinn me decía que todo lo ocurrido en el lago no había sido mi culpa, que en realidad la herida de su mano se debía a su frustración por haber sido manipulado de esa forma tan vil. Entendí su punto. Es frustrante darte cuenta que siempre has sido el títere que únicamente se mueve por órdenes de otro. Y por eso mismo me preocupaba. ¿Quién demonios se había atrevido a manipular sus recuerdos de esa forma? No lo sabía, y vivir en la ignorancia, en este caso, hacía que la sangre me hirviera sin tener un destino cierto a dónde dirigir todas esas emociones tan manchadas, llenas de odio y molestia.

La mandíbula se me tensó. Controlarme era demasiado difícil de hacer, pero era mi obligación, después de todo no quería ser una molestia más para Shinn, quien intentaba subirme el ánimo, quitarme de penas, inclusive bromeaba conmigo, intentando contagiarme de su humor. “Mocoso. Por el momento dejaré que las cosas sigan así, pero cuando sepa quién se atrevió a jugarte esa mala broma, lo haré sufrir hasta que me canse de escuchar sus plegarias” pensé, prometiéndome a mí mismo que yo me vengaría de algún modo.

En fin, dejé que esa promesa se guardara en mi mente mientras él iba por el botiquín y luego lo ponía frente a mí. Lo abrí y saqué una venda pequeña, la cual serviría de maravilla. La textura era irregular, extraña, pero a la vez familiar. Por un segundo recordé todas las veces que había hecho lo mismo, la cantidad de analgésicos, vendas, y demás cosas que utilicé y aprendí a utilizar durante mi entrenamiento hacía unos años atrás. – Gracias. Esto puede arder un poco. –le dije mientras tomaba su mano entre las mías. Dejé en mi regazo la venda, mientras que alcanzaba un atomizador que contenía una especie de anestesia y a la vez, limpiaría su herida. – Sólo será un segundo. Pronto te sentirás mejor. –le indiqué.

Mientras aguardaba que la anestesia hiciera efecto le miré a los ojos. Escuchaba su opinión con respecto a la pregunta que antes le hice. No creía en lo que me decía, y por el tono en que lo dijo, me di cuenta de que él tampoco. Eso había sido muy… real. Aunque coincidía en que a veces el estrés y el cansancio nos hacen ver cosas que no están allí, pues en un par de ocasiones yo también divisé el fantasma de mi pequeña Cal cerca de mi cama, sonriendo a veces, y otras negando con la cabeza, como teniéndome compasión. Sí, comprendía sus sentimientos.

Arqueé una ceja, incrédulo por las opciones que tenía en cuenta. – No creo que sea eso de la planta o de las toxinas, sinceramente. Aunque checarlo no estaría mal. Le diré a aniki que lo haga cuando lo vea. –le dije. Regresé la mirada a su mano herida y ligeramente hinchada. No me gustó lo que vi. Suspiré con pesadez y me dispuse a poner la venda con cuidado. Una vuelta, otra, otra. – Si está apretada, me dices. –tenía que estar firme, pero no lo suficiente para lastimarlo aún más. Me sorprendí de que la falta de costumbre no fue un factor que me obligara a olvidarlo. Había aprendido bien la técnica aunque no me sentía orgulloso por las circunstancias en las que lo hice.

Shinn terminó de hablar al mismo tiempo que yo terminé de vendarle. Todavía antes de regresarle su mano la acaricié con la yema de mis dedos, prometiéndome a mí mismo que haría sufrir al titiretero una y otra vez. – No te niego que ha sido sumamente extraño. -intenté sonreírle de medio lado pero no me salió. Lo miré fijamente, tratando de apaciguar sus dudas y las mías. Quería ayudarlo. Pero sinceramente no sabía cómo hacerlo. Mis métodos eran muy… radicales. Ni con todos mis contactos podía desvanecer un factor importante: necesitaba tiempo para hallar al culpable. – Lo que sea que haya sido, no se irá limpio de éste mundo. –fruncí el ceño; proseguí. – Aunque sí, lo que dices es verdad: es un alivio que estemos bien, aquí, en tu hogar. –alargué una mano, lo tomé por un hombro y lo acerqué a mí. Consciente del reciente evento, me acerqué por mi cuenta y lo volví a estrechar entre mis brazos, como si de alguna forma pudiese solucionarlo todo con éste simple gesto, a sabiendas de que no era así… al menos, no para mí. – Por favor no vuelvas a hacer eso. –murmuré contra su cabello. – Tu dolor también me duele a mí. –confesé lo que durante tanto tiempo me negué a mí mismo. Suspiré, buscando alivio. “Debes ser su ayuda, no su molestia” me regañé. – Si tú crees que es mejor olvidarlo, entonces lo olvidaré, Shinn. Pero prométeme que serás cuidadoso y no andarás por allí en la noche solo, donde no hay nadie. Donde no esté yo para cuidarte. –me di cuenta de que mis palabras sonaban a regaño, por lo que concluí con un: – Por favor, se más cuidadoso. No soportaría perderte. –tomé su rostro entre mis manos mientras le dije aquello y le miré durante severos segundos. Luego besé su frente y finalmente lo obligué a que regresara a mis brazos, estrechándolo entre estos.

Suspiré mordiéndome un poquito el labio para evitar quejarme al momento en que Reiji ponía el spray en mi herida, sabía que mis explicaciones no eran del todo creíbles y que en definitiva no lo convencerían, era bastante claro para mí, lo podía ver en su mandíbula tensa e incluso podía sentirlo en sus manos que sostenían la mía y se dedicaban a curarla con esmero, pero de momento ninguno de los dos mencionó nada más al respecto, sumido cada quien en sus propias cavilaciones e intentando que el otro no se preocupara demasiado, o al menos esa fue la impresión que tuve.

Miré atento como realizaba el vendado, sin duda era muchísimo mejor que el que yo me había hecho, y me pregunté cuantas veces el había tenido que vendar sus propias heridas, quizá un número similar a las que lo había hecho yo y no me refiero únicamente a las físicas, si no también a las sentimentales, sonreí de medio lado, muchas veces seguramente. Quise reír irónicamente por un momento, a pesar de todo no podía evitar pensar en las cosas que teníamos en común, pero en fin, siempre iba a existir algo que nos uniera irremediablemente, nos gustase o no, así que lo mejor iba a ser dejarlo pasar.

Giré un poco mi mano vendada, con delicadeza y cuidando no partarla mucho puesto que aun no estaba del todo finalizada la curación, y con la mano no herida presioné una de las yemas de mis dedos asegurándome que al momento de soltarla el color retomara de manera normal, demostrando así una correcta circulación y por lo tanto un buen vendaje -Esta perfecta… gracias- dije un poco más tranquilo, mi mano dolía menos seguramente por efecto de la analgésico y claro, también al cariño demostrado por Reiji.

Le sonreí de nueva cuenta, ocultando mi propio nerviosismo y buscando tranquilizarlo un poco, algo me decía que él aun se sentía inquieto y preocupado y que no iba a estar tranquilo a menos que le asegurara que todo iba estar bien. Atendí a sus palabras con atención hasta que estas se tornaron repentinamente serias, al igual que su expresión facial, me preocupó, me preocupó bastante pero aun así evité mostrarle una mirada que denotara mi sentir, o al menos no al cien por ciento, debía mantenerme tranquilo o los dos entraríamos en alguna especie de crisis o algo por el estilo, cosa que no deseaba que pasara, no tras todo lo que había pasado el día el hoy.

Sin oponerme me dejé abrazar, correspondiendo a ese gesto e inhalando suavemente, Reiji aun olía a Reiji, aun tenía ese aroma que me parecía tan familiar y tan seguro a pesar de haberse duchado en mi baño y traer ropa que no era suya, me sorprendió gratamente y por un momento tuve la necesidad de abrazarlo más fuerte como buscando una secreta protección un mutuo y secreto acuerdo de que a pesar de todo ambos estaríamos para cuidarnos. Sus palabras me llegaron hasta el alma “Tu dolor también me duele a mi” el sentimiento era mutuo, bajé mi a guardia un poco y me aparté un poquito del abrazo, pero permaneciendo aun entre sus brazos, escuchando sus peticiones y por un momento creí que pedía demasiado después de todo ¿Cómo podía yo prometerle que no iba a meterme en donde pudieran hacerme daño y el no estuviese cerca? ¿Cómo prometer algo así cuando a veces lo que busco es que precisamente esté lejos para que no salga herido? era lo mismo, por eso ambos éramos unos idiotas, siempre enredados en la misma situación, buscando protegernos, buscando no perdernos.

-Seré más cuidadoso, lo prometo- cedí soltando un suspiro y enseguida busqué su mirada con la mía, con mis ojos que le decían un “Por favor mírame y entiéndeme” y con mi mano le acaricié la mejilla en un gesto cariñoso -Reiji, sé que no olvidaras esto fácilmente, no pretendo que lo hagas- hablé con seriedad mirándolo directo a los ojos, demostrándole que era importante lo que le decía -Pero no quiero hagas alguna tontería a espalda mía- hablé con algo de tensión en la voz, tomé aire, tratando de ceder un poco más de suavizar esa muralla de preocupaciones y hablar con sinceridad, mostrándole todo el cariño y el aprecio que sentía por él, y lo mucho que me heriría que algo le pasara.

-necesito saber que sin importar lo que pase, no harás nada estúpidamente arriesgado por mí, ambos tenemos un pedacito del otro con nosotros así que no puedo estar tranquilo sabiendo que tú te arriesgas haciendo quien sabe que cosas a costa mia- me impulse un poco para besarlo en la mejilla con dulzura y mirarlo de una manera más relajada -Al menos dime que si harás algo estúpido, mínimo me vas a avisar- dije finalmente, después de todo sabia que esas promesas iban a ser difíciles de cumplir para ambos.

Miré los ojos de Shinn y pude comprender que mi deber era cuidarlo hasta de sí mismo; la ironía del asunto casi me hace reír, pero me reprimí por no verme grosero. Acepté la caricia en mi mejilla y por un instante deseé que éstos momentos fuesen más duraderos. Mi relación con Shinn estaba compuesta de abrazos, de provocaciones estúpidas, de apodos idiotas por parte de ambos, de risas, de llantos… todo esto. ¿Cómo podría olvidarle? –No. No podré olvidarlo. –dije más para mí mismo que para él. De alguna forma había guardado en mi memoria este momento en especial, para después poder recordarlo cuando yo quisiera. –Lo mismo te pido. –acerté. Asentí con la cabeza, prometiéndole que le avisaría gran parte de los movimientos que haría.

Tras escuchar sus palabras –aquellas que no podía negar aunque quisiera- cerré mis ojos y recibí su beso en mi mejilla. Sonreí de medio lado, agradecido por el gesto y volví a entreabrir mis orbes. –Te mantendré al tanto. Lo prometo.

Dada la posición en que nos encontrábamos (él entre mis brazos) me di a la simple tarea de acariciar un poco su espalda. –Fue un día muy loco, ¿no? –suspiré ligeramente. –Aunque ¿sabes? jamás hubiera imaginado que eras tú el que estaba en el lago. –reí por lo bajo. –Eres un pequeño krill aventurero, eh. –subí mis manos hasta sus hombros y los acaricié un poco, percatándome de lo tenso que se encontraba quizá a causa de los eventos recientes, o probablemente por trabajo. –Dime, ¿dónde has estado Shinn? Tenía un rato que no te veía. Y por lo que siento en tus hombros, creo que necesitabas una escapadita. –ladeé mi rostro, intentando averiguar la verdad por medio de sus facciones o sus movimientos automáticos, inconscientes, mientras le hacía un pequeño masaje con tal de relajarlo. –Tal vez deberías ir a dormir a tu habitación. Yo estaré aquí un rato más. –señalé la comida y las bebidas frente a nosotros. –Éste Reijisaurus debe alimentarse bien. Además tú debes descansar mucho por todo lo que pasaste esta noche. Yo estaré bien así que ve a descansar, peque.

Suspiré tranquilo tras oír su promesa, sinceramente me sorprendió que usara esa palabra, lo sabía desde que lo conocí, Reiji Azuma no hace promesas, fue una de las tantas y duras lecciones que tuve que aprender a su lado, sin embargo no comenté nada, no quería arruinar el momento, finalmente grato tras un buen rato, que ambos estábamos compartiendo, así que simplemente me limité a recargarme  suavemente contra su pecho ya que aun estaba entre sus brazos, mi corazón latía suave y constante, como si estuviese tranquilo después de una tormenta, por un momento dudé, como siempre, ¿Estaba tranquilo o más bien resignado?, volví a suspirar pensando en todo y sonreí suave, no, estaba tranquilo, la etapa de resignación había quedado atrás, si bien no demasiado atrás, si en algún sitio del pasado cercano. Reí un poco por sus palabras -¿Enserio? ya me conoces no me gusta estar encerrado demasiado tiempo, aunque jamás pensé que me iba a pasar algo como eso, en parte me da curiosidad volver a ir, en parte no, supongo que simplemente he estado con la mente demasiado ocupada y me dejé llevar por los recuerdos y las sensaciones- le comenté y de mis labios salió un suspiro suave de satisfacción por el pequeño masaje que estaba recibiendo.

Cerré los ojos y medité un poco su pregunta, sonreí, sabia aunque no estaba viendo que Reiji me miraba buscando leer en mi rostro algún atisbo de las múltiples cosas que oculto, sin embargo me mantuve tranquilo y con una sonrisa tenue en los labios, relajada -De un lado a otro como siempre, estuve buscando una motocicleta nueva con una muy buena amiga mía, una menos llamativa pero del mismo color, roja, aunque creo que al final la que me gustó es igual de llamativa y costosa- reí suave, no puedo resistirme a ciertas cosas -Pero no me importa realmente, es uno de los pocos gustos que me permito darme libremente- le comenté y me moví un poco aun sin abrir los ojos solo buscando un poco de reacomodo -¿Qué más? púes he hablado con Sedras un par de ocasiones, trabajo en el bar las noches como siempre y pues nada, he conocido personas… interesantes por decirlo de alguna manera- suspiré un poco y reí -Sabes siento que después de esto nada volverá a ser lo mismo, las cosas entre tú y yo ya no podrán ser igual, en parte se siente extraño, pero es la verdad y a veces lo mejor es enfrentarlo- De hecho era algo que hasta cierto punto me hacía sentir triste e incomodo, tenía una sensación de que simplemente ya no íbamos a poder hablar tan confiadamente como antes lo hacíamos, había demasiado en juego, fue como si a pesar de habernos acercado más también se hubiese formado entre nosotros una gran brecha que jamás se iba a cerrar, podría decir que hasta cierto punto dolía un poco sentirlo así.

Me giré para apartarme de él y mirarlo con una sonrisa -Estas en mi departamento ¿Y tan pronto ya te quieres deshacer de mi?- le dije juguetonamente retomando mi lugar de antes -Deberías comer vegetales eso es alimentarse bien sabes, pero en fin, tranquilo realmente no me siento cansado además siento que si me voy a dormir en este momento tu aprovecharas para huir y no puedo permitirlo, así que tomate el tiempo que quieras, no me dormiré hasta que tu lo hayas hecho primero y créeme me daré cuenta si finges soy un experto en eso, mi hermana lo hacía todo el tiempo y Stellar también así que no te funcionará- le dije mientras tomaba otro trozo de la pizza y lo llevaba a mi boca para morderlo, de nuevo se me había abierto el apetito.